Vuelta a la nada. Poesía reunida. (1995-2002) Luis Felipe Comendador Lf Ediciones, El Árbol espiral Prólogo de José Luis Morante Béjar, Salamanca, 2002 |
CON LAS MANOS ABIERTAS
Todo quehacer poético es un compendio de obsesiones y remite a un claro empeño de búsqueda de una identidad; crea un
mundo propio, sean cual sean los recursos formales y los contenidos. Vuelta a la nada permite conocer el tramo lírico escrito entre 1995 y 2002 por Luis Felipe Comendador (Béjar, 1957), poeta, narrador, aforista. escritor de diarios, editor e incansable activista solidario. Es un arco
temporal muy corto, pero caracterizado por una notable fecundidad, ya que se
hilvanan títulos con regularidad casi anual, bajo el empuje de certámenes
nacionales y de premios que han convertido al bejarano en una presencia
habitual en los foros de debate y
en los predios literarios
contemporáneos.
El volumen Vuelta a la nada reúne textos de nueve poemarios, organizados con un criterio
cronológico estricto y solo roto por la composición inicial que aparece como
una intencionada poética, como un aviso para navegantes lectores. Queda fuera
el primer libro y el más reciente, El amante discreto de Lauren Bacall, aparecido en la editorial Visor, tras ser finalista en la
correspondiente convocatoria del Premio internacional de Poesía Rafael Alberti. Pero la muestra es amplia y en esta palabra heredada en el tiempo se perciban con nitidez las cualidades de
un autor empeñado en lo cotidiano. Porque el techo gris de lo diario es el gran venero
temático de esta escritura. Lejos queda el alquiler a plazos de aquella torre de marfil de lo trascendente y el revestimiento acorazado de lo sublime. Para Luis Felipe Comendador, el poeta es, sobre cualquier
consideración, un ciudadano de a pie que pasea fisiología e intelecto; deambula por los callejones de la amanecida para escribir respuestas en
ese abrumador formulario de lo existencial que acaba asegurando que vivir no es
mucho, pero es todo lo que tenemos. La
vida se comprime en un azaroso paréntesis proclive al tedio.
Se canta un tiempo de derrota, despojado de reductos salvadores: las
voces de la calle, la herrumbre de la pareja, el entorno grupal, los retazos de un compromiso ideológico, la
identidad brumosa del individuo, el onanismo de explorar el espejo para
descubrir que no somos narcisos. Las palabras conforman instantes que se van
desgranando para asegurarnos que, a pesar de tanta
insuficiencia, merece la pena ser testigo de cargo de este viaje por lo
transitorio, por el laberinto del ahora.
Cada entrega de Comendador se organiza bajo un estado de ánimo y a partir de
un clima poético común. Lo unitario preside la organización poemática
por encima de la recopilación. Comendador es un poeta de conjuntos, aunque
algunas piezas sueltas hayan alcanzado el status de textos de antología por el
frecuente uso en lecturas públicas o por su publicación en suplementos y
revistas. Es el caso de “Consejos para un poeta joven”, donde el ánimo jocoso
de los versos deja aflorar un sarcasmo y un humor socarrón que desemboca en una
sabia ironía que emana de autores del 50.
Realista e irónica, lúcida y macerada por el discurrir vital, la poesía de
Luis Felipe Comendador solo en apariencia se formula con un vocabulario
testimonial y accesible. La difícil sencillez y la claridad expresiva son
logros de un pulir continuo. Hay rigor autocrítico y regodeo en una
tradición que renueva brotes en la mente de todos. Hay vínculos, por ejemplo, con los divertimentos
eróticos de Catulo y el nihilismo clásico de Fonollosa, con Carver o con
representantes cualificados de la primera promoción de posguerra. En la geografía de Vuelta a la nada se recrea un sujeto poético sentimental y escéptico que a media tarde, ante el
velo bermejo del crepúsculo, alza la copa y se concede un rato de descanso, mientras saca billete hacia la sombra.
A Luis Felipe hay que leerlo porque es un gran poeta, porque tiene una conciencia social y porque es un gran tipo. Y porque es mi amigo. Todo junto.
ResponderEliminarSuscribo cada uno de tus argumentos con el asentimiento de lo lapidario. Y solo añado una coda necesaria: "Y es mi hermano también". Gracias Pedro y enhorabuena por hacer del humanismo solidario una causa común, una piel cálida.
EliminarUn abrazo enorme y gracias siempre por tu amistad sin dobleces.
ResponderEliminarLa poesía es un acto perplejo.
la poesía es una respuesta, querido poeta, que anda formulando preguntas a cada paso. Y ahí estamos, con la incertidumbre como lugar del poema, con la amistad como brújula. Siempre juntos, Luis, siempre.
Eliminar¿Por qué no he leído yo a Luis Felipe? Sí, ya sé que somos muchos, pero tras leer tu reseña me ha nacido una carencia. Gracias, amigo.
ResponderEliminarDurante los primeros años noventa surgieron muchas voces nuevas en poesía, el monopolio estético de la poesía de la experiencia aglutinó miradas que dejaron fuera otros ámbitos. Yo disfruté mucho con la amanecida literaria de Luis Felipe Comendador y sigo percibiendo en su escritura un espacio imprescindible. En cuanto a las carencias, ya sabes que es imposible acotar todo el campo y establecer panorámicas abarcadoras, todos buscamos rincones, sitios propios. Y esa es la felicidad de la lectura, el descubrimiento continuo. Un abrazo, querido poeta.
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