La dulce compañía Imagen de Archivo general de internet |
OBJETOS
Están hechos de reiteración y cercanía,
de un esplendor sencillo, de una nimia ternura.
Nos son imprescindibles al paso de los años.
Permanecen morosos, perennes, vegetales.
Diseñan una decoración reparadora
que en cada sitio ofrenda serviciales regazos.
No discuten razones, fracasos, esperanzas.
Compartimos con ellos esas gotas de júbilo
que dan a lo vivido momentos memorables.
Dialogan con palabras de sonidos armónicos;
suenan a persuasivas, a dulces cantinelas.
Sus materiales unen pretérito y presente.
Saltan hacia a delante, más allá de los riesgos,
como fuertes cornisas que soportan los brazos.
Si alguna vez nos faltan sentimos la impostura
de ese desconocido que vive por nosotros.
(Antología Ahora que es tarde, La Garúa, 2020)
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