lunes, 25 de julio de 2016

FRANÇOISE SAGAN. BUENOS DÍAS, TRISTEZA

Buenos días, tristeza
Françoise Sagan
Tusquets, Andanzas
Barcelona, 2004

BUENOS DÍAS TRISTEZA

En el caminar del tiempo, la temprana obra maestra de Françoise Sagan sigue manteniendo en su título un tono lapidario: Buenos días, tristeza. Es un asentimiento contundente que manifiesta empatía y apropiación, la estancia en el umbral de las bienvenidas. Regreso a sus páginas porque, sumido en los aleatorios horarios estivales, la tristeza parece un sentimiento exótico. Pero la tristeza perdura y está ahí, inadvertida y cómplice, dispuesta a colonizar nuestro ánimo con su aura sutil y subyugante.
La protagonista de Buenos días, tristeza es Cecile, una hermosa joven que relata desde la introspección un verano familiar compartido. En la reconstrucción se dibujan los rostros más cercanos: el padre es un hombre maduro y atractivo, cuya máxima aspiración es preservar su encanto físico y sus conquistas amorosas, y Ana, una de las amantes, que busca estabilidad sentimental y un amor a futuro.También la propia conciencia de Cecile descubrirá los contraluces del amor, la amanecida física del deseo y los meandros que va trazando cada destino personal en los recorridos del corazón.
Solo  en la juventud el mundo tiene las dimensiones exactas de una cala arenosa, de un espacio habitable en el que alguien llama; y es el amor. Quien lo probó lo sabe.
 
 

4 comentarios:

  1. Recuerdo con nostalgia esta novela.
    Un abrazo.

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    1. La nostalgia, querido Rafael, es la brújula más habitual de la relectura. Este verano vuelvo a recuperar títulos leídos hace años y me llegan con fuerza, aunque tienen una recepción dispar. La novela de Françoise Sagan me ha parecido más ingenua, un libro de aprendizaje sentimental cuyo título sigue siendo mágico. Un fuerte abrazo.

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  2. ¿Cuantas veces la habré leído? y sin embargo al leer tu entrada me han dado unas ganas tremendas de volver a ella o lo que es lo mismo, volver a las épocas en que la leí y releí.

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    1. La edad nos enseña querida amiga que la relectura es un placer irrenunciable. Acuérdate que Harold Bloom definió un libro clásico como una invitación a la relectura. Qué gratos siempre tus comentarios, querida Tracy.

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