sábado, 31 de mayo de 2025

LUIS MIGUEL RABANAL. POSTRIMERÍAS.

Luis Miguel Rabanal
(Riello, león, 1957- Avilés, Asturias, 2025)

 

SOMBRAS DE LA TRISTEZA
 
 
Postrimerías
Luis Miguel Rabanal
Ediciones Eolas y Club Cultural Leteo
León, 2024
 
  El plural itinerario creador de Luis Miguel Rabanal (Riello, León, 1957) aglutina géneros como la novela, el relato y la poesía. Un trayecto de notable fertilidad que conforma una plena dedicación al quehacer escritural, sobre todo cimentado en su obra poética. La mirada lírica ha sumado entregas reunidas en el volumen Este cuento se ha acabado. Poesía reunida 2014-1977, editado por la editorial sevillana Renacimiento en 2015. Aquella compilación no cerraba el trayecto; posteriormente han ido apareciendo tres nuevas entregas, Los poemas de Horacio E. Cluck (2017), Matar el tiempo (2018) y Que llueva siempre (2020), ahora compiladas en Postrimerías, obra enriquecida con una introducción de Sergio Fernández Martínez y los epílogos de Rafael Saravia y Alberto R. Torices.
   El poeta revisa la cronología de su obra y enuncia un discurso, fragmentado en el tiempo, en el que la mirada sombría del presente enfila el paso hacia lo existencial, como si la vivencia de un estar crepuscular convocara, en las postrimerías del discurso poético, pensamiento y filosofía. A la hora de percibir lo cotidiano se impone una poética del desconsuelo, un nítido pesimismo que arropa los días con el epitelio del dolor. El prólogo de Sergio Fernández Martínez recuerda las sombrías coordenadas del escritor: ”Es un libro atravesado por un profundo pesimismo existencial, un pesimismo que se integra dentro del orden poético y que condiciona los sentidos de los libros. En realidad, esta es una constante en la poética de Rabanal, donde el malestar, el cansancio, la rendición y la inmovilidad se erigen como constituyentes del sujeto.”
  Los poemas evocativos de “Que llueva siempre” dan apertura al camino con citas de MJ. Romero y Javier Esteban. Los dos textos se ajustan al discurso gregario de la finitud; las sombras calladas de la intemperie guardan los despojos de la vida alegre. El yo poético se dispone a completar un recorrido en dirección contraria, desde el ser a la nada. Intuye que hay que cumplir ese encuentro pactado, a solas con la muerte y va dejando sus huellas más firmes en los repliegues peraltados del yo interior, hasta componer una autobiografía ficcional.
  El imaginario asume la ironía como recurso distanciador, capaz de  abordar temas nocturnales y trastocar la comprensión interpretativa. Los sueños traen al primer plano personajes oníricos que comparten los pasos perdidos de la memoria erótica o conforman un contrapeso del patetismo y la melancolía como si,  junto al yo biográfico, existiera un yo aparente y distinto. El pasado cobra un espacio central, donde el tiempo de niñez evoca que, en ese imprevisible relato de lejanías, todavía no estaban encendidas las luces de la soledad y aún no se había emborronado la inocencia: “Éramos pequeños y se nos mostraba / la envoltura, la azul apariencia de las cosas. / Ningún misterio más  / que el de no haberlo comprendido”.
  En el recorrido de Que llueva siempre conviven las fluctuaciones argumentales, aunque entre los detonantes poéticos no existan itinerarios antagónicos. Los recuerdos, los días de infancia, la invitación al deseo. Los textos muestran las inclinaciones subjetivas de un pensamiento en vela en el que se agolpan las cicatrices más profundas, esos campos de análisis que requieren contemplar en silencio el horizonte interior.
  Luis Miguel Rabanal ubica el libro Los poemas de Horacio E. Cluck en el espacio central de Postrimerías. La entrega recupera un viejo personaje narrativo del poeta y alumbra un pensamiento especulativo sobre la escritura: “La poesía te rodea las manos, es la amiga que sangra”. Entre las palabras se desvanecen las brumas de lo etéreo; la experiencia vital muestra su fragilidad y añoranza, exige un trazado de sensaciones, que delimite el paso del tiempo. En el prólogo del libro exento, que se publicara en 2017, Andrés González escribió una síntesis del volumen muy afortunada. El trabajo poético es “una cronología de la infamia y de la mística del amor”.
   El apartado “Desnudos” aloja en sus poemas el formato de la prosa poética, de este modo se acentúa la reflexión sobre lo transitorio y ocasional de las palabras, su luminosidad cerrada y tan llena de brumas para comprender la realidad y la intrahistoria de un sujeto verbal con los inacabables conflictos del deseo, la soledad y el transitar por los grumos de lo cotidiano. Secuelas de vida que esconden el desamparo y la incertidumbre.
   Editado en la editorial Trea en 2018, Matar el tiempo comienza con una composición que hace del tú apelativo un interlocutor de las indagaciones reflexivas del hablante lírico. Se hacen fuerte las incógnitas del tiempo, esas quebraduras hechas de memoria, alquitrán y bruma en las que se liberan las palabras pero no su sentido, como si el verdadero cauce argumental fuera un territorio de frontera entre la realidad y la imaginación; todo parece abocar en un entorno de sueños, que se recorre al frío de la noche y nunca pierde el olor a cerrado.
   Desde el dolor y la impotencia de la enfermedad, desde la quietud insomne de quien hace de la medicación un intervalo para no apagar el deseo o la ternura, las palabras emergen para dar cuenta de la desolación y el espanto, en el vivo desorden del silencio. 
   La epístola afectiva final de Rafael Saravia alude a la existencia como fracaso permanente que nos coloca al borde, casi pronunciando el adiós en las postrimerías, advirtiendo que la angustia es una presencia fuerte que pide silencio a la esperanza “con la verdad ingrata del poema sublimado”. Por su parte, Alberto R. Torices establece el espacio poético como un territorio ficcional, una geografía telúrica que recorren “vientos de simbolismo y abstracción, la memoria y fantasía de un hombre en el laberinto de su identidad sentimental.
   Hoy, con el corazón huérfano por la ausencia de Luis Miguel Rabanal, Postrimerías deja la sensación de una despedida anunciada, de una voz que recuerda al poeta más allá de la muerte, tras la frontera del no retorno, allí donde la tierra es siempre leve.

JOSÉ LUIS MORANTE






viernes, 30 de mayo de 2025

INVITACIÓN AL VIAJE

rascacielos de Tokyo
Mayo de 2025


INVITACIÓN AL VIAJE


Vuelvo al viaje para crecer conmigo

y dormir la quietud que colisiona

con las abiertas rutas del asombro.

No sé plegar los mapas;

En sus signos transcurren

los lejanos entornos

y las imaginarias geografías que reclaman

el derecho a existir fuera de sitio.

Cuando cruzo la puerta,

aparezco de pronto allí donde no fui,

en la capa de polvo volandero

que precede al camino.

Tomo aliento y acepto

la invitación al viaje,

el exilio y la fuga.

En la distancia espera para andar

la brújula del aire,

una estampida que se multiplica,

donde ya se define lentamente

la frágil transparencia del regreso.


                             (Inédito)


 


En sus signos transcurren

los lejanos entornos

y las imaginarias geografías que reclaman

el derecho a existir fuera de sitio.

Cuando cruzo la puerta

aparezco de pronto, allí donde no fui,

en la capa de polvo volandero

que precede al camino.

Tomo aliento y acepto

la invitación al viaje, el exilio y la fuga.

En la distancia espera para andar

la brújula del aire,

una estampida que se multiplica

y donde se define lentamente

la frágil transparencia del regreso.

lunes, 26 de mayo de 2025

sábado, 24 de mayo de 2025

JARDÍN JAPONÉS

 



JARDÍN JAPONÉS 

Me gustan los libros donde cada poema es autónomo y visible, pero tiende la mano al todo. Un libro de poesía ha de ser siempre un jardín japonés.




sábado, 17 de mayo de 2025

A PUNTO DE VER

A punto de ver
José Luis Morante
Prólogo de Susana Benet
Editorial Polibea
Colección El Levitador
Madrid, 2019


                               Con Bashô

Cañas y juncos
cubiertos de verdín.
Faltan las ranas.



viernes, 16 de mayo de 2025

NILTON SANTIAGO. VOCACIÓN DE NÁUFRAGO

Vocación de náufrago
Nilton santiago
Premio Juan Gil-Albert
XLII Premios Ciutat de Valérncia
Editorial Visor
Colección Visor de Poesía
Madrid, 2025


 GESTOS PERECEDEROS
 

 
   La obra poética de Nilton Santiago (Lima, 1979), Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas y residente en Barcelona desde hace muchos años, ejemplifica un asentamiento sorprendente en el espacio poético contemporáneo. Desde su carta de presentación El libro de los espejos, editada en 2003, cada una de sus propuestas líricas conlleva el refrendo de un certamen literario de primera línea. Así sucede con La oscuridad de los gatos era nuestra oscuridad (Premio Internacional José Hierro de Poesía Joven 2012), El equipaje del ángel (Premio Tiflos 2014) y Las musas se han ido de copas, que consiguió en 2015 el Premio Casa de América de Poesía Hispanoamericana. El intervalo creador aglutina también las entregas Historia Universal del etcétera (Premio de Poesía Vicente Huidobro 2019), Miel para la boca del asno (Premio Emilio Alarcos, 2023) y, su último trabajo hasta la fecha, Vocación de náufrago que ha logrado el Juan Gil-Albert en el XLII Premios Ciutat de València.
  El sedimento común de estas entregas conforma una conciencia poética que entiende la escritura como una propuesta dialogal entre revelación y misterio. Las palabras se apropian de lo que sucede; superan distancias cognitivas para compartir el terreno movedizo de los significados. Este ideario fortalece el abandono de la subjetividad de los materiales confidenciales para centrarse en esos gestos vitales, perecederos y aparentemente fugaces, que nos humanizan.
   Dentro del quehacer de búsqueda de Vocación de náufrago encontramos cuatro apartados de diferente extensión, donde resalta de inmediato la abundante presencia de lo metaliterario. Los poemas aluden en sus versos a las zonas de riesgo de la escritura y desperezan su disposición para recoger indicios reflexivos. Las características del discurso lírico de Nilton Santiago hacen de la anotación estética un enunciado cercano, sin ninguna pretensión dogmática, y con una perspectiva de imágenes y símbolos que sirve de referente evocativo de sus magisterios: “Wislawa diría que también el poema / vive en ese vacío que ilumina, / en esa nada que lo contiene todo”. Lo paradójico sirve para conocer espacios de una conciencia en tránsito; mientras, el sujeto verbal acumula percepciones y sensaciones, frente al entorno. El poema acoge signos explícitos de lo cotidiano, mínimas contingencias que recrean las formas aparentes de un escenario próximo. Todo es quietud y reconocimiento de lo temporal, un inevitable sondeo en lo transitorio, donde leves signos marcan desapariciones y ocasos: “No cabe duda, / así como “escribir” es borrar palabras, / desaparecer / es la mejor forma de estar en todas partes”.
   El protagonista despliega el mapa de identidades dispersas, empeñadas en remontar la azarosa pendiente de lo gregario. Tras su insignificancia, la realidad se manifiesta con estridencia; descubre su intimismo; contempla e intenta entender los azarosos laberintos del destino, ese ánimo estacional que da vueltas y aclimata variables que traducen aceptación, soledad, percepción del paisaje o leves trazos sentimentales.
   La andadura es un viaje sin andén donde se rememora un itinerario que a cada instante reactualiza distancias. El cauce verbal aborda la manera de ser, un entrelazado de emociones y vivencias que hacen de las palabras su territorio natural. Ese clima poético propicia una crónica fragmentaria donde la voz reconstruye un relato vital, una aparente distorsión de lo real entrevista por alguien que duerme con el ojo abierto. La geografía argumental contradice el avance lineal, suma percepciones, elementos al paso y pensamiento al vuelo libre de la imaginación. Son los fragmentos del yo indefinido, donde se escucha el fluir de la conciencia y el revuelo del tiempo, reconstruyendo vivencias, acercando la memoria del pasado a un porvenir “que está ahí, a la espera de que le demos / al botón de lo que seremos”.
   Cada poema recuerda un remolino de ideas del que poco a poco emerge el sentido y sale a superficie. La situación familiar, los viajes, la presencia cercana de la muerte que nunca diluye sus huellas, los indicios de permanencia y las grafías de lo exterior conforman un tiempo de incertidumbre que, poco a poco, se vuelve inaprensible.  Desgajado de cualquier retórica, un aforismo da aliento al propósito central de la escritura, a ese caminar hacia dentro para esclarecer el sentido del hecho creador: “Los libros no hacen más que esparcir nuestras cenizas”.
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 






 

 

jueves, 15 de mayo de 2025

TRAS LA NUBE MÁS ALTA


PLUMAS EN VUELO

 
 
Alguien
            cae
     en
         su
primera caída
 
ALEJANDRA PIZARNIK
 
 
Inadvertido nadie, el ángel acaba de llegar y ya regresa.
 
Durmió en la umbría de lo real un largo sueño y amaneció cubierto de musgo.
  
Andan cerca. Las voces del ramaje predicen la música del vuelo.
 
En la lisura del espejo las plumas son esquirlas.
 
Después de la inmersión aprendió a volar bajo el agua
 
Con dedos de aurora moldeó un sueño: se hizo hombre.
 
A la intemperie, el ángel solo practica el vuelo raso. 

He visto un nuevo poblador de azules. No es igual que yo. Sus alas son más sólidas. Se llama Ícaro. 
 
Desnudez; el excesivo equipaje ralentiza el vuelo.
 
Sentido de lo mágico: el pez volador quiere ser ángel. 


miércoles, 14 de mayo de 2025

POEMA DE LA ESPERANZA

Mientras el tiempo tose...
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

 

                     
POEMA DE LA ESPERANZA

 
Tu presencia no es átomo
ni misteriosa química;
es hospitalidad con el vencido,
severa purga
contra el abandono
que nunca se permite
un mínimo pretexto,
un titubeo,
una claudicación.
Es la pupila
que descubre una puerta
donde hay muros,
si la sombra contagia laberintos
.
Tras el derrumbe anticipas la luz
si no amanece
y no percibirás ninguna recompensa,
salvo la mano humilde
de un hombre de cristal.

                                                      (Inédito)


 
 

martes, 13 de mayo de 2025

FÉLIX MARINA BUITRAGO. DESDE MIS OJOS

Desde mis ojos
La juventud que desafió al franquismo
Félix Marina Buitrago
Ediciones Carena
Barcelona, 2025

   

MEMORIA Y TIEMPO

 


   El premio nobel portugués José Saramago, cuyo legado es lumbre encendida, siempre atento a reflejar en su obra la problemática social y los laberintos de la historia, argumentaba que la buena literatura busca su verdad en el lenguaje. No trata de convencer a los demás porque tal propósito encubriría una falta de respeto, un intento de colonizar la inteligencia del otro. Por tanto, si aplicamos esta reflexión al libro Desde mis ojos, subtitulado La juventud que desafió al franquismo, de Félix Marina Buitrago, parece meridiano que no se trata de hacer proselitismo de las propias convicciones desde la memoria, sino de dibujar, con los mejores trazos de la evocación, un arco temporal que trasciende la existencia individual, la peculiar manera de andar por la vida, para conformar una crónica colectiva, que afecta en profundidad a varias generaciones del presente.
  Nacido en Andújar en la década de los años cincuenta, licenciado en Historia Contemporánea, ensayista y dinamizador cultural, Félix Marina Buitrago anticipa en la introducción la filosofía narrativa del volumen que centra sus contenidos en el último tramo del franquismo, la Transición y el retorno al sistema democrático. Recupera con un claro sentido cronológico una floración de acontecimientos vivida en la mirada del yo como testigo directo.
  La narración biográfica comienza explorando los orígenes familiares y el condicionamiento existencial que supuso la guerra cainita de 1936-1939, con su inacabable estela de purgas y persecuciones a los vencidos. El triunfo nacionalsindicalista abría la posguerra como un largo túnel totalitario, que condenó al exilio a miles de españoles, y cercenó las libertades individuales imponiendo un pensamiento único, ajeno a cualquier crítica del sistema, y bendecido por la plenipotenciaria iglesia católica.
  La infancia es un periodo vital mitificado en el que solo parece tener asiento lo ideal. Sin embargo, para los hijos de los vencidos se mostró como un surco abierto de carencias que condicionó su percepción sombría de lo cotidiano. Lo mismo sucede con los años colegiales, marcados por un sistema de enseñanza tradicional, basado en la autoridad del maestro y en el indeclinable culto a la memorización de contenidos. Igual sucede en el internado, gestionado por la orden religiosa de los jesuitas. Aquella institución promovía una disciplina extrema y un sistema de enseñanza muy competitivo, como estímulo del esfuerzo y la inteligencia. Pero poco a poco, ya casi superada la adolescencia comienzan a aflorar los primeros conatos de rebeldía en los años del bachillerato y en el inicio de la formación universitaria, cuando se amplía el entorno más próximo y se hacen evidentes las asimetrías y contornos de la vida social en su conjunto. Confluyen otros caminos y horizontes que coinciden en su búsqueda de razones de vida con los últimos días del general golpista. Todo comienza a cambiar, tras aquel 20 de noviembre de 1975 que cerraba un régimen dictatorial interminable. Poco a poco afloran los nombres de la oposición clandestina y sus mensajes serán un semillero intelectual que adquiere hondo calado entre los jóvenes universitarios que esperan con la máxima ilusión el advenimiento de la democracia. Se iniciaba la senda del compromiso social y la lucha por la igualdad, la justicia y la libertad que impulsó una afiliación numerosa al PCE y el retorno de líderes que serán esforzados impulsores de la consolidación democrática.
   El activismo provocaba la desconfianza de viejas instituciones ancladas en el pasado; comienzan las convocatorias reivindicativas, las huelgas y manifestaciones que supondrán también vejaciones y torturas a los detenidos. Poco a poco, los nostálgicos del régimen van perdiendo espacio político. Pero sus métodos represivos se mantienen inalterables, tanto en Andújar, la localidad del autor, como en otros espacios geográficos de Andalucía.
   Félix Marina Buitrago da un amplio tratamiento a los años universitarios, como impulsores de su activismo social, y como cultivo de muchas amistades que marcarán los años venideros y la propia educación sentimental. Si 1975 y 1976, en los años de gobierno de ajuste, son los del referéndum que obviaba la ruptura total con el régimen anterior, 1977 se dibuja como un intervalo temporal que cambia todo y que abre una nueva fase vita en la personalidad del escritor. Como dice Jim Morrison “la clase más importante de libertad es ser lo que realmente eres”. Vive un momento álgido en su memoria sentimental con una relación amorosa determinante. Este nuevo tiempo de cantautores, contracultura, pelo largo y trencas maneja la espita del cambio democrático. Se legaliza el PCE y en las elecciones generales del 15 de junio la UCD de Adolfo Suárez resultaba el partido más votado, por delante del PSOE. Comenzaba la Transición, presentada como un ejemplo modélico de diálogo y concordia. Pero no fue así; el proceso estuvo marcado por el miedo y la incertidumbre, por una transformación política que no cerraba las sangrantes heridas. Pasaba por alto la revisión del pasado y mantenía en sus puestos a muchos funcionarios implicados en los desmanes del régimen franquista. La Transición miraba hacia adelante con graves dificultades como la matanza de los abogados de Atocha, el atentado a la redacción de la revista satírica El Papus, La Operación Galaxia o el Golpe de estado del 23-F. El proceso democrático parecía imponer un pacto de silencio con el pasado.
   Félix Marina Buitrago en los últimos capítulos se centra en los cambios de domicilio, desde Andújar a Granada y Madrid, temporalmente. Son escenarios que le ponen en contacto con otros ámbitos culturales y la música de cantautores hispanos y latinos o la inmersión social en el abrumador cambio político que supuso el triunfo del PSOE en las elecciones generales. Destaca también la amistad inmarchitable con el poeta Juan Antonio Mora, cuyo itinerario poético es un ejemplo de claridad intelectual y compromiso, de hondura humanista y testigo implicado que lucha en su quehacer solidario con los más desfavorecidos. Juan Antonio Mora será para el escritor un necesario ancla de ideología, apoyo personal y ejemplo de coherencia que anima a seguir su papel cultural a compañeros de su generación y a escritores más jóvenes que hacen suya causas solidarias como el medio ambiente, la inmigración, la defensa de la naturaleza o las causas del feminismo y la igualdad.
   Desde la ecología al activismo político, desde el compromiso personal con el pensamiento de izquierdas al despliegue de artículos y proyectos, como Pablo Neruda, Félix Marina Buitrago confiesa que ha vivido. Lleva dentro el bagaje de esa juventud que sembró esperanza en los oscuros callejones del franquismo y que lanzó al aire la cometa azarosa de cambiar la vida para cambiar el mundo; para dejar constancia que memoria y tiempo respiran el aire limpio del futuro y nunca estarán en manos del olvido.


JOSÉ LUIS MORANTE



 
 

lunes, 12 de mayo de 2025

CAUSAS Y EFECTOS

Contraluces
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

CAUSAS Y EFECTOS

 
El centro del silencio me ha enseñado
a aceptar como un juego que la vida
es una sucesión aleatoria de causas y efectos
sobre las dunas de la realidad.
Aparecen las causas simultáneas,
inflexibles, anónimas,
y los efectos manan disueltos en los días,
con cauce renovado y variable,
cuyo curso ninguna voluntad puede eludir.
 
Cada mañana tiene leyes propias.
Es el azar la fórmula cifrada
que descubre sus vínculos.
Un extraño rumor nos configura
encubre quiénes somos, quién seremos.
                                          
Causas y efectos pasan, se suceden.
Articulan el tiempo. Y eso es todo.


    (Del libro "Causas y efectos" Ayto de Sevilla,
Premio Internacional de Poesía Luis Cernuda, 1997)
                                            


 
 

domingo, 11 de mayo de 2025

CONTINGENCIAS CON LA TELE PUESTA

ya va siendo hora...

 CONTINGENCIAS CON LA TELE PUESTA


Insomne vigilante de lo cotidiano, el diario abre página a las contingencias. Justifica los giros del azar, como si fuera un personaje discreto, a punto de pasar inadvertido.

Aquella mesa acumulaba casi toda la presencia femenina del congreso literario. Me acerqué con alegría para conocer y saludar a sus integrantes. Hablamos, hicimos fotos y el tiempo diseñó después prioridades e itinerarios, hasta hoy. No he tenido ninguna noticia de aquel grupo. Solo se me ocurre pensar que había algunas causas pendientes (que yo ignoro por completo), o que alguien hizo un retrato en negro de mi persona: la maledicencia tiene un aguijón muy efectivo. En cualquier caso, qué compleja la travesía de las relaciones sociales.

Cada vez más convencido de que ningún reconocimiento literario justifica la pérdida de una amistad.

Tienen el ordenador encendido de continuo y son incapaces de escribir un mensaje de amistad durante meses, ni siquiera como un gesto residual de cortesía.  Cuánta orfandad afectiva.

Desconozco qué síntomas mentales sufren los actuales responsables de contenidos de la televisión pública, donde siempre trabajaron periodistas y profesionales de altura. Nunca en su existencia había acumulado tanta zafiedad, tanta revuelta de marujeos insondables y esperpentos visuales. Y mientras, el personal hablando del árbitro...

(Días sin voz)



    

sábado, 10 de mayo de 2025

DIÁLOGO

Viajeros sedentarios

 

Cómplices charlan
el aroma del níspero
y las avispas.

                            (Del libro "Viajeros sedentarios")



viernes, 9 de mayo de 2025

LUIS ALBERTO DE CUENCA. HOMENAJE

Primer encuentro en Rivas con Luis Albero de Cuenca
(28 de septiembre de 1995)

HOMENAJE A LUIS ALBERTO DE CUENCA

 
   Para los que iniciábamos quehaceres literarios a mediados de los años 80, la promoción anterior, aglutinada en torno a la antología de Josep María Castellet, se definía con apelativos de eficiente precisión: novísimos, venecianos y esteticistas. Sería el libro La caja de plata, editado en 1984 por la editorial sevillana Renacimiento, el título que redefine el perfil literario de Luis Alberto de Cuenca, cualificado representante de la Generación del lenguaje en su nómina madrileña, antologada, con la benevolente pulsión poética de Vicente Aleixandre, al inicio de los años setenta por el profesor y ensayista Antonio Prieto.
   Aquel libro, escrito entre 1979 y 1983, se abría con una emotiva dedicatoria y contenía treinta y seis poemas con un envidiable instinto de conservación para perdurar en el tiempo. Se recordaban con facilidad por su nitidez formal y ritmo clásico, sintonizaban con un sentir mayoritario y creaban  una poblada epigonía juvenil a la que prestaban coordenadas para seguir ruta.
   Ateniéndome a un parcial encabalgamiento cronológico, unos años después conocí al poeta en el contexto de una revista, Luna Llena que amanecía en Rivas y fue la excusa para un almuerzo memorable al que asistieron, entre otros, Luis Alberto de Cuenca, Julio Martínez Mesanza y Luis Felipe Comendador. Después vino una larga entrevista para El Correo de Andalucía y la consolidación de una amistad que dura treinta años y que fue prodigando horas comunes en su biblioteca de la calle Don Ramón de la Cruz, en el céntrico barrio madrileño de Salamanca, jornadas de poesía en las mañanas lectivas de mi instituto, lecturas públicas en Rivas, encuentros como jurados de algunos premios literarios y citas de cercanía para entregarme, dedicados y en mano, sus nuevos libros sin virajes, caracterizados por la actitud emotiva, por hacer evidentes las líneas de conexión entre literatura y vida,  y por creer en la cultura como un espacio de convivencia en que caben afinidades y divergencias.
  Lleno de energía creativa, el poeta continúa escribiendo, ha compilado entregas y con serenidad preceptiva nos entrega los mundos y días de su impulso creador renovando en cada uno de nosotros esa cita pactada con la lectura. Por tan maravilloso legado acaba de recibir el XXXIV Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, un refrendo por su quehacer poético que nos llena las manos de admiración y alegría y que celebro con la mejor de las sonrisas.   
   Querido Luis Alberto, cualquier homenaje es transitorio, tu poesía no; construye realidad, forma parte de nuestros argumentos contra el tiempo. 

José Luis Morante






jueves, 8 de mayo de 2025

APARICIONES

Reflejos
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

 

APARICIONES

 

   Como si necesitase propagar las nociones del miedo, su desastrada imagen regresa de improviso. Recuerda un resto mudo, un destello diluido que va perdiendo intensidad. Hay en su retina oscurecida un estar apocado. Conjetura que ocupa la rendija de ese tiempo desvencijado donde la edad apremia; ahora los fantasmas no son pesadillas sino compañía.

Del libro Fuera de guion (casi cien microrrelatos)





miércoles, 7 de mayo de 2025

ALCANTARILLAS

La calle oscura
Fotografía
de
Istockphoto


 
ALCANTARILLAS
 
 
Hábitat de la noche.
 
En la sombra dos puntos luminosos;
una rata furtiva
que no aparta su miedo
del  resplandor lineal de las linternas.
Cerca suena un golpeo monocorde
en el que cada gota
parece dejar sitio a la siguiente.
Igual que pulsaciones
de una sístole extraña,
la percusión restalla y contagia humedad
al manchón de los muros.
 
Aquí está boca abajo la belleza;
su destello cansado
es una pausa
provisional y torpe.
 
Llagas ocres ascienden
hasta el negro vacío
de otro túnel.
Más cables, tuberías,
excrementos
y  el denso  chapoteo
sobre el limo que engulle mis pisadas.
En el hedor, continuas advertencias
de un terco desaliño.
 
Pero nada socava
el afán de seguir;
camino a tientas.
Todavía hay un miedo
más oscuro y más hondo.
 
No sé dónde comienza.

                   (Variaciones, libro Nadar en seco)






martes, 6 de mayo de 2025

MIHAELA MOSCALIUC. ALGUNOS POEMAS FUGITIVOS

Algunos poemas fugitivos
Mihaela Moscaliuc
Traducción de Frances Simán
Editorial El Ángel Editor
Colección El Otro Ángel (Edición bilingüe inglés, castellano)
Otavalo, Ecuador, 2023


 
MODULACIONES
 

 
   La voz tutelar del poeta portugués Fernando Pessoa, aquel indeclinable creador de heterónimos, argumentaba que la identidad del protagonista poético era un personaje múltiple, que aglutinaba diferentes versiones del sujeto verbal. De este modo, expandía los límites del ser, transformando la naturaleza interior del yo en varios residentes habituales. Algo similar ocurre con la tarea del traductor. Su empeño fertiliza nuevas versiones del poema; convierte el acto de escribir en un transeúnte que viaja, repleto de significados, por distintos idiomas.
  Frances Simán, editora, traductora y miembro de número de la Real Academia de la Lengua en Honduras, selecciona poemas de tres entregas, más la aportación de algunas composiciones inéditas, para organizar la antología Algunos poemas fugitivos de la poeta, traductora y profesora universitaria Mihaela Moscalieu. Nacida en Rumanía, donde pasó su infancia y buena parte de su juventud, despliega pronto su condición nómada y viaja hasta asentarse en Norteamérica, en Nueva Jersey. Allí trabaja en la Universidad de Monmouth, donde ejerce su dedicación docente como profesora de inglés y de escritura creativa. Su perfil literario integra un trayecto lírico que aglutina los poemarios Father Dirt (2010), Immigrant Model (2015), y Cemetery Ink (2021). Una obra de variados estratos argumentales, cuya sensibilidad sugiere epitelio emotivo, inteligencia reflexiva y quehacer observador de un entorno abierto y dispuesto a constantes modulaciones, que hace de la tierra natal el lugar del poema.
  La travesía escritural de esta compilación arranca con el poema “Olvídate de los cerezos en flor”. La composición postula una dicción cercana, donde se conjuga la voluntad de estar en lo cotidiano: “Así es como vivo: construyo un andamio, / recibo el caos, veo colapsar el andamio, / veo las estrellas, lo hago de nuevo. / Responsabilizo a mi caos por la sangre / que salpica a intervalos desiguales / en la sagrada unidad llamada día”. En la evocación se adhieren fragmentos del escaparate vivencial, ese polen de memoria y sueño que dispersa el viento del discurrir. Pero también el deseo y su terapia transformadora de la temporalidad da solidez a las palabras. Es un signo encendido del cuerpo que muda el existir en mediodía.
   Mihaela Moscaliuc concede plena autonomía expresiva a cada composición. El texto abre la espita de los significados y sondea incisiones temáticas muy diversas. En “la Isla de las muñecas” el poema se hace más narrativo, como si fuese un relato que enhebra recuerdos y aderezo imaginario. Lo mismo sucede con “Cisne negro”, cuya propuesta argumental recuerda también el intervalo colectivo de aquella Rumanía de bloques grises en el tiempo crepuscular de la ideología comunista. El punto cero de la caída del dictador rumano Nicolae Ceausescu en 1989, tras veinticinco años de intemperie dictatorial, es el motivo del poema “Memorias”, donde lo colectivo se integra en el discurrir individual como si el estar transitorio fuera un proyecto común que necesita lumbre para ser recordado como testimonio de un tiempo sombrío, que prodigó después una larga lista de efectos secundarios, presentes por ejemplo en el poema “pareja de 71 años desciende al Mar Negro”.
  El venero de la historia contemporánea comparte sitio con poemas que airean una mirada al entorno natural y su magnética fauna. Abejas, mariposas y diversos insectos generan una lección de vida que imanta la sensibilidad del hablante, cuya mirada muestra el legado vivencial que dejan tantos organismos impredicibles. Enriquecida por la imaginación, la vuelta al pretérito proyecta la dimensión luminosa del asombro. También las razones del lenguaje constituyen un afán; es preciso resolver el teorema de los vocablos y dialogar con el universo de signos. Las palabras entrelazan hilos de la experiencia sensorial e intrahistoria del figurante verbal; los versos desembarcan recuerdos, incertidumbres y miedos. Importa construir un patrimonio interior en el que se define lo esencial de una búsqueda que clarifique quiénes fuimos en el pasado, lo que es compañía y perdura en los resortes mudables de la cotidianidad y en la pluralidad de sus escenarios.
   Completa el transitar del libro el poema "metáforas culpables: acerca de la gitana dormida de Henri Rousseau". Es un largo texto nacido de la contemplación pictórica. Su fragmentación moldea diferentes espacios de inspiración: el quehacer del artista, el sentido estético de su pintura y las sensaciones reflexivas que depara el cuadro. El poemario integra la filosofía interpretativa del pintor: detallista al extremo, con predilección por los colores fuertes y una gama temática nacida en el onirismo y la temática exótica; son rasgos ue convierten al pintor en magisterio de otros creadores como Pablo Picasso y el Surrealismo.
  El cuadro que inspira el poema "La gitana dormida" tiene como elementos centrales el león, la gitana dormida y el laud. Son primeros planos del poema que explora también asuntos conceptuales como el cansancio o la personificación de la gitana en uno de los grupos étnicos más marginados de la historia de Rumanía. 
   En el despliegue de Algunos poemas fugitivos vislumbramos un protagonista textual que enlaza con frecuencia pretérito y presente para definir la propia identidad en el anfiteatro de lo real. La memoria ramifica tramas que sugieren una representación colectiva en la que reaparecen las sombras de la historia completando un paisaje de miedos, cicatrices y gestos, nunca sosegados por el olvido. Los argumentos trazan también una cartografía de la educación sentimental del sujeto, buscando mapas de vestigios visibles y puntos de fuga que trascienden lo anecdótico para ensamblar analogías y revitalizar mitos.  Poesía que filtra el aire para enseñar a volar, que hilvana evocación y elegía, una emotiva crónica escrita con los trazos atemporales del latido existencial.
   

José Luis Morante    




lunes, 5 de mayo de 2025

EL ARTE DE VIVIR LOS LUNES

Entre sombras
Fotografía
de
Internet




EL ARTE DE VIVIR LOS LUNES 
(Versión al CHINO)
 
生活在周一的艺术
 
需要确实的练习和理论的支持,
 
 
要知道些谋略
 
 
用任意驰骋的个性
 
修饰日常的平淡。
 
无数的危机
 
暗藏在周一初次的咖啡之后
 
牛奶溢出的香味
 
简单而明了地宣告着它们的滋长
 
 
在工作日里持续蔓延繁衍
 
 
我们时刻保持着警惕
 
是一定的
 
黄昏的列车
 
将旅客们带回家
 
 
带回朝思暮想的归宿
 
         【生活在周一的艺术】
 
 
 
 
El arte de vivir los lunes

 
El arte de vivir los lunes
 
Requiere cierta práctica y algo de teoría,
 
Saber de estratagemas y confabulaciones
 
Y adjetivar la prosa cotidiana
 
Con una terca voluntad de estilo.
 
Incontables acechan
 
los peligros desde el primer café,
 
crecen cuando un olor
 
anuncia escuetamente la leche derramada,
 
se reproducen con duración de días laborables
 
y en guardia se mantienen,
 
tal seguros precintos,
 
entre los pasajeros del tren crepuscular
 
que nos devuelve a casa,
 
al reclamo del lecho hospitalario.
 
El arte de vivir los lunes
 
Sobrevive y se esconde
 
En vacuas reflexiones como ésta:
 
Nada es eterno, salvo un lunes.


     (Del libro Población activa, 1994)



                             
 

sábado, 3 de mayo de 2025

JUAN ANTONIO MORA. LA ALEGRÍA DEL AIRE

La alegría del aire
Juan Antonio Mora
Prólogo de Alberto García-Teresa
Amargord Ediciones
Madrid, 2019


POEMAS ESENCIALES

 
   Hay poesía que hace de la implicación colectiva y el compromiso ético razones de vida. Así creció con la fortaleza de lo necesario la obra de los poetas sociales, cuyo legado perdura en otras etiquetas del presente como la “Poesía de la conciencia”. Son escrituras que buscan, más allá del mero juego lingüístico, una pulsión de avance en la denuncia; que hacen de la palabra una herramienta verbal capaz de movilizar conciencias y de establecer parámetros solidarios.
  A ese grupo de creadores que muestra en la calle la subversión del lenguaje y la contundencia del grito pertenece Juan Antonio Mora (Andújar, 1950) quien ha publicado hasta la fecha casi una decena de poemarios, desde aquel lejano El poeta no duerme (1985)  hasta Paseo por el amor y la muerte (2017). Todos ellos, más cuatro poemas inéditos que sirven como cierre, están representados en la antología La alegría del aire, una compilación precedida por la mirada cordial de Alberto García-Teresa, cuya lucidez crítica aporta esta atinada síntesis del trayecto: “Entiende Juan Antonio Mora al poeta como sublimación de lo sensitivo y de la conciencia. Desde esta concepción, que es vital y esencial para él y que vertebra toda su obra, lanza en sus textos una continua reflexión crítica sobre lo que es la poesía, sobre quién la usurpa y quién la emplea para lo acomodaticio. Pero no se trata de un ejercicio metapoético, autocomplaciente ni gremial, sino que se trata de erigir y mantener una actitud ante y desde la vida y con los demás”. Es difícil acercarse a la poética de Juan Antonio Mora Ruano sin sentir la senda del sujeto verbal como reflejo del yo biográfico. Lo contingente existencial es la principal razón de la escritura. De su cauce de experiencias se nutren los poemas para vincular, con naturalidad y constancia, la brusca irrupción de la realidad en cada verso. Vida y literatura se abrazan, conviven, se fortalecen para dar noticias del yo en la calle. Pero no es un yo solitario y ensimismado sino un sujeto cívico que hace suyas las reivindicaciones de la dignidad y la ética.  Se ha hablado con frecuencia de la prístina pureza del lenguaje que no encarna otro objetivo que la búsqueda de la belleza y la verdad sin ninguna rémora ideológica. Juan Antonio Mora Ruano contradice este axioma para dejar entre las manos, al hilo de Blas de Otero, Bertold Brecht o Ernesto Cardenal, una palabra inmersa en un tiempo histórico, que opta por hacer del mensaje el núcleo dialogal del poema. Por ello, emplea las palabras del hombre de la calle, se desdobla en otro para conocer mejor las razones de su angustia y de su dolor humano, asciende las escalinatas de los poderosos para mirar de cerca el retoricismo laberíntico de sus intereses y sale al sol para compartir el gregarismo de los que nada tienen, salvo su coherencia y su abrazo solidario. Una hermosa poética define la escritura ante el espejo, sin falsos oropeles, sin la hojarasca de los espejismos; se expone en el poema “Escribo: “Escribo con el corazón, / no con el diccionario. / Esto quiero dejarlo / definitivamente / claro”. El tono y los efectos de la voz social añaden otras rutas de necesario recorrido en la poesía de Juan Antonio Mora, que me atrevo a resumir en dos núcleos argumentales básicos: el amor y el tiempo. El amor queda patente desde la dedicatoria inicial: “A Charo, siempre, la alegría –la luz de mi vida y a mi querido hijo Juanfra que desea morir en el parque”. El amor es el campo granado que permite salvar la vida y la alegría; es el paso que borra distancias entre dos soledades y que acepta también la erosión del tránsito, esa pérdida del azul de lo ingenuo para salir al día con la ropa manchada por la decepción, porque “contigo, todo”, la fuerza del sueño y la mágica belleza de la rosa, el afán y el fracaso, la amanecida de quien buscó en la noche el hilo de los sueños. Y el tiempo es el otro punto de conexión entre emociones y pensamientos. da pie en su discurrir a una poesía reflexiva en la que el protagonista verbal formula sus preguntas más íntimas, como se advierte en el poema “Lo confieso”: “Lo confieso con franqueza: / Mi vida está llena de sueños, dudas y tedio. / (Pájaros traviesos anidan en mi corazón oscuro). / Mi vida es una vida sencilla: / trabajo, / leo, / amo y escribo”.  La alegría del aire deja al sol los poemas capitales de un poeta cuya imaginación creadora comparte la intrahistoria personal y el discurrir vitalista y compartido de lo colectivo. Un hombre que escribe para sentir no para hacer sintaxis, que deja en cada verso el ritmo vivo del corazón. 

 

viernes, 2 de mayo de 2025

HETERÓNOMOS

Cañón del Colorado
(USA, 2024)


HETERÓNOMOS


Dentro de mí conviven, abocados
a una inmensa rutina sedentaria,
el yo que pienso y otro, el que parezco.
Un pacto, que firmaran con los ojos,
les conmina
a respirarse en cierta tolerancia,
y ambos han sido absueltos
de mencionar, siquiera,
cuál fue la última causa
que les diera la vida.

Cada uno tiene ya su enclave exacto:
el yo que pienso
habita, día y noche,
la intimidad de estas cuatro paredes.
Es semejante a un niño que olvidara crecer,
y por lo mismo
nada en el mar de una sabia ignorancia.
(“Acaso sea el invierno…
es razón suficiente para explicar el cosmos “)
Y balbucea. Ríe.
Se pierde en los espejos. Gesticula.
Colecciona recuerdos como si fueran conchas
que ha enterrado el olvido.
A veces llora, y viste el jersey gris
de la melancolía;
entonces toma un folio,
donde inicia el galope un sentimiento
y se hace reo de pertinaz tristeza,
hasta que traspapela la mirada
y descubre, cansado,
que afuera cae la lluvia
y mojan su perfil
unas livianas gotas de mi nube.

El que parezco
está en la calle de continuo.
Con él comparto
las cotidianas dosis
de angustia existencial, trabajo y ruido.
Con él tropiezo, 
una tarde cualquiera,
al doblar una esquina,
y tras justificarme torpemente
(Hallé la puerta abierta
y me aburría…”),
me despido gozoso y luego marcho
-el paso lento, sepultadas las manos
en los amplios bolsillos del vaquero-
a ver, sin más, el mundo por mis ojos.


               (Del libro Rotonda con estatuas, 1990)


jueves, 1 de mayo de 2025

HOSTIGAMIENTOS

Oir el silencio
Oropesa del Mar, 2025
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

HOSTIGAMIENTOS

 

La tramposa gramática del insulto se justifica a sí misma como fruto de una hilazón invisible de causas y efectos. Y crea un perplejo inventario de rabia, tanto en la universidad, como en el campo de fútbol o en los barrios periféricos más humildes. ya se sabe, el culpable siempre es el otro. Nadie se ve a sí mismo como un sujeto violento e incontrolado, como un imbécil ocupando el primer plano de la ineptitud con una conducta perversa.

 Mi fisiología sufre un deterioro expansivo. Me lo advierten a diario mis células auditivas, la necesidad de luz fuerte en las horas nocturnas o los cortes del sueño… Yo continúo con mis hábitos, como si no me diera cuenta. Y casi me engaño. 

Ese anhelo tan complejo. Ser coherente con uno mismo y que además lo sepan las ubicuas voces de la contradicción.

¿Por qué lo sencillo es tan complejo?

El cansancio cartesiano se reparte a partes iguales en cada proyecto literario. Conforma un material en depósito que debo gestionar para que nunca se agote. Por eso hay que seguir, con lentitud y paso calmo.


(Apuntes del diario)