martes, 21 de agosto de 2018

HIRAM BARRIOS. APÓCRIFO

Apócrifo
(Aforismos)
Hiram Barrios
Prólogo de José Luis Morante
Editorial Naveluz, Colección La Hormiga
Naucalpan, México, 2018


EXPECTATIVAS


   Los recorridos aforísticos en español tienen en Hiram Barrios un investigador constante. Se deben al profesor mexicano las ediciones de Gotas tóxicas. Aforismos y minificciones de Sergio Golwarz (Cuadrivio, 2015) y la extensa muestra Lapidario. Antología del aforismo mexicano (FOEM, 2015. Son aportaciones que delimitan campos léxicos del decir fragmentario y sus ensanches conceptuales. Estos enfoques se complementan con los ensayos El monstruo y otras mariposas (UNAM-Naveluz, 2013) y Las otras vanguardias (UANL, 2016) y la preparación de la antología bilingüe Voces paranoicas de Eros Alesi (Cuadrivio, 2013).
  Apócrifo muestra la propia práctica aforística. Compone una cartografía cuya primera versión amanece en 2014. Para esta segunda cita editorial se revisa y amplía con nuevas oscilaciones reflexivas, como si fuese una obra en marcha, en continuo crecimiento. Hiram Barrios estructura su libro en trece segmentos, en cada uno de los cuales se percibe una concepción autónoma. Así, el epígrafe “Aforística” encadena seis microperspectivas que abordan presupuestos teóricos personales. Hiram Barrios percibe en las constantes vitales del aforismo una suerte de antiproverbio donde se integran la objeción, la mirada crítica, el rechazo de la moraleja y la omisión de afanes didácticos; también subraya la brizna humorística que deja en esta forma expresiva un humor renacido, capaz de parodiar lo solemne. Otro tramo relevante, que sirve de foco al quehacer subjetivo es “Sofista”, donde se anuda una entrevista al yo apócrifo. La estrategia da pie a transferir a esa presencia intuida una relevante estética de la fragmentación. Ese desvío libera a Hiram Barrios del carácter individual de las opiniones.
   Los demás apartados constituyen un despliegue diverso y una convivencia de asuntos que abarcan desde la minificción hasta el decir lapidario. Todos los bloques son ramas verbales que siluetean una tupida fronda de brevedades. Hiram Barrios sabe que la indefinición genérica del aforismo admite el texto híbrido, esa escritura intergéneros que comparte la expectativa del microcuento con la intensidad reflexiva del pensamiento asistemático o la potencia creadora del  epitafio; asimismo entiende el aforismo como un texto de resolución provisional que admite variaciones.
   Apócrifo sobresale por la variedad de su propuesta, frente a la esquematización lineal. Sabe que la cartografía aforística transforma lo contradictorio en un caminar digresivo y abierto a la pulsión asistemática. El pensar aforístico es fragmentario, nunca tiene  una orientación monocorde y literal; especula, se abre a lo incierto, llena sus plasmaciones de ambigüedad
   Soy el agradecido autor del prólogo. La confianza cómplice del escritor deja mi reflexión crítica en el umbral de Apócrifo. Así que me parece obligado concluir esta reseña con los párrafos finales de contracubierta: “En el remanso de Apócrifo siempre hay sitio para la gota de claridad inesperada en la que se despliega la capacidad oratoria de la inteligencia y el necesario silencio: “callemos mejor para entendernos”. Así afloran las aristas de un tiempo fermentado que el aforismo se empeña en moldear para lijar sus distorsiones. Es un quehacer continuo y atomizado, con voluntad, con fe, sabiendo mientras camina que “el aforismo es un atajo”. 

       











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