sábado, 8 de marzo de 2025

IDENTIDAD

Aurora
Archivo de Internet

 

IDENTIDAD
 

 

No es el otro lado del espejo,
sino de uno mismo

Luigi Amara

 

Tras años de ser ella en una franja oscura de lo cotidiano, deseó ser otra. Puso en su biografía una mordaza y recomenzó. Los pasos regresaron hasta el cero y empezó a labrar un lugar inexplorado para amanecidas y crepúsculos. Paseó calles donde los transeúntes eran presencias desconocidas. Alentó pensamientos y afectos sin fisuras y sonrió. Habitó el misterio de quien se mira por primera vez y no se reconoce.

José Luis Morante



 

viernes, 7 de marzo de 2025

GIOVANNA BENEDETTI. VÉRTIGO DE MALABARES

Vértigo de malabares
Giovanna Benedetti
Prólogo de Pedro Crenes Castro
Editorial Doce Calles
Cuentos, Colección Gnomon
Aranjuez, Madrid, 2024

 

ACROBACIAS

 

   La escritora panameña Giovanna Benedetti lleva más de una década asentada en España. Doctora en Derecho y Ciencias Políticas, su quehacer literario integra una pluralidad de registros. Alumbra un amplio tapiz en el que conviven poesía, narración, ensayo, periodismo y artes plásticas. Su trabajo ha conseguido amplio reconocimiento internacional y es una de las personalidades más destacadas del presente poético hispanohablante. La sensibilidad de Giovanna Benedetti, en el río incesante de la lengua común, ha convertido la poesía en percepción y descubrimiento, en espejo refractario de la condición humana y en búsqueda incesante de la propia identidad. Su producción poética queda compilada en el volumen Después de los objetos (2017), con prólogo de la poeta Raquel Lanseros, quien percibe en la transparencia de esta verdad estética un aporte repleto de significaciones. En su palabra afloran las raíces de un pensamiento liberado, un ámbito donde la realidad se transciende y enriquece con un espacio onírico, cuajado de símbolos recurrentes, deambulando entre el silencio y la palabra.
   “Artista de todos los trapecios”, como define su quehacer literario Neco Endara, Giovanna Benedetti reúne en Vértigo de malabares un conjunto de once relatos, con prólogo de Pedro Crenes Castro. La introducción, con un nítido matiz poético, se titula “En el desliz de los cuentos”, una expresión extraída de una cita de la poeta. El aserto alude a la naturaleza de los cuentos; son espacios narrativos que muestran perspectivas de belleza mediante el cromatismo de los personajes, la honda musicalidad poética, y la inteligente conjugación de recursos figurativos y metafóricos.
   Desde el cuento inicial, “La mariposa blanca”, un relato extenso y fragmentado, resalta la maestría narrativa en la creación de una atmósfera alejada de lo figurativo. Los personajes tienen rasgos etéreos. Configuran una existencia de asombro, más tejida por la irracionalidad que por las percepciones sensoriales de lo doméstico. Entre los pliegues de lo cotidiano se asientan presencias oníricas, que fusionan estratos del tiempo.
   Se entrelazan los argumentos en un continuo nomadismo de interés que mezcla relatos más realistas y enunciativos con cuentos en los que prevalece el simbolismo y la persistencia de asuntos ficcionales. El texto que da título al conjunto, “Vértigo de malabares" tiene como ensanche temático el prodigio volador de una pareja de trapecistas. Poco a poco, el tiempo va minando sus habilidades cirquenses y se va perfilando,en sus contorsiones aéreas la incertidumbre de un estar presente que pronostica la definitiva retirada del espectáculo. Los incansables artistas del trapecio sortean en cada actuación la llamada del vacío. Pero el peligro siempre está ahí, al acecho, envuelto en un vértigo que trastoca la realidad y llena de espejismos los sentidos.
   En los episodios del libro Vértigo de malabares convive una innegable propensión a la diversidad. La voz narrativa sabe que cada relato diseña su propia estructura argumental. Es un espacio de acción que cobija lo inverosímil y las formas azarosas de lo ordinario. Esas reiteradas rutinas que se guardan dentro del círculo semántico de las palabras. En la rueda de asuntos, el conjunto no esconde el sentido abierto de lo social y el alarde prodigioso; el registro de lo contingente y ese estar tenebroso en manos del destino que hace de cada territorio un desconcierto. La originalidad del conjunto concentra un colmado laberinto expresivo, que alumbra sentimientos y reflexiones y enciende enciende curiosidad y asombro. Más allá de la observación subjetiva, cada relato traza la silueta de una íntima historia particular. Es una ficción hecha propuesta de conocimiento, donde se desvela el fondo significante del yo en el discurrir de la existencia.


JOSÉ LUIS MORANTE



jueves, 6 de marzo de 2025

LOS QUE ESPERAN

Otoño en el parque
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

LOS QUE ESPERAN

 

   Llegan temprano al parque, desde algún itinerario común y desdoblado. Caminan lentos, con un rumor zanjado, de desgarradura en los zapatos, y los ojos adustos, clavados en el suelo. De vez en cuando relatan vidas improbables, escapes de otra identidad que ahora parece tangencial y oscura. Cuando están en el parque nada ocurre en su anatomía, pero son más ellos, suspendidos en una actitud tallada por el tiempo: solo esperan.


(Del libro de microrrelatos "Fuera de guion" (Lastura, 2024)



miércoles, 5 de marzo de 2025

TRAS EL PRIMER CAFÉ

Tareas
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia


 

MANIOBRAS TRAS EL PRIMER CAFÉ

Respira en mí un fracaso aprovechable. Soy el soldado que acumula armamento inservible para defender la posición que nunca tuve.

Azar a la deriva busca norte. Gratifica brújula.

El mayor enemigo se merece ser parte de una historia con final feliz.

Tras el primer café, el encaje correcto de asuntos cotidianos siempre conlleva el mensaje oculto de la desconfianza; como si no acabáramos de creerlo.

En los desnudos de cada aforismo el frágil esplendor de la belleza.


(Aforismos inéditos)





 

 

martes, 4 de marzo de 2025

PIEDRA CALIZA. EPITAFIOS

Disgregación

 

PIEDRA CALIZA
     (Epitafios)

 
 
 
“He soñado con la realidad. Con qué alivio me he despertado.”
                                                                                              STANISLAW  J.  LEC
 
 
La muerte no  es nada,
cuando existimos ella no existe
y cuando aparece, nosotros desaparecemos.
                                                                                       EPICURO
 
 
                                   I
 
En su artesana construcción del silencio,
la muerte no reconoce
ninguna otra verdad.
 
                                   II
 
Otra noche.
Sobre mí  prosigue su labor
la luna quieta.
Carezco de otra luz.
 
                                   III
 
Queda mi nombre
y la serenidad de este paisaje
que no sabe quien fui.
 
                                   IV
 
Agudizo mi vocación fantasma.
Miro sin comprender
y reclamo razones para estar en la nada.
No hay respuestas;
la pureza del aire
habita el desamparo.
 
                        V
 
Un manto de raíces y una brizna de sol,
pero las formas se han desvanecido
en el escaso jugo de una tierra estéril.
Estoy con otras sombras y nos une
la mansa convivencia,
el aire de familia
de los que nada piden al futuro.
 
                        VI
 
Vuelven los ecos y dibujan mapas,
un recorrido de memoria y sueño
que convierte al que fui
en terco pasajero de otra ruta
que ya no identifico.
El pasado se puebla
de restos arqueológicos.
 
VII
 
Ahora vivo debajo de las cosas,
con vocación de sima.
A tientas me desplazo
sin que se marquen huellas
ni dejen una imagen
los lugares de paso.
Nada sucede aquí;
nada sucede.
 
                        VIII
 
Callé.
Después de todo,
cobijo la pereza.
En el silencio, nadie;
un estar sin contornos que tantea
 y mide con desgana
el transcurrir del tiempo.
 
 
IX
 
Camino dentro
de un dédalo de calles
y paisajes extraños
tras un rastro invisible.
Prosigue la deriva;
es terca voluntad
que empuja hacia otra parte.
En un tiempo sin tiempo,
ensordecido,
busco un lugar
para empezar de nuevo.
 
 
 X
 
Epitafios;
un triste empeño en seguir hablando
cuando  se consumió
mi turno de palabra.
 
 
                                   JOSÉ LUIS MORANTE
 
   
    Debo el título a un poema de W. H. Auden;  PIEDRA CALIZA es una roca cuya aparente dureza se disgrega con facilidad.                                 

lunes, 3 de marzo de 2025

EMILIO LÓPEZ MEDINA. ORIGEN Y RAZÓN DEL AFORISMO

Origen y razón del aforismo
Emilio López Medina
Nota prologal de José Luis Trullo
Cypress Cultura
Sevilla, 2025

SONDEOS


   La consolidación del aforismo, como género relevante del espacio literario actual, ha superado cualquier sensación de contingencia. La estrategia expresiva se muestra con insólita claridad. Lo aseveran algunos hechos objetivos tales como el número de publicaciones y la extensa nómina de practicantes que cultiva el formato breve. Un ejemplo más del saludable estar del laconismo es el nacimiento de una nueva colección, impulsada por el aforista y editor José Luis Trullo, destinada a plantear un enriquecimiento conceptual del género y nuevas reflexiones teóricas sobre sus coordenadas estéticas.
   La colección se abre con la entrega Origen y razón del aforismo de Emilio López Medina (Jódar, Jaén, 1946), licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia y doctor por la de Granada que ha impartido clases durante años como profesor titular, en la Universidad de Jaén. La conciencia vigilante del autor se bifurca desde hace muchos años como creador e investigador. Ambas facetas mantienen un largo caminar en el tiempo. La producción acerca un colmado balance con títulos como El arte jovial (2017), Del amor y todo lo que le es propio (2018), La verdad de la belleza  (2021), El mundo que se abre (2023) y el proyecto Las siete bestias, una heptalogía en curso de publicación. El quehacer integra además libros monográficos sobre la vejez, el sentimiento amoroso, la conciencia artística y otros ejes meditativos como el enfoque metaliterario. El aforismo retorna sobre sí ante el mirador abierto de la razón  para explorar otros territorios conceptuales, como la belleza, la ética, el entorno colectivo de la sociedad y la filosofía.
   Origen y razón del aforismo, que cuenta con una breve nota del editor comentando las características de la colección y el planteamiento argumental de las primeras entregas, estructura su brevedad en torno a tres apartados referenciales: origen y balance histórico del aforismo, claves de la razón aforística y una compilación de textos sobre el destello lacónico y su persistente cercanía a la introspección filosófica. El escritor concede al libro un claro sentido didáctico; hace de cada tramo un recorrido al paso de claridad y conocimiento que nunca pierde su textura de cercanía.
  Para el escritor, la raíz del aforismo está ligada a la filosofía de los presocráticos (VII-VI a. J. C.).  El decir sentencioso comienza con sentencias de naturaleza ética, e independientes de la religión. El género se va transformando en el tiempo y amplía su cuerpo semántico hasta definirse como un pensamiento breve y completo, de fondo filosófico y precisa estructura. La inquietud investigadora de Emilio López Medina explora después las claves de la razón aforística y su consistencia etimológica. Para el filósofo el aforismo plantea un conocimiento estructurado de la realidad desde el logos; un propósito que abre un largo camino de conocimiento donde el aforismo adquiere formulación literaria a partir de la experiencia de la realidad y la razón deductiva.
   El cierre de Origen y razón del aforismo condensa una breve selección de pensamientos breves que añade matices sobre las conexiones entre el aforismo y la filosofía. El aforismo profundiza y plantea la cosmovisión reflexiva de la conciencia convertida, a juicio de Emilio López Medina en caja de resonancia del mundo, siempre espacio indefinido de voluntad y representación, y la naturaleza humana. 



JOSÉ LUIS MORANTE



sábado, 1 de marzo de 2025

CONVIVENCIA


  

CONVIVENCIA

 

   Nunca tuve conmigo una convivencia fraternal. Solo la compañía contingente de quien se desplaza con los mismos pies. Juntos aprendemos a no huir de nosotros mismos y a cubrir a diario necesidades básicas. No me doy tregua. Habito en el perfil de mi costado. Tallado por la lógica, el tiempo nos iguala con un argumento funcional: sin mí estaría más solo.

 (Del libro de microrrelatos "Fuera de guion")




viernes, 28 de febrero de 2025

TRADUCCIÓN AL ITALIANO


 

AFORISMOS  DE  JOSÉ LUIS MORANTE

Traducción al italiano de GIULIANA CALABRESE

 

 Minucia interna; no encuentro en mi interior nadie en quien confiar.

Minuzia interna: dentro di me non trovo nessuno di cui fidarmi.

 

Si miras con atención el lugar que ocupas, donde estás no hay nadie.

Se osservi con attenzione il posto che occupi, dove sei tu non c’è nessuno.

 

 En el apagado discurrir del tiempo, adanes primigenios que aguardan todavía una manzana.

Nel placido scorrere del tempo, adami primigeni che attendono serbano ancora una mela.

  

En la madeja de la gratitud se apelmazan los hilos sueltos.

Nella matassa della gratitudine si addensano i fili sciolti.

  

En la poesía bucólica, espontánea colaboración de una coral ecológica: piedras, juncos, pájaros y nubes…

Nella poesia bucolica, spontanea collaborazione di una corale ecologica: sassi, giunchi, uccelli e nuvole...


Carne tranquila. Senectud.

Carne tranquilla. Vecchiaia.

 

 En las conversaciones con desconocidos los intermediarios más eficaces son la elusión y el silencio. 

Nelle conversazioni con gli sconosciuti gli intermediari più efficaci sono l’elusività e il silenzio.

  

La poesía es un yo caligráfico, angustiado por su propia identidad.

La poesia è un io calligrafico angosciato dalla sua stessa identità.

 

La autonomía imaginativa del sueño requiere folios blancos por su inclinación a lo imposible.

L’autonomia immaginativa del sogno necessita di fogli bianchi per la sua inclinazione all’impossibile.

  

El subconsciente poético confía en el potencial de los precursores.

L’inconscio poetico confida nel potenziale di chi ci precede.

 

 Punto de fuga. Nostalgia de un lugar que no existe.

Punto di fuga. Nostalgia di un luogo che non esiste.


(Selección breve de aforismos)






miércoles, 26 de febrero de 2025

LUIS FELIPE COMENDADOR. NO ESTAR COMPLICA EL IRSE

No estar complica el irse
Luis Felipe Comendador
IV Premio Nacional de Poesía Ciudad de Lucena Lara Cantizani
Editorial Reino de Cordelia
Madrid, 2025

 

PARNASILLO PARTICULAR

 
 
  Un título en apariencia henchido de humorismo paradójico No estar complica el irse compila los poemas más recientes de Luis Felipe Comendador (Béjar, Salamanca, 1957), reconocidos el 10 de enero de 2025 con el IV Premio Nacional de Poesía Ciudad de Lucena Lara Cantizani. El poeta bejarano conseguía un certamen muy joven, convocado por la Concejalía de Cultura del ayuntamiento cordobés, que sirve de homenaje y recuerdo al desaparecido profesor, poeta y gestor cultural Manuel Lara Cantizani.
  La insistente voluntad creadora de Luis Felipe Comendador impulsa un taller literario polivalente, cuya trashumancia expresiva aglutina literatura breve, artículos de prensa, quehacer narrativo y un intenso recorrido poético que se ha hecho acreedor de abundantes premios, con títulos conocidos como Paraísos del suicida (2001), Con la muerte en los talones (2004), Mañana no será nunca (2017), o La alfombra vejada del gran Lebowski (2024). Son obras que ratifican una estética habitual, un credo lírico que entrelaza reflexión existencial, dicción introspectiva y un fuerte sentido crítico de la peripecia vital y las relaciones sociales hechas de corrección política y gregarismo, de conformidad y asimetrías. De ese mapa de signos personales también participa la salida No estar complica el irse, un logro poético que conforma una relevante nómina del parnasillo particular del poeta. Comendador habla con verbo apasionado y luz inteligente con la esencia central de la poesía.
   Con la primera luz de la mañana, el sujeto poético moldea la singularidad estética de presencias centrales de la biblioteca para construir  soliloquios y monólogos dramáticos que trascienden el perfil literario de cada protagonista y desnuda su sensibilidad humanista y los claroscuros interiores. De este modo, en el primer poema ”Pere Gimferrer se confiesa con el agente provocador en Barcelona”, Luis Felipe Comendador dibuja al poeta novísimo como un ser frágil y cansado, invadido por el habitual lastre de decepciones y grietas que aloja el discurrir existencial; un cuerpo desmadejado y roto, como un cristal opaco, invadido por gotas de sombra y emboscado entre la incontinente fauna humana de la ciudad que recorre las calles hacia no sé dónde. Otro novísimo, Antonio Martínez Sarrión confabula en su diario íntimo el hartazgo de la etiqueta y la decisión de buscar a solas en la hondura de un bar deshabitado de Albacete esa conversación a solas con la finitud. Más allá del centro inaccesible del ego personal, lo vivido es un patrimonio gravoso. Hay que buscar la callada concordia del silencio en la experiencia biográfica, las sencillas respuestas del silencio final.
   Comendador anima la ruptura de la monotonía argumental dando sitio también al poema apelativo, al que busca en el tú un interlocutor que escuche los deseos más sensuales. Así sucede con el estimulante estar de Ana Rossetti, cuyo libro Indicios vehementes es infusión de fiebre para la química del deseo. El murmullo de lo pasional fragua turbación y cercanía; zarandea el pensamiento desvelado de quien duerme despierto por las voces de la inconsciencia.
  Las presencias convocadas tienen un incansable tensión del legado de la tradición cultural. Se dan cita en las composiciones, lejos de los ángulos intimistas de poetas amigos y compañeros generacionales, los habitantes de un prestigioso municipio literario en el que son vecinos Julio Cortázar, Severo Sarduy, Oliverio Girondo, Norah Lange, Paul Verlaine, Juan Gelman, Octavio Paz, César Vallejo o el mismo Luis Alberto de Cuenca… Un entorno literario germinal donde cada poema busca adaptarse a las peculiaridades literarias de cada protagonista y aprenden las costumbres de ser sombras ausentes: casi todos los convocados al plano inclinado del pensaminto ya no están. Y en ese hueco de su cuerpo solo las palabras se hacen permanencia, ponen un farol débil al fondo de la noche.
   En este catálogo de nombres propios tan significativos, la mirada poética de Luis Felipe Comendador se hace espejo. Recupera secuencias de instantes significativos de la vida diaria para no claudicar en la áspera lucha contra el tiempo. Desde esa distancia inacabable retorna al trasluz del presente la poesía con rostro humano, el inspirado aliento de caminos antiguos que ponen en su seno los pasos conocidos; las voces y los ecos. Como escribe el poeta, las composiciones son sentidos en alerta: “pupilas” que utilizan las mías para verme y hacerme ver en ellas, para abrir en la densa espesura del bosque el necesario claro.
  Aunque predomina el poema en verso libre, el escritor explora otros moldes expresivos como el haiku, sin duda, un hermoso guiño al quehacer afectivo de Manuel Lara Cantizani. El desaparecido poeta y amigo contribuyó, como pocos, a la aclimatación de la estrofa en el discurrir literario del presente, mediante talleres, ediciones de libros de gran belleza plástica y aciertos expresivos de primer nivel como la introducción en las aulas de Educación Secundaria del formato japonés. Otro poema que nos parece de gran interés es “Gabriel Ferrater se empeña en perecer”, donde se percibe una precisa poética personal: “Busco el desahogo de la discrepancia / la batalla hueca de la suficiencia, la precavida virtud de la edad,  / el usufructo de mis hipotecas, / la arbitrariedad de equivocarme…” . Son enumeraciones yuxtapuestas que parecen dibujar al escritor frente a sí mismo, en el confinamiento claustral de su taller en vela.
   Los lectores de la entrega anterior de Luis Felipe Comendador, La alfombra vejada del gran Lebowski percibirán entre ambos libros una clara continuidad, ese empeño de transcender la propia identidad y su geografía de emociones y sentimientos para habitar otra conciencia, para rescatar en el silencio la palabra del otro. Pero el acierto literario de Luis Felipe Comendador es excelente. Fragua un manojo de poemas que busca equilibrio entre el homenaje y la erudición de quien construye puentes con otras identidades. Son presencias convocadas con coordenadas de regreso en el paisaje interior de cada poema. Versos que despliegan su mapa comunicativo y convierten la tradición en sustrato germinal para dar solidez a un "muro de incontinencia y suelo mismo".
   No estar complica el irse llega desde la madurez expresiva del autor, desde una mirada que contiene una intensa voluntad de lectura; sus composiciones proyectan un árbol de luz que intercala recuerdos y olvidos, que tiende amarras al pasado para escuchar su voz. Poesía que busca la claridad gozosa del encuentro con quien aprende a ser sombra, sin la materia frágil de algún cuerpo.



JOSÉ LUIS  MORANTE




martes, 25 de febrero de 2025

EL LECHO DE LOS SUEÑOS


 
Acerca del sueño
 
                               a mi hija Irene
 
I     
 
Qué es el sueño, preguntas,
con la abrumadora ingenuidad
de quien me presupone una respuesta.
Y yo salvo el escollo
modulando una frase convulsa
en la retórica de los desconciertos.
Te digo: el generoso don
que la fatiga obtiene de la noche,
una brizna de luz escalando la sombra,
el envés de una historia
cotidiana y absurda;
tú misma, hija mía,
cada palabra tuya, cada gesto.
No sé si el sueño
es potestad del hombre
o comparten los sueños animales y cosas.
Ignoro de igual modo qué hilo teje
su textura de seda,
qué alzada confabula
su hermética apariencia
o qué brújula guía
la estela de sus viajes.
Sé que hay sueños tristes y gozosos,
oscuros y diáfanos,
ocasionales y obsesivos;
sé también que hay sueños tan hermosos
que el tiempo los indulta y perseveran,
y no envejecen nunca.
 
II

        A mi hija Ana
 
 
Hay sueños que una noche
consumen su existencia
y otros que se prolongan con los días.
Simulan los primeros
una especie común de lepidópteros
y acaban siendo pasto
del trastero y del polvo,
como un experimento vanguardista.
Levísimos planetas alumbran los segundos,
como estrellas fugaces que convocan
múltiples y azarosas travesías.
Ante nuestra mirada sus figuras componen
un paisaje celeste,
intangible materia en sereno reposo,
donde habita la luna del deseo.

        (De la antología Mapa de ruta, 2010)






 
 
 

lunes, 24 de febrero de 2025

EL BIÓGRAFO DE BORGES

Jorge Luis Borges
(Buenos Aires-Ginebra)

EL BIÓGRAFO DE BORGES
 
 
   Labró durante una década, con monolítico afán, una biografía de Jorge Luis Borges. Se encerró en la buhardilla, ahuyentó compromisos, propició un divorcio, y consultó casi toda la incontinencia escrita sobre el argentino universal: ensayos, cuentos, poemarios, reseñas, tesis, reescrituras y panegíricos circunstanciales. Tras la enésima corrección de pruebas, se editó la obra. En las librerías aquella novedad tuvo una presencia discreta y el cansancio aliviado de su autor nunca más hurgó en los esteros de las trabajosas páginas.
   Nadie percibió la única errata, una azarosa paradoja. Al completar el paréntesis vital confundió fechas. Anticipó la muerte en Ginebra ochenta y siete años antes del nacimiento en Buenos Aires. Son señales de humo de un lapsus que hubiera entusiasmado al mismo Borges.



(Del libro "Fuera de guion, Lastura, 2024)






 

domingo, 23 de febrero de 2025

ANTONIO MACHADO. ELEGÍA

Una conversación con Don Antonio Machado
Casa Museo del Poeta, Segovia
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 
ANTONIO MACHADO. ELEGÍA
 
 
   Antonio Machado es uno de los poetas más significativos y transcendentes de la lengua castellana; su poesía no se contiene en el intervalo temporal que vivió el escritor, sino que enlaza con los magisterios germinales que cimentaron el milagro de su voz insomne y con la incontinente estela de discípulos que considera su obra un monumento lírico, pleno de relevante permanencia. La esencia de su escritura muestra una lúcida conciencia de lo humano. Conocer su biografía es descubrir al yo sentimental, con sus emociones y pensamientos, en el perfil exacto del sujeto poético. Las composiciones de Antonio Machado están habitadas; en ellas se perfilan las distintas etapas vitales y los devaneos existenciales que gestaron su periplo vital. Como escribiera Rafael Alberti: “el poeta lírico va diciendo su autobiografía en sus versos”.
 
(Poema “Retrato)

 
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
 
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
 
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
 
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
 
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
 
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
 
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
 
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
 
Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
 

   El poema se habrá de convertir en una memorable acuarela poética, aprendida de memoria por muchos lectores, y utilizada como inagotable paratexto de cuadernos, libros y antologías. Había aparecido suelto en el periódico El Liberal, el 1 de febrero de 1908. Heliodoro Carpintero, uno de los más tempranos estudiosos del legado poético machadiano, estimó que el texto fue escrito en 1906 (véase Ínsula, n.º 344-345 [1975]). 
 El poeta nació un 26 de julio de 1875 en Sevilla, en una extensa familia de ocho hijos. Los padres, Ana Ruiz y Antonio Machado Álvarez, conviván también con los abuelos paternos, quienes eran una fuente de ayuda permanente y un notable respaldo económico para el matrimonio. Gracias a su abuelo, eminente zoólogo, se trasladan a Madrid y entran en contacto con la Institución Libre de Enseñanza, un estilo de enseñanza que solidificará los mejores valores del poeta. Poco a poco la situación económica de la familia se deteriora hasta hacerse crítica, cuando mueren tanto el padre como el abuelo de Antonio Machado, las dos fuentes económicas que sostenían el hogar. Pero Antonio Machado y su hermano Manuel son jóvenes y todavía no tienen constancia del compromiso convivencial y de la urgencia de incorporarse al mercado laboral. Tienen una cierta inconsciencia utópica, y sólo aspiran a conocer desde dentro la farra celebratoria y bohemia de la capital. Se entregan a ella, con preferencia por el ambiente especular del teatro, pero enseguida aquel ámbito, lleno de tipos humanos extraños, les lleva a buscar otras aspiraciones artísticas. Marchan a París, primero Manuel y luego Antonio, donde profundizan en el conocimiento del modernismo que, desde primeros de siglo, se consolida como la tendencia estética más representativa.
   En 1902 aparece la amanecida poética de Antonio Machado, Soledades, conjunto de composiciones líricas que aglutina después Soledades, Galerías y otros poemas. Es el año 1907, iAntonio Machado busca independencia económica como enseñante y se traslada a Soria, tras aprobar unas oposiciones a profesor de francés en un instituto. En Soria su vida sentimental conoce un tiempo de emotiva plenitud. En la contenida ciudad castellana se enamora de una joven que apenas acaba de superar la adolescencia. La amada es una niña aún, y el enamorado profesor tiene que esperar para casarse con Leonor, a quien lleva más de quince años. También queda marcado por la geografía del lugar, un entorno físico que convierte en paisaje interior y que moldea su sensibilidad estética… Aquel amplio horizonte de emociones y sentimientos, poco a poco, va haciéndose poesía. Las composiciones compondrán Campos de Castilla.
   En 1910 el matrimonio parte a París con una beca para la ampliación de estudios de Antonio Machado. En la capital estudia junto a Bergson y frecuenta a Rubén Darío. La experiencia no pudo ser más desastrosa. Su mujer Leonor cae enferma y morirá a la vuelta a Soria, en 1912. La soledad se le hace insoportable. El poeta busca escapar y cambiar si no de vida, sí de escenario. Llega a Baeza donde vivirá los siguientes siete años. En esa época se concentra en el estudio de la filosofía y por lo que respecta a la poesía, conocerá al poeta de Granada Federico García Lorca. Revive en él, quizá gracias a esa amistad, el gusto familiar por el folclores y la música popular. Su producción se renueva con el libro Nuevas canciones. 
   Destinado como profesor de francés, Antonio Machado llega a Segovia el 25 de noviembre de 1919. Se aloja en una modesta pensión de la calle de los Desamparados, ahora convertida en Casa-Museo. Hoy recorro sus habitaciones que siguen preservando un aliento de época. Antes de adentrarme en la casa, he realizado fotos del busto del poeta esculpido por  Emiliano barral y he conversado largamente con César, quien regenta la pequeña librería de viejo del patio, donde he comprado algunos ejemplares.
La visita guida se inicia en el pasillo, donde están las fotos de la patrona, quien mira a la cámara con el orgullo de cumplir las normas de la hospitalidad ante un huésped tan ilustre. Cerca de allí, la cocina despliega un inventario de cachivaches domésticos que se completan con la inefable máquina Singer, donde las amas de casa consumían su tiempo entre labores. En la alacena, de suelos rojizos, la aceitera, los cántaros, la caja metálica para cobijar las galletas… detalles que hablan de un ambiente muy similar en casi todas las casas castellanas.
   En el salón, con amplia mesa y ventana despejada se celebraban las tertulias o se esperaba con resignación el escueto refrigerio; no eran días para el agasajo. En las paredes fotos de la hermosa Leonor y del poeta, la partida de matrimonio, portadas de periódicos de la época donde colaboraba Machado e imágenes de los acontecimientos que saludaron la llegada de la segunda república. También primeras ediciones y algunas estanterías con los libros del poeta. La más entrañable pieza del museo es la habitación de Don Antonio: amplia cama de cabezal metálico, mesa camilla, alacena y espejo donde todavía se contempla la sombra del poeta.
  Empieza a anochecer cuando abandono la casa del poeta. En mis manos los nuevos libros. Abro Proverbios y cantares.


sábado, 22 de febrero de 2025

RESACA (Fonollosa en la mesilla de noche)

José María Fonollosa
(1922-1991)


RESACA

                                (Fonollosa en la mesilla de noche)

Soy un tedio vulgar lleno de libros.
Petrifico mis horas
entre conspiraciones de salón.
Me gusta escuchar jazz
por el temblor desnudo
que sostiene su música.
Tengo un amigo o dos;
qué multitud formamos
si compartimos juntos
algún desdén festivo y amarillo.
Adquirí la costumbre
de prodigar latidos
como si repartiera recompensas.
En otra vida amé
y un leve roce me trastocaba la fisiología.
Aparento deseos
cuajados de grandiosa intensidad.
Son raros los difuntos que acreditan
tanta fulguración y lozanía.
Soy un muerto ejemplar:
no merece la pena suicidarse.

      ( La noche en blanco, Premio Hermanos Argensola, 2005)



  
 

viernes, 21 de febrero de 2025

ABRIR LAS ALAS


 

ABRIR LAS ALAS
 
(Aforismos)
 
 
Solo habla consigo cuando hay un intérprete disponible.
 
La impaciencia aconseja hornear semillas.
 
El toldo del tragaluz es un oxímoron.
 
Entre los misterios de la inteligencia, el empeño de ocultarse a diario.
 
Quien no sabe dónde ir  mantiene siempre un inquebrantable compromiso con el traspiés.
 
La humildad cumple con mérito la función de ser nota a pie de página.
 
Rareza: una amistad sin ánimo de lucro.
 
Cuando aletea cerca, el optimismo recuerda la mínima vibración de una libélula.
 
Esas voces que visten a diario papel de lija y ganan altura cuando callan.
 
Acabé identificando su belleza con el vacío; en ella, todo es nada.
 
Es acaparador y avaro; cuando respira guarda el oxígeno y el anhídrido carbónico.
 
Qué triste la lectura volátil, la que no tiene huellas dactilares.
 
 
(José Luis Morante)
 
 




 
 

jueves, 20 de febrero de 2025

OSCAR WILDE. PERFIL DEL GENIO

Oscar Wilde
(Dublín, 1854-París, 1900)

PERFIL DE UN GENIO 

 Siempre que escucho el sustantivo "genio" pienso de inmediato en Oscar Wilde, aunque recuerde su obra de modo difuso y fragmentario, con mucha menos nitidez que las sobrecogedoras incidencias biográficas que convirtieron al escritor en víctima de la intolerancia, la oscuridad mental, el desprecio social y la hipocresía.
   Oscar Wilde personifica una contundente paradoja: la derrota total y el espejo roto de la biografía como necesario umbral de la victoria contra el tiempo. El irlandés moldeó una inteligencia subversiva, inclinada de continuo a la confrontación con el poder establecido. Su personalidad delinea al esteta total que quiso convertir su vida en arquetipo de belleza, al margen de convenciones sociales, empeñado en vivir una existencia discorde, de placer y ludismo. Fue un temperamento transgresor que asumió para si la inevitable presencia del fatum, el aliento mortal de un destino crepuscular y decadente que implicó la ruptura total con el entorno y la soledad más absoluta en el útimo viaje hacia la nada.

(Anotaciones del diario))



miércoles, 19 de febrero de 2025

EQUIPAJE




EQUIPAJE

Estas palabras son el equipaje,
el reclamo de una falsa grandeza,
de un terco deambular que viaja solo
en el vientre de un tren equivocado.
Y recelan mirar por la ventana
porque guardan su ayer en la retina
y saben que si cruzan el cristal
verán muy diferente orografía.
Fueron la intrepidez que se desplaza
a dominios ignotos del planeta.
Dejó el regreso abiertas cicatrices,
hechas de laberintos y distancias,
que otros celebrarán desde el asombro.
Mi desamparo arrojará al silencio
que fue cada estación una renuncia,
un paso dado hacia ninguna parte.

    (Antología "Mapa de ruta", Granada, 2010)







martes, 18 de febrero de 2025

MARÍA PILAR CONN. LA SOMBRA QUE CARGAMOS

La sombra que cargamos
María Pilar Conn
Prólogo de Manuel Madrid García
Cuadranta Ediciones
Murcia, 2024

 

HACIA EL CREPÚSCULO


 
   Un recorrido por el quehacer creador de María Pilar Conn (Indianápolis, USA, 1968) muestra de inmediato la convivencia de facetas como la poesía, la narrativa –centrada casi siempre en la ficción gótica- y la ilustración. La autora, con domicilio desde hace décadas en Murcia, ciudad donde estudió Artes y Oficios, colabora habitualmente en cuadernos ilustrados y publicaciones digitales, mientras impulsa un camino poético que ya ha dejado en las estanterías las entregas La almendra y el maíz (2019) y Paseando con Schopenhauer (2020). En el taller de la escritora la poesía sigue marcando pasos firmes, como se hace palpable en la nueva salida La sombra que cargamos (2024), cuya cubierta, cargada de onirismo, es de la propia autora.
   María Pilar Conn sedimenta su poemario en el canon y deja sitio a citas de clásicos como Séneca, Miguel Hernández y Carmen Conde. Añade además un liminar, claro y sosegado, de Manuel Madrid García, cuyo título es “Ansias de profundidad en la poesía”. En él se indaga el ideario estético recordando que cualquier tema es poético si consigue transcender lo cotidiano y ajustar la exacta dimensión de verdad y belleza, esa capacidad silente de “buscar el misterio de la vida” detrás de las palabras. El fluir lírico se hace testigo para comprender los azarosos itinerarios de emociones y sentimientos mediante la elegancia de estilo, la riqueza imaginativa, y la lograda expresividad de un léxico intimista y reflexivo, con un denso sustrato de lecturas filosóficas.
  Tras el sondeo del texto introductorio, la poeta añade su mirada al espejo del verso con una interpretación reflexiva en torno al sentido del poemario. La escritura germina entre la incertidumbre y la confidencia compartida. Se interroga a sí misma sobre el milagro de existir en un universo “vasto y asombroso” en el que nuestro cuerpo percibe que la existencia es perecedera y vulnerable, un continuo proceso impulsado por el conflictivo convivir entre realidades y sueños.
  Desde el comienzo de La sombra que cargamos, junto a la riqueza de imágenes, emplea una expresión coloquial que lleva en su semántica un claro sustrato de resignación. Se escucha el empeño de la voz poética de habitar las composiciones con el recuerdo de presencias cercanas que abrieron el camino del tiempo hasta el presente. La evocación recobra la claridad azul de los que dejaron entre las manos las respuestas sobre el transitar de la temporalidad. La inexorable marcha de los días desprende una continua sensación de despojamiento. Va recortando sueños y creencias para perfilar la esencia del estar, la lumbre cálida de lo que de verdad importa porque da claridad a los enigmas de la travesía vital: “No hay droga que calme el clamor que hay en mi interior. / Contemplo el valle oscuro desplegado frente a mí. / Termino las noches de insomnio / observando la nebulosa que gira en el cielo. / Mi conciencia, una venganza / que no me deja libertad para huir.”.
   El avance del libro llena de mutaciones la existencia. El sujeto, como espectador de su cauce vital, advierte cómo el tiempo abre etapas sucesivas que nos llevan hacia la madurez y más tarde hasta la senectud. El envejecimiento es inevitable y solo deja entre las manos soledad y silencio, un entorno decrépito de erosiones que acercan hacia un territorio que solo deja sitio a las evocaciones y recuerdos. El amanecer cotidiano reescribe la caligrafía gris de una melancolía anunciada; llena las pupilas de ensimismamiento y soledad, mientras todo alrededor se desvanece. La vejez difunde la sensación de que todo está lejos. Se hace necesario ceder la palabra a los recuerdos para que recuperen vivencias e instantáneas que pudieron haber sido alguna vez. La luz crepuscular extiende sobre las cosas la piel envejecida de la resignación. Se deshilacha la mente, mientras las horas dejan su latido con la pereza de lo rutinario. El vacío va colonizando cada rincón de la casa y la conciencia hace suya la sensación de que cada existencia es un paréntesis cerrado de finitud, un cuarto oscuro y triste que pone a cada sensación una etiqueta de material perecedero que un día dejará de existir.
   En las composiciones finales perdura el enfoque crepuscular de quien se siente una difusa mota de polvo perdida en la profundidad del universo. La insignificancia no deshace lo evidente; el cuerpo es un caminar polvoriento hacia el vacío mientras la nostalgia copa casi por completo la conciencia de ser.
  Los poemas finales buscan líneas argumentales que subrayan la sombra: “La nada”, “El hombre mayor”, “La espera” y “El jubilado” muestran un existir zarandeado por el cansancio que siente cerca el aliento de nieve de la muerte. Cuando el viaje existencial parece acercarse al último andén, no queda nada por hacer salvo esperar y aceptar los parámetros de caducidad. Las palabras vislumbran el viaje hasta la sombra. Quien hace balance del tiempo personal cobija un patrimonio inevitable de equivocaciones y errores, de decisiones que alejaron el corto vuelo de los sueños cumplidos. Otra vez la tristeza parece ser un centro orbital en la poesía de Maria Pilar Conn. La escritora deja un recorrido poco complaciente con el transitar del yo profundo, como si la tristeza fuera el auténtico reflejo natural de lo cotidiano, como si el viaje interior por la conciencia nos mostrara un equilibrio aleatorio entre la sombra y el fulgor, entre el pesimismo y la creencia personal. Mantener un alba de esperanza requiere una verdad sólida y perenne, una chispa encendida para que, más allá de las sombras que cargamos, el párpado descubra una sonrisa, la sanación cercana de lo transcendente,  la claridad solar del universo.  



JOSÉ LUIS MORANTE




lunes, 17 de febrero de 2025

CASO CERRADO

Interrogatorio
Archivo
de
Depositphotos


CASO CERRADO
 

 
   Pregunta otra vez, con el chisporroteo del cansancio. Sin mover los labios:
-¿Edad?
-No sé ,desde qué año mi madre sospechó que esta minúscula existencia tendría algún futuro…
  Calla y suspira. Cierra otra vez los ojos. La nueva pregunta tarda en abrirse paso. Cuando llega, arrastra sílabas inaudibles…
-Tampoco hay datos de tu vida laboral.
-No los hay, claro, es inexistente aunque, de cuando en cuando, el pensamiento urgía a buscar la calle, al encuentro de un futuro oficio. No llegó nunca. Después me detenía en cualquier parque, esperando que la voluntad durmiese contraída.
   Agacha la cabeza y entreabre la boca humedecida. Se acerca un poco al empujar la voz:
-¿Sabes la fecha del suicidio?
Las palabras a oscuras responden por mí:
-Hace poco, todavía escucho los restos náufragos de una conversación al otro lado. Las dudas gotean sin enigmas ni claves. Soy un caso cerrado.

(Del libro Fuera de guion, Lastura, 2024)



domingo, 16 de febrero de 2025

LAS HORAS DE SILENCIO

Mulholland Drive (2001)
David Lynch

 LAS HORAS DE SILENCIO

Pertenezco al copioso batallón de los torpes visuales. No veo genialidad en la singular concepción estética de la película Mulholland Drive (2001). Sobra complejidada argumental y se disfrutan muchísimo algunos intervalos, cuajados de matices, como los bellísimos primeros planos de Naomi Watts y Laura Elena Harring, o la intacta rebeldía de algún personaje como el director de cine, sin duda un reflejo especular autobiográfico. La película obliga al continuo por qué, es extraña y hermética, como esas raíces nutricias del propio David Lynch.

Antes de que me convierta en un logrado epicentro de soledad voy a tener que ir completando un largo inventario de amistades diluidas, esos rastros líquidos que ya no apagan ninguna sed.

Zarandeada por la contingencia apenas lee. En uno de sus paréntesis lectores concluye la antología y cierra el libro con la mayor decepción: es una propuesta nefasta; ella no está.

La voz resentida necesita de continuo descargar la culpa en otros.

(Anotaciones del diario)






sábado, 15 de febrero de 2025

FAUSTINO LOBATO DELGADO. DONDE EL ALMA IGNORA

Donde el alma ignora
Faustino Lobato Delgado
Prólogos de  Fernando Jaén, Luis Oroz
y Sandra Martínez
Ilustraciones de Juan Manuel González
Editorial Olé Libros, Colección Poesía
Valencia, 2025

 

RESISTENCIA

   Con ilustraciones interiores y de cubierta de Juan Manuel González, Faustino Lobato Delgado (Almendralejo, Badajoz, 1952) extiende itinerario poético con Donde el alma ignora, otra vez de la mano de Olé Libros, el incansable proyecto de Toni Alcolea, donde apareció también su entrega anterior En el alfabeto del tiempo, prologada por el poeta, crítico y ensayista José Antonio Olmedo López-Amor.
   La edición de Donde el alma ignora se singulariza porque incorpora como apertura un código QR interactivo que permite, tras el escaneo, escuchar al poeta recitando sus textos, como un audiolibro. No es la única sorpresa del poemario; el título cuenta con tres prólogos, firmados por el poeta y médico Fernando Jaén, el escritor Luis Oroz y la correctora y compañera de tertulia Sandra Martínez. Los tres nombres tienen en común su relación con la experiencia temática del libro y con la emotiva dedicatoria de gratitud hacia el quehacer sanitario, siempre puente entre la fragilidad y la esperanza.
   Los prólogos también marcan, cada uno con su peculiar enfoque, el contenido de esta compilación poética y su estructura argumental.  La nueva entrega mantiene la habitual escritura figurativa del poeta extremeño, muy bien comentada en el texto introductorio de Fernando Jaén, quien analiza la vivencia del yo poético como experiencia de autoconocimiento y sanación, como apertura a un ser renacido que retorna su viaje hacia lo cotidiano sabiendo que cuerpo y mente se enlazan en la fragilidad de la existencia. Luis Oroz, desde un enfoque más íntimo y personal, se centra en el impresionismo íntimo de una voz lírica inteligente y sencilla, que trasmite sensibilidad y pensamiento filosófico ante la incertidumbre y lo efímero que marca la travesía vital. Por último, Sandra Martínez Martín explora la travesía creadora del poeta y su crónica hasta llegar al yo profundo desde el hospital como espacio del dolor, pero también como esperanza de sanación y retorno a lo diario, como apertura a lo paradójico y contradictorio. No pasa inadvertido en este tercer prólogo el sondeo en el metalenguaje y la incisiva descripción del epitelio emocional, capaz de verbalizar el dolor y la angustia de lo inesperado.
   La primera parte, “Exodo” amanece con citas de Ángela Álvarez y Karmelo C. Iribarren y convierte al hospital en espacio de representación existencial, como un lugar ajeno, en el que se cobija el naufragio y se hace tránsito para la inquietud y la conciencia de lo frágil. El paraíso se hace un lugar utópico y lejano mientras la vida adquiere la desvaída dimensión de una ofrenda, de un temblor frío, lleno de miedos e intemperie.  El poeta en este tiempo de reclusión hospitalaria escribe, junto a  las composiciones, notas clarificadoras de la experiencia vivida, como si necesitara precisar la vivencia en su justa dimensión. La soledad acoge cerca a los otros, como reflejos del singular árbol del cuerpo que solo aspira al regreso a casa, a la vuelta al hogar y a sus sonidos, a esos entrañables paisajes de la costumbre que convierten la vida en hábitos.
   Ese tramo de retorno que conforman los poemas de “Sonido” adquiere en la voz del poeta afinidad clásica con el inacabable viaje de Ulises en su vuelta a Ítaca. La identidad recupera su entorno de siempre, ese espacio concreto y personal que aglutina miradas y deseos, que encarna, con emoción y transparencia un sueño desvelado. Si hasta este apartado predominaba el poema enunciativo, el cauce abierto de la descripción directa, el poeta introduce ahora la cadencia del haiku. La estrofa japonesa se hace poesía de sensación e instante, pero también recuerdo y homenaje del quehacer literario de José Antonio Olmedo López-Amor, uno de los mejores estudiosos de la estrofa y de su implantación en la sensibilidad occidental.
   La mirada a la propia poética enaltece la sencillez y el tono natural de los versos; la voz humilde rechaza la ornamentación gratuita para esbozar una estética cercana al prosaísmo, una escritura sin relumbre pero dispuesta a cobijar el misterio de la vida diaria, esa fluencia de espacios y tiempos que busca el equilibrio entre expresión literaria y experiencia biográfica.
   La fuerte unidad interna del poemario tiene en “Temblor” su apartado de cierre. Esa sacudida interior que convulsiona pensamientos y sentimientos convierte a los otros en depositarios de autoconocimiento y extrañeza; ellos están ahí para conformar un tapiz de palabras que es, al mismo tiempo, olvido y memoria, signos que marcan los límites del propio ser, ese movimiento continuo entre el orden y el caos, el rescoldo que el tiempo poco a poco va convirtiendo en ceniza.
   Donde el alma ignora de Faustino Lobato Delgado hace de la mirada poética una crónica intimista y cercana de la fragilidad del paso existencial y de los paisajes interiores del sujeto. La poesía impregna cada uno de nuestros actos, cobija el sufrimiento y la esperanza. Enciende una luz dentro; es una senda que desvela la sensibilidad de quien alumbra miedos y certezas, asombro y voluntad para el retorno. Palabras que abren la conciencia para la sanación de un sueño en vuelo.   
 
 JOSÉ LUIS MORANTE




viernes, 14 de febrero de 2025

EL AFÁN DE PENÉLOPE


Celebración del regreso
(Londres)
Álbúm familiar

 PENÉLOPE


Antes de que la rosa de los vientos
desperdigara por la lejanía
treinta y dos direcciones,
respirabas el afán de Penélope,
ese tejer paciente que adivina
cuándo se cumple el tiempo de regreso,
la destreza de Ulises con el arco,
la roja espera de los pretendientes.


             ( Del libro La noche en blanco, 2005,
             Premio de Poesía Hermanos Argensola) 

jueves, 13 de febrero de 2025

LA TAPA DEL TARRO

Levedad
Fotografia
del archivo general
de
Internet



 EN EL BORDE DEL TARRO


   A solas, la niña busca en el ventanal del dormitorio unos gramos de luz. Desenrosca con maña inquieta la tapa del tarro. Sospecha que escapará de su interior un dragón contraído. Ya imagina en sus manos el peso abrumador. Desecha el miedo y tiene suerte. En el borde del frasco roza sus dedos el vistoso arcoíris de un colibrí.


(Del libro Fuera de guion, Lastura, 2024)