lunes, 31 de marzo de 2025

CALLEJÓN EN SOMBRA

Invitación al miedo
Archivos fotográficos
de
Internet

 

CALLEJÓN EN SOMBRA

 
   Me angustia la certeza de que algo no va bien. Hay detalles raros. Hasta ahora mi sombra asumía mi compañía, callada y diligente. Desde hace días escucho sus quejas; la noto cansada, abstraída, distinta cuando se proyecta sobre el pavimento. Con frecuencia se pierde al cruzar los semáforos o en deshabitados callejones, lo que me obliga a vigilar mi espalda de continuo y a multiplicar trayectos que no llevan a ninguna parte.
   Cuando miré atrás, hace un instante, intuí en el difuso encuadre de la cabeza ojos de luz. Lo entiendo; tiene una decisión tomada. El recelo me impulsa a mirar otra vez; fundida en la silueta de su mano percibo una pistola. Se alza detrás, con lentitud autoritaria. Quiere asesinarme.
   Lo urgente es escapar de un acto impune. La policía no sospecha que mi sombra dispara.

(Del libro FUERA DE GUION)




 

domingo, 30 de marzo de 2025

A VISTA DE PÁJARO

Transparencia
Río Ebro, Logroño

 

  
A VISTA DE PÁJARO
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 
                                                                                               
Todo es siempre menos
 
JRJ
 
 
Extremó la prudencia verbal; no aventura palabras si no es en presencia de su diccionario.
 
***
 
Afrontar sin amargura, sin gestos de abandono,  que lo que pensamos oculta lo que somos.
 
***
 
Su cerebro contiene dos ideas; son tan opuestas que entre ellas cabe un sistema filosófico.
 
***
 
Al florecer el día  rompe la quietud del reloj un aforismo. Sorbos cortos.
 
***
 
Basta mirar la penumbra de alrededor para saber que no estoy.
 
***
El puño cerrado de quien corta rosas.
 
***
 
Una pobreza de hospitalidad irrefutable, capaz de ofrecer su vieja cama de faquir.
 
***
 
El silencio y su fuerza de convicción. Sabe quién responde cuando nadie llama.
 
***
 
El prudente convierte en coma cualquier punto final. 


(Antología mínima)





sábado, 29 de marzo de 2025

TINTA DIARIA

Con lluvia cerca
(Logroño)

 TINTA DIARIA

 En los créditos iniciales, cada nuevo libro editado lleva consigo la presunción de invisibilidad.

El resentimiento quema, es una hoguera que arde por dentro y deja un notable túmulo de cenizas. Pero mientras dura concede una abundante claridad mental.

A quienes reclaman que la literatura no sea sólo mercado y tenga sedimentación ética, se les tacha de inmediato de inquisidores.

La deslucida consideracón de esos enólogos críticos que beben de oídas y a distancia, pero que siempre citan a los amigos como maestros consagrados de algo.

Hay una cortesía dispuesta a abrir la puerta para dejarnos fuera.

José Luis Morante



 


viernes, 28 de marzo de 2025

CARMELO GUILLÉN ACOSTA. LO ENTENDERÁS MÁS TARDE

Lo entenderás más tarde
Carmelo Guillén Acosta
Ediciones de Cypress Cultura
Colección Poesía al Albur
Sevilla, 2025

 

LA LUZ QUE ESPERA

 
   El perfil literario de Carmelo Guillén Acosta (Sevilla, 1955), catedrático de Lengua y Literatura, con un amplio despliegue laboral en institutos sevillanos, desde 1979 hasta su jubilación en 2015, está ligado al Premio Adonáis, sin duda el certamen más conocido entre los incontables premios de poesía del territorio peninsular. Comienza a dirigir la emblemática colección de ediciones Rialp en 2003 y es presidente del jurado anual que se empeña en apostar por la amanecida de voces jóvenes, capaces de remozar el paisaje poético actual con sostenida cadencia. Pero más allá de esta clave definitoria, el autor sevillano es traductor, biógrafo y poeta de profundo calado. Una parte amplia de su trayectoria se reúne en el volumen Aprendiendo a querer. Poesía (revisada) completa 1977-2007. Los títulos alumbran un legado pleno, de raíces humanistas, que mantiene una alta tensión lírica y da vida a un ideario expresivo de línea clara y comunicativa, asentado en el venero clásico de la tradición. La senda lírica busca, más allá del ejercicio lingüístico, lo esencial del ser, su espiritualidad y transcendencia, como sucede en la obra poética de San Juan de la Cruz, sin duda el más relevante magisterio de Carmelo Guillén Acosta. Los poemas articulan una existencia emocionante e íntegra, evocativa y celebratoria, capaz de transformar el aparente gregarismo de los días al paso en dicción luminosa. El largo recorrido compilado  no clausura la voz en el tiempo y siguen fluyendo entregas como La vida es lo secreto (2009), Las redenciones (2017), En estado de gracia (2021) y el volumen Lo entenderás más tarde, que impulsa en 2025 la colección Poesía al Albur, dirigida por José Luis Trullo.
   La semántica del libro se integra, sin digresiones, en la temática religiosa. Comienza con una cita procedente del Evangelio de San Juan de la que nace el título y nutre la raíz de una fronda argumental que entronca con “la palabra poética como cauce de revelación”, según leemos en la clarificadora anotación de contracubierta. El afán religioso ya cobra presencia en la composición de apertura “Abba Padre”. El poema celebra la providencia divina en los pasos más elementales del quehacer diario. La tarea poética percibe cómo el poder de la gracia transporta a otra realidad, convierte el entorno cotidiano en un lugar angélico y auroral. El escenario de lo creado se convierte en manifestación de la grandeza de la creación, muestra al hombre, volcado en la contemplación de nítidos meandros de luces y sombras que transforman la nada en heredad. Se abre el día y desde los sentidos nos llegan las señales de un mundo conformado para satisfacer la avidez de verdad y belleza; para recordar que, en la armonía de lo creado, nace una aurora de felicidad frente a los linderos erosionados de lo contingente. La voluntad divina empapa las palabras. Es pan de cada día: “No cabe otra razón: abro los ojos / y el mundo me parece irresistible. Entiendo. Vas conmigo. Me sostienes.”
   El deambular de la escritura refuerza el sentido religioso. El yo poético hace de sus creencias quehacer propicio para recuperar la imagen del Padre, siempre “Abba Padre” o de María, como madre misericordiosa que preserva la voluntad intacta para no apartarse del camino. La primera sección se alza sobre la arquitectura habitable de la fe. La plenitud de lo sagrado funciona como fuego interior e iluminación introspectiva, capaz de reavivar en el discurrir temporal el cántico silente del lenguaje y su pulsión vital.
  En el caminar del libro, en la segunda sección se impone la conciencia del desamparo y las preocupaciones mundanas; esa certeza de que vivimos un intervalo donde la sombra coloniza la esperanza. Es necesaria una fe fuerte, capaz de mantener la búsqueda de lo transcendente. La naturaleza del sujeto es frágil y siembra indicios que auguran rendición y flaqueza. Sobre ese umbral, el sujeto verbal recuerda que hay que permanecer firmes y ser capaces de alumbrar la esperanza. El poema “El mundo de los santos”, a mi modo de ver, uno de los mejores de esta segunda parte, mantiene junto a la habitual fuerza expresiva, los saludables efectos de la cercanía. Lejos de cualquier solemnidad el poeta dibuja un entorno cercano, afín al de los hombres que laboran a diario con la monotonía.
  Coherente y unitaria,  en el explícito registro de la poesía religiosa, esta exploración de la palabra poética de Lo entenderás más tarde hace de las composiciones un molde de espiritualidad y devoción, de fortalecimiento de las creencias. El acto creativo ilumina el pensamiento para que descubra que todo es amor y revelación de la esencia de ser, y que tras ese sentimiento, capaz de borrar los contornos de lo perecedero, se cobija el misterio de lo transcendente.
 
 
JOSÉ LUIS MORANTE


        

jueves, 27 de marzo de 2025

REPROCHES


 
REPROCHES
 
   Mientras duerme, acaricia impaciente una constelación de reproches. Nunca escindida de su identidad, quiere que al día siguiente despierte, como un sol altivo, a la hora en punto, en el primer escalofrío auroral.
   Sin los reproches, ella se siente huérfana, como esos jergones abandonados, que ensucian los derrumbes de la periferia y se quedan a solas con la sordidez.
 
(De Cuentos diminutos)


 

miércoles, 26 de marzo de 2025

LLEGADA A LAS ESTATUAS

Quietud de mármol

 
LLEGADA A LAS ESTATUAS
 
Cuando no supe de qué hablar con los hombres,
descubrí una rotonda y me dispuse
a enmudecer, sin más, entre sus piedras.
Respiré con deleite la tibia arqueología,
y supuse fecundo aquel silencio
por alguna sonrisa, en mármol cincelada,
y por ciertos residuos gestuales
capturados
en los periplos grises de los viernes.
Miraban recelosas las estatuas,
posando en actitud mesurada y distante,
tal precoces alumnos de liceo burgués…
Fue preciso
que tendiera mi mano
y dando tregua
a palabras, latidos, ademanes y toses
viví aquel primer día
de muerto
con recién estrenada compostura,
muy conforme.

    (Del libro Rotonda con estatuas, 1990)



 

martes, 25 de marzo de 2025

MARCOS NOGALES. SALTO DE FE

Salto de fe
Marcos Nogales
Accésit Premio Adonáis, 2024
Ediciones Rialp
Madrid, 2025

 

DESVELOS


  Comienza la travesía lírica de Marcos Nogales (Móstoles, Madrid, 1994), graduado en periodismo y colaborador de cultura en diferentes publicaciones digitales, con el poemario Salto de fe, reconocido con un accésit del Premio Adonais de 2024 “por su capacidad para integrar el humor y la emoción en una poesía cercana y transparente y con un marcado tono generacional”, según el juicio crítico de un jurado formado por excelentes poetas y cualificados representantes de la línea clara como Eloy Sánchez Rosillo, Amalia Bautista, Julio Martínez Mesanza, Aurora Luque, Enrique García-Maíquez y Carmelo Guillén Acosta.
  El poeta abre su entrega Salto de fe con emotivas dedicatorias a quienes conforman la esencial compañía afectiva en el caminar por lo cotidiano. Ellos son los que estimulan e inspiran; los referentes vocacionales que necesita el intento de transcender emociones y pensamientos y buscar  el núcleo germinal de la existencia. De igual modo, las dos citas de Ana Merino y Óscar García Sierra reivindican el tanteo reflexivo del protagonista verbal, siempre observador del entorno  en su continua percepción de la incertidumbre y lo mudable. El transcurso de la temporalidad teje desplazamientos indagatorios para acercarse al conocimiento interior, a los estratos que componen la arquitectura fuerte de la identidad y su continua siembra de interrogantes.
   Desde los primeros versos, escuchamos la voz de un yo presencial, cercano, confidente, que hace de su palabra una manera de buscar y estar atento a lo que pasa. La existencia reitera pasos y recuerdos. Asume que la realidad es desbroce y poda; expansión y repliegue. Quien percibe, engulle dentro para dar significado a tantos paisajes de ida y vuelta. Llegan aleatorias ráfagas de luces y sombras y conviene acumular espejismos y sueños; la encubierta certeza de que el yo es población activa de un deambular hacia el crepúsculo de la finitud. Pero no hay quejas, sino un estar casi celebratorio que emparenta lo contingente de las aceras cotidianas con la memoria cultural del testimonio bíblico. Retornan Moisés y sus mandamientos, Jesús en el huerto de los olivos, las bodas de Caná, o Lázaro resucitado. El yo verbal se viste de ropa de calle, con la esperanza de encontrar en la casa del pensamiento consejos, similitudes y espirales para moldear y afianzar los sentimientos. Quien oye el aletear de la vida hace del amor, no un recuerdo, sino una vivencia que amalgama el ser y estar, una mirada circular que impregna cada percepción.
  En el acto de ser habita la extrañeza, una multiplicidad de estados de ánimo. El latir de los días va percibiendo las erosiones de seres cercanos y las deudas afectivas con muros firmes como la madre, tan presente en el poema “Acotaciones”. También afloran en los versos los contornos generacionales dictados por la precariedad laboral, que conectan Salto de fe con las preocupaciones estéticas de otros poetas que ya son coordenadas centrales de su promoción literaria como Rocio Acebal. También las incertidumbres de la fe son pliegues del discurrir argumental y sus posibilidades expresivas.
  El material lírico explora las posibilidades del registro conversacional. Figurativo y cercano, incorpora instantáneas e imágenes de la memoria, que buscan, en la monotonía de lo previsible, destellos de asombro y esperanza. Su carga sentimental enuncia la claridad transparente del mediodía; caligrafía respuestas que plasman en los poemas secuencias habitables, no con un mero afán enunciativo sino con el empuje de que al menos, en la habitación con vistas de las palabras, los cristales reflejen trinos y pájaros.



JOSÉ LUIS MORANTE


 


lunes, 24 de marzo de 2025

REGRESOS

Búsqueda
Parque de Everglades, Florida, Usa

 

REGRESOS


Avanzo por tanteo; el camino no está, construyo el nido rama a rama, como esas aves nómadas
que buscan un lugar vertical para quedarse.
  
El fanatismo impone el desarraigo; convierte la casa natal en tierra extraña.
 
Lleva un bulto inerte en la cabeza. Lo llama inteligencia.
 
Suele arropar sus mensajes con la vaga bruma de la sinceridad.
 
Al caminar, ser dueños también en el extravío.
 
Solo es poeta cuando calla.

(Aforismos sueltos)


 

 

viernes, 21 de marzo de 2025

DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA

Con Joan Margarit y Luis Felipe Comendador
Lucena, Córdoba 2001

 

AUTOBIOGRAFÍA


TAMBIÉN soy yo
por la fidelidad a mis contradicciones,
por permitir gozoso,
cuando las plazoletas solitarias
reivindican el silencio y la sombra,
que un recuerdo me asalte en el espejo
como un rastro de luz, leve, intangible,
e inicie una liturgia
con frecuencia de rito
de nombres, fechas, gestos
y túmulos de sueños,
nadando alborozados en el mar
de una cronología sospechosa.

Tanta dulce mentira esconde a otro. 


    (De la antología Mapa de ruta, 2010)



jueves, 20 de marzo de 2025

JUAN ANTONIO MORA. EL DELIRIO DE LA PALABRA

El delirio de la palabra
Juan Antonio Mora
Prólogo de Alberto García-Teresa
Fotografías de Adela Sánchez Santana
Editorial Corona del Sur
Málaga, 2025
 

MIRADAS INTERIORES 

 
   El autor de la antología La alegría del aire (2019), el poeta, crítico y antólogo Alberto García-Teresa es el encargado de escribir el prólogo de El delirio de la palabra, nueva entrega de Juan Antonio Mora (Andújar, Jaén, 1950). Nadie mejor; el relevante crítico y doctor en Filología Hispánica, que ha dejado ensayos fundamentales para la comprensión del presente poético como el estudio Para no ceder a la hipnosis. Crítica y revelación en la poesía de Jorge Riechmann (Lastura, 2025) ha recorrido con dedicación la escritura transparente de Juan Antonio Mora y su poética de la claridad, a través de un conjunto de motivos recurrentes como la memoria, la mirada crítica ante los desajustes sociales y el desasosiego existencial. La poética de Juan Antonio Mora es una lumbre encendida en la noche, donde el sujeto verbal hace de su transitar en el tiempo un caminar de vigilia y búsqueda. Refrenda el crítico madrileño: “Este poemario, siguiendo la línea de sus últimos libros, continúa explorando las posibilidades de la síntesis, la potencia de la contención y el fulgor de la idea esbozada”.
    El delirio de la palabra aspira a dibujar ese proceso en el que el sentimiento se hace pensamiento. Desde la experiencia de un lenguaje conciso, y con clara tendencia al decir lacónico del aforismo, quiere iluminar los claroscuros de una realidad que intensifica oquedades y contradicciones. Si nos atenemos a su semántica, el delirio de la palabra explora las obsesiones de la escritura para desplegar interpretaciones sobre lo visto y lo intuido. Los elementos y formas cercanas dejan en nuestros sentidos la inestabilidad frágil de la vida; las dimensiones de un entorno que rebosa incertidumbre. Al filo de esta actitud indagatoria del sujeto, convertido en observador y testigo del discurrir existencial, ha ido naciendo buena parte de la obra de madurez de Juan Antonio Mora. Un conjunto de entregas, muy próximas en el tiempo, que en su totalidad comparte una sencilla cimentación formal y un nítido esfuerzo personal por hacer de la confidencia subjetiva una superación de carencias y una reflexión humanista. Quedan en manos del lector los síntomas de un paisaje verbal, ajeno a cualquier vestimenta retórica; los renglones marcados de un ideario estético de rehumanización y compromiso, de oposición frontal a cualquier apariencia literaria, disfrazada de oportunismo y grandilocuencia.
   Juan Antonio Mora en la fertilidad incansable de su madurez literaria, redobla su confianza en la palabra. Nunca se doblega al silencio. Apela a enlazar puentes entre escritura y vida, como revelan los títulos Nubes (2021), La silla vacía (2022), Las flores me llaman (2022), Las ruinas del cielo (2023), El corazón del mundo (2023) y Los sitios del dolor (2024) y La ciudad y yo (2024). Un despliegue poético donde se comparte la metafísica del ser y las preocupaciones latentes del pensamiento libre y comprometido.
  Los breves poemas de El delirio de la palabra dialogan con las emociones. El afuera cercano forma parte esencial del sujeto literario, del mismo modo que los numerosos referentes culturales entretejen una cálida fraternidad con los versos e ideas del poeta. Como en entregas anteriores, hay un colmado abanico de citas iniciales que acerca el amplio venero de la tradición filosófica y literaria. Su diversidad encierra una filosofía de urgencia, una sugerente propuesta de establecer razones fronterizas entre el yo solitario que acepta límites como condiciones de su libertad para que no se pierda lo esencial y las mudanzas del entorno.
  Agradezco públicamente la dedicatoria. Concisa y esencial, “A José Luis y Adela” deja claro la relevancia de una amistad que trasciende lo literario para integrar lo emotivo en el discurso poético. Valoro muchísimo la amistad de Juan en mi senda vital desde hace décadas. De Adela Sánchez Santana son las fotografías de cubierta e interiores.  Las imágenes tienen el misterio de la extrañeza. Son representaciones visuales de los elementos más humildes del entorno rural. El pueblo, casi deshabitado y solitario, en la captación de detalles parece un organismo vivo, un material de interrogantes que se hospeda en la mirada interior.
   El poeta abre el itinerario de versos con una reflexión justificatoria del enfoque de taller: “Mi poesía es llanto, pena, una lágrima, / una angustia del alma…”. La voz que habita el verso está llena de sombras e intemperie. Sale a la amanecida en un estado de soledad que solo se llena de luz cuando siente la presencia del amor y la compañía de quien comparte incertidumbres. Desubicado entre los inconvenientes de lo doméstico, el pensamiento se agita, sin encontrar respuestas, frente al vacío y la nada. Solo la escritura se hace mediodía permite un refugio interior, una pasión que parece contradecirse a sí misma. La herida encuentra su verdad en el dolor y es generosa con el conocimiento y solidaria con las cicatrices abiertas y sin suturar de los que no tienen nada.
  La mansedumbre del reloj emana tristeza y aturde. En sus caóticos laberintos se encuentra la memoria del niño perdido, el deambular del hombre entre las cosas sencillas y el poeta que apenas sosiega emociones, sueños y pensamientos en la alta noche. En la vigilia de los sueños resuenan gritos agónicos; la impotencia ante la pena y el dolor que parecen señales ineludibles de la condición humana; a cada paso encontramos los fragmentos de la ilusión desgarrada de quienes perdieron la inocencia y llegan tarde a los sueños.
  Solo duerme la angustia en el interior del yo más íntimo, ese lugar donde algunos recuerdos resisten todavía y donde la voluntad no pierde nunca su invitación a la esperanza, su despertar de luz y de alegría.

JOSÉ LUIS MORANTE




miércoles, 19 de marzo de 2025

LAS MANOS DE MI PADRE

Manos de padre
Archivo general
Pixabay


 

RECUERDO DE MI PADRE

Mi padre ponderaba la eficacia
como un tesoro extraño y valiosísimo,
escondido en el vientre de la tierra.
Solía levantarse muy temprano,
con el tictac grabado en la memoria
y dilataba oscuro una jornada
que concluía, laso y taciturno.
Era su empeño inmune al frío o la canícula.
Por él estuve interno tantos años
con la sola misión de hacerme un hombre.
(Entendamos, un hombre de provecho,
un atinado buscador de logros).
Mas el esfuerzo no valió la pena.
Ël no tiene conciencia del fracaso.
Descubrió en la derrota
una patria feliz, compensatoria.

    (Del libro Causas y efectos, 1997)
Premio Luis Cernuda, Ayto de Sevilla, 1997)



martes, 18 de marzo de 2025

TEORÍA PERSONAL DEL HAIKU

Encuentro en Madrid con 
JUAN JOSÉ MARTÍN RAMOS
Narrador, aforista y editor de las colecciones de Polibea
Madrid, 18 de marzo de 2025

 TEORÍA PERSONAL DEL HAIKU
DEL LIBRO
A PUNTO DE VER de JOSÉ LUIS MORANTE
(Polibea, 2018)

 

Garabatos en el muro

Mensajes torpes en la nieve

del alba

 

BUSON


 
 
El haiku teje en silencio, sin dogmas; cuando la poética se aleja de la emoción se refugia en el laboratorio.
 
 
Quien siente una arbitraria mutilación del paisaje cuando cierra los ojos, no mira hacia dentro.
 
 
Leo a San Juan de la Cruz. Percibo en el volar del haiku las cinco condiciones del pájaro solitario: va a lo más alto, no sufre compañía, pone el pico al aire, no tiene determinado color y canta suavemente. 
 
 
La humilde sobriedad del esquema verbal contrasta con su riqueza perceptiva y su capacidad para crear geografías imaginarias.
 
 
El tacto de las palabras recuerda la presión indecisa que muestra la mano de un niño cuando sale a la calle. Entre agarrar y soltar.
 
 
Cada silencio es un potente generador de sentido.
 
 
La percepción poética es una forma de conocimiento. En la lenta conquista del aprendizaje meditación, lectura, sosiego y piel.
 
 
No me parece agotado el concepto de poesía estacional; pero es una cualidad compatible con la adhesión del haiku a las causas del corazón.
 
 
Percibir el vacío como existencia cóncava y posibilidad de alojar dentro.
 
 
A veces la fuerza creadora no recuerda. Confunde identidades: poeta y artesano.
 
 
El texto expande experiencia estética. Aposa una contemplación transformada en vivencia interior.
 
 
Dar aliento al atajo, esa comunicación directa entre poema y receptor que cuida la empatía y el afán de compartir.

(Anotaciones de José Luis Morante)


lunes, 17 de marzo de 2025

14 AFORISTAS 14 (ANTOLOGÍA)

14 AFORISTAS 14
Varios autores
Ediciones de la Isla de Siltolá
Colección Aforismos
Sevilla, 2025

 

PAISAJES CON LUZ


   Libro a libro, el aforismo contemporáneo propicia un paseíllo continuo de practicantes. El pensamiento breve se ha convertido en fiesta nacional, si se me permite el símil taurino. Así lo corrobora 14 Aforistas 14, la primera antología del género en el tramo auroral de 2025. El conjunto atestigua que la brevedad y el laconismo sapiencial se han consolidado y sacan a la luz sus estimulantes picotazos verbales.
   El volumen muestra una cubierta, ilustración interior y postal conmemorativa diseñadas por Salvartes Desing cuyo criterio artístico exhibe la originalidad de lo paródico. La nómina integrada abandona el ensimismamiento del taller de autor para convertirse en protagonista de una celebración con plaza abierta. Tarde de alternativa para superar la condición de novilleros y afrontar a pie firme la bravura de la tradición; los seis astados de G. C. Lichtenberg y otros tantos morlacos de Baltasar Gracián. En este ámbito reescribe su voluntad expresiva la razón aforística y hace notar el paisaje con luz.
  La recopilación carece de prólogo; no hay introducción justificante de seleccionados y excluidos. Sin duda, el proyecto editorial muestra una confianza esencial en el texto para que el simple orden nominal de los apellidos trace la pertinente cronología. La constelación reitera molde en cada autor: fotografía, breve perfil biográfico y contenido de cuarenta textos inéditos.
  Comienza senda Miguel Agudo Orozco (Tarragona, 1976), profesor, artista visual, poeta y aforista. La materia verbal refuerza el sentido exhaustivo de la poda verbal, o como define el mismo autor: el formato ahorro; en el renglón vacío, menos es más y en esa escritura lineal se refugia lo paradójico, la ironía proclive a la ruptura de la solemnidad, y un humor limpio y transparente: “Si tuviera alas, me mosquearía”, “Cuando pienso en el espejo, me lo pienso dos veces”. Sus textos guardan con frecuencia el destello inteligente de lo ingenioso a través de parónimos y neologismos luminosos: “Quincalla otorga”, “Eyaculación precoz: cortocircoito”, “Entendía el pacifismo como no pegar golpe”.
   La polivalente escritura de Ricardo Álamo (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1965), profesor y filósofo, ha sondeado diferentes facetas del aforismo, como la edición y el análisis de relevantes autores o la práctica de la brevedad. Sus breverías caminan entre el pensamiento filosófico y la comprensión sociológica de quien se siente testigo de un ahora que muestra a cada instante mutaciones y signos: “El pesimista mira el presente con gafas de lejos. El optimista con gafas de aumento. Y el realista…El realista no lleva gafas”, La razón de ser de la escritura también se hace venero recurrente: “Al verdadero escritor le distingue que tenga algo importante que decir, no que escriba para ser alguien importante”, “El colmo de un aforista sería escribir sin palabras”.
   La geografía creadora de Isabel Bono (Málaga, 1964), narradora, poeta y practicante del minimalismo, es un sondeo de interiores. La conciencia almacena y trasciende, propone itinerarios que encienden interrogaciones y misterios mediante un lenguaje sugerente y elusivo. Lejos de cualquier enunciado explícito, los aforismos persiguen con los ojos vendados, son “casiaforismos” en busca de moldes en los que tome asiento lo evidente. De ahí que muchos textos sean híbridos, sin lindes entre el poema en prosa, el microrrelato y el aforismo.
   Carmen Canet (Almería, 1955) impulsa una fértil cosecha en el arte de comprimir que hace de la escritora, junto a Dionisia García en la mayor impulsora del laconismo. Su territorio trasmite cercanía, es intimista y confidencial, con una sensibilidad reflexiva en la que caben instantáneas domésticas, experiencias biográficas y estratos culturales que derivan de sus lecturas y críticas en prensa.  En sus mínimas se acoge también el ingenio lúdico del juego verbal y una reivindicación continua del yo femenino como asidero de voluntad igualitaria y riqueza sentimental. La escritura asevera que “Existen dos lenguajes: el del corazón y el de la razón. Cada uno tiene sus razones y sus corazones”.
   Los escuetos datos biográficos de Michel F. señalan su predilección por el aforismo irónico. Los breves reunidos, con magisterios a medio camino entre Cioran y Bobin, no olvidan buscar los ángulos ciegos de la realidad, esos rincones donde se cobija el matiz o la sonrisa: “Si el psicólogo te entiende tan bien es porque está peor que tú”, “Nadie me conoce como mi enemigo”, “He visto a muchos jugar con fuego, ninguno era un dragón”. Atento a las contradicciones de la experiencia, Michel F. postula que el  quehacer lacónico es un inciso aconsejable para quebrar cualquier monotonía, para quitar el grito a lo trágico y que la queja quede en simple carraspeo.
   La inclusión de Daniel Mocher (Hamburgo, 1977), con obras recientes, puede servir para constatar los signos variables y las matizaciones del aforismo en curso. En el cauce verbal del minimalismo “Un matiz es una plenitud desconocida”. En su ideario estético hay un claro epitelio lírico: “A diferencia de los pájaros, un hombre solo nunca puede ser sinfónico”, “Lo difícil es emboscarse en un pétalo”, “El alba es un ocaso desmentido”. El escritor sondea la intemperie vital y sus contradicciones para buscar el equilibrio justo de cada idea entre palabra y silencio.
   Natural de San José de las Lajas, Cuba, donde nació en 1959, León Molina vive en España desde su infancia y es uno de los impulsores del momento cenital del género breve con sus antologías y con sus libros de textos propios. La aforística del poeta tiende a lo reflexivo. Camina por orillas conceptuales como la muerte, el legado sentimental, la escritura o la ideología. Si la duda es un viaje de conocimiento, el aforismo muestra un taller abierto al tiempo donde se formulan incertidumbres: “El sentido del humor hace digerible la inteligencia”, “Si el poema no te quema, quema el poema”, “Un sistema de pensamiento es una máquina bélica para exterminar dudosos”.
   Mi inclusión en esta antología, me deja entre las manos gratitud y alegría, pero también la oportunidad de pensar sobre la razón de ser de mis inmersiones en la brevedad. Cuando escribo aforismos, vivo la claridad de su despojamiento y la respiración fatigosa de una voluntad que busca lo que no pudo ser: “Tengo una brújula para extraviarme en mí”, “Persistencia del ojo para recorrer en la pared intacta una ranura”, “Cuántos manantiales sin agua potable”. Entre pensamiento y poesía, mis brevedades mantienen su ficción narrativa sobre el transitar existencial y el personaje que guarda dentro nuestra extrañeza.
   Con un aforismo expandido, en cuyo formato prevalecen el enunciado fragmentario, la instantánea autobiográfica y el apunte ensayístico, Mario  Pérez Antolín (Stuttgart,1964) ha construido una obra reconocida con importantes premios. Su tendencia a la indagación filosófica está presente en las introducciones de sus libros, siempre escritas por relevantes pensadores contemporáneos. En los aforismos del poeta abulense conviven la presencia intacta y germinal de la naturaleza y el conocimiento de la dinámica social, junto al sondeo sobre los mecanismos de la escritura  :”Un buen aforismo debe lucir en lo más hondo”.
   Benito Romero (Santa Cruz de Tenerife, 1983), cinéfilo, profesor y asiduo practicante del picotazo irónico, practica un laconismo confidencial que hace del humorismo un reclamo de cercanía: “Hasta los fantasmas que rondaban en su cabeza se distraían con el teléfono móvil”, “Quien no tiene claro para qué escribe es el que claramente dedicará su vida a la escritura”. Proclive al aforismo de definición, los conceptos que ponen lindes a los sustantivos elegidos nunca encierran una superficie semántica concreta; siempre abren ventanas al remozado urgente y al cambio de guardia verbal: “La sutileza es la utopía de la muchedumbre”, “CREENCIA: casa con llamativo patio interior que refresca en verano  y proporciona calor en invierno”.
   Poeta, narrador, ensayista y editor, Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964) hace del aforismo una indagación conceptual; más que el enunciado abierto, su laconismo verbal explora una luz interior, los espacios intermedios de la existencia empeñados en plantear sendas interrogantes a la conciencia. La soledad, la muerte, la escritura o el desconcierto son tramas del pensamiento que agitan la certeza de que la madurez conlleva un caminar continuo hacia la pérdida y el deterioro.  En la escritura de Javier Sánchez Menéndez se expande un incansable bagaje lector, más que como referente erudito, como soporte germinal de la idea; cada concepto no es una semilla en ciernes sino un sueño recordado, una toma de conciencia de un balance interior.  
   Valenciano nacido en Danton, Texas, en 1963, Roger Swanzy es aforista y experto traductor, especializado en textos jurídicos, técnicos y comerciales. Su mirada hiperbreve, con frecuencia bilingüe, está incluida en varias antologías y en algunas revistas digitales. Siente el aforismo como un susurro de la filosofía. En sus asuntos, de amplia variedad, conviven el sentir metaliterario y el intimismo, la instantánea ambiental y los estratos de la conciencia, marcados por la emoción y el deseo. Los textos concisos reflexionan sobre sí: “Los aforismos pretenden ser un hilo en el laberinto del pensar”, y sobre el desasosegante transitar del tiempo: “VEJEZ: sentir el cansancio de la luz en nuestra propia piel”.
   Heterónimo de José Luis Trullo (Barcelona, 1967), vértice sólido del renacer aforístico por sus papeles de editor, gestor cultural y escritor, Félix Trull mantiene en el habla  lacónica una perspectiva pensante. Los textos hacen de la indagación un quehacer de búsqueda. Un remanso de verdades, certezas e imposturas de la naturaleza humana. Más allá del armazón cambiante de la realidad, la voz de la conciencia abre la estela de lo transcendente para superar paradojas y contingencias; para poner en la existencia hondura moral y el hálito de sanación de lo que permanece: “Para quienes sólo creen en lo que ven con sus propios ojos, el arcoíris tiene menos colores”, “Más que en dar, la generosidad consiste en darse”.
   El plural entusiasmo creador de Ricardo Virtanen (Madrid, 1963) ha firmado en los últimos años un copioso aporte de libros de aforismos, complementado con varias antologías. Sus textos mínimos entienden la escritura como senda en los laberintos interiores del yo, mientras el pensamiento fortalece su capacidad de adaptarse a un entorno saturado de itinerarios y complejo en su estructura: “Cargarse de razones es irracional”, “Quien elogia se parapeta en exceso”, “Cuando alguien le da la razón a otro, en realidad la pierde”, “Todos queremos ser Borges, pero nadie quiere morir ciego”, “El poeta conoce más que lo que sabe; el aforista intuye más de lo que calla”. 
  Una compilación de aforismos inéditos es una aspiración a comprender el momento presente del género breve. La antología 14 aforistas 14 dibuja un horizonte propio.  Determina una yuxtaposición de ángulos de interés con voces fundamentales junto a amanecidas que suman experiencia y lenguaje, esos pasos necesarios que intensifican el largo recorrido hacia el futuro.

JOSÉ LUIS MORANTE
 


domingo, 16 de marzo de 2025

AHORA QUE ES TARDE

San Agustín, Florida, 2013
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

  

LLEGADA A LAS ESTATUAS
 
Cuando no supe de qué hablar con los hombres,
descubrí una rotonda y me dispuse
a enmudecer, sin más, entre sus piedras.
Respiré con deleite la tibia arqueología,
y supuse fecundo aquel silencio
por alguna sonrisa, en mármol cincelada,
y por ciertos residuos gestuales
capturados
en los periplos grises de los viernes.
Miraban recelosas las estatuas,
posando en actitud mesurada y distante,
tal precoces alumnos de liceo burgués…
Fue preciso
que tendiera mi mano
y dando tregua
a palabras, latidos, ademanes y toses
viví aquel primer día
de muerto
con recién estrenada compostura,
muy conforme.

     (Del libro Rotonda con estatuas, 1990)




sábado, 15 de marzo de 2025

EL HOMBRE DEL ESPEJO

El misterioso hombre del espejo
René Magritte

 

PERSONAJE LITERARIO

Soy crédulo y paciente
aunque mis días recorren
una topografía de sucesos mágicos.
Otros criticarán mi mansedumbre.
La voluntad merece 
un exiguo salario,
una pequeña nota a pie de página
en clave de novela policial.
Tengo fe en quien me escribe,
en los renglones últimos
resolverá el misterio,
ahuyentará las nieblas y el cansancio
y hará las oportunas correcciones
para que en la partida prevalezca
la propia identidad.
Es el orden común de la supervivencia.
Salvo magulladuras, sigo intacto.

    (De Mapa de ruta, Antología poética (1990-2009)





viernes, 14 de marzo de 2025

JUAN RAMÓN MANSILLA. MANUAL PARA SACAR UN CONEJO DE LA CHISTERA

Manual para sacar un conejo de la chistera
Juan Ramón Mansilla
Prólogo de Rafael Escobar Sánchez
Mahalta Ediciones
Colección Adivinos
Ciudad Real, 2025 

 

MÁS ALLÁ DEL YO

 
   La travesía poética de Juan Ramón Mansilla (Tribaldos, Cuenca,1964) sale a cielo abierto en el despertar del siglo, dentro de la recordada colección de El Toro de Barro, con la entrega Los días rotos. Aquella carta de presentación impulsó pronto nuevos títulos del autor, que extendía su escritura a otros géneros como el relato o las colaboraciones en prensa. Pero la obra lírica abrió un largo intervalo de silencio que ahora se quiebra con la entrega Manual para sacar un conejo de la chistera.
   Rafael Escobar Sánchez se hace primer lector del poemario y firma el prólogo “Los huéspedes de la chistera”. La apertura, como no podía ser menos, deja una explicación del sugerente aserto que da título al libro. Su evidente carga paródica aspira a descubrir esa materia intacta del asombro que cobija el poema. La ironía y el humor son estratos necesarios que no restan nada al clasicismo formal y a la aspiración del poema de buscar un interlocutor dispuesto a compartir la textura emotiva o las confidencias de la autobiografía lírica. Al cabo, todo libro de poemas invita a la reflexión y descubre el interés luminoso del sujeto interior.
  Con el hermoso pórtico de Rafael Escolar Sánchez arranca un poemario que integra el poema umbral “Tono, vestimenta, calzado”. Es una invitación a escuchar el abrazo entre lenguaje y sentimientos para que se defina la identidad del yo; las palabras no son inocentes, marcan la piel del aire. Sin la dicción clara de lo emotivo, el sujeto se deshabita, vive a solas, confinado en un paisaje de aspereza que recuerda un túnel, una oscuridad densa, buscando a lo lejos una angostura, un lejano punto de luz.
  Juan Ramón Mansilla organiza su poemario en tres tramos en torno a núcleos expresivos referenciales. El primero “la casa de los rostros de ayer” enuncia el recordar de la evocación. El poema es testigo, en el cuajado bosque de los días, de una interminable estela de vidas, casi suspendida en el tiempo. No se trata de visiones fugaces sino de raíces de la identidad en un entorno rural, hecho de cercanía con la naturaleza. Lo cotidiano responde a las preguntas del niño con la percepción de lugares, horizontes livianos y una nutrida existencia animal que convulsiona la sensibilidad y se queda en los sentidos.
   La dormida silueta del fluir vital se hace mapa de reflexión en la vigilia del pensamiento y símbolo fuerte de mutaciones y cambios. La existencia se fragmenta y son necesarios signos y collages para conceder al contraluz de los relojes un latido unitario, una razón de peso que justifique las pequeñas historias. 
   El hilo de la segunda sección, “Música recercada”, enriquece su avance con alusiones culturales. Así sucede en poemas como “Lo real”, “Job”, “Ángeles” o “Lectura de Hamlet”; pero sus contenidos alumbran una gran variedad de asuntos. En los versos van emergiendo hasta la superficie del poema: viajes, lugares, fotografías, la vida concentrada en un instante. Asi se forma la desgajada esencia de una poética: “Quizá el poema sea este fumar discontinuo / la mecánica repetida del humo / lejos de la meta y de cualquier fin loable”.
   El transitar del apartado final, que se abre con la solemnidad de tres citas clásicas, muestra una realidad que va dejando rastros en el devenir, en ese solitario empeño de Penélope de tejer y destejer. La calle de lo cotidiano se perfila en los trazos del poema como un diario de retorno al ahora. La palabra es reflejo de la respiración acompasada del tiempo: “Podría escribir sobre la bondad de la sombra / pero es tan intensa la luz que nada es visible. / Días de cielos sucios embarrados de polvo. / Días en que no es posible el milagro / ni modo alguno de redención”.
  En el transitar intimista de Manual para sacar un conejo de la chistera la palabra poética acerca los virajes de la memoria y la grieta abierta de lo cotidiano. Se multiplican las instantáneas sobre las que estalla el desapacible goteo de indicios, que apunta lo que va a suceder. Si el pasado aflora, carga en sus brazos extrañeza y olvido, un desfile de ausencias que pone frío en la casa del tiempo. Queda la chistera como símbolo para recuperar el temblor vivido, las vibraciones de rostros y voces que se apagan. Ausencias que requieren un cálido ejercicio introspectivo, la mirada poética de quien retorna en busca de los tejidos más profundos del yo. Aquellos donde suena intacto la voz estremecida del silencio, su vacío.


 
JOSÉ LUIS MORANTE
 

 

jueves, 13 de marzo de 2025

CUADERNO DE CAMPO

Yacimiento celta de las Cogotas (Ávila)

 

 

SELECCIÓN DE AFORISMOS DE JOSÉ LUIS MORANTE

                               

Si miras con atención el lugar que ocupas, donde estás no hay nadie.

 En el apagado discurrir del tiempo, adanes primigenios que aguardan todavía una manzana.

El  verbalismo artificioso encala la escritura, pinta fachadas de víspera de feria.

 En la madeja de la gratitud se apelmazan los hilos sueltos.

Los viernes aseguran un tedio prometedor, hecho de puntos suspensivos.

En la poesía bucólica, espontánea colaboración de una coral ecológica: piedras, juncos, pájaros y nubes…

 Carne tranquila. Senectud.

 En las conversaciones con desconocidos los intermediarios más eficaces son la elusión, la sensatez y el silencio. 

La poesía es un yo caligráfico, angustiado por su propia identidad. 

Aversión a la lógica. Un pensamiento único y en continuas tareas de agitación.

Sabe aceptar disculpas; mantiene con la sordidez una amistad vitalicia.

La autonomía imaginativa del sueño requiere folios blancos por su inclinación a lo imposible.

El subconsciente poético confía en el potencial de los precursores.

Punto de fuga. Nostalgia de un lugar que no existe.

En la línea de costa inéditas aleaciones de cangrejo y medusa.

Estreno propósitos: subir a la llanura de un mar en calma las viejas traviesas del tren.

Cierro los ojos y cuento. No aguanto mucho. Cuando los abro, el mar escribe otro párrafo.

El mar y yo; ese ayuno verbal simultáneo

Los espejismos cuidan la apariencia; se revisten con cierta dignidad.

Un niño mira el mar, como si tuviese en sus ojos un microscopio.

Cambio de piel. Una identidad nueva, proclive a la torsión, que se mira de espaldas.

Hay máscaras que expresan la identidad de quien las utiliza mejor que las propias facciones.

El absurdo en clave de física: una hormiga arrastrando una hoja que centuplica su tamaño.

Hubo un tiempo que imaginé el futuro como un acertijo desapacible. Con actitud de esfinge requería una respuesta inmediata.

Todo final es el punto cero de un comienzo.


(Aforismos de invierno)




miércoles, 12 de marzo de 2025

ESTACIÓN DE PASO

Fregeneda (Salamanca)



ESTACIÓN DE PASO

Esta estación recien inaugurada
de sillares compactos, milenarios,
desliza su mirada en el invierno,
pasa revista al cuerpo diplomático
de las nieves y fríos de diciembre.
El estricto recinto no seduce,
exige pasajeros de etiqueta,
un protocolo de solemnes ritos,
el zoco abierto de la cortesía.
Esta estación restringe el auditorio,
es reverso de la hospitalidad.
Sus andenes no acogen, estimulan
las heridas de arena del viajero,
son una invitación para el exilio.

    (Del libro Largo recorrido, Rialp. 2001,
Premio Internacional de Poesía San Juan de la Cruz)




martes, 11 de marzo de 2025

ENCUENTRO CON GLORIA DÍEZ

Biblioteca Mario Vargas Llosa de Madrid
2O de Febrero de 2025


Presentación de los libros PASO LIGERO. LA TRADICIÓN DE LA BREVEDAD EN CASTELLANO (Siglos XX y XXI) (La Isla de Siltolá, 2024) y FUERA DE GUION. CASI CIEN MICRORRELATOS (Lastura Editorial, 2024 ) a cargo de la poeta, periodista y gestora cultural GLORIA DÍEZ 


    Buenas tardes y muchas gracias por estar con nosotros. El invitado de hoy es José Luis Morante, autor al que ya hemos tenido la oportunidad de oír en otras ocasiones. Como seguramente recordáis, es profesor, ensayista y poeta. En prosa, su cercanía al género breve se plasma en aforismos, haikus y microrrelatos. Ha publicado una decena de libros, pero yo no voy a mencionarlos todos, sí, si me permitís, haré una selección personal que está basada en los que más me gustan y mejor conozco, no tiene otro valor: en poesía me quedo con el libro de haikus A punto de ver, en aforismos con una preciosa selección titulada Migas de voz y en cuanto a los ensayos, yo destacaría el titulado Aforismos e ideas líricas de Juan Ramón Jiménez y Los cien mejores poemas de Karmelo C. Iribarren. Para el resto de la bibliografía, que como os digo es amplia, os remito a Internet. Hay que destacar su incansable labor de critica que se recoge en su blog “Puentes de papel”.
   Tenemos hoy sobre la mesa dos libros, un ensayo sobre aforismos, Paso ligero, y un libro de microrrelatos Fuera de guion. Si hiciéramos un recorrido por los títulos de José Luis Morante, seguramente apreciaríamos su sobriedad: una de sus antologías poéticas se titula “Mapa de ruta”, otra “Pulsaciones”, también en los títulos Morante sigue el dictado de la brevedad, como si condensar las ideas fuera en él un imperativo.

 Paso ligero lleva un subtítulo: “La tradición de la brevedad en castellano (siglos XX y XXI)”. Al abrir el libro nos encontramos con un ensayo de casi 200 páginas que desemboca en una antología. El conjunto es muy recomendable si se quiere tener una idea general sobre los antecedentes y el desarrollo del género aforístico y, al mismo tiempo, tener acceso a una selección de la obra de veintisiete autores, con presencias tan relevantes como Machado, Juan Ramón Jiménez, Gómez de la Serna, Carlos Edmundo de Ory, Ramón J. Sender, Max Aub, Rafael Pérez Estrada, Dionisia García y entre los contemporáneos, Manuel Neila y Ramón Eder… por citar algunos, sin menoscabo de ninguno de los demás, hasta llegar a los veintisiete.

Cabría preguntarse por qué el género aforístico que parte, en algún sentido, de la tradición oral y la literatura sapiencial, ha encontrado tan amplio acomodo en los siglos XX y XXI. Al margen de la evolución de las formas de comunicación, que se prestan especialmente a lo breve, debemos reconocer que esas chispas de ingenio, esas luciérnagas del pensamiento que nos iluminan durante segundos, tienen un encanto difícil de superar. El inconveniente de toda síntesis es que se pueden perder algunos matices, pero, a cambio, nos deslumbran. De hecho, dice Morante que el aforismo se ha convertido en una presencia esencial del discurso literario.

   Pongamos un ejemplo, José Bergamín escribe: “El hombre es cruel cuando se apasiona. La mujer no es cruel más que cuando es indiferente” y quizá no sea toda la verdad, pero la parte de verdad que queda iluminada, nos hace pensar.

  No quiero quitar tiempo al protagonista de la tarde, pero sí me gustaría aludir al segundo libro Fuera de guion. Si el ensayo que abre “Paso ligero”, era de casi 200 páginas, Fuera de guion recoge casi cien microrrelatos. Muchos de ellos, como nos indica el autor, han ido apareciendo en “Puentes de papel”, un blog que mantiene y ahora cito: “un apetito omnívoro de poemas, reseñas, cuentos y aforismos”. Como no podía ser de otra forma, los microrrelatos se acercan a algunas de las ideas recurrentes en la obra de José Luis Morante:  me refiero a los laberintos del yo, a todo aquello que el mundo tiene de ambiguo, a la amenaza que albergan algunos espejos o la radical indefensión en la que a veces nos movemos.

Creo que algo de eso se resume en uno de ellos titulado “Jornada laboral”: “Nunca hay excepciones. Cuando habla consigo miente a cada instante. Eso le obliga a un inacabable fingimiento para demostrar que se cree a sí mismo. Su edificio corporal sobrelleva el gravoso cansancio. Desempeña a diario una doble jornada laboral.”

Desde luego una jornada de ocho horas no basta para el enorme trabajo lector y para la ingente producción que devoran sus “Puentes de papel”. Creo que es el momento de cederle la palabra al guardián de esos puentes, que pueden ser frágiles, pero frágiles o no, lo que importa es que nos permiten cruzar a la otra orilla.


GLORIA DÍEZ

 

 

 

 

lunes, 10 de marzo de 2025

DILUVIO

Crepusculario
Oropesa del Mar, Invierno 2025
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana


DILUVIO

  

 La crecida de lluvia, a través de los días, engendró en el jardín un mar interior. Un esplendor azul limitado a sí mismo. Desde entonces no duermo. Vigilo una presencia silenciosa que está ahí y absorbe mis sentidos. Cuajada de onirismo y fantasía, su belleza acompaña y me contiene. Soy fiel réplica del ojo circular y sin párpado del pez. No puedo mirar hacia otra orilla. Se desvanece el sueño en la impaciencia. Nadie sabe cuándo la superficie aguarda el primer barco.

 

JOSÉ LUIS MORANTE 




 

domingo, 9 de marzo de 2025

PLANOS CORTOS (AFORISMOS Y CINE)

Planos cortos
Aforismos y cine
José Luis Morante
Prólogo de Juan Varo
Trea Editorial, Colección Aforismos
Gijón, Asturias, 2021

  

HOMENAJE AL CINE

   Los breves aforismos de PLANOS CORTOS están inspirados en películas que conforman la memoria sentimental. Despliegan sus contenidos para recordar actores, actrices y secuencias que están en la calle atemporal de nuestra retina y que han inspirado poemas, recuerdos y vivencias generacionales. En torno al decir breve del aforismo se reúnen en este libro de José Luis Morante, publicado por Ediciones Trea, más de trescientos textos, con un amplio despliegue de contenidos. Diseñan una mirada a la sociedad contemporánea y sus rasgos más destacados; también abrazan al cine como expresión artística capaz de crear en el espectador una amplia escala de sensaciones. En su enfoque las claves expresivas radican en la intensidad y la decantación de lo mínimo en precisa síntesis.
   La entrega PLANOS CORTOS clarifica su aportación con un ameno prólogo del profesor Juan Varo, de la Universidad de Granada que muestra el lúcido conocimiento de esa relación natural entre el aforismo y el cine. Nacen así los sentenciosos textos de José Luis Morante como mínimas reflexiones, capaces de abrir nuevos horizontes sobre la pantalla grande. El cine es siempre un arte capaz de de conmovernos, de evocar y provocar para entregarnos nuevas dimensiones de la realidad. 
  Los aforismos integrados en el libro Planos cortos de José Luis Morante no ocultan las incisiones melancólicas que deja sobre el aprendizaje sentimental la erosión del discurrir. La existencia se mira en la pantalla del cine, agridulce, atenta a la emoción sorprendida de la luz, dotada de una retina irónica, a media voz, que busca el primer plano de la confidencia y despliega a cada instante “El esfuerzo del yo por ser fiel a su primera versión y la soledad deshabitada del final de rodaje”.
  En la cosecha de Planos cortos está “una inquebrantable voluntad de verdad, de concisa y desnuda verdad, intensa, provocadora, inquietante, radicalmente distinta del discurso argumentativo” para dibujar el recorrido creador del cine y su intensa aportación durante décadas a la cultura. 
 

JOSÉ LUIS MORANTE

sábado, 8 de marzo de 2025

IDENTIDAD

Aurora
Archivo de Internet

 

IDENTIDAD
 

 

No es el otro lado del espejo,
sino de uno mismo

Luigi Amara

 

Tras años de ser ella en una franja oscura de lo cotidiano, deseó ser otra. Puso en su biografía una mordaza y recomenzó. Los pasos regresaron hasta el cero y empezó a labrar un lugar inexplorado para amanecidas y crepúsculos. Paseó calles donde los transeúntes eran presencias desconocidas. Alentó pensamientos y afectos sin fisuras y sonrió. Habitó el misterio de quien se mira por primera vez y no se reconoce.

José Luis Morante