jueves, 27 de noviembre de 2025

CAMINOS

Sierra de Gredos
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

CAMINOS

 

   A resguardo, desgajado del blanco de la cordillera, un pueblo de granito, con habitantes mudos, vive la calma estacional del invierno. Solo los que se pierden, ateridos de sed y de cansancio, merodean sus calles. Buscan el desvarío de ser ellos, mientras dispersan pasos por la azarosa distancia de itinerarios invisibles.  Al atardecer, las manos frías abren la puerta al mismo azar.

 

(De Cuentos diminutos)

 

 

 

miércoles, 26 de noviembre de 2025

MANUEL FERIA. NIDOS EN EL AIRE

Nidos en el aire
Manuel Feria
Prólogo de Manuel Pérez Antolín
Cubierta e ilustraciones interiores "Fanega"
Diseño y maquetación: Irene Antón Canalis
Autoedición en Gráficas Sabater
Canarias, 2025

 

NIDOS EN EL AIRE

  
  En 2023 buscaba sitio en la mesa de novedades literarias la antología El río de la perplejidad, primer balance de conjunto de la obra aforística de Manuel Feria (La Laguna, Tenerife, 1949). Era un muestreo altamente representativo, realizado por Javier Recas Bayón, el mejor teórico del minimalismo sapiencial en castellano. El estudioso apuntaba que el catedrático universitario de Farmacología y apasionado cultivador de la brevedad era un cultivador de madurez, por lo que sus fragmentos reflexivos compartían experiencia vital, sociología impregnada de un escepticismo benevolente y una perseverante claridad expresiva en la materia textual con frases directas, despojadas, de alcance inmediato. Así habían tomado vuelo las entregas Verlas venir (2015), En ascuas (2017) Diccionario imaginario de un irónico (2018) y Fe de vida (2023). A esas autoediciones se incorpora, casi en el cierre de año, Nidos en el aire (2025), un conjunto de aforismos prologado por Mario Pérez Antolín (Stuttgart,1964), un referente plural del género, como poeta, aforista y antólogo, con reconocimientos como el Premio Internacional Juan Gil-Albert de Escritura Aforística.
  La nota introductoria recuerda algunas constantes del autor canario: ”Agudeza, ingenio e ironía”. Son sustantivos de fuerte carga semántica en el panorama de la expresión concisa: la agudeza define la capacidad de sondear relaciones y dar hondura a lo episódico, junto a la capacidad de comprender con claridad los significados polivalentes. La ironía en literatura es un recurso de impacto por el que el lenguaje crea efectos sorpresa o formula críticas con benevolencia, evitando ridiculizar situaciones y personas, mientras el mensaje adquiere definición de cauce. Por último, el ingenio resalta el enfoque subjetivo, el pulso personal del yo singular cuando airea opiniones, enalteciendo la libertad de pensamiento y la autoridad moral.
   Tras la breve y acertada  entrada de Pérez Antolín, que sugirió también el aserto del título, Manuel Feria abre un capítulo de agradecimientos a quien denomina, con cálida ternura, el “equipo médico habitual”. Es el cercano núcleo que ha logrado dar un reconocible molde formal a cada paso del trayecto para que la salida de imprenta alumbre hermosos ejemplares estéticos: las ilustraciones de Antonio Mauro García “Fanega” (La Laguna, 1952) y el cuidado tratamiento artesanal de la diseñadora y maquetadora Irene Antón. Fruto de esa sintonía estética común, la publicación Nidos en el aire enaltece el buen gusto y lo convierte en signo identitario.
   Manuel Feria escribe “la reflexión es un ave que anida en el aire”; por tanto está marcada por la levedad y lo transitorio, por el tono menor de la introspección. No hay certezas sólidas sino enfoques, efímeros indicios rasgando el horizonte, desperdigados por la superficie, finita y cambiante, del transitar por lo cotidiano. Desde la confidencia, los textos, con su mínima plenitud, ponen cerco a la curiosidad y amplian la mirada a sujeto y entorno. En esa contemplación afectiva prevalecen dos itinerarios básicos: en el primero, se rastrea el viaje interior sobre la existencia, capaz de discernir la complejidad del ser humano: “Mi pasado se llama oscuridad. Mi futuro comparte el mismo nombre. Mi existencia: un destello de luz imperceptible”. La otra veta esencial en el laconismo de Manuel Feria es la percepción de la realidad, ese espacio abierto que aglutina detalles y curiosidades; que sirve de geografía habitable a las relaciones con el otro,  y que deja un cohesionado mensaje de emociones y pensamientos sobre la convivencia. 
  A lo largo del tiempo, el compromiso con la realidad prodiga efectos sobre la conciencia y describen, con lenguaje sutil y delicado, la experiencia existencial. Los apuntes mínimos tantean el aire. Cambian de dirección, alientan el papel de la búsqueda. Picotean: “Degustar los aforismos como beben las gallinas, levantando la cabeza a cada sorbo” y buscan la razón de escritura que formule una breve teórica de lo conciso: “Un aforismo nunca es una respuesta, pero siempre debería ser una pregunta”; “Escribir no es mucho más que confesar una desazón”, “Para no decir nada, verborrea, para decirlo todo, aforismos”.
   Nidos en el aire insiste en conceder a Manuel Feria el perfil de un solitario conciso, alejado del engarzamiento generacional. Un aforista, pleno de intuiciones, que prefiere el margen editorial y la ubicación a trasmano antes que la algarabía del redoble, con presentaciones, encuentros con la crítica o entrevistas en medios digitales. Un autor reflexivo, dispuesto a que sus aforismos abran las aguas a nuevos hallazgos con inasequibles brazadas, con el musculoso impulso de la lucidez y el frescor incisivo del nadador de fondo.

JOSÉ LUIS MORANTE






    



martes, 25 de noviembre de 2025

ENCUENTRO


 
ENCUENTRO

 
Aquel día gozaba de la lluvia
bajo la espesa fronda de un parque solitario
y tropecé conmigo.
Miré mi rostro
con curiosa sorpresa;
me hallé un poco más viejo, más cansado,
abrumado quizás
por un escepticismo prominente y asiduo
y una antigua tristeza
palpable, aunque recóndita.
Sentados en un banco prodigamos
leves toses, murmullos,
dilatados silencios y miradas furtivas.
El tiempo parecía detenido,
hasta que una acuarela de ceniza
ensombreció el crepúsculo.
En tanto se alejaba,
una temprana rosa depositó en su sitio
efímeros instantes de belleza
que, de común acuerdo, ambos no vimos.
Respiré hondo;
todos sabéis qué indecible fragancia
emana de la tierra cuando llueve.

    (Antología Ahora que es tarde, 1990-2020)




lunes, 24 de noviembre de 2025

EL LECTOR DE FRANZ FAFKA

Franz Kafka
(Praga, 1883-Kierling, Austria, 1924)

 

Kafka y yo

 

   Leo a Kafka con frecuencia alevosa. Para entender el mundo. Para entenderme yo. Sé que el absurdo forma parte de lo cotidiano y hay que respirarlo con sosegado conformismo, sin apremio, sin pánico. La situación política, la idiocia judicial y su retaguardia militante, los asesinatos y la barbarie fundamentalista, los atentados contra la dignidad y la beligerancia de quienes manosean el sentir colectivo en los medios de comunicación son atajos que  llevan a Kafka. La biografía del escritor parece disentir de su obra. Fue un modesto judío de Praga cuyo itinerario vivencial estuvo regulado por una rutina funcionarial que no puede interpretarse en clave literaria. Sus relaciones con los demás fueron pobres, como si permaneciera en el umbral del otro, o detrás de un cristal que asegurara su confinamiento. El escritor personifica una interioridad aislada que, sin embargo, observa el entorno con profundo interés. Lo que sucede fuera desconcierta. El azar diario legitima el absurdo. Por eso leo a Kafka.




domingo, 23 de noviembre de 2025

LA SOLIDEZ DEL HUMO

Laberintos
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

 
*
 
Soy un prófugo obsesivo; me gusta huir conmigo.
 
*
 
En el núcleo germinal del poema todo lo que está fuera de plano.
 
*
 
Dentro de aquella tertulia literaria se hablaba el mismo idioma, el de un bosque de cactus.
 
*
 
Prisa por vivir. Quería llegar a tiempo a la inexistencia.
 
*
 
Biografías completas obstinadas en hacer del yo un lugar único.
 
*
 
También la sed se queda huérfana.
 
*
 
Me gusta oír esos silencios rotos, desgarrados por más silencios.
 
*
 
Nunca enmascaro mi experiencia bélica; está llena de batallas perdidas.

(las voces de noviembre)




 

sábado, 22 de noviembre de 2025

UN TEDIO DE LIBROS. JOSÉ MARÍA FONOLLOSA

José María Fonollosa
(Can Tunis,  Barcelona, 1922-Barcelona, 1991)
Ciudad del Hombre




RESACA


Soy un tedio vulgar lleno de libros.
Petrifico mis horas
entre conspiraciones de salón.
Me gusta escuchar jazz
por el temblor dormido
que sostiene su música.
Tengo un amigo o dos;
qué multitud formamos
si compartimos juntos
algún desdén festivo y amarillo.
Adquirí la costumbre
de prodigar latidos
como si repartiera recompensas.
En otra vida amé
y un leve roce
me trastocaba la fisiología.
Aparento deseos
cuajados de grandiosa intensidad.
Son raros los difuntos que acreditan
tanta fulguración y lozanía.
Soy un muerto ejemplar:
no merece la pena suicidarse.

        (Antología "Ahora que es tarde", 2020)



viernes, 21 de noviembre de 2025

JOSÉ ANTONIO OLMEDO LÓPEZ-AMOR. SAKURA

Sakura
Los Principios del haiku para todos
José Antonio Olmedo López-Amor
Editorial Celya
Colección Lunaria
Toledo, 2023

 

ESTADOS DEL ALMA
 
  
   Hace unos meses, al comentar el volumen (Ex)centricidad, una aproximación a la heterodoxia poética contemporánea en castellano, firmada por José Antonio Olmedo López-Amor (Valencia, 1977), me preguntaba, también, por la personalidad del escritor. Su poderosa identidad multiplica rasgos, en poco más de una década. Con voluntad polisémica, nítida intuición y capacidad indagatoria para largos recorridos, aglutina docencia, poesía, investigación crítica, narrativa, aforismos, crítica de cine y columnas de prensa que se diversifican entre la entrevista, la reseña y el comentario cultural. Tal solvencia creadora ha dejado un prolijo sendero de publicaciones y, sobre todo, permite contemplar una panorámica de gran angular de la cartografía lírica contemporánea. Ese centro de interés genera los ensayos Polifonía de lo inmanente. Apuntes sobre poesía española contemporánea 2010-2017, coeditado con el poeta y narrador Gregorio Muelas, y El pájaro en la rama. Conciencia del tiempo y tiempo de la consciencia en la poesía de Ricardo Bellveser (1977-2020).
  A la poesía del haiku y los espacios normativos de la estrofa japonesa dedica el volumen Sakura, que impulsa con bellísima edición la editorial castellano manchega Celya. Una nota de autor cobija las razones de escritura: partiendo de la inexistencia de definiciones cerradas y buscando fuentes originales a través de analistas de prestigio como Fernando Rodríguez Izquierdo y Vicente Haya, descubrió una dimensión espiritual y transcendente de la estrofa. No solo se trata de conocer su historia y su tradición sino de percibir como el haiku contiene estados del alma y requiere meditación, silencio y humildad. El autor añade en su liminar contingencias personales en torno al proceso de asimilación de la estrofa y opiniones sobre los estragos que un mal poeta puede ocasionar en el cultivo de esta terna versal. El poeta asume en su sedimentación teórica “una estrategia cristalina y didáctica que convierta el proceso de enseñanza-aprendizaje en algo vivo, atractivo y enriquecedor”.
   Los apartados temáticos disgregan exploraciones concretas. La primera parte analiza los espacios normativos del haiku clásico y afronta el contraste entre lo perecedero y lo perdurable que otorga al sujeto que percibe una fuerte conciencia de finitud. La contingencia es una manera de ser en el tiempo. Así lo muestra la sakura o flor del cerezo como símbolo de renovación y esperanza, de florecimiento, plenitud y atardecida. Ser consciente de lo que nos rodea es estar receptivo, aprestarse a la vigilia de la contemplación, mantener vivo el sentimiento de asombro. Saber que, más allá de un molde de expresión literaria, el haiku es un camino de apertura espiritual ante el mundo; conlleva desprendimiento y comunión con el entorno natural. La mínima estrofa abre una vía iluminativa que acerca su filosofía compositiva a la poesía mística, naturalmente salvando las distancias de formato y contenidos semánticos. El haiku mantiene unos principios básicos de espiritualidad y despojamiento que propician una ontología, una postura para ser y de percibir, desde la humildad y la sencillez.
   José Antonio Olmedo recuerda que el haiku ha de escribirse con lenguaje sencillo, despojado de retórica y ornamentación gratuita, aunque preservando el halo de misterio que hace que en el poema no todo quede explícito sino sugerido y dispuesto a la propia interpretación del lector. El traslado cultural entre la literatura nipona tradicional y la civilización occidental es severo; por tanto conviene recordar qué elementos deben mantenerse y cuáles soportan cambios y matices. El estudioso salva de modo imprescindible el suceso como manantial compositivo y prefiere también el mantenimiento del triple esquema versal, dada la disparidad silábica entre ambos sistemas lingüísticos. Pero la misma sociedad ha cambiado en el tiempo y el mundo contemporáneo se define por su globalismo y carácter urbano, con un alejamiento claro de la naturaleza como escenario. Se requiere explorar otros territorios acordes con la sensibilidad de un contexto distinto. De este modo, cobra sentido como línea de investigación el haiku urbano, aunque sin desacralizar la esencia y combinando, a ser posible, el sentimiento hacia la naturaleza con las características de la ciudad moderna.
  La propia cultura japonesa se ha sometido en el tiempo a un proceso de transculturación que ha modificado su identidad. La sociedad se ha occidentalizado y las nuevas formas de vidas optan posicionamientos encontrados entre el carácter inefable del haiku tradicional en el que la poesía es temblor, captura en tránsito, vuelo y raíz, e idearios estéticos de la modernidad que abren percepciones a otros estratos de realidad.
  El ensayista recuerda indagaciones personales sobre la terminología del haiku, desde el conocido aserto de Basho “Haiku es lo que sucede en este lugar y en este momento” hasta las definiciones de expertos como Blyth, Roland Barthes o Vicente Haya.  Asomado al fluir de la conciencia y la condición transitoria del yo, el escritor de haikus. percibe un escenario, se apresura a recibir en los sentidos una revelación abierta que se reproduce a través del lenguaje. La vigencia del género se asienta sobre voces maestras como Matsuo Basho, Yosa Buson, Kobayashi Issa y Masaoka Shiki, aunque hay una larga estela de autores destacados con estimables aportaciones al cultivo del haiku. También recuerda el ensayista la contribución femenina, pese al habitual ostracismo y la vigencia de prejuicios históricos que mantuvieron la contribución literaria femenina en un segundo plano. Las voces femeninas incorporan heterodoxia y carnalidad, una escritura hecha de sensaciones que busca también la expresión de lo subjetivo.
  El manual teórico incorpora un inventario de nombres propios que han destacado por su labor divulgativa en torno a la estrofa y un glosario de términos habituales en el continuo proceso introspectivo de la escritura y su realidad interior. Buen conocedor de la práctica poética del haiku por su presencia como docente en los talleres desde hace siete años y estudioso de la dimensión religiosa y transformadora de la estrofa, José Antonio Olmedo deja en Sakura una clarificadora aproximación a la cultura japonesa; plasma ideas y pensamientos construidos con materiales de la tradición y con las percepciones de estudiosos que prestan perspectivas y enfoques argumentales. Por tanto, Sakura es un ejercicio de cercanía, una prospección con fines didácticos que animará la práctica versal, más allá de lo epidérmico, con claridad y respeto.
 

JOSÉ LUIS MORANTE





jueves, 20 de noviembre de 2025

VIAJEROS SEDENTARIOS

Viajeros sedentarios
José Luis Morante
Editorial La garúa, Colección Haiku
Barcelona, 2025

 

 

ENCUENTROS
 
  
   De entrada, la materia poética del haiku muestra aparente sencillez y una severa pauta métrica. Su consolidación se remonta hacia el siglo XVII, aunque existían precedentes en el copioso cauce de la antigua poesía japonesa. El devenir asentó con paciencia los peculiares rasgos tonales y alentó una discreta evolución en las voces que enseñaron a sentir: Matsunaga Teitoku, Nishiyama Soin, Matsuo Basho, Yosa Buson o Kobayhashi Issa. En todas, la fuerza del poema se cimenta en la modesta química de lo instantáneo. El vuelo asegura una intensidad gozosa. Pupila abierta para cobijar argumentos transparentes, más allá de la supuesta condición de lírica estacional. La carencia de artificio retórico crea la sensación de chispazo inmediato, de fruta a punto.
  El equilibrio de la estrofa se ha ido aclimatando en espacios geográficos distantes. Desde principios del siglo XX se escriben haikus en Francia, España o Italia y comienza a ser registro expresivo habitual en países latinoamericanos como México, Venezuela y Ecuador. La diversidad de intentos advierte que no hay una sola modalidad sino un transitar que fecunda surcos y recrea asuntos alejados del tradicional enfoque temporal. Además, en sus versos se pueden escuchar las pulsaciones del hablante verbal, ya exento del velado biográfico que negaba al autor sus razones de vida.
  La observación –sea interior o exterior- concede al trío versal una savia más libre, un fluir pensativo, ajeno a penumbras intelectuales e impregnado por la cercana presencia del escenario. Así nace un haiku aposado en la percepción que refleja los principios canónicos y su cadencia musical.
  Sin pretensiones dogmáticas, el poema mira el horizonte donde ascienden sensaciones que buscan el levitar del aire. Desde lo inmediato, las palabras caminan hacia una amanecida renovada a diario. Las imágenes visuales se visten de víspera, mientras preservan los registros luminosos del contraste.
  Los haikus de Viajeros sedentarios acogen el contacto con lo efímero, el suceso mínimo cotidiano y la maraña de encuentros con protagonistas y secundarios de la vida social. Suman instantáneas. Despliegan rutinas y dibujan con trazo descriptivo la dermis del tiempo. Son eclécticos. Aluden a facetas dispares del aquí en el ahora, a esa aparente acción tocada por la contingencia que ya dobla la esquina.
 
 
José Luis Morante
 
Rivas, invierno de 2024
 
 

miércoles, 19 de noviembre de 2025

NUDOS EN LAS PALABRAS

transparencia
Archivo general de Internet

 

 

POÉTICA

  
Cuando escribo un poema
algo se torna luz y epifanía,
pero no sé qué.
En ese afán abierto,
las palabras son rastros que siembran hendiduras,
adelgazan el aire
y fuerzan el silencio de los ángulos ciegos.
 
Si escribo
soy Adán y recobro
el destiempo de ser
un viejo paraíso que mudó de lugar,
porque acaso el gran árbol
se hizo un día
el espejismo firme de la pulpa
que supura dolor.
 
En las horas opacas,
cuando escribo un poema sangra dentro
una herida feliz, un calor tibio
que enciende la belleza inadvertida.
 
Las palabras entonces
son escuetos teoremas;
odisea imprecisa de sirenas y cíclopes
que siembra resplandor en el retorno
del viajero que vuelve
para cortar el nudo del poema.
 
     (Del libro Nadar en seco)
 



 

martes, 18 de noviembre de 2025

GRIETAS EN LA PARED

caligrafías
Archivo general de internet




GRIETAS EN LA PARED


 12
 
Hay biografías luminosas a las que una doble vida les parece poco.
 
13
 
Persistencia del ojo para recorrer en la pared intacta una ranura.
 
14
 
No sé fingir el paso cuando la conversación lleva al exilio.
 
15
 
Pierdo palabras; pronto seré un diccionario deshabitado.
 
16
 
La edad recicla la ternura en desuso.
 
17
 
Existen muchas formas de soledad. En mí viven las más gregarias.
 
18
 
Tras el despertar, qué eficaz la demolición de quien contradice siempre.

(Oros de otoño)




lunes, 17 de noviembre de 2025

ALERGIAS EN EL PARAÍSO

El paraíso terrenal

 

ALERGIA

 
   La serpiente padece una alargada alergia a la manzana, por lo que mantiene su guarida en un distante rincón del Paraíso, a conveniente lejanía de mordeduras en el árbol del bien y del mal. De cuando en cuando se cruza ante sus ojos el desnudo resplandor de Eva.
   El reptil aprovecha el encuentro para elogiar la buena cualidad de aperitivo con panes y peces que tienen las raíces, los pequeños roedores y algunos gusanos de las hendiduras. El perfil de la hermosa muchacha asiente, pero sus hábitos alimenticios se han emancipado y dan la espalda al consejo.
  La soberbia solitaria de Dios aprieta los puños sin rendirse. No entiende el absentismo laboral de la serpiente y, acostumbrado a estar solo, tampoco soporta el sedentarismo remansado de Adán y Eva. Cada mediodía tiene un final idéntico; la expulsión suspendida nada enciende, es ahora una pavesa inmóvil.

(Cuentos diminutos)



domingo, 16 de noviembre de 2025

CONTINGENCIAS

Paisaje
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

CONTINGENCIAS

 

   Primero fue deseo. Después, nostalgia. Más tarde irrealidad y al poco tiempo olvido. Ahora no queda espacio para sospechar que la existencia nunca se despoja de un inevitable poso de melancolía. Marcar pasos en lo diario es buscar sitio en la quietud, y la escritura no es sino un modo de sortear lo transitorio y hallar en las palabras la compensación de una mínima brisa, la posibilidad de estar. Con labor incansable, la voluntad borra heridas, respira un tiempo cíclico y mudable; conjuga elementos aleatorios de un acontecer mesurado. Pone flores entre la ceniza.

(Apuntes del diario)



   

 

 

sábado, 15 de noviembre de 2025

LAS HORAS ESTÉRILES


 

LAS HORAS ESTÉRILES

 

   No hace mucho que mi poquedad mental ha descubierto la cumplida floración de poetas prácticos. Conforma uno los sectores más valiosos de la poesía contemporánea, porque es incapaz de generar horas estériles.

  Se escribe para ganar “unas perrillas”, razona algún portavoz autorizado, mientras redondea el poblado inventario de concursos, que recibirán su manuscrito inédito. Yo no sé. Uno siempre asignó a la poesía el vuelo de murciélago de un alto designio transcendente; tampoco sé si la idea nació en mí antes, durante o después de la cerveza. 

  Agradezco muchísimo la tajante claridad de quienes piensan que la crítica es una actividad sospechosa e innecesaria. Saberlo supone un banco de tiempo para el futuro; nunca volveré a firmar una sola página de su autoría. Que emprendan un inacabable veraneo en lo invisible.

  Juan del Val, El emérito desmemoriado, la cincelada Isabel Preysler, Rajoy… La lista de esforzados escritores que aspira al canon es tan numerosa que la Real Academia ya está componiendo un canon con estrambote, para que quepan todos.

    La generacional que busca norte al ideario novísimo arranca con tres títulos referenciales: Arde el mar (1966), de Pere Gimferrer, Dibujo de la muerte (1967), de Guillermo Carnero y Tigres en el jardín (1968), de Antonio Carvajal. Son títulos emblemáticos. A ellos se unen en el discurrir del tiempo otros inolvidables como Sepulcro en Tarquinia, de Antonio Colinas. Medio siglo de su publicación y la misma frescura cuando vuelvo a sus poemas y siento de inmediato la emoción elegíaca y la armónica evocación.

    Escribe María Zambrano “escribir es defender la soledad en la que se está"


(Apuntes del diario)



viernes, 14 de noviembre de 2025

LOS BUENOS TIEMPOS

Caminos
Mayo de 2025, Osaka
Álbum familiar

 


LOS BUENOS TIEMPOS
 
Los encuentros buscados son ilusos
y cometen errores lamentables;
intentan confirmar que el tiempo en vano
ha querido borrar lo que escribimos
sobre el fuego o el agua,
y sostienen vehementes
que fuiste cada día
tenaz materia prima de mis sueños.
Hoy tropecé contigo en la penumbra
de una antigua postal, en las fotografías
de aquel último curso.
En un improvisado cara a cara
-encendida la voz-
sospechamos felices
que todos estos años
que antes nos parecieron desdeñables
se han poblado de pronto
de asuntos trascendentes.
Hicimos del pasado una lectura
ávida y fragmentaria,
que al meditarla solos
habrá de conmovernos nuevamente,
más por el torpe empeño en perdurar
que por su voluntad y su coherencia.


    (Antología Ahora que es tarde, 2020)



 

jueves, 13 de noviembre de 2025

COLORES DE OTOÑO

Paleta de otoño
Fotografía
de
Javier Cabañero valencia


HOJAS SUELTAS 
24
 
Las golondrinas no refrendan la caricia canicular, pero guardan el vacío del nido.
 
25
 
Cuántos manantiales sin agua potable.
 
26
 
Esas páginas impolutas y frías, sin glóbulos rojos.
 
 27
 
El aspirante a personaje concede al ombligo un interés escénico.
 
28
 
Discreto, en la mirilla de la mañana pide asilo el esqueleto de un dinosaurio.
 
29
 
Mientras se aquieta la bruma, el sol es una lámpara minúscula, de segunda mano.
 
30
 
Los insectos sobre la tierra fría del sendero.  Soledad camuflada de vida.
 
31
 
La trastienda mental de quien sustituye amigos por animales domésticos.
 
32
 
Como gesto de autoprotección, espío los versos sueltos de mi vecindario.
 
33
 
La rutina carboniza el asombro.
 
34
 
Aquel vegano mantenía un oficio rentable con sus contradicciones; practicaba la ganadería extensiva.
 
35
 
Guarecidas en la laringe, las fibras del hambre se digieren mal.

                                                                                                                         (Álbum de otoño)




miércoles, 12 de noviembre de 2025

KEPA MURÚA. ELLA LEE.

Ella lee
Kepa Murúa
Imagen de cubierta de Marta Tendero
Chamán Ediciones
Colección Chamán ante el fuego
Albacete, 2025



FRAGMENTOS DE VIDA

 

   La nota bibliográfica de Kepa Murúa (Zarautz, Gipuzkoa, 1962), poeta, narrador, cronista autobiográfico, creador de ficciones, ensayista y editor, ratifica una constante exploración de lo verbal, que aglutina géneros y descubre una mirada creadora singular, dotada de fuerte cohesión y claro empeño comunicativo.
  Tras la edición del tercer volumen de los diarios La decisión ininterrumpida, 2008-2009, en 2024, devuelve la palabra al yo poético en la entrega Ella lee. Se trata de un extenso poemario que elige como formato referencial el poema breve y hace de los títulos un inventario de sustantivos explícitos, capaces de concretar las tramas y abrir estratos interiores a la semántica conceptual. La cubierta del libro, diseñada por Marta Tendero, representa a la madre del poeta y evoca una presencia central en el trayecto sentimental de quien escribe. La figura materna no solo es la progenitora ausente; se convierte en símbolo y adquiere una naturaleza germinativa. Como asevera el mismo escritor en una entrevista reciente: “esa mujer que lee es algo más; puede ser la tierra que nos protege, la vocación, la misma poesía, la creación artística. En suma, una estrategia confluente para activar emociones, recuerdos y pensamientos.
   La cita de apertura desdeña el prestigio de los textos clásicos o los fragmentos de otras voces para dejar, como punto de partida, una anotación leve e intimista, donde el contenido aspira a la confidencia: “Vengo donde mi madre, voy a donde mis hijos, todo se aclarará mañana”; además, ratifica la verosimilitud del suceso, ubicando el instante original en una fecha concreta. El discurso lírico descubre los momentos de una puesta en escena de lo cotidiano desde el enfoque de un yo pensante. En el ensamblaje, el conjunto versal ofrece una reflexión centrada en la diversa sedimentación de lo humano. Ella lee concreta los contornos de una formulación indagatoria: “¿Qué es lo que permanece en esta vida?”.
  Nuestra naturaleza transitoria no busca acaparar respuestas; pero impulsa al protagonista lírico a un despliegue de alegaciones sobre la razón de ser. Los vaivenes del poema postulan umbrales pensativos que entrelazan telarañas dubitativas, en la frágil pared de lo diario. Expanden variaciones y maneras de estar, dispuestas a transformar los tejidos verbales en itinerarios y desdoblamientos. La sinceridad se hace necesaria cuando el hablante lírico se explora a sí mismo y cuestiona las hendiduras que sufre la identidad en el devenir del tiempo. Los rincones del entorno recuerdan lugares de convivencia y aceptación de lo contingente. Quien observa y evoca parece recuperar un cuaderno de notas, abierto a percepciones y sentimientos. A actitudes en vela que ejercitan el sosegado respirar en soledad. Es el rumor que oímos tras la simple conciencia de estar vivo.
   La poesía se hace camino y búsqueda, abre las manos a las enseñanzas de la experiencia. Muestra un presente, proclive al desconcierto, que advierte sobre la niebla habitual diluyendo ilusiones y sueños. Muy cerca, el pasado envuelve y pone nostalgia en el conocimiento. Forja una voluntad que moldea el ser y los rasgos de su carácter. Nace así una metafísica de las cosas. El caminar es incertidumbre; advierte que se desconoce el propio destino. El conocimiento de la vida ratifica que muchas ecuaciones no se resuelven nunca; están ahí, varadas en la melancolía, con la sospecha de que cualquier verdad parece remota e imprevisible.
   El continuo cambio de conceptos recuerda un diccionario que establece un emotivo dinamismo: la destrucción, la certeza, el salto, el poder… A veces, son paradas reflexivas ante los elementos de la realidad. Entonces los poemas son más descriptivos, y acumulan detalles de lugares concretos. Así sucede en composiciones como “La plaza”; donde lo visual se muestra con la caligrafía limpia de los signos sensoriales. Otras veces la lectura interior del pensamiento recuerda o  acumula las mutaciones del lugar y de sus presencias.
   Kepa Murúa recurre a un sujeto cercano y directo para habitar el poema; las palabras  manan con un registro de transparencia, que no deja que se enturbie la visión de conjunto. La voz muestra una limpia voluntad dialogal. El poeta es también una voluntad menesterosa que busca lugar para la ausencia y los recuerdos. Las palabras transmiten orfandad; se aprestan a saber cómo es el después, cuando la casa está vacía y en sus espacios solo sucede la ausencia. Quien escribe, recorre un itinerario existencial de trazado incierto. Volver al día es vislumbrar al yo convertido en habitante de lo transitorio. El trayecto es enigma, lugar de tránsito. Todo es brevedad y percepción temporalista. Solo queda hacer el equipaje y seguir con la cadencia conforme de la evocación, con los restos dormidos de los días.


JOSÉ LUIS MORANTE

martes, 11 de noviembre de 2025

ESTACIONES DE PASO

Interiores
Poblado tradicional, Japón, mayo-junio 2025
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 ESTACIÓN DE PASO

Esta estación recién inaugurada,
de sillares compactos, milenarios,
desliza su mirada en el invierno,
pasa revista al cuerpo diplomático
de las lluvias y fríos de diciembre.
El estricto recinto no seduce;
exige pasajeros de etiqueta,
un protocolo de solemnes ritos,
el zoco abierto de la cortesía.
Esta estación restringe el auditorio,
es reverso de la hospitalidad.
Sus divanes no acogen, estimulan
las heridas de arena del viajero.
Son una invitación para el exilio.

    (Ahora que es tarde, La Garúa, 2020)





  


lunes, 10 de noviembre de 2025

MIGUEL CATALÁN. DICCIONARIO LACÓNICO

Diccionario Lacónico
Miguel Catalán
Ediciones Sequitur
Madrid, 2019

EL LIBRO DE LAS PALABRAS

   Doctor en Filosofía, profesor universitario, narrador de novelas y relatos y prestigioso  ensayista, el siempre presente en la memoria Miguel Catalán (Valencia, 1958-2019) es referente clave del aforismo contemporáneo. Sus textos liliputienses, compilados por la editorial Trea en 2018, en el volumen integral Suma breve, definen una geografía reflexiva repleta de paisajes de interés.
   De ese afán sostenido por el ejercicio de síntesis parte Diccionario Lacónico, un amplio compendio de palabras y definiciones que aglutina en su trayecto expresivo etimología, semántica, concisión poética, humorismo, greguerías y filosofía existencial. Las definiciones recurren al orden alfabético tradicional para elaborar conceptos que concentran acepciones diversas. De este modo, el significado de las palabras abre ventanas al asombro para explicar el contacto sensorial con el mundo y las cosas, con los ojos abiertos hacia dentro y hacia fuera. En este quehacer de sondeo terminológico la percepción remueve el granero del idioma para que se muestren magmas en formación, capaces de extender sedimentaciones frente al lugar común. Cada definición postula una identidad conceptual trascendida, un esfuerzo capaz de mostrar relieve y diferencias; abre incisiones que convulsionan la imaginación. Pero ese quehacer no solo se basa en la enunciación y en el empeño descriptivo sino también en una labor de poda. Se despoja al término de cualquier adherencia para dar forma al desnudo, a la vertebradura esencial, aun sabiendo que la definición exacta y concluyente es aspiración e ideal. Solo se constata en la página algún reflejo de la exactitud. Miguel Catalán sospecha que el impulso germinal de esta obra está en el pasado y en el estudio de algún tratado de lingüística, pero es difícil no encontrar afinidades con la ironía y el sarcasmo de Ambrose Bierce y con el amplio listado de lecturas de autores epigramáticos que constituyen materia habitual del atril de estudio. Su legado da origen a abundantes calas etimológicas. Además de esas fuentes primarias, el escritor ha reunido citas y pensamientos ajenos que se suman al cuerpo de la obra con la libre voluntad de la bibliografía disponible, haciendo de las voces del lenguaje una traslación semántica condensada.  Concluye así una tarea lenta, un puente que une palabras y que mostró sus quehaceres en la novela autobiográfica Perdendosi  (Carena Books, 2016). Como recordará el lector, en ese relato autobiográfico, donde germinan recuerdos y reflexiones sobre la identidad y la pérdida, se alude al poder del lenguaje como estrategia de permanencia, capaz de salvar el devenir cronológico y la distancia. Dado el peculiar ritmo de lectura que requiere un diccionario, el autor ha incluido una recolección práctica de abreviaturas, complementada en el epílogo con una tabla de citas. Si es un lugar común, compartido por todos, el interés lingüístico de las enciclopedias como cartografías habitables para el lenguaje, que incorporan cada año acepciones y usos nuevos del habla comunitario, Miguel Catalán refuerza esta cualidad intrínseca con vocablos escogidos, tras un amplio diálogo con la semántica del decir fragmentario. Así nacen circunvoluciones de amanecida en torno a las palabras que acreditan perspectivas y enfoques singulares. Son pequeñas dosis de sabiduría que aluden a las mutaciones del lenguaje y a sus procesos recapitulatorios. Promueven un paciente diálogo entre el ser transitorio de la realidad, con su poblado universo de objetos y elementos, y las convenciones de la palabra para responder a lo contingente. Crean el espejismo de la permanencia, ese largo sueño que la voluntad emprende cada día. 


JOSÉ LUIS MORANTE



domingo, 9 de noviembre de 2025

OJO SIN FONDO

 

Balaustrada
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana




OJO SIN FONDO
 
Todo se precipita  en un ojo sin fondo
 
OCTAVIO PAZ
 
  Se desplegó la luz entre la noche inmóvil y me desperté. La inocua claridad mostró un espacio todavía sin nadie. Indeciso, comencé el día buscándome.


(Fuera de guion, Lastura, 2024)




sábado, 8 de noviembre de 2025

PRIMERA CLARIDAD

Un jardín, dentro
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

PRIMERA CLARIDAD
 
 
1
 
Vivir la claridad del despojamiento, su estar limpio, su ascesis hasta la otra orilla. Abro las manos. De la quimera existencial me llevo casi nada.
 
2
 
Aunque esté lejos, qué trasluz cercano empareja al asombro.
 
3
 
La germinación de la belleza  requiere constancia; instantes con levedad de nube.
 
4
 
De  la voluntad, la respiración fatigosa de todo aquello que no pudo ser.
 
5
 
No ser nunca quien sobrevuela márgenes y levita sin estar dentro ni fuera.
 
6
 
Tengo una brújula para extraviarme en mí.
 
7
 
Antes, la desnudez invitaba al deseo. Ahora apresura la búsqueda urgente de una bata de felpa para evitar el resfriado.
 
8
 
Contemplar la amanecida en la azotea, mientras las copas de los árboles ocultan las sombras, concede púlpito al optimismo.
 
9
 
Tras la vigilia guardo las cenizas del sueño.
 
10
 
La madurez pone en hilera recursos macerados para ganar la batalla ideológica a la decepción.
 
11
 
En las manos del trabajo diario las serpentinas.

(Aforismos de la alegría)


viernes, 7 de noviembre de 2025

IDA VITALE. HOMENAJE DE CUMPLEAÑOS

IDA VITALE (Montevideo, Uruguay, 1923)
Caja de las Letras, Instituto Cervantes, Madrid

 

 VOZ PERENNE

 
Poesía reunida (1949-2015)
Ida Vitale
Edición de Aurelio Major
Tusquets Editores, Austral
Barcelona, 2022
 
  El 2 de noviembre, Ida Vitale cumplía 102 años. Y fue muy grato celebrar la efeméride con los recuerdos de su estancia en Madrid, en marzo de 2023. La poeta de Montevideo regresaba a España, pese a la delicada fragilidad, para intervenir en varios eventos en torno al claro auroral de su poesía, un balance colmado que condensa setenta años de itinerarios abiertos en la espesura del lenguaje.
  Ediciones Austral celebró el longevo caminar compilando en Poesía reunida (1949-2015) todos los libros de la autora con edición de Aurelio Major. El volumen desanda el tiempo para hacer una radiografía en el discurrir. Aloja como punto de salida Antepenúltimos, selección de las composiciones más recientes, y como estación final La luz de la memoria, amanecida de una voz que buscaba sitio propio en 1949 y que no tardaría en convertirse en nombre referencial de la Generación del 45 uruguaya. Como es sabido, los integrantes de esta promoción se caracterizan por ofrecer en la constante incertidumbre del hecho poético un trato cercano con la emoción, frente al enunciado racionalista o el oscurecimiento del campo semántico. La solidez escritural de la promoción conforma una nueva identidad colectiva uruguaya cimentada en el quehacer de protagonistas como Mario Benedetti, Idea Vilariño, Amanda Berenguer y Humberto Megget.
  Integran el volumen trece salidas en total que hablan de una voluntad creadora con reconocimientos como el Premio Nacional en Uruguay, el Alfonso Reyes, Octavio Paz y el de Literatura en Lenguas Romances en México, país donde vivió muchos años a causa del exilio desde 1974, y en España los premios Federico García Lorca, Premio Reina Sofía y Premio Cervantes. Completa el listado el Premio Max Jacob, otorgado en Francia.
   La nota de edición recuerda que, aunque queden fuera algunas composiciones escritas en la década de los cuarenta, esta obra recoge la poesía que su autora considera asentada en su redacción definitiva y final, ajena a cualquier reelaboración y cambio que, a veces, enciende el afán de perfección  Este es el legado de quien entiende la poesía como quehacer esencial que “busca sacar de su abismo ciertas palabras que puedan constituir el tejido de cicatrización tras el que todos andamos sin saberlo”.
   La muestra postula una obra abierta cuyas claves son el silencio expresivo y la variedad temática que abarca desde el intimismo transcendido y la constante incertidumbre del discurrir existencial hasta la percepción celebratoria de una naturaleza impuesta por la lentitud de lo perdurable, cuyos elementos atestiguan un patrimonio intacto de verdad y belleza. Así nace el vehemente deseo de la poeta, no exento de cierto misticismo, que afronta indeclinable su tarea: “Abrir palabra por palabra el páramo, / abrirnos y mirar hacia la significante abertura, / sufrir para labrar el sitio de la brasa, / luego extinguirla y mitigar la queja del quemado”.  
  La voz natural de Ida Vitale huye de la impostura. Se arropa en la contención y el despojamiento. Quita peso a las palabras para que encuentren una presencia leve, casi etérea pero llena de luz, en la que se establece una continua poda de recursos: “El sobresalto fuera del poema y dentro del poema, apenas aire contenido “. En sus entregas se percibe un diálogo directo con el acervo clásico y con la escritura de Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Pablo Neruda y César Vallejo como magisterios más próximos. La poeta no duda en emplear formas cerradas como la décima o el soneto, cuyo uso refrenda un artesanal dominio formal, pleno de exactitud y sentido musical; hay también una inclinación prolongada hacia el mundo clásico. Roma se convierte en motivo habitual con abundantes referencias a sus huellas culturales y arqueológicas.
    Poesía reunida (1949-2015) muestra el proceso creativo de Ida Vitale y las distintas etapas de su escritura. Un representativo quehacer que actualiza claves poéticas de la tradición y conmueve el ánimo con ámbitos esenciales como la naturaleza del yo en su despliegue sentimental y en sus reflexiones sobre los conceptos centrales de la existencia: la soledad, el tiempo, el amor y la muerte. La voz de Ida Vitale es palabra generadora, hoja perenne; eco sostenido en el aire, plenitud y misterio.
 

JOSÉ LUIS MORANTE