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lunes, 14 de junio de 2021

XOSÉ BOLADO. UN PÁJARO TAN LIGERO

Un pájaro tan ligero
Xosé Bolado  (Antología)
Edición, selección, versión al asturiano y notas
de Esther Muntañola
Bartleby editores, edición bilingüe
Madrid, 2021

LA VOZ DEL TIEMPO

 

   El jueves 20 de mayo concluía el trayecto biográfico de Xosé Bolado (Oviedo 1946, Madrid 2021), profesor licenciado en Filología Románica, escritor en castellano y asturiano, coordinador de la revista Lliteratura, impulsor de la colección Deva de poesía en el Ateneo Obrero de Gijón e incansable investigador del cauce cultural como ensayista y Académico de la Llingua, desde hace más de tres décadas. Pocos días después -sin asimilar la dolorosa atardecida y aturdidos por la inesperada despedida, quienes gozamos de su amistad, con la fuerza intacta de su generosidad y sereno estar en lo cotidiano- arranca vuelo Un pájaro tan ligero, balance preparado por la poeta, editora y responsable de la traducción Esther Muntañola, quien compartió años de amistad con Bolado en la tertulia madrileña, donde fueron presencias fijas y remansos de intimismo Herme G. Donis, José Javier González y Berta Piñán.
   En el prólogo se hace notar el conocimiento directo y la fijación de una perspectiva de complicidad en la experiencia de ser. Los apuntes de Esther Muntañola, como se percibe en este fragmento, tienen un teclado lírico de gratísima lectura: “La poesía de Xosé Bolado se acrisola en el lugar que genera la intemperie, se destila en la frontera del aire, en el límite entre lo conocido y su desdoblamiento simbólico. Se convierte en refugio atemporal para la conciencia, acumulando una sabiduría arcana y mansa”. La introducción explora un concepto nuclear del físico alemán Rudolf Emmanuel Clausius, según el cual el universo está sometido de continuo a la entropía, un proceso de desgaste, de caos y desorden que afecta al fluir de la materia. De este modo, la existencia es una lucha contra esa destrucción natural e inevitable, un ejercicio de resistencia al paso en el que resuena, con lucidez inquieta, el laboreo de la memoria para recuperar secuencias acogidas y cristalizadas entre las palabras.
   Así ve la luz una senda poética que dota de estrategias verbales al moroso aprendizaje de ser y a la búsqueda de un equilibrio estable, frente a un entorno cambiante y frágil. El rescate de la voz del tiempo se reafirma como amanecida del entorno diario; en él, la poesía se afana en completar los pasos de un recorrido circular hacia sí misma, preservando presencias sensoriales, vidas y sueños.
   Se elige el criterio cronológico para hilvanar el balance; por tanto, abren lectura las composiciones de Línea imperceptible al temor (1988), que añaden a la selección original de Deva dos poemas nuevos, “Siento el silencio del cristal” y  “Acaso escribes desde la semilla”. En esta entrega auroral,  la semántica de la elegía suena con un poso melancólico y se convierte en núcleo reflexivo. Nomade fue publicado en 1991 en la colección Quaderni della valle, con dirección y traducción de Emilio Coco, responsable también de la hermosa Antologia poetica (2005) y de su versión al italiano. El protagonista de los escuetos textos integrados escucha el paso transitorio de los sentimientos, esa vida tenue que aleja la belleza para convertirla en pura abstracción. En Conjura contra la decadencia (2002) la escritura se hace senda y cobija un paisaje de pérdidas y encuentros, de despojamiento en cuyo vacío sopla fuerte el viento del noreste. Los poemas integran indistintamente elementos oníricos y recuerdos fragmentados, componiendo una escenografía de restos ajados por la intemperie, bajo una luz grisácea.
   En 2006 se incorpora al trayecto La estación de los relevos. En la entrega hay un invisible tono metaliterario que delimita preguntas e intuiciones sobre la anatomía de la escritura desde el espíritu romántico. El yo lírico enlaza su voz con las palabras blancas del intimismo. Quien percibe, escucha al otro para conocerse a sí mismo y recorrer las claras habitaciones de una casa abierta, cuajada de elementos de la educación sentimental y de presencias imborrables como la madre.
   De este carácter introspectivo participan también las composiciones de La buena intención, cuya primera edición en Impronta se fecha en 2012. El libro persevera en la pupila del recuerdo, transciende el presente para recuperar instantáneas dormidas en el pretérito que es siempre arcón abierto, subjetivo y protegido por un fuerte epitelio emocional. El poema en prosa añade a los textos una clara dimensión enunciativa, como si compusieran pequeños relatos que hilvanan los trazos de una época sombría. En este libro se integra el poema “Un pájaro tan ligero” que da título al conjunto. En él nace la noción de exilio del entorno diario y la sensación de nomadismo en otro territorio que hace del regreso un espejismo, porque es difícil que las alas del día no le nieguen el vuelo a las alas de la noche. Los últimos poemas del conjunto acentúan la voz crepuscular, como si confluyeran en los versos sensaciones de soledad y despedida.
  Esther Muntañola, para ofrecer el rostro firme de una panorámica de conjunto, recolecta poemas publicados en cuadernos y revistas, cuya contingencia editorial se clarifica en notas a pie de página. No son textos de superficie, sino composiciones autónomas, no acogidas en el hilo argumental de sus libros. Algunas, como “Herida”, con dedicatoria a José Javier González y Julia Gutiérrez, fechada en agosto de 2014, tienen una fuerte armonía expresiva. Y presenta como coda una selección de cinco “Inéditos”, que reiteran los motivos principales del poema: el confidencialismo sentimental, la ingratitud áspera del discurrir, el mínimo apunte de belleza que sorprende en lo diario o la evocación de identidades que marcaron la educación sentimental del yo. 
   La trayectoria lírica de Xosé Bolado retoma en Un pájaro tan ligero  un vuelo alto, cuyas vetas más fértiles son el amor y el tiempo; el amor como espacioso ámbito del hombre en la búsqueda de la plenitud y el discurrir, como un proceso de depuración. La hermosa edición de Esther Muntañola subraya que en la razón poética se entrelazan motivos temáticos diversos,  sin perder coherencia. El poema se hace tierra común, presente, espera.

JOSÉ LUIS MORANTE


miércoles, 27 de septiembre de 2017

LUIS GARCÍA MONTERO. ROPA DE CALLE

Luis García Montero
ROPA DE CALLE
(Antología poética 1980-2008)
Edición de
José Luis Morante
Cubierta de José Javier González
Letras Hispánicas, Cátedra, 2011

RAZONES PARA UNA EDICIÓN


   Hay literaturas que no permiten la indiferencia. Por eso, aunque  la idea de esta edición tomó forma como un sueño antiguo que fue madurando con las sucesivas entregas del poeta. La generación novísima ya estaba casi al completo en el canon de Letras Hispánicas y había pocas dudas de que Luis García Montero era el nombre fuerte destinado a abrir senda a la nueva promoción. Su popularidad lo demanda; nunca ha sido un poeta misterioso y recóndito sino un reconocido personaje público en el que se manifiestan con sosegada convencía el escritor y el ciudadano, la estética y una evidente actitud de integrar el ser individual en lo colectivo.
  He escrito con trazo firme que mi propuesta crítica es una invitación cordial a la lectura de Luis García Montero. Uso un adjetivo machadiano; cordial significa que la voz poemática comparte un itinerario vital que aglutina pensamientos, sensaciones y sueños; que habla desde la cercanía y que el hablante lírico se muestra como una entidad asequible que reivindica “la dignidad humana, la conciencia encendida y el diálogo con los otros “.
  Ropa de calle confía en el alcance futuro; frente a marbetes coyunturales y escrituras efímeras, Luis García Montero está llamado a ser figura tutelar de la poesía del siglo XXI. Comienza su viaje literario en 1980 con el libro Y ahora ya eres dueño del Puente de Brooklyn, una entrega vanguardista con poemas en prosa y referentes de la novela negra en su ambientación.de la ciudad como espacio de desolación y soledad. En 1982 firma Tristia, en colaboración con Álvaro Salvador. Es un poemario a dos voces bajo el pseudónimo Álvaro Montero.Estas dos obras pertenecen a un periodo de probaturas. Son obras de tanteo en la búsqueda de una voz personal.
   El jardín extranjero logra el Premio Adonais en 1982 y su publicación sitúa a Luis García Montero en el primer plano de la actualidad literaria. El poemario asume la herencia de Pasolini y llama la atención sobre una fotografía de grupo: “La otra sentimentalidad”, una nómina poética formada por Álvaro Salvador, Javier Egea y Luis García Montero que defienden una teórica inspirada en Juan de Mairena, el heterónimo de Antonio Machado. Los sentimientos cambian y evolucionan con el tiempo, son construcciones vinculadas a la historia.
   La activa presencia del granadino entrega en los años ochenta  Égloga de los dos rascacielos, un divertido ejercicio de mímesis garcilasiana que muda la piel de la poesía bucólica en lírica urbana. Es una pieza que demuestra una notable pericia técnica. En 1987 aparece un título central, Diario cómplice, visión especular sobre la relación amorosa; es una propuesta dialogal en clave de intimidad. Son años creadores donde otra etiqueta empieza a sonar con fuerza  y se convertirá en tendencia dominante en la década del 90: la poesía de la experiencia. La terminología proviene de un libro de Robert Lamgbaum sobre el monólogo dramático y se caracteriza por entender el poema como una puesta en escena con un yo poemático ficcional.
   En los noventa aparece Las flores del frío, un volumen cuyo título se inspira en el célebre libro de Baudelaire, Las flores del mal. Es un conjunto de crónicas que denuncian la usura del tiempo y el expolio de los sentimientos. El estar a la intemperie enmarca la semántica de buena parte de sus composiciones. El libro más premiado del poeta, Habitaciones separadas, amanece en 1993 y consigue el Premio Loewe y el Premio Nacional de Poesía, con composiciones de “un optimismo  reflexivo”, según palabras de Octavio Paz que tratan el desengaño con acento elegíaco.
   Acaso el título más celebratorio del poeta sea Completamente viernes, una propuesta que reivindica la felicidad individual, que hace suya la idea de Madame de Chatelet, la culta amante de Voltaire, que buscó en el hedonismo y en la sensibilidad del goce una filosofía vital. De forma literal la expresión “completamente viernes” no es sino el paréntesis temporal en el que el encuentro amoroso culmina; el deseo se hace real y deja frente a frente a los amantes. Los cuerpos se buscan y la cronología laboral cuelga en sus ventanas un sol de mediodía.
  Ya en la primera recta del nuevo siglo el percibir diáfano se hace meditación introspectiva en La intimidad de la serpiente (2003), un poemario heterogéneo que aglutina intimismo y herencia cultural. Cierran esta edición crítica las composiciones de Vista cansada, libro de 2008 que postula una poesía de madurez; se recupera lo biográfico y la experiencia vital del devenir. Llega el tiempo de la meditación y los viajes interiores.
  Desde el inicio,  Luis García Montero ha practicado una escritura plural que compagina poesía, prosa ensayística y la inmediatez de la escritura en prensa, ha preparado ediciones y publicado novela y por tanto sería muy largo enumerar de forma detalla su fecunda producción literaria, su obra en marcha plena de vitalismo todavía. Por eso concluyo  aquí, de la mejor manera posible, abriendo paso a la poesía de Luis García Montero. Ahí están los poemas cordiales de Ropa de calle.




domingo, 10 de mayo de 2015

PÁGINA DE SUCESOS

"Laberinto". Fotografía de José Javier González
PÁGINA DE SUCESOS
 
   Esa tarde Teseo rompió el hilo de Ariadna. Con manos sosegadas, deshizo la maleta, apiló libros, puso bajo las sombras una luz amarilla y habitó el laberinto. Ahora cada noche se escucha en su interior un solo de trompeta.

viernes, 26 de septiembre de 2014

EN PARADERO DESCONOCIDO.

Ropa de calle
Fotografía de José Javier González

 
EN PARADERO DESCONOCIDO

Días en los que el tiempo está en paradero desconocido.

Al otro lado del espejo también soy miope.

Hasta el insomnio acaba aceptando que habito una realidad verbal.

En el camino esas erratas, abrumadoras y visibles.

Transeúntes de una ciudad vacía. Ropa de calle y datos sueltos.

Con los años la convivencia acaba siendo una casa espaciosa y antigua, repleta de fantasmas.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

PARADOJAS.

"Manos"
Fotografía de José Javier González

Paradojas.
 
            Para Ricardo Virtanen 
            por "Laberinto de efectos"

Los códigos cifrados.
El pájaro y la jaula.
La lluvia en los poemas.
El mar de tierra adentro.
La ceguera y los libros,
afinidad callada entre mi padre y Borges.
La idea que cobija el borrador.
Esa ilusión etérea de las cosas reales.
Las rosas sin olor, las flores secas.
El tiempo y la quietud de cada instante.
La luz y el corazón de las tinieblas.
Los días que amanecen y no estás.

                     (Inédito)

viernes, 25 de mayo de 2012

POSICIONES ABSURDAS.


El que reduce la humanidad a dos grupos: yo y yo.

El que piensa que su aldea es el centro neurálgico de toda la galaxia.

El que, sin matices ni restricciones, reclama hacer las cosas a su manera y no aplica este principio a los demás.

El que descifra en una espiral de humo una ecuación matemática.

El que reclama medallas y reconocimientos por protagonizar inconsistencias.

El que prefiere la violencia al pacifismo.

El que hace de sus palabras una certeza tajante.

El que ejerce de moralista activo en los divanes de un club de alterne.

El que se posiciona en la ambigüedad.

El que ofrece como única respuesta la contundencia aseverativa del no.

jueves, 29 de diciembre de 2011

EREMITAS DIGITALES

   Acostumbrados al paso lento de la edición tradicional que llevaba el manuscrito hasta la imprenta, el blog sorprende por su disposición e inmediatez para acoger cada uno de los escritos seleccionados, sean estos asuntos personales o impresiones lectoras. Las entradas se suceden con apremio y  la escritura no conoce descanso; nada queda del latido acompasado que, con morosidad, analizaba las pautas de un momento histórico o los estados de ánimo de una identidad concreta. Hay que aceptar un axioma de partida: lo que se publica no se somete al mutismo de la distancia para que acreciente sabores y cualidades. El blog exige una caligrafía de urgencia, que no se extravíe en digresiones; marca un itinerario sin rotondas con la promesa de una receptividad colectiva, tangible y medida con exactitud por el contador de visitas que además nos deja un rastro diferenciado de lectores habituales y esporádicos.
   Como en cualquier manifestación escrita, la función última del blog es caminar juntos sobre la geografía del lenguaje, superar ese nuevo formato de aquella vieja torre de marfil, de aquel exilio en lo individual, meditando la quiebra de ilusiones vitales y el aplazado viaje a tantos paraísos perdidos. La pantalla encendida del ordenador nos convierte ahora en tercos eremitas digitales.

  POSDATA:

Se cumple el primer año de vida de este blog. Ha sido un itinerario ilusionante que me ha sorprendido por el apoyo de tantos amigos. Quiero dar las gracias a los que hicieron posible que PUENTES DE PAPEL se pusiera en marcha:
. A José Javier González, por la fotografía de cabecera y por otras imágenes que han acompañado a mis entradas y a mis libros.
. A Elena Muñoz, por dar nombre al blog y abordar todo el trabajo técnico, poniendo remedio a mi perplejidad y mi ignorancia digital.
. A Javier Cabañero, por las mejoras de diseño y por las sugerencias de formato.
. A los seguidores, que han unido su fotografía paciente a mis días de escritura.
. A los comentarios que han dejado su lucidez en el cierre de mis textos.
. A las 25520 visitas ajenas y propias, que me han dedicado un poco de su tiempo.
Gracias a todos. Seguimos en pie.                                                   

viernes, 10 de junio de 2011

FIRMA EN LA FERIA DEL LIBRO


(José Luis Morante. Foto de José Javier González)


   Soy un escritor poco experimentado en acudir a firmas en las ferias del libro. En veinte años de quehacer literario he firmado tres veces: una, invitado por Cátedra por la edición de Arquitecturas de la memoria;  la segunda de la mano de Amargord, por el cuaderno de aforismos Sueltos y la tercera, mañana sábado de 19 a 21 h., con la edición de Ropa de calle, de nuevo invitado por Anaya-Cátedra. Por eso, vivo la cita como un acontecimiento especial que me permite departir con familiares y amigos y poner rostro y nombre propio al lector.
   Me gusta pensar con cuidado cada dedicatoria. Frases declarativas y breves que sirvan de apertura al posterior diálogo silencioso.
   En tiempos de presagios catastrofistas, anima percibir las largas colas que se forman ante los personajes mediáticos. Sé que la popularidad asegura una larga estancia en los escaparates, un hecho que sólo tiene relevancia a efectos comerciales y que, con frecuencia, nada tiene que ver con el talento.
   El encuentro con los otros genera un instante de complicidad, una relación que comienza a escribirse sola. Mañana sábado, firmo en la FERIA DEL LIBRO DE MADRID en las casetas 169-173. Sería un placer conocerte.

sábado, 4 de junio de 2011

AUTOBIOGRAFÍA

                                                                           (José Luis Morante.
                                   Fotografía realizada por José Javier González,
                                           La Central, Madrid, 26 de mayo, 2011)

Autobiografía

También soy yo
por la fidelidad a mis contradicciones,
por permitir gozoso,
cuando las plazoletas solitarias
reivindican el silencio y la sombra,
que un recuerdo me asalte en el espejo
como un rastro de luz, leve, intangible,
e inicie una liturgia
con frecuencia de rito
de nombres, fechas, gestos
y túmulos de sueños
nadando alborozados en el mar
de una cronología sospechosa.

Tanta dulce mentira esconde a otro.

                  (Mapa de ruta, pág. 51)

martes, 24 de mayo de 2011

JOSÉ JAVIER GONZÁLEZ. FOTOGRAFÍA

.

   Para los aficionados a la fotografía la práctica del blanco y negro conserva todavía un prestigio clásico. La gama de grises y el contraluz incrementan la expresividad y conceden al movimiento una dimensión estática. Pero el color en la imagen es más vital, fomenta la calidez de diálogo, se torna descriptivo y demanda al espectador respuestas sensoriales.
   Desde que conocí las primeras fotografías de José Javier González (Madrid, 1956), a principios de 2005, sentí una clara afinidad hacia sus instantáneas. Las distintas series constataban un trabajo riguroso en la búsqueda de acercamientos a lo real, en la conexión entre individuo y entorno. 
   Disfruté con sus retratos personales –su cámara buscó la expresividad de mis manos ante el folio en blanco- y cada una de sus propuestas captó las sensaciones que me concedía el libro Mejores días, una colección de aforismos que amanecía entonces de la mano de la editorial emeritense De la Luna Libros.
   La fotografía de cubierta de Ropa de calle (Letras Hispánicas, Cátedra, Madrid, 2011) resume las ideas que vertebran mi estudio crítico sobre Luis García Montero: el realismo transcendido, el ambiente urbano, un protagonista verbal de perfil difuso, la calidez del rojo, la ropa de calle que cubre cada una de las certezas…
   El jueves 26 de mayo se presenta el libro a las 19,30 en La Librería  La Central del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Luis García Montero leeré sus poemas. Yo sentiré, con el temblor de siempre, el afecto y la compañía de unos cuantos amigos que han acompañado mi viaje por la literatura.  Y habrá una fotografía de José Javier González que refleje ese instante.

domingo, 6 de marzo de 2011

LA VOZ AMIGA DE HERME G. DONIS

                                                  (Herme junto al Museo Reina Sofía, Madrid.
                                                   Fotografía de José Javier González)

                                             
Lo sguardo effimero  (La mirada efímera)
Herme G. Donis
Levante editori , Bari, 2009
Edición bilingüe de Emilio Coco


   Uno de los aciertos  más reconocidos del haiku es la combinatoria natural  entre poesía y pensamiento. La estrofa, despojada de cualquier exotismo geográfico, ha conseguido  aclimatarse al devenir literario del nuevo siglo y son muchos los poetas contemporáneos que utilizan las diecisiete sílabas de su esquema versal. Es el caso de Herme G. Donis (Villalón de Campos, Valladolid, 1951) que nos deja entre las manos Lo sguardo effimero (La mirada efímera), una hermosa colección, en italiano y español, al cuidado del hispanista Emilio Coco.
   Los concisos textos de Herme G. Donis “nacen de la naturaleza constante de las cosas efímeras” y buscan la transparencia que impone el trayecto de la luz abierta. Con una disposición  argumental muy trabada, encontramos tres secciones. En la primera, “El agua repetida”, predomina el haiku perceptivo, aquel que busca la impresión sensorial en la que el agua actúa como semilla germinativa. El elemento se despliega en la naturaleza y genera imágenes que emiten componentes plásticos; pero además el agua está enriquecida  por una simbología añadida. Es difícil olvidar que el legado de tópicos literarios ha convertido la vida en río que halla su desembocadura en la muerte; esa idea manriqueña encuentra una nueva formulación: “Eterna el agua/ conduciendo la vida/ hacia la muerte”. Voces de agua son sinónimos de despertar de la memoria, de itinerario de regreso hacia una arcadia infantil: “Llega la nieve/  un invierno de niños/ se mece en ella”;  asimismo  resulta sugerente cómo la autora entrelaza  el eco de la lluvia y el deseo: “Rumor de lluvia/ la hoguera de los cuerpos/ se hace habitable”.
   El siguiente grupo se denomina “Jaikús occidentales” y está fechado en la localidad asturiana de Pola de Somiedo en el verano de 2006. El aserto empleado parece argumentar la peculiaridad autóctona de la forma y por tanto dirimir también que existe un único molde en oriente. El amplio recorrido de uso ha modificado la esencia original y se han multiplicado singularidades y escuelas. Podría entenderse también que la autora agrupa aquí textos con características formales homogéneas. No es el caso; se respeta el discurrir continuo y hay una cadencia natural que reporta el mismo clima emotivo. No se abandona el tono introspectivo y la mirada desveladora de una imaginación realista: “Luna aterida,/ acompaña mis sueños/ tu aliento helado”.
   El apartado final, “La vida en vilo” alude a ese punto de azar que galvaniza la cotidiana suma de instantes existenciales. El trecho temporal que vamos agostando nos encamina hacia la última estación. Es el tiempo de la meditación; la mirada se vuelve crepuscular y reviste las formas con los desvaídos colores del otoño. Cada vez es más fuerte la sensación de conciencia finita y transitoria; en el horizonte se recorta la alargada sombra del olvido y se acrecienta la melancolía. Se percibe el vacío como punto de destino.
   Lo sguardo effimero  se integra en una línea de poesía existencial y meditativa que sondea los sustratos más profundos del ser para descubrir un yo precario, marcado por la temporalidad. De ahí que la escritura adquiera entonces su sentido más pleno: es un ejercicio de resistencia que tiene la virtud tranquilizadora de dar fe de vida;  verso a verso se construye el andén que cobija y ampara, que permite transformar lo efímero en perdurable.                                                                                                        
   

domingo, 2 de enero de 2011

GESTOS


   Los gestos personales emiten palabras nítidas y claras, comunican pensamientos. Lo capta muy bien esta fotografía de José Javier González tomada en 2009, en una terraza madrileña próxima al Museo Reina Sofía. Mis manos hablaban de los aforismos de Mejores días. Aquella cálida mañana estrenaba libro; había amanecido en una colección extremeña, De la Luna libros, gracias al empeño de Marino González Montero.
Unos cuantos amigos brindaban conmigo mientras la ciudad acumulaba ruidos con cautelosa paciencia.