La filtración de la luz Sihara Nuño Chamán Ediciones Colección Chamán ante el fuego Albacete, 2022 |
MOLDES DEL POEMA
Gestora cultural, librera, firma habitual de publicaciones digitales y autora
polivalente, Sihara Nuño (México, 1986) abre la propuesta poética de La filtración de la luz a las
incertidumbres del conocimiento lector mediante el prólogo “Dudario”. Es la investigación
en torno a las fuentes energéticas de la palabra y a su vértigo continuo; a la
necesidad de rescatar evidencias y desplegar una estructura argumental sobre la
inexplorada información genética de la poesía. Si la conciencia nos permite
trazar recorridos para indagar en las cuestiones básicas de cómo somos, qué
elementos nos conforman y cuál es su funcionamiento, hay que hacer posible que
nuestras reflexiones colonicen campos definidores de la personalidad completa
del yo y de la naturaleza en su conjunto. Hay que buscar en lo inaprensible
principios y leyes físicas, conocer, advertir, indagar, porque nada está
aislado y hay que adentrarse en sus claves a través del lenguaje, un embalaje nunca
exento del riesgo de la recusación y el enfoque subjetivo. El pensamiento emplaza
teorías e hilvana otras aportaciones. Las motivaciones de La filtración de la luz alzan propósitos que no quieren ser sino un
boceto de divulgación poética, aunque sean evidentes las relaciones
cualitativas con la ciencia. De este modo, las cavilaciones de Sihara Nuño
advierten en nota final: “la médula de este libro es la vida, la física y la
poesía”.
El avance escritural elige como disposición orgánica del conjunto una
subdivisión en tramos, cuyos títulos parecen desbordar los núcleos del
territorio literario para acoger contenidos conceptuales de la física,
concretamente para protagonizar un sugerente “juego intertextual” con el libro Seis piezas fáciles de Richard P.
Feynman. Es uno de los físicos más notables del siglo XX y en sus
investigaciones sobresale la elaboración de los diagramas homónimos, una forma
intuitiva de visualizar las interacciones de partículas atómicas en
electrodinámica cuántica mediante aproximaciones gráficas en el tiempo. Por
ellas recibió el Premio Nobel de Física en el año 1965, por sus contribuciones
al desarrollo y aplicación de la electrodinámica cuántica.
La dicción poética se volatiza para integrar en su punto de mira el
lenguaje científico y los relieves conceptuales de la introspección. Si durante
siglos, la poesía ha sido uncida a la evanescencia con las aleatorias
coordenadas de la inspiración, ese arrebato sutil que da lugar a un vuelo místico que trasciende
la propia intimidad del poeta para trasportarlo a otra dimensión de la
identidad, la ciencia define una estela de precisión que forma parte del
conocimiento. Ambas disciplinas forman parte de un saber complementario; su cercanía
adquiere en el quehacer literario de Sihara Nuño un puente integrador.
La poeta cree en las posibilidades de la cohabitación. Defiende que en
el pensamiento científico hay elementos líricos y, desde esas afinidades
electivas, construye vínculos para alumbrar un espacio reflexivo indivisible,
un juego interpretativo en el que la ciencia convence y la poesía conmueve. Ambas
olvidan las tradicionales convenciones genéricas como si la escritora hubiese
conseguido una aleación de palabras con una semántica nueva, como en aquel
hermoso aforismo de Kafka: “Una jaula fue en busca de un pájaro”. Se define así una fenomenología estética,
desde la reflexión fragmentada en la que se filtra una amplia variedad de
fenómenos físicos. Las explicaciones se hacen trazos y aproximan sus respuestas
al ensayo. El verso alienta aperturas, recorre otras dimensiones capaces de definir
una llanura intelectual, donde la poética nace desde el desconocimiento de las
cosas.
Las composiciones establecen una física básica, hecha de núcleos,
partículas y palabras. El binomio ciencia y poesía estudia procesos, conexiona
partículas de una realidad incomprendida y dinámica. La escritura realiza un
continuo trasvase de principios físicos como si la lírica necesitara, en su
inquietud, una estimulación de componentes verbales. Justo en ese trasvase se
percibe una interrelación de la física con otras ciencias como la biología y la
química.
Sihara Nuño empuja a reaprender; obliga
a la escritura a ser generadora de conocimiento; busca relaciones entre
realidad y experiencia, con criterios clarificadores y capaces de superar el
simple emerger sensible de las cosas. Se trata de “Socializar la ciencia a
través de la poesía. De este empeño de
clarificar el olor del espacio afloran las palabras, como embriones que
colonizan el centro de todo. En su quehacer buscan sensaciones, desdeñan el
todo pensado que pretende establecer el logos como columna, para crear un nuevo
discurso desde el pensamiento y la contemplación.
Sobrevive en la mirada poética de La filtración de la luz de Sihara Nuño
una necesidad de explorar fronteras y romper moldes. Así lo ratifica en el
epílogo Gustavo Ariel Schwartzl. Más allá de la soledad creadora está el
mestizaje de géneros, las exploraciones de las vanguardias, la necesidad de que
se enreden y articulen nuevas sendas expresivas. En La filtración de la luz toma cuerpo un estilo y una actitud. El
sosegado hablar del lenguaje tradicional se hace volátil para escribir desde el
prosaísmo de la indagación científica. Nace así un estilo propio, vinculado a la
observación y análisis de las infinitas páginas “escritas con la variación del
átomo” que sumirá a muchos lectores en la perplejidad
ante la contundente sintaxis científica. El poema se asoma al espejo para dar
voz a su razón de búsqueda: “Yo sueño con saber. / Con el sueño lúcido y
soportable. / Con una realidad utópica, con un pesimismo realista / que, pese a
la falta de esperanza, no deja de buscar la fórmula”.
JOSÉ LUIS MORANTE
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