miércoles, 1 de febrero de 2023

PUBLILIO SIRO. SENTENCIAS

Sentencias
Publilio Siro
Introducción de Javier Recas
Edición y revisión de José Luis Trullo
Traducción de Francisco Navarro y Calvo
Cypress Cultura
Sevilla, 2022

 

EL SABER ÚTIL

  
 
    En el andamiaje teórico del aforismo, como estrategía expresiva que vive una época de esplendor, Javier Recas (Madrid, 1961), Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, pintor, coordinador de ediciones críticas y ensayista, se define como un pilar central. Su talante investigador sobre el legado sentencioso conecta con el mundo clásico, las grandes figuras del pensamiento occidental y con hitos de la literatura breve, desde Marco Antonio a Mark Twain; en suma, una certera travesía de investigaciones. El humanista y filósofo mantiene una consolidada trayectoria que integra las entregas Hacia una hermenéutica crítica (2006), Meditaciones de Marco Aurelio (2011), Relámpagos de lucidez. El arte del aforismo (2014), Una grácil y aguda miniatura (2020) y la edición Encuentros y extravíos. Aforismos de Mark Twain (2020). Son trabajos con una perspectiva ecléctica. Postulan un cúmulo interpretativo en torno al enunciado lacónico, como un despliegue de contenido sustentado en la erudición y en el conocimiento del entorno histórico.
   Por su interés histórico y literario, Javier Recas impulsa la edición de Sentencias de Publilio Sirio, un personaje tal vez nacido en Antioquía (Siria) hacia el año 85 A.C. Esclavo en su juventud, logró pronto emanciparse como liberto por su inteligencia y condición natural. En Italia se hizo dramaturgo y en el año 46 fue llamado a Roma para participar en los juegos públicos celebrados para lucimiento y homenaje del emperador. Resultó vencedor con sus mimos y su fama sería recordada durante décadas. Apenas se conserva algún fragmento de su extensa obra; en cambio sí se han preservado las sentencias, breves, aleccionadoras y propicias a ser formuladas con frases de impacto, lo que propició la difusión y permanencia. Su aportación fue muy valorada en la tradición gnómica. Forjó una estela de admiradores en el tiempo como Séneca, Petronio, Aulio Galio, San Jerónimo y Erasmo de Rotterdam, editor de las sentencias de Publilio en 1514.
   El lúcido quehacer se resume en más de setecientos textos breves en los que sobresalen la textura poética y una relación natural con la condición moral. Las sentencias aspiran a la verdad desde la concisión y no contradicen muchos de los principios morales del cristianismo, lo que revalorizó el legado de esta escueta sabiduría sentenciosa. Como islas de sentido, las sentencias abordan “cuestiones relevantes para el ser humano”, esos ámbitos complejos en su definición como el honor, la muerte, la vida social, las virtudes, los papeles sociales… Fortalecidas por el legado filosófico griego y la oralidad de la sabiduría popular, nacen así las teselas verbales con un fuerte aporte didáctico y epitelio sapiencial, como testigos del pensamiento y la reflexión ética.
   Las argumentaciones de esta colecta paremiológica optan por la brevedad. No hay disertaciones, solo el propósito de acertar con una exposición inmediata y diáfana. La fuerza de los asuntos refrenda consejos y enlaza discursos éticos con admirable intensidad. El devenir lacónico se convierte en una estela de sabiduría en el tiempo, cuajada de precisión y belleza tonal: “Todos estamos igual de cerca de la muerte”, “Quien discute con un ebrio, lucha con un ausente”, “No nos pertenece lo que es objeto de nuestros deseos”, “El sabio es dueño de sus pasiones, el necio su esclavo”. Ya se ha comentado que Publilio Siro opta por recorrer caminos indagatorios de largo recorrido como el amor, la amistad, las pasiones y ese amplio abanico de actitudes que sale al encuentro en la vida social. Algunos asertos han envejecido con el tiempo, ya que se han superado condicionamientos y estereotipos que definían una sociedad jerarquizada y patriarcal; pero muchos aforismos mantienen en el azaroso tránsito del tiempo su horizonte de verdad y belleza, su desnudez expresiva como reflejo de un pensamiento que manifiesta altura de espíritu y necesidad de emparentar el ánimo conforme, ese abrazo necesario, sin discordia, entre conciencia y logos. 
 

JOSÉ LUIS MORANTE


 

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