UNA CONVERSACIÓN CON ROSARIO TRONCOSO
Rosario Troncoso: ¿Quién es J. L.
Morante? ¿Qué le pide a la vida?
La identidad es uno de los temas centrales de mi poesía. Mi
primer libro, Rotonda con estatuas,
incluía como cierre el poema “Heterónomos”, un diálogo entre el yo que está en la calle y el yo interior; un extraño
habita en mí y en él descubro
rasgos comunes. Soy un conformista y
suelo pedir poco en lo personal; también mis peticiones colectivas también
suelen silenciarse bajo el rumor del tiempo.
¿Para qué la Poesía?
¿De qué te sirve, de qué te salva? ¿Qué puede cambiar la Poesía?
Para sembrar preguntas, para hacer de cada libro un
laberinto que se recorre contra el discurrir. No salva de nada: todos vivimos
bajo la intemperie, pero da resguardo y cobijo y pone ante los ojos
pensamientos y afectos, así que es posible que un buen poema nos cambie el
brillo de la mirada y dibuje en el rostro una sonrisa.
Proceso creativo.
Rutina.
La rutina forma parte de lo cotidiano; es ese péndulo que lleva desde las estanterías
de la biblioteca hasta el teclado del ordenador. Hay días que ese trayecto es
muy largo y otros que anulan distancias, como el traqueteo de un tren de cercanías.
Los clásicos... Autores y libros que son imprescindibles.
Soy un lector de trayecto continuo; y para no cansar con una cronología extensa
me ciño a la generación del 50 y a ese sendero que lleva desde Antonio Machado
a la poesía social, el medio siglo y con bifurcaciones y estancias
vacacionales en la poesía
hispanoamericana…
Un consejo a los
que empiezan.
Afrontar cada libro como el primer paso; aquí no hay sendas
trilladas, cada recorrido es una búsqueda.
¿Qué le sobra hoy
a la literatura? ¿Qué le falta?
A la literatura siempre le sobra vida literaria y le falta
lectura. Creo que lo ideal es la soledad en compañía de un libro. Las demás
contingencias no pasan de ser
meteorología de nubosidad variable que suele desplegar paraguas con
varillas dañadas.
¿En qué instante te miras?
La madurez es una etapa propicia a
la elegía y menos dada a lo
celebratorio. Es un tiempo de canas y
miopía, de sosiego y música crepuscular.
Un verso
definitivo
La pedantería me deja en el tímpano voces clásicas: “Lo
demás es silencio” “polvo seré, mas
polvo enamorado” “ la nieve ardía”. Pero apunto uno propio que solo constituye
una declaración de fidelidad y firmeza ante lo transitorio: “Pienso en ti casi
siempre. Las otras veces pienso en ti”.
(Entrevista de Rosario Troncoso)
Yo citaría:
ResponderEliminar"y este amor, ya sin mí, te amará siempre" (Ángel González)
"No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre"
(Miguel Hernández)
Y después la no-vida legendaria
la conocida la desconocida
la familiar la misteriosa muerte (Saiz de Marco)
Todo vino y se fue, pero aún perduran
los días en los que amaste y fuiste amada" (Sánchez Rosillo)
....
SI NO TE QUEMA
NI TE MUERDE AL LEERLO,
NO ES UN POEMA.
(Sandra Suárez)
Un abrazo fuerte y agradecido Sandra por todo lo que supones para mis puentes de papel. Feliz día.
ResponderEliminarAmigo José Luis: cualqier verso tuyo sirve, pienso yo, para decir: "Yi me escribo a mí mismo para escribir a todos"
ResponderEliminarAbrazos
Un abrazo agradecido poeta y disfruta de tu nuevo libro y del afecto de tanta gente por tu trabajo literario
EliminarAprendo con tus respuestas, José Luis. Una maravilla. Gracias por compartir.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Felicitaciones, los poemas inspiran y de la lectura se aprende. Éxito!
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