martes, 13 de noviembre de 2018

LOS ERRORES DIARIOS

En el castro de las Cogotas
(Cardeñosa, Ávila)
Fotografía de
Rubén Sánchez Santana

LOS ERRORES DIARIOS 


   Cometo a diario errores de textura diversa. Los completo, añadiendo las pérdidas como azaroso hábito. Soy un torpe genético, que merece un monumento por su definitorio discurrir. El hecho gratifica a quienes no me quieren, porque lega a mi identidad el papel principal en el desvarío. Y alegra también a los que me quieren, porque pugnan por cobijarme en la superficie cenagosa del caso perdido, entre la ternura y la resignación.
  Me equivoco a diario y pierdo cosas, aunque anuncio, con fidelidad extrema, propósitos de enmienda. Pero nuncan se cumplen; no pasan de ser el epitelio de una ilusión sin mácula. Nada cambia y acabo de perder en algún sitio el final de este cuento.

(De Cuentos diminutos)



6 comentarios:

  1. A menudo nuestros defectos son lo que nos hace interesantes.

    Sandra Suárez

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    1. Espero que en mi caso sea así; no veo en su presencia nada trágico sino una forma más de estar en lo diario, que humaniza y obliga a tantear diferentes esquinas. Un fuerte abrazo y muchas gracias por tu cercanía.

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    1. Sí, la ausencia de finales al terminar el día es una forma más de habitar la incertidumbre; de no saber si alguien está o no, si los ánimos se encuentran en algún punto de coincidencia o si la vida deja puertas y ventanas... Así que sigue la búsqueda, poeta, la soledad pactada de quien busca y no encuentra. Feliz jornada

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  3. Recuerdo alguna de tus pérdidas y tus enfados por ellas...
    La torpeza de la que haces gala, no es sino afán de atender mil cosas distintas a la vez, o la ternura con la que te esmeras en cada una de ellas.
    Ahora, con ese final de cuento perdido, deja que sea la sorpresa quien escriba las últimas palabras.
    Un gran abrazo y mi afecto, José Luis.

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    1. Sí, los amigos como tú, que están en la raíz de mi identidad, saben bien qué elementos personales me definen; recuerdo que te conté el mal cuerpo que me dejó la pérdida de una de mis mejores plumas y el bolso completo con cuaderno, boli especial, llaves y apuntes personales... Uf; delictivo; el asunto no mejora mucho aunque pongo voluntad, pero lo mío es genético: soy un caso, o tres... que el dos también está perdido.

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