Paso a paso, la vida Antonio del Camino LF Ediciones Béjar, Salamanca, 2017 |
MAPA BIOGRÁFICO
La existencia es el campo de pruebas de lo contingente. Sus recorridos
se definen al paso y trazan un discurso sobre una línea provisional y cautelosa
que obliga al sujeto a una sostenida introspección. Nace así la poesía
meditativa como firme voluntad de exploración De esta senda de
la conciencia individual se nutre Paso a
paso la vida, décimo segundo poemario de Antonio del Camino (Talavera de la
Reina, Toledo, 1955).
En su atinada nota de solapa el poeta y aforista Elías Moro verbaliza
algunas cualidades del habla poética de Antonio del Camino. Identifica como
rasgos de su quehacer el sabio manejo de la disciplina formal, su conocimiento
del andamiaje clásico y la equidistancia entre emoción y pensamiento al sondear
la intemperie discursiva de la temporalidad.
El poeta tiene claro su lugar en el
territorio del lenguaje. No duda en abrir su libro con una poética aseverativa.
Lejos de la lírica encriptada y de la construcción babélica esgrime una voz
humanista y racional desde el singular de la primera persona: “ Escribir con la
sobria belleza del olivo, / con esa claridad que nos regala / el sol cuando
amanece, / con la granada fuerza de la espiga, / lejos de pirotecnias y
artificios “.
Con esa sencillez natural de casa sosegada se va definiendo en el río
argumental los trazos personales de un sujeto moral y las turbaciones de su
discurrir existencial.con la estela de apuntes que contienen “huellas, voces y memoria / de aquel que
conmigo va”. Son parcos detalles que iluminan las oquedades del presente y
actualizan los escenarios de la memoria. El poeta es una identidad en diálogo
con las sucesivas mutaciones del ser y con los ecos de un lenguaje que
reconstruye su permanencia en el tiempo.
En ese afán de lo diario están
los lugares que han puesto a resguardo las secuencias biográficas que aportaron
los paréntesis vitales. Los días de infancia están enlazados con itinerarios
por las calles de la ciudad de siempre que encuentran en los versos de “Mi
ciudad” un emotivo homenaje. Frente al marco solemne de una arquitectura única
y desplegada en la historia o frente al cosmopolitismo de las macrociudades
donde convergen mercados y turismo, está la ciudad propia, habitable y humilde,
hecha a la medida del hombre que hace de sus callejas un reducto sentimental.
En ese lugar del afecto cobran relieve esas presencias que copan la totalidad
ética del sujeto: el amor, la figura paterna o el horizonte discursivo de la
propia identidad conforman un patrimonio persuasivo que da sentido al ser.
En Paso a paso, la vida el
lenguaje deviene experiencia interior; las palabras conforman el frágil
argumento de sueños y trabajos que adquieren en el tiempo un itinerario
cumplido, que crean con su voz la incitación persuasiva del futuro lector.
Una vez más, querido José Luis, muchas gracias por tus generosas palabras y tu precisa disección de esas voces que me acompañan y que, osadamente, merced a la generosidad de los amigos, saco a la luz. Siempre agradecido.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias a ti, querido poeta, por hacer de las palabras una estación de llegada, un andén habitable. Y una enorme fortuna tu amistad. Feliz día
EliminarAdmiro, su visión. Y la fuerza que trasmite a lo,nuevo. Muy generoso.
ResponderEliminarMi visión es muy similar a la de otros lectores que se han acercado a la obra de Antonio del camino. En ella conviven con naturalidad experiencia biográfica y aporte cultural, y de esa mezcla nace una poesía emotiva y coloquial que merece ser conocida. Un fuerte abrazo.
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