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martes, 4 de abril de 2023

NOTAS DEL DIARIO

TERTULIA 
(MADRID, 2008)

 NOTAS DEL DIARIO


La tarde junto al álbum. Cuando percibo intereses oscuros en la cercanía afectiva, el ánimo baja a las profundidades del gris. Para salir a superficie conviene recordar el envés de la sombra. Un tiempo de maravillosa complicidad afectiva y literaria con gente tan inolvidable como Félix Grande o Joan Margarit. 

Me pidió una opinión crítica sobre su primer poemario y yo, que conozco el riesgo que genera siempre el ego desaforado, claudiqué a mis prevenciones, leí el poemario dos veces y elaboré un amplio informe, siempre dentro del máximo respeto. El poeta joven se hizo invisible, nunca más; ay, nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el Nobel.

Insufrible la bulimia editorial de algunos amigos; cada libro es una grieta más en la decepción.

Las jornadas literarias de Rivas han sido un éxito de público y, sin embargo, han asistido muy pocos escritores de la localidad. Una paradoja que pone bajo sospecha la generosidad hacia la literatura del otro.

(Notas del diario)


 

 

lunes, 14 de junio de 2021

XOSÉ BOLADO. UN PÁJARO TAN LIGERO

Un pájaro tan ligero
Xosé Bolado  (Antología)
Edición, selección, versión al asturiano y notas
de Esther Muntañola
Bartleby editores, edición bilingüe
Madrid, 2021

LA VOZ DEL TIEMPO

 

   El jueves 20 de mayo concluía el trayecto biográfico de Xosé Bolado (Oviedo 1946, Madrid 2021), profesor licenciado en Filología Románica, escritor en castellano y asturiano, coordinador de la revista Lliteratura, impulsor de la colección Deva de poesía en el Ateneo Obrero de Gijón e incansable investigador del cauce cultural como ensayista y Académico de la Llingua, desde hace más de tres décadas. Pocos días después -sin asimilar la dolorosa atardecida y aturdidos por la inesperada despedida, quienes gozamos de su amistad, con la fuerza intacta de su generosidad y sereno estar en lo cotidiano- arranca vuelo Un pájaro tan ligero, balance preparado por la poeta, editora y responsable de la traducción Esther Muntañola, quien compartió años de amistad con Bolado en la tertulia madrileña, donde fueron presencias fijas y remansos de intimismo Herme G. Donis, José Javier González y Berta Piñán.
   En el prólogo se hace notar el conocimiento directo y la fijación de una perspectiva de complicidad en la experiencia de ser. Los apuntes de Esther Muntañola, como se percibe en este fragmento, tienen un teclado lírico de gratísima lectura: “La poesía de Xosé Bolado se acrisola en el lugar que genera la intemperie, se destila en la frontera del aire, en el límite entre lo conocido y su desdoblamiento simbólico. Se convierte en refugio atemporal para la conciencia, acumulando una sabiduría arcana y mansa”. La introducción explora un concepto nuclear del físico alemán Rudolf Emmanuel Clausius, según el cual el universo está sometido de continuo a la entropía, un proceso de desgaste, de caos y desorden que afecta al fluir de la materia. De este modo, la existencia es una lucha contra esa destrucción natural e inevitable, un ejercicio de resistencia al paso en el que resuena, con lucidez inquieta, el laboreo de la memoria para recuperar secuencias acogidas y cristalizadas entre las palabras.
   Así ve la luz una senda poética que dota de estrategias verbales al moroso aprendizaje de ser y a la búsqueda de un equilibrio estable, frente a un entorno cambiante y frágil. El rescate de la voz del tiempo se reafirma como amanecida del entorno diario; en él, la poesía se afana en completar los pasos de un recorrido circular hacia sí misma, preservando presencias sensoriales, vidas y sueños.
   Se elige el criterio cronológico para hilvanar el balance; por tanto, abren lectura las composiciones de Línea imperceptible al temor (1988), que añaden a la selección original de Deva dos poemas nuevos, “Siento el silencio del cristal” y  “Acaso escribes desde la semilla”. En esta entrega auroral,  la semántica de la elegía suena con un poso melancólico y se convierte en núcleo reflexivo. Nomade fue publicado en 1991 en la colección Quaderni della valle, con dirección y traducción de Emilio Coco, responsable también de la hermosa Antologia poetica (2005) y de su versión al italiano. El protagonista de los escuetos textos integrados escucha el paso transitorio de los sentimientos, esa vida tenue que aleja la belleza para convertirla en pura abstracción. En Conjura contra la decadencia (2002) la escritura se hace senda y cobija un paisaje de pérdidas y encuentros, de despojamiento en cuyo vacío sopla fuerte el viento del noreste. Los poemas integran indistintamente elementos oníricos y recuerdos fragmentados, componiendo una escenografía de restos ajados por la intemperie, bajo una luz grisácea.
   En 2006 se incorpora al trayecto La estación de los relevos. En la entrega hay un invisible tono metaliterario que delimita preguntas e intuiciones sobre la anatomía de la escritura desde el espíritu romántico. El yo lírico enlaza su voz con las palabras blancas del intimismo. Quien percibe, escucha al otro para conocerse a sí mismo y recorrer las claras habitaciones de una casa abierta, cuajada de elementos de la educación sentimental y de presencias imborrables como la madre.
   De este carácter introspectivo participan también las composiciones de La buena intención, cuya primera edición en Impronta se fecha en 2012. El libro persevera en la pupila del recuerdo, transciende el presente para recuperar instantáneas dormidas en el pretérito que es siempre arcón abierto, subjetivo y protegido por un fuerte epitelio emocional. El poema en prosa añade a los textos una clara dimensión enunciativa, como si compusieran pequeños relatos que hilvanan los trazos de una época sombría. En este libro se integra el poema “Un pájaro tan ligero” que da título al conjunto. En él nace la noción de exilio del entorno diario y la sensación de nomadismo en otro territorio que hace del regreso un espejismo, porque es difícil que las alas del día no le nieguen el vuelo a las alas de la noche. Los últimos poemas del conjunto acentúan la voz crepuscular, como si confluyeran en los versos sensaciones de soledad y despedida.
  Esther Muntañola, para ofrecer el rostro firme de una panorámica de conjunto, recolecta poemas publicados en cuadernos y revistas, cuya contingencia editorial se clarifica en notas a pie de página. No son textos de superficie, sino composiciones autónomas, no acogidas en el hilo argumental de sus libros. Algunas, como “Herida”, con dedicatoria a José Javier González y Julia Gutiérrez, fechada en agosto de 2014, tienen una fuerte armonía expresiva. Y presenta como coda una selección de cinco “Inéditos”, que reiteran los motivos principales del poema: el confidencialismo sentimental, la ingratitud áspera del discurrir, el mínimo apunte de belleza que sorprende en lo diario o la evocación de identidades que marcaron la educación sentimental del yo. 
   La trayectoria lírica de Xosé Bolado retoma en Un pájaro tan ligero  un vuelo alto, cuyas vetas más fértiles son el amor y el tiempo; el amor como espacioso ámbito del hombre en la búsqueda de la plenitud y el discurrir, como un proceso de depuración. La hermosa edición de Esther Muntañola subraya que en la razón poética se entrelazan motivos temáticos diversos,  sin perder coherencia. El poema se hace tierra común, presente, espera.

JOSÉ LUIS MORANTE


sábado, 16 de noviembre de 2013

LECTURA CON JAVIER LOSTALÉ.

Javier Lostalé y José Luis Morante, Librería Alberti (Madrid)
Fotografía de Esther Muntañola
PRESENTACIÓN DE NINGUNA PARTE  
Recuerdo, con esa luz diáfana  de los buenos momentos, la lectura en la librería Alberti de Ninguna parte, mi poemario editado por La Isla de Siltolá, la editorial de Javier Sánchez Menéndez. La librería de Lola Larumbe, en el barrio madrileño de Arguelles, dispone de un espacio íntimo, donde los poemas se convierten en conversaciones a media voz. El presentador del acto fue Javier Lostalé, cuya amistad me acompaña desde hace muchos años. Aquí dejo su intervención completa, unos minutos de sabiduría literaria y de cordial complicidad recogidos en el vídeo elaborado por Javier Cabañero. Ninguna parte está en cualquier sitio si se camina de la mano de amigos como Javier Lostalé, Lola Larumbe, Javier Sánchez Menéndez, Esther Muntañola y Javier Cabañero. Gracias por estar en cada uno de mis poemas.   

Vídeo de la presentación en la librería Alberti (9 de octubre de 2013)
Grabación y diseño: JAVIER CABAÑERO

viernes, 22 de febrero de 2013

ESTHER MUNTAÑOLA. TIEMPOS DE FRÍO.

 Flores que esperan el frío
Esther Muntañola
Poesía, Trea,  Gijón, 2012 

   Casi una década ha transcurrido desde que Esther Muntañola (Madrid, 1973), artista plástica, Licenciada en Bellas Artes y docente en ejercicio en un instituto de Secundaria, editara su primer poemario en la imprenta bejarana de Lf Ediciones, al cuidado de Luis Felipe Comendador. El largo paréntesis de buscado silencio me sugiere una reflexión previa sobre la actitud del yo biográfico ante el hecho literario: un deseo de profundidad y maceración, un afán de indagar en lo esencial de la palabra sin preocuparse en lo más mínimo por aparecer en los escaparates de la actualidad o por buscarse sitio entre los asientos libres de grupos y etiquetas.
Flores que esperan el frío, título con reminiscencias literarias, se abre con un liminar firmado por la poeta Berta Piñán. Es un texto  que guarda un pautado equilibrio entre reflexión y emotividad, con enunciados clarificadores como los que siguen: la mirada poética de Esther Muntañola contempla el mundo desde el asombro de lo pequeño, busca una esencia minimalista, y acepta la belleza con una emoción contenida que llena el entorno de enlaces subjetivos.
   Con esas coordenadas estéticas nos adentramos en un libro que fusiona percepción sensorial y estados de ánimo. El mundo es diverso, desajustado, frío. En él caben identidades que naufragan en la opacidad de lo diario y se exponen a la indagación de las palabras. Pero los contraluces de la realidad tienen una solana, una fachada diáfana en la que el amor actúa como mar de fondo que concede otro sentido al contorno de las cosas. Esa presencia de lo sentimental es un cerco que aísla y protege; y al mismo tiempo prolonga las sacudidas de la identidad hacia el otro, hacia ese espacio íntimo que nos dice que no estamos solos.
  El avance argumental parte de una situación condicional: “La tormenta de piedras arrasó las flores “; con esa metonimia de la desolación, el yo poemático emprende itinerario vivencial por el reverso de la realidad, por el espacio umbrío. Pero la belleza está sobre la superficie, esperando la retina despierta, capaz de capturarla: “Todo habla en silencio, lentamente, / y a veces, sólo a veces, / nos detenemos y escuchamos “. El cielo es abarcable y se dibuja azul sobre la obstinación de la costumbre.
   Los poemas que integran Flores que esperan el frío respiran emotividad y transparencia, buscan palabras que amalgaman la calma y la tormenta para fijar la certeza elegíaca que tienen los instantes al paso. 

 

 

martes, 5 de febrero de 2013

ESTHER MUNTAÑOLA.

                                                                      
Poeta y artista plástica, Esther Muntañola presenta el viernes, 8 de febrero a las 19,30, en la madrileña Librería Alberti, su poemario Flores que esperan el frío, (Trea, Gijón, 2012), acompañada por Ricardo Virtanen. Con su afecto de siempre la poeta responde a este pequeño diálogo.
 
 ¿Cómo surge esta edición en Trea?
 
Me parecía muy interesante la labor editorial de Trea por su nómina de autores  y por la manera tan hermosa de editar que siempre han tenido. Me atreví a enviarle al editor el poemario  y fue de su agrado.
 
¿Qué ha cambiado en tu enfoque poético desde tu carta de presentación, En favor del aire?
 
Verdaderamente no creo que la diferencia entre ambos poemarios sea un criterio     de enfoque, las obsesiones de cada autor finalmente determinan la obra y en mi caso, creo que para bien o para mal, siguen siendo las mismas. Entre un libro y otro ha pasado tiempo de vida. El tiempo, que nos ensancha vitalmente a todos como personas, y en el caso de los creadores,  genera matices en nuestra obra.
 
¿La plástica concede otra percepción a la mirada del poeta?
 
¿Y la Poesía, concede otra percepción a la mirada del pintor, del escultor, del   músico?  Somos diversos, múltiples, permeables. La capacidad de observación imbrica ambos mundos. El ojo no mira, es el cerebro. Nuestra mente genera el entorno y en cierto modo lo establece para nosotros. La realidad, para el artista, es recreada dos veces, sea cual sea la forma en la que tome expresión.
 
La poeta Berta Piñán firma una encomiable introducción y resalta la esencia minimalista de tus versos. ¿Compartes esa definición?
 
Estoy muy agradecida a Berta Piñán por el hermoso prólogo que ha escrito para Flores que esperan el frío. Ella habla de una búsqueda de lo esencial en el lenguaje en este libro y realmente ese es uno de los puntos más importantes en los que me he intentado centrar a la hora de construir cada poema. Eliminar lo accesorio para enfocar lo necesario.
 
¿Qué voces contemporáneas te deparan mayor afinidad?
 
La poesía Europea y Norteamericana son hoy por hoy las referencias que me resultan más atractivas como lectora. Estamos teniendo acceso a ediciones bilingües y muy buenas traducciones, es una fortuna. Pero en vez de reseñar dentro de ese panorama a autores que son sobradamente conocidos, me gustaría señalar la riqueza del la obra de poetas que están escribiendo en lenguas peninsulares como Olga Novo, Xabier Rodríguez Baixeras, Luz Pichel, Berta Piñán, Antón García, Lourdes Álvarez, Xosé Bolado, Xuan Bello, Joan Margarit, Pere Rovira… Me interesan mucho sus obras por su singularidad e intensidad poética.

jueves, 5 de julio de 2012

HERME G. DONIS

                                          (Herme G. Donis. Fotografía de Esther Muntañola)

Como los lugares propicios para el amor, son pocos los sujetos que acumulan las dotes específicas de la amistad. Herme G. Donis sí hace suyos esos elementos que concilian el pesimismo y la esperanza, la soledad y la compañía. Es discreta, generosa, afectiva; es leal en un tiempo en el que la actitud frecuente es la estricta disponibilidad para venderse al mejor postor. No recuerdo cuándo nos conocimos, pero asocio su estar al nacimiento de mi quehacer literario y apenas entiendo que hubiese una prehistoria personal anterior. En cualquier caso, llegó para quedarse, cerca o en la distancia. Con ella comparto afinidades y disidencias y miro con perplejidad su espíritu conciliador, ese carácter que busca equidistancia y simetría entre agresor y agredido, que yo nunca he compartido y que me parece un principio ajeno a cualquier justicia; pero en Herme no siento ese hábito reprobable.
Hace unos años, en 2002, prologué su antología Vida y memoria, un volumen impulsado por José Bolado en el catálogo de la colección Deva. Sentí entonces que había una íntima relación entre las labores de escritura y los pormenores biográficos; supe que el mejor retrato de Herme G. Donis está en sus libros: los versos aglutinan vivencias que tienen el aliento comunicativo de la elegía.
Y así seguimos, caminando en común, una tarde de julio en la terraza del Círculo de Bellas Artes, después de haber pasado por la librería para comprar Nada grave, el libro póstumo de Ángel González, y Escritos, un ideario estético de Edward Hopper. Me invita a una cerveza mientras los toldos de la terraza difunden un poco de sombra y sobre la mesa sobrevuela el haiku que Herme colgará en la ventana digital de facebook, o la sensibilidad que ilumina el ahora con una brizna de luz.
Sé cuando nos despedimos que regreso a Rivas en  compañía; me quedan su silencio y sus palabras: "Bajo tus labios/ herida de nostalgia/ renace el mundo"