El cántaro a la fuente Aforistas españoles para el Siglo XXI José Luis Trullo y Manuel Neila (Eds.) Apeadero de Aforistas/ Thémata Editorial Sevilla, 2020 |
DEMOGRAFÍA DEL AFORISMO ACTUAL
Desde el amanecer del siglo XXI, el quehacer aforístico, de forma
continua y sostenida, ha logrado una pujanza insólita. Su filo lapidario y su
lacónica brevedad buscan el contacto cercano de una propuesta dialogal con el
lector. La inmediatez de las redes sociales y su compleja bulimia de titulares
al paso han fomentado la expresión urgente del fragmento, ese discurso que
emplea en su formulación la tacañería expresiva del más es menos. El aforismo
además admite fuentes argumentales muy variadas, obsesiones recurrentes,
chispazos lúdicos, y su razón de ser camina por una estela de descubrimientos e
indagaciones. De ese aflorar incontenible da cuenta la compilación El cántaro a la fuente. Aforistas españoles
para el siglo XXI, una edición preparada por dos grandes conocedores del
género, José Luis Trullo, aforista, crítico y editor de Libros al Albur, y el
poeta, ensayista, antólogo y aforista Manuel Neila.
Sostiene el refranero popular que “tanto va el cántaro a la fuente…”,
así que en la repleta oquedad de esta obra conviven los mejores practicantes
del género en el calendario del presente. Los que han hecho posible que existan
varias editoriales como Trea, Renacimiento, Cuadernos del Vigía, Libros al
Albur, Cuadernos del Laberinto, o Ediciones de la Isla de Siltolá, y los que ya
figuran en recuentos y panorámicas recientes como los impulsados por José Ramón
González, León Molina, Aitor Francos, Carmen Camacho, José Luis Trullo o Manuel
Neila, por citar solo algunas selecciones que han expuesto las coordenadas
básicas del aforismo actual.
Más allá del criterio personal, inevitable siempre en cualquier
selección, los editores en el prólogo insisten en ese estado general de
consolidación y añaden las notas singulares del momento; a saber, un
conocimiento fehaciente de las tradiciones lapidarias y la convivencia en su
desarrollo de cierta equidistancia entre filosofía y poesía, entre emoción y
pensamiento cognitivo. El lector notará algunas ausencias de protagonistas
usuales de esta estrategia expresiva, pero son debidas no al criterio de los
editores sino a contingencias varias que no han hecho posible su inclusión. Y
cierran su sondeo con una bibliografía selecta del corpus reunido que integra
obras individuales, antologías, ensayos críticos de interés y publicaciones
digitales monográficas, como la revista digital El Aforista, páginas en vela siempre atentas a las novedades del
mercado.
La compilación acumula un notable inventario
de escritores en el tiempo, desde Carlos Castilla del Pino (1922-2009) y Dionisia García (1929)
hasta los más jóvenes, Aitor Francos, Sihara Nuño y Azahara Alonso. La amplia
demografía emplea el criterio temporal y la convivencia generacional para
sondear la aportación aforística en estas dos décadas del siglo XXI. En cada
aforista respira un ideario distinto, un entramado de intuiciones y experiencias
que ha ido gestando una forma de escribir, un formato de anclaje. Como
enunciara Carlos Castilla del Pino los buenos aforismos no concluyen, sino que
sus enunciados proponen un comienzo en el que las amanecidas del significado
nunca borran contornos, ni apagan los episodios emotivos que sugieren.
En El cántaro a la fuente.
Aforistas españoles para el siglo XXI se traza, con solvente sencillez “y
buen uso de lo que se sabe”, la arquitectura de un paisaje abierto en el que el
aforismo marca su profundidad de campo, esa geografía repleta de miniaturas
inteligentes. La antología propone una síntesis de los itinerarios más
conocidos, esas voces emergentes cuya escritura en tránsito se detiene ante el
espejo para recordar, sin volaterías ni ocurrencias gratuitas: “Morir debe ser
fácil, lo peor son los preámbulos” (Dionisia García) “Un buen aforismo es aquel
que hace reír a los inocentes y deja serios a los filósofos” (Emilio López
Medina); “Quédate, soledad; yo te acompaño” (Ángel Guinda); “En todo viaje
interior hay un extravío” (Miguel Cobo Rosa); “Hacer de una desdicha personal
una frase feliz es el privilegio de los aforistas” (Ramón Eder); “Cuando la
pasión no existe suelen florecer las teorías” (Andrés Trapiello); “La muerte no
está al final de una vida, está en su centro” (Ramón Andrés); “Como el pan la
vida tiene su corteza y su miga” (Carmen Canet); “Dormir es la diaria
obligación de esconderte de ti mismo” (Luis Felipe Comendador).
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