jueves, 11 de junio de 2020

XAVIER OQUENDO TRONCOSO. COMPAÑÍAS LIMITADAS

Compañías limitadas
Xavier Oquendo Troncoso
El Ángel Editor
Quito, 2019


AMAR ES MENOS


  El propósito creador del ecuatoriano Xavier Oquendo Troncoso (Ambato, Tungurahua, 1972), periodista, gestor cultural, impulsor del sello editorial El Ángel Editor y Doctor en letras y literatura, abarca un recorrido multiforme. Transita por la literatura infantil, la narrativa, el ensayo, la coordinación de antologías sobre sendas fuertes de su generación y voces emergentes del país, y mantiene como actividad central la dedicación poética. De su estela lírica, traducida parcialmente al portugués, inglés e italiano, daba cuenta Salvados del naufragio (2005), muestra del trabajo de casi tres lustros, enriquecido con posteriores entregas y compilaciones como la antología personal Los poemas que me aman (2016), versionada al inglés por Gordon McNeer.
  Su obra continúa con Compañías limitadas, libro aparecido en los últimos días de 2019. Precedido de una extensa dedicatoria afectiva que convierte al amor en núcleo germinal y cálida medida del discurrir del tiempo, el poemario amanece con una larga cita de Jaime Gil de Biedma, con versos que aluden al declinar del mediodía amoroso. Desde un coloquialismo natural, en el que aflora un reguero de imágenes con fuerte impacto visual, el apartado “Las compañías” deslumbra con el poema “Afectos Cía. Limitada”. Su voz enunciativa hace de la textura sentimental una aire respirable. Su estar llena el entorno, dejando en la conciencia reflexiva del sujeto verbal un paisaje mudable que, junto a la aparente solidez celebratoria, cobija inadvertidas zonas de sombras, de vacío. Las secuencias de la aurora se encaminan hacia un atardecer de grises y nostalgia. La fisiología de los afectos construye una realidad especulativa. Es un laberinto de redes causales asentado en el pensamiento. Postula la sensación de una trama diluida de itinerarios, solo entrevista en la memoria.
  El largo verso sálmico y el  usual recurso de la comparación crean un torrente asociativo. Rompen el frío de lo cotidiano con continuas bifurcaciones reflexivas que llevan a la soledad del sujeto y a su estrategia preventiva frente a los afectos. También el poema “Del no amor”, con su formulación interrogativa, hace del ahora un espacio de soledad, como si el registro vital estuviese en un tiempo nuevo donde no fueran posibles la convulsión y el encuentro. Es necesario seguir ruta, buscar una recomposición que adquiera síntomas de plenitud; sumar pasos hacia el asombro.
   Siendo el amor y la voz íntima de la confidencia los hilos sustentadores de Compañías limitadas, Xavier Oquendo Troncoso explora matices en la tensión unitaria del libro. Si el sentir invita a lo solemne, en la composición “El débil” se recurre a la ironía para dar al sujeto una actitud de cercanía cómplice. El recurso también encuentra sitio en la composición “En honor a quien salva”, cuyo tono descriptivo emparenta sus versos con el cuento corto.
   Uno de los poetas capitales de Xavier Oquendo Troncoso, junto a César Vallejo, Pablo Neruda, Nicanor Parra o Juan Gelman, es Jorge Enrique Adoum (1926-2009); al escritor, político, ensayista y diplomático que hizo de la mirada social el compromiso más sostenido de su escritura, dedica el hermoso poema “Dos calles de Adoum y un árbol”. Los versos exploran el periplo biográfico y su legado en el tiempo como si fuesen vigas que cimentara la casa de la poesía. También con la textura del homenaje nacen las composiciones “El colorado” y “Juan”. La primera enfoca la figura del progenitor cobijado en los ojos del niño, lo que concede al personaje un epitelio épico; esa dimensión de calidez filial se mantiene intacta en la madurez meditativa. El poema elegíaco “Juan” rememora el silencio definitivo de Juan Gelman, tan tímido y solidario, tan hecho de esperanza.
   El segmento inicial se completa con ángulos diversos que dan pie a una pluralidad de motivos. Habitan los poemas el discípulo, la voz del tiempo y su experiencia natural, la impresión subjetiva del autorretrato o el lugar del amor como arquitectura capaz de definir al otro o dejar entre las manos su diluido balance final.
   Con su título machadiano, la sección “Las soledades” aborda el sentimiento de pérdida, elegíaco y crepuscular. Consumado el fracaso de la relación amorosa, sobreviven los restos, un patrimonio frío de desolación. Esta debacle propicia el rumor renqueante de la angustia, una anti-oración que vela la felicidad y mantiene en la retina elementos generacionales de la educación sentimental. Aquella felicidad inadvertida de los años 80 entrelazaba la biografía sentimental con un nutrido escaparate de claves colectivas que ahora, en el terco presente, se van llenando de demoliciones. Todo requiere un reajuste, acaso la invención de algún itinerario de regreso que propicie un último tren.
   La corriente escritural se remansa en sí misma en las composiciones del apartado “La poesía”. Como un largo monólogo interrogativo que suma indagaciones, el tejido poético abre un juego digresivo. Secuencia asociaciones y dinamiza un fraseo donde conviven el enunciado y el verso irracional y alucinatorio. Se oyen la personificación, el decir paradójico, la letanía reiterativa y el continuo propósito de activar un uso renovado de la expresión versal.
   Los poemas de Compañías limitadas subrayan la confianza lectora de Xavier Oquendo Troncoso en magisterios medulares. Así intensifica su singularidad, ese intenso cuidado de la dicción poética expresando su confianza en el amor como razón vital, pero también su conciencia de la temporalidad. Quien sale al día explora la realidad del sentir como un ámbito mudable. Hace de la poesía introspección y permanencia, el trazo compartido del fuego y la ceniza.


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