miércoles, 6 de marzo de 2019

MANUEL LARA CANTIZANI. HAIKUS DEL BUEN AMOR

haikus del buen amor
desde Lucena (y del mundo)
Lara Cantizani (Ed.)
Prólogo de Luis Alberto de Cuenca
Epílogo de Ángeles Mora
Lucena, 2019 


EL HAIJIN LARA CANTIZANI


  Debo mis primeras lecturas de haikus al poeta lucentino Manuel Lara Cantizani (Lucena, 1969). Con el profesor de Lengua y Literatura Castellana y Concejal de Cultura de su ciudad, aprendí a caminar por esta forma poética de aparente sencillez y severa pauta métrica, cuyo origen se remonta hacia el siglo XVI, aunque es previsible que existieran precedentes en el cauce oral de la literatura japonesa. Otro poeta, Josep M. Rodríguez me pidió haikus de mi autoría para una antología de contemporáneos, que se llamo Alfileres, y fue editada en la Colección Cuatro Estaciones del Ayuntamiento de Lucena. Así entré de lleno en contacto con las japonerías del municipio que no tienen parangón en ninguna otra localidad andaluza o peninsular. Poco a poco fueron manando libros colectivos escritos por alumnos de ESO y bachillerato como 11 de marzo. Antología de haikus desde Lucena (Béjar, 2004), Haikus del mal amor (Málaga, 2005) y Deshielo en primavera (2006). Mientras el poeta daba a imprenta once poemarios y su quehacer creador era reconocido con los premios de poesía Mario López, Ciudad de Burgos y el Premio de Poesía Mística de la Fundación Miguel Castillejo.
  Haikus del buen amor, aserto que se acompaña con la clarificación espacial desde Lucena (y del mundo) ha nacido por una dolorosa contingencia personal, que Lara Cantizani describe en su nota de autor. El día 30 de julio una resonancia magnética detectó un tumor cerebral y la forma inmediata de afrontar aquella realidad abrumadora fue escribir un primer haiku. De esa sencilla catarsis fue aflorando un animoso canto solidario hasta el 31 de agosto de 2018. Ese día se cerraba un libro editado por la Junta Local de Lucena de la Asociación Española contra el Cáncer. El volumen integra textos de 269 haijines, muchos de ellos escritores de amanecida que con su aportación manifestaban al poeta que no estaba solo, que alrededor la voz del haiku era un telegrama de esperanza, una razón de vida. Y contiene además otra centena de haikus de Lara Cantizani  que cuenta una historia de verdad, valentía personal y familiar y fuerza para encarar una enfermedad que exige fe, tratamiento y confianza en los buenos oficios del sistema sanitario español.  
  Luis Alberto de Cuenca ha empleado el esquema versal en su obra y apenas hace unas semanas que ha salido, con prólogo de Ricardo Virtanen, la compilación Haikus completos (1973-2018) en la editorial madrileña Los libros del Mississippi. Su prólogo es un abrazo, una esperanza, un empeño en seguir porque todos los hombres están hechos, como aseveraba W. Shakespeare, de la misma materia que los sueños.
  He comentado en otras reseñas y en encuentros con lectores y alumnos que “mi inclinación afectiva hacia esta forma lírica se cimenta en su brevedad. Asegura una intensidad gozosa. Y es pupila abierta para cobijar argumentos, mucho más allá de su supuesta condición de lírica estacional, por su carencia de artificio retórico y por la condición de chispazo inmediato". La mirada crítica aquí debe soslayar cualquier prurito de profesionalismo pretencioso y dejar que los textos manen solos, con esa voz natural que tienen las pulsaciones del corazón. Sin más, porque Lara Cantizani deja en el cristal del deseo estos leves trazos: “Busco en el haiku / equilibrio. Lo encuentro / en las palabras”.  
  Los haikus reunidos cuentan con un epílogo de la poeta Ángeles Mora. La premio nacional de poesía de 2016 resalta el imparable impulso de Lara Cantizani y esa imaginación creadora que regala fantasía, gusto y delicadeza tanto en los proyectos editoriales como en su órbita creativa. Esa faceta vital y esa capacidad de entrega se percibe también en el cauce de afecto que da vida a este libro, que une emoción y escritura en un deseo de esperanzada poesía.
  Matsuo Basho, hito esencial de la tradición literaria japonesa, definió el haiku como un camino de perfección. Que estos Haikus del buen amor, reunidos por una causa tan humana, por el sencillo deseo de que Lara Cantizani recobre la salud cuanto antes y vuelva a caminar al mediodía, sean un camino de esperanza, una fuerza, un abrazo.




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