Las Cogotas Fotografía de Rubén Sánchez Santana |
martes, 30 de abril de 2024
REGRESO
lunes, 29 de abril de 2024
SOLO PAVESAS
Sierra Norte de Madrid Fotografía de Adela Sánchez Santana |
domingo, 28 de abril de 2024
ROCE DEL AIRE
sábado, 27 de abril de 2024
MURALLAS Y ERIZOS
Con Joan Margarit Instituto Cervantes de Madrid, 2020 Fotografía de Isabel Fernández Bernaldo de Quirós |
MURALLAS Y ERIZOS
Con C. Cavafis y Joan Margarit
Retorno con frecuencia la poesía de C. Cavafis. Leo en voz alta versos que sobrepasan su condición de textos literarios para convertirse en principios vivenciales, listos para aplicarse a la travesía diaria del mañana que empieza. Así me sucede con “Murallas”, una composición breve que suelo emparentar con otro poema imprescindible de mis hábitos lectores, “El erizo”, un acierto de Joan Margarit. En los dos textos se habla de un yo encerrado fuera del mundo, seguro, inaccesible, protegido en Cavafis por sólidas murallas y en Joan Margarit por la punzante piel de los erizos. Ambos poemas dan voz a un yo solitario, a resguardo, que abraza el desconcierto porque el mundo está fuera, y allí empieza la vida.
(Anotaciones bajo la lluvia)
viernes, 26 de abril de 2024
PASO LIGERO
Paso ligero La tradición de la brevedad en castellano (Siglos XX y XXi) José Luis Morante Edición, selección y prólogo Ediciones de la Isla de Siltolá Sevilla, 2024 |
(Anotaciones de A punto de ver)
jueves, 25 de abril de 2024
FÉLIX MARAÑA. EL BOSQUE NO ES UN ÁRBOL REPETIDO
El bosque no es un árbol repetido Sonetos y soñetos Félix Maraña Prólogo: Valentín Martín Huerga & Fierro editores / Poesía Madrid, 2023 |
LA LIBRE CÁRCEL DEL SONETO
El cauce poético se renueva ahora con El bosque no es un árbol repetido, una compilación de sonetos prologada por Valentín Martín, que añade como subtítulo un guiño unamuniano: “Sonetos y soñetos”. La entrada “Libro de la reconciliación” proyecta una voz directa, con un fuerte acento coloquial que identifica en el ejercicio literario la textura sentimental del protagonista lírico: “Félix Maraña, ese activista de los sentimientos, de la cultura física, el más republicano de todos los gorriones que un día se acercaron a mí como a un hermano grande”. El introito evoca también el recorrido en el tiempo del soneto como estrofa clásica, con un inventario de nombres propios que refuerza la plenitud expresiva y canónica de la forma. Se me permitirá que añada a la galería de practicantes la voz de Blas de Otero, vasco comprometido y poeta social que hizo de esta hermosa cárcel de catorce versos una meditación del devenir temporal del sujeto y su condición existencial.
El aserto El bosque no es un árbol repetido se apropia de la fuerza expresiva del aforismo para advertir al lector que debe mantenerse en vela para recordar que la reiteración formal no borra la autonomía y plenitud de cada soneto. La voluminosa cantidad de poemas se organiza en cuatro apartados temáticos: “Rumores vegetales”, “Tierra trasplantada”, “Nombres y pronombres” y “Canción y canto”. El poeta además coloca como umbral, tras el paratexto de las citas, el poema pórtico “Garaje de guardia”, una composición que advierte y ratifica lo enunciado por Jaime Gil de Biedma: el devenir vital es un asunto serio que no elude erosiones y pérdidas y la conciencia fuerte de un aviso para navegantes; todos estamos en tránsito, exhibimos una condición transitoria, somos materia paradójica, inocente ceniza que aventará el viento del olvido en la última costa.
Cada poeta moldea su cadencia expresiva, deja en los versos su particular manera de compartir un pensamiento que adecúe contenidos y forma. En los poemas de la sección inicial “Rumores vegetales” emerge una escritura meditativa y humanista, incisiva e irónica que hace un balance vivencial, despojado de trascendencia. Del mismo modo que el bosque, ese mar de palabras verticales, acoge en su interior una flora y una fauna diversa, la realidad acoge en sus puntos cardinales materiales humildes. Vivir es ir sumando pasos y propósitos, muchas veces baldíos, es también acumular pequeñas muertes sucesivas que constatan que habitamos una sala de espera, que vivir en solo un sueño, un espejismo calderoniano que añora la nostalgia del futuro.
Contenida en los límites del soneto, la mirada crítica denuncia los desajustes sociales, las continuas agresiones al paisaje natural o los incontables problemas demográficos de nuestro tiempo, esas hendiduras que hablan de los desheredados de la tierra y del continuo flujo migratorio.
El subtítulo cobijaba la convivencia de composiciones que no cumplen en sentido estricto las reglas formales del soneto. Esos textos o soñetos precipitan en sus versos la pedagogía del tiempo con sensibilidad machadiana.
El apartado “Tierra trasplantada” repasa la memoria personal de un tiempo y sirve de homenaje a algunas iniciativas culturales como la revista La galleta del norte. En todo el apartado es frecuente la nota a pie de página que recuerda aspectos contingentes ligados al poema; desde esa entraña de matices va creciendo la intrahistoria del poema con un persistente hilo argumental: el sustrato existencia donde se dibujan los trazos de un yo poético que recuerda presencias esenciales como la madre o confiesa que ha vivido. Los palabras conforman un itinerario confidencial fragmentado en el que predomina la nostalgia al evocar la hermosa inercia de lo cotidiano.
Los relieves del homenaje alzan un mapa de nombres propios en “Nombres y pronombres”. Habitan el poema Antonio Machado, Federico, Vallejo, Bergamín, los vascos del 98, Blas de Otero, Gabriel Celaya o Jorge Oteiza. Son presencias que confirman el peso fuerte de la tradición y el compromiso de la poesía con la historia. El verso reflexivo, sin digresiones, se impregnado de una austera tristeza que recuerda la muerte, que asume con entereza y lucidez el verso sobrio para esa línea gris que marca senda hacia ningún final.
No solo la muerte y su poder igualatorio está presente en los poemas. También la amistad y la afinidad sentimental con otros escritores busca hueco en los sonetos de “Nombres y pronombres” para mostrar la cercanía con Rodolfo Serrano, Manuel López Azorín, Ana Montojo o Valentín Martín.
Sirve de coda al extenso poemario el conjunto “Canción y canto”. En él el lenguaje se convierte en canto y ejercicio lúdico. Los textos combinan el aire popular y la rima sonora para acentuar su carácter festivo y el cauce sonoro de la canción.
El bosque no es un árbol repetido, con sus continuas transiciones temáticas, hace de la pactada forma del soneto y su férrea estructura una estrategia expresiva que enhebra pensamientos y contempla la vida como un paisaje abierto. El endecasílabo muestra su fluir armónico con variadas distribuciones acentuales, sin estridencias, con la palabra contenida de quien se asoma al río de la tradición para reflejar en sus aguas la vida al paso.
miércoles, 24 de abril de 2024
ALGA. Revista de Literatura nº91-92, 2024
ALGA Revista Literaria nº 91-92 Primavera de 2024 Dirección: Goya Gutiérrez Edición: GRUPO ALGA AYUNTAMIENTO DE CASTELLDEFELS (Barcelona) |
DESPEDIDA
martes, 23 de abril de 2024
ANTOINE DE SAINT EXUPÉRY: EL PRINCIPITO
23 de abril: Día del Libro |
ANTOINE DE SAINT EXUPÉRY: EL PRINCIPITO
(De Cuentos diminutos)
lunes, 22 de abril de 2024
SUSANA BENET. ALMA DE CARACOL
Alma de caracol Susana Benet Ediciones la Garúa Colección Haiku, dirigida por Jesús Aguado y Joan de la Vega Barcelona, 2024 |
BROTES VERDES
En la nueva entrega, sorprende la escritora al incluir en el pórtico paratextual, junto al espléndido kaiku de Kobayashi Issa, una cita de la escritora estadounidense Patricia Highsmith. Es un nombre vertical de la narrativa policiaca, cuyo magisterio estaba presente en la compilación de sus relatos: “El hombre no tiene más alma que un caracol de jardín. Lo que quiero decir es que el caracol de jardín también tiene alma”. Desde esa perspectiva igualitaria que acerca el sujeto al entorno y equipara la condición de ser de todos los integrantes del paisaje, comienza una entrega donde la observación de lo doméstico se convierte en transitado venero argumental. El haiku de Susana Benet ahonda en la mirada clásica de la tradición. Convierte el esquema versal en objetiva plasmación del instante que aloja en sus destellos el singular misterio de lo cotidiano, el frescor del asombro: “Brilla la luna / en el rastro reseco / del caracol”, “Entre hojas verdes / zigzaguea la mosca / ebria de sol”, “Tejió su tela / la araña entre mis plantas. / Nueva inquilina”.
El volumen Alma de caracol arranca con una serie de textos vinculada a la observación directa que propicia la cercanía y el amor a los relieves y destellos de la tierra. La naturaleza cobra una presencia fuerte. Sus elementos multiplican sensaciones e imágenes. Los sentidos escuchan y hacen de la reflexión una vigilia en la que se moldea la sensación con una fuerte contundencia: “Puede la noche / ocultar las petunias, / no su perfume”. Así llueven los haikus que en su levedad tampoco olvidan el matiz crítico y el desamparo de la naturaleza frente al incontinente desasosiego del progreso que va dejando signos desapacibles en las rastrojeras del paisaje: “El carril-bici. / Quién recuerda que allí / crecía un ciprés”, “Un niño trata / de devolver al árbol / la rama rota”.
El día a día forcejea con la rutina; siembra esa reiteración de hábitos que convierte el sedentarismo del hogar en un refugio de evocaciones, soledad y melancolía: “Tardes ociosas. / El perro dormitando, / las nubes quietas”, “Un nuevo sábado, / el periódico trae / noticias viejas”, “Cuánto ha cambiado / el bar de aquellos tiempos. / Qué triste el vino”, “Todo cerrado / en el día festivo. / Menos el sol”.
La lectura del contexto cercano es una forma de percibir, dentro de la soledad, el abrazo cálido de la compañía. También la mirada del tiempo, siempre dispuesta al balance vivencial del presente. Laten las horas; el discurrir apunta una variada gama de situaciones vitales. Tras el amplio abanico de la diversidad se entrecruzan el desconcierto diario, la quietud existencial del tedio y la incertidumbre generada por el entrelazado relacional donde discurre la convivencia con los demás. Mirar dentro es quedarse a solas con la conciencia, advertir los rincones de la imaginación, saber que la escritura es una manera de resistir: “Toda la noche / el tráfico incesante, / las obsesiones”, “Salir del sueño / como salir al mundo / por vez primera”.
A los veneros del asombro y la imaginación, se une el ir y venir de las sensaciones, la vehemencia de ser un integrante más de la naturaleza, esa acuarela de cromatismo renovado que muestra su gran fuerza expresiva. Además, el oficio de vivir recrea itinerarios de memoria y olvido, de propósitos y recuerdos que diseñan la caligrafía de cada conciencia, el testimonio abierto de su introspección. A su paso, el día regala la belleza de lo inadvertido en las cosas humildes y cercanas que expanden en su contemplación la seguridad de lo conocido, una multiplicidad de espigas que conforma la tierra del recuerdo.
Susana Benet ya es una voz clásica en nuestro entorno poético. Como se ha dicho, comenzó a utilizar la estrofa hace más de veinte años y mantiene en el tiempo una preceptiva sin virajes. La escritora practica un haiku despojado, una instantánea verbal donde sombran los adjetivos y emplea los verbos con concisión extrema. Quien contempla los ciclos estacionales de un mundo cambiante, lo hace con la empatía de quien percibe a través del asombro. La observación captura la belleza del instante. El sujeto, a su paso, anida dentro un patrimonio sensitivo que busca una inasible arquitectura, el esplendor callado de lo perdurable.
domingo, 21 de abril de 2024
ESCRITURAS EN FLOR
Alegría Fotografía de Cris Aparicio |
sábado, 20 de abril de 2024
viernes, 19 de abril de 2024
ELOGIO DE LA BREVEDAD
Pasos a dos Madrid, Plaza de Colón, abril, 2024 Fotografía de Cris Aparicio |
EN TORNO AL HAIKU
El haiku teje en silencio, sin dogmas; cuando la poética se
aleja de la emoción se refugia en el laboratorio.
(Anotaciones del libro A punto de ver, Polibea, 2019)
jueves, 18 de abril de 2024
JON FOSSE. POESÍA COMPLETA (Volumen I)
Poesía completa (Volumen I) Jon Fosse Traducción de Cristina Gómez-Bagggetthun Editorial Sexto Piso / Poesía Ciudad de México, Madrid, 2023 |
Desde la soledad esencial de la lectura emprendo mis primeros cuatro pasos en la poesía de Jon Fosse. El volumen I reúne las tres entregas iniciales: Ángel con agua en los ojos (1986), Los movimientos del perro (1990) y Perro y ángel (1992). La andadura del poeta comienza con una poesía intimista, aunque con un cierto aire de objetividad y distancia. Los poemas vislumbran lo que somos y hacemos, la letra caduca que conforma la lluvia de soledad en un entorno que marca con su presencia el discurrir existencial. Lo vivido en su persistente oscuridad enlaza evocación e instantes del presente. Los poemas marcan las pautas de un itinerario ficcional cercano a la perspectiva realista con situaciones aparentemente domésticas, aunque siempre atento a sorprender el lado onírico de lo real. Los espacios poéticos dejan la sensación de ideas fragmentadas, como si las certezas sensoriales necesitaran el refrendo de la reflexión. En otros momentos se convierten en reescrituras y variaciones de magisterios cercanos como Georg Trakl, o dejan la calidez sensorial del deseo en un erotismo que prefiere la sugerencia del reflejo y el merodeo visual de una escena onírica a la descripción. El tono cortante del relato poético sugiere la mirada paciencia del espectador que anuncia lo que ve o se imagina con un ritmo cortado, repleto de pausas, hasta que otra vez las voces, con el denso peso de lo alucinatorio, emergen desde el silencio.
Prosigue itinerario Los movimientos del perro en cuyos poemas se acrecienta la fragmentación visual y el hermetismo. La idea del poema conforma comparaciones que enlazan estratos semánticos distintos. Los temas van y vuelven mudando la significación, como si se agitaran por dentro. Los versos crean una atmósfera de incertidumbre y despojamiento, se hacen con escuetos materiales, como si nacieran desgajados y esenciales desde el interior, presentes e incomprensibles.
El personaje verbal del niño chico suscita composiciones en forma de cantares infantiles, en los que la rima pone un aire popular y engarzado con la tradición oral. Pero pronto se suman, desde la reiteración de un supuesto motivo circular, al tema orbital de las composiciones donde el perro se transforma en elemento simbólico, como el ángel en la primera entrega.
Perro y ángel (1992) ocupa el tramo final de este primer volumen compilatorio. El título enlaza dos sustantivos que determinan los poemas anteriores, como si el escritor quisiera resaltan que su geografía poética se construye a partir de motivos recurrentes. También la presentación formal de los textos permanece. El yo poético mira alrededor para anotar con los sentidos el cromatismo del entorno. La mirada se desplaza y da razón de vida al pensamiento. El poema se hace testimonio de una instantánea visual. Todo aparenta la calma de un día cualquiera. Y desde ese sosiego retorna el paisaje de la evocación en el que se entremezclan sensaciones y lecturas. La voz de Jon Fosse nunca es ajena al fluir de la tradición; como sucediera en otros libros, aquí rescribe ideas y poemas de Hölderlin, como escritura que se reflejara en un cristal.
Las palabras acogen lo paradójico, la presencia de lo ausente, la luz de la oscuridad, el viaje al mar de una barca que se dirige hacia la negrura; son desplazamientos de los significados que en ocasiones solapan la línea argumental y dan pie a interpretaciones más complejas. El yo que escribe es un yo cambiante que hace del tiempo un presente continuo y una persistente desaparición de la identidad porque cada texto cobija a quien lo escribe. Se hace un cuarto perdido en algún sitio con la luz prendida.
miércoles, 17 de abril de 2024
LA CAÍDA
El que sabe ver no necesita preguntar
FRANZ KAFKA
Tarde en la Biblioteca nacional para asistir a la presentación de la revista Turia. Secuestro la atención de los asistentes dos minutos. Al ocupar mi asiento no veo el escalón, mientras saludo a varios escritores, y caigo con estrépito al pasillo. La caída es muy dolorosa, pero discreta; solo hay doscientos asistentes. Durante el evento, se hincha mi mano y tengo dolorida la espalda. No digo nada pero mi ánimo trata de sobreponerse con la falsa sonrisa del náufrago.
Cada evento literario ratifica la misma sensación desoladora. Las nuevas voces, empeñadas en ganar prestigio e influencia social, dedican muy poco tiempo a la lectura y mucho a descubrir puntos de anclaje.
Con tantos poetas profesores, la conversación deriva siempre hacia el mal estado de la educación. En las familias se deberían prohibir los puños cerrados del autoritarismo; no generan afecto sino el mar helado de la frustración y un continuo sentimiento de culpa.
Preposiciones de su estar diario: ante, cabe, bajo, con, contra, desde, hacia, hasta, para, por, según, si, sobre, tras EL MÓVIL.
Migra el sueño. La vigilia permanece a mi lado casi toda la noche. Suelo asustarme mucho cuando me observo a solas.
(Abril en el diario)
martes, 16 de abril de 2024
KAFKA Y YO
Franz Kafka (Praga, Chequia, 1883-Kierling, Austria, 1924) |
La biografía del escritor parece disentir de su obra. Fue un modesto judío de Praga cuyo itinerario vivencial estuvo regulado por la rutina de horarios funcionariales que no pueden interpretarse en clave literaria.
Sus relaciones con los demás fueron pobres, como si permaneciera en el umbral del otro o detrás de un cristal que asegurara su confinamiento. El escritor asumió la condición del superviviente; una interioridad aislada que, sin embargo, observa el entorno con profundo interés. Lo que sucede fuera le desconcierta porque la azarosa relación de acontecimientos diarios legitima el absurdo, el hueco incontinente de una nada convertida en seña de identidad colectiva. Por eso leo a Kafka.
lunes, 15 de abril de 2024
EL ARTE DE VIVIR LOS LUNES
Ahora que es tarde José Luis Morante Prólogo de Antonio Jiménez Millán Ediciones La Garúa /Poesía Barcelona, 2020 |
EL ARTE DE VIVIR LOS LUNES
requiere cierta práctica y algo de teoría,
saber de estratagemas y confabulaciones
y adjetivar la prosa cotidiana
con una terca voluntad de estilo.
Incontables acechan
los peligros desde el primer café,
crecen cuando un olor
anuncia escuetamente la leche derramada,
se reproducen con duración de días laborables
y en guardia se mantienen,
tal seguros precintos,
entre los pasajeros del tren crepuscular
que nos devuelve a casa,
al reclamo del lecho hospitalario.
El arte de vivir los lunes
sobrevive y se esconde
en vacuas reflexiones como ésta:
nada es eterno, salvo un lunes.
(De Población
activa, 1994)
domingo, 14 de abril de 2024
MONOGRÁFICO SOBRE FRANZ. REVISTA TURIA
TRANSICIONES
En
el Retiro caminamos sin prisa, sustituyendo al pensador por el paseante para
percibir la superficie sosegada del lago, la quietud de una estatua con vida,
el violín que suena con el abrazo ronco del cello. Instantes. Transiciones del
ánimo.
(Apuntes del diario)
sábado, 13 de abril de 2024
ÁNGELES MORA: LA HORA DEL POEMA
ÁNGELES
MORA. PREMIO NACIONAL DE POESÍA 2016
Aunque nació en Rute (Córdoba),
el trayecto literario de Ángeles Mora se vincula con la ciudad de Granada. Allí
llegó a comienzos de los años ochenta, cuando la ciudad vivía una auténtica
eclosión creadora con los poetas de la otra sentimentalidad, y allí obtuvo su
licenciatura en Filología Hispánica. La poeta ha conseguido el Premio Nacional
de Poesía por su poemario Ficciones para
una autobiografía (Bartleby, 2015) y ahora publica su quehacer lírico en el volumen Quién anda aquí. Poesía reunida (1982-2024)
Comencé a escribir cuando era una adolescente, después de mis primeras
lecturas. Escribía ingenuos poemas que poco a poco fui reuniendo en dos
primeros cuadernos de aprendizaje, De ellos surgió un primerísimo libro ya muy
olvidado y otro de canciones, que no llegaron a publicarse. Más tarde trabajé
un poco más y recuperé parte de esos poemas en un libro titulado Caligrafía de ayer, que se publicó en mi
pueblo natal, Rute (Córdoba), en el año 2000. Pero, en serio, comencé a
escribir a finales de los años 70, después de que pasaran mis años que llamo de
“vida oculta”, tras mi primer matrimonio y mis tres hijos que nacieron
rápidamente. Durante un tiempo me dediqué únicamente a ellos. Cuando llegué a
Granada, en el año 79, tenía muy avanzado ya mi primer libro: Pensando que el camino iba derecho, un
libro donde empecé a romper con mi inconsciente poético esencialista juvenil,
porque ya había comenzado a leer a poetas como Eliot, Gil de Biedma, Ángel
González, Brecht, Emily Dickinson, aunque aún no había comprendido bien el
lugar donde, poéticamente hablando, me hallaba. Por eso en ese libro a veces
los poemas se me escapaban, se me iban por las ramas… Con lo que también empecé
a romper en ese libro fue, desde luego, con mi inconsciente vital, porque ya me
había dado cuenta de que la vida no era como me la habían pintado. No lo era
para nadie, pero mucho menos para una mujer. Por eso el primer título que le
puse a ese libro era “Donde da la vuelta el corazón”. Y por eso en ese libro
hay poemas como “Claudicar y muriendo” donde ya hablo de algo que se cae
irremediablemente.
Sí, Granada removió el ambiente poético del país. Aquella fue una etapa
importante, crucial, para el nuevo rumbo que había de tomar la poesía. La otra
sentimentalidad supuso un vuelco radical entonces a la manera de entender la
poesía y la literatura en general. Como muy bien sabemos nació de las
enseñanzas y la manera de analizar el hecho literario del profesor Juan Carlos
Rodríguez, que en la Universidad de Granada nos enseñó a leer los textos de
otra manera, a indagar en el inconsciente ideológico que los sostenía, los
producía. También a no dar el yo por presupuesto, a pensar que somos producto
de una determinada concepción histórica de las relaciones sociales, de una
ideología que nos entra desde que nacemos por la misma piel. En nuestra poesía
intentábamos romper con ese inconsciente ideológico que nos domina, que
aprendemos desde que tomamos la leche materna. Las mujeres lo intentábamos
desde nuestra particular condición, desde las circunstancias especiales que
vivimos. Nunca saldremos de la trampa ideológica en que vivimos si no rompemos
las dicotomías que plantea la burguesía capitalista: privado/ público, razón/
sensibilidad. Las mujeres lo teníamos peor porque siempre fuimos destinadas a
lo privado y a la sensibilidad, frente a lo público y la razón, que eran del
hombre. Si nos quedamos en el yo que nos construye el inconsciente ideológico
de la familia, las relaciones sociales, etc., nunca romperemos esta historia de
explotación en la que vivimos (más las mujeres, pero también los hombres)
-En muchos de sus versos, ¿es la memoria el punto de partida?
-Otro elemento central de su poesía es la identidad femenina, el continuo debate sobre su rol social. ¿Hay margen en el poema para la cuestión de género?
Naturalmente que sí, y en este libro yo trato esa cuestión en varios poemas.
Unas poetas han abordado este tema de una manera y otras lo han hecho de otra.
Históricamente, podríamos decir que la mujer tuvo que hacer un doble
distanciamiento para entrar en ese universo poético que parecía reservado solo
para el hombre (las llamadas románticas del XIX fueron pioneras. Y no digamos
Rosalía de Castro, que pasó ampliamente de ese “terreno acotado” que se
concedía a las poetisas): la mujer tuvo que distanciarse primero de su propio
inconsciente que le decía que ella pertenecía al mismo ámbito –el del
sentimiento, la sensibilidad, lo sublime- que la poesía. Es decir, distanciarse
primero de su educación sentimental para entrar en el ámbito de la razón, el
mismo que el hombre siempre se reservó para sí, desde que se consideró sujeto.
Pero las mujeres, a veces, utilizamos ese lugar femenino para deconstruirlo con
distanciamiento y con ironía. Por ejemplo, es lo que yo hice –o intenté hacer,
al menos- en mi poema “Gastos fijos”, del libro La dama errante
-¿Todavía hay factores que condicionan la historia de la participación femenina en el campo literario?
Sí, todavía, al menos en el asunto de la visibilidad y la consideración social, a las mujeres que escribimos nos cuesta más cualquier logro. Aunque yo, realmente, este año no me puedo quejar, porque recibir el Premio Nacional de Poesía es un honor que me ha hecho muy feliz y me ha recompensado del poco eco que otras veces han obtenido mis libros. Este logro, desde luego, lo dedico a la lucha de las mujeres por la igualdad, también en este terreno, ese campo literario de que me hablas.
JOSÉ LUIS MORANTE
viernes, 12 de abril de 2024
MUTACIONES
Armonia Archivo general de internet |
MUTACIONES
No sé si fui yo quien descubrió de pronto que los trazos de la lámpara
del salón se parecían mucho a mi hermana Cecilia. Ella había desaparecido una
noche, con el primer frío de diciembre. Y jamás regresó. Tampoco hubo noticias
de mi padre. Mostraba al final de su estancia con nosotros una
mirada gris, un tono gélido, calcado del espejo del recibidor. Todos los
habitantes se fueron, aunque ahora sé que están ahí. Cada mueble es una crisálida que aguarda su mutación a tiempo, su
palpitar festivo para ser mariposa.
(De Cuentos diminutos)
jueves, 11 de abril de 2024
UN RECUERDO INFANTIL
Ser barro Archivo digital de Stock |
miércoles, 10 de abril de 2024
INCIDENCIAS
Alegría con humos Fotografía de Adela Sánchez Santana |
INCIDENCIAS
La agonía es la pereza de
explicar lo que hemos aprendido
GREGORIO LURI
Las antologías de multitud, donde tienen cabida los Cien mil Hijos de San Luis de la poesía, no requieren el sosegado conocimiento del crítico que bucea en la profundidad sino el entusiasmo sociológico del editor y la experiencia del profesor de talleres que vio nacer, crecer y reproducirse la voluntad creadora entre la sugestión y el absurdo. Dejan en los elegidos el sabor dulce de la autoestima, pero nada aportan a la travesía argumental de la literatura.
El exhibicionismo ético es inagotable atentado contra la autoestima de los demás. Deja en la calle profetas apocalípticos en campaña, de los que hay que zafarse con urgencia.
Compró una casa amplia de una sola planta, para que todas las decepciones estuvieran a su alcance.
El tiempo y los achaques físicos nos convierten en ramas solitarias y
desgajadas, quemadas por el sol de la intemperie.
(Apuntes en abril, el mes más
cruel)
martes, 9 de abril de 2024
LUIS MIGUEL MALO MACAYA. EN PAPEL
En papel Luis Miguel Malo Macaya Prólogo de Pedro López Lara Ediciones Mahalta Ciudad Real, 2024 |
domingo, 7 de abril de 2024
MUDANZA
viernes, 5 de abril de 2024
BUSCAR SITIO A UN LIBRO
Habitar el caos Rivas Vaciamadrid, abril, 2024 |
BUSCAR SITIO A UN LIBRO
Nada se sabe, todo se imagina
FERNANDO PESSOA
Este tiempo digital ha emplazado en sitio visible a la necesidad de
valores que buscan un lugar propio. Hay que reivindicar cada vez más fuerte,
sin quiebras ni estridencias, que hay una abrumadora crisis moral que afecta a
todos los estamentos sociales. Se percibe a diario en la estridencia alborotada
de los medios y en la disolución de los referentes políticos y sociales. Una sociedad sin
valores es un organismo al que le han extirpado su arteria principal; la
crónica de una muerte anunciada.
Los etiquetados imprevistos en el muro, hechos casi siempre con la mejor
voluntad, no pocas veces me crean un problema: si he pasado una sema haciendo
una reseña y anuncio en el Facebook la nueva entrada del blog, no hay sitio
para promocionar mis propios poemas, los éxitos literarios de desconocidos o
los eventos digitales del día; así que borro la etiqueta y sé que borro también
un poco de la amistad del otro. Pero la razón es meridiana y es bueno que el
otro también perciba claridad y amanecida; el despertar en un libro leído por
intensa dedicación.
Cuando viajamos y veo algún puesto de libros o alguna librería de viejo suelo comprar un puñado de títulos que ya tengo. Ella me mira con sempiterno gesto de fastidio y me pregunta: "César Vallejo, Oscar Wilde, Raymond Carver... ¿Por qué compras libros que ya están en casa?". Nunca sé qué decir; yo también me lo pregunto con frecuencia. No sé, acaso porque ese gesto crea el espejismo de que la biblioteca personal no me abandona y se desplaza conmigo en cada viaje