martes, 29 de noviembre de 2022

CUARENTENAS Y ENSIMISMAMIENTOS

Madrid, otoño y grises
Fotografía de
Rosa María Hernández Costa

 

CUARENTENAS Y ENSIMISMAMIENTOS

 

Tras un trimestre de insólita actividad literaria, la realidad establece con precisa exactitud sus cuarentenas y ensimismamientos. En ello estoy mientras van pasando los días hacia dentro. El regreso a los hábitos de siempre será emotivo para la voluntad y el ánimo, para el sosiego de la lectura y de nuevos poemas: calle abierta. 

Hablo de ensimismamiento pero el concepto requiere matizaciones; he podido disfrutar de otras actividades. Sucedáneos para cuando despierte de este sueño de ocres y vea que todavía la literatura sigue ahí, como un dinosaurio que percibe un cielo roto.

Debo callarme frente a los que escriben haikus en romance. El analfabetismo literario es muy visceral y nunca sabe a qué premio optar al día siguiente, si el Nobel o el Cervantes, el Reina Sofía o el Federico García Lorca.

Las confidencias hay que merecerlas; los que opacan el cristal no son destinatarios del intimismo, como esas presencias que se extraviaron en algún recodo de la amistad y nunca regresaron a casa.

Otros siguen considerando el insulto como una de las bellas artes. Y baten palmas frente al alba rosada de los exabruptos. Tal creencia dice mucho de su estado mental, de su empeño de viajar en barca por el mar de la Mancha y, claro y conciso, del enorme porvenir laboral que tiene la psiquiatría.


(Diario de ausencias)


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