La inquilina descalza Isabella Leardini Traducción de Juan Carlos Reche y Paola Patrizi Ediciones de la Isla de Siltolá, Poesía Sevilla, 2017 |
LOS ABRAZOS FRUSTRADOS
La
inquilina descalza se
inserta en el concepto de poesía amorosa pero su lírica no percibe el amor como
culminación del deseo y como habitable refugio sino como carencia y
sentimiento sin recorrido de vuelta. Así lo comenta en su pórtico Milo De Angelis: “El motivo conductor de este libro –excelente debut de una joven poeta- es el amor no correspondido; es más,
ni siquiera percibido por el otro, mantenido en secreto en un espacio de
inquietud y fantasía, en una maraña de citas solitarias y paseos nocturnos”. Su
autora Isabella Leardini (Rímini, 1978) consiguió con esta colección de poemas
el Premio Montale en la sección de inéditos y la propuesta fue publicada dos años
después en la editorial Niebo-la vita felice. Desde entonces ha conseguido
vender cuatro ediciones y estos poemas han propiciado la inclusión en varias antologías italianas y extranjeras. Con el amparo de esa benevolencia
singular ante una primera salida, nos adentramos en el epitelio de una
poesía que retorna a uno de los núcleos
de la extensa tradición cultural: el amor.
En poesía la calidad no está en la
invención de rupturas radicales sino en el aporte renovado, en la mirada de los que supieron
imaginar los lugares de siempre con paisajes nuevos. A primera vista, el
utillaje verbal de Isabella Leonardi se decanta por una dicción llana que da
continuidad a un realismo figurativo. Deja sitio a lo enunciativo y a la
sugerencia: “Mi cuerpo abandonado en la cama / al terminar las estaciones / se
me sube al estómago, / donde todo nace y se consume, / donde acecha cual
tormenta el llanto / y nadie atiende a lo necesario”. Son versos que argumentan
la continuidad de un legado romántico e impulsan la construcción de un protagonista
verbal desde la proximidad. La existencia diaria muestra su centralidad, hace
visible desde una argumentación lógica su superficie emotiva. El poema lírico
medita sobre la conciencia individual y avanza con pasos sosegados por una
cartografía sentimental donde el deseo gira sobre sí mismo, prodigando
inquietud y desconcierto.
Los argumentos del poema enaltecen la
soledad de quien pasa con un misterio entre las manos que nadie
conoce. EL sujeto asiste a una representación privada donde el escenario está
habitado por un único personaje. Sin embargo el yo mantiene su esperanza,
tiende puentes cansados para otras tentativas y nunca acata su derrota: “Una
trama de retornos ha unido / mis ganas de no reír esta noche / y el amarte
siempre / con antelación o retraso”
Comentaba al inicio el
acuerdo del público con esta amanecida de Isabella Leardini. Las claves del
mérito poético de la inquilina descalza está
en el trazo limpio de una historia cuidadosamente construida, en el empleo de
un registro hablado abierto a la experiencia y en esa estela de quien se sitúa
con humildad en el centro del poema a ras de tierra mientras soporta el frío de
un abrazo frustrado.
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