viernes, 17 de mayo de 2019

EL YO Y EL OTRO

Agua para dos
Imagen del archivo
 de
Pixabay


HETERÓNOMOS


Dentro de mí conviven, abocados
a una inmensa rutina sedentaria,
el yo que pienso y otro, el que parezco.
Un pacto, que firmaran con los ojos,
les conmina
a respirarse en cierta tolerancia,
y ambos han sido absueltos
de mencionar, siquiera,
cuál fue la última causa
que les diera la vida.

Cada uno tiene ya su enclave exacto:
el yo que pienso
habita, día y noche,
la intimidad de estas cuatro paredes.
Es semejante a un niño que olvidara crecer,
y por lo mismo
nada en el mar de una sabia ignorancia.
(“Acaso sea el invierno…
es razón suficiente para explicar el cosmos “)
Y balbucea. Ríe.
Se pierde en los espejos. Gesticula.
Colecciona recuerdos como si fueran conchas
que ha enterrado el olvido.

A veces llora y viste el jersey gris
de la melancolía;
entonces toma un folio,
donde  inicia el galope un sentimiento
y se hace reo de pertinaz tristeza,
hasta que traspapela la mirada
y descubre, cansado,
que afuera cae la lluvia
y mojan su perfil
unas livianas gotas de mi nube.

El que parezco
está en la calle de continuo.
Todos le conocéis
pues con todos comparte ese pan y esta sal
que, bajo el brazo, trae la vida;
las cotidianas dosis
de angustia existencial, trabajo y ruido.
Con él tropiezo,
una tarde cualquiera,
al doblar una esquina,
y tras justificarme torpemente
(“hallé la puerta abierta
y me aburría…”)
me despido gozoso y luego marcho
-el paso lento, sepultadas las manos
en los amplios bolsillos del vaquero-
a ver, sin más, el mundo por mis ojos.

                     (De Rotonda con estatuas, 1990) 



                                         


3 comentarios:

  1. Suelo abrir mis lecturas con este poema, "Heterónomos", que pertenece a mi primer libro "Rotonda con estatuas" (Madrid, 1990). Iniciaba una temática, la de la propia identidad, que se hace redundante en mis libros, como si fuese necesario sondear el perfil de la extrañeza que llevamos dentro. El tiempo no ha borrado mi querencia natural por sus versos.

    ResponderEliminar
  2. Comparto tu sentir, José Luis. Lo he leído en varias ocasiones, mi querencia por sus versos crece. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias María José, como sucede con las rutinas de nuestras actitudes literarias, en las lecturas uno establece un guión pactado con los libros y es difícil ir por otras rutas, así que "heterónomos" sigue preguntándome por mis laberintos del yo. Fuerte abrazo.

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.