Jornada Laboral (Rivas Vaciamadrid, enero, 2025) Fotografía de Adela Sánchez Santana |
martes, 4 de febrero de 2025
PISOS TURÍSTICOS
lunes, 3 de febrero de 2025
ANTONIO MACHADO. LIGERO DE EQUIPAJE
Antonio Machado (Sevilla, 1875-Colliure, 1939) |
Antonio Machado y la poesía del “grupo de Escorial”
Araceli Iravedra
Biblioteca Nueva, 2001
El magisterio de A. Machado en el discurrir de la década se consolida, junto al de otros nombres de la generación del 98, como Miguel de Unamuno. Alcanza su apogeo en el homenaje de Cuadernos Hispanoamericanos, una iniciativa de Luis Rosales que conmemora el décimo aniversario de la muerte con un número doble. Todas las colaboraciones inciden en un enfoque similar al del grupo escorialense, salvo la de Eugenio de Nora, quien reivindica al sujeto verbal machadiano como portavoz de afanes colectivos.
La indagación aporta también cómo se concreta en el proceso evolutivo de cada trayectoria la recepción de influencias y concluye que, junto a los abundantes rasgos textuales (dedicatorias, citas, niveles léxicos e intertextualidad), Machado ejerce como modelo idóneo para el desarrollo de una lírica intimista y confesional que hace patente la dimensión existencial del lenguaje; cada verso es eco de un latido. También comparten con el maestro noventayochista la querencia por el verso que mana de lo popular, con ecos del romancero y de la tradición oral y un similar repertorio temático, sobre todo referido al tratamiento del paisaje.
En el acontecer de la autarquía se buscan raíces y el aire de familia de los predecesores. La maniobra requiere la suma de herencias desgajadas por la guerra civil; con esa voluntad se gesta el episodio de Escorial. El ensayo de Araceli Iravedra proporciona un amplio cuadro contextual de ´la anexión del grupo a un magisterio, cuya voz es palabra en el tiempo, aguja de navegar para voces futuras.
domingo, 2 de febrero de 2025
ALCANTARILLAS
Hedor fotografía del archivo Istockphoto |
ALCANTARILLAS
una rata furtiva
que no aparta su miedo
del resplandor lineal de las linternas.
Cerca suena un golpeo monocorde
en el que cada gota
parece dejar sitio a la siguiente.
Igual que pulsaciones
de una sístole histérica.
Su percusión restalla y contagia humedad
al manchón de los muros.
su destello cansado
es una pausa,
provisional y torpe.
hasta el negro vacío
de otro túnel.
Más cables, tuberías,
excrementos...
Un denso chapoteo
sobre el limo que engulle las pisadas.
En el hedor, continuas advertencias
de un terco desaliño.
el afán de seguir;
camino a tientas.
Todavía hay un miedo
más oscuro y más hondo,
y sé dónde comienza.
sábado, 1 de febrero de 2025
RUIDO DE FONDO
Desobediencia Fotografía del Archivo pex els photo |
Incapaz de resolver la patología optó por convertir su pensamiento en un andén desierto. Su existencia enfermó entonces de nadería expresiva y fueron muchos los que lamentaron el soplo fraternal de aquel acantilado ante el vacío.
Una tarde ocasional, satinada de lluvia, descubrieron mis ojos su mirar cansado. Él nada advirtió, como esas monedas que guardan un oscuro brillo entre la arena. Había anidado en su retina un alfiler frío, un punto ciego que llevaba su nombre.
viernes, 31 de enero de 2025
JOSÉ MARÍA SOUVIRÓN. OBRA POÉTICA DE VANGUARDIA
Obra poética de vanguardia José María Souvirón Edición de José María Barrera López Prefacio de José María Souvirón Morenilla Centro Cultural generación del 27, Colección Estudios del 27 Málaga, 2023 |
Prepara ahora el crítico José María Barrera López la edición de Obra poética de vanguardia, un trabajo de investigación que acoge, junto al laborioso estudio introductorio, los cuatro poemarios iniciales, más composiciones dispersas en distintas publicaciones y no recogidas en libro. La compilación cuenta también con un prefacio de José María Souvirón Morenilla, sobrino del poeta, que aporta el conocimiento directo de la personalidad humana del escritor y de las persistentes vinculaciones entre discurrir existencial y los quehaceres de novelista, poeta, ensayista y estudioso.
A pesar de los abundantes intentos de ampliar la nómina incompleta del 27 con voces femeninas y autores olvidados por las etiquetas críticas, el núcleo central del Grupo del 27 no ha variado, casi en absoluto. En él se integran, casi de modo exclusivo, los poetas que viajaron a Sevilla para participar en el homenaje a Luis de Góngora en su tricentenario, más Vicente Aleixandre, que no asistió al reivindicativo evento del Ateneo por tu endémica mala salud. José María Souvirón es un poeta de difícil encuadre y complejo acomodo generacional. Algunos estudiosos e investigadores encuentran afinidades personales y poéticas con la generación del 36, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y Luis Rosales, pero su alejamiento del foro literario peninsular y circunstancias políticas y personales provocan una significativa ausencia de manuales y antologías.
Su libro auroral, Gárgola (1923), escrito cuando el poeta tenía diecinueve años, comparte ingenuidad y una sosegada celebración del modernismo tardío como ideario estético. Las composiciones celebran un sentimiento lírico del paisaje con expresión pulida y una temática juvenil, inspirada en la tradición popular. También se perciben resonancias de la obra de Federico García Lorca y claras deudas con el molde clásico del romance y con las canciones de corro y cuna. Es un libro de iniciación y aprendizaje, con dedicatorias a coétáneos como Hinojosa, Prados y Altolaguirre, con quienes el poeta vivió afinidades amicales y el mismo empeño vocacional por la poesía.
A los ausentes en la celebración gongorina les toca conseguir un espacio propio. Al año siguiente sale Conjunto (1928) segunda entrega del malagueño, donde irrumpe un simbolismo mitigado. La voz lírica ha madurado, tiene un evidente dominio formal y se incorporan estrofas cerradas como el soneto y la décima. No es necesaria una erudita reconstrucción de la escritura del momento, pero hay una voluntad consciente de definición personal y busca sitio en las mejores revistas del momento, como “Carmen, “Verso y prosa” y “Mediodía”.
El viaje a Paris en 1931 pone en contacto a José María Souvirón, por mediación de Manuel Altolaguirre, con el surrealismo, y con la poesía de Baudelaire y Verlaine, pero no llega a conectar con el ambiente cultural francés. Al año siguiente viaja a Hispanoamérica, contratado como profesor de la Universidad católica de Chile, y allí se editan los dos últimos libros integrados en este volumen. Fuego a bordo (1932) es la crónica personal del viaje por mar, con la búsqueda y celebración del amor como asunto central. En esta entrega se perciben abundantes ecos de Juan Ramón Jiménez, y se evidencia también la mirada del yo sentimental, con un amplio abanico de emociones, expresadas con claridad diáfana y sensibilidad neorrromántica. El intermedio del libro acoge una evocación de paisajes dormidos en la memoria; son estampas que conectan con el temblor afectivo del enamorado y entremezclan la confidencia intimista y el verso descriptivo.
Como si el poema fuese marcando las distintas etapas de navegación, desde la salida de puerto, hasta el avistamiento de tierra, Fuego a bordo mantiene un cauce argumental en línea con un desenlace hecho de luz: “Tierra. Pronto, la tierra, / para pisar en recio, firmemente, / Para correr entre pinares altos / hasta llegar a alguna costa brava / donde encuentre otro mar como el que dejo. “
Para completar la entrega se incluye, junto a los poemas rescatados de revistas y cuadernos, el libro Plural belleza (1936). Es una obra fragmentada en tres partes y escrita por completo en Chile, donde se refleja la plenitud de una relación amorosa y el asentamiento en un espacio geográfico cercano y humanista.
La guerra civil empuja al poeta a regresar y vivir la contienda sumándose al ejército de Franco, pero pronto adviene el desencanto y el mapa de la memoria se llena con un colmado equipaje de escepticismo. El viento intempestivo y la abulia ambiental impulsan la vuelta a Chile, donde continúa un fértil taller de escritura que lleva a imprenta un inacabable goteo de novedades, hasta el definitivo regreso a Málaga.
Sobre los años de la vanguardia histórica y sus efectos en todas las parcelas del arte y la literatura, Juan Manuel Bonet escribió un libro de indispensable consulta, Diccionario de las vanguardias (Alianza Editorial, 1995, 1999, 2007). En él se precisa el término vanguardia como impulso de cambio y renovación, como empeño literario de avanzada. En este sentido, resumir el tramo poético de José María Souviron como “Poesía de vanguardia” tiene más de fantasía que de realidad conceptual. Si bien el arranque lírico del malagueño coincide en el tiempo con la eclosión experimental de los años veinte, los cuatro títulos compilados, respetando la autonomía de cada salida, se mantienen en unos parámetros bastante marcados de clasicismo, tradición y búsqueda del tejido sentimental. Todos mantienen un cuidadoso olvido de lo experimental para centrarse en los laberintos del yo, el paisaje y el declinar del tiempo. Reiteran además itinerarios formales conocidos. El poema, lejos de cualquier estridencia, alumbra sinceridad. Muestra, con la buscada constancia del diario, la mirada interior y el tejido emotivo del hombre y sus creencias.
jueves, 30 de enero de 2025
ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY. EL PRINCIPITO
Sombreros y elefantes Fotografía de Adela Sánchez Santana |
En aquel asunto de jerarquía colegial, yo me acurruqué en el líquido amniótico de Antoine de Saint-Exupéry y desde entonces, hace más de cincuenta años, me quedé a vivir en las palabras y sus ilustraciones.
No pienso respirar el frescor desapacible de la calle. Alguien me ha susurrado que “los adultos son gente muy extraña”
(De Cuentos diminutos)
miércoles, 29 de enero de 2025
ROSANA DE AZA. LIBRO DE LOS PAPELES PERDIDOS DE TAMAR DE CÓRDOBA
Libro de los papeles perdidos de Tamar de Córdoba Rosana de Aza Mahalta Ediciones Colección Adivinos Ciudad Real, 2024 |
OLOR A TIEMPO
La escueta precisión del título que define el apartado inicial “Pergaminos” define el material poético como un conjunto de enunciados líricos, que preservan rescoldos sentimentales de otro tiempo. En los itinerarios del poema conviven dos espacios temporales, el pretérito y el ahora, con amplios espacios comunes que dan valor al tejido sentimental de cada identidad. La voz poética enriquece su condición de testigo con el tono confidencial en donde el amor alcanza vuelo libre en ese cielo que despliegan juntas razón y locura. Pero no hay un único interlocutor; Rosana de Aza despliega otras fuentes confidenciales como Nawar, la traductora, o la voz femenina que aglutina deseos y pasiones propias del enamoramiento de Tamar. En este primer apartado resalta, junto a la reactualización del lenguaje poético, la riqueza de un vocabulario epocal que crea junto al esqueleto anecdótico, una atmósfera de realidad.
La lírica amorosa tradicional ha estabilizado tópicos y estereotipos al describir la relación de los amantes y la fuerza de su atracción carnal. En la segunda sección “Los papeles de Xátiva” Rosana de Aza muestra un nítido dominio del registro amoroso. Confidencial y cálido el poema mantiene la delicadeza deslumbrante de la efusión sentimental: “Äbrete para mí, Nazum, / como lo hacen las granadas / a finales de octubre… / y dame, además de noticias de Zaydun, / el jugo dulce de tus entrañas rojas.” Como breves fragmentos, los poemas recuerdan misivas verbales que acercan estados sentimentales y convierten al impulso amoroso en un árbol que necesita raíces y frutos, pero también savia fresca y riego continuo para que no se seque.
El texto de introducción enumeraba los pequeños tesoros que contenía la gaveta, entre ellos monedas. Estos elementos sirven de aporte al apartado “Monedas y epitafios” en el que se dan cita las dos caras de las monedas de oro y plata, el dinar y el dírham mantienen anversos y reversos que alientan propuestas líricas confrontadas, pobreza y riqueza, dicha y tristeza. El apartado se completa con una selección de epitafios que marcan el umbral entre la existencia y la quietud de la despedida final. En la finitud las palabras se aferran a la permanencia, postulan una última reflexión en la que se igualan la condición del juez o del enamorado, la palabra del prócer y el habla de la vida cuando intuye que se convierte en humo y nada.
El tramo “Palimpsestos” integra imágenes de gran fuerza expresiva para enaltecer la prestancia física de la amada, o comparar las sombras nocturnas con el luminoso momento en que llega la aurora. Las vetas argumentales son más abiertas y también la dicción expresiva mezcla campos semánticos del ayer y de ahora: “…Sótano, azotea, patio, pasadizo, / acequia mineral, parking municipal de pago… / Por todos ellos trasegó mi cuerpo / anhelando olvidarte”. Se nombra a Baudelaire, pero también a Ami Winehouse, a quien la poeta dedica una sentida elegía. Y las palabras retornan sobre sí para escribir una poética que habla de algunas certidumbres personales: la libertad de quien empuja el verso, su mirada crítica para dar voz a los que están silenciados y el sentido crítico para hacer del poema un recurso efectivo y venenoso, como la mordedura de una serpiente.
Los poemas que contiene el apartado “Papel blanqueado con cloro” suscriben los desajustes de la realidad y la necesidad de pensar en la indulgencia para sembrar un poco de esperanza en los azarosos laberintos existenciales. La vida es un cumplido inventario de contrastes y el balance exige comprensión para entender tantos efectos secundarios. Ya no es Tamar quien habla, calla o siente; es un yo verbal cercano y próximo que sabe de amor y desamor y deja en las palabras la estela de una vida al paso.
Rosana de Aza escribe en los poemas de Libro de los papeles perdidos de Tamar de Córdoba un cancionero amoroso que exalta la plenitud, el gozo y el ánimo inestable de quien está enamorado y es capaz de crear un tiempo atemporal, una cronología de descubrimientos e intemperies, un aguacero que empapa y vapulea.
martes, 28 de enero de 2025
LUZ DE INVIERNO
En la orilla Fotografía de Javier Cabañero Valencia |
lunes, 27 de enero de 2025
ALERGIA ("Fuera de guion", Lastura, 2024 )
A vista de pájaro Fotografía Adela Sánchez Santana |
El inquieto reptil aprovecha el encuentro para elogiar la buena calidad de aperitivo que tienen las raíces, los pequeños roedores y algunos gusanos de las hendiduras. El perfil de la muchacha asiente, pero sus hábitos alimenticios se han emancipado y dan la espalda a los consejos.
La soberbia solitaria de dios aprieta los puños, sin rendirse. No entiende el absentismo laboral de la serpiente y además, acostumbrado a estar solo, tampoco soporta el sedentarismo nudista de Adán y Eva. Cada jornada tiene un mismo ocaso. La renuncia al pecado y la expulsión suspendida no encienden ninguna hoguera; son leña mojada, una pavesa inmóvil.
domingo, 26 de enero de 2025
ANTONIO JIMÉNEZ MILLÁN. DESPEDIDA
Antonio Jiménez Millán (Granada, 1954-2025) |
SOL PONIENTE
Antonio Jiménez Millán
Visor Poesía, Colección Palabra de Honor
Madrid, 2018
El poeta deja en el pórtico del libro otros referentes culturales de interés: la dedicatoria a Luis García Montero, director de la colección Palabra de Honor, amigo con quien ha recorrido un completo itinerario repleto de complicidad estética, y estudioso que ha firmado reflexiones críticas del máximo interés sobre el quehacer creador, como el prólogo “Antonio Jiménez Millán: la conciencia y el tiempo”, que sirve de umbral a Ciudades (Antología 1980-2015). También son balizas necesarias los dos aportes paratextuales: la conocidísima cita de Fernando Pessoa que alude al poeta como fingidor, y el párrafo de James Joyce, extraído de Retrato del artista adolescente. No son gestos gratuitos sino indicios que subrayan una sensibilidad que conexiona el carácter autobiográfico de la escritura y el continuo aporte de la experiencia vital.
La lírica de Antonio Jiménez Millán elige el recuerdo para recuperar elementos enunciativos. La infancia se muestra como trazado de sentido único. En su gestación, la voz verbal convierte a la memoria en refugio. En ella, amanece renovado y repleto de matices colaterales el intimismo. El sentimiento se empeña en clarificar códigos cifrados, como si las partituras del escaparate de una tienda de música contuviesen esa felicidad introspectiva que da sentido a lo temporal. La evocación recorre la ciudad, Granada, dibujo arquetípico que alza su laberinto urbano repleto de experiencias en el entorno de lo real y hace posible la mirada amable y esperanzada del yo en otro tiempo. Desde esa indagación, el sujeto se contempla a sí mismo como una ficción que se perfila a través de unas pocas imágenes. Recordar es alzar un territorio erosionado que trae consigo el tacto y la memoria del pretérito.
Ya hemos comentado que buena parte de la voz lírica de Antonio Jiménez Millán tiene como sustrato territorial la evocación. El pasado se aquieta, no se distancia y construye un discurso de permanencia que comparte intersecciones con el presente. A veces trasporta al litoral de la melancolía, cuyo patrimonio es un trasfondo de imágenes que tiene la textura de lo emotivo. En el poema “Doce de septiembre” el yo personaje celebra su cumpleaños. Sesenta velas. Alrededor rozan la piel los desajustes de la realidad, como un lastre que cuarteara la esperanza y que subraya la situación de fugacidad, la ineludible cita con la nada. Desde ese estado de aceptación del ser transitorio nacen otras composiciones que confirman el fragmentario cauce de la conciencia y el empeño del lenguaje de dar luz a las disoluciones. Al cabo, el recuerdo contiene lejanos espejismos que ya no están al alcance, que parecen traviesas resistentes, a flote, bajo la tibia luz de un sol poniente.
Una cita de Oscar Wilde recuerda que el nombre que solemos dar a los errores cometidos en el oficio de vivir se llama experiencia. Y es diáfana esa mirada a contingencias personales que aguantan en el discurrir, con una piel ajada, adusta y seca. En el apartado “Disolución” vuelven a formularse los pasos en el tiempo de magisterios hechos de incertidumbre y piel ausente. El afán colectivo es un legado en el que se cuestionan grandes conceptos, proclives a componer una épica falsa. Es el caso de la guerra civil y de aquellos interminables bombardeos que propiciaron muertes y exilios, hoy tan lejanos que apenas pueden despertar interés en las aulas de alumnos que consultan el móvil o tienen recorridos personales en los que no caben las páginas de la historia. El dolor y el frío de la posguerra se transforman en indiferencia. Todo se apaga y traza su negación sin ruido, su asiento en los rincones de la memoria como una estela mínima destinada a borrarse.
El tramo final es una reflexión sobre la pérdida. Contiene también una mirada crítica a esas ideologías totalitarias que han erosionado la convivencia hasta convertir al otro en un enemigo. Bajo el dictado del fundamentalismo se ha creado una historia a la medida, una trinchera entre nosotros y ellos, que llena las calles de patriotas, himnos y banderas: “Muy pronto descreí de las banderas / y me alejé de aquellos / que imponían su idioma a los demás / en nombre de espejismos imperiales / y de siniestras águilas fascistas. / Pero también me fueron muy ajenas / las leyendas del pueblo y de la tierra, / la búsqueda de los orígenes, de la pureza intacta”.
Aunque en los diferentes apartados los argumentos son autónomos y van jalonando tramos de asuntos, todos coinciden en buscar las ventanas de la memoria a partir de una sensibilidad que atiende a los pautados movimientos del pensar, la voz se torna elegía, compromiso con la coherencia cívica y homenaje con magisterios que han puesto los cimientos de la propia pared creadora. En ese aprendizaje nace la gratitud a Jaime Gil de Biedma, Franz Kafka, Miguel Hernández o Antonio Machado…
El escritor incorpora a su poblado itinerario creador la prosa poética en la sección “Carnets”. Nos deja composiciones que sustentan una notable veta reflexiva sobre la música como voz callada que pone fondo al silencio, o sobre el resentimiento, una muesca en el ánimo que tanto clarifica el complejo entramado de causas y efectos de los prestigios literarios. Vivir es andar a tientas, sumar imágenes que después se resguardan en el viejo cajón de la memoria como carnets que exigen fotos nuevas; deja sitio a abandonos y encuentros; toma el pulso a sueños vanos que nunca se cumplieron.
El vértigo del tiempo y sus vibraciones sísmicas impulsan los poemas de “Rehabilitación”. Los pasos de la edad conllevan síntomas y terapias, guardan en los espejos un ser desconocido cuyos trazos muestran debilidad y torpeza; un ser otro que registra en sus pulsaciones el desajuste de la enfermedad. Es esa biología indeclinable que toma sitio en lo diario con descarada impunidad, que lentamente acaba erosionando las esquinas del cuerpo o convierte el dolor en alevosa rutina.
Las etiquetas críticas establecen líneas de demarcación; exploran los momentos escriturales en el transcurrir. La voz poética de Antonio Jiménez Millán nació ligada a “La Otra sentimentalidad” y más tarde a la “poesía de la experiencia” para desembocar en un intimismo reflexivo y realista. Sus versos piensan y leen históricamente el patrimonio de un sujeto anclado en la intrahistoria. Son pautas de un ideario que clarificó con solvencia el profesor y ensayista Juan Carlos Rodríguez, a quien se dedica la composición final. El poema entrelaza afecto y filosofía vital, gratitud y voluntad de seguir, sin hacer mucho caso a las leyes del tiempo, buscando caminar, ligero de equipaje, un paso más allá.
sábado, 25 de enero de 2025
CIGÜEÑAS EN INVIERNO
Parque Natural del Soto Rivas Vaciamadrid (Madrid) |
jueves, 23 de enero de 2025
ERNESTO CARDENAL. MEMORIA Y VIDA
Ernesto Cardenal (Granada, Nicaragua, 1925-Managua, Nicaragua, 2020) |
Edición, selección y prólogo de Daniel Rodríguez Moya
Valparaíso Ediciones, Granada, 2012
Esta compilación, en la que ha participado de forma manifiesta el propio autor recomendando textos de su preferencia, selecciona composiciones de una decena de libros, a los que se incorpora un inédito, “El celular”. El volumen da cuenta de la uniformidad de tono y del discurrir coherente de una veta ética, reconocida con hitos significativos como el reciente Premio Reina Sofía de Poesía iberoamericana, en 2012.
La voz de Ernesto Cardenal es heredera directa de la poética de José Coronel Urtecho. Entronca con el verbo realista de Bertolt Brecht, César Vallejo y Pablo Neruda; asimismo tiene amplias afinidades con la denominada “antipoesía”, etiqueta que integra, de forma amplia y con una textura verbal diferenciada, el trabajo de Jaime Sabines, Mario Benedetti, Roberto Fernández Retamar, Juan Gelman o Nicanor Parra. Es una lírica enfrentada a la verdad oficial y a los discursos del poder, que cree en la utilidad del arte y rechaza la mirada contemplativa; se define por su acento testimonial y por su inmersión en las singularidades de cada momento histórico. Su afán expansivo practica el arte de la escucha e incorpora al verso el debate, la controversia y la crítica.
Lo confesional concreto, como expresión de un latido individual, alcanza su plenitud en el discurrir solidario de lo colectivo. De este modo, el yo verbal se torna transmisor de un canto común. La carnalidad de las palabras acrecienta su voluntad descriptiva para poner lindes al expresionismo de lo real, sin ningún tipo de idealización. De ahí el empeño comunicativo, la confianza en la intuición, la depuración estilística y el propósito firme de despojarse de recursos expresivos secundarios. El maquillaje erudito se limita al máximo para que el mensaje llegue directo, claro, conciso para testimoniar una situación que transciende el mero destino individual.
Los mayores riesgos de esta poesía son el prosaísmo y el aire con fervor de consigna. A veces los versos se convierten en un documento de una denuncia, exento de vuelo poético; en el poema no cabe la pureza sino una relación práctica con las convicciones. La poesía afianza su utilidad social y no precisa otras revelaciones que una manifiesta rebeldía.
Y ese es el mayor mérito para muchos de la poética de Ernesto Cardenal; las palabras pretenden liberarse de la opresión introspectiva del yo, su escritura hace habitable un territorio en el que se reafirma la intensidad de lo vivido, ese pan necesario cuyo molde precisa de igualdad y justicia.
martes, 21 de enero de 2025
CHARCOS (Microrrelato del libro "Fuera de guion")
Antes de la tormenta Fotografía de Javier Cabañero Valencia |
Ensaya un primer salto; después otro, y otro y otro, antes de que le falte el aliento… Entre las punzadas de humedad se siente renacida con sus ochenta y cinco.
Exhausta y temblorosa, recoge el paraguas y ya no lo abre. En la tarea del regreso, piensa cómo justificará ante el personal del geriátrico el aspecto desastroso de la ropa y los zapatos mojados. Da igual si no aparece la excusa. De niña creía siempre en el final feliz.
domingo, 19 de enero de 2025
ELIZABETH ROSNER. GRAVEDAD
Gravedad Elizabeth Rosner Traducción de Laura Miñano Mañero BajAmar Editores Colección Mar de Babel, Edición Bilingüe Gijón, Asturias, 2024 |
CRÓNICA DEL ABISMO
El lector habitual de poesía coincidirá conmigo que, en los últimos años y hasta la fecha, el más completo acercamiento poético abierto a la conciencia de la barbarie nazi es In nomine Auschwitz, una propuesta literaria, alentada por el poeta, traductor y editor Carlos Morales del Coso (Tarancón, Cuenca, 1959), que ocupó los estantes de bibliotecas y librerías en 2022. Las vértebras de aquella compilación poética, que atraviesa con fuerza el sufrimiento y los estragos de millones de víctimas, alzan intacta la memoria del apocalipsis auspiciado por el III Reich, en la Alemania de Adolf Hitler, durante la II Guerra Mundial. Con enfoque mucho más subjetivo y concreto, pero con ejemplar conciencia moral, la novelista, ensayista y poeta estadounidense Elizabeth Rosner sondea su identidad y reconstruye la condición de hija de supervivientes del genocidio, máxima degradación del poder totalitario, en la compleja convivencia familiar.
Gravedad, publicado por primera vez en inglés, en 2014, se abre con una atinada aproximación de la traductora Laura Miñano Manero a las circunstancias biográficas de la escritora, nacida en Nueva York a principios de los años sesenta, y al intenso rastreo de un intervalo temporal que es memoria del abismo, oscuridad repleta de orfandad y terror. No hay olvido. Es imposible vislumbrar un paisaje de quietud que dormite bajo el sol de mediodía. El padre de Elizabeth Rosner estuvo confinado en el inmenso campo de concentración de Buchenwald, en el noroeste de Weimar, y la madre, de origen polaco, huyó del gueto y sobrevivió en el sótano de unos campesinos que la ocultaron durante mucho tiempo. Ya liberados, se encontrarían en Suecia y allí comenzarían una existencia común que hizo del pasado silencio por la necesidad de superar la condición de fugitivos y una indeclinable sensación de culpa.
La conciencia de ser es rehén de una herida abierta también en la segunda generación; los hijos sienten en carne propia el impacto de la ignominia, la cercanía de esos miles de rostros borrosos que se fueron diluyendo entre las tinieblas de los campos de concentración. El traumático ayer es un lastre que obliga a formularse de continuo la cortante reflexión del filósofo T. Adorno: “¿Se puede escribir poesía después de Auschwitz?”. La pregunta cuestionaba de forma total la exploración estética como sondeo en el lenguaje y la existencia del género poético, tras el exterminio. La duda y su exigencia histórica anunciaban, con esa concisa densidad semántica, que, desde la subjetividad racional, solo es posible la máxima “Que Auschwitz no se repita”. Era la conclusión explícita con la que el pensador reflejaba la esencia de la moral en el sujeto libre y su solidaridad con las víctimas. Pero Adorno no supo medir el profundo impacto de la cicatriz, la magra ración de dolor esparciendo migas sobre el mantel manchado de lo cotidiano. Adentrarse en la herida abierta da continuidad a la voz de los ausentes. Se rompe la idea del ser individual hecho estancia cerrada, incapaz de concebir al otro en su latir autónomo.
El propósito nuclear de Rosner se formula con convicción; la historia no termina allí, serpentea hasta hacerse visible en el presente: “Exponer / sacar a la luz, revelar / cada lugar roto, fisura, grieta”. Quien mira detrás descubre que los años de entonces se filtran y están ahí. Condicionan, siembran indicios, provocan itinerarios complejos y fragmentarios que el pensamiento de los descendientes recorre, anudado a la percepción del dolor existencial y, acaso, también a la búsqueda de equilibrio en la reconciliación.
El ejercicio introspectivo de Gravedad ubica juntas dos estrategias expresivas, poesía y prosa. El poema se despoja de hermetismos para exponer con fluidez las reflexiones de una voz narrativa que profundiza en la memoria heredada. La discontinuidad del recuerdo obliga a reconstruir. Enlaza la secreta arquitectura de la imaginación con la verdad emocional de quien escribe. Pero el yo poético , aunque convulsionado, es solo un testigo indirecto cuya palabra difiere de la oquedad profunda de los padres, de los que sufrieron en cada instante la presencia de la muerte, y el azar de un destino, hecho de incertidumbres, donde encontraron una grieta de luz, la fuerza de seguir, superando la adversidad más absoluta.
La publicación de Gravedad en los dos idiomas, inglés y castellano, permite convertir la lectura en íntimo acercamiento a la voz original y añadir los matices del español convertido en ejercicio de reanimación de los recuerdos y la posmemoria. La versión es de Laura Miñano Mañero, doctora en Lenguas, Literaturas y Culturas, en el departamento de Filología Inglesa y Alemana de la Universidad de Valencia. Allí centra sus investigaciones en la interacción entre campos idiomáticos sobre entornos complejos de la memoria histórica intergeneracional, en familiares directos y supervivientes.
El volumen incorpora grabados y dibujos de la artista hispanoamericana Lola Fraknoi, artista peruana que también tiene una relación directa con el Holocausto como hija de supervivientes rumanos, por lo que sus trazos visuales añaden un nuevo enfoque a la interpretación del legado afectivo.
Gravedad es una crónica profunda y emotiva, una perspectiva ética, que trasmite el vulnerado persistir de la memoria. Recuerda, como vivencia propia, el tenebroso legado nazi y hace de la palabra una terapia, una posibilidad de esperanza balsámica. Una forma de resistencia ante la extrema deshumanización empeñada en convertir cada identidad en un cadáver viviente. Poesía y prosa que buscan el sentido transcendente del lenguaje para abordar la palabra como evocación. Escritura que alza muros firmes frente a la muerte, capaces de borrar la sensación de desvalimiento y fragilidad. Los textos reunidos despliegan una biografía ficcional; son antídoto y fuerza para seguir preservando las vivencias de todos los ausentes, la descarnada envergadura de un pasado que sobrecoge y anula cualquier olvido.
sábado, 18 de enero de 2025
VENTANA CON CARÁMBANOS
Iglesia de San Pedro Mercado Grande, Ávila Fotografía de Adela Sánchez Santana |
viernes, 17 de enero de 2025
Entrevista a SILVIA BARDELÁS
Silvia Bardelás Archivo personal de la autora |
Entrevista a SILVIA BARDELÁS
Gallega, nacida en Vigo en 1967, Silvia Bardelás alumbra un perfil
poliédrico que aglutina narraciones, ensayos, traducción y docencia, como
profesora de creación literaria en la UNED. Además, es directora de
publicaciones de la editorial De Conatus e impulsora del blog literario “El
lector perdido”.
Siempre
me ha encantado pensar y leer o escuchar historias. En mi familia había esas
dos ramas: los que pensaban y lo que contaban muy bien. Era natural quedarnos
horas de sobremesa. En seguida me hice muy lectora y estudié Filosofía para
escribir Literatura. Ahora, por ejemplo, creo que mi voz es más de pensamiento
que también cuenta historias. No tenemos que ponernos límites. Todo es una
búsqueda constante.
Creo que lo más interesante de un blog es la
libertad a la hora de escribir. Escribes lo que crees necesario en ese momento.
Si alguien lo lee y conecta es estupendo. Como abrí el blog hace años, ha ido
evolucionando a la vez que ha evolucionado mi punto de vista. Acabé
integrándolo en la web de la editorial porque mi labor de editora se convirtió
en muy importante para mí.
Es
muy difícil la crítica ahora mismo. El sistema es capaz de engullir cualquier
crítica. Creo que empezamos una nueva era donde va a tener más importancia la
experiencia, el pensamiento en positivo, la invención de nuevos puntos de vista
sobre las formas de vida. La potencia del nuevo pensamiento saltará por encima
del racionalismo autónomo que nos consume.
Nació
de una amistad. Beatriz González y yo somos amigas de la playa desde los nueve
años. Echábamos de menos lecturas de voces nuevas y decidimos buscarlas y
publicarlas. Nuestro objetivo siempre ha sido ser independientes de verdad,
publicar al margen del mercado, pensar en el lector como artista, enfocarnos
sobre todo en los textos.
Jon Fosse es uno de nuestros primeros autores.
Publicarlo ha sido muy difícil porque nadie quería venderlo ni reseñarlo. La Septología,
su gran obra, teníamos que sacarla en tomos año tras año. Así que el premio fue
muy emocionante por todo el trabajo que habíamos hecho. Lo que nos ha dado es
visibilidad, que es lo que necesita una editorial nueva.
Lo leí antes de fundar la editorial. Me encantó su
estilo, aunque la obra no me pareció redonda. Cuando pregunté por sus derechos
había escrito Trilogía. Me di cuenta de que ya dominaba aquel estilo.
Después escribió Septología. Ahí está todo Fosse. No me cansaré de
recomendarla. Está ese personaje oscuro que busca la luz, dispuesto a verse en
su incapacidad de relación. Está el amor, el miedo, el arte, la infancia, la
juventud. Es una obra de arte.
Sí. Ahora mismo Percival Everett es un autor
aclamado en Estados Unidos. Tiene un estilo opuesto a Fosse. Utiliza el humor
inteligente para llegar a una profundidad enorme. Es muy humano y también tiene
mucha obra. Su estilo es único. Ha ganado el National Book Award este año con James.
Hay gente que cree que también puede ser Nobel. En cualquier caso, a la
gente le encanta. Es genial encontrarnos con lectores que parece que se inflan
cuando hablan de Everett.
Creo que a la gente le falta sentir la lectura. Es
un momento de conexión tan íntima con uno mismo y con el mundo a la vez que el
que lo prueba no lo deja. Pero eso sólo sucede con libros capaces de
provocarlo, es decir, libros de voces auténticas que no buscan el
entretenimiento. Y la gente tiene pudor o miedo hacia libros que le puede
descolocar. Sería genial que entendiéramos que se aprende a leer. Es una
actividad creativa como tocar un instrumento, por ejemplo. Y si el comienzo de
un libro cuesta posiblemente es que estemos ante un buen libro.
Desde hace muchos
años, su labor investigadora mantiene un fuerte compromiso con la lengua
materna. Qué relación de convivencia percibe entre ambas lenguas, castellano y
gallego, en este momento.
En los últimos años la literatura gallega ha ganado
muchos premios nacionales y gracias a eso ha sido muy traducida al castellano.
Está genial que un libro surja de la sensibilidad que crea la lengua gallega y
que después se pueda traducir. Es una forma estupenda de que las distintas
culturas de este país se conozcan, a través de sus literaturas.
Todo itinerario creador es una invitación al viaje. ¿Qué nuevos andenes están sobre la mesa de su creación?
Como ya he dicho, el ensayo que acabo de terminar me
ha abierto un mundo. Hay muchos temas dentro que tengo que seguir pensando y me
encantaría que desde esa teoría, esa observación que hago sobre una nueva
conciencia sensible pudieran surgir proyectos relacionados con la cultura y la
educación.
José Luis Morante
Enero, 2025
jueves, 16 de enero de 2025
LOS CAÑOS DEL PUEBLO
LOS CAÑOS
se zambulle en los caños
la frágil convicción
de dar molde a las piedras.
Despereza muy cerca
el lejano revuelo
de la casa sin nadie,
las nubes, sus azares,
el frontón, las esquilas,
el rastrojal con bozo
y los pinares…
que completa
el pautado cumplir de los regresos;
el escenario intacto
del niño que no sabe
que a cada cual su cielo y su repliegue.
la clara voz del agua
dormida en su angostura.
Sobre la sed ferrosa pongo el labio,
sorbo zumo en el borde
y es un cuenco repleto de nostalgia.
Si arracimo las gotas
y su vuelo de pájaros,
un niño en soledad
bebe conmigo.
miércoles, 15 de enero de 2025
LECTURA PERSONAL DE PULSACIONES
Pulsaciones (Antología poética 1990 -2017) José Luis Morante Prólogo de Rosario Troncoso Takara Editorial Colección Wasabi Sevilla, 2017 |
CARTOGRAFÍA DE LA MADUREZ
Envejecí de golpe y cayeron las piedras
OSWALDO FLORES
Quien recorra los poemas de Pulsaciones percibirá que esta recopilación, respetuosa con la cronología editorial de mis libros, se apoya en unos pocos núcleos de fuerza. Recalca, con acierto, esta opción el prólogo de Rosario Troncoso, poeta y editora de la antología. La concepción existencial del sujeto poético muestra vínculos con el discurso de viva voz del tipo humano que protagoniza el andar biográfico. No hay despersonalización de la trayectoria vital; cultivo la dinámica continua de un aprendizaje que ha superado esa confrontación romántica entre escritura y vida. La identidad no es una aleación momentánea. Tampoco es un sendero lineal la expansión hacia el otro.
Desde el título, las composiciones de Enemigo leal cobijan una ironía sutil que desaloja afirmaciones serias y literales; escribí ese libro en un momento de desencanto. En ese marco buscó sitio una relación social apelmazada que, poco a poco, fue encontrando su estación final. Quité sentimentalismo de aquella fractura afectiva y acepté que la amistad tiene una naturaleza efímera y tiende a diluirse en el tiempo.
Me gusta pensar que el tipo humano que habita mis poemas se inserta en un paisaje cultural; forma parte de una tradición de valores que debe perdurar en la degradación. Abundan las composiciones que sondean la cualidad ética de la escritura. El poeta está inserto en un marco histórico y sus enunciados definen un paréntesis cronológico; adquieren, por ello, el carácter de una representación.
Toda antología personal supone un deslizamiento de onda variable. En esta superficie de abarcable diversidad el motivo amoroso constituye un núcleo central. El amor es un cristal- transparente o con niebla- que deja a descubierto el lenguaje contradictorio de la realidad. Entre la plenitud y la ausencia han ido escribiéndose los poemas de la noche en blanco y Ninguna parte.
Los poemas finales acogen una poesía de madurez que tiene un carácter más intimista y simbólico. Ellos ponen materia a un ideario estético que no es sino un puñado de certezas con límites difusos. Mis poemas hablan de mí; son textos domésticos, si los dejo en la calle vuelven solos a casa. Buscan sitio en el lugar de siempre, ese rincón llamado yo.