lunes, 16 de marzo de 2020

ATILANO SEVILLANO. TRAZOS

Trazos
Haikus y otros poemas breves
Atilano Sevillano
Prólogo de José Antonio Olmedo López-Amor
Ediciones Vitruvio
Madrid, 2019


DESPUNTAR DE LA LUZ


   El recurso expresivo de la brevedad, en su doble formato del haiku y el aforismo, ha alcanzado en la última década un despuntar insólito, acaso porque proyectan un tiempo colectivo de celeridad e incertidumbre, de inestabilidad textual que tiene  en el ámbito digital su máxima expresión. A ese renacer de la síntesis expresiva se suma  Atilano Sevillano con el volumen Trazos subtitulado Haikus y otros poemas breves que prologa, con amplia lucidez el poeta, aforista y coordinador literario de la revista Crátera José Antonio Olmedo López-Amor. Frente a la interpretación reduccionista o la consabida alabanza amistosa, el prólogo recorre el espacio del haiku y su mínima unidad significativa para capturar la esencia de lo percibido a través de un diálogo directo, hecho de conocimiento y búsqueda a través de distintos formatos estróficos como la tanka, el haiku y el senryu. Los poemas son un ejercicio de depuración y disciplina para encontrar la palabra necesaria en sus tramas argumentales, una puesta en marcha de la imaginación como alternativa a la realidad. José Antonio Olmedo López-Amor concluye que los poemas muestran “la inquieta psicología de un autor fascinado por la vida y la belleza del mundo. Nada  de lo dicho queda fuera de la sensación, toda brizna observada es significativa”.
   El segmento argumental del libro aglutina tres tramas que se definen por la estrategia formal de las composiciones. El primero “Susurros de tankas” aglutina los poemas definidos por el conocido esquema de cinco versos, compuesto por la estructura 5/7/5/ 7/ y arranca desde la invocación de un poema de  Akiko Yosano que entrelaza memoria y olvido para definir el decurso existencial del sujeto. Los textos componen el trascurso temporal como una senda que se va poblando de sensaciones y pensamientos. Esta contemplación se integra en el ánimo del yo, como se integra en la textura íntima de la identidad el amor, el deseo o la necesidad de sentir con naturalidad, como si fuese aire respirable, latido, pulsión de vida: “Como poema, / tan sencillo y tan libre /de florituras / me miras a los ojos, / me lees cada día”. Ese núcleo germinativo del amor deja espacio a otros sustratos como lo metaliterario, donde el poema camina hacia el lenguaje para buscar sentido y razón, y la conciencia de temporalidad que muestra a cada paso el fluir de lo perecedero.
   Atilano Sevillano elige el haiku como muro de carga del poemario en el tramo central del libro. Y lo hace en su sentido más clásico, concediendo a la estrofa, según recomienda el canon, un sentido temporal que vela la identidad del yo y que despliega el contemplar como forma de acercarse al entorno para disfrutar de su ciclo estacional. La cita elegida, de Ueshima Ontsura, refrenda el enfoque: “El ruiseñor / se posa en el ciruelo / ya desde antaño”.  También el recuerdo de Bashô advierte de ese destello estacional que impregna los elementos del paisaje y su rumor de vida. La voz del poeta suena entre la levedad de las palabras luminosa y fuerte, con ese afán celebratorio de quien toma conciencia del entorno y de su plenitud: “Lluvia y granizo / crepitar de la leña / felicidad”.
   Se me permitirá recordar al lector que el senryu reitera el esquema versal del haiku de 5/7/5, pero que su enfoque semántico es muy diferente ya que no focaliza a la naturaleza y a la percepción como veneros temáticos sino a la conducta individual y sus desajustes. El ser cívico protagoniza en su vida social comportamientos extraños y ello da pie a un fuerte sentido crítico, no solo en el enunciado habitual, sino también desde el sarcasmo o la ironía. Plenamente conocedor de estas características, Atilano Sevillano clausura su entrega con el apartado “Rumor de senryus” y elige como marco accional el contexto urbano y sus circunstancias laborables: “En la parada / el autobús recoge / muchas ausencias”; “Cristal y muro, / paredes transparentes, / gente invisible”, “Sobre los muros / se escriben los graffitis / de los fracasos”
   Es una evidencia; la aportación de la poesía al decurso creativo occidental ha abierto nuevas posibilidades expresivas. En ellas se cobijan libros como Trazos para que la estrofa cobre una significación nueva. Los textos de Atilano Sevillano demuestran un saludable conocimiento de la tradición y preservan la captación intuitiva. Iluminan la realidad con el minimalismo de una estela en el aire, con la frescura de un íntimo abrazo sensitivo. Poesía que nace al despuntar la luz.



2 comentarios:

  1. Estupenda lectura poeta de este libro certero de Atilano Sevillano. Tuve el honor de presentarlo en Zamora y disfrutar de su palabra y de su amistad. Gracias por participar, entre todos lo hacemos mejor. La fiesta de la poesía es eso, participación. Ya lo dijo aquel del DURADERO, abrazos amigo 🤗

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    1. Qué coincidencia, querido Luis Ramos, no sabía que conocías al poeta y que habías presentado el poemario; gracias por tus palabras y espero que hayas disfrutado de la lectura. Aquí seguimos haciendo de la clausura doméstica una fiesta de la palabra y del optimismo. Lava tus manos con ese jabón doméstico y sigue haciendo del tiempo palabra permanente...

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