miércoles, 3 de octubre de 2018

PIEDRA CALIZA

Preguntas de nubes
(Las Cogotas, Ávila)
Fotografía de
Rubén Sánchez Santana




                         PIEDRA CALIZA

                                 (Epitafios)


                                           He soñado
 con la realidad. 
Con qué alivio me he despertado.                                                                                                             STANISLAW  J.  LEC


La muerte no  es nada,
cuando existimos ella no existe
y cuando aparece, nosotros desaparecemos.

                                                                          EPICURO
                                   I

En su artesana construcción del silencio,
la muerte no reconoce
ninguna otra verdad.

            II

Otra noche.
Sobre mí  prosigue su labor
la luna quieta.
Carezco de otra luz.

            III

Queda mi nombre
y la serenidad de este paisaje
que no sabe quien fui.

            IV

Agudizo mi vocación fantasma.
Miro sin comprender
y reclamo razones para estar en la nada.
No hay respuestas;
la pureza del aire
habita el desamparo.

            V

Un manto de raíces y una brizna de sol,
pero las formas se han desvanecido
en el escaso jugo de una tierra estéril.
Estoy con otras sombras y nos une
la mansa convivencia,
el aire de familia
de los que nada piden al futuro.

                       VI

Vuelven los ecos y dibujan mapas,
un recorrido de memoria y sueño
que convierte al que fui
en terco pasajero accidental
de otra ruta
que ya no identifico.
El pasado se puebla
de restos arqueológicos.

VII

Ahora vivo debajo,
con vocación de sima.
A tientas me desplazo
sin que se marquen huellas
ni dejen una imagen
los lugares de paso.
Nada sucede aquí;
nada sucede.

          VIII

Callé.
Después de todo,
cobijo la pereza.
En el silencio nadie;
un estar sin contornos que tantea
 y vela con desgana
el transcurrir del tiempo.

               IX

Camino dentro
de un dédalo de calles
tras un rastro invisible.
Prosigue la deriva;
es terca voluntad
que empuja hacia otra parte.

En un reloj sin tiempo,
ensordecido
busco un lugar
para empezar de nuevo.

                X

Epitafios;
un triste empeño en seguir hablando
cuando  ya consumí
mi turno de palabra.

            XI

Nadie fractura aquí
las voces del recuerdo.
Acuden resignadas
a que yo les conceda
senda abierta y sentido.

Inútil confianza.
Soy también espejismo,
el manso dinosaurio
que duerme en otro sueño.

      (De Ninguna parte, Sevilla, 2015)



2 comentarios:

  1. Muy buenos aunque ahora no estoy para hablar de ellos.

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    1. Los epitafios son para alejar silencios querida Tracy; espero que todo vaya bien y lo dicho, una alegría tu regreso otoñal.

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