domingo, 22 de marzo de 2015

ARABELLA SILES. DESENREDAR EL AIRE

Desenredar el aire 
Arabella Siles
Utopía Libros, Córdoba 2015


EL MISTERIO DE LO REAL

   Cada poemario inaugura una propuesta de interpretación que alienta una pluralidad de sentidos. Este principio se cumple todavía con más rigor cuando asistimos a una primera salida, donde el hablante lírico elige la senda a seguir sin recorridos previos. El quehacer cultural de Arabella Siles le ha permitido conocer a un amplio número de escritores, algunos de los cuales dejan su afecto aquí. Así la cubierta del poemario es un dibujo del poeta y cantautor Luis Eduardo Aute, el pórtico de entrada está firmado por Julio llamazares, el epílogo por el poeta y crítico Manuel Rico y la contracubierta acoge las palabras del aragonés Ángel Guinda. Pero son contingencias prescindibles a la hora de abordar el rumor del poema porque la lectura es siempre un diálogo a dos voces que no requiere más interlocutores que el encuentro silencioso con los significados de las palabras.
   Sirven de umbral al libro dos citas de Blas de Otero y José Hierro: la primera es una imagen sobre la transparencia del aire que puede dar pie a un acercamiento a la poesía desde la claridad y el sentido comunicativo; el texto de José Hierro percibe esa conexión siempre abierta sobre la lírica como testimonio vivencial. Y esa sensación perdura desde el comienzo, Desenredar el aire es el relato de un transcurso existencial en el que aflorar distintas experiencias de hondo significado; la escritura nace de la necesidad de decir y rehúye cualquier propósito esteticista. Así lo señala la breve composición de arranque, titulada “Poética”: “Para vivir / escribo. / Escribo / lo que me vive.”
   Y ese predominio de lo vivencias está hecho de un tejido diverso y contradictorio, donde la carencia expande su significado más profundo. Somos una estela de fragilidad y vacío, de soledad y ausencia que no quiebra el olvido: “Este poema es un erizo / y / de su corazón / se arranca púas. / Púas de rabia / de sinsentido / de quebranto / de desamparo…”. Aunque prevalece en las composiciones el clima de decepción y ensimismamiento que quien busca desentrañar el misterio de lo real, también el tránsito diario deja sitio a la amanecida, a ese liviano despertar de la luz en la que cada identidad se reconoce. Queda un resguardo para la esperanza. Así leemos en “Ese lugar”: “Arrancar las raíces / de la duda, la ira / el juicio y la condena / antes de que anide el desatino / y se abra en la tierra / la hendidura. / Y volver contigo: / a ese lugar / donde todo comienza / y el sol nunca se apaga. “
  Desenredar el aire es el rastreo de una mirada interior. Poesía donde se traducen las convulsiones del ánimo y su resistencia a aceptar la desaparición y el vacío. En este primer encuentro con el quehacer poético de Arabella Siles emergen los enlaces plenos entre travesía biográfica y literatura con los que se forjan los poemas. Recuerdo y canto del breve acontecer, lo vivido se hace sustancia argumental, se inscribe en el texto para dejarnos un rasgón luminoso y perdurable.  

6 comentarios:

  1. Interesante propuesta José Luis.
    Gracias por compartirla.
    Feliz domingo.

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    1. Toda epifanía es siempre una celebración, querido Jesús; el libro de Arabella Siles da voz al dolor y la pérdida, pero deja un espacio para la esperanza. Al cabo, la memoria es siempre una moneda de dos caras. Fuerte abrazo y feliz domingo.

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  2. Gracias por abrir otra nueva ventana a mi vista. Un abrazo

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    1. También es una ventana nueva para mí, querida Carmela, porque la voz de Isabella Siles llega a mi casa con el estreno de su primer libro. Y lo hace con voz limpia y honda, como si pidiese sitio para buscar un hueco hospitalario. Un abrazo con lluvia.

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  3. Desde luego el título no puede ser más sugerente.. Gracias por compartirlo.

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    1. También en esto estoy de acuerdo contigo, querida Tracy, y esa es una de las razones que me han impulsado de inmediato a la lectura del libro. Airear el ovillo de la transparencia es una labor tenaz que también puede leerse en clave poética.
      Llueve en Rivas, Tracy. Hoy la casa está llena de versos por escribir. Un fuerte abrazo.

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