Hommage à Rafael Alberti
(1902-1999)
Poésie, théâtre,Peinture
Gilles del Vecchio, Nuria Rodríguez Lázaro
Edición en francés y castellano de Orbis Tertius
Binges, Francia, 2019 |
IMAGEN DE RAFAEL ALBERTI
El volumen Hommage à Rafael Alberti es una edición
que aglutina enfoques críticos en castellano y francés en torno al celebrado
escritor andaluz. Ha sido coordinado por los profesores universitarios y
ensayistas Gilles del Vecchio y Nuria Rodríguez Lázaro y cuenta con el soporte
institucional del CELEC (Centro de Estudios sobre literaturas Extranjeras y
Comparadas) y de varias entidades docentes de España y Francia; por tanto tiene
un claro despliegue universitario, aunque sus investigaciones abren en el
espacio público del lector líneas de cercanía y estudio sobre una personalidad
universal.
La introducción repasa el
itinerario biográfico de Rafael Alberti, nacido el 16 de diciembre de 1902 en
Puerto de Santa María (Cádiz), a partir de los testimonios directos de La arboleda perdida (1942). Aquel
memorial autobiográfico recupera recuerdos infantiles y juveniles en el seno de
una familia burguesa, los estudios temporales en los jesuitas del puerto de
Santa María y su vocación inicial por la pintura, primero, y la poesía, después,
a partir de su larga convalecencia en la Sierra de Guadarrama para superar una
enfermedad pulmonar. La infancia perdura como un territorio epifánico; será
fuente de inspiración de los primeros libros, tan cuajados de nostalgias
marineras.
La voluntad creativa, siempre
expansiva y plural, facilita secciones críticas muy bifurcadas. Aparece el
poeta vanguardista que se afana en dar más recorrido a las sendas estéticas del
lenguaje y está el poeta cívico, comprometido, que se integra en el devenir
histórico de una etapa convulsa, con activismo incansable. Por eso, para
comprender la obra en su exacta dimensión es necesario aglutinar miradas en
torno a la poesía, el teatro y la pintura, pero también repasar el trayecto
biográfico en los distintos segmentos vitales. De ese repaso vivencial se ocupa
Luis García Montero en “Las huellas de Alberti”. El contacto personal con el
poeta y su sólido magisterio en la poesía de la experiencia permiten volver los
ojos a las raíces de su propia concepción estética; así perfila una lectura de
tradiciones y tejidos, de razones de aprendizaje que pusieron el suelo firme de
su propia voz. Queda intacto en este recuerdar la realidad vital tras el exilio
y la meditación histórica de su compromiso ideológico.
En el abanico de propuestas
indagatorias, Pedro Ruiz Pérez se ocupa de contextualizar la pertenencia
generacional al grupo del 27. El investigador cordobés evoca el homenaje a
Góngora en el Ateneo de Sevilla y la influencia del poeta clásico en la obra
albertiana en un doble momento: el neopopularismo tradicional y la búsqueda
vanguardista que impulsa una incisión exploratoria en el lenguaje poético.
Otras cuestiones apuntan más
al rincón del especialista. Así sucede con Federico Bravo, cuando indaga en
“los nombres de Alberti” la corporeidad de su poesía y su carácter material
frente a lo transcendente. El poema emplea el nombre propio como función
generativa, con lo que se convierte en una ampliación onomástica. Por su parte,
Elvezio Canonica sondea el naufragio de la infancia como umbral a la amanecida
del verbo, con lo cual la poesía encarna una irrupción enajenadora que suplanta
el pretérito y lo dota de una dimensión atemporal.
Un aspecto singular, la poesía
bélica de Rafael Alberti es tratado con acierto por Nuria Rodríguez Lázaro. La
ensayista extremeña entronca el contexto histórico y la noción de compromiso
cívico. Tal postura ante la escritura exige una voz implicada y directa que
potencia el mensaje, con riesgo de convertir el texto en panfleto
propagandístico. Así sucedió en escritores de uno y otro bando en la guerra
civil que difundieron estridencias agotadas por el consumo inmediato en la
trinchera. No sucedió lo mismo con composiciones de Pablo Neruda, César Vallejo
y Miguel Hernández, que han permanecido intactas en el tiempo, o con los poemas
albertianos reunidos en Capital de la
gloria que perduran como ejemplos de composiciones bélicas logradas desde
el punto de vista estético.
El sondeo al cauce lírico se
completa con el trabajo de Gilles del Vecchio, quien explora en francés la
lírica popular de Alberti, ejemplificada en “Mi corza”. No se trata de un mero
ejercicio de mimetismo sino de reactivar la lírica tradicional como expresión
del sentir colectivo y acoger sus situaciones vitales de manera sencilla y
aparentemente espontánea. Los libros iniciales de Alberti entroncan con el
legado de los cancioneros y el romance medieval castellano, aunque con voz más
estilizada y culta, cuidando que no se pierda la vibración emocional y su
calidad narrativa. Como señala el profesor Gilles del Vecchio la canción de
Alberti, aunque inspirada en el cancionero, introduce notable variantes y
cambia radicalmente el ambiente del poema, acrecentando su misterio y enigma,
creando un punto de convergencia entre vanguardia y poesía tradicional.
El propósito del volumen es
integrar facetas complementarias del escritor para moldear un legado estético
plural, con afinidades internas, que comparte contexto personal y obsesiones
temáticas. Así sucede con el teatro, estudiado en el volumen por Enmanuel Le Vagueresse,
quien centra el enfoque en las obras de urgencia emitidas por radio o
representadas por los milicianos durante el tiempo de guerra. Mientras que la
perspectiva de Dominique Bretón recupera las claves esenciales de “El hombre
deshabitado” una pieza escrita en 1930 que muestra la influencia directa de Sobre los ángeles en una reencarnación
alegórica. Como comenta en una entrevista el mismo Alberti, se trata de
“sacudir un poco la escena. Crear sensualmente un mundo de sentidos, instintos
y pasiones, procurando darle realidad más profunda, sin caer en el realismo
habitual de nuestro teatro”.
Casi paradigmática, la bulimia
cultural de Rafael Alberti aporta teselas estéticas a la pintura, la
iconografía y la música y hace de su amistad con creadores y artistas una forma
de conocimiento. Así sucede con su complicidad con Pablo Picasso, cuyo
recorrido es trazado por Juan Carlos Baeza Soto, mientras que Benédicte Mathios traza su perspectiva
crítica en la conexión entre imagen y texto y Philippe Merlo-Morat recorre los
cuadromusicopoemas de Alberti como aportes de intertextualidad.
Clausuran el cruce crítico dos
acercamientos relacionados con el amanecer lírico de Alberti. Rafael Morales
Barba recorre el simbolismo semántico de la luna en los libros iniciales y
Marie-Claire Zimmermann hace su trabajo indagatorio en los poemas de Marinero en tierra (1925), carta de
presentación que muchos siguen considerando el hito clave de la trayectoria.
Los análisis integrados en Hommage à Rafael Alberti redactan un manual de conocimiento sobre la
peripecia biográfica y creadora del poeta andaluz. Proyectan las comunicaciones
internas que entrelazan sus sendas en la poesía, el teatro y la pintura. Nos
recuerdan, veinte años después de su muerte, que Alberti personifica, más allá
del emotivo territorio de lo elegíaco, una insólita contribución polifónica al
espacio coral del siglo XX.
José Luis Morante
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