martes, 13 de diciembre de 2022

CARMEN CASTEJÓN CABECEIRA. SALVAR EL DERRUMBE.

Salvar el derrumbe
Carmen Castejón Cabeceira
Prólogo de Isabel Montero Garrido
Editorial Nuevos Ekkos
Madrid, 2022

 

CALLAR LA HERIDA

 

   No conozco en persona a Carmen Castejón Cabeceira (Pontevedra, 1964). La tarde que presentó su libro en Madrid no fue posible el encuentro porque yo presentaba un evento literario en otra ciudad. Pero las redes sociales ha creado el sólido espejismo de que nos conocemos desde hace mucho tiempo, exactamente desde que enlazó su generosidad lectora a las entradas del blog literario “Puentes de papel” y a sus continuos comentarios de afinidad y apoyo. Así que tengo la sensación de que nuestras sendas personales y literarias son antiguas y tienen una raíz fuerte.
   La sencillez, escepticismo y generosidad expansiva de Carmen Castejón Cabeceira, poeta y narradora son conocidas por las publicaciones Poesía hacia la luz (1993), Latidos tras las rejas (1994), La decepción se pinta (2008) y Mi voz en crisis (2012), un legado al que suma ahora, una década después, Salvar el derrumbe, en cuyo quehacer maduro la poeta advierte “una marcada diferencia formal y estética”.
    El conjunto de poemas, editado con gusto en la colección de poesía y narrativa “la palabra inquieta”, que dirige la poeta Asunción Caballero, se enriquece con una introducción de Isabel Montero Garrido. La poeta advierte de entrada sobre la presencia primordial de dos sustantivos definidores: mujer y  tierra. Se trata de dos vértices generadores que encuentran expresión en una poesía breve, directa, “No exenta de erotismo y atrevimiento”, emotiva, sin afeites ni trucos literarios; una poesía confesional, que comparte la cartografía de la piel, con textura  reflexiva en torno al largo recorrido vital y dispuesta a “comprender el mundo y el porqué del derrumbe”.
   Los versos de Carmen Castejón Cabeceira despliegan cuatro tramos desde la convivencia expresiva del castellano y el gallego. El primero “Soliloquio”, con hermosa cita de Paul Celan, nos recuerda que somos una presencia maleable y en construcción continua; el pasado es material inerte y conviene caminar limpios, con la desnudez de aquellos que alzan su vacío en la intemperie: “Sobre las propias ruinas / se alza y tiene su esperanza el poema”. Desde ese despliegue de la voluntad de ser se alimenta el poema bilingüe “Salvar el derrumbe” donde se hace fuerte la búsqueda palpable de la luz, el esfuerzo por sondear sombras y honduras. El yo poemático deja un espacio para sí. Necesita esperanza y aceptación, debe quebrar el estatismo y reclama su derecho al error y a desbrozar senderos de peligro y riesgo. Las composiciones actúan como crónica de un tiempo manifiestamente mejorable, que se agarra al vacío o se asoma con los ojos cerrados a un futuro impreciso que narcotiza la esperanza.
  El nihilismo de Cioran sirve de pórtico al segundo tramo, “Intermitencias”. Esa aparente indagación del yo amplía su enfoque al entorno. Alumbra un viaje aleatorio hacia el otro que busca brújula en los sentimientos y en el deseo. Las palabras condensan erotismo y canto celebratorio, el pulso táctil de la sensación:” Herirse puede hacerse una costumbre / que se acomoda en casa / y luego no hay manera de barrerla hacia fuera. / Circunscrito el silencio en nuestro cuarto / los cuerpos se han girado por la espalda / y la noche de gestos indelebles, / trascurre como piedra sin roces en los dedos, / sin sentirse la sangre de raíz. “.
   Apoyado en la claridad expresiva y luminosa de Ana Blandiana, el apartado último “De los ruidos del mundo” persiste en acomodar las palabras a esa situación de crisis existencial que aflora en cada amanecida, nos empeñamos es desnacer, en aceptar que somos protagonistas de un tránsito efímero y que el hábitat diario está lleno de contradicciones. La poeta no duda en juzgar con mirada crítica la insensibilidad colectiva ante lacras de nuestro tiempo como los movimientos migratorios por el Mediterráneo, ese mar de fauces abiertas, que se devora a sus hijos en el largo camino a la esperanza. O los éxodos que crean guerras, catástrofes naturales, las heridas abiertas de la memoria histórica, o los desequilibrios económicos cada vez más acentuados.
   Salvar el derrumbe busca el destello leve de un instante de luz, ese lugar donde la esperanza advierte un horizonte al que asomarse para cobijar palabras y sueños. Más allá de la rabia y la decepción, más lejos de la erosión pactada de los cuerpos y las múltiples aristas de lo cotidiano, la poesía es terapia, sostiene los cimientos de la casa en ruinas, deja en manos del tiempo un equilibrio súbito, esa materia frágil que invita a construir.
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 



 
 

2 comentarios:

  1. Has captado con precisión los poemas que se recopilan bajo el título "Salvar el derrumbe" de nuestra amiga Carmen Castejón.
    En mi caso, como en el de muchos bloggeros y lectores de poesia, tambien conocí a Carmen y a su voz poética a través de estas ventanas y, más tarde, en Redes Sociales, hasta que los Encuentros de poetas nos dió la posibilidad de conocernos personalmente y abrazarnos.
    Desde que tuve la posibilidad de seleccionar a poetas para la colección de poesía de la editorial Nuevos Ekkos, tuve claro que ella sería una de mis autoras, y es una gran satisfacción haber conseguido publicar este libro que hoy magníficamente reseñas.
    Gracias por darle cabida en tu página, gracias por tu cercanía y recibe un abrazo.

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    1. Qué alegría tu reflexión, querida poeta, y qué fortuna este acercamiento a la palabra y el poema en este espacio digital. Somos muchos los que vamos buscando lugares de encuentro y espacios para convivir en la poesía. Es una tarea hermosa, como tu colección de poesía a la que deseo los mejores éxitos. Carmen es entrañable, de esa gente que sale al día cargada de afecto, así que muy feliz por reseñar su libro. Fuerte abrazo.

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