viernes, 26 de marzo de 2021

DESDE LA CRÍTICA

Mi Arcadia desolada
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

DESDE LA CRÍTICA

 
   Estamos en obras en casa. Y eso condiciona mi trabajo lector de forma abrumadora. Solo dispongo de un mínimo rincón, mientras que libros y enseres se congregan por todas partes, solapando la calma diaria. Por eso he vuelto a meditar durante horas sobre el papel del crítico esa tarea a destajo que sustituye una lectura por otra en un mínimo intervalo temporal.
  Recuerdo que durante cuatro décadas formó parte de mi tarea docente la valoración del aprovechamiento académico de los alumnos. Así crecían, con aire de objetividad y sentencia, los largos inventarios de notas, ese trajín de sobresalientes jerárquicos, notables a celebrar, bienes equitativos, suficientes raspones e insuficientes, con pasaporte de regreso en septiembre.   
   Más humilde, el ejercicio crítico dedica su fuerza expresiva a dar cuenta pública del gusto lector. Nace así la opinión impresionista, que trasmite las sensaciones personales y el diálogo interno con los libros, o la crítica académica, más minuciosa en los rastreos, empeñada en explorar la arquitectura literaria al completo con su inventario de recalificaciones urbanísticas, materiales de derribo, andamios, grúas y poleas.
   Tras el encuentro pautado con el libro, queda por dar forma a la crítica valorativa que tiene algo de voluntad testamentaria y trébol de cuatro hojas; por eso merma tanto su práctica en mi blog "Puentes de papel"; porque me parece un tanto cáustico establecer líneas divisorias entre si y no. Nunca lo pasé bien dividiendo a mis alumnos entre aptos y no aptos. Y no quiero sentir esa conmoción en la poesía… Prefiero hablar de impresiones lectoras y de los buenos libros que me gustan. Dejo que sus páginas campen sosegadas. Y procuro eludir la respuesta callada de la decepción sobre los libros que no me gustaron, porque no debo herir a nadie que no sea capaz de ser exigente consigo mismo y hace pasar por literatura lo que es un simple abrazo de vocales y consonantes, con la benevolencia de la autoedición o de alguna editorial complaciente. La reflexión literaria pretende expresar mis vivencias de lector satisfecho. Lo demás es silencio. 

José Luis Morante

  

2 comentarios:

  1. Hace bien, José Luis, no se puede y no se debe hablar (bien)de lo que no gusta, aunque una crítica no siempre tiene que ser buena, cosa que ayudaría a mejorar al autor siempre que la humildad supere al ego y haya ganas de superarse. Si se lo han pedido, debe darle su sinceridad sea cual sea, aunque hacer esa crítica siempre será decisión de usted, por supuesto.
    Feliz viernes de Dolores.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenos días, tu comentario está lleno de sensatez, pero las ecuaciones literarias no son exactas y siempre integran el azaroso itinerario del elemento humano; no es nada fácil comentar un libro en negativo, yo prefiero el silencio; la mala crítica no ayuda a mejorar el estilo del autor, solo crea resentimiento y recelo, al menos por mi experiencia de tantos años; siempre es difícil superar el ego. Un fuerte abrazo agradecido.

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.