EXPLORACIÓN
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Dentro. |
EXPLORACIÓN
Con la primera luz contemplo el sueño de las formas. Muestro un gesto de asombro. De nuevo exploro deshabitados itinerarios que conducen hacia ninguna parte. El laberinto tiene algo de humedal, de vida líquida renovada y cambiante.
Aquí se está bien. A cada paso siento el rumor cercano de la pertenencia. El laberinto es mío; soy su interior.
(De Cuentos diminutos)
Muy sugerente. El lenguaje se ciñe con precisión al contenido y a la longitud del texto. Está claro que te mueves bien en las distancias cortas. :) Saludos.
ResponderEliminarGracias, Gloria, me gusta lo lacónico, ese decir escueto de lo esencial que ofrece cortesía con el lector; pero solo en algunas parcelas de mi escritura. En la edición crítica me gusta argumentar con la paciencia de lo necesario. Así que ando en distancias dispares, pero ando, que es lo importante. Un gran abrazo por tu cercanía.
EliminarMe ha gustado mucho ese Cuento Diminuto. No soy entendida en letras como para analizar el texto. Pero lo más importante para mi es que me ha gustado.
ResponderEliminarLa sensación personal querida Begoña, obvia cualquier análisis; lo importante de un texto literario es que encuentre una buena acogida en el lector. Así que muy agradecido por tu lectura.Abrazos.
EliminarHay mucha flecha certera en este cuento. Es tan extrordinaria la brevedad, ese sol de la palabra que celebras notablemente. "Aquí se está bien", claro que sí.
ResponderEliminarGracias por el respiro
Gracias a ti por estar también en ese tiempo sombrío que asola tu hermoso país. Un fuerte abrazo solidario. Y un poco de esperanza.
EliminarPoder estar a gusto consigo mismo en ese laberinto interior es lo mejor que puede pasarle a un ser humano, a partir de ahí, todo.
ResponderEliminarUn abrazo, José Luis
Qué certeza más asumible, querida Myriam. Un fuerte abrazo y la esperanza de ese estar coherente y feliz en cualquier laberinto. Besos.
EliminarCon el laberinto en tu interior, puedes desenredar todos los hilos, como lo haces. Abrazos.
ResponderEliminarYo no estoy tan seguro, María, y tampoco sé muy bien si quiero salir del laberinto hasta un afuera desapacible. Un gran abrazo y lo pienso.
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