El niño de Vallecas Ramón Gaya |
TACHADURAS
Desde hace años mis
horas nocturnas son una mezcla de vigilia lenta, fisiología y balance
existencial fragmentario. A veces duermo.
La televisión, tras la
sentencia del TS al golpismo secesionista, multiplica las imágenes de
beligerancia, destrozos urbanos y enconamiento. Profunda tristeza. El fanatismo
ha erosionado miles de cerebros con el espejismo de una realidad etérea, humeante, gaseosa.
Tras las algaradas
vandálicas se vislumbran los relatos justificadores de secundarios que buscan
realzar su populismo en el magma colectivo. En esa estética de lo inaceptable
entrenadores, exfutbolistas, cantautores, raperos y artificieros profesionales
que hacen del cerebro inexistencia.
Asisto a las jornadas
del simposio sobre Ramón Gaya y la modernidad en el Museo del Prado. Ponencias
de alta calidad reivindican el legado pictórico y literario de Ramón Gaya y su
ejemplo moral. También en estos días de intemperie social toman asiento la sabiduría y la sensatez, las
pinceladas visibles de la esperanza. No está todo perdido.
(Apuntes otoñales)
Así es amigo, menos mal que nos quedan referentes morales para que nos sigan ayudando a caminar. Benditos maestros y su ejemplo. Abrazos hermano 🤗!!
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