sábado, 29 de abril de 2023

EQUIDISTANCIAS

Equidistancias
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

AFORISMOS

 (Julio, 2021)

 

No confío mucho en mis certezas. Todas adolecen de desfase horario.

Oído: pendiente abrupta por la que ya casi no trepa la voz.

Las ideas adquieren su forma final cuando no hacen pie y acumulan sarro entre las uñas.

Apenas la resistencia de un silencio para abrir el portón de la jauría.

También cuando acierto, mantengo la distancia.

En la biblioteca personal, hay poesía que huele a tanatorio.

El ánimo vulnerable de quien asume que todo lo que dice ahora suena a relato de época.

En el césped del verano hay desnudos que se secan en mis ojos.

Quién escribe el guión de esas amanecidas tristes que parecen decir: prolonga el sueño y duerme tranquilo. Al despertar, no te espera nadie.

No me recuerdo nada. Insisto en mí.

(EQUIDISTANCIAS) 



viernes, 28 de abril de 2023

LUIS QUIÑONES. LA OVEJA NEGRA QUE DEVORÓ EL MANUEL DE LITERATURA

La oveja negra que devoró el manual de literatura
Luis Quiñones
Prólogo del autor
Bohodón Ediciones
Tres Cantos, Madrid, 2021

 

LOS LIBROS QUE NOS LLEVAN
 
 
   La feria del libro de Rivas, celebrada en los últimos días de abril de 2023 con sol estival y una insólita calidez lectora, me concedió el privilegio de conocer en persona a Luis Quiñones (Madrid, 1977), licenciado en Filología Española y docente en un instituto de enseñanza pública del municipio. Asentado en el entorno cultural de Rivas desde hace muchos años, impulsa un recorrido literario cimentado en la novela que integra los títulos El retrato de Sophie Hoffman (2008), Los papeles de Madrid (2013), Un hombre detrás de la lluvia (2015) y Crónica del último invierno (2019). Pero nuestra conversación, jaleada por la estridencia verbal de Julio Llamazares sobre el escaparate literario actual derivó de inmediato hacia el enfoque ensayístico de la creación y la aldea literaria. La pertinencia de sus juicios críticos me hizo buscar en los estantes su primer ensayo, La oveja negra que devoró el manual de literatura que leo con los ojos apresurados del lector cómplice en esa orilla fresca del libro que nos lleva.
   El volumen arranca con una indagación en torno a la literatura como resistencia cuyos argumentos llueven energía, frescor y claridad. La escritura de verdad responde a una necesidad interior. Es una manera de explorar la realidad circundante, pero también un sosegado intento de introspección de lo inexplicable que conforma círculos en la propia conciencia. Escribir y leer alientan ejercicios de rebeldía, cuestionadores con pulso crítico del conformismo y lo aparente. Sin duda, la literatura soporta una belleza improductiva, incapaz de convencer al generalizado pragmatismo que moldea el culto al mercado y a los balances contables. Lo demás es silencio, muda quietud frente a la desasosegante tecnología y la rentabilidad de los resultados. Así que la literatura supone un peligro inminente, la certeza de que alguna oveja negra anda suelta.
  El estudio de Luis Quiñones no es un todo orgánico con un trazado vectorial uniforme, sino un compendio de varias lecciones que describe la sensibilidad plural de un lector. Así van apareciendo reflexiones que hilvanan ideas y enfoques que se ramifican con acertada amenidad.
  La primera lección se titula “Los escritores son gente peligrosa”. Traza un recogido por la consideración social del escritor a lo largo de la historia y por multitud de ejemplos de escritores que pasaron por la cárcel porque infringieron normas o reconvenciones o generaron una áspera desconfianza sobre su papel de cívicos ciudadanos. En prisión estuvieron Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Quevedo, Cervantes y tantos otros que soportaron con estoicismo la descalificación pública y que buscaron redención plena en su escritura. Y la historia ha completado un copioso inventario de hogueras, persecuciones y barbaries que demuestran la disposición del poder a silenciar el ejercicio de la imaginación y la mirada crítica. Los hombres de tinta son subversivos porque viven la realidad desde la indagación y el cuestionamiento, porque saben que en los músculos y huesos de la literatura alienta un saludable propósito transformador, capaz de hacer un mundo más humano y habitable.
  La segunda propuesta gira en torno a Lázaro de Tormes y a la naturaleza de su biografía. Ficción o realidad, la autobiografía define una conciencia y una época que son reflejos de cualquier otro momento histórico; también de este tiempo nuestro definido por el empacho tecnológico y los contratos basura. Más allá de la confusión entre vida y arte, el hecho literario genera un verismo incuestionable que denuncia males sociales endémicos: la desigualdad en el nacimiento, la pobreza, las falsas relaciones sociales, el mal, los abusos y la codicia…Todavía sin resolver el misterio de la autoría, la lectura del clásico de la novela picaresca desvela un ejercicio de supervivencia en las aguas revueltas de la sociedad de consumo. Una muestra de disconformidad, un golpe de voz que advierte que hay que rebelarse ante esa mesa atestada de contratos basura que manchan la dignidad y que alejan al infinito cualquier esperanza de futuro.  
  El refranero castellano concede la entrada escritural de la tercera senda “El vivo al bollo…Una reflexión sobre la muerte”. La escritura, en todos sus registros expresivos, aborda la sombreada superficie de la propia identidad y el empeño de ser para la muerte. La provisionalidad del vivir cumple un recorrido de duración variable que sondea el sentido a nuestro viaje interior. La muerte no es una simple excusa argumental; es uno de los temas centrales del hecho literario y la tradición se ha impregnado de sus señales concretas más definitorias: Jorge Manrique, Miguel Hernández, los clásicos del siglo de Oro han escrito sobre la naturaleza transitoria del ser y sobre las dudas esenciales en torno a la muerte como caducidad y olvido. El tema es inagotable y es complejo también desde el enfoque docente abordar su tratamiento en el aula, condicionados por el vitalismo y la urgencia de felicidad epidérmica que exigen las redes digitales. También en el presente, tan disgregado por los espejismos del triunfo social, hablar de la muerte es casi un acto subversivo.
   La entrega La oveja negra que devoró el manual de literatura  articula el cuarto andén reflexivo con título sugerente: “Gramática y pornografía” El ensayista explora primero el origen conceptual del término pornografía para abordar a continuación, como ya es hábito en el tono general del libro, el vértice exploratorio en la tradición literaria. La mirada lectora define un bosque de textos con la enramada múltiple del amor, el deseo y la presencia de lo carnal. Mira los pasos remansados de La Celestina y abre ventanas a la interpretación del texto y al papel de la gramática como expresión articulada del pensamiento. El transcurso ficcional de la novela ha dejado otro título, La regenta, con enseñanzas básicas entre lenguaje y deseo, donde los moralistas rancios reordenan rechazos e improperios para que no se pierda el transitar bifurcado de la censura. La realidad del cuerpo está ahí y en ella somos escritura y silencio que impulsa nuevos libros como Lolita o Memoria de mis putas tristes, títulos dispuestos a la palabra moralizante y aleccionadora de los predicadores éticos.
  El viaje de reflexión y conocimiento que propone Luis Quiñones concluye con el trabajo “Del romanticismo al punk”, una estela en el tiempo que alude a las mutaciones de la rebeldía romántica en su desaforada exaltación de lo individual hasta el movimiento contracultural del punk que imponía nuevos moldes estéticos y sociales, frente a los convencionalismos burgueses. En ese trasiego de cambios, qué papel corresponde al supuesto inmovilismo docente que tanta alarma genera en representantes e instituciones internacionales. El profesor emerge con brillantez para contradecir el discurso imperante y reivindicar el pasado frente al futuro. Con pleno acierto, se defiende la sólida cimentación del pensamiento desde el legado cultural y la literatura. Sólo desde el mundo anterior se explica el ahora. Solo desde el libro lo real aparece en todo su esplendor.

JOSÉ LUIS MORANTE



 


jueves, 27 de abril de 2023

miércoles, 26 de abril de 2023

FRAN IGNACIO MENDOZA. LO QUE NO CONFESÉ A NIKOLA TESLA

Lo que no confesé a Nikola Tesla
Fran Ignacio Mendoza
Prólogo de Jorge Pérez cebrián
Editorial OléLibros / Poesía
Valencia, 2023

 

A PESAR DE LA LLUVIA


 
  Fran Ignacio Mendoza, extremeño nacido en Orellana en 1970,  pero asentado en Mallorca desde los siete años muchos años, impulsa un recorrido literario bifurcado entre la narrativa y la poesía. El espacio creativo integra casi una veintena de publicaciones, a las que ahora se suma Lo que no confesé a Nikola Tesla, una entrega poética que busca sitio con el vitalismo editorial de Olé Libros. Llama de inmediato la atención del lector el título del poemario y el rescate en primer plano de un personaje de la ciencia. Como es sabido, Nikola Tesla fue un entregado inventor de creatividad fascinante. Se formó como ingeniero eléctrico y mecánico serbio. Nacionalizado estadounidense, protagonizó una biografía de luces y sombras, donde destacaron numerosos inventos y sus aportaciones al diseño del moderno suministro de electricidad de corriente alterna.​
   El poeta Jorge Pérez Cebrián, autor del texto introductorio “Lo que el nombre encierra”, ensaya una exploración de los varios registros expresivos del sustantivo y de sus laberintos conceptuales, para abordar después, desde la poesía de Fran Ignacio Mendoza, la sombreada superficie de la propia identidad a través de un interlocutor en ausencia, Nikola Tesla, que asiente de buen grado a esta jornada de puertas abiertas de la sinceridad y del viaje interior. El personaje no es una simple excusa cultural. Como clarifica el poeta en nota final; el inventor es un referente vivo de la educación existencial del yo. Fascinado por su singularidad, se ha impregnado de sus señales concretas más definitorias, aquellas por la que el gregarismo del entorno dictaminó su rareza y su locura, su existencia a trasmano de las convenciones.
   La entrega Lo que no confesé a Nikola Tesla se articula en dos tramos. El primero, “Lo confesado a destiempo” es el de mayor extensión y marca todo el tono general del libro. Define un bosque de textos con la enramada múltiple de la evocación. Mirar los pasos remansados del ayer es abrir ventanas de luz a la introspección y el viaje interior. El transcurso vital ha marcado la piel con experiencias y enseñanzas y es necesario reordenar los recuerdos para que no se pierdan en el transitar bifurcado de lo diario. La realidad está ahí y en ella “Somos energía y silencio”, un tránsito de reflexión y conocimiento en el que se van sumando ausencias, regresos al mundo de la infancia como territorio de magia y asombro, los signos marcados de la educación sentimental, esos sueños que hacen temblar como el viento cuando agita una brizna de hierba, y el largo itinerario, emboscado entre luces y sombras de los sentimientos.
   El tramo “Lo que nunca podré decir” sugiere un estado de soledad y desvelamiento, en el que el yo se refugia en el silencio. La presencia del otro sumerge en un estado de incertidumbre. A veces el resentimiento está cerca, como si pronosticara una hecatombe cumplida. La soledad se impone: “Fuimos nosotros los que cambiamos, los que perdimos / ritmo, luz, sentido y voluntad. / Hombres y mujeres desgastados por la repetición / cotidiana, sin ser conscientes de ello.” Solo queda resistir; mirar hacia atrás para saber si el alba guardó su luz ante la larga noche.
  La conciencia del sujeto poético protagoniza un largo viaje. Camina descalza desde la niñez y los años más jóvenes hasta asentar sus pasos en el suelo contingente del presente. Un largo trayecto en el que nunca se despoja del mapa de la memoria. Por eso, en la escritura de Fran Ignacio Mendoza abundan los referentes autobiográficos. La poesía se despoja de la contingencia para acercarse a las vetas interiores del yo, y mostrar la dimensión más íntima y personal, aquella que enlaza incertidumbres y sueños, los pasos de la soledad en los nuevos escenarios que la vida propone. La esperanza que marca la raíz del existir; la búsqueda del sentido vital exige mirar atrás, recorrer los declives del tiempo para encontrar en ellos unos hilos de sol que iluminen los días con la corriente alterna de esperanzas, sueños y afectos.
 

JOSÉ LUIS MORANTE




martes, 25 de abril de 2023

AGENDA CULTURAL: TRANSICIONES


 

TRANSICIONES

 

  Fiebre alta en la agenda cultural de Madrid. Continúan en muchos pueblos y barrios de la capital las actividades en torno al libro y arranca el Festival (Im) Prescindibles del Ayuntamiento de Moralzarzal, coordinado por Álvaro Hernando. Pleno disfrute que deja disyuntivas complejas: hoy, martes 25, a la misma hora, recital femenino en la biblioteca Mario Vargas Llosa y presentación de la revista Turia en la Residencia de Estudiantes.

  La máxima autoridad del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, ha entregado el Premio Aragón a la revista  Turia con el que se reconocen las cuatro décadas de compromiso cultural con la literatura en todas sus manifestaciones. El escritor y periodista Raúl Carlos Maícas ha recibido el Premio Aragón 2023 en representación de la revista, como responsable de un proyecto que nació en Teruel "con clara vocación universal”. 

  En el Retiro caminamos sin prisa, sustituyendo al pensador por el paseante para percibir la superficie sosegada del lago, la quietud de una estatua con vida, el violín que suena con el abrazo ronco del cello. Instantes. Transiciones del ánimo, todavía feliz por el magno reconocimiento a la escritura del poeta Rafael Cadenas.

   A diario mantengo el cívico disfraz de la esperanza. Han sido meses de mucho trabajo y este mes, donde el libro es elemento esencial, dejará sitio a entregas personales y a indagaciones en otros autores. Una excelente cosecha que merece celebración amistosa con los amigos. Cada libro no es más que una actitud de asombro frente a lo contingente.

   Permanecen los garabatos del encuentro.

   Si ves un resplandor descarta el endiosamiento. Una vela no es una estrella.

  Signos de alegría frente al ordenador. Tras días en casa, vencido y desarmado por la neurótica saturación de lo doméstico, otra vez la buhardilla adquiere su apariencia natural. Ya están los compromisos literarios en buena dirección, he colocado estantes para nuevos libros y regalaré las entregas que han envejecido mal y que ahora me miran con ojos de extrañeza. Cuando un libro no es semilla no es nada.


(Apuntes del diario)

 

 

 

lunes, 24 de abril de 2023

REENCUENTRO



 

FACCIONES

 

  Durante su existencia dibujó un todo orgánico. Mantuvo un cuerpo de talla media con añadidos ocasionales de funcionamiento variable, que se fueron deteriorando por el uso –otitis, miopía, musculación escasa…- hasta el definitivo declive. Tras el accidente mortal de hace seis años sus facciones se ausentaron de la memoria con ese lenguaje preciso y depurado de la discreción.
   Esta mañana, al subir al autobús y ocupar mi asiento, pese a su palidez desaliñada, lo reconocí de inmediato. Él también ensayó conmigo un gesto de perplejidad y clonó mi silencio. Como yo, venía del pasado y preservaba sus asimetrías. En el irreversible desorden del tiempo el ayer no merece ninguna tregua. Cada instante es reencuentro.

(De Cuentos diminutos)




domingo, 23 de abril de 2023

RAFAEL CADENAS. PREMIO CERVANTES 2022

Rafael Cadenas
(
Barquisimeto, Venezuela, 1930)

 

Ars Poética de Rafael Cadenas
 
   La arcilla literaria que Rafael Cadenas (Barquisimeto, Venezuela, 1930) trabajó con las manos del tiempo ha sido reconocida con el Premio Miguel de Cervantes 2022. Es el certamen de literatura en lengua española de mayor relevancia; se concede de forma anual desde 1976, y fue creado para reconocer la aportación a nuestro idioma de escritores españoles e hispanoamericanos. En su convocatoria anterior el galardón recayó en la escritora uruguaya Cristina Peri Rossí, una identidad creadora plural, desde hace décadas asentada en España.
  Ya cumplidos los noventa y dos años de edad, el poeta de Barquisimeto, reorganiza su obra, corrige el material inédito y mira con gratitud un itinerario en el transitar cronológico cuya última propuesta verbal, Estaciones apareció en 2018. Es la voz  de un presente poético, cuyas raíces nacieron en 1946, cuando llegan a superficie los textos de Cantos iniciales. Poco a poco se sucede una veintena de entregas, con amplia difusión en el mapa hispánico y versiones a otras lenguas como el inglés, francés e italiano. Conforman un trayecto fuerte en el que sobresalen Derrota (1963), acaso su hito más recordado por su compromiso social,  Falsas maniobras (1966), Intemperie (1977), Amante (1983), y En torno a Basho y otros asuntos (2016), donde el escritor utiliza como estrategia expresiva el despojado laconismo del haiku.  También sobresale en el pulso solar de su escritura la indagación metaliteraria y el análisis del taller de autor en ensayos que clarifican afinidades y lecturas, magisterios y tradiciones que exaltan el legado de oriente y la impronta mística de San Juan de la Cruz. Con frecuencia, en sus entrevistas, el escritor ha resaltado también su querencia lectora por Walt Whitman, el inolvidable autor de Canto a mí mismo, un hermoso poema polifónico que sintetiza toda su doctrina estética y su mensaje existencial. Rafael Cadenas asumió el magisterio poético y la filosofía de Whitman a quien tradujo, editó y estudió en sus años como profesor en una institución universitaria norteamericana. Otro poeta esencial en la evolución de su perspectiva estética fue Henri Michaux y todavía hay margen en sus lecturas de contemporáneos como Eugenio Montejo.
   La poesía de Rafael Cadenas trasciende el yo; es apertura e iluminación del ser humano. Más allá de las palabras y su conjunción de vocales y consonantes está el hombre que escribe, piedra angular de vivencias, emociones y pensamientos. Una identidad mudable que aporta la textura de su núcleo afectivo y su manera de entender  la geografía asimétrica de lo cotidiano. En sus manos está la semilla del poema, el discurso subjetivo y cambiante del yo frente a la realidad; la imagen áspera de un tiempo histórico que prodiga caminos dispersos y fechas de caducidad. Y así se define en el decir de Rafael Cadenas la conciencia ética del protagonista verbal frente al ensimismamiento del yo y la calculada distancia de los otros.
  El poeta es poema; expresa una experiencia estética donde la voluntad se realiza y toma impulso en el trayecto existencial. Así lo constata Rafael Cadenas en Ars Poética, indagación en torno al lenguaje escrita con la fuerza de quien marca los pasos en la arena: “Que cada palabra lleve lo que dice. / Que sea como el temblor que la sostiene. / Que se mantenga como un latido”.
Mientras la música bebe en la claridad de las palabras, se hace vaho que abriga los cristales una tarde de frío. Palabra y música componen un discurso que sobrevive a la intemperie, que abre senda interior porque los versos están hechos para caminar por dentro “como quien se inclina sobre el cuerpo que ama”.
   Ars Poética nace desde el compromiso de la contemplación. Expande una mirada esencial, sin ornamentos, sencilla y despojada. Acoge materiales expresivos que sitúan el discurrir biográfico en el arco tensado de la coherencia. Pero ese viaje interior puede construir un reducto de normas con apariencia de verdad y es necesario el tacto social de la compañía. Hay que estar cerca del sujeto para contrastar sus percepciones y buscar los hilos del ovillo que ayudan a salir del laberinto: “Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame / la impostura, restriégame la estafa. / Te lo agradezco, en serio.”
   En el callado espacio del poema, mientras suena la música, hay una claridad que se abre paso también entre la sombra. No sirven espejismos vanidosos ni falsas maniobras para que se cobije la impostura. Solo el canto a mí mismo en el tiempo, solo un Tántalo que lleva en sus espaldas el peso de la luz y las palabras.
 
 

 

JOSÉ LUIS MORANTE (Ávila, España, 1956)

Poeta y crítico literario   

sábado, 22 de abril de 2023

PRIMERAS LECTURAS

La mirada del lector
Dibujo
de
Sánchez Baizán
(Arcos de la Frontera, 1987)

  

 

ELOGIO DE LA LECTURA

 

   Hace más de tres décadas que publiqué mi primer libro Rotonda con estatuas (Madrid, 1990). Desde entonces, he ido completando un trayecto que abarca poemarios –algunos reconocidos con premios como el Luis Cernuda, el Premio Internacional de Poesía San Juan de la Cruz o el Hermanos Argensola-, un libro de entrevistas, Palabras adentro, ensayos, diarios, aforismos y algunas ediciones de autores como Juan Ramón Jiménez, Joan Margarit, Luis García Montero, Eloy Sánchez Rosillo, Karmelo C. Iribarren o Luis Felipe Comendador. Son quehaceres que deben su amanecida a la lectura.
   Los inviernos de la infancia eran largos y tediosos, así que pronto busqué entre páginas un refugio complaciente. Del tebeo pasé a los libros de un cineclub municipal y de allí a las estanterías del instituto y la universidad. Fue mientras estudiaba bachillerato, muy temprano, en los primeros cursos, cuando comencé a escribir.
   Siempre he sentido la infancia y la juventud como etapas esenciales para acercarse al libro y para construir un hábito que nunca se apagará con los años. Eso ha originado que sea la voz callada de los libros el reducto natural de mis horas. La lectura es un camino continuo donde acumulamos pasos. Traza con hermosos atajos una senda abierta por la geografía de la imaginación, el conocimiento, la verdad y la belleza. Por eso conforma los cimientos de la vida personal; la literatura tiene que ver con la biografía interior, se queda dentro, enseña a ver el mundo en primera persona, desde una conciencia habitada por muchas voces.
   El buen lector se aproxima a la realidad con un tejido sentimental cálido e iluminador, que nace en la introspección y en el conocer íntimo. Desde la lectura el mundo vibra con afán renacido, se muestra transparente y cercano; hace de la palabra una herramienta útil para la evocación y la memoria, para saber que dentro, al amparo del tiempo, la vida sigue activa y plena, esperando de nuevo en el espejo los ojos del lector.
 
José Luis Morante
 


      

viernes, 21 de abril de 2023

FERNANDO DE VILLENA. LAS ESTACIONES DE LA EXISTENCIA

Las estaciones de la existencia
Antología poética (1980-2020)
Fernando de Villena
Baker ST. Ediciones
Granada, 2023
299 págs, 25 Euros

 

 LA LUZ EN EL PAPEL
 
                                              
   Las estaciones de la existencia representa casi al completo el corpus lírico de Fernando de Villena (Granada, 1956), Doctor en Filología Hispánica, Académico de Buenas Letras de Granada, narrador, ensayista y poeta de insólita fertilidad creadora, sostenida durante más de cuatro décadas de escritura. Tan amplio legado conforma una obra extensa e intensa que hace necesario el autoprólogo y confiere carácter didáctico a su propuesta interpretativa. Sin duda, la mirada personal facilita claves del diseño global y enuncia la sensibilidad preponderante en cada periodo del recorrido. El mismo autor define su periplo verbal como un diario lírico, hecho con estaciones naturales siempre hilvanadas por una clara intencionalidad temática y estilística.
   Los poemas iniciales se integran en el apartado “Las vacilaciones de la primavera”; están marcados por una estética neomanierista o neobarroca, prestigiada por la tradición, donde la mirada a los clásicos del siglo de oro y al venero grecolatino remarca la preocupación fundacional. EL comienzo comprende tres entregas epifánicas, Pensil de rimas celestes, Soledades III y IV, donde se hace presente como ruta a seguir el magisterio poético de Luis de Góngora, y Damas reales, empeño en alzar los muros de un cancionero a la manera de Petrarca. Son quehaceres que reafirman luminoso conocimiento del pretérito tradicional, indeclinable vocación lectora y un dominio formal muy alejado del prosaísmo y de la cercanía al verso libre que definía muchas de las entregas poéticas de aquel tiempo de cierre de la sensibilidad novísima.
   Esas obras de apertura, como es norma siempre en la buena poesía, confirman otros itinerarios de búsqueda; así se liberan de una cierta frialdad expresiva y dan mayor presencia al personaje emocional o al marco escénico, convirtiendo la geografía en paisaje sentimental. Pero persiste en esta primavera plena de intensidad expresiva la variedad argumental. En los frutos que aparecen en la década del ochenta hay menos presencia del factor esteticista. Fernando de Villena opta por integrarse en  una senda cultural en la que destaca con nitidez un coloquialismo cercano, tan evidente en el conjunto En el orbe de un claro desengaño. Pero cada meridiano sirve de avance al desvelo escritural y además a la asunción de otra imaginería semántica y formal, de modo que, como se ha dicho, toda esta primera etapa está marcada por la variedad y por un venero prolijo en los temas, capaz de afrontar el paisaje de Granada, la recreación del ambiente mitológico o el halo de pureza y claridad de la infancia y juventud que se van borrando en el devenir. No son temas cerrados en otros momentos; la mirada poética es continuo impulso que propicia formas de percepción.
   La travesía alcanza una primera altura, a juicio del poeta, en los títulos reunidos en el segundo tramo “La madurez del estío”. En él, la voz emotiva del yo se adueña de las composiciones de Arco de rosales donde se respira un cálido intimismo de comunión con el entorno cercano. Instantáneas del ahora jalonan las íntimas veredas de los días. Como encarnación de un sueño antiguo, retorna la palabra de la evocación que agiganta sombras. Hay también homenajes a los integrantes de la Taberna del Potro, aquel grupo poético que se cobijó en “Cántico”.  Pero ya es evidente el propósito de Fernando de Villena de definir la voz de cada libro con sentido unitario en torno a una trama continua. En Vos o la muerte el amor alumbra como núcleo germinativo en la mayoría de las composiciones. Es resaltable en los textos la carga simbólica de los sentimientos, pero también el hábitat descriptivo de la convivencia y esa estela de celebración y recuerdo que dicta el transitar. Son composiciones escritas entre 1987 y 1991 y en sus versos copa el primer plano la esposa del poeta, tanto en la educación sentimental como en los colmados frutos de la felicidad doméstica. El emotivo homenaje deja su tono confesional para un nuevo paso, Año cristiano donde la escritura hace del recuerdo un viaje terapéutica y liberador hasta la infancia. Retornan sensaciones, lugares y asombros; la poblada pradera habitable de sombras y aromas. Los referentes culturales impulsan las entregas finales de Libro de música y Nuevo museo pictórico y escala óptica, mientras que la entrega Las horas del día aporta una reflexión sobre la singularidad del estar y su proyección sobre el transitar entre lo contingente.
  Quien mira el colmado fruto que rebosa en las manos, defiende que la tercera parte es el momento áureo. En “La plenitud del verano” está la máxima definición del ideario poético de Fernando de Villena. Abarca la producción de siete libros nucleados en torno al Mediterráneo como espacio abierto a la historia, la cultura y la sociología de un ahora que amalgama asimetrías y desajustes como la emigración, los continuos naufragios y los conflictos étnicos. De estas cuestiones de fuerte actualidad mediática se ocupa la entrega Tiempos finales. Desde el itinerario iniciático por las ciudades más relevantes de la historia y desde la asunción del legado cultural y filosófico de la latinidad, Fernando de Villena nos deja en sus poemas el hondo resplandor de un canto épico.    
   Crepuscular y con cierto epitelio de melancolía, la parte final deja paso al trasfondo humanista y existencial del hombre. Existir es un paréntesis de duración variable que nos va dejando en cada recodo el temporalismo, la finitud y los efectos secundarios de la vida al paso. Se singularizan estados de ánimo lastrados por la pérdida y la ausencia y el tema de la muerte pasa con frecuencia al primer plano, como si estuviésemos abocados a enfrentarnos con nuestros propios laberintos. De ahí que en la selección “El recuento y la sabiduría del invierno” predomine la desnudez del ser, la disposición a hacer balance y aventar el desnivel de la última costa. El hombre se pierde en la sombra y constata su orfandad en la noche, mientras el pasado es solo una ilegible estela de ceniza. Nada queda tampoco del mundo de los sueños, solo la coherencia del sujeto con su escueto puñado de certezas estremecidas.
   Quedan muy lejos aquellas polémicas generacionales de los años noventa y el ámbito gregario de las etiquetas críticas. En  Las estaciones de la existencia. Antología poética (1980-2020  Fernando de Villena entrega su destino completo de poeta, una obra plena, casi desbordada en la que encuentra sitio la singularidad abierta de una conciencia en vela. Su vigilia comparte una experiencia de conocimiento, una convulsión clarividente que hace de la poesía el refugio tenaz de lo perdido, el alba permanente donde amanece el ser. 

JOSÉ LUIS MORANTE



 
 
                                                                                                  


       

jueves, 20 de abril de 2023

EL DINOSAURIO

Monterroso y el dinosaurio
LITERAL MAGAZINE

 

EL DINOSAURIO

Con mi gratitud, a Monterroso
 
   Fue un repliegue callado. Una mañana el dinosaurio se ausentó y al despertarme ya no estaba allí. Desde entonces  la tibieza de mi dormitorio ha perdido su foco de luz, ese punto exacto donde fijar la mirada. No dejo de preguntarme qué provocó su ausencia, mientras guardo un colmado reguero de palabras no dichas. El recuerdo marca huellas en mí.
   A la distancia justa la soledad del dinosaurio busca rescoldo en otros ojos.
 
(De Cuentos diminutos)


 



miércoles, 19 de abril de 2023

SABOR ACRE

Arroz quemado
(Gastronomía del fracaso) 

 

SABOR ACRE



 
Tiene una compleja sensibilidad de cactus.

Del canon literario eligió a Fernando Sánchez Dragó; quería evitar cursilerías al escribir un pensil de rimas celestes.

Se  despeña a diario por el precipicio del resentimiento. Su oficio es hacer daño. Busca a quién empujar.
 
Disentir es necesario. Hay quien percibe en el comportamiento de Don Quijote el desasosiego de un loco.
 
Suelo callar ante la estridencia, pero esta vez tenía el tímpano marcado por la melancolía y el desengaño. Defensa propia.

La eficacia nómada de aquella tortuga precipitó un nuevo concepto de puntualidad.

Su escritura contagiaba un frío ártico; tuvo que cambiar la pluma por el microondas.

(Aforismos acres)



 


martes, 18 de abril de 2023

MARÍA AVEIGA DEL PINO. CÓDICE DE VOCES

Códice de voces
María Aveiga del Pino
Editorial Trashumante
Quito, Ecuador, 2022

 

LA VOZ DEL TIEMPO


  La nueva entrega de María Aveiga del Pino (Quito) Códice de voces se aleja del concepto romántico de la poesía moderna como indagación en los estratos interiores del hablante lírico para conceder a su escritura un tono enriquecido con la mirada antropológica, acorde con la formación universitaria de la escritora y empresaria ecuatoriana. A efectos poéticos la entrega propone un recorrido por los enigmas de distintos momentos históricos. Así nace un impulso exploratorio que reordena el legado de mitos, leyendas y códices, empeñado en reconstruir el lenguaje especulativo de signos y señales marcados en la piel del tiempo.
 Ante la complejidad de esta propuesta para algunos lectores alejados de esta intrahistoria cultural, María Aveiga del Pino, en texto epilogal, enumera los campos de investigación y el profundo asidero de enlaces culturales de los que parten sus poemas. También el prólogo del poeta, editor y ensayista Fernando Albán propone un camino reflexivo sobre el contenido versal que busca argumentos teóricos al poema, convertido en cauce de la memoria y en prolongación de aquellos códices minuciosos escritos con caligrafía artesanal en pieles de venado. Como sugiere el ensayista, el tiempo es “un enjambre de espejos en el cual todos los seres yacen metamorfoseados, atrapados, cautivos de la imagen, del reflejo”. Desde ese fondo inasible y paradójico llega la pulsión versal; las palabras palpan lo profundo, dan forma al espejismo de la interpretación, evocan, palpan el lodo fértil de lo ancestral.
   Los contenidos están fragmentados en varias secciones que comienzan con el poema épico “Ocho Venado, Garra de Jaguar”, una recreación histórica de un gobernante y conquistador mixteca, reunificador de los reinos del sur en el litoral mexicano del Océano Pacifico. La poeta intercala enunciados en prosa y versos escritos con la caligrafía en negrita del códice; de este modo el poema camina en dos tiempos, el testimonio histórico y los esquejes de pensamiento que buscan perdurar en el presente, como lo hicieron en las pieles marcadas, muchas de las cuales desaparecieron tras la conquista española. Pero el periplo biográfico de Ocho venado, gracias al Movimiento, tuvo un desplazamiento continuo, un viaje a todos los puntos cardinales, cuyos itinerarios marcan el discurrir del libro y su estructura. Ese tránsito es también regreso al punto de origen, como el recorrido del búmeran, dejando entre las manos del que escucha su latido, su coral polifónica.
 “El cerro oscuro” es el espacio asentado en el norte; el lugar donde Yo Venado toma la palabra para convertirse en cronista directo de su biografía. Su origen tiene mucho de momento epifánico, de creación auroral y génesis de la voluntad de los dioses. Su final dicta el horror de la conquista: “Brazos y muslos fueron desmembrados. / Esparcidos en territorios cautivos / entre los muros, las aguas y el miedo. / Un golpe de sol fragmenta el cielo / y cuchillos de pedernal caen sobre la tierra”. Ese sacrificio multiplica y fertiliza la herida abierta de la tierra, impulsa a continuar viaje como una germinación hacia adentro, caminando a solas con la fuerza sobre el hombro de todos los que partieron antes, haciéndose recolección y ahora: “Bajo las calles vivifico / algo que me pertenece.” La historia repite sus grietas y asedios, como ratifica el poema “Flores de diésel”, sobre las migraciones clandestinas, o “Cruz rosada”, sobre los asesinos de Ciudad Juárez.
   La ubicación del este corresponde a “La colina del sol” donde persisten las voces de los códices. Su fuerza expresiva convulsiona el pensamiento y deja sitio a la evocación elegíaca, como sucede en el poema “Sofía”, hija y nombre central en la biografía de la poeta, como refrenda la dedicatoria del libro. El apartado rastrea la memoria del ahora, busca secuencias emotivas para convocar a presencias cercanas que dejan el latido de su propia voz. Arbitra la convivencia de pasado y presente transformados en puentes que cruzan cuerpos, sentimientos y deseos.
   Edifica la geografía del sur “El templo del Cráneo” o La casa ancha. La voz se hace canto, acoge la cuenta de los días, impulsa los sentidos a la contemplación de ciclos que encarnan amanecida y renovación, como mínimas tortugas que emergen de la arena luminosa buscando la lejanía del agua, o cantos de ballenas  que propagan su armonía natural en la superficie convulsa del lecho marino, ajenos todavía a la destrucción y al reverso sombrío de lo extraordinario:” La secuencia de la materia en el transcurrir / canta la imagen / espejo de sonidos y tiempo es su mirada”.  
   La sección compila poemas que mudan la senda de lo cotidiano en dolor y muerte. Quedan en la lectura estremecida composiciones como “Lo útil” sobre el desguace atroz de la caza de ballenas, o “Pelo azul, ojos negros”, que denuncia la violación de una niña y su muerte, símbolo de esa violencia sin alma que destruye la conciencia y anula la condición humana, cubierta de escoria y tristeza, como si formara parte de una voz colectiva que se une bajo la superficie disgregando la identidad concreta en un todo común.
   Cuarto punto cardinal, el oeste se hace fluir continuo en el apartado “El río de ceniza”. Como ese fenómeno natural del viento del Sahara transportando en el aire toneladas de polvo que luego fertilizará selvas y suelos, las voces vuelan en el tiempo, se propagan e inauguran otras voces. El poema se hace viento persistente, moldea las formas, dibuja nuevos flancos de dunas, revela secretos naturales y sugiere una naturaleza en permanente mutación y desvelo en el que cada elemento, tras su fugacidad, cumple su propósito. Así se lee en composiciones descriptivas como “Cantos de arena”, “El Chad” y “Polvo del Sahara”, donde el desierto, visualizado como espacio indagatorio emerge convertido en presencia central.
   Sirve de cierre del poemario Códice de voces el quinto punto con poemas nucleados en “El templo del cielo”, un apartado final muy breve. La mutación se completa; la presencia del yo se transforma en señal en la página, se define como una realidad atemporal que ofrece refugio a lo transitorio. El canto suena fuerte, igual que una palpitación extendida que multiplica sus ecos en el aire, se hace misterio que contiene imágenes del pasado y  “Mapa para el ritmo de los seres / las preguntas y las obras”. El pasado se hace amanecida, de nuevo vuelve el búmeran para sentir los pasos del regreso y dejar que las palabras a solas, mansas, sedentarias y dilatadas por el fluir del tiempo, cumplan su destino.


JOSÉ LUIS MORANTE



 


lunes, 17 de abril de 2023

TINTA FRESCA

Basílica de San Vicente
(Ávila, 2021)

 

TINTA  FRESCA
 
 
Te sueño y me propongo
hacer de nuestra vida
un poema continuo.
Al despertar
escribo el primer verso.
La lluvia me interrumpe;
su tacto transparente
diluye lo que escribo.
Intento improvisar
un texto sin palabras.
Tinta fresca.

    (Del libro Nadar en seco, 2022)
 







domingo, 16 de abril de 2023

ACANTILADOS


 

ACANTILADOS
Que las palabras no se desgasten
 
JUDITH HERZBERG
 
Esa mutación desasosegante que transforma al buen poeta en un ganapremios o en un correcaminos de congresos..
 
El sentido de la orientación se tiene o no se tiene. El que lo lleva en sí tantea y lo despliega en cada nueva ruta, aunque no lleva el mapa de la ciudad desconocida en la cabeza. El que no lo tiene es una rémora que camina detrás mientras murmura: “creo que vamos en dirección contraria”. Cuando el destino aparece, el sentido de la orientación dormita, como si fuese consciente de que nadie advierte mérito alguno.
 
En los acantilados de Menorca, tan azules y solos, recordé a esos cuatro o cinco amigos abonados a la queja perpetua… Pasos en el filo que se debaten entre saltar o no saltar.
 
Nunca he concebido la crítica como un sistema valorativo que recomienda la recuperación en septiembre por mala nota. Una opinión personal es algo distinto, y sí puede incluir asentimientos, felicitaciones o reparos, recordando con prevención que la mediocridad nunca se reconoce a sí misma y que los reparos serán tomados como dolorosas ofensas personales.
 
Qué itinerarios tan tétricos los de esos conocidos que no esperan nada de nuestra amistad. Mi hartura cobija la esperanza de que su marea invasiva se desvanezca pronto. Ya. Y que se diluya el agridulce sabor de su falsedad.

(Notas del diario)



 

sábado, 15 de abril de 2023

ALERGIA

Paraísos a solas
Hervás, Cáceres, 2022

 

ALERGIA

 Para Juan José Martín Ramos

   La serpiente padece una alargada alergia a las manzanas, por lo que mantiene su guarida en un distante rincón del Paraíso, a conveniente lejanía de mordeduras en el árbol del bien y del mal. De cuando en cuando cruza ante sus ojos el desnudo resplandor de Eva
 Y el reptil aprovecha el encuentro para elogiar la buena cualidad de aperitivo con panes y peces que tienen las raíces, los pequeños roedores y algunos gusanos de las hendiduras. El perfil de la hermosa muchacha asiente, pero sus hábitos alimenticios se han emancipado y dan la espalda al consejo.
  La soberbia solitaria de dios aprieta los puños sin rendirse. No entiende el absentismo laboral de la serpiente y, acostumbrado a estar solo, tampoco soporta el sedentarismo remansado de Adán y Eva. Cada mediodía tiene un final idéntico; la expulsión suspendida nada enciende, es ahora una pavesa inmóvil.

(De Cuentos diminutos)



viernes, 14 de abril de 2023

MARTA AGUDO. IN MEMORIAM

Marta Agudo
(Madrid, 1971-2023)

 

 MARTA AGUDO: UNA CONCIENCIA INTERROGANTE

28010
Marta Agudo
Calambur,
Madrid, 2011
 
   El efecto visual de esta llamativa cubierta de Jesús  Torné es sugerente e inmediato. También  el título 28010  del segundo poemario de Marta Agudo (Madrid, 1971-2023), Licenciada y doctora en Filología Hispánica, tiene una fuerte carga simbólica. Acota un código postal madrileño, un cúmulo de calles en los alrededores de la plaza de Olavide que configura el espacio existencial donde se ubica el domicilio particular. La casa propia es centro, luz y abrigo. El ámbito de reposo y concordia que refuerza lo individual. Tras esas coordenadas habitables discurre el acontecer de la vida común; se gesta el núcleo relacional del devenir.
   El entramado discursivo de 28010 diseña una estructura cerrada y homogénea; esta entrega, tras la salida auroral de Fragmento (Celya, 2004) está formada por cuatro secciones, cada una de las cuales agrupa once textos breves que condensan imágenes y sensaciones.
   Desde el arranque de “Fonética”, primer tramo de 28010, Marta Agudo opta por la capacidad expresiva y cognitiva del poema en prosa, a partir de un discurso personalizado: “Me llamo Marta. Me llaman Marta…”. La autonominación sugiere un fuerte componente biográfico, los hitos del  viaje vivencial de un yo desdoblado, un registro subjetivo de experiencias directas a base de secuencias enumerativas. Pero la palabra sortea lo contingente, la anécdota se diluye y sólo escuchamos la fluida cadencia de un monólogo en torno a la identidad que busca expresión singularizada: “Habré de callarme para recomenzar, frotarme las manos para que desaparezcan las huellas dactilares y, en la explanada abierta de la palma, poder sembrar las vocales de un lenguaje propio”.
   En el segundo apartado, “Sintaxis” se cobijan la reflexión sobre el vínculo social, la herencia recibida que condiciona el tránsito diario, ese estado de tensión continua que aglutina entidades para formar una realidad que no es más que un conjunto de individualidades entretejidas. De esa combinatoria de elementos sociales emanan percepciones afectivas diferenciadas, ritmos vitales dispares que crean soledad y desconcierto.
   “Geografía” nomina el espacio urbano; las coordenadas de un mapa personal donde el sujeto percibe presencias y ausencias en el callejero cotidiano. El trazado urbano funciona como un laberinto en el que el yo supera su endogamia y aprende a orientarse en otras coordenadas.
   En el cierre, “Secuencias” es el devenir temporal un continuo rumor de fondo en el que se desdibuja el presente y el legado de la memoria: “Soy una mujer y avanzo por una calle de niebla, y si resisto es sólo por constancia, por la certidumbre de lo dislocado…”. Todo es tránsito, las certezas individuales, los otros, el contorno mudable de los encuentros que multiplica similitudes y diferencias, los sonidos del discurso que nombra.
   Complejo en su sentido, el quehacer poético de Marta Agudo opta por el formato reducido. La densa brevedad de los fragmentos que integran 28010  muestra la potencia evocativa del lenguaje, el íntimo deambular de una conciencia interrogante y su constante incertidumbre.

JOSÉ LUIS MORANTE




 
                                                                                          

jueves, 13 de abril de 2023

FANTASMAS

En buena compañía

 

FANTASMAS

 

   Sin saber el motivo, guardo desde niño todos mis fantasmas. Mi precaria economía de certezas sugiere que tal vez perduran, ajenos a cualquier variación, porque nacieron en un tiempo de asombro y atestiguan la configuración exacta de lo perecedero.
   Sus pasos huelen a caserón deshabitado. Mientras leo, ocultan entre las páginas del libro el cobijo de voces donde se traspapela la nostalgia. Juntos percibimos el repliegue del día en el crepúsculo y la arisca llegada de la noche. Nada codician, salvo la larga deuda de seguir conmigo. Son el tazón de caldo que bebe mi alegría.

 

(De Cuentos diminutos)




miércoles, 12 de abril de 2023

TROPELÍAS

Incendios en Asturias
Fotografía
de
El Comercio: Diario de Asturias

 TROPELÍAS

Sospecho que en esta orilla del diario abuso de la caligrafía agorera. 

El fuego quema Asturias. Convierte su verdor en ceniza. Todos o casi todos los incendios son provocados. Hay identidades tan envilecidas que niegan su condición humana.

La brumosa parodia de los anticómicos catalanes no es libertad de expresión. Es sólo grieta mental que ofende a creencias religiosas y multiplica tópicos sobre la comunidad autónoma andaluza. Criticar su bajeza moral no merma la convivencia de un estado democrático; más bien ejerce el sentido crítico y la discrepancia con la zafiedad. 

Apenas hay libros en casa de Fernando Sánchez Dragó, pero recuerdo la huella memorable de su presencia en el panel cultural de la televisión. No me gustaba el personaje; era un escritor que convertía la realidad en un escenario histriónico.

(Apuntes del diario)



martes, 11 de abril de 2023

MAPAS DE TINTA

Vestíbulo
Fotografía publicitaria


 

MAPAS DE TINTA

   Julio Cortázar, escritor porteño, había nacido en Bélgica y vivía en París. Con una precisión sin titubeos Jorge Luis Borges hizo suya la patria de Ginebra, una ciudad dormida que nunca detectó su ceguera argentina y su apariencia inglesa. Cansado del paisaje, el uruguayo Juan Carlos Onetti se quedó en la cama; guardaba en la mesilla un billete de ida desde Montevideo hasta Santa María. Yo soy el testigo que recorre sus itinerarios, un  profesor de Geografía que repite sus pasos en el tiempo y se quedó a vivir dentro de un mapa con fronteras de tinta.

 

                                                    

 

 

 

lunes, 10 de abril de 2023

JOSÉ GUADALAJARA y CANDELA AREVALILLO. UNA VOZ INTERIOR DESAFINADA

Una voz interior desafinada
José Guadalajara y Candela Arevalillo
Bohodón Ediciones
Colección Narradores de nuestro tiempo
Tres Cantos, Madrid, 2023

 

PRESENCIAS OCULTAS

  

   La novela Una voz interior desafinada es la primera colaboración literaria entre José Guadalajara, doctor en Filología Hispánica, narrador de amplio recorrido, investigador literario, conferenciante y ensayista, y Candela Arevalillo, licenciada en Arte, coordinadora de Escritores en Rivas, guía de exposiciones y gestora cultural que hasta la fecha había pospuesto su amanecida literaria para dedicarse con plena intensidad a la tarea extraliteraria de lo organizativo, la creación digital y la realización de eventos y talleres didácticos en Rivas Vaciamadrid. Por tanto, nos hallamos ante una experiencia narrativa auroral que ha suscitado en el entorno una encomiable urgencia lectora.
   Un mínimo umbral aclara de inmediato el detonante argumental del libro y el contexto temporal que recorre: “Un trágico suceso del que se hizo eco la prensa sensacionalista de la época y un escrito mecanografiado de 1983 nos impulsaron a escribir esta novela. Era una forma de recuperar la memoria después de una amnesia de casi cuarenta años”. Nos hallamos en un escenario en el que conviven realidad y ficción: la historia de Diana Soler Millán, una joven de veintitrés años, narrada en primera persona, y el testimonio de supuesta objetividad del narrador, empeñado en reconstruir las grietas del relato en los años ochenta. Es un tiempo histórico marcado por los hilos sueltos de la transición, la llegada al poder del socialismo y el balance apresurado de la libertad democrática que dio pie a la llamada “Movida madrileña” y a su aventurado comportamiento vital.
   El recorrido capitular comienza con precisas coordenadas de espacio y tiempo: Madrid, 1982-1983, y con la voz directa de Diana, modelo para una composición pictórica en el estudio de Fabio Moretti, ubicado en el sótano de una vieja casa del barrio de Salamanca, que deja fluir, con sosegado equilibrio, la claridad urgente de la memoria y sus contradictorias e imprevisibles espesuras mentales.
  La existencia cotidiana del pintor, pese al éxito de sus exploraciones creativas, se debate entre la languidez de un matrimonio anquilosado por el rumor del tiempo, y sus aspiraciones e inquietudes reflexivas que empujan a ser miembro de una Sociedad Teosófica interesada por el espiritismo y por creencias especulativas sobre un cataclismo cósmico.
   Una extraña visión de Diana, reflejada en la puerta del aseo de la casa del pintor, trastoca el ánimo de la modelo completamente y da pie a una larga conversación en la que se postula la existencia de presencias ocultas, que se mueven en otra dimensión. También el pintor resulta afectado por aquel incidente que parece generado en un sueño y se refugia en su amistad con un amigo pintoresco con el que recorre locales de Madrid que definen una época de la vida urbana y una forma de vivir la noche.
   Aquel incidente separa los quehaceres existenciales de modelo y pintor y pone de relieve que, más allá de las apariencias en cada identidad, hay una cara oculta en la que se encierran elementos espirituales, oníricos y conjeturales que casi nunca salen al exterior. Diana está convencida de que la mudez de Fabio es ocultación y ello sobredimensiona la inquietud y la desconfianza de su estar en el piso. Además la aparición de un cadáver en la escalera del edificio rompe definitivamente el clima sedentario y empuja a sus inquilinos a perderse en todo tipo de desavenencias y especulaciones. Los ojos de cada identidad perciben un horizonte desigual.
  Mientras la muerte sigue caminando a solas y  pone su guadaña sobre el hombro de los dos hermanos que acogieron a Diana en su apartamento del barrio madrileño de Campamento. El suceso deja en la niebla a Diana que a pesar de la mínima relación con sus tíos, no pude eludir profundizar en aquel misterio y conocer las circunstancias de la muerte.
   José Guadalara y Candela Arevalillo dibujan en Una voz interior desafinada un único perfil literario que ofrece al lector una amena incursión narrativa. Su andadura entremezcla una lograda ambientación real de los años ochenta y una azarosa mezcla de experiencias que contiene erudición, imágenes oníricas no exentas de poesía, tramas detectivescas y pasajes intimistas, cuajados de erotismo. Entre los distintos aspectos de esta mirada ficcional resalta el vitalismo de los personajes y sus claroscuros en los escenarios cotidianos. Rostros que proponen un atractivo juego de espejos donde la verdad rebaja sus certezas para reordenar la realidad o acaso para mostrarnos una realidad múltiple donde conviven fantasmas y evidencias, que  en el mediodía del tiempo, acuden a sentarse en la misma mesa.
 

JOSÉ LUIS MORANTE