viernes, 12 de septiembre de 2025

ANTONIO JIMÉNEZ MILLÁN. SOL PONIENTE

Antonio Jiménez Millán
(Granada, 11 de septiembre, 1954-Málaga, 24 de enero de 2025


SOL PONIENTE
 
Biología, historia
Antonio Jiménez Millán
Visor Poesía, Colección Palabra de Honor
Madrid, 2018
 
  Por su capacidad sugeridora, qué atinado parece el aserto Biología, Historia que el poeta y profesor universitario Antonio Jiménez Millán (Granada, 1954-Málaga, 2025) utiliza para reunir los poemas más recientes. El logrado título aglutina espacios cognitivos complementarios: la Biología es la ciencia que estudia los seres vivos, los procesos vitales y su evolución en el tiempo; en cambio, la Historia alude al conjunto de acontecimientos vividos como individuo y colectividad. Ambas disciplinas, en última instancia, constituyen una mirada al sujeto en el tiempo y un desvelamiento del periodo social en el que se gesta su identidad.
  El poeta deja en el pórtico del libro otros referentes culturales de interés: la dedicatoria a Luis García Montero, director de la colección Palabra de Honor, amigo con quien ha recorrido un completo itinerario repleto de complicidad estética, y estudioso que ha firmado reflexiones críticas del máximo interés sobre el quehacer creador, como el prólogo “Antonio Jiménez Millán: la conciencia y el tiempo”, que sirve de umbral a Ciudades (Antología 1980-2015). También son balizas necesarias los dos aportes paratextuales: la conocidísima cita de Fernando Pessoa que alude al poeta como fingidor, y el párrafo de James Joyce, extraído de Retrato del artista adolescente. No son gestos gratuitos sino indicios que subrayan una sensibilidad que conexiona el carácter autobiográfico de la escritura y el continuo aporte de la experiencia vital.
   La lírica de Antonio Jiménez Millán elige el recuerdo para recuperar elementos enunciativos. La infancia se muestra como trazado de sentido único. En su gestación, la voz verbal convierte a la memoria en refugio. En ella amanece, renovado y repleto de matices colaterales, el intimismo. El sentimiento se empeña en clarificar códigos cifrados, como si las partituras del escaparate de una tienda de música contuviesen esa felicidad introspectiva que da sentido a lo temporal. La evocación recorre la ciudad, Granada, dibujo arquetípico que alza su laberinto urbano repleto de experiencias en el entorno de lo real y hace posible la mirada amable y esperanzada del yo en otro tiempo. Desde esa indagación, el sujeto se contempla a sí mismo como una ficción, perfilada a través de unas pocas imágenes. Recordar es alzar un territorio erosionado que trae consigo el tacto y la memoria del pretérito.
   Ya hemos comentado que buena parte de la voz lírica de Antonio Jiménez Millán tiene como sustrato territorial la evocación. El pasado se aquieta, no se distancia y construye un discurso de permanencia que comparte intersecciones con el presente. A veces transporta al litoral de la melancolía, cuyo patrimonio es un trasfondo de imágenes que tiene la textura de lo emotivo. En el poema “Doce de septiembre” el yo personaje celebra su cumpleaños. Sesenta velas. Alrededor rozan la piel los desajustes de la realidad, como un lastre que cuarteara la esperanza y que subraya la situación de fugacidad, la ineludible cita con la nada. Desde ese estado de aceptación del ser transitorio nacen otras composiciones que confirman el fragmentario cauce de la conciencia y el empeño del lenguaje de dar luz a las disoluciones. Al cabo, el recuerdo contiene lejanos espejismos que ya no están al alcance, que parecen traviesas resistentes, a flote, bajo la tibia luz de un sol poniente.
   Una cita de Oscar Wilde recuerda que el nombre que solemos dar a los errores cometidos en el oficio de vivir se llama experiencia. Y es diáfana esa mirada a contingencias personales que aguantan en el discurrir, con una piel ajada, adusta y seca. En el apartado “Disolución” vuelven a formularse los pasos en el tiempo de magisterios hechos de incertidumbre y piel ausente. El afán colectivo es un legado en el que se cuestionan grandes conceptos, proclives a componer una épica falsa. Es el caso de la guerra civil y de aquellos interminables bombardeos que propiciaron muertes y exilios, hoy tan lejanos que apenas pueden despertar interés en las aulas de alumnos que consultan el móvil o tienen recorridos personales en los que no caben las páginas de la Historia. El dolor y el frío de la posguerra se transforman en indiferencia. Todo se apaga y traza su negación sin ruido, su asiento en los rincones de la memoria como una estela mínima destinada a borrarse.
   El tramo final es una reflexión sobre la pérdida. Contiene también una mirada crítica a esas ideologías totalitarias que han erosionado la convivencia hasta convertir al otro en un enemigo. Bajo el dictado del fundamentalismo se ha creado una historia a la medida, una trinchera entre nosotros y ellos, que llena las calles de patriotas, himnos y banderas: “Muy pronto descreí de las banderas / y me alejé de aquellos / que imponían su idioma a los demás / en nombre de espejismos imperiales / y de siniestras águilas fascistas. / Pero también  me fueron muy ajenas / las leyendas del pueblo y de la tierra, / la búsqueda de los orígenes, de la pureza intacta”.
 Aunque en los diferentes apartados los argumentos son autónomos y van jalonando tramos de asuntos, todos coinciden en buscar las ventanas de la memoria a partir de una sensibilidad que atiende a los pautados movimientos del pensar. La voz se torna elegía, compromiso con la coherencia cívica y homenaje con magisterios que han puesto los cimientos de la propia pared creadora. En ese aprendizaje nace la gratitud a Jaime Gil de Biedma,  Franz Kafka, Miguel Hernández o Antonio Machado…
   El escritor incorpora a su poblado itinerario creador la prosa poética en la sección “Carnets”. Nos deja composiciones que sustentan una notable veta reflexiva sobre la música como voz callada que pone fondo al silencio, o sobre el resentimiento, una muesca en el ánimo que tanto clarifica el complejo entramado de causas y efectos de los prestigios literarios. Vivir es andar a tientas, sumar imágenes que después se resguardan en el viejo cajón de la memoria como carnets que exigen fotos nuevas; deja sitio a abandonos y encuentros; toma el pulso a sueños vanos que nunca se cumplieron.
   El vértigo del tiempo y sus vibraciones sísmicas impulsan los poemas de “Rehabilitación”. Los pasos de la edad conllevan síntomas y terapias, guardan en los espejos un ser desconocido cuyos trazos muestran debilidad y torpeza; un ser otro que registra en sus pulsaciones el desajuste de la enfermedad. Es esa biología indeclinable que toma sitio en lo diario con descarada impunidad, que lentamente acaba erosionando las esquinas del cuerpo o convierte el dolor en alevosa rutina.
   Las etiquetas críticas establecen líneas de demarcación; exploran los momentos escriturales en el transcurrir. La voz poética de Antonio Jiménez Millán nació ligada a “La Otra sentimentalidad” y más tarde a la “poesía de la experiencia” para desembocar en un intimismo reflexivo y realista. Sus versos piensan y leen históricamente el patrimonio de un sujeto anclado en la intrahistoria. Son pautas de un ideario que clarificó con solvencia el profesor y ensayista Juan Carlos Rodríguez, a quien se dedica la composición final. El poema entrelaza afecto y filosofía vital, gratitud y voluntad de seguir, sin hacer mucho caso a las leyes del tiempo, buscando caminar, ligero de equipaje, un paso más allá.

                                                                                    

JOSÉ LUIS  MORANTE




 

jueves, 11 de septiembre de 2025

FRENTE AL MAR

Espera
Archivo digital Freepik

 


 FRENTE AL MAR 

Era un hábito firme. Cada día se adentraba en el mar como si estuviese soñando. Un crepúsculo naranja, la distancia del sueño, mar adentro, se prolongó demasiado. No hubo despertar. En el primer bostezo del día, solo se hizo real esa silla vacía, abierta y sola bajo la sombrilla, que aguarda con paciencia su regreso.


(Del libro de microrrelatos Fuera de guion, Editorial Lastura, Madrid, 2024)



miércoles, 10 de septiembre de 2025

HIGUERA EN EL JARDÍN

Cosecha estéril


JARDÍN

        Triste como la rama
        que deja caer su fruto para nadie

            VICENTE ALEIXANDRE

Islas de nubes velan
los higos sobre el césped.
El doliente equilibrio 
de la fruta en sazón 
solo retiene el roce presentido
de las plumas.

Insistente perdura
el olor del derrumbe.
Sabor muerto.
Contemplo entre el bostezo de los riegos
la senda comunal de las hormigas,
su tangible mensaje:
el agua es aridez
y el tiempo de labor 
petrifica baldíos.

Esparcidos y tristes
se diluyen los higos
hechos materia informe.
En su carencia yace
la prueba inculpatoria:
soy un mal jardinero,
la flor se pudre en mí; no guarda frutos.

    (Del libro Nadar en seco, 2022)


martes, 9 de septiembre de 2025

EL PARKING

Interior noche
Fotografía
del archivo
Freepik

 

 

 El parking

 

 La ciudad tiene un solo parking. Es una construcción con forma de zigurat cuyo exterior apenas muestra indicios erosivos. Cuatro avenidas del callejero acogen sus entradas. Son portones de largas rampas circulares dispuestos a engullir incansables atascos. Nada presagia que el interior alumbre una cronología sin relojes. Tras ocupar la plaza, los conductores caminan en itinerarios de ida y vuelta que fosilizan la paciencia. Entre el desconcierto y las grafías publicitarias, los aleatorios recorridos se repiten. Así pasan días y noches con lentitud de invierno subterráneo. En silencio, los usuarios caminan despacio, o duermen en los asientos de sus autos en raras posiciones fetales. El parking es un útero huérfano en el que no hay salidas.

 

 (Del libro Fuera de guion (casi cien microrrelatos)

Editorial Lastura, Madrid, 2024

 


 

 

lunes, 8 de septiembre de 2025

RAMÓN EDER. EL LIBRO DE LAS FRASES TRANSPARENTES

El libro de las frases transparentes
Ramón Eder
Prólogo de Aitor Francos
Editorial Renacimiento
Colección Los Cuatro Vientos
Sevilla, 2025

 

CON ALAS EXTENDIDAS

                                                        
   El hábito es una disposición natural a cumplir con las expectativas. El empeño por reiterar un ciclo estacional que se repite, inalterable, en el fluir remansado del tiempo. Puntual, casi cada año, se aviva el festejo para celebrar la incansable convivencia de Ramón Eder (Lumbier, Navarra, 1952) con el aforismo. Constituye una tradición que abarca décadas y conforma un proceso personal que ha convertido al escritor navarro en celebrado magisterio y lectura necesaria. El crédito aforístico de Ramón Eder crece, con sorprendente regularidad y una envidiable coherencia estética, según constatan los mejores estudiosos del solar expresivo del laconismo.
  Más allá de su producción concisa, el aforista sondea con paréntesis reflexivos el clima general que mantiene su sensibilidad frente al decir breve. Ramón Eder subraya su preferencia por la intensidad concentrada, la frase telegráfica y las variables temáticas con sentido del humor, un humor proclive a la sonrisa, que no desdeña influencias de Mark Twain, Groucho Marx o Woody Allen. El atinado prólogo de Aitor Francos, sin digresiones inocuas, alerta sobre las condiciones naturales de una cartografía mudable, curadora y transparente: “Con cada punzada de inteligencia y en apenas una línea, combate la intolerancia, pule dogmatismos, suaviza rigideces mentales, y lo hace valiéndose de autoridad y de una agudísima ironía con clara voluntad pedagógica”.
  Eder recalca con el magnífico aforismo de Karl Kraus que la frase sapiencial carece de datos suficientes; a veces es media verdad y otras verdad y media, pero nunca la verdad única y definitiva. De este modo, la realidad se ubica en una inacabable escala de matices, de planos diferentes, para que tome aire y extienda alas la observación subjetiva. Hay que conocer el contexto y recorrer sin pausa los laberintos interiores para dar sentido a la escritura y ser un yo pensante que recrea el mundo desde una vitalista duda metódica: “El aforista hoy en día es una especie de filósofo presocrático con sentido del humor digital”. De los apuntes enunciativos emana también una autobiografía más o menos convincente: “El escritor para ser respetado tiene que conseguir hacerse en los textos una humilde caricatura de sí mismo como un ser desvalido, lleno de contradicciones y sin embargo querible”. Si en entregas anteriores era palpable el anhelo poético, en El libro de las frases transparentes, como señalaba Aitor Francos en la introducción, hay desnudez y despojamiento lírico. Ser opta por la concisión estilística y la poda; por el recorrido telegráfico que une al mismo tiempo lo inconmensurable y lo breve. Quedan en esa mirada a lo esencial los trazos dispares de la condición humana, desde la ironía y el desenfado, actitudes que hacen del relato una delicada forma de la cortesía, un alejamiento de la solemnidad. Vislumbramos un pensamiento cambiante y en continuas tareas de búsqueda, exento de dogmatismos. Toda verdad, por más que recalquemos el trazo, acaba desdibujándose: “La verdad ya no es lo que era”.
  Con esos reflejos de suavidad y resistencia llega la claridad de El libro de las frases transparentes, una escalera argumental cuyos peldaños dibujan los complejos planos de un observador de momentos. La sensibilidad captura sensaciones y mantiene en su mirada un vaso de luz, capaz de contener el misterio de lo cotidiano, ese tiempo que abre un íntimo diálogo entre lo transitorio y lo permanente.
  Los libros de aforismos suelen ser sumas de intereses aleatorios, incluso distantes. En ellos se mezclan sedimentos lectores, reflexiones sobre la esencia del género conciso, o las notas dispersas que el pensamiento toma en torno al discurrir diario. En suma, una dicción ligera, buscando explicaciones al paso sobre las preguntas de siempre. A veces su sentido se diluye, recuerda el agua turbia de un pozo remansado, en el que no se puede calcular la profundidad y resulta difícil la inmersión.
   Ramón Eder acomoda en sus aforismos su personal concepto de la brevedad. La cosecha minimalista nunca se sube al pulpito de la pedantería; quien escribe se contradice a sí mismo, siembra paradojas, camina en círculo por el pensamiento e intenta conciliar enunciados lógicos e ingenio, en tareas de continua vigilia.
   En las brevedades de El Libro de las frases transparentes se habla de libros y autores, como Nietzsche, Cervantes, Shakespeare, Kafka, Josep Pla o Borges; de la sociología literaria que conforman las relaciones sociales: “Qué sensación de bienestar nos producen ciertas personas cuando se van”; y de esas incertidumbres que deambulan casi inadvertidas por el interior buscando sentido a la sutilidad del transitar diario: “Si a la vida no se le mete algo de épica se convierte en un cuento contado por un idiota”. Sin duda, son motivos recurrentes que retratan estados de ánimo o el incansable fluir de la conciencia.
   Si, como escribe el autor, “La realidad es una mezcla de sueños y de realidad” los buenos aforismos dejan la capacidad de moldearla, escuchan la voz tenue de la imaginación. Fortalecen un legado que nunca desdeña el aporte inteligente de la experiencia cultural. La escritura corrige asimetrías. Desde el sedentarismo de las ideas, reordena lo vivido y descubre un sentido nuevo a lo aparentemente insignificante. Frente a los que buscan en la experiencia biográfica el venero semántico principal, Eder mira con frecuencia los estantes de la biblioteca, buscar claves explicativas en las páginas de una selecta nómina de clásicos, y arropa el laconismo con las enseñanzas y asombros de la gran literatura. Al cabo, “escribir aforismos tiene sus peligros porque es poner el cerebro en los límites del lenguaje”.

JOSÉ LUIS MORANTE




 

domingo, 7 de septiembre de 2025

ÁRBOL EN EL PÁRAMO

Resistencia
Árchivo general de internet

 

INDECISIONES

 
 
Es tan singular que, cuando corre a solas, siempre llega segundo.
 
Para la soledad  el páramo es también un refugio seguro.
 
Busca aguaceros que asciendan.
 
El paso sereno hace señas al abismo para que se aparte.
 
Tolerancia, respeto, solidaridad, coherencia… Esos conceptos que llegan sin resuello a la primera rama.
 
Las nubes duermen fuera, para cobijar la fragilidad de la noche entre sus brazos.
 
La locura busca en los espejos del presente un confinamiento estable.

(Apuntes en gris)
 

sábado, 6 de septiembre de 2025

CENTENARIO DE ÁNGEL GONZÁLEZ

Charla en la UNIVERSIDAD POPULAR DE RIVAS
"Ángel González: Palabra sobre palabra"
29 de noviembre de 1997

 

CENTENARIO DE ÁNGEL GONZALEZ

 

   Hoy, 6 de septiembre de 2025, se conmemora el centenario de Ángel González, (Oviedo, 6 de septiembre de 1925-Madrid, 12 de enero de 2008). La fecha multiplica recuerdos y la necesidad de volver a revivir la plenitud de su estela creadora, con el privilegio de su amistad. Uno de los momentos más gratos de mi admiración por la personalidad literaria e intelectual de Ángel González se produjo durante el encuentro Ángel González en la generación del 50. Se celebró en Oviedo los días 7 y 8 de noviembre de 1997 y fue organizado de modo ejemplar por la Asociación Cultural Tribuna Ciudadana. Fue un homenaje vibrante y múltiple en torno al poeta y académico. Era tiempo de celebraciones: acababa de ser nombrado “Doctor Honoris causa” por la universidad de Nuevo México en Albuquerque, donde impartió clases de Literatura española durante décadas, su labor poética era reconocida con el Premio Reina Sofía de poesía Latinoamericana y había ingresado en la Real Academia de la Lengua. Así que la ciudad en pleno festejaba aquel primer plano de Ángel González como protagonista central de la vida cultural española. Su generación, la del Medio Siglo, se consagraba como aportación tutelar, que daba la palabra y la mirada a las promociones siguientes, en un claro diálogo de afinidades y resonancias. Antes y después tuve ocasión de compartir con el poeta otros eventos culturales en Rivas, Béjar o Madrid, siempre con esa admiración desplegada de quien sabe que los privilegios deben aceptarse con humildad y máximo respeto, como esos dones intangibles que nadie olvida. Ahora, ausente, retorna el protagonismo del poeta con multitud de actos dedicados al escritor y con abundantes aproximaciones críticas sobre el acontecer biográfico y literario en las distintas etapas creadoras. Yo dejo mi admiración y mi recuerdo emocionado en las páginas de la Revista Cultural 142, donde escribo sobre la singularidad creadora del poeta y el andar lento de la poesía de Ángel González en el largo camino de la permanencia. Como escribió Emilio Alarcos Llorach, es una obra que “atestigua y da fe de la existencia humana incluida –gozosa o dolorosamente – en un tiempo y en un lugar concreto del devenir histórico”. Con Ángel González y la certeza de que compartir estos recuerdos trasciende el centenario. Las emociones y sensaciones se hacen razón de vida. Y lo celebro, lo celebramos todos, con la gratitud de siempre, con el mismo afecto.


JOSÉ LUIS MORANTE




      

viernes, 5 de septiembre de 2025

ROTONDA CON ESTATUAS

Rotonda con estatuas
Archivo general de internet

 

 
REPLIEGUE TÁCTICO EN LA NADA
 
Estatuas,
cada una de vosotras acaso
 es copia exacta de un gesto perdurable
que merece ser huésped
del arca de Noé de la memoria;
solo me otorga a mí
carnet de residente en este parque
la aceptación sumisa del olvido.
En el naufragio restos;
el sabor denso de las amanecidas
arrastrando erosiones
hasta el cuarto de baño.
Y allí
-vulnerado reducto-
encadenar los ojos a un espejo
salpicado de herrumbre
que mide el deterioro
hasta ponerme triste,
siendo entonces urgente
la tibia absolución de un puñado de agua.
Bostezaba la urbe.
La calle estaba recién puesta,
resplandeciente y dócil,
huérfana de papeles y hojas mustias.
Me sonaban los pasos a verso en  asonante.
Luego era el ruido
estallando en mi terca soledad,
un paréntesis lleno
de estúpidas acciones sin sentido,
rotas, de cuando en cuando,
por el ring estridente del teléfono…
Al piso regresaba, cabizbajo,
enfundado en un traje de preguntas
cortado a la medida de un jugador de básquet.
Una tarde sin fecha
me coroné de ortigas y dispuse
este rincón recóndito.
Mi estancia entre vosotras
es un repliegue táctico en la nada.   
 

        (Del libro Rotonda con estatuas, 1990)


 

jueves, 4 de septiembre de 2025

FOTOGRAFÍAS ANTIGUAS

Charcos
(Archivo general de internet)

 
FOTOGRAFÍAS  ANTIGUAS

 

   Cuando el discurrir de los años alcanzó la conformidad definitiva de no decir nada, eran sus fotografías antiguas las que a diario cambiaban de gestos. Él consentía. Pensaba que las imágenes eran zonas de paso entre pretérito y presente. Miraba en gris esa ternura triste de un silencio que quiere recordar.


(Cuentos diminutos)



miércoles, 3 de septiembre de 2025

OXIGENACIONES (Notas del diario)

Gran Vía de Madrid

 
OXIGENACIONES
 
Con quien no esté un poco cansado de todo
no vale la pena dialogar
 
NICOLÁS GÓMEZ DÁVILA
 
Imagen interior que no se desvanece: las pupilas de mi padre guardaban dentro un sol apagado, una noche en continuo titubeo.
 
Hace unos años escribí este aforismo: “No están fuera ni dentro. No están”. Y estos días lo recordé por su precisa manera de definir esas presencias que guardan detrás de su sonrisa una extraña distancia. Nunca sé si son cercanía o lugar lejano, periferia o centro.
  
En las grandes arterias urbanas, hay fotografías que no concuerdan con la realidad; ocultan seres deshabitados.
 
Escenarios visuales de Madrid donde pueblan aceras, año tras año, los zapatos gastados de mi soledad: la cuesta de Claudio Moyano, el palacio de cristal del Retiro, la calle Toledo, el patio interior del Reina Sofía, El templo de Debod y el parque del Oeste… Son marcos urbanos que comparten la melancolía del paseante. Son sitios que hay que merecer y son muchos los pasos transitorios que carecen de entidad para perdurar en sus baldosas de tiempo; aunque yo sea un optimista y vea espejismos en los encuentros.
 
Esa disparidad en la percepción del otro es una escuela abierta. Hoy aprendí que hay gente que percibe en una pregunta inocua un golpe que deja en coma. Insólito y clarificador para mañana: no hay más preguntas.
 
Empleó muchos años en ser un palimsepsto de la estupidez. Ahora personifica un dato empírico: no todos tenemos el cerebro en la cabeza.
 
Fauna doméstica; esa gente que entiende la amistad como echar migas de pan a las carpas y barbos del Retiro.

(Apuntes del diario)



martes, 2 de septiembre de 2025

PABELLÓN DE INTERNOS

Sanatorio de la Barranca
(Navacerrada, Madrid)

 

PABELLÓN DE INTERNOS


    Regreso al Pabellón de internos. Una fila de adelfas sobresale de su alambrada hostil. Dentro no cambia nada. Los internos deambulan dubitativos, mirando mi presencia con desconfianza. Después se aproximan; me piden euros y tabaco y premian la generosidad con confidencias. Alguien, susurran, empujó al celador en la escalera central; hubo suerte, aunque sobrevivió se fracturó la cadera y estará lejos varios meses. En la tapia de entrada, siguen juntas las dos sillas de plástico que miran la avenida.


Cuentos diminutos 




lunes, 1 de septiembre de 2025

REAJUSTES MENTALES

Buscando
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

REAJUSTES MENTALES

 

 
Las certezas son provisionales siempre, pero para que sean certezas deben sostenerse en las muletas del rigor y la claridad.
 
Las desviaciones y virajes no son atajos del camino sino conducción temeraria.
 
Supone que duerme dentro de las estatuas una sensibilidad dispuesta y vigilante.
 
Los que apruebas las propias ideas por mayoría absoluta del yo, exilian de inmediato las ajenas.
 
Caminaba a solas; concedió a su pensamiento un año sabático.
 
Dijo “liberación del pueblo” y todos los testigos prematuros buscaron con urgencia la estampida.
 
Tan ecuánime que exigía puntualidad al año-luz.
 
El desarraigado social añora más a los enemigos que a los amigos.
 
En el activismo de la razón, una alternativa urgente: pensar.
 
Las sensaciones conforman una amplia superficie en la conciencia, en su percibir establecen un orden natural de quietud y permanencia que se hace presente desde la evocación; cada rincón del pasado es un sitio interior.
 
Cada amanecida asoma vivo y pleno un mundo respirable que es fugacidad y permanencia, que muestra su desorden, ese azar pautado de lección y elegía.
 
El yo establece siempre una distancia corta con los que nos decepcionan.
 
 
JOSÉ LUIS MORANTE




domingo, 31 de agosto de 2025

LIBROS CON PIE DE FOTO

Trazos de la memoria
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana 

 

LIBROS CON PIE DE FOTO
 
   Cada nuevo libro es un estela de Imágenes y una tarde con sol, con escueto pie de foto, argumentando un sitio fijo en la memoria. Nubes que aguantaron la ventisca del tiempo para quedarse fijas en el azul desvaído de la melancolía. Instantáneas que duran, paradojas que cuestionan nuestra condición transitoria con su trazo nítido. En ellas habita una identidad múltiple que quiere preservar en el ahora las palabras que mejor nos definen: afectos y emociones.
 Ya lo he dicho más veces; me gusta ser leal a mi pasado para que no se pierda entre los callejones sombríos del futuro.



 

sábado, 30 de agosto de 2025

UNA CONVERSACIÓN CON JOSÉ LUIS MORANTE

Lejanías
(Osaka, Japón, mayo de 2024)

 

Una conversación con JOSÉ LUIS MORANTE

 José Luis Morante ha ejercido como profesor de Ciencias Sociales durante décadas y, al mismo tiempo, es escritor que lleva más de treinta y cinco años practicando distintos géneros, poesía, autobiografía, crítica, aforismos, microrrelatos. Acaba de sacar un libro de haikus, Viajeros sedentarios, que sirve de homenaje a la estrofa japonesa, en la editorial catalana La Garúa y todavía están en la memoria del lector su ensayo sobre el aforismo Paso ligero. La tradición de la brevedad en castellano (2024) y los microrrelatos de Fuera de guion (2024).

¿Nos podrías resumir tus veinte años en la literatura?

  Un periodo de tiempo lleno de vocación y trabajo que ha dejado en las librerías más de treinta libros: doce de poesía, tres antologías, un libro de entrevistas, cinco o de aforismos, un diario y unas cuantas ediciones críticas.  Un laborar incansable, lleno de contrastes con muchas alegrías pero también con decepciones y fracasos.

  ¿Cómo entraste en la literatura?

  A través de un premio literario; yo escribía desde que era niño, con doce o trece años ya tenía cuentos y poemas escritos (naturalmente eran textos de aprendizaje de mínimo valor literario) pero aquel premio me permitió publicar mi primer libro Rotonda con estatuas (1990). Ahora mi concepto de los premios ha cambiado mucho, y miro con sospecha a los escritores que nomadean de un premio a otro para aumentar el balance contable de su cartilla de ahorros.

 ¿Podrías decirnos un fragmento de tu último libro?

  He repetido tantas veces los poemas en lecturas y encuentros que son muchos los que he memorizado. Os cansaría si recitara tantos. Prefiero que sean descubiertos por la mirada del lector. Los haikus de Viajeros sedentarios son instantes verbales que deben disfrutarse en la mirada calma de la contemplación.

  ¿Por qué te dedicaste a escribir poesía?

  Es el género literario más exigente, además de un pleno dominio del lenguaje exige una verdad transparente en sus contenidos. En el poema cada palabra es necesaria; aquí está de más el intrusismo del lenguaje. También leo mucho ensayo y novedades de poesía, aforismo o relatos para hacer reseñas en prensa. Apenas leo novelas.

 ¿Cuánto tiempo le dedicas a la poesía?

  Soy un lector continuo; no concibo los días sin un libro en las manos y también fue siempre así drante los años de docencia, tanto en Primaria como en Secundaria; el horario laboral me permitía organizarme bien la tarde para leer varias horas y para escribir, aunque nunca se escribe con un horario fijo. Los hábitos se mantienen inalterables en este nuevo tiempo de la jubilación.

  ¿Cuál es tu poema favorito? ¿Por qué?

  Más que poemas favoritos, prefiero autores favoritos. Mis escritores son Jorge Luis Borges, Bertolt Brecht, Ángel González, Blas de Otero, Antonio Machado… O numerosos escritores latinoamericanos, que hacen de nuestro idioma un espacio dilatado de belleza y verdad.Y uno de mis poemas favoritos es uno de Bertolt Brecht que habla del compromiso y de la necesidad de que nos impliquemos todos para hacer un mundo mejor. No somos islas.

 

viernes, 29 de agosto de 2025

PRIMERAS LECTURAS

Semillas


 ELOGIO DE LA LECTURA
 

 

  Los tebeos fueron la semilla de mis primeras lecturas y debo a su continua presencia en mis años escolares la vocación lectora y el afán de escribir.  Hace más de tres décadas que publiqué mi primer libro Rotonda con estatuas (Madrid, 1990). Desde entonces, he recorrido un trayecto que abarca poemarios –algunos reconocidos con premios como el Luis Cernuda, el Premio Internacional de Poesía San Juan de la Cruz o el Hermanos Argensola-, un libro de entrevistas, Palabras adentro, ensayos, diarios, aforismos y algunas ediciones de autores como Juan Ramón Jiménez, Joan Margarit, Luis García Montero, Eloy Sánchez Rosillo, Karmelo C. Iribarren o Luis Felipe Comendador. Son brotes que deben su amanecida a los pintorescos personajes del kiosko.
   Los inviernos de la infancia eran largos y tediosos, así que pronto busqué entre páginas un refugio complaciente. Del tebeo pasé a los libros de un cineclub municipal y de allí a las estanterías del instituto y la Escuela Normal. Fue mientras estudiaba cuando comencé a escribir.
   Siempre he sentido la infancia y la juventud como etapas esenciales para acercarse al libro y para construir un hábito que nunca se apagará con los años. Eso ha originado que sea la voz callada de los libros el reducto natural de mis horas. La lectura es un camino continuo donde acumulamos pasos. Traza con hermosos atajos una senda abierta por la geografía de la imaginación, el conocimiento, la verdad y la belleza. Por eso conforma los cimientos de la vida personal; la literatura tiene que ver con la biografía interior, se queda dentro, enseña a ver el mundo en primera persona, desde una conciencia habitada por muchas voces.
   El buen lector se aproxima a la realidad con un tejido sentimental cálido e iluminador, que nace en la introspección y en el conocer íntimo. Desde la lectura el mundo vibra con afán renacido, se muestra transparente y cercano; hace de la palabra una herramienta útil para la evocación y la memoria, para saber que dentro, al amparo del tiempo, la vida sigue activa y plena, esperando de nuevo en el espejo los ojos del lector.
 
José Luis Morante





jueves, 28 de agosto de 2025

JOSÉ LUIS CANCHO. EL MURMULLO DE LOS OTROS

El murmullo de los otros
Diario
José Luis Cancho
papelesmínimos / narrativa
Madrid, 2025

 

MEMORIA PERSONAL
 

   Toda la obra de José Luis Cancho (Valladolid, 1952), en sus diferentes registros –ficción narrativa, voz poética, literatura del yo y diario- es un caminar reflexivo, un desplazamiento en círculo por los parajes de la introspección. El acto creativo impulsa un nomadismo ensimismado, que trata de comprender la propia identidad. Aprendemos a ser en el discurrir mudable del tiempo. Así se percibía en la entrega autobiográfica Los refugios de la memoria (2017). Aquella salida puede considerarse antesala de El murmullo de los otros, primer diario del poeta, novelista y fundador de las revistas Caballo Canalla a la Calle y Los infolios, esta última publicación junto a Miguel Casado, poeta, ensayista, antólogo y crítico.
  Las notas de El murmullo de los otros recuperan vivencias cotidianas. Abarcan desde finales de 2022 hasta diciembre de 2024. Un intervalo, que conecta al protagonista biográfico con el figurante verbal, para hacer de la observación un entrelazado de lecturas, recuerdos personales y miradas críticas sobre una actualidad contingente. Son incisiones que moldean el contexto histórico y personal del diario, tras el encierro colectivo de la pandemia.
  Junto a los nombres de Chema Elena y Fernando Arnaiz, José Luis Cancho integra en la dedicatoria su compromiso afectivo con Sergio Gaspar (impulsor de DVD) e Imanol Bértolo (Creador de papeles mínimos ediciones), dos editores independientes referenciales que han dado visibilidad y confianza a su literatura. Y, sin preámbulos introductorios, ordena el contenido fragmentario por años para agrupar las diferentes teselas, siempre lacónicas y ligeras en su extensión.
  De inmediato la muerte se convierte en uno de los temas decisivos de la escritura. Los fallecimientos de Miguel Suárez y Christian Bobin, con su carga de efectos secundarios, marcan el amanecer de esta literatura que subraya nuestra finitud; la decepción y la incertidumbre generan un presente frágil y mudable. No son las únicas ausencias. Se habla también de Tomás Salvador, Marta Agudo, Javier Marías y de compañeros, ajenos a la grada literaria, que llegaron a la última costa para ser, después, memoria y recuerdos.
  Pronto abre senda, por contingencias circunstanciales, el ambiente literario más cercano. La conexión de José Luis Cancho con el grupo de Valladolid, su ciudad natal, que alentó su práctica literaria en la década del noventa: Miguel Casado, Olvido García Valdés, Miguel Suárez, Ildefonso Rodríguez, Tomás Salvador, Luis Javier Moreno… Nombres ligados al trayecto de algunas revistas literarias y a una determinada sensibilidad poética, siempre confrontada con el realismo figurativo de la poesía de la experiencia.
   Pero el traslado al Pais Vasco abre nuevos afectos con narradores, poetas y aforistas del norte, como Eli Tolaretxipi, Karmelo C. Iribarren o Mikel Lasa. O con amigos de otros entornos como Eduardo Moga o Jordi Doce. Llega la soledad, se amplía el tiempo personal y la voz interior se replantea el lugar propio; con precisa cadencia se delimita la forma de estar ante lo cotidiano, con un severo proceso de renuncias y contemplaciones. La calle y la estridencia de la actualidad percibidas a través del periódico languidecen. Los cambios del estar cotidiano no pasan desapercibidos. El comportamiento se remansa al saborear el casi inadvertido asombro de lo diario. La presencia del yo va ocultando la cabeza en la propia intimidad para sentirse cada vez más ajeno al ideario que vertebró el discurrir biográfico durante tantos años. La existencia se enrosca en la contemplación. La banal actualidad se diluye; acumula sedimentos de una realidad inadvertida en la que nada permanece como si cada instante fuese solo una espera pactada de lo esencial.
  El diario El murmullo de los otros se convierte en un espacio de claridad. Se hace habitable geografía donde se escucha el latido de la existencia. Lo vivido perdura, está ahí, exige permanencia y reconstrucción. También gratitud por conservar fragmentos del trayecto personal capaces de iluminar los puntos ciegos. Es la pupila abierta de un testigo que se mira a sí mismo mientras aprende a tomar distancia para preservar  la arqueología de la evocación, para airear la lumbre en la calma sosegada de los afectos.
 

                                                      JOSÉ LUIS MORANTE






martes, 26 de agosto de 2025

EN FAMILIA

Liquidación por cierre
Fotografía
de
  Adela Sánchez Santana

 
EN FAMILIA

  

   En casa no nos gusta incomodar a nadie, señor comisario. Las cosas como son. No hay indicios, pero todos buscábamos algo. Mi madre buscó siempre el sosiego en la farmacia; mi padre en la mudez de un cigarrillo, convencido de que el cansancio y el frío están en las palabras, aunque son otra cosa; mi hermana, cuando niña, buscó el reclinatorio de la ermita y después la esquina más rentable del polígono sur. Yo, con más desconfianza en hallar algo, encontré un libro y en él sigo. Juntos vivimos el abuso feliz de sentirse en familia. Repare usted, señor comisario, que en la eterna penumbra de estas habitaciones los sueños nunca dieron ningún paso.

Del libro de microrrelatos Fuera de guion, Lastura, 2024)





lunes, 25 de agosto de 2025

NOTAS PARA UN CUMPLEAÑOS

Ternura
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana




 NOTAS PARA UN CUMPLEAÑOS

El arte y la literatura solo respiran en lo particular.
Hay que huir de las falsas emociones, de la retórica
inflada, de las sonoridades huecas, y tammbién
de la tiranía de la afectividad.

JOSÉ LUIS CANCHO

A trasmano de posibles reencuentros con vecinos y amigos, recorro en soledad los cerros cercanos a Navadijos, el pueblo donde paso los últimos días de Agosto. Son pasos necesarios para constatar que existe el paraíso. Estoy en él.

Estalla en mi boca un puñado de moras negras. Sabor a infancia y a restregones maternos en el agua fría del lavadero.

Es hábito natural mi creciente desapego por la estridencia social.

La vaca, casi recién parida, amamanta al ternerillo. La imagen me sugiere una prolija descripción de la ternura.

Este nomadeo por el término municipal de Navadijos me muestra un esquilmador arrepentido: el tiempo. Me devuelve de pronto una parva de sensaciones antiguas, que casi se habían diluído en mí: el croar de las ranas en alguna charca del juncal, el olor a heno cortado, dormitando en el prado, el frío de las lanchas de granito donde me siento un buen rato. Pinceladas sensoriales de un observador complacido.

Vibra en el aire el murmullo de mi cumpleaños y las cosas me ignoran, como si fuera previsible haber llegado hasta aquí, a esta contemplación que me regala la conciencia de ser, los límites pautados de la propia existencia. Y doy gracias, no sé a quién...

 

domingo, 24 de agosto de 2025

EL BIÓGRAFO DE BORGES

Jorge Luis Borges
(Buenos Aires, 24 de agosto de 1899- Ginebra, 14 de junio de 1986)
Fotografía
de
Eduardo Comesana



                                        EL BIÓGRAFO DE BORGES
 
 
   Labró durante una década, con monolítico afán, una biografía de Jorge Luis Borges. Se encerró en la buhardilla, ahuyentó compromisos, propició un divorcio, y consultó casi toda la incontinencia escrita sobre el argentino universal: ensayos, cuentos, poemarios, reseñas, tesis, reescrituras y panegíricos circunstanciales. Tras la enésima corrección de pruebas, se editó la obra. En las librerías aquella novedad tuvo una presencia discreta y el cansancio aliviado de su autor nunca más hurgó en los esteros de las trabajosas páginas.
   Nadie percibió la única errata, una azarosa paradoja. Al completar el paréntesis vital confundió fechas. Anticipó la muerte en Ginebra ochenta y siete años antes del nacimiento en Buenos Aires. Son señales de humo de un lapsus que hubiera entusiasmado al mismo Borges.

(Del libro Fuera de guion (Casi cien microrrelatos)







viernes, 22 de agosto de 2025

NAVADIJOS: PUERTAS AL CAMPO

Puertas al campo
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

PIORNOS DE NAVADIJOS

 
   En las estribaciones de Serrota, una de las montañas laterales de la Sierra de Gredos,  a trasmano de las carreteras provinciales más transitadas, dormita Navadijos, un pueblo serrano, a menos de media hora de la capital de la provincia de Ávila.
  Todo en él es sencillo. No tiene un casco monumental vistoso ni más monumentos que la iglesia parroquial de san Juan bautista, un edificio en piedra, con cubierta a dos aguas, torre campanario adosada y un pequeño pórtico lateral que sirve para combatir los rigores del clima, ya que por su altitud respecto al nivel del mar, el clima continental extrema frío en invierno y llena de frescor los meses veraniegos.
   Como las localidades que lo rodean, salvo Hoyos del espino y Navarredonda, Navadijos ha sufrido un severo proceso de despoblamiento que deja a sus calles en silencio la mayor parte del año. Se cerró el grupo escolar y durante la jornada lectiva no se ven niños por sus calles. Alrededor del núcleo urbano una tupida mancha de piornos, fincas de pastos, casi siempre cercadas de piedras, y algunos huertos familiares, poblados de manzanos y ciruelos, sobrevive a las repoblaciones de pinares impulsadas por la administración.
  Comencé a visitar Navadijos, en los años setenta, cuando toda España esperaba con ilusión y optimismo un tiempo nuevo que la historia llamaría Transición. Todavía la localidad vivía de una agricultura familiar y de una ganadería recluida en viejos cobertizos que, poco a poco, se irían transformando en naves bien acondicionadas. Desde entonces son muchos los fines de semana y los veranos que he disfrutado de sus cielos despejados, de sus paisajes serranos, de la gélida transparencia de sus corrientes de agua y del manso silencio de sus piornos. Por eso invito al viaje desde aquí para que, en un tiempo de prisas y de redes digitales, volvamos a sentir el rumor de esas voces inaudibles que se cobijan entre sus cerros, al rescate de sabores olvidados, recolectando moras silvestres. Después, el alojamiento en alguna de sus dos casas rurales y al atardecer el paseo sosegado por calles que siempre sorprenden con un detalle insólito: una reja, un techado voladizo, un muro de sillares, un pilón con caños de agua fresca  y un impagable tiempo de sosiego para olvidar relojes y calendarios.

 
                                                      JOSÉ LUIS MORANTE
 



  

jueves, 21 de agosto de 2025

PUERTA DE REGRESO


 
PUERTA DE REGRESO
 
            Pensar más de lo que  encuentra ya pensado
 
T. W. ADORNO
 
El aforismo aspira a la verdad, pero no es la verdad.
 
Los que al hablar de poesía hablan en prosa de poder literario, vivo e inmediato.
 
Despiertas y estás ahí, o no.
 
El entorno demuestra que ser normal es una figura utópica.
 
Si el desarraigo cobra forma, se me parece.
 
Soy un escritor realista. Sueño mucho.
 
La puerta y su perpetua discusión con la cerradura.
 
Desde hace años milita en el servicio incondicional de la estupidez.
 
También los afectos mantienen su vocación de austeridad.


 
 
 

miércoles, 20 de agosto de 2025

martes, 19 de agosto de 2025

MÁS ALLÁ / BELLOND (Traducción de DON CELLINI)



Don Cellini is a teacher, poet, translator and photographer. He is the author of Approximations / Aproximaciones and Inkblots both collections of bilingual poems published by March Street Press. His book of prose poems, Translate into English, as well as the bilingual collection Candidates for Sainthood and Other Sinners / Aprendices del santo with Fer de la Cruz, as well as his translation El silencio de las horas / The Silence of the Hours, are all published by Mayapple Press. A chapbook, Stone Poems, was recently translated by Carmen Ávila and published in Mexico as Piedra poemas.

In addition, he has published books of translations by Mexican poets: Elías Nandino, Roxana Elvridge-Thomas; Sergio Tellez-Pon; Rossy Lima; Jair Cortés; as well as the Venezuelan poet Amanda Reverón. 

A recipient of fellowships from the King Juan Carlos Foundation and the National Endowment for the Humanities, he is professor emeritus at Adrian College. He is the translations editor for The Ofi Press, CDMX.. 

You can see more of his work at www.doncellini.com .

 

AFORISMOS DE JOSÉ LUIS MORANTE

 MÁS ALLÁ

BEYOND

 

Caminar más allá, hacia dentro

Walking further inward

 El final de ruta añade a la topografía habitual una fotografía desenfocada del paraíso.

The end of the route adds an out-of-focus photograph of paradise to the usual topography.

*
 
La indecisión transforma cada paso en cruce de caminos.
 

Indecision turns every step into a crossroads.

*
 
El observador comprende cuando escucha la trama argumental del paisaje.
 

The observer understands when he listens to the plot of the landscape.
 


Romeros digitales en el Camino de Santiago; peregrinos musculosos con equipación deportiva, publicidad en el casco y todo tipo de artilugios tecnológicos.

 Digital pilgrims on the Camino de Santiago: muscular pilgrims with sports equipment, advertising on their helmets and all kinds of technological gadgets.

 *

Ítaca y el impulso del viaje. No la meta sino el recorrido.

 Ithaca and the momentum of the journey. Not the goal but the journey.

 *


 Se enamoró en plena escalada de la cara norte. Cota 2570. Músculos y nervios repetían que iba por buen camino.
 

He fell in love while climbing the north face. Elevation 2570.  Muscles and nerves repeated that he was on the right track.
 
*
 
Sin regreso el viaje es estéril.

 Without a return trip, the journey is empty.

 *
 
Empleaba la lentitud del sedentarismo en diseñar rutas marítimas con olas fijas.

 He used the slowness of sedentary life to design sea routes with waves that never moved.

 *

 
De algunos viajes vuelven otros.

 From some trips someone else returns.

 
*
 
El exilio. Un bosque de árboles trasplantados y especies exóticas.

 Exile: a forest of transplanted trees and exotic species.

 *
 
“Me gusta avanzar con paso firme”. Dijo frente al silencio de los acantilados.

 "I like to move steadily forward," he said facing the silence of the cliffs.

*
 
Perseguir la estela del yo. Ir más lejos. Hacia dentro.

 To pursue the wake of the self, go further – inward.

*
 
Ser testigo en el viaje de una realidad proteica, con haz y envés, ajena a la senda amañada del turista.

 Witnessing a sheltered reality on the journey, both front and back, far from the tourist's rigged path.

 *

Antes de partir se apunta a un taller literario sobre el arte de novelar. Los recorridos aproximan pormenores reales y ficción.

 Before leaving, he takes part in a literary workshop on the art of novel writing. The tours bring together real and fictional details.

*
 
El trayecto largo altera la identidad. La imagen en los espejos del hotel nunca es fiel al original.

The long journey alters identity. The image in hotel mirrors is never true to the original.

 


domingo, 17 de agosto de 2025

A PUNTO DE VER (TEORÍAS DEL HAIKU)

A punto de ver
José Luis Morante
Prólogo de Susana Benet
Polibea Editorial
Madrid, 2019


TEORÍAS DEL HAIKU
 
 
El haiku teje en silencio, sin dogmas; cuando la poética se aleja de la emoción se refugia en el laboratorio.
 
 
Quien siente una arbitraria mutilación del paisaje cuando cierra los ojos, no mira hacia dentro.
 
 
Leo a San Juan de la Cruz. Percibo en el volar del haiku las cinco condiciones del pájaro solitario: va a lo más alto, no sufre compañía, pone el pico al aire, no tiene determinado color y canta suavemente. 
 
 
La sobriedad del esquema verbal contrasta con su riqueza perceptiva y su capacidad creadora de geografías imaginarias.
 
 
El tacto de las palabras recuerda la presión indecisa que muestra la mano de un niño. Cuando sale a la calle camina entre agarrar y soltar.
 
 
Cada silencio es un potente generador de sentido.
 
(A punto de ver, Polibea Editorial, Madrid, 2019)