Si el neón no basta Raquel Vázquez Ediciones de la Isla de Siltolá, Poesía Sevilla, 2015 |
LUCES DE NEÓN
Raquel Vázquez (Lugo, 1990) deja en el
pórtico de su libro Si el neón no
basta unas cuantas citas que apuestan por un suelo cultural diverso; en
ellas conviven desde el icono musical de Simon y Garfunkel hasta las política
poética de Jorge Riechmann, paradigma del escritor comprometido con el tiempo
histórico. No creo que sea un gesto gratuito sino una advertencia previa al
lector donde se subraya que la sensibilidad individual del poeta es el
resultado de un continuo aporte, una linterna en préstamo.
La lírica de Raquel Vázquez como pauta formal elige el poema breve, con
escuetos elementos enunciativos que muestra una dirección concreta hacia el
final aforístico. En cada poema la voz verbal plantea una incisión que
busca un interlocutor activo en la recepción. Así arranca el primer apartado
con el poema “Simbiosis”: “Nos muerden unos ojos / tan adictos / a escribir
esta redada del tiempo. / Que nuestras manos sean / el único refugio que nos
arde”. De entrada, aparece como enfoque argumental el discurso amoroso, un
asunto clásico que siempre amanece renovado y repleto de
matices colaterales. El sentimiento como impulso del ser existencial da
voz a la evocación, a preservar en la memoria esa felicidad introspectiva que
da sentido a lo temporal, como si los sueños y el tacto del deseo nunca
estuviesen sometidos a ese ciclo estacional que traza inexorable la caligrafía
del discurrir. Lo abstracto así se convierte en claridad figurativa, en lumbre y
luz, aunque ese puente hacia el otro no sea tangible en el entorno de lo real y
únicamente sea una mirada amable y esperanzada.
El enfoque diáfano del apartado inicial, donde el neón –la luz- era
música, se torna afasia y mudez en los poemas centrales; el yo cobra conciencia
de su extrañamiento y soledad y vuelve a formularse en el yermo diario un
pensar dubitativo y monocorde, hecho de incertidumbre y piel ausente: “Ya nos
abrazan demasiadas sogas, / somos dos lápices que afila el tiempo / así que al
menos dime / quién nos leerá en tanto papel en blanco”. El dolor y el frío se
transforman en sensaciones tangibles que van jalonando el hilo argumental; todo
se apaga y traza su negación sin ruido, su asiento en los rincones de la
memoria como si fuese una estela mínima destinada a borrarse.
El tramo final es una reflexión sobre la pérdida. Aunque las palabras
conceden un techo habitable a los recuerdos, un tablero donde seguir los
pautados movimientos del pensar, la voz se torna elegía; el diálogo común entre
los cuerpos es solo un signo de otros días, un mensaje cifrado que guarda
detalles sin regreso.
En Si el neón no basta Raquel
Vázquez da un paso más en su ya poblado itinerario creador y nos deja una
poesía capaz de sustentar una notable carga metafórica donde la contingencia
amorosa se aborda desde la placidez inicial hasta el desvelo de la pérdida.
Poesía intensa, que confía en la evocación para dar presencia a las galerías
del deseo y al encuentro con los sueños, palabras que ponen el amor en los
relojes.
No perderé de ojo este libro José Luis, parece bastante interesante. Un abrazo y feliz fin de semana. Un abrazo
ResponderEliminarHola Carmela, sabes que siempre me siento cómodo entre las páginas de nuevas voces que se acercan a la literatura con afán renovado y lecturas asimiladas. Y creo que Raquel Vázquez se ha sentado muchas veces en la biblioteca y busca en los poemas lo singular. Un fuerte abrazo.
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