sábado, 22 de abril de 2017

OTITIS. EFECTOS SECUNDARIOS

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OTITIS

       A Luis Miguel Malo

 El zumbido no cesa.
Es una rasgadura,
una ola que llega
de forma imprevisible,
una pulsión secreta
que dispersa señales
a destiempo.

Acudo al otorrino.
Con gesto relajado
prodiga pormenores,
dictamina las causas.
Me firma complaciente
algún diagnóstico:
trastornos auditivos;
el tímpano anegado
por voces que no existen.

Todo bajo control,
algunos fármacos
y ejercicios sencillos;
paciente aprendizaje
y discernir
las voces y los ecos.

      (De Ninguna parte, Sevilla, 2013)





10 comentarios:

  1. Ninguna edad, ninguna parte.

    Me ha encantado.

    Un abrazo.

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    1. Es un poema sencillo y quejoso, querida Gabriela, con el conformismo resignado de quien va percibiendo la erosión del tiempo. Un gran abrazo, Gabriela, en estos días contradictorios. Sigo al minuto los acontecimientos de tu país con el corazón encogido. Suerte y besos.

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    2. Gracias, poeta, por tu ánimo constante y el puente de afecto en tus palabras. Leer nos da esperanzas. Mi chaleco antibala siempre será un buen libro y un buen amigo como tú.
      Abrazos

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  2. Es difícil imaginar desde aquí, en una tarde limpia y llena de azules, ese dolor de la barbarie, esa dureza de la intransigencia y el sonido tenaz de la represión. Cuídate mucho, poeta; hay veces que es necesario aprender a vivir a cada instante

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  3. Gracias, poeta del instante.
    Amanecerá, amanecerá y no habrán cascos, chalecos, polvo, hambre ni muerte.Tampoco habrán botas contra la esperanza.
    Amanecerá como amacen las palabras en un buen corazón.
    Abrazos

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    1. Amanecerá, Gabriela; el sol regresa siempre. Un fuerte abrazo.

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  4. Respuestas
    1. El ánimo está fuerte Tracy; y las consultas son un verdadero campo de los milagros, así que hay esperanza de que voces y ecos puedan convivir sin hacer mucho ruido. Un abrazo.

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  5. Volverán las voces sin estridencias, como lo hacen las golondrinas de Bécquer. Gracias por tu palabra siempre.

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    1. Las voces están dentro, querida María, así que van y vienen cuando quieren; menos más que son sigilosas y no hacen mucho ruido... Qué poco me gustan las consultas, María, tienen una asepsia tan fría que parecen hechas de hielo. Besos grandotes y mediterráneos.

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