jueves, 18 de diciembre de 2025

AFORISTAS 2025 (Entrevista de José Luis Trullo)

AFORISTAS 2025
Dirección y coordinación: JOSÉ LUIS TRULLO
Edita: Cypress Cultura
Sevilla, noviembre de 2025 

 

Entrevista de JOSÉ LUIS TRULLO (Fragmento)

 1.      ¿Cuándo empezó su relación con el aforismo y cómo ha ido evolucionando a lo largo del tiempo? 

  No soy un adelantado; ratifico el lugar común de que el aforismo es curva pronunciada del camino de madurez. Hubo un tiempo de convivencia liviana, casi inadvertida. Como esa relación, civilizada y cortés, que mantienen los vecinos que comparten, de cuando en cuando, conversaciones de ascensor. Empecé a escribir con ánimo de publicación a mediados de los ochenta y la poesía asumía entonces el papel de protagonista principal. Gracias a ella llegué a la obra de autores que también escribían brevedades, como Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Carlos Edmundo de Ory, José Ángel Valente…

  Ya en la amanecida digital, en la primera década del siglo XXI empiezo a escribir textos concisos de forma habitual. Muchos son borradores desechados. Otros aparecen en el cuaderno Sueltos, editado en 2007. Mi apertura aforística es Mejores días (2009) y con él abro una etapa de absoluto compromiso con el género, tanto a nivel teórico e investigador, como a nivel práctico que, felizmente, perdura. En casa, la brevedad es continuo alboroto. Un sostenido picotear en los estantes de la biblioteca. Releo mucho a autores clásicos, pero también a mis coetáneos. 

2.  Su aforismo posee un perfil propio muy marcado, en el que el concepto se viste de un ropaje poético muy característico. ¿Qué influencia ha tenido su práctica poética en su cultivo del género breve, y cómo ha influido (si lo ha hecho) el aforismo en su quehacer lírico?

    Entre la poesía y el minimalismo conciso no hay lindes claras; son evidentes las zonas de intersección. Tiene usted razón; mis aforismos buscan un ropaje poético a las ideas, fruto tal vez de los magisterios que han fortalecido sus contenidos. Ser poeta aporta un enfoque designativo, una manera de mirar y entender. La poesía transciende la realidad, sondea el más allá de lo aparente. Y el aforismo participa de la misma pulsión. Los dos son escrituras ascendentes. Buscan cotas del camino ontológico y escalan. Del pensamiento conciso toman mis poemas la precisión, la sobriedad de la palabra, la limpieza expresiva de las ideas y los motivos recurrentes centrales: la sociología de las relaciones humanas, el transitar del tiempo y el análisis de la identidad. El aforismo enseñó al jardín lírico la importancia de las labores de poda.

 3. ¿Coincide con quienes tildan el auge del aforismo en nuestro país como una moda pasajera, alentada por las redes sociales? Y si disiente de este dictamen, ¿a qué atribuye dicho auge?

 El futuro del aforismo desconoce la ropa de entretiempo; su oceanografía está despojada de contingencias personales y de caprichos algorítmicos. Es una estrategia cognitiva que alienta la introspección y la hondura, el viaje interior hacia el ser, no hacia el estar. La textura del aforismo no depende de la temporada climática. No mendiga ocurrencias digitales. Es reflejo de una tradición que aglutina un abrumador legado de pensadores y civilizaciones. Es verdad que las redes han facilitado el vuelo libre de la brevedad; pero como escribe Ramón Eder el aforismo tiene una levedad inconmensurable. La gracieta, el chistecillo existencial y la frase solemne son escenarios deshabitados.

4. Los aforistas parecen, parecemos empeñados en encontrar antecedentes, maestros y precursores en el pasado con una fruición que para sí quisieran otros géneros, cuya obsesión más bien parece diverger, tal vez no de la tradición, pero sí de la generación inmediatamente anterior: ¿cuál puede ser la explicación a este comportamiento?

 El reconocimiento de las influencias a veces imita un surtido de mercadillo de barrio. Su eficacia es especulación más que realidad, al menos si nos atenemos a los magros frutos de las publicaciones que generaron. Si en poesía, los hijos de Borges son multitud inabarcable; en el aforismo los parientes -hijos, nietos, biznietos y tataranietos de Gracián, los moralistas franceses, Cioran y Nietzsche - conforman un árbol genealógico tan frondoso, que entierra en sombra el resto del jardín. El patrimonio lector es un quehacer a largo plazo; se necesitan muchos años de trabajo, soledad y paciencia; cualidades poco compatibles con la aceleración vital de nuestro tiempo y la enfermiza manía de estar al día. Es más habitual la lectura de las novedades de contemporáneos que la inmersión en títulos clásicos, lastrados a veces por su aire de ápoca. Hay mucha invención de precursores a espaldas del precursor, mucha moneda a cara o cruz flotando en aire...

 

 Entrevista completa en  AFORISTAS 2025, Págs 101-105



miércoles, 17 de diciembre de 2025

PARADOJAS

Convivencia


PARADOJAS
 
Los códigos cifrados.
El pájaro y la jaula.
La lluvia en los poemas.
El mar de tierra adentro.
La ceguera y los libros,
aquella afinidad entre mi padre y Borges.
La idea que cobija el borrador.
Esa ilusión etérea de las cosas reales.
Las rosas sin olor, las flores secas.
El tiempo y la quietud de cada instante.
La luz y el corazón de las tinieblas.
Los días que amanecen y no estás. 

martes, 16 de diciembre de 2025

INVENTARIO DE PASOS PERDIDOS

Parque del Retiro
(Madrid, 2025)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

APUNTES AL PASO

 
 
En cada viaje la vida es otra, un inventario de pasos perdidos.
 
Las placas de hielo de algunas ideologías  propician la conducción temeraria.
 
Heterodoxias del viaje: exiliados, ausente, trasterrados, temporeros, turistas…
 
Los desnortes son inevitables también en la amistad inteligente.
 
De cerca, la perfección se desactiva.
 
Esas opiniones que al ser expuestas levantan una colina de babel.
 
El método más eficaz de orientación es caminar hacia ninguna parte.
 
Cada calle tiene la espesura de una selva.
 
Tantos estímulos demuestran que el arte procede de la realidad.
 
En la amanecida, el autoengaño sigue ahí, como un dinosaurio.
 
En el último paso de cada recorrido está lo inacabado, esa incertidumbre que cobija el regreso.



lunes, 15 de diciembre de 2025

EL IMPOSTOR

Alguien dentro
Fotografía
de
Archivo Freepick

 

EL IMPOSTOR

 

Un sueño es la mitad de una realidad

JOSEPH JOUBERT

 

   Sin ángulos muertos. Se vio a sí mismo, en los meandros del sueño, prodigando actitudes insólitas. Cerró los ojos ante la imagen patibularia. Su comportamiento estaba lejos del molde de rigidez victoriana que se atribuía. Era un impostor. Debajo de la historia existencial permanecía el registro intacto de otra biografía. Necesitaba una purificación extrema. Sintió en el pecho la punta de aguja de la desolación.. Empezó por no respirar. Ahora sabe que solo cuando duerme retornan las cosas a su funcionamiento natural.


Cuentos diminutos


 

 

domingo, 14 de diciembre de 2025

ÁNGELES CARBAJAL. NOSTALGIA DEL CIELO

Nostalgia del cielo
Ángeles Carbajal
Editorial Difácil
Colección Prúa
Valladolid, 2025

 


LA VOZ DEL TIEMPO

 
  Ángeles Carbajal (Argüelles, Asturias, 1959), licenciada en Historia del Arte, es una voz lírica que impulsa un quehacer bilingüe en castellano y asturiano. Con amplia presencia en las principales revistas del norte, comenzó trayecto literario a principios de los años noventa, cuando el realismo figurativo se definía como la etiqueta crítica más consolidada. Su innegable impulso al ámbito lingüístico local, reconocido con varios premios, ha convertido a sus libros de poesía en asturiano en referentes para la reivindicación y consolidación del patrimonio cultural autóctono. De este modo, se suma a la poblada nómina de poetas en lengua asturiana que José Luis Argüelles compiló en su antología Toma de tierra (Trea, 2010).
   La bellísima edición de Nostalgia del cielo elige como texto inaugural un apunte lírico de Luis Rosales: “Donde puso el temblor la primera hoja”, tras un título de innegable sensibilidad estética. Son matices que anuncian un espacio de calidez y armonía, ajeno a la voz exaltada de la estridencia. La elaboración del poemario se define por el intimismo y la mirada reflexiva sobre las hendiduras de lo real. El pensar del yo poético focaliza el sentido del tiempo cuando llega el momento de los interrogantes capitales, esas preguntas que se instalan en cada amanecida y empapan lo cotidiano de melancolía. Procede vivir, caminar con el techo de una casa encendida, por donde siembran pasos los sentimientos.
   Un cálido recuerdo a Francisco Umbral impregna el epitelio de la composición de apertura, en la que encuentra sitio un emotivo aserto: ternura sin sentido. Más allá de la lógica está la lluvia de las emociones, el inadvertido patrimonio que humaniza y concede a la escritura su experiencia vital. Advertimos también en “Ternura sin sentido” la labor de poda de la poeta, su empeño en dibujar el temblor emotivo con un claro despojamiento formal. Los textos emplean para su indagación en los rincones de la memoria una parca cantidad de palabras. Queda así en la voz confidencial un lenguaje directo, intimista, cercano, pero capaz de convertirse en testigo de lo vivido. El poema traslada afinidades con una peculiar cámara fotográfica que retrata el pasado. El excelente poema “La casa del padre” explica bien el discurso elegíaco de las palabras y su capacidad de unir los trazos de la historia personal de la protagonista, ese rosario de anécdotas con ”Inviernos, pájaros, gestos que se alejan / como estelas de un planeta / que da igual que haya o no existido.”.
  Las composiciones de esta primera parte comparten el ambiente auroral del asombro; eran días de infancia y la mirada infantil guardaba dentro un reino misterioso de cosas que vivían fuera del tiempo, en un ambiente de plenitud, donde nada estaba contaminado todavía por la intemperie.
  El segundo apartado rescata la voz del poeta y aforista Carlos Edmundo de Ory: “Una mujer me lava las manos. ¡Ojalá no se sequen nunca ¡”. La cita da pie a una interpretación abierta, pero en ella cabe la necesidad de protección y el sentimiento de fragilidad que la conciencia siente en cada instante. Así se refuerza en la infancia la presencia materna, o se asume en la juventud asideros invulnerables como el amor. Son sensaciones que el tiempo contamina y poco a poco transforma en una larga cadena de incertidumbres. Los lugares de siempre se convierten en calles desnudas de recuerdos. Solo queda un leve anecdotario, el nombre de alguna librería, las horas en el aula, el eco de unos pasos y la piel indemne que esconde en algún pliegue la dulzura.
   La existencia está en manos del tiempo. Los ideales, esas aspiraciones de ser Ícaro, envejecen y convierten el vuelo en “íntima indigencia”, en un fresco caudal de melancolía, que abre los ojos a un futuro inconcreto y lejano. Todo va quedando atrás. Como esos lugares de paso de la autopista, como días sin historia, cobijando una extraña sed de aventuras, alumbrando las luces de una casa encendida que espera todavía, en el último reflejo del atardecer, la llegada de nuevos invitados. 
   En la poesía transparente y emotiva de Nostalgia del cielo de Ángeles Carbajal, el poema busca razones de vida. Se hace evocación y melancolía. Siente que sus pasos son volutas de humo que el aire dispersa, como inalcanzables espejismos, en el páramo blanco de la memoria. Las palabras se empeñan en entender si la ceniza guarda todavía esa pequeña luz que un día fuera lumbre.



JOSÉ LUIS MORANTE



sábado, 13 de diciembre de 2025

BAJO LA PIEL

Vivir por dentro

 

BAJO LA PIEL

 

 Tengo un hormiguero bajo el páramo triste de la piel. Sus pobladores trajinan intempestivos, sin preguntarse si alguien acudirá a rescatarlos. Un temblor continuo evidencia su vocación de recorrerme a diario. Completan el mapa de la memoria de mi decrepitud. Pago tributo, acepto, no hago drama; la queja pertenece a los débiles. Previsibles y oscuras, cobijadas bajo las escamas, deshojan las horas. Se agitan como un denso río sin sangre. Son trampantojo de una arteria empapada de negro.


Cuentos diminutos

viernes, 12 de diciembre de 2025

EXTRANJEROS

Nómadas
(Japón, mayo, 2025)



EXTRANJEROS

Solitarios o en grupo,
continuamente llegan hasta el foro.
Cada extranjero irradia
una fascinación inagotable.
Conmueve al residente
la palidez del rostro,
las ojeras que remarca la umbría,
la sonrisa fiable, el pulso firme,
los vestidos color de plata vieja
y el patrimonio de sucesos trágicos
que acumuló su errante nomadismo.
Da fe de su aureola
un hecho singular:
la nada que persiguen es la nada.

 ( De Ahora que es tarde, 1990-2020)




jueves, 11 de diciembre de 2025

APARICIONES

Contraluz
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

APARICIONES

 

   Como si necesitase propagar las nociones del miedo, la desastrada imagen regresa de improviso. Recuerda un destello diluido que va perdiendo intensidad. Hay en su gesto un estar apocado. Conjetura que estoy en ese tiempo en el que los fantasmas no son pesadillas sino compañía.



(Cuentos diminutos)



miércoles, 10 de diciembre de 2025

ELOY SÁNCHEZ ROSILLO. VENIR DESDE TAN LEJOS

Venir desde tan lejos
Eloy Sánchez Rosillo
Tusquets Editores
Colección Nuevos Textos Sagrados
Barcelona, 2025

 

CONDICIÓN DE POETA

 

   Quienes hayan seguido el recorrido poético de Eloy Sánchez Rosillo (Murcia, 1948) recordarán que su obra expande una travesía orgánica donde se yuxtaponen, sin estridencia, dos etapas: una primera, definida por la inclinación evocativa y el sentimiento elegíaco, y un segundo momento marcado por el canto y el tono celebratorio. El tramo inicial de escritura abarca las entregas Maneras de estar solo (1978), Páginas de un diario (1981), Elegías (1984), Autorretratos (1989), La vida (1996) y La certeza (2005). Son libros habitados por un protagonista verbal reconocible en sus rasgos y actitudes, próximos a la experiencia biográfica de quien escribe. A cada paso, los contenidos muestran una terca inmersión en el intimismo y en el fluir del pensamiento. En ellos se percibe la variedad de una evolución sin rupturas, donde la reflexión humanista y el epitelio emotivo funcionan como sedimentos orbitales. Así lo reafirma el autor en El sueño cumplido (2023), libro en prosa que recoge sus escritos sobre poética y sus entrevistas, al meditar sobre su condición de poeta: “El escribir poesía es para mí una manera de entender y de considerar la vida, de acercarme a ella y de confundirme con su sustancia: un ser y un estar. Y un destino hermoso como pocos, del que hay que hacerse digno asumiéndolo hasta sus últimas consecuencias”. 
   El segundo momento escritural germina ya en abundantes composiciones de La certeza, que puede considerarse un conjunto de transición. Aglutina los poemarios Oír la luz (2008), Sueño del origen (2011), Antes del nombre (2013), Quién lo diría (2015) y La rama verde (2020). Ahora se hace más evidente la voluntad de canto ante el patrimonio sensorial del discurrir. El viaje temporal de la existencia propicia la felicidad unánime de estar entre las cosas, de ser parte de su fervorosa plenitud y apacible armonía. No hay soledad en la intemperie de quien amanece a diario sino meditación ante el asombro de ser. En la claridad de lo inmediato se palpa una realidad benevolente, ofrecida como regazo y vínculo.
   En los poemas de Venir desde tan lejos (2025) parece abrirse un nuevo ciclo. No predominan la elegía ni el canto, sino una asumida disposición de la conciencia para aceptar el desbocado caminar del tiempo, la certeza de lo transitorio y la apacible consumación. La mirada interior se hace cumplimiento y aceptación, y se refuerza el trasfondo moral. Quien advierte en el espejo los laberintos de su periplo vital asume que el destino ha trazado un largo itinerario de vivencias. Advierte también que el ahora se aproxima, con sosegado andar, al lento atardecer. No hay resentimiento sino acuerdo pleno con el estar de la vida y su condición de andén transitorio. Hay una compenetración sin fisuras entre sujeto y entorno, como si hubiera una exacta correspondencia en el diálogo entre intimismo y territorio contingente.
   El abanico de tramas argumentales recobra algunos motivos recurrentes. Se percibe, por ejemplo en el poema “La herida”, un renacido homenaje al recuerdo paterno y al encuentro temprano con la ausencia y el desamparo, también presente, de forma más explícita, en el poema “Acerca del final”. El tiempo no ha cerrado esa “extraña herida que duele y da consuelo”, pero la sensación de lejanía ha mitigado el dolor y lo ha trasmutado en fortaleza y esperanza, mientras se deshoja la nostalgia, convertida en lección y conocimiento.
    Paso a paso, el sujeto verbal medita sobre la conciencia de ser y las enseñanzas de la edad. El ahora deja al protagonista lírico frente a sí mismo, con las coordenadas situacionales de estar en el centro de todo. La mirada es apropiación de colores y formas; en ella se cobija la claridad de lo vivido, mientras el pensamiento resguarda, como “centro sereno del asombro”, el pulso elemental de la existencia.
   El poeta es un maestro en construir impresiones y maneras de sentir; la observación se transforma en génesis y aglutina dentro las instantáneas exteriores. Quedan a resguardo esas sensaciones pasajeras que concede el transcurso del tiempo. Todo se hace trazo ingrávido y decurso interior, luminosas señales de quien está vivo: “La vida es esto: / tanta quietud moviéndose, / estar sin nadie y conversar con todo”.
   Eloy Sánchez Rosillo, en los poemas de Vivir desde tan lejos, atribuye al poeta el quehacer esencial de expresar la dimensión inefable de la existencia. El misterio que guarda en lo más hondo lo aparente. El necesario hilo de luz que una rendija guarda para empezar el día. 



JOSÉ LUIS MORANTE
 

 

martes, 9 de diciembre de 2025

TELARAÑA SOBRE BODEGÓN


 

BODEGÓN

 

   Marcia encuentra en el sueño una telaraña de besos  y llena de humedad su piel dormida. En mitad del silencio, extenso y claustrofóbico, Lena cuenta la avalancha de pasos que exilia inadvertida su memoria. Impregnada de polvo, una moneda reclama en el rincón la mano abierta y resucita el vuelo a cara o cruz. Una araña descifra el agujero que reabre la sombra en la pared. Pliegues de un bodegón que exigen cada día esa porción exacta de asombro y extrañeza.


(Cuentos diminutos)




 

lunes, 8 de diciembre de 2025

ESTÉRIL, LA TRISTEZA

Lejos
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

 

 
ESTÉRIL, LA TRISTEZA
 
Cuando la soledad se haga presencia
querrás acaso precintar un día
la estupidez de otros.
Te basta con sellar
las glándulas esquivas
que hidratan tus carencias.
Sin reproches, persiste en los trabajos
de amansar pan y sombras
que hagan del error una corteza.
Y comparte contigo
esa tristeza estéril, confidente,
que requiere en voz baja
la expulsión de la culpa:
al menos, lo intenté.   


        (Poemas del invierno)



domingo, 7 de diciembre de 2025

PASEO POR RIVAS

Día a día
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

PASEO POR RIVAS

 

Santiago, Borja y Mónica  son antiguos alumnos del IES Duque de Rivas con quienes disfruté la alegría del aula. Teníamos pendiente, después de tantos años sin vernos, un largo paseo por Rivas, culminado con una cervecita y tertulia. No es posible recuperar el tiempo perdido, pero es muy grato poner en la distancia cercanía. 

Nosotros: Pocos municipios han sufrido en un periodo de tiempo muy corto los cambios que ha experimentado Rivas-Vaciamadrid. ¿Te gusta nuestro pueblo?

 J. L. Morante: Si, es una ciudad esencial en mi vida personal, tanto en el trabajo (aquí he sido profesor  durante treinta años), como en mi literatura porque aquí se han editado mis libros y he  impulsado, con algunos amigos, una buena cantidad de proyectos literarios.

 N: Como profesor de Historia, ¿Le apetece comentar cómo está la política actual? 

J.LM.-Sencillamente da miedo, que líderes tan calamitosos dirijan el destino de millones de ciudadanos pone frío en el corazón. Es chocante además que Europa se repliegue en sus divisiones internas en vez de emerger como potencia económica capaz de contrarrestar la indigencia política norteamericana, el matonismo ruso o la negación de derechos humanos elementales en otras zonas en conflicto. Mis opiniones personales no cuentan mucho, pero el giro a la extrema derecha de buena parte de la juventud me resulta doloroso e insólito. Es una edad mágica, proclive al triunfo de ideales y utopías. 

N: ¿Sigue llegando cada día a su casa un libro nuevo? 

JLM: Sí claro, las buenas costumbres no deben perderse en el tiempo; así que sigo ignorando el móvil en lo posible y sigo con la incansable compañía de los libros en papel. Mis hijas se empeñan en regalarme no sé qué cosa que contiene mil libros reunidos, pero no sé vivir sin el olor de la tinta, los dibujos de cubierta, las anotaciones a pie de página, los apuntes a lápiz…Es verdad, mi casa está llena de libros; apenas caben, pero ninguno sobra.

 N: ¿Los antiguos alumnos de ahora son distintos?

 JLM: Creo que soy yo quien mira alrededor con otros ojos. Rivas se ha masificado muchísimo, el precio de la vivienda se ha encarecido de forma exagerada y los impulsores de la vida cultural son otros. Yo participo muy poco. También es evidente que los jóvenes prefieren otras formas de ocio, pero yo sigo empeñado en alentar una formación humanística, en ser coherente con contenidos y valores… Y quiero creer que la esperanza está ahí y que hay que darle alas, para que vuele.

N.- Cuáles son sus ocupaciones actuales?

JLM.- Trabajo algunas reseñas comprometidas y los libros de poesía siguen inundando mi mesa; aquí están las novedades de algunos aforistas clásicos y contemporáneos…

 N: ¿Y qué lecturas nos recomendaría a nosotros?

 JLM: Lecturas atemporales, que no dependen de las modas cinéfilas o de la publicidad editorial. Siempre hay que volver a libros que nos reciben con las manos abiertas: Cuento de N, de Charles Dickens, Proverbios y cantares, de Antonio Machado, y seguiría con El Principito, La metamorfosis… Pero no quiero cansaros más, solo daros las gracias por esta conversación tan grata.

 

sábado, 6 de diciembre de 2025

VIVIR DE OÍDAS

Interiores
Fotografía
de
Adela Sánchez  Santana

 

DESDE LA VENTANA

 
Esos amigos que parecen puzzles en los que no encaja ninguna pieza.
 
Un anclaje en el agua.
 
Queda la versión íntegra de su historia personal. Nada con un fondo gris.
 
Solidaridad de papelera, que deja sitio de inmediato a todo lo que sobra.
 
El topo defiende la semejanza cromática.
 
Solo percibe las palabras propias. Las voces ajenas son ruidos abruptos.
 
Me dedicó en seis meses tres adjetivos, dos adverbios y cuatro preposiciones. Un despilfarro austero.
 








































































































































































































































































































































































viernes, 5 de diciembre de 2025

FÉLIX MARAÑA. VIVIR ENTRE COMILLAS

Vivir entre comillas
Félix Maraña
Prólogo de Javier Martín
Plaquette de Poesía, nº 60
Ediciones Búho Búcaro
Madrid, 2025 

 

ARTESANÍA VERBAL

 
   El volumen El bosque no es un árbol repetido, editado con escueta belleza por el sello editorial madrileño Huerga y Fierro, fue mi primer paso para recorrer el itinerario creador de Félix Maraña (León, 1953), poeta, periodista y editor que ha desempeñado un inagotable quehacer en los periódicos del grupo Vocento y en la gestión cultural del País Vasco. No niego, por tanto, que he llegado muy tarde a su lectura, por más que la cafetería digital de Facebook nos haya hecho tertulianos habituales. Ahí está su arranque lírico en 1981, cuando amanece Ataduras de la noche y aquí respira mi voluntad de recuperar el tiempo perdido – por más que mi mesa de trabajo muestre un rimero de lecturas pendientes e imposibles compromisos.
  El aspecto formal de Vivir entre comillas merece por sus cualidades un intervalo reflexivo. Con renovada ilusión y gusto subjetivo singular, la estela de plaquettes de Búho Búcaro, que empujan, alientan y diseñan Pilar S. Tarduchy y Óskar Rodrigáñez, elige como cubierta una caricatura del autor, dibujada en 2024 por Iván Tamayo. Debajo, un hermoso subtítulo nerudiano: Veinte poemas de amor y otras canciones sin fecha. No es el único regalo sensorial de los editores. Se reproducen también una viñeta en blanco y negro realizada por Joaquim Aubert Puigarnau “KIM”, de 2008, y otras con líneas de Concetta Probanza, Javier Etayo e Iván Tamayo, que quitan seriedad al meritorio currículo del escritor, tan justamente premiado y reconocido por su espíritu de tolerancia y la incansable labor integradora.
 El cantautor de Pamplona Javi Martín añade como prólogo un apunte afectivo con voz directa y textura sentimental. El introito deja sitio a una selección poética que refuerza la plenitud expresiva y la fuerza comunicativa del yo poético. Habla un sujeto hecho al compromiso crepuscular, la voz crítica y el recorrido por los desalientos de la actualidad diaria. Como escribe el autor: “un soplo en la conciencia del mundo; una leve incisión en el jeroglífico del tiempo”. De este modo, se van sumando poemas de gozosa diversidad sobre la condición existencial, o temas que salen al paso en la intrahistoria variada de la vida social: la pena de muerte en USA, la condición transitoria, los asuntos contables del calendario o el deambular cansado de la esperanza, ya con frío en la musculatura.
  El avance de la  plaquette permite la respiración remansada de otros retratos visuales, trazados por Jorge Oteiza, Jaime Capdevilla, Menta, Javier Mateo Hidalgo, Jesús Zulet, Adolfo Luzuriaga y José Antonio Fernández. Igualmente, se van acumulando dedicatorias personales que abren la ventana al paisaje de afectos de Félix Maraña.
  Queda subrayado que el poeta tiene una sorprendente capacidad tonal para variar registros y utilizar formatos clásicos que alternan con composiciones en verso libre. El poeta es un artesano de las formas. Una voluntad literaria que se apropia de la fuerza expresiva de la poesía para recolectar un puñado de intenciones y certezas. El devenir vital es un asunto serio que no elude erosiones y pérdidas y la conciencia fuerte de que todos estamos en tránsito. Así lo ratifica el soneto final expuesto en la contracubierta y dedicado a la memoria del cantautor extremeño Pablo Guerrero. Somos polvo; la primavera pasa. Guardamos dentro una condición transitoria, ceniza que aventará el viento del olvido. Así que corresponde vivir entre comillas, dar testimonio de una sensibilidad meditativa y humanista, incisiva e irónica que siembra en el poema fragmentos de vida, las notas pensativas de una canción de autor.

José Luis Morante




jueves, 4 de diciembre de 2025

LUGARES DE EXTRAÑEZA

Yacimiento de las Cogotas (Ävila)
Fotografía
de
Rubén Sánchez Santana

 


 LUGARES DE  EXTRAÑEZA 

   Tras el pavimento de la calzada comenzaba la ascensión hacia un sitio de inane arquitectura. Allí el cielo era líquido, las aguas nunca tuvieron otro color que el ocre de la tierra, los árboles abrevaban en  secos ribazos y los caminos expandían distancias hacia laberintos invisibles. Formas y contornos solo guardaban las caprichosas reglas que dictaba el azar. Eran signos sombríos. Abrumaban a los contados viajeros y acentuaban la urgencia de partir.  Nadie planta el umbral de su casa en la extrañeza.


 Fuera de guion. (Casi cien microrrelatos)

Editorial Lastura, 2024

 

 

 

miércoles, 3 de diciembre de 2025

PRIMER CAFÉ

Olor a vida
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

VIAJEROS SEDENTARIOS

Pizca de brisa
mientras el estornino
vuela por mí.
 
Parcos recuerdos
rozan la piel del día.
Formas en fuga.

Se fue la lluvia.
Casi veloz, con prisa,
el caracol.

   (Del libro Viajeros sedentarios, 2025)




lunes, 1 de diciembre de 2025

PAUL CELAN. MICROLITOS

Paul Celan
(Chernivstsi, 1920-París, 1970)

 

MICROLITOS

 La elocuente propensión al silencio del amanecer llenó de escarcha los tejados. Dentro de la buhardilla todo adquiere un tono menor, una apariencia mansa de sigilo e introspección, como un microlito de Paul Celan. “Microlitos. Mínimos guijarros arrastrados por el cauce existencial que erosiona y disgrega”. Así define el poeta rumano Paul Celan (Chernivstsi, 1920-París, 1970) sus aforismos y breves en prosa, una miscelánea que hace de la fragmentación y lo disperso una reflexión verbal. Es conocido el copioso diálogo que el quehacer intelectual de Paul Celan mantuvo con la filosofía, el psicoanálisis, la tradición religiosa judeocristiana y su acercamiento a distintos ámbitos lingüísticos centroeuropeos. Así forjó una obra singular en la que que tiene un largo recorrido la angustia existencial, el incansable absurdo del devenir diario, la preocupación metalingüística y las paradojas de la comunicación entre el ser y la nada. Buena parte de los aforismos recogidos en esta obra son pálidas virutas de taller, frases sueltas que fuera del contexto adquieren un sentido difuso. Aunque de cuando en cuando salte el destello capaz de iluminar un pensamiento. Las prosas narrativas del pensador aportan como tema principal la metapoesía. Quien escribe camina por la razón de ser de la escritura pero no como problema conceptual sino como actitud diaria que se entreteje con la letras escrita de los días. De ese estar que despliega en el trayecto existencial el caminar fugaz de las palabras tratan los poemas de “palabras nuestras”. Sonidos claros que se abre a la realidad o dan voz a los sueños, secreta música donde habitan las horas en los hilos del tiempo..



domingo, 30 de noviembre de 2025

AFORISMOS DEL NO ENTRAR

Clausura
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

AFORISMOS DEL NO  ENTRAR
 
 
En la madurez las distancias que nos separan de antiguas amistades miden más.
                  
 
Tiene un apetito voraz que equilibra, tras la comida, con su parca contribución en el pago.
 
Acomete tareas de reparación; ha comenzado por su inteligencia.
 
Con el tiempo, aquella casa adquirió la hospitalidad de un osario.
 
Los andenes ferroviarios son espacios ambiguos e imprevisibles en los que se respira la quietud de la ausencia; nadie sabe quién se va o quién se queda.
 
Los minimalistas dogmáticos tienden a confundir el haiku con un cantar de gesta.
 
Hay escritores que en cada libro se definen como palabreros aficionados.
 
Los que mienten consiguen interpretaciones magistrales.
 
La amnesia aporta tranquilidad a la respiración de los recuerdos.


(Mejores días, 2009)



 
 

sábado, 29 de noviembre de 2025

JUAN ANTONIO MORA RUANO. DIOSES EFÍMEROS

Dioses efímeros
Juan Antonio Mora Ruano
Prólogo de Guillermo Fernández Rojano
Editorial Corona del Sur
Málaga, 205

 

UN ÁRBOL DE VOCES 


   Guillermo Fernández Rojano (Jaén, 1957), Doctor en Filología por la Universidad de Jaén, profesor universitario, profundo estudioso del legado poético de José Viñals e impulsor de una travesía creadora que tiene su primera entrega en 1981, tras el viaje crepuscular del ideario novísimo, hace de la materia verbal una cala meditativa sobre la ontología del sujeto, desde un enfoque crítico, nihilista, y ajeno a cualquier conformismo burgués. El reconocido poeta andaluz es el encargado de escribir la introducción del poemario Dioses efímeros de Juan Antonio Mora (Andújar, Jaén, 1950), que cuenta en su presentación formal con la ilustración de cubierta e interiores de Rafael Toribio.
   La apertura de Guillermo Fernández Rojano advierte, de inmediato, de las mareas interiores que alientan la pulsión literaria de Juan Antonio Mora: la denuncia constante de un sistema económico y político desapacible, que solo genera riqueza y prosperidad en unos pocos a partir de la explotación de la mayoría y de la esquilmación sistemática del entorno natural y el patrimonio de sus recursos, y la necesidad de no ceder al derrumbe ético y hacer de la poesía resistencia, una forma de ser y de salir al día. Son dos motivos básicos que, con los habituales matices expansivos, han fortalecido una suma de entregas profundamente emocional y cercana. El poeta de Andújar singulariza una manera de habitar el poema que el poeta, ensayista y crítico Alberto García Teresa ha denominado, con precisa argumentación: “Poética de la claridad”. En este poner sobre la mesa las cosas claras colabora un suelo argumental que reitera componentes: la ciudad, las relaciones personales, el amor, las hendiduras de la memoria, la denuncia crítica ante los desajustes sociales y el desasosiego existencial.  Frente a esos dioses efímeros que se ofrecen como tablas de salvación en el naufragio, y siembran falsas esperanzas, desde la religión, la riqueza, o el consumo, la poética de Juan Antonio Mora se hace lumbre revolucionaria; los poemas convierten al sujeto verbal en un árbol de voces contra la injusticia que no se resigna al silencio; que participa en esa senda del nosotros. Vivir es trasiego diario en vigilia y búsqueda de un horizonte de esperanza.
  Como en libros anteriores, y de modo especial en las entregas El corazón del mundo (23023), Los sitios del dolor (2024), La ciudad y yo (2024) y El delirio de la palabra el poeta concede una gran importancia al pensamiento de los demás. Y emplea como estelas pensativas citas de abundantes autores del canon: Pascal, Pasolini, Tomás de Aquino, Agustín de Hipona, Francisco Umbral o de escritores cercanos a su entorno afectivo como Jorge Riechmann, Juan Carlos Mestre y Ricardo Virtanen, quien aporta un buen puñado de aforismos.
   Desde la necesaria orilla de lo emocional, tan evidente en la dedicatoria: “A Charo siempre y a mi hijo adorado”, con la estrategia expresiva del poema conciso, y con clara tendencia al decir lacónico del aforismo, la voz de Juan Antonio Mora escribe como composición de entrada “primer esbozo” (Canto inútil)”, el personal homenaje del poeta a las víctimas de la dana; los versos iluminan los claroscuros de tragedia  y muestran el dolor que intensifica la impotencia. Solo ante esa estela de delirio que busca esperanzas en la nada, las palabras muestran las obsesiones de la escritura para desplegar interpretaciones sobre la existencia, porque para el autor, los verdaderos poetas son aquellos que no les incomoda la verdad, cuando sufren la inestabilidad frágil de la vida; las dimensiones de un entorno que rebosa incertidumbre y arrincona a los pobres con una bochornosa especulación incesante.
   Queda el amor como un sueño revolucionario que da fuerza y compañía. Que da sentido a la  actitud indagatoria del sujeto que recorre un sendero de reflexión y utopía. El enamorado, convertido en observador y testigo del discurrir existencial, hace de la amada una fuente de luz, un símbolo de justicia, libertad y sueños en vuelo. El conjunto de poemas de Dioses efímeros, en su desnudez, comparte una sencilla cimentación formal. Afronta desde la soledad un nítido esfuerzo personal por hacer de la confidencia subjetiva una superación de carencias y una reflexión humanista. Quedan las incisiones de un horizonte verbal, ajeno a cualquier molde marcado por un ideario estético de rehumanización y compromiso.
   Juan Antonio Mora en la fertilidad incansable de su madurez literaria, redobla en los poemas de Dioses efímeros su confianza en la palabra como refugio del superviviente. Nunca se doblega a la triste respuesta del silencio. Cruza de nuevo el puente entre escritura y vida para fortalecer la cercanía del sujeto literario y su cálida fraternidad.. Nos queda el todavía, ese camino donde busca regreso la esperanza.

JOSÉ LUIS MORANTE





viernes, 28 de noviembre de 2025

EL GORRIÓN

La buena compañía
Fotografía
de
Internet



EL GORRIÓN
 
 
Nómada todavía
en la ladera azul del horizonte,
el gorrión acampa
junto al césped maltrecho
que guarda mi sombrilla.
Alzo curioso el párpado
y más allá de mí
el pico engulle
un cómplice silencio sensorial.
A resguardo, las alas
se remansan,
suturan un paréntesis fugaz;
los pliegues del plumaje
son destellos de sol sobre los hombros.
 
Cumplida la tarea,
se adentra en lo distancia
la renacida alquimia de voluntad y vuelo.
Pone tildes el aire
en las vocales de un lugar perdido.
Sin pronunciar palabras,
queda en el surco abierto
del testigo el rumor apacible
de lo que permanece;
el tanteo frugal 
que cobija la ausencia.
 
Después, todo retorna;
es alegría intacta la lumbre del comienzo.
Otra vez, solitario,
vuelvo al libro y perdura
en el opaco limo del poema
ese punto de quiebra de otro vuelo,
el reclamo oferente de una miga de pan.


     (Del libro Nadar en seco, 2022)



jueves, 27 de noviembre de 2025

CAMINOS

Sierra de Gredos
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

CAMINOS

 

   A resguardo, desgajado del blanco de la cordillera, un pueblo de granito, con habitantes mudos, vive la calma estacional del invierno. Solo los que se pierden, ateridos de sed y de cansancio, merodean sus calles. Buscan el desvarío de ser ellos, mientras dispersan pasos por la azarosa distancia de itinerarios invisibles.  Al atardecer, las manos frías abren la puerta al mismo azar.

 

(De Cuentos diminutos)

 

 

 

miércoles, 26 de noviembre de 2025

MANUEL FERIA. NIDOS EN EL AIRE

Nidos en el aire
Manuel Feria
Prólogo de Manuel Pérez Antolín
Cubierta e ilustraciones interiores "Fanega"
Diseño y maquetación: Irene Antón Canalis
Autoedición en Gráficas Sabater
Canarias, 2025

 

NIDOS EN EL AIRE

  
  En 2023 buscaba sitio en la mesa de novedades literarias la antología El río de la perplejidad, primer balance de conjunto de la obra aforística de Manuel Feria (La Laguna, Tenerife, 1949). Era un muestreo altamente representativo, realizado por Javier Recas Bayón, el mejor teórico del minimalismo sapiencial en castellano. El estudioso apuntaba que el catedrático universitario de Farmacología y apasionado cultivador de la brevedad era un cultivador de madurez, por lo que sus fragmentos reflexivos compartían experiencia vital, sociología impregnada de un escepticismo benevolente y una perseverante claridad expresiva en la materia textual con frases directas, despojadas, de alcance inmediato. Así habían tomado vuelo las entregas Verlas venir (2015), En ascuas (2017) Diccionario imaginario de un irónico (2018) y Fe de vida (2023). A esas autoediciones se incorpora, casi en el cierre de año, Nidos en el aire (2025), un conjunto de aforismos prologado por Mario Pérez Antolín (Stuttgart,1964), un referente plural del género, como poeta, aforista y antólogo, con reconocimientos como el Premio Internacional Juan Gil-Albert de Escritura Aforística.
  La nota introductoria recuerda algunas constantes del autor canario: ”Agudeza, ingenio e ironía”. Son sustantivos de fuerte carga semántica en el panorama de la expresión concisa: la agudeza define la capacidad de sondear relaciones y dar hondura a lo episódico, junto a la capacidad de comprender con claridad los significados polivalentes. La ironía en literatura es un recurso de impacto por el que el lenguaje crea efectos sorpresa o formula críticas con benevolencia, evitando ridiculizar situaciones y personas, mientras el mensaje adquiere definición de cauce. Por último, el ingenio resalta el enfoque subjetivo, el pulso personal del yo singular cuando airea opiniones, enalteciendo la libertad de pensamiento y la autoridad moral.
   Tras la breve y acertada  entrada de Pérez Antolín, que sugirió también el aserto del título, Manuel Feria abre un capítulo de agradecimientos a quien denomina, con cálida ternura, el “equipo médico habitual”. Es el cercano núcleo que ha logrado dar un reconocible molde formal a cada paso del trayecto para que la salida de imprenta alumbre hermosos ejemplares estéticos: las ilustraciones de Antonio Mauro García “Fanega” (La Laguna, 1952) y el cuidado tratamiento artesanal de la diseñadora y maquetadora Irene Antón. Fruto de esa sintonía estética común, la publicación Nidos en el aire enaltece el buen gusto y lo convierte en signo identitario.
   Manuel Feria escribe “la reflexión es un ave que anida en el aire”; por tanto está marcada por la levedad y lo transitorio, por el tono menor de la introspección. No hay certezas sólidas sino enfoques, efímeros indicios rasgando el horizonte, desperdigados por la superficie, finita y cambiante, del transitar por lo cotidiano. Desde la confidencia, los textos, con su mínima plenitud, ponen cerco a la curiosidad y amplian la mirada a sujeto y entorno. En esa contemplación afectiva prevalecen dos itinerarios básicos: en el primero, se rastrea el viaje interior sobre la existencia, capaz de discernir la complejidad del ser humano: “Mi pasado se llama oscuridad. Mi futuro comparte el mismo nombre. Mi existencia: un destello de luz imperceptible”. La otra veta esencial en el laconismo de Manuel Feria es la percepción de la realidad, ese espacio abierto que aglutina detalles y curiosidades; que sirve de geografía habitable a las relaciones con el otro,  y que deja un cohesionado mensaje de emociones y pensamientos sobre la convivencia. 
  A lo largo del tiempo, el compromiso con la realidad prodiga efectos sobre la conciencia y describen, con lenguaje sutil y delicado, la experiencia existencial. Los apuntes mínimos tantean el aire. Cambian de dirección, alientan el papel de la búsqueda. Picotean: “Degustar los aforismos como beben las gallinas, levantando la cabeza a cada sorbo” y buscan la razón de escritura que formule una breve teórica de lo conciso: “Un aforismo nunca es una respuesta, pero siempre debería ser una pregunta”; “Escribir no es mucho más que confesar una desazón”, “Para no decir nada, verborrea, para decirlo todo, aforismos”.
   Nidos en el aire insiste en conceder a Manuel Feria el perfil de un solitario conciso, alejado del engarzamiento generacional. Un aforista, pleno de intuiciones, que prefiere el margen editorial y la ubicación a trasmano antes que la algarabía del redoble, con presentaciones, encuentros con la crítica o entrevistas en medios digitales. Un autor reflexivo, dispuesto a que sus aforismos abran las aguas a nuevos hallazgos con inasequibles brazadas, con el musculoso impulso de la lucidez y el frescor incisivo del nadador de fondo.

JOSÉ LUIS MORANTE






    



martes, 25 de noviembre de 2025

ENCUENTRO


 
ENCUENTRO

 
Aquel día gozaba de la lluvia
bajo la espesa fronda de un parque solitario
y tropecé conmigo.
Miré mi rostro
con curiosa sorpresa;
me hallé un poco más viejo, más cansado,
abrumado quizás
por un escepticismo prominente y asiduo
y una antigua tristeza
palpable, aunque recóndita.
Sentados en un banco prodigamos
leves toses, murmullos,
dilatados silencios y miradas furtivas.
El tiempo parecía detenido,
hasta que una acuarela de ceniza
ensombreció el crepúsculo.
En tanto se alejaba,
una temprana rosa depositó en su sitio
efímeros instantes de belleza
que, de común acuerdo, ambos no vimos.
Respiré hondo;
todos sabéis qué indecible fragancia
emana de la tierra cuando llueve.

    (Antología Ahora que es tarde, 1990-2020)




lunes, 24 de noviembre de 2025

EL LECTOR DE FRANZ FAFKA

Franz Kafka
(Praga, 1883-Kierling, Austria, 1924)

 

Kafka y yo

 

   Leo a Kafka con frecuencia alevosa. Para entender el mundo. Para entenderme yo. Sé que el absurdo forma parte de lo cotidiano y hay que respirarlo con sosegado conformismo, sin apremio, sin pánico. La situación política, la idiocia judicial y su retaguardia militante, los asesinatos y la barbarie fundamentalista, los atentados contra la dignidad y la beligerancia de quienes manosean el sentir colectivo en los medios de comunicación son atajos que  llevan a Kafka. La biografía del escritor parece disentir de su obra. Fue un modesto judío de Praga cuyo itinerario vivencial estuvo regulado por una rutina funcionarial que no puede interpretarse en clave literaria. Sus relaciones con los demás fueron pobres, como si permaneciera en el umbral del otro, o detrás de un cristal que asegurara su confinamiento. El escritor personifica una interioridad aislada que, sin embargo, observa el entorno con profundo interés. Lo que sucede fuera desconcierta. El azar diario legitima el absurdo. Por eso leo a Kafka.




domingo, 23 de noviembre de 2025

LA SOLIDEZ DEL HUMO

Laberintos
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

 
*
 
Soy un prófugo obsesivo; me gusta huir conmigo.
 
*
 
En el núcleo germinal del poema todo lo que está fuera de plano.
 
*
 
Dentro de aquella tertulia literaria se hablaba el mismo idioma, el de un bosque de cactus.
 
*
 
Prisa por vivir. Quería llegar a tiempo a la inexistencia.
 
*
 
Biografías completas obstinadas en hacer del yo un lugar único.
 
*
 
También la sed se queda huérfana.
 
*
 
Me gusta oír esos silencios rotos, desgarrados por más silencios.
 
*
 
Nunca enmascaro mi experiencia bélica; está llena de batallas perdidas.

(las voces de noviembre)




 

sábado, 22 de noviembre de 2025

UN TEDIO DE LIBROS. JOSÉ MARÍA FONOLLOSA

José María Fonollosa
(Can Tunis,  Barcelona, 1922-Barcelona, 1991)
Ciudad del Hombre




RESACA


Soy un tedio vulgar lleno de libros.
Petrifico mis horas
entre conspiraciones de salón.
Me gusta escuchar jazz
por el temblor dormido
que sostiene su música.
Tengo un amigo o dos;
qué multitud formamos
si compartimos juntos
algún desdén festivo y amarillo.
Adquirí la costumbre
de prodigar latidos
como si repartiera recompensas.
En otra vida amé
y un leve roce
me trastocaba la fisiología.
Aparento deseos
cuajados de grandiosa intensidad.
Son raros los difuntos que acreditan
tanta fulguración y lozanía.
Soy un muerto ejemplar:
no merece la pena suicidarse.

        (Antología "Ahora que es tarde", 2020)