viernes, 11 de julio de 2025

LUCES

A solas, conmigo


LUCES 

 

   Desde hace días en la casa no hay nadie, salvo yo. Al bajar la escalera, desde la buhardilla, una luz interior en el dormitorio se enciende sola. No recuerdo cómo accioné el interruptor. Apago y tanteo otra vez hacia la escalera. Solo sombras. Un instante después está encendida la lámpara del baño principal. En casa no hay nadie salvo yo, me repito mientras veo en el espejo a un tipo asustado que se mira a sí mismo y que hace una hora consumía un tiempo en soledad, monótono y previsible.


Del libro Fuera de guion, Lastura, 2024




 

 

 

miércoles, 9 de julio de 2025

LOUISE GLÜCK. POESÍA DEL YO

Louise Glück


ROMPER LO FRÁGIL

 


   La concesión del Premio Nobel de Literatura de la Academia Sueca genera en cada convocatoria una incontenible tormenta verbal. Suele ser más riñas de gatos y preferencias personales no fundamentadas que opiniones y vislumbres inteligentes. En 2020 eran candidatos transeúntes Adonis, Margaret Atwood, António Lobo Antunes, Anne Carson, Haruki Murakami y Javier Marías. Pero la ganadora anunciada el día 8 de octubre fue Louise Glück, poeta y ensayista norteamericana de reconocido palmarés cuyos libros están en el catálogo de Pre-textos desde hace casi dos décadas. Gracias al traductor de Ararat, el poeta Abraham Gragera conocí la poesía de Louise Glück (Nueva York, 1943) a finales de 2008. En una grata tertulia madrileña, donde intercambiamos libros, Gragera recalcó el ideario figurativo y el aire frágil de aquellos poemas donde lo autobiográfico se convertía en vigoroso argumento.
   Así que para introducirse en el faro de Louise Glück, formado por una decena de poemarios entre los que sobresalen Praderas, AraratAverno y El iris salvaje, es recomendable sondear elementos biográficos que tienen una simbiosis misteriosa con el material poético. Nacida en la metrópolis de Nueva York en 1943, pasó una ensimismada primera infancia en Long Island. Su niñez tuvo contornos sombríos, trazados por el fallecimiento de una hermana antes de que ella naciera, que disolvió la armonía familiar. Tejió silenciosamente una fuerte voluntad lectora, que creció en la adolescencia cuando se diagnosticó una anorexia incontrolada. La enfermedad exigiría un prolongado tratamiento de psicoanálisis y la interrupción de su formación académica en Columbia. En este tiempo es cuando aflora su poesía. El despertar poético supone una imitación de los modos poéticos de William Blake, T.S. Eliot y W. B. Yeats. La prolongada soledad y la terapia le permiten una indagación profunda en las secuencias vitales y un cuestionamiento del clima relacional. Esas dolorosa incisiones no se oculta tras nubes metafóricas, sino que la palabra se convierte en terapia objetiva, como escribe en la indagación crítica Educación del poeta o en el rescate evocativo de Ararat, cuya configuración explana las relaciones familiares, la extrañeza, la sensación de estar fuera de sitio, el proceso erosivo de lo cotidiano y el precipicio final. Son aspectos descritos, como subrayaba la comunicación de Anders Olsson, presidente del comité del premio Nobel, con austeridad minimalista. La poesía enuncia enfoques de grisura desde una ética muy exigente que busca trascender el intimismo emocional.
   Por tanto, la clave argumental de Ararat es la familia, grupo de cohesión donde los vínculos afectivos exigen una intensa relación, como parte del crecimiento personal. Pero la perspectiva de Louise Glück en estos poemas es el desasosiego, una relevante vigilia que revisa grietas y necesidades nunca cubiertas. El yo poético muestra una potente capacidad observadora que asimila y rechaza secuencias vitales. Así amanece un método reflexivo que cuestiona la realidad interna del núcleo familiar. Cada miembro ha sido expulsado del paraíso para afrontar sufrimientos y absorber sentimientos contradictorios. Así se gesta una identidad separada, un esqueje no exento de frustración que busca clarificar su experiencia emocional.
   Ararat propicia una imagen autobiográfica en la que el hablante lírico intenta romper su fragilidad. Su voz revisa estereotipos sin estridencias, con un lenguaje lacónico, sin la tela cálida de los adjetivos. Como ha manifestado, al comentar su estética despojada, Louise Glück hace poesía en el páramo verbal: “Me atraen las elipsis, lo no dicho, la sugerencia, el silencio elocuente y deliberado. Lo que no se dice, para mí, ejerce un gran poder: a menudo desearía poder hacer un poema completo con este vocabulario. Es análogo a lo invisible, por ejemplo, al poder de las ruinas o las obras de arte dañadas o incompletas”.
  Poesía que hace de la humildad una aspiración mística y una cicatrización, para que las palabras encuentren su lugar y su afán de conocer. Latido humano y sangre tibia que surgen de la vida y la experiencia de un yo casi siempre ubicado en el caos, que se sabe fuera de lugar y se amarra al poema y la esperanza.
   El día 13 de octubre de 2023 fallecía Louise Glück con ochenta años de edad. Dejó como despedida particular la lectura de Marigold y Rose. Una ficción, un libro en prosa poética publicado por Visor en 2023 en su colección de poesía, con edición bilingüe y versión al castellano de Andrés Catalán.
  El planteamiento argumental del libro sorprenderá de inmediato, como sorprendió a su editor habitual en USA. Dos mellizas, todavía bebés, con un expansivo mundo interior desgranan pensamientos y acciones, como si hubiesen superado las tradicionales etapas del aprendizaje y ya estuvieran respirando en la vida adulta. Marigold, aunque no sabe leer, es una lectora brillante, y está escribiendo un libro en su pensamiento aunque no conozca todavía las palabras. Vendrán después. Mientras, Rose es un ser social que disfruta participando en actividades sociales como el baño y que goza de una hermosa presencia física. Son dos identidades muy diferenciadas y, por tanto, complementarias al asomarse al mundo.
   Cada niña percibe un entorno insólito que acentúa su soledad y su asombro, que les hace mirar al mundo adulto con ese punto de recelo de quien apenas entiende lo que sucede alrededor y de lo que, antes o después, pasará a formar parte, cuando empiece la vida oficial. Mientas constatan a cada instante la dependencia de “Madre”, el continuo refugio para estar a salvo, mientras “padre” está lejos sumando o resolviendo enigmas cotidianos. A veces las dos añoran la vida adulta por su enorme cargamento de palabras.
   De las reflexiones interiores de las dos mellizas nace la casa familiar y sus pobladores con una sensibilidad irónica en ocasiones y en otras repleta de ternura al poner silueta propia a los comportamientos de Madre y Padre o al discurrir de un tiempo que camina hacia el primer año de vida.
   En algunas entrevistas de prensa Louis Glück ha definido el libro como una novela poética dividida en breves capítulos. También ha señalado que la ficción nació a partir de los vídeos de sus nietas, grabados por el padre de las mellizas en California, y a quienes no podía visitar en 2020 por la pandemia. De las visualizaciones nacieron observaciones en torno a las bebes y su capacidad de relacionarse entre sí o con los adultos.
   El mundo interior en formación concede a la escritura de Marigold y Rose una perspectiva inédita frente al misterio del tiempo, una forma de expresión sencilla y delicada que se anticipa a las palabras y ayuda a vivir. Por eso resulta paradójico que la ausencia de Louise Gluck coincida con el retorno a la infancia de su escritura, con la vuelta a ese tiempo que abre puertas y teje amanecidas, como si confirmara la presencia continua de quien ya no está. Descansa en paz, querida poeta.

José Luis Morante



    

martes, 8 de julio de 2025

MUTACIONES

Ahogar la voz

 

CICLO DEL AGUA
 
  Geografía íntima
 
    La frágil transparencia de aquel río se confundía con su piel desnuda. Era una cualidad que extremaba las sensibles respuestas a los cambios de temperatura. De madrugada, el agua era sólida; con las primeras briznas de sol se licuaba y a mediodía las altas temperaturas tejían en el cauce redecillas de niebla, en un artesanal proceso íntimo de nubosidad variable.

(Del libro Fuera de guion)


 
 

lunes, 7 de julio de 2025

AFORISMOS CON OLAS

Florida, 2013


 

 AFORISMOS CON OLAS


A menudo la vida carece de sentido, es abstracta y compleja. La literatura no.

 Considera cada libro como un ejercicio de aprendizaje; agua que sube.

 Todo escritor soporta el previsible anclaje de la lectura.

 Como el mar, la realidad tiene signos secretos.

 Bajo la gota fría, el trazado del sendero se diluyó. Rumbo incierto.

Amo las noches de doble fondo, en las que caben vigilia y sueño.

 Esa manía de la memoria de revisar apuntes atrasados.

 Siempre que concluyo un libro, firma la escritura discreta del aprendizaje.

 La verdad no es un área reservada para soledades ariscas.

 Cuando avanzo hacia ti te desvaneces.

 Consumo la relación incierta del autista y su temporada en el invierno.

 Un porte sólido. De fantasma.

 Cuando tenía veinte años, Jaime Gil de Biedma no era un poeta cualquiera. Era el poeta.

La biblioteca, ese amplio gremio de deudas e hipotecas.

Crepúsculo, aleteo, sopor, engarce, azul… Tedio verbal con reputación asentada.

Los malos poemas tosen; tienen respiración errática.

 Una página es una conspiración entre sustantivos comunes, verbos fríos y adjetivos ecuánimes.

 Ya no recuerdo; el final de una biografía deja sitio para mucho olvido.

 

                                                     


 

 

 

sábado, 5 de julio de 2025

WISLAWA SZYMBORSKA. RELECTURA

WISLAWA SZYMBORSKA
(Kórnik, Polonia, 1923-Cracovia, Polonia, 2012)

 

ESA MANERA DE DECIR NO SÉ

 
 La sencillez biográfica de Wislawa Szimborska (Prowent, actual Kórnik, 1923-Cracovia, 2012)  solidificó el mapa literario polaco actual al conseguir en 1996 el Premio Nobel de Literatura. Toda la crítica focalizó un proceso creativo marcado por la voz lírica, el ensayo y la traducción. Desde su niñez, la escritora ligó su destino personal a la ciudad de Cracovia, donde se instaló con su familia a los ocho años de edad. Allí emprendió su formación universitaria e impulsa una obra poética cuya primera entrega aparece en 1952; es un conjunto de poemas marcado por el realismo socialista y sería repudiado por la autora como perteneciente a un periodo de formación y tanteo.
   También su compromiso ideológico con el comunismo de su época juvenil, adquiere con los años un epitelio crítico que le lleva a adoptar posturas de comprensión con los disidentes.
Su poesía está marcada por el pacto autobiográfico y por enunciados comunicativos que le hacen desconfiar de las disertaciones teóricas. Así lo exponía en su discurso de recepción del Premio Nobel: “El poeta contemporáneo es escéptico y desconfía incluso –o más bien principalmente- de sí mismo. Con desgano confiesa públicamente que es poeta –como si se tratara de algo vergonzoso En estos tiempos bulliciosos es más fácil que admitamos vicios propios, con tal de causar efectos fuertes; mucho más difícil es reconocer las virtudes, ya que están escondidas más profundamente, y hasta uno mismo no cree tanto en ellas “. Su argumentación quitaba el monopolio de la inspiración a los poetas y hacía de la misma un impulso de la voluntad entendido como amor al trabajo bien hecho, al espíritu inquieto que propicia una búsqueda constante. 
   La humilde imagen de una anciana de serena belleza, me lleva a recuperar en mis estantes su libro Aquí, un poemario traducido por Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano, en 2009, incluido en el imprescindible catálogo de poesía contemporánea de la editorial Bartleby.
   El preciso enunciado, Aquí, sugiere inmediatez y refugio próximo; son cualidades que la poeta polaca hace suyas desde la amanecida de su quehacer literario. Todos los textos de Wislawa Szymborska se formulan en un tono intimista, como quien comparte una contingencia o un pormenor vivencial, como quien define pensamientos al alcance de cualquier usuario, sin el clasicismo elitista de la reflexión filosófica y sin la formulación calculada del lenguaje científico.
   El devenir concede los instrumentos necesarios para entender lo que nos rodea, ya sea un asunto doméstico o las características generales de nuestro planeta: “La vida en la tierra sale bastante barata. / Por los sueños, por ejemplo, no se paga ni un céntimo. / Por las ilusiones, sólo cuando se pierden. / Por poseer un cuerpo, se paga con el cuerpo. “
   El sistema de ideas parece haber sido dictado para vivir sin pretensiones, como si el mensaje directo, nítido y certero sortease cualquier circunloquio y eligiera siempre la línea recta. Tan escueto aderezo nos convence de inmediato de su pertinencia y además nos asegura que lo genial pertenece a otra voz y que quien nos habla tiene las mismas limitaciones que tenemos nosotros y el mismo riesgo de que una buena razón se vaya diluyendo sin remedio por nuestra pereza.
   Los poemas de Wislawa Szymborska dejan sitio a una amplia gama de recursos expresivos, como la personificación o el desdoblamiento de la identidad y nada le es ajeno. Despierta, por ejemplo, una complicidad inmediata su incursión en el microcosmos, ese mundo invisible que pudiera tener su peculiar sociedad organizativa y que en su mínima existencia es capaz de condicionar múltiples existencias de seres superiores.
   Los misterios de lo cotidiano son tratados desde el coloquialismo y la sencillez; sólo así se plasman en sus versos un pensamiento firme y un verso inolvidable y transcendente.




 

viernes, 4 de julio de 2025

A PUNTO DE VER

Días en Shirakawako
(En el País del Haiku, 2025)

 
Siguen sus ojos
el exilio de nubes.
El viento empuja. 





jueves, 3 de julio de 2025

VIAJERO ACCIDENTAL

Hendiduras
Archivo general de internet

 

VIAJERO ACCIDENTAL

 

 

Un transcurrir en el que me siento viajero accidental del tedio.

 Movimiento de piezas en la voluntad. La razón, intransigente, funciona como un bisturí.

 Arqueología de una amistad diluida por su egolatría. Triste, como un desguace de automóviles.

 Aunque nunca responde, cuántas palabras.

 Oprimido por un pensamiento de esquemas métricos.

Elogio apabullante, de alumbrado publicitario.

Ausente. En ese tiempo de mirar afanosas hormigas.

 

(Aforismos de verano)





 

 

miércoles, 2 de julio de 2025

FRUTOS SORIANO FERNÁNDEZ. MI PADRE ME VISITA EN SUEÑOS (APUNTES DEL DIARIO DE RAMÓN FERNÁNDEZ)

Mi padre me visita en sueños
(Apuntes del diario de Ramón Fernández)
Frutos Soriano Fernández
Chamán ediciones
Colección Chamanes en trance
Albacete, 2025 

 

ASUNTOS PROPIOS

 
   Desde el formato expresivo de la anotación breve, Frutos Soriano Fernández (Albacete, 1960) escribe Mi padre me visita en sueños. (Apuntes del diario de Ramón Fernández). A primera vista, la narración remite de inmediato a una autobiografía en la que tienen acogida señalados episodios personales,  que marcarán el azaroso discurrir de lo cotidiano.
   El múltiple perfil literario de Frutos Soriano, en el que conviven la poesía, el teatro, la columna y la exploración del haiku como autor, antólogo y estudioso, moldea un protagonista cercano. El narrador tiende a la meditación, desde la experiencia de lo vivido, con el íntimo lenguaje de la confidencia y con el epitelio estacional de los cambiantes estados de ánimo. El viaje  ficcional comienza en “Invierno”, un intervalo de gelidez solitaria en el que resalta la ausencia de un personaje central: el padre. El tiempo de duelo está marcado por la evocación: “Mi padre me visita en sueños. Desde que murió, hace casi tres años, sueño a menudo con él. Casi nunca recuerdo detalles concretos, pero siempre hay en los sueños una sensación de vínculo y amor”. Tan hermoso despertar es en esencia el despliegue argumental de la historia. Como un faro atemporal, la identidad paterna sirve de anclaje a vivencias, pensamientos y actitudes; será la línea de equilibrio que conforme el discurrir de la cronología y la puerta franca que permite el paso hacia la espesura del pensamiento.
  La brutal hendidura de la pérdida es un desastroso acontecer que marca el antes y después en la existencia. El yo asume en su introspección meditativa el dolor y sus zarandeos. La pulsión intacta del abismo. Pero no es la única inquietud. También se hace fuerte la extraña culpa por una hermana gemela, muerta en estado embrional. El desamparo sume al sujeto en una indagación sombría del sentido existencial y del vulnerable estar en lo diario. Aunque no naciera, el recuerdo abre un cobijo emocional que preserva y cuida el recuerdo imaginario, formulando cuestiones de imposible respuesta.
  El apartado “Primavera” descubre la cadencia del haiku y la conformación de un aquí y ahora donde germina la vida y el deseo de “andar por andar. Atento a lo que surja. Olvidándose de uno mismo”. La nueva estación apacigua el persistente estado de melancolía y hace que los esquejes verbales adquieran una textura emotiva, donde todo se vuelve más transparente y real, como si cobraran mucha más entidad los pequeños gestos, lo humilde y lo desapercibido. Son días en fuga que renuevan brotes para inventar la aurora y para percibir en su decurso la necesidad de una mirada espiritual y transcendente; el necesario asombro y deslumbramiento ante los sucesos del entorno natural. Pero el tiempo nunca declina su afán de seguir. Lleva a la sala de espera de la tarde final, al inevitable viaje que apura el paso hacia el crepúsculo.
  La voluntad no cede a una reconfortante sensación de epifanía. Desde la esperanza y la fe nace la fuerza que reivindica el retorno a la vida sencilla, frente al cambiante desajuste exterior. La escritura es terapéutica compañía, donde se sedimenta el copioso anecdotario de lo cotidiano. Las teselas narrativas se enriquecen con frecuencia con la inclusión de poemas y haikus que atestiguan la conexión del sujeto con el entorno y con la conversación ensimismada que proponen las cosas. Quien siente la pulsión de la existencia se sume con frecuencia en un reparador éxtasis contemplativo que invita a la evocación. Que llama también a buscar en el interior las razones que justifican la vuelta de la claridad.
   La cartografía del apartado “Verano” ubica recuerdos, secuencias del aprendizaje sentimental y ese reguero de emociones que convoca el reloj de lo vivido en su diversidad.  El expansivo fluir de la conciencia entremezcla sentimientos y el silencio activo de la contemplación. El escritor además intercala citas que reflejan aspectos esenciales del aprendizaje personal y del conocimiento interior. En esta tercera sección resalta también la inclusión de abundantes haikus que sirven para llenar de precisa belleza de la realidad ordinaria.
   El tramo “Otoño” se abre con la jubilación del protagonista. Comienza una nueva etapa vital y corresponde jalear los hábitos de siempre. La escritura sosiega y preserva entusiasmo. El propio cuerpo también moldea su estar. De repente se echan de menos a presencias a las que estábamos acostumbrados y a su trasiego de apariciones y desapariciones. El pensamiento se vuelve menos dogmático y más tolerante y, alrededor, el ámbito familiar ratifica su condición imprescindible, su papel de refugio.
   El escritor da a su libro un sentido circular y lo cierra con el retorno del invierno. Poco a poco se impone el sentimiento navideño y el cierre de año, como si el presente generara la sensación de vivir aquí y ahora e invitara al yo a mostrar su compromiso de vida, con la justa energía, con la conciencia clara de que existe un compromiso personal de aceptar los contraluces de nuestra condición humana.
   Frutos Soriano Fernández hace de la escritura de Mi padre me visita en sueños. (Apuntes del diario de Ramón Fernández) una elegía en prosa. El sondeo interior del protagonista del relato y su perseverante contemplación salvan del olvido los mínimos destellos de una existencia aparentemente humilde y poco dada a la estridencia de lo extraordinario. La trama textual y su senda de emociones y pensamientos propician el reencuentro con instantáneas vitales cargadas de sensibilidad y humanismo. Las palabras escuchan el latido del tiempo, ese pasado desdibujado y neblinoso que guarda los momentos vividos. Recordar es abrir senda a lo extraordinario, llenar los sueños con la tinta fresca de lo inmarchitable
 


JOSÉ LUIS MORANTE
 
 


 

 

martes, 1 de julio de 2025

SIN RELOJ

Horario nocturno
(Osaka, Japón, mayo de 2025



      Sin reloj. Solo.
      La mirada tantea
      de calle en calle.



      lunes, 30 de junio de 2025

      CIUDAD PRIVADA

      Itinerarios de regreso
      (Japón, mayo de 2025)




      CIUDAD PRIVADA
       
                           
      Una vez más regreso a la ciudad de siempre.
      Descifro con premura
      un largo itinerario de recuerdos,
      mientras sube, con ardor renovado,
      la hiedra de otros días
      desde un lejano sueño hasta la boca.
      Pero nada es igual, aunque contemple ileso
      el dócil deterioro,
      antiguos edificios maquillados de tiempo.
       
      No logro adivinar qué signos, qué paredes
      ocultan las hogueras del pasado.
      No hay rastros inmutables, no hay indicios
      de una felicidad remota en la memoria.
      Cuánta mano vacía, cuánta ausencia;
      quedaría conforme siquiera vislumbrando
      una imprevista huella, algún reflejo.
      Se reiteran mis pasos por calles desoladas,
      mi soledad se enquista en noche,
      suena el reloj de un campanario,
      aburrido neón de pupila naranja
      vierte sobre mi busca un guiño cómplice
      y una difusa luz precede al día.
       
      La llegada del alba desvanece
      esa ciudad cuyo nombre es olvido.
       
                                     JOSÉ LUIS MORANTE

          

      sábado, 28 de junio de 2025

      FOTOGRAFÍAS DEL YO

      Parque del Retiro, Madrid en cualquier tiempo
      Fotografía
      de
      Adela Sánchez Santana

       

      FOTOGRAFÍAS DEL YO

       

         Cuando el discurrir de los años le llevó a la conformidad inexpresiva del no decir nada, eran sus fotografías antiguas las que, a diario, cambiaban de gestos. Él consentía. Pensaba que las imágenes eran zonas de paso entre pretérito y presente. Miraba en ellas una representación; esa ternura triste de un silencio testigo, que sostiene la noche y quiere recordar.


      (Del libro Fuera de guion, Lastura, 2024)



      viernes, 27 de junio de 2025

      UN CASO PERDIDO

      Templos de Angkor Wat
      (Camboya)

       

      ÉPICA Y LÍRICA DEL GIMNASIO

       

         La singular aventura del gimnasio rompe el sedentarismo de la lectura. Y mantiene inalterable la sonrisa de los que se preocupan por mi condición de "caso perdido". Piensan que entre tanta tinta acabaré como el mismísimo Don Quijote. Pero peor. En sus instalaciones se gesta un paisaje mítico de músculos, sudor, pesas, bicicletas fijas y silencio. Hoy hubo suerte. Mis compañeros de bicicleta son dos jóvenes y no paran de hablar del fenómeno “Lamine Yamal”. No entiendo muy bien lo que dicen, pero me animo a dar unas brazadas en la conversación. Así que pregunto con una sonrisa grande si en sus ratos de lectura prefiere la poesía, la novela o el cuento… Me miran desconcertados. Después prefieren cambiar de aparato y sin decirme nada se van a la zona de pesas… De cuando en cuando espían mi pedaleo, con expresión de quien descubre un marciano en la sopa… No sé, debe ser que me queda grande el chándal… 

         Solo la identidad que cree en si misma puede soportar un tiempo personal hecho de angustia, tensión y soledad, y buscar dentro la fuerza incuestionable que ilumina el camino y pone brújula. Desde hace meses, sospecho que me he perdido en alguna selva y no entiendo nada la crisis del presente. 

         Repulsiva la polarización de banderas ideológicas y los efectos tóxicos en la vida diaria. Parece que el enemigo está cerca; es cualquiera que piense distinto a lo que uno piensa. 

        Todos somos estúpidos; pero hay que procurar ejercer el oficio a tiempo parcial.

      jueves, 26 de junio de 2025

      HORARIO DE VERANO


       
      HORARIO DE VERANO
       (Aforismos)
       
       
      En mi casa, el toldo del tragaluz es un oxímoron.
       
      Entre los misterios de la inteligencia, ese empeño en ocultarse a diario.
       
      Un ejemplo de fidelidad  extrema; mantuvo siempre un inquebrantable compromiso con la estupidez.
       
      Cuando aletea, el optimismo recuerda la mínima vibración de una libélula.
       
      Esas voces que ganan altura cuando callan.
       
      Acabó identificando su belleza con el vacío; en ella, todo es nada.
       
      Tan avaro que cuando respira se queda con el oxígeno y con el anhídrido carbónico.
       
      (Aforismos inéditos)




       
       

      miércoles, 25 de junio de 2025

      LA CRÍTICA COMO PLACER LECTOR

      Barrio de las Letras de Madrid
      Fotografía
      de
      Adela Sánchez Santana

      LA CRÍTICA COMO PLACER LECTOR 

         El conjunto ensayístico de Thomas Stearns Eliot Sobre poesía y poetas[1] en las postrimerías del siglo XX constituyó un modelo de biblia laica para la lírica auroral. Lo recupero ahora porque sus postulados dirimen con acierto disertaciones reflexivas vigentes en el tránsito del tiempo, aunque conciernen más a la poesía que a otros géneros. Algunas tesis de Eliot que comparto son las que siguen: “cada generación trae a la contemplación del arte sus propias categorías valorativas”[2], los criterios se modifican y evolucionan, resulta inevitable que el río que nos lleva mude la perspectiva sobre la relevancia de una obra; otro aserto que  se mantiene aunque parece obvio es que la capacidad crítica requiere gusto y criterio porque es una tarea delicada; y por último, en la obra literaria no existe un sentido monolítico, cada lectura es el preliminar de una ramificación. 
         Podría engrosar la breve nómina de autoridades en torno a la crítica consultando páginas de Harold Bloom, Italo Calvino, George Steiner o Mario Vargas Llosa, ahora en boca de todos, tras la concesión del Premio Nobel. Todos han desarrollado consideraciones distinguidas que fomentan un inacabable debate. Mi cronología apresurada de la crítica hispana incluye a  Clarín, pardo Bazán, Azorin, Enrique Díez Canedo, Rafael Cansinos Asséns, Dámaso Alonso, Carlos Bousoño, Lázaro Carreter, Josep María Castellet y Francisco Rico. 
         Cuando se plantea un enunciado genérico se da por hecho que las conclusiones deben formularse al amparo de parámetros objetivos; sin embargo, el resultado menciona únicamente un enfoque particular, un conocimiento parcial. Así pues mis ideas sobre la función de la crítica tratarán de exponer la crítica particular que yo prefiero en el momento de abordar un texto y tal hecho no desmerece otros acercamientos, otras exploraciones de los varios sustratos textuales.
         El objeto de la crítica es la literatura en su conjunto; quien la ejerce debe creer, sin objeciones, aquel aserto de Stéphane Mallarmé: “El mundo existe para llegar a un libro”; pero la literatura es un ente vivo, un organismo que nunca puede contemplarse desde un plano estático; el dinamismo supone injerencias ajenas e intercambio de ideas. La lectura es la única manera de conocer por lo que el crítico debe tener una explícita vocación de lector; sólo quien está formado tiene conocimiento y ese es el punto de partida desde el que se debe informar o desde el que promover actitudes receptivas.
         Se ejerce la crítica en tres espacios colindantes: en los grandes medios de comunicación, en ámbitos académicos y en revistas minoritarias. El primero es el más estable y suele actuar como un regulador del mercado y como un exponente de la cultura oficial ; el segundo es más riguroso y tiene una tendencia natural hacia la endogamia, el tercero es más pasional y el que acumula los criterios más vulnerables, pero también el que hace más posible actitudes de rebeldía y heterodoxia.
         La avalancha de publicaciones semanales y la prolífica edición convierten a los suplementos literarios en escaparates de la inmediatez cuyas páginas optan por la orientación; son guías comentadas donde es difícil sostener presupuestos estéticos y en los que hay que velar para que el dictamen de preferencias  no se adecúe al entramado de intereses entre las cabeceras de información general y los grupos editoriales.
       Damos por hecho que la crítica literaria en las aulas universitarias debe tener un carácter científico y disciplinado que debe incluir argumentos para la especulación teórica y aplicaciones prácticas concretas para delimitar campos de estudio sobre una obra o sobre un autor. Este enfoque universitario  que goza de un alto prestigio de categoría científica se ha contagiado con frecuencia de dos virus que alteran sus constantes vitales; por un lado muchos trabajos críticos tienen como punto de partida una estética de la recepción; es decir la necesidad de insertarse en una corriente de moda o en un movimiento intelectual dominante que aplique reglas universales o manuales de escuela del estructuralismo, psicoanálisis, marxismo o formalismo, lo que asegura un envejecimiento prematuro; el segundo virus es el ejercicio de la crítica como un selecto juego de prestidigitación verbal, una suerte de arte combinatoria sólo desvelado por quien tiene las claves ( a tal hecho me refería cuando hablaba de endogamia). 
         La crítica en revistas es la que mayor conocimiento tiene de lo estrictamente contemporáneo; su enfoque es el del testigo presencial; se busca más que un acatamiento de la jerarquía de clásicos un conocimiento dialogal entre iguales. Lo reciente relega lo establecido y el perfil de escasa entidad va acumulando rasgos hasta singularizarse en medio del poblado graderío. En las páginas críticas de las revistas literarias es donde menos se cumple aquella afirmación de Borges que nunca pierde vigencia: “alabar y censurar son operaciones sentimentales que nada tienen que ver con la crítica”.
          No es el momento de dirimir una cuestión paralela en este debate: la relación entre crítica e ideología. Sólo recordar que no faltan los críticos que usan el texto como pretexto para sostener una arquitectura de ideas y limitan  los méritos al encuentro de afinidades ideológicas. Son críticos que actúan con la hostilidad rudimentaria del portero de un club que tiene reservado el derecho de admisión.
        Frente a la crítica  aséptica, de espectador impasible e incontaminado, que centra su atención en la literalidad de los contenidos, la crítica militante personifica la defensa argumental de una trinchera estética. La subjetividad queda mitigada por una recomendable actitud abierta y comprensiva.
         El conocimiento en profundidad de un movimiento estético faculta para percibir la necesidad de un cambio o una ruptura. Sucedió, por ejemplo, con Josep María Castellet, decidido defensor del realismo histórico y la poesía social que años más tarde impulsa la antología Nueve novísimos poetas españoles que convertirá al esteticismo en la tendencia dominante en los años setenta.
       En su tarea de hacer lectores la crítica traza juicios sobre la realidad literaria o confunde al lector cuando se pliega a intereses editoriales concretos; el crítico entonces se convierte en un hacendoso comercial que puerta a puerta enaltece las invisibles cualidades de un producto.
       Ya he comentado en varios sitios las razones privadas que comentan mi dedicación a la crítica. La lectura frecuente de autores como Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Jaime Gil de Biedma o Luis Cernuda propician la idea de que la escritura de varios géneros convive sin problemas de vecindario y es un hecho natural en la tradición literaria. Poesía y crítica en mi caso se ensamblan sin disidencias; la crítica no es un subproducto, prolonga el pensamiento teórico dedicado a mi propia poesía.
        El quehacer crítico debe ejercerse sin ningún dogmatismo, sabiendo que la obra literaria tiene un sentido plural y que los aportes de nuestra visión analítica tienen una vigencia limitada y parcial. El crítico es un lector intuitivo que poco a poco completa una personalidad intelectual.     
          El ejercicio de la crítica me ha deparado momentos de gran felicidad y ese es uno de sus efectos más reseñables; casi tanto como algunos sujetos comunes de carne y hueso, ha marcado mi vida el persistente contacto con identidades imaginarias con un alto poder de persuasión que han clarificado y dado consistencia a las relaciones de mi yo con los otros.
         En tiempos  de incurable materialismo es hermoso pensar que la lectura nos concede la posibilidad de sustituir el mundo real por un mundo ficticio.
      [1]  Thomas Stearns Eliot, Sobre poesía y poetas, traducción de Marcelo Cohen, Icaria, Barcelona, 1992.
      [2] Opus cit, pág 112.

      martes, 24 de junio de 2025

      AUDÍFONOS

      invitación a las palabras
      Fotografía publicitaria

       

      AUDÍFONOS

       

         Ausente habitual en el silencio, se puso a leer la carta personal con interés creciente. “Los audífonos serán una extensión del cuerpo, una abertura para recuperar en lo diario el canto de los pájaros, el gotear de un grifo mal cerrado, o el mismo caer inadvertido de las hojas…”. La cadena de precisiones saltó por encima de su incredulidad, advirtiendo que, cerca, ocurren maravillas insólitas, como en los dormidos itinerarios de la inocencia. No se desanimó ante la compleja instalación manual en el pabellón auditivo. Todo era difícil. Por el ventanal del salón percibió una mañana de luz oblicua, sesteando en el jardín. Salió fuera. Buscó un sillón y acogió distraído un libro de poemas de José Hierro para la espera. No recordaba el canto de los mirlos. Una hora después, el reloj comenzó a prodigar algún bostezo. No sucedió nada. En el jardín, los signos de reconciliación con el sonido se mantienen al margen. Suspiró sin exigir. Nada justifica la duda o el desengaño, todavía. A veces, la esperanza no es más que un intento de fuga.

      (Fuera de guion, Lastura, 2024)



      lunes, 23 de junio de 2025

      COLORES Y FORMAS (Una conversación con el poeta y profesor Antonio Gutiérrez Turrión)


       

      Una conversación con José Luis Morante

       Antonio Gutiérrez Turrión

          Hace casi tres décadas preparé el libro Apuntes de supervivencia, un breve estudio crítico sobre la lírica de José Luis Morante, con una selección de poemas. Desde entonces el poeta abulense, nacido en El Bohodón en 1956, ha recorrido un trayecto que abarca una docena de poemarios –alguno reconocido con premios como el Luis Cernuda, el Premio Internacional de Poesía San Juan de la Cruz o el Hermanos Argensola-, un libro de entrevistas, Palabras adentro, una compilación de ensayos, Protagonistas y secundarios, el diario Reencuentros  y algunas ediciones de autores como Joan Margarit o Luis Felipe Comendador. Es además un activista cultural en Rivas donde ejerce como profesor en un instituto. Hablamos, mientras suena un viejo disco de Charlie Parker. El jazz es el mejor fondo sonoro.

       P.- ¿Cómo recuerdas tus primeros pasos en el traslado desde el mundo de la lectura al mundo de la escritura?

       R.- Los inviernos de la infancia eran largos y tediosos, así que pronto busqué en la lectura un refugio complaciente. Del tebeo pasé a los libros de un cineclub municipal y de allí a la biblioteca del internado en Ávila. Fue en los años de mi bachillerato en Ávila, en plena adolescencia, cuando comencé a escribir. Muchas poesías sobrevivieron durante años, hasta que las quemé. Eran crónicas sentimentales sin ningún valor.

       P.-Se te considera un gran lector y conocedor de la literatura actual. ¿En qué medida sientes que te pesa la carga de la lectura a la hora de crear? ¿Sientes dificultades para desengancharte de este peso?

       R.- No creo en el escritor analfabeto, así que la lectura es una obligación general. Durante años he compartido autores actuales y clásicos y eso ha originado que sea la biblioteca el reducto natural de mis horas. No creo que nadie pueda liberarse de las influencias, la tradición es un camino continuo donde todos acumulamos pasos. Es mejor caminar por sendas abiertas que despeñarse.

       P.- ¿Cómo encaras la construcción de un poema? ¿Puedes mostrarlo con un poema concreto?

       R.- Suele asociarse mi poesía con esa corriente que postula un realismo narrativo. A mí no me disgusta la etiqueta, aunque sea una mera construcción conceptual. Entiendo el poema como un relato mínimo que acoge un cauce argumental. Por eso tiene tanta importancia el verso de cierre. Muchos de mis poemas se acogen a ese formato. Cualquier texto de Un país lejano, o Largo recorrido, ilustraría ese modo de entender el poema.

       P.- ¿Y la construcción de un libro de poemas?

       R.- Casi siempre hay un hilo conductor en el que las piezas autónomas se van yuxtaponiendo buscando un sentido más amplio. Incluso en Un país lejano sobrevive la idea del libro unitario, a pesar de la aparente diversidad de argumentos. Prefiero que los poemas creen un clima emocional.

       P.- Qué te parece de la proliferación de escritores? ¿En el mundillo literario son todos los que están y están todos los que son?

       R.- Somos demasiados. Hay una evidente superpoblación en todos los géneros porque editar no es difícil. Otro asunto sería hablar de la distribución de lo publicado. Pero aparecen multitud de premios municipales, provinciales, autonómicos… junto a las editoriales de siempre que sólo apuestan a caballo ganador. Hay un afán desmesurado por el titular de prensa y por recibir la confirmación oficial de los suplementos de los grandes periódicos nacionales. Que hablen de ti en Babelia parece mostrarse como una herida de guerra. El estar se prefiere al ser y además hay una cadena de favores que mitifica esa crítica de urgencia.

        ¿Hay focos literarios en España? ¿Es real la influencia de Madrid y Barcelona y la de los medios de comunicación?

       R.- Si hay agrupaciones, pandillas, mafias, amistades… como en cualquier otra actividad; la literatura se escribe por sujetos, ciudadanos que se mueven por afinidades y disidencias y lógicamente donde más abundan es en los polos demográficos más concurridos: Barcelona  y Madrid. En ambas ciudades se concentran editoriales e instituciones culturales y, por tanto, la actividad literaria es más intensa y suele tener más eco en los medios. 

      P.- ¿Hay una “literatura alternativa”?

       R.- Hay escritores que cuando se miran al espejo se sienten al margen. Pero ese sentimiento a veces es puro espejismo. Conozco a un autor reseñado en ABC, El mundo y El país, que se queja, con frecuencia, de la escasa repercusión de sus libros. Lo mismo sucede con los malditos, con los contraculturales… en un lejano congreso en Vitoria me criticaron duramente por coordinar una revista subvencionada por un ayuntamiento; al acabar la charla los mismos que me criticaban se acercaron a ofrecerme sus poemas para el número siguiente de la revista. Y eso me ha pasado también en Huelva, Moguer, o Rivas…los marginados sueñan con vestirse poéticamente en El Corte inglés

      P.- El universo poético de Joan Margarit demuestra la importancia de la biografía en la creación. En concreto, ¿una buena obra literaria tiene que estar sostenida por una biografía “interesante”?

       R.- Creo que sería bueno precisar qué es una biografía interesante. Si entendemos por interesante la acumulación de peripecias y situaciones límite, la vida de una prostituta, de un mercenario, de un emigrante, de un alcohólico terminal o de una becaria del Erasmus, tiene más posibilidades de ser motivo de escritura que la de un padre de familia sometido a un horario funcionarial. A mí esa teoría no me parece acertada. La poesía tiene más que ver con la biografía interior. La literatura es literatura y la existencia es otra cosa; puede que existan conexiones o puede que no. No hay una fórmula única para el poema.   En cuanto a Joan Margarit, a quien dediqué mi estudio crítico Arquitecturas de la memoria que Cátedra tuvo la amabilidad de publicarme en su colección Letras Hispánicas, sí hay un peso específico de lo biográfico, pero Joana es un libro de poemas no el acta notarial de una muerte anunciada.  El poema en primera persona busca verosimilitud; no hay que confundir el escritor con el sujeto que habla en el poema. Un buen poema está habitado por muchas voces.

      P.- ¿Hacia dónde puede romper la literatura  poética del inmediato futuro?

       R.- Si nos atenemos a recuperaciones de nombres, a premios literarios de postín y a novedades de voces emergentes, parece que hay un cierto cansancio del realismo y una sintonía con resquicios del surrealismo. Pero cada lector debe ser capaz de buscar en el escaparate de novedades y emitir sus propios juicios. El reseñista está bien, como pasa con el cronista de fútbol; es mejor ver el partido en la grada: que no te cuenten por donde camina la literatura, descúbrelo tú mismo.

       P.-¿Hasta qué punto tiene que ser distinta la aproximación a la realidad que realiza la poesía de la que realiza la persona “normal” en su discurrir diario?

       R.- No percibo ese desdoble. El poeta y el ciudadano tienen los mismos sentidos, el mismo tejido sentimental y un enfoque semejante de la realidad. El poeta no es un ectoplasma, aunque es cierto que algún crítico actúa como un verdadero fantasma (No hace falta que ponga nombres propios: el sujeto sabe quién es porque nunca aparece en el espejo. 

      P.- Ese comentario parece tener un sentido en clave, ¿es una venganza?

       R.- Claro, es echar un poco de leña al fuego. Un fuego que durante muchos años me pareció cálido e iluminador y ahora me parece un ejercicio de pirómano sin más mérito que hacer daño en los campos cercanos. Así que he decidido apagarlo con alguna meada.

      P.- ¿Hay mal ambiente en la literatura?

      R.- Depende el punto cardinal que contemples; mis mejores amigos son poetas, comparten mis alegrías, son solidarios y alguno, como Luis Felipe Comendador, me edita y dedica parte de su economía a recoger mis anotaciones de lo cotidiano y a ofrecerme sus colecciones para mis inéditos. Su generosidad está fuera de toda duda. Como la de Josune García, Emilio Pascual, o Sergio Gaspar.  Durante la década que coordiné Prima Littera recibí muchas colaboraciones y un notable apoyo personal y literario. Como en otras actividades, hay de todo, pero yo estoy muy contento con el elemento humano de la escritura.

       P.- ¿Qué proyectos ocupan tu mesa actualmente?

       R.- En febrero de 2007 apareció mi diario Reencuentros y algunos párrafos tenían claras similitudes con el aforismo y los epigramas. Así que estoy escribiendo algunos aforismos y al mismo tiempo preparo una antología de poesía contemporánea. Lo que hago cada vez menos es escribir reseñas; es un trabajo muy ingrato que requiere muchas horas de tiempo y prefiero releer.

       P.- ¿No hay excesivas antologías en el mercado?

       R.- Una antología es una introspección de etapa. En ella se percibe el estado de salud de un periodo, aunque el diagnóstico puede ser equivocado. Al realizar mi antología soy optimista: vivimos años saludables; sólo los agoreros vislumbras años negros.

       P.-¿Tienes preparado algún nuevo libro de poesía? 

      R.- No; cada vez escribo poemas con más lentitud aunque cuando concluyo el poema recibo una alegría de primer orden.                                  



      [1] Antonio Gutiérrez Turrión  (Valero de la Sierra, Salamanca, 1950) es Doctor en Filología Hispánica. Ha publicado los poemarios De ser y estar,  Diario de la tarde y Brindis al sol. Colabora en prensa con artículos de creación y reseñas críticas.  Editó Apuntes de supervivencia, primer estudio crítico sobre la poesía de José Luis Morante en 1998.

      viernes, 20 de junio de 2025

      ALERTA ROJA

      En el país del haiku 
      Fotografía 
      de 
      Adela Sánchez Santana 


       En mis oídos 

      un clamor de tormenta.

      Alerta roja.





      jueves, 19 de junio de 2025

      CURIOSIDAD

      Venus de Milo
      Museo del Louvre, París

       

      CURIOSIDAD

         La sobria vanidad de la escultura alzó los ojos y fijó su mirada en mí con desconfianza, como si me viese por primera vez. Después fue repasando el contorno lineal de mi silueta en busca de algún apéndice roto, de esos indicios que nos guarda la humillación del tiempo.


      (Microrrelatos de verano)





      miércoles, 18 de junio de 2025

      AGUA POTABLE

      Mirador
      (Días en Florida)

       

      AGUA POTABLE

      Cuántos manantiales sin agua potable.

      Esas páginas impolutas y frías, sin glóbulos rojos.

      El aspirante a personaje concede al ombligo un interés escénico.

      Discreto, en la mirilla de la mañana pide asilo el esqueleto de un dinosaurio.

      Mientras se aquieta la bruma, el sol es una lámpara minúscula, de segunda mano.

      Los insectos sobre la tierra fría del sendero.  Soledad camuflada de vida.

      La trastienda mental de quien sustituye amigos por animales domésticos.

      Como gesto de autoprotección, espío los versos sueltos de mi vecindario.

      La rutina carboniza el asombro.

       (Aforismos con agua potable)



      martes, 17 de junio de 2025

      PANORÁMICA VISUAL

      Panorámica visual
      (Hiroshima, Japón, mayo de 2025)
      Fotografía 
      de
      Adela Sánchez Santana

       
       
       
       
      EN LA VENTANA 
                                                                                                     
      Todo es siempre menos
       
      JRJ
       
       
      Extremó la prudencia verbal; no aventura palabras si no es en presencia de su diccionario.
       
      ***
       
      Afrontar sin amargura, sin gestos de abandono,  que lo que pensamos oculta lo que somos.
       
      ***
       
      Su cerebro contiene dos ideas; son tan opuestas que entre ellas cabe un sistema filosófico.
       
      ***
       
      Al florecer el día  rompe la quietud del reloj un aforismo. Sorbos cortos.
       
      ***
       
      Basta mirar la penumbra de alrededor para saber que no estoy.
       
      ***
      El puño cerrado de quien corta rosas.
       
      ***
       
      Una pobreza de hospitalidad irrefutable, capaz de ofrecer su vieja cama de faquir.
       
      ***
       
      El silencio y su fuerza de convicción. Sabe quién responde cuando nadie llama.
       
      ***
        
      El prudente convierte en coma cualquier punto final.

      (Aforismos del después)







      lunes, 16 de junio de 2025

      FRANCISCO CARO. FUENTÉVAR

      Fuentévar
      Francisco Caro
      Mahalta Ediciones
      Colección Adivinos
      Ciudad Real, 2025

       

      PAISAJES CON FIGURAS

       
       
         La visión poética de Francisco Caro (Piedrabuena, 1947) compila en Fuentévar un conjunto de reflexiones sobre la relación entre caminante y paisaje, donde no existe el frío. La escritura se hace memoria y vida, paisaje con figuras; marca huellas para adentrarse en las sensaciones de la contemplación. Con la luz desperezando y los fuegos fatuos del transitar temporal vislumbra un fragmentado testimonio que se apega a los hábitos del ser. Busca el poeta el lugar intacto del niño que fue, dentro con una perspectiva dinámica que acoge cambios y mutaciones en la fértil dimensión estética de la realidad cercana. El entorno natural de Fuentévar es sentimental, una constante afectiva escrita durante años con tinta fresca. Fotografía sitios manchegos en el término municipal de Piedrabuena, municipio de Ciudad Real que, todavía lejos de la urgencia digital, mantiene un sosegado lenguaje con el pretérito. En ese muestrario íntimo se recuperan, entre la inquietud de los olivares y la silenciosa espera del barbecho, la brisa del ayer y las resonancias del existir. El regreso al pasado no ajusta cuentas con las carencias que acumula el olvido. Tiene la sensibilidad elegíaca de quien sabe que en aquella claridad rosácea de los primeros pasos comenzaba un camino que ha cubierto una larga distancia hasta el presente. En el seno de ese recorrido, evocador y reflexivo, confluyen hendiduras biográficas y el merodeo sin cartas de navegar del aprendizaje sentimental.
        Fuentévar propone una indagación lírica donde se abrazan territorio e identidad; es un punto de encuentro para enunciar una geografía singular que aglutina topónimos dispuestos a una localización inmediata o concreta. Con lenguaje sosegado, pide la palabra la confluencia de diferentes elementos asentados en la realidad: la flora silvestre, el terreno de cultivo, la arquitectura rural, los riachuelos y el maar, un cráter volcánico. Dormido en la hondonada entre lentiscos, aquel accidente geológico perdura atento siempre a los ciclos estacionales, para convertirse en laguna primaveral o vientre seco, abierto al azul del cielo. Lo mismo sucede con la cuesta de la Asperilla, otro enclave que define una ruta para el caminante que se pierde entre los cerros, el bajo monte y los escalonados arbustos. Otro topónimo lugareño, Los Lomillos, celebra el rito matinal de la lectura en el despertar del día; en ese instante de la mañana donde el quehacer agrícola emprende sus afanes y un ruidoso tractor caligrafía en el cuaderno de campo de la tierra los surcos más tempranos. Otros nombres propios acuden de inmediato al territorio de la observación: Valdelamadera, Sierra de la Cruz o el río Bullaque, quejoso por el mínimo cauce que alienta su lecho en la sequía. En el reducido espacio del pueblo los lugares tienden puentes entre sí, descubren una amplia gama de formas y sensaciones, una crónica que narra la experiencia de un tiempo en el que se entrecruzan realidades y sueños generando un amplio muestrario de imágenes y palabras.
         El poeta entrega también una panorámica íntima de la casa familiar y sus distintas dependencias. Allí el patio reclama las sobrias labores de jardinería, y se recuerda la casa hecha refugio de soledad y espera. Los muros, en el complejo año de la pandemia, transformaron la condición de ser. La soledad se hizo confinamiento y buscó en la escritura su manera de estar solo. Mientras leo estos poemas de Fuentévar recuerdo el libro Aquí, editado en 2020, meses después de que se escribieron sus últimas composiciones. Los versos transmitían ese inefable consuelo de quien nunca está solo cuando está consigo, rodeado de nostalgia y recuerdos.
         A pie de campo, en el pueblo,  frente a un horizonte cambiante y convertido en mirada interior, quien percibe se interroga a sí mismo: “¿Por qué este afán / de dejar en papeles testimonio / de aquello que una vez me exigiera la vida? / ¿por qué volver a los relatos / de los azares y las decepciones, / de la verdad azul o de la inútil, / del dolor que pretende y sus melancolías?”. Con voluntad sostenida, la mirada nunca baja los ojos. Añora y reconoce, articula con expresión diáfana un terreno expandido que tenía la luz incipiente del futuro.
         El segundo apartado del libro “Germinal” elige como pórtico una cita de Sergio García Zamora. Los versos muestran su afinidad con el pensamiento romántico y su manera de abrigar el paisaje con la piel sensible de los estados de ánimo. Con tan relevante certidumbre, el hablante lírico se asoma a nuevos espacios de apertura sensorial y se hace interlocutor de enigmas e incertidumbres: la desazón de la vida en sí que atenaza el cumplimiento de los sueños, lo efímero de proyectos e ilusiones, injertados en la lejanía del porvenir, el gastado deseo… Sobre la existencia alza su hilo argumental el poema “Fuentévar”, con la desvelada conciencia de haber sido: “El asunto es vivir, / aunque el sol acarree las sospechas / de fraude en lo pasado /    (el aire baja y tizna / de caridad sin fe nuestra esperanza) “.
         La poesía rompe la semilla del asombro oculto que la conciencia guarda dentro. Cada identidad cobija, en el hondo recinto del estar, vivencias aurorales marcadas por la lumbre encendida de las emociones y el revuelo incansable del pensamiento. Francisco Caro escribe Fuentévar con la calidez agradecida del homenaje y la certeza de pertenecer al cuarzo interior de su espacio afectivo. El poeta manchego deja en los versos el alba del origen, un lugar con vocación de paraíso. Ese calendario sin tiempo de la felicidad hecha raíz.
       
      José Luis Morante
       
       

       

      domingo, 15 de junio de 2025

      EL TIEMPO SIN VOZ

      Plaza de la memoria
      Fotografía
      de
      Adela Sánchez Santana

        

      EL TIEMPO SIN VOZ

      PARADOJAS

       

      Los códigos cifrados.

      El pájaro y la jaula.

      La lluvia en los poemas.

      El mar de tierra adentro.

      La ceguera y los libros,

      aquella afinidad entre mi padre y Borges.

      La idea que cobija el borrador.

      Esa ilusión etérea de las cosas reales.

      Las rosas sin olor, las flores secas.

      El tiempo y la quietud de cada instante.

      La luz y el corazón de las tinieblas.

      Los días que amanecen y no estoy.

       

      He tenido un sueño muy extraño. Todo alrededor era un extenso espacio de silencio, un tiempo sin voz. Alzo los ojos y allí están mis carencias dinámicas y orondas, repletas de vida, con el mismo entusiasmo de siempre. Sí, soy yo, no hay duda. 

      Cuánto “no sé” en las respuestas de algunas amistades en retirada. 

      Me reconoció por la voz y me abrazó con fuerza, pero había perdido su entusiasmo vital. No sé por qué me pidió perdón mientras me comentaba que durante años había vivido en él un estúpido de oficio, con una intensa vida laboral. Me dejó en las manos una inquietud desconcertante que tardaré tiempo en enfriar.

       Qué pronto se hace hábito el trastorno crónico.

      Los impostores de identidades digitales se detectan de inmediato, como los falsos lectores que han leído todas las novelas de Borges.

      No votar la candidatura a la Real Academia de Luis Alberto de Cuenca es un dislate más de la vida literaria , un error que advierte de que para obtener el dorado vellocino hay que estar y no ser.

      Se preocupa tan poco de mí que siempre contesta con lugares comunes. Actos reflejos que significan lo mismo si viajo a Madrid o a Tokio. Pero su actitud no me pasa inadvertida; para mí hace muchos meses que es invisible y solo escribe libros sin palabras.

      Diario de viaje