(Béjar. Foto de Luis Felipe Comendador)
Salgo a primera hora. Temperatura fresca y cielo azul, en el que se demora una luna llena desvaída. Elijo la carretera que asciende desde Hoyos del Espino hasta Barco de Ávila; la ruta es un enorme balcón que mira el granito de Gredos. En el coche, la música de Silvio Rodríguez; cada viaje a Béjar es un revival en el que cada detalle cuenta. Luis Felipe y yo compartimos veinte años de amistad y el pasado es un hueco abismal y jocoso que puebla un inacabable anecdotario. Pero esta vez son muchos los asuntos pendientes. Hemos quedado en la plaza mayor, junto al castillo, donde Luis pone su puesto de libros solidarios y allí nos encontramos, bajo la sombrilla. Enorme alegría que hace la mañana lenta y calurosa. Después me invita a comer en una terraza con brisa, milhojas de sandía, con queso fresco; completa el menú el cochinillo frito y el helado. Después café con hielo.
La historia editorial de LF ediciones es continua y en ella estará mi próximo libro de aforismos, casi concluído, que debe completar un prólogo y una nota biográfica.
Las palabras fluyen con la misma densidad que el trabajo plástico de Luis; tiene completa su futura exposición, una mirada de técnica novedosa, que aglutina crítica y color. Como siempre, son muchos los libros que me regala y no me deja sino pagar el helado a Mari Ángeles - flor de verano llena de belleza- y a Guillermo, un espigado adolescente con el aire limpio de la sensatez.
Otro día hablaré de los temas que hemos abordado. Tengo tanta confianza en ellos que parecería un escritor primerizo que tiene la palabra llena de tinta impresa. Ahora sólo quería brindar para ahuyentar dudas y pesimismo: salud y trabajo; y el compromiso nunca provisional de seguir juntos: queda mucho por hacer.
Vaya, me ha dado ganas de hacer una Milhoja de sandía... Tendré que hacerme primero con la receta.
ResponderEliminarEsperando tu nuevo libro con mucho interés.
La receta es muy sencilla, fresca y eficaz, se trocea la sandía como si fuese un coco y entre capa y capa se rellena con queso fresco de Burgos; en el último tramo se pone en el queso un poquito de miel: una delicia. Un abrazo fuerte, acabo de llegar a Rivas y pongo en el blog mis impresiones.
EliminarLa colección para los aforismos es muy bonita; te enseñaré algunos títulos. Abrazos.
Es curioso cómo algunas tierras se nos agarran a los amigos. Para mí, Béjar solo tiene buena gente. Luis Felipe a la cabeza, por lo grande, en todos los aspectos. Y a ti, aunque estés en la Corte, te asocio a Béjar.
ResponderEliminarQuerido Pedro, hablamos de ti; ya te he comentado que fuiste para mí el descubrimiento del encuentro bejarano. No conocía tu trabajo literario ni tu dedicación cervantina y tampoco conocía tu sentir afectivo. Fue un privilegio encontrarte allí y un ejemplo de lealtad. Vendrán nuevos tiempos, seguro, y nos juntarán otra vez. Sólo un poco de paciencia.
ResponderEliminarAbrazos enormes, amigo... fue un placer tenerte en mi tierra (y otros abarrotes para Pedrito Ojeda, buen colega).
ResponderEliminarLuis, ya estoy en Rivas. Mucho calor. Muchos correos pendientes y en la bandeja de entrada faltan las fotos y el material de trabajo de S. R.
EliminarCuando puedas, me lo remites; ya mismo llamo y te informo.
Qué guapa Ángeles. Tú también, grandullón. Suerte con la exposición.
Choca esa copa, amigo.Besos para los dos.
ResponderEliminarHerme, vi el retrato doble que Luis Felipe os dedica. Es muy divertido y con su mensaje crítico-lúdico al pie, como debe ser. Ya te he comentado que me resulta sorprendente la creatividad de Luis y seguro que la exposición será un éxito. Un abrazo fuerte.
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