MARÍA ZAMBRANO. MEMORIA DEL TIEMPO
(Exégesis, revista de la Universidad de Puerto Rico en Humacao)
(Cuadrivium, revista del Departamento de Español de la UPR en Humacao)
MONOGRÁFICO EN HOMENAJE A MARÍA ZAMBRANO
Segunda Época, Nº 4, Año 34, Otoño 2020-Primavera 2021
Número 15, Año 22, Otoño 2020-Primavera 2021
Desde los años veinte, la poesía estuvo muy presente en los desvelos de su
imaginación. La leña del verso es fuego y rescoldo, expresión inspiradora y
ámbito para sondear el sentido existencial. Alzó, desde sus imágenes aurorales una pared sustentadora, capaz de unir
poesía y pensamiento en el espacio insondable de la cosmovisión estética.
Como es sabido, el empeño de reunir el legado al completo comienza en 2011, coordinado por el filósofo, investigador y poeta Jesús Moreno Sanz, para la editorial Galaxia Gutenberg. Aquel año se publica el volumen III, que servirá de apertura a otras entregas de Obras completas, como el volumen VI, aparecido en 2014. En esta entrega se integran Poemas (1928-1990). La recuperación del material lírico la realiza, con excelente pórtico, Javier Sánchez Menéndez, en 2018 para La Isla de Siltolá. El editor contextualiza con certera incisión la masa gravitatoria que la lírica adquiere por su capacidad para fijar y dar savia al núcleo vivo del pensar filosófico. La poesía se entiende como potencia reveladora que expande el espacio acotado por la razón. Las consideraciones conforman una inmersión profunda que recorre una travesía donde resulta esencial la relación entre filosofía y poesía. El itinerario es un estar desvelado entre el pensamiento que pregunta y el magma poético que, en su “impasibilidad inoperante”, busca dentro y responde. Surge un ideario que tiene como impulso germinal la mística y sirve para adentrarse en la musicalidad del pensamiento, más allá del logos. Junto a la mística, es palpable la admiración por San Juan de la Cruz, Spinoza, Rilke y Lezama Lima, aunque la pensadora mantiene los inspiradores pilares filosóficos de Platón, Aristóteles, Kant, Spinoza, Nietzsche y la razón vital de Ortega y Gasset.
Como es sabido, el empeño de reunir el legado al completo comienza en 2011, coordinado por el filósofo, investigador y poeta Jesús Moreno Sanz, para la editorial Galaxia Gutenberg. Aquel año se publica el volumen III, que servirá de apertura a otras entregas de Obras completas, como el volumen VI, aparecido en 2014. En esta entrega se integran Poemas (1928-1990). La recuperación del material lírico la realiza, con excelente pórtico, Javier Sánchez Menéndez, en 2018 para La Isla de Siltolá. El editor contextualiza con certera incisión la masa gravitatoria que la lírica adquiere por su capacidad para fijar y dar savia al núcleo vivo del pensar filosófico. La poesía se entiende como potencia reveladora que expande el espacio acotado por la razón. Las consideraciones conforman una inmersión profunda que recorre una travesía donde resulta esencial la relación entre filosofía y poesía. El itinerario es un estar desvelado entre el pensamiento que pregunta y el magma poético que, en su “impasibilidad inoperante”, busca dentro y responde. Surge un ideario que tiene como impulso germinal la mística y sirve para adentrarse en la musicalidad del pensamiento, más allá del logos. Junto a la mística, es palpable la admiración por San Juan de la Cruz, Spinoza, Rilke y Lezama Lima, aunque la pensadora mantiene los inspiradores pilares filosóficos de Platón, Aristóteles, Kant, Spinoza, Nietzsche y la razón vital de Ortega y Gasset.
María Zambrano halla en la aurora el símbolo esencial de la recreación;
la fusión de la vida, más allá de la voluntad irruptora del poder humano. La
revelación poética se hace epicentro de todo su sistema reflexivo que, a partir de 1954, toma una palpable impronta ética y una mayor
poetización. Tal giro se percibe en los logrados frutos de los poemas líricos y
delirios, que apelan a la subconsciencia y al sentir.
La correspondencia de María Zambrano con escritores contemporáneos permite establecer una cartografía de afinidades e influencias. Aglutina nombres como Emilio Prados, Antonio Machado, León Felipe, Juan Ramón Jiménez o Miguel Hernández. A ellos se suman amistades tardías, pero esenciales, con José Ángel Valente y José Miguel Ullán; y dos relaciones básicas para su imaginación creadora: Louis Massignon y Henry Corbin.
La presencia de María Zambrano en el pensamiento contemporáneo ha impulsado investigaciones biográficas, incontables ediciones y complejas aproximaciones críticas para discernir claves. Es difícil, por tanto, sacar materiales nuevos que clarifiquen con nitidez la permanencia en el tiempo de su obra. Sobre este empeño se conforma el volumen extraordinario en el que se dan la mano las dos publicaciones de más larga existencia en el ámbito académico caribeño: Exégesis y Cuatrivium. Juntas dan voz a una compilación de trabajos que propicia un diálogo renacido y personal con la obra total. De ese diálogo se nutre el sumario, con un primer apartado de creación, en el que colaboran con poemas Inés María Guzmán, Mario Pérez Antolín, Pedro Sánchez Sanz, Roger Swanzy, que elige como estrategia expresiva una decena de aforismos encadenados, Gloria Díez y Soledad Álvarez, quien aporta una composición enunciativa que recupera secuencias biográficas de la pensadora en la Habana.
El dossier central de Exégesis suma trabajos en prosa de Ángeles Rivas, Rosa Mascarell Dauder, Isabel María Jimeno Benítez, quien ha resultado fundamental como editora invitada para la realización del monográfico y la gestión de los principales invitados del volumen, como experta en la pensadora, a quien ha dedicado una tesis doctoral sobre el pensamiento místico de la filósofa. La poeta, profesora e investigadora aporta también un escrito de celebración incluido en "Palabra inicial" y el ensayo "Como murmullo de paloma: La palabra que redime en María Zambrano". Corresponde, por tanto, hacer pública la enhorabuena por su papel protagonista esencial, elemento básico de esta entrega y un horizonte abierto para despejar dudas en los distintos hilvanes del pensamiento zambraniano. Otras colaboradoras son Alba Silva Cuesta, Mercedes Gómez Blesa –sin duda, una de las más atinadas especialistas en el legado de la pensadora-, Andreu Navarra, Rogelio Blanco, otro estudioso con magníficos sondeos críticos que inciden en la experiencia escritural del personaje, Igor Goienetxea, Basilio Belliard, Antolín Sánchez Cuervo, Mónica Manrique de Lara, quien recurre al género epistolar para establecer una senda apelativa, de complicidad afectiva y filosófica, con el humanismo heterodoxo integrado en el libro Claros del bosque. También diserta sobre la misma publicación Alinaluz Santiago Torres. Completan las colaboraciones María José Iglesias Suárez, Simona Langella, Olga Amarís Duarte, Rocío González Naranjo y Sonia Petisco, entre otros. Quiero destacar el hermoso cierre poético del magister invitado José Mármol. El excelente poeta integra en la coda del monográfico un conjunto de composiciones de amplio calado lírico.
La correspondencia de María Zambrano con escritores contemporáneos permite establecer una cartografía de afinidades e influencias. Aglutina nombres como Emilio Prados, Antonio Machado, León Felipe, Juan Ramón Jiménez o Miguel Hernández. A ellos se suman amistades tardías, pero esenciales, con José Ángel Valente y José Miguel Ullán; y dos relaciones básicas para su imaginación creadora: Louis Massignon y Henry Corbin.
La presencia de María Zambrano en el pensamiento contemporáneo ha impulsado investigaciones biográficas, incontables ediciones y complejas aproximaciones críticas para discernir claves. Es difícil, por tanto, sacar materiales nuevos que clarifiquen con nitidez la permanencia en el tiempo de su obra. Sobre este empeño se conforma el volumen extraordinario en el que se dan la mano las dos publicaciones de más larga existencia en el ámbito académico caribeño: Exégesis y Cuatrivium. Juntas dan voz a una compilación de trabajos que propicia un diálogo renacido y personal con la obra total. De ese diálogo se nutre el sumario, con un primer apartado de creación, en el que colaboran con poemas Inés María Guzmán, Mario Pérez Antolín, Pedro Sánchez Sanz, Roger Swanzy, que elige como estrategia expresiva una decena de aforismos encadenados, Gloria Díez y Soledad Álvarez, quien aporta una composición enunciativa que recupera secuencias biográficas de la pensadora en la Habana.
El dossier central de Exégesis suma trabajos en prosa de Ángeles Rivas, Rosa Mascarell Dauder, Isabel María Jimeno Benítez, quien ha resultado fundamental como editora invitada para la realización del monográfico y la gestión de los principales invitados del volumen, como experta en la pensadora, a quien ha dedicado una tesis doctoral sobre el pensamiento místico de la filósofa. La poeta, profesora e investigadora aporta también un escrito de celebración incluido en "Palabra inicial" y el ensayo "Como murmullo de paloma: La palabra que redime en María Zambrano". Corresponde, por tanto, hacer pública la enhorabuena por su papel protagonista esencial, elemento básico de esta entrega y un horizonte abierto para despejar dudas en los distintos hilvanes del pensamiento zambraniano. Otras colaboradoras son Alba Silva Cuesta, Mercedes Gómez Blesa –sin duda, una de las más atinadas especialistas en el legado de la pensadora-, Andreu Navarra, Rogelio Blanco, otro estudioso con magníficos sondeos críticos que inciden en la experiencia escritural del personaje, Igor Goienetxea, Basilio Belliard, Antolín Sánchez Cuervo, Mónica Manrique de Lara, quien recurre al género epistolar para establecer una senda apelativa, de complicidad afectiva y filosófica, con el humanismo heterodoxo integrado en el libro Claros del bosque. También diserta sobre la misma publicación Alinaluz Santiago Torres. Completan las colaboraciones María José Iglesias Suárez, Simona Langella, Olga Amarís Duarte, Rocío González Naranjo y Sonia Petisco, entre otros. Quiero destacar el hermoso cierre poético del magister invitado José Mármol. El excelente poeta integra en la coda del monográfico un conjunto de composiciones de amplio calado lírico.
Para María Zambrano “escribir es defender la soledad en la que se está”
y “descubrir el secreto y comunicarlo”. Como escribiera Antonio Colinas, “el viaje hacia la soledad no es, en el fondo, sino un viaje hacia uno
mismo, hacia una interiorización muy profunda”. Con ánimo fuerte, la escritora consigue una
abstracción cristalina de su pensamiento, un entrelazado entre conocimiento
filosófico y cauce poético; ambos son frutos de una sensibilidad luminosa,
precisa, capaz de trascender la realidad para indagar en los aspectos
esenciales de la existencia.
Los miradores del monográfico exploran la compleja personalidad a contracorriente y los ejes más importantes
de su pensamiento que así adquiere unidad y un correcto perfil intelectual. Son las modulaciones de una voluntad fuerte, capaz de crear una
sensibilidad hacia dentro, un refugio interior para preservar su misterio
encendido, universal. Orillas entre la sincera voz de la escritura y el cauce del sentir existencial.
JOSÉ LUIS MORANTE
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