Novedades de Ediciones Liliputienses (Un regalo de José María Cumbreño) |
MAPA POÉTICO DE LILIPUT
Todo encuentro es el relato de una confirmación y el manifiesto
vitalista de nuevas incertidumbres. Así que tenía ganas de coincidir sin horarios con José María Cumbreño, poeta, impulsor de Ediciones Liliputienses y
persistente convocante de “Centrifugados”, encuentro anual de literatura
periférica (aunque el término es aleatorio y nunca se sabe dónde está el centro
y dónde las afueras, porque con permiso de Jaime Gil de Biedma y de Pablo
García Casado “estar en las afueras también es estar dentro”).
Un viaje personal a Cáceres para participar en la Feria del Libro de Trujillo me
concedió la oportunidad de la cita pactada y una tarde de amistad y poesía que
paso a describir sin más esgrimas caligráficas que la gratitud y el afecto.
Tras el paseo urbano por la ciudad y su casco antiguo, con despliegue de
historia y vida, el poeta sacó de la chistera de la generosidad más de una
decena de libros de poesía que puso en mis manos con la sonrisa de quien dice:
disfruta sin más. Y mi silencio perplejo fue sumando datos de ediciones recientes
y aprendiendo la orografía lírica de Liliput. Está llena de vértices y
núcleos porque José María Cumbreño se ha
propuesto saltar al otro lado del castellano para unir en su editorial autores
relevantes como Eduardo Chirinos, Marcelo Díaz u Omar Pimienta, con casi recién llegados como Daiana Henderson o Valeria Román Marroquín que todavía no cumple los veinte años. Son salidas no reductivas; en la cartografía liliputiense también hay plaza para realidades de nuestro entorno, como Juan Carlos Mestre, Elías Moro, Pablo Fidalgo Lareo o Miriam Reyes. Títulos y
autores que dieron para una jugosa conversación sobre el panorama creador y sus líneas de fuerza, mientras se calentaba la cerveza y se
quedaba frío el té con limón.
José María Cumbreño tiene una percepción profunda
del momento literario actual; sabe seleccionar aperturas, derivaciones y
descubrimientos sin la imposición de un restrictivo canon estético. Los que están son y escriben.
Solo me queda ahora ir conociendo estas novedades con el gesto tenaz del lector que busca ángulos abiertos. Y lo haré. Ya despliego sobre mi mesa de trabajo la claridad festiva del verano, un resplandor de tinta.
Muchísimas gracias a ti, José Luis, por una tarde estupenda. No todos los días tiene uno la suerte de estar con un maestro como tú. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias José María, no me sentí maestro en absoluto, sino un invitado a la complicidad que aprendió mucho del laberinto urbano y de ese otro laberinto que es la literatura. Adela disfrutó de tu hospitalidad y solo queda seguir cerquita en la amistad y en los libros. Nos vemos.
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