lunes, 31 de enero de 2022

SUEÑOS DE CINE

Cine mudo

 SUEÑOS DE CINE

Las aceras diarias necesitan paseantes de celuloide.

La esencia de la verdad recuerda al travelling; no deja de ser un desplazamiento de cámara sobre el escenario.

Transparencias, iluminación artificial, maquetas, pirotecnia... Efectos visuales del enamoramiento.

Los patios de butacas huelen a humildad.

Las promesas nacen con el latido de un videoclip.

Hay amigos cuyo nombre es un rótulo luminoso.

La nostalgia es un actor de cine mudo; solo recuerda rodajes de la época dorada...

Mi madurez esconde en su bobina un limitado metraje.

(Aforismos y cine)



domingo, 30 de enero de 2022

ÁNGEL GUINDA. LA EXPERIENCIA DE LA POESÍA

Último viaje
Ángel Guinda
(Zaragoza, 1948-Madrid, 2022)

 

EL MISTERIO DEL POEMA


In memoriam

La experiencia de la poesía
Ángel Guinda
Ediciones Pregunta
Zaragoza, 2016
 
  Pocas aseveraciones me han convulsionado tanto, en torno al misterio de la creación poética, como la formulada por Eloy Sánchez Rosillo al dar una conferencia en el ciclo Poesía y poética  de la Fundación Juan March de Madrid. Fue en 2005 y el poeta abría su disertación con la siguiente frase: “Yo no tengo teorías, tengo poemas”. El postulado evitaba más digresiones en torno al taller literario y resumía una filosofía teórica de grado cero sobre la razón del poema. El poema se justifica así mismo; no precisa ningún epitelio conceptual. Además contradecía de raíz mi propio pensamiento crítico en torno a la creación, porque desde hace casi tres décadas conviven en mi forma de entender el hecho literario la poesía y la crítica, como facetas complementarias y expresiones de un Jano bifronte y convivencial.
  Así que el título La experiencia de la poesía de Ángel Guinda (Zaragoza, 1948), autor de una extensa obra poética, de algunos ensayos y de un amplio compendio aforístico, llamó mi atención de inmediato. Sigo defendiendo que escribir poesía es un acto autónomo, pero nunca aleatorio ni circunstancial; por tanto requiere una autorreflexión que ayude a conocer su densidad matérica, sus especulaciones argumentales y sus linderos expresivos.
  Así lo entiende también el poeta Ángel Guinda que aglutina en el breve libro la experiencia de la poesía un conjunto de textos muy personales en los que recopila su mapa poético,  yuxtaponiendo los manifiestos “Arquitextura”, “Poesía y subversión”, “Y poesía ni contracultura, junto a otros dos ensayos breves que ahora se publican por primera vez “defensa de la dignidad poética” y “Emocionantismo”.
Al adentrarse en el didactismo teórico de Ángel Guinda se percibe de inmediato la diversidad de perspectivas. Así, “Arquitextura”, subtitulado “Apuntes para una poética” recoge fragmentos aforísticos  escritos entre 1980 y 2015. Es sabido que el aforismo no se encuadra nunca en una única definición del género, pero los textos integrados en este libro optan por la frase limpia, despejada, directa, que busca su eficacia en el destello comunicativo y en la precisón semántica. Sirvan como referentes algunos ejemplos al paso: “Las palabras son semillas cargadas con el silencio de los mundos”, “El arte está a mitad de camino entre la rebelión y la revelación”, “La palabra es un ser vivo”, “Escribir es reconocerse en lo desconocido”, “La inspiración, ese trallazo de luz en las tinieblas de la inteligencia”.
   Más cercano en el tiempo y por tanto con postulados recientes –el autor lo fecha en 2016- el texto “Emocionantismo” alterna el formato parónimo y lapidario de la frase breve con anotaciones reflexivas que admiten un mayor calado en el hilo argumental; de este modo, se adhieren al contexto central del lenguaje otras teselas como el poder, las circunvoluciones del sistema o el mercado; son adherencias reflexivas que dan a lo metaliterario una dimensión sociológica, siempre necesaria en el contexto de una realidad actual, rala, inocua y abrasiva.
   Las notas de “Defensa de la dignidad poética”, apuntes de 2014,  persiguen la autoidentificación e independencia del quehacer escritural ante los intereses extraliterarios. Visualizan además la geografía interior del poema para localizar incisiones gravosas que dañan las funciones básicas, la experiencia fusionada de  estética y recorrido gnómico. 
   Entiendo las premisas reunidas en “Poesía violencia”, manifiesto de 2012, como un alegato contra el conformismo; más allá de incitar a demoliciones dinamiteras, los pensamientos de Guinda rechazan la asepsia textual de los que solo ven el vivir por inercia como una función inevitable de la existencia. Si los tiempos del presente venden sucedáneos pragmáticos  que causan la debilidad del pensamiento, la violencia creativa, entendida ésta como búsqueda y acción del ser frente a la nada, como principio activo de la palabra.  
   La utilidad de la poesía ha generado en el tiempo un flujo discursivo interminable, proclive a la interpretación diversa; es un debate clásico que actualiza la vigencia del pensamiento platónico y perdura en el hoy, un ahora pragmático, conformista y caótico, que busca argumentos sobre el rol de la poesía, más allá de sus méritos estéticos. Ángel Guinda añadía en el cierre de siglo su enfoque sobre la cuestión con un puñado de aforismos en los que el sentir pesimista era la atmósfera natural. En desacuerdo con la poesía de la experiencia, movimiento en plena pujanza en los años noventa, Guinda componía un nihilismo enunciativo que contradecía aquella situación vertebrada desde un monopolio estético reductor. Defendía una poesía útil que además de objeto de belleza fuese también brújula ética y rehabilitara la imaginación, la sensibilidad y la razón crítica.
  También latente una mirada sombría en el manifiesto de 1985  “Y poesía ni contracultura. Curriculum mortis”, un empeño autocrítico que desgaja el ser poético de lo cotidiano; de ese estar en la intemperie nace una nueva necesidad de ser y una invitación al compromiso en la tarea de conocerse y reconocerse en una dermis humanista que conmueva, active y revitalice la conciencia.
   La experiencia de la poesía, contradiciendo una cronología natural que hubiese dejado ante el lector el trazo evolutivo de esta indagación teórica de Ángel Guinda, se cierra con la proclama más temprana, fechada en 1978, en plena intrahistoria constitucional. Los fragmentos de “Poesía y subversión” hacen de la poesía una expresión del vivir. Escribir es una actitud ante la vida, una celebración de la belleza y de la libertad que convierte al sujeto verbal en un protagonista activo del entorno cultural.
    En su Hiperión, Friedrich Hölderlin, con verbo pesimista y desajustado, anunciaba que “el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cundo reflexiona”; Ángel Guinda convierte su reflexión en un espacio cómplice en el que anidan junto a las raíces de la propia creación, esas incertidumbres permanentes que funcionan como impulsos creativos y pautas que resisten la arbitrariedad del tiempo. La experiencia de la poesía es una forma de entender el mundo y entenderse a sí mismo, un esbozo, una prospección, una respuesta no hallada que pugna por definirse en el magma informe de un poema no escrito.

JOSÉ LUIS MORANTE






sábado, 29 de enero de 2022

FRUTOS LEJANOS

Frutos lejanos

 

Un cosquilleo
de frío. Tras la poda,
el largo sueño.

        (Inédito)




viernes, 28 de enero de 2022

SUSANA BENET. AMIGA DE LA CALMA

Amiga de la calma
Susana Benet
Editorial Polibea
Colección Pasión de lo breve
Madrid, 2021 

 

MAR DORMIDO

 

   La gradación editorial de Polibea, el proyecto madrileño de publicaciones que dirige desde hace más de una década el escritor Juan José Martín Ramos abre una nueva colección de libros. Esta epifanía tiene como clave de selección recursos compositivos con formatos breves. Dará acogida, por tanto, a entregas de haikus, aforismos, miniaturas narrativas o ensayos creados desde la fragmentación. Su apertura integra cuatro trabajos en torno al haiku, firmados por conocidos nombres del ahora poético: Jesús Munárriz, Susana Benet, José Iniesta y Ricardo Virtanen. Todas son voces que concitan una relevante atención crítica, pero quien esto escribe siente una reconocible afinidad por la travesía lírica de Susana Benet (Valencia, 1950).  El vaivén de este mar dormido ha dejado sucesivas amanecidas como Faro del Bosque, Lluvia menuda, Huellas de escarabajo, La Durmiente, La enredadera, Grillos y lunaDon de la noche y Falsa primavera Una andadura intensa, perseverante, que ratifica una delicada sensibilidad al construir vicisitudes emocionales de protagonistas cercanos, y buscan hondura al recrear los entrelazados relacionales de sujeto y entorno natural. Mediante una escritura despojada, sutil, que tiende las manos al propósito comunicativo, aloja en sus argumentos un denso sustrato de punzadas existenciales. En suma, el callado decurso de la página en blanco, aspiración esencial que también manifiesta el poeta José Manuel Benítez Ariza, autor del prólogo. El verso despierta atento al singular misterio del silencio; como si el poema fuese también tiempo en suspensión, la percepción imaginativa de esa claridad que refugia las formas. La colección de haikus Amiga de la calma acoge un escueto preludio en prosa de la autora, que no es sino un cumplido elogio de la lentitud como manera de estar en lo diario y capturar ensoñaciones e ideas. La prisa es desconcierto, inquietud, incertidumbre; apenas percibe el carácter auroral de cada instante. Desde esta disposición de ánimo nacen los haikus de Amiga de la calma: “Este es el pan / que ofrece la mañana. / Migas de luz.”; “Aquella rama / que corté del naranjo, / aún perfuma.”, “Barrio desierto. / Desde un árbol resuena / la voz del mirlo.” Como se aprecia en esta mínima selección de textos, la escritura encierra en sus estrofas la tradición más clásica del trébol japonés, la percepción de esas cosas humildes y cercanas que expanden en su contemplación un fulgor repentino: “El sol poniente / atrapado en un tallo. / última luz.”, “Cae la tarde. / Ningún árbol en pie / que la sostenga.”, “Al recoger / la camelia del suelo / se deshojó.”
   La anotación en prosa “Dos de noviembre” sirve de coda conclusiva, como si la calma sosegada del decurso temporal se mantuviera también en el ritmo preciso de la prosa poética. Alrededor todo parece sumido en un reparador letargo, en un estar ensimismado que disgrega el terco transitar del tiempo: “La mente en calma. / Abro un libro de haikus / como un misal”.    
  Apegada a la raíz más fuerte del canon, en el minimalismo lírico de Susana Benet la percepción mantiene un ritmo lento, de elaborada cercanía sentimental a los elementos del paisaje, siempre proclives a la trabazón entre mirada y pensamiento. Lo mínimo es evocación y sugerencia, desnudez machadiana; una destilación interpretativa para sentir la plenitud humilde de la vida, acodado en las horas.

JOSÉ LUIS MORANTE





jueves, 27 de enero de 2022

SEÑAS DE IDENTIDAD

Minimalismos
Fotografía
archivo general de internet


SEÑAS DE IDENTIDAD


Nacen cuando la noche. Son los ruidos
misteriosos de todas las ausencias
que nos hablan en críptico lenguaje
del pasado. Mortifican sus voces
porque orean sucesos sin sentido.
Tienen las manos frías, no acarician,
entreabren dormidas cicatrices.
Cumplen citas en horarios absurdos
a las que acuden ecos semejantes
que procuro ignorar sin resultado.
Desde la sombra, ruido contra ruido,
envidian mi fortuna, justifican
el deseo de abolir mis riquezas.

Si es preciso, viajaré a su guarida
para explicar que no guardé ni sueños,
que carezco de méritos sobrados,
que vivo con lo justo, que no tengo
plazos pendientes, deudas que saldar.

     (De la antología Mapa de ruta, 2010)



miércoles, 26 de enero de 2022

LUIS CORREA-DÍAZ. HAIKUS NADA MÁS

Haikus nada más
Luis Correa-Díaz
Prólogo de José Luis Morante
Ediciones El Ángel
Colección Entre Nubes
Chile, 2021
  

IMPLOSIÓN DE HAIKUS

 

   El formato tradicional del haiku encierra una percepción introspectiva. Desde el hacendoso oficio de la contemplación, la estrofa japonesa dibuja una ventana abierta, atenta a las pulsaciones cercanas del entorno y los matices sensoriales depositados en el pensamiento. La caligrafía remansada de esta práctica versal da cauce al discurrir de las estaciones a partir de destellos inmediatos con un diálogo cordial entre naturaleza y testigo. Fue Matsuo Bashoo (1644-1694) quien codificó el sentido y la arquitectura del haiku como camino de perfección y serenidad espiritual. El monje ha ejercido un sólido magisterio, compartido con Onitsura, Shiki, Moritake, Issa Kobayashi, Santôka y Tietoku, entre otros. Aportan estratos argumentales e idearios estéticos renovadores, como Sookan, quien introdujo en la terna versal los más humildes rincones de lo cotidiano y el tono humorístico.
  A primeros del pasado siglo, el haiku viaja hasta occidente gracias a José Juan Tablada. Los nuevos cultivadores trastocan el mensaje literario autóctono y añaden a su clasicismo genérico espesuras y condensaciones expresivas mudables. Con el tiempo, la brevedad es un mural, una colección de teselas que tiene el tono de lo conversacional y la cadencia cercana del intimismo compartido. De la persistente contracción nace una lírica despojada de transcendencia que expone el río secuencial de lo vivido. La palabra ratifica el estar a la intemperie, mientras los sentimientos se convierten en raíz sustentadora, en soportes que aguantan la condición transitoria de la identidad. El yo se hace otro. Escribe una estela en el agua que no se borra, sea cual sea la fisonomía del cambiante escenario donde sembramos nuestros pasos.
  Frente al poema de sensaciones sublimadas, el ámbito interior del haiku admite el carácter subjetivo del yo lírico y su presencia explícita. La sobria belleza de la estrofa adquiere en Luis Correa-Díaz un tacto distinto. El profesor, poeta y ensayista entiende la literatura como experimentación; es un tanteo transformador, una búsqueda alternativa que se hace desde una implosión especulativa y proteica. Sus poemas no retoñecen en los previsibles surcos de la ortodoxia sino en las hendiduras de la roca, en el desmonte, en las grietas, en el suelo asimétrico del reseteo. Interpretan otra manera de entender  la cadencia versal sin la ecuación silábica del esquema 5 / 7 / 5 que calculaba la distancia exacta del poema. La memoria léxica conexiona versos para entrelazar un cordel fuerte, en el que cada estrofa tiende la mano a la siguiente, anula su autonomía significativa y se integra en una unidad mayor. Así se logra la evocación del pasado y el regreso de lo vivido, que ahora difunde un rostro fragmentario, cubierto a veces por la silueta gris de la incertidumbre.
  La textura expresiva de Haikus nada más se manifiesta desde la apertura. En “Haiku de la visitación” inaugura su voz un protagonista lírico que evoca secuencias biográficas con el aguijón de la ironía y una polifonía léxica que integra expresiones en inglés e italiano, junto al cauce habitual del castellano. Los poemas descifran los caminos de la convivencia. Son indicios de una realidad paradójica y proclive a la contradicción porque en los caminos del lenguaje conviven el estar común y la soledad evocadora, el recuerdo de lo vivido y las lindes de una senda seca y áspera que viaja hacia la ceniza. El paisaje cobra un rumor fuerte en poemas como “Haiku de allá del campo” donde el sentido estrófico adquiere un trazo constructivo, cuajado de belleza.
   A veces, Luis Correa-Díaz da nueva vida a la mirada infantil. Los versos se conviertan en crónicas de leves itinerarios, donde persiste la ingenuidad del niño nunca perdido en la profundidad del tiempo. El verso se rodea de un bosque de símbolos que renacen en la introspección para ser ahora y presente. Las piezas adaptables del lego, los lápices para dibujar tebeos o las manos firmes de los superhéroes construyen cerca un mundo sencillo, que soporta las mudanzas del tiempo.
   En la amalgama de estratos, otro vértice temático es la continua presencia del yo femenino. Convoca imágenes de plenitud, cercanía y ausencia expuestas con la sencillez del ideario amoroso y su caminar con paso firme.
   Recordando la onomatopeya sonoro de la rana de Bashoo, aquel “plof” al caer sobre la silenciosa superficie del agua,  Luis Correa-Díaz añade con frecuencia a sus poemas una coda final, un monoverso que sirve de broche a la cadena y funciona como aserto conclusivo. Con él intensifica la reflexión y condensa los referentes mediante una introspección final. Otras veces, para añadir otras secuencias formales, sitúa el verso suelto entre las estrofas, fijando así una cadencia remansada, un ritmo, una nube verbal en el aire.
   Vigilantes y activos, los pasos de Haikus nada más promueven un sostenido ritual del desorden, hecho de impresiones visuales cambiantes y de una combinatoria de asuntos temáticos. Entre ellos resalta la presencia de una perseverante zoología que encuentra en el poema memoria, expresión precisa y vuelo renacido. Los versos albergan tortugas, pumas, gatos, ardillas, pingüinos y medusas; vivas siluetas de cambiante morfología que soportan asombrosas mutaciones oníricas. Se muestra una fauna palpitante que da razón a la mínima caligrafía del bestiario o establece un íntimo coloquio con Pablo Neruda cuando criticaba la soberbia antropocéntrica del yo, frente a los organismos naturales. La sensibilidad de Luis Correa-Díaz nunca es ajena a los estímulos sensibles, esos elementos de la fauna y la flora que sostienen las formas de la materia y abren caminos a reflexiones mayores.
   Entrevera el desarrollo del libro un contexto histórico marcado por los sustantivos virus, pandemia y encierro. Son términos que han generado un viscoso campo semántico, tendente al derrumbe anímico. De su percepción nace la queja y el resentimiento, tan nítidos en el poema “Haikus del virus cabrón”. La composición recorre una dura realidad social, convertida en un registro de inquietudes y cambios que han logrado otra perspectiva relacional. En las calles falta lo habitual, la piel cálida y el abrazo, ese puente hacia el otro que si no se recorre sobreviene un fuerte agotamiento emocional.    
   Se hace tangible en la visión estética de Luis Correa-Díaz el afán celebratorio del inconformismo y el zarandeo de la asepsia expresiva. En Haikus nada más las redes de haikus olvidan el hermetismo para salir al día con un plano lexical ausente de artificio retórico. Crean un clima de cercanía conversacional, de irónica aceptación de la realidad como un espacio frío, exasperante; abren una pantalla proclive a la visión crítica por su depuración de ideales. Las palabras del poeta se miran en el espejo para mostrarnos un hacedor de versos sin literatura. Sumido en la experiencia singular de dar voz a lo diario, sale a escena un magma caótico, repleto de viejas preguntas que corren lejos y conjugan sus novissima verba en el umbral lejano del futuro.
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 

(Madrid, junio de 2021)    

martes, 25 de enero de 2022

MÍNIMA SELECCIÓN DE PLANOS CORTOS

Levedad
Imagen
de
internet

 A Carlos D'Ors y Javier Recas,
por su calidez y afecto; por su compañía

 
En mi retina, el epitelio oscuro de la sala de cine; una textura de inquietud y tinieblas que encuentra redención en la pantalla.
 
*
 
La proyección trastoca  planos existenciales. El espectador supone que la contingencia está al otro lado de la pantalla.
 
*
 
Gesto preliminar. Antes de sentarme en la butaca miro el foco de luz y pienso en Platón. Otra vez la inconsistente sombra del sujeto sobre la pared de la caverna. La realidad intuida.
 
*
 
Tras el The end los tanteos para recuperar el aquí y el ahora; afrontar el retorno pendular desde un tiempo usurpado por la imaginación.
 
*
 
Cuando cierro los ojos, cuánta nitidez gana el inventario de grietas.
 
*
 
El ser biográfico disimula un mal guion, el hecho de  hilvanar anécdotas inesenciales.
 
*
 
Si sueño fugas, disperso pasos por las callejas del anochecer hasta encontrar la puerta de algún cine.
 
*
 
Matinal. Actividad colectiva para solitarios.

(Mínima selección de Planos cortos, Trea, 2021)



domingo, 23 de enero de 2022

CALLE EN OBRAS

Calle Álamos
Día de Córdoba

CALLE EN OBRAS

Acordamos huir sin dejar rastros,
pero aflora el deseo y difumina
el mapa de las buenas intenciones.
Aparezco como mármol labrado,
emulando su pulida quietud.
Impaciente recorro los andenes
donde un polvo salobre fosiliza
pasos intercambiables, de ida y vuelta.
Aletean pavesas incendiarias,
las híspidas certezas del pasado.
Apuro mi forzada resistencia.
Estoy solo. Completamente solo.
No tengo voluntad para el olvido.
Mi vida es una calle siempre en obras.

                       (De Mapa de ruta)



viernes, 21 de enero de 2022

EXIGENCIAS DEL TALLER LITERARIO

Voces entre las ramas


 

EXIGENCIAS

 

   En el taller literario, no basta la buena intención; para  que  el itinerario personal cruce el umbral de lo permanente y busque pronto ese cielo de fondo entre las ramas del lector deben cumplir, de forma imprescindible, algunas exigencias. Cuánto emociona escuchar su voz dubitativa. La literatura es un encuentro pactado entre dos comensales: el autor y las palabras; son dos caminos que se juntan en un punto de cruce, ajenos al invierno, para firmar acuerdos y pactos comunes. Cada gota pregunta donde debe guardar su transparencia. Cada género asciende a su peldaño para depositar en él sus huellas firmes: deja el ensayo, el sentido cartesiano, la línea recta a salvo de cualquier divagación; el aforismo añade la persuasión pedagógica y la prolongación del pensamiento desde la resta de palabras, nada sobra; el relato nos trajo la complicidad y la pequeña magia del final; la novela, el paso libre de los argumentos y  la inteligencia ordenadora en el rumbo de los personajes; y la poesía, el misterio vespertino de la insinuación, el no sé qué que queda balbuciendo. El escritor añade la caligrafía humilde del tanteo; la intuición creadora; la riqueza emocional y la mano fuerte de un día laborioso que consume su luz en un instante.



 

 

jueves, 20 de enero de 2022

LUIS RAMOS DE LA TORRE. URGENCIA DE LO MINUCIOSO

Urgencia de lo minucioso
Luis Ramos de la Torre
prólogo de José Luis Puerto
Lastura Editorial
Colección Alcalima
Madrid, 2021

 

MATERIA EN TRÁNSITO
 
 
   Casi desde la amanecida de su poesía, la música ha sido compañera de viaje del quehacer creativo de Luis Ramos de la Torre (Zamora, 1956), Doctor en Filosofía, cantautor, profesor jubilado e investigador de la obra de Claudio Rodríguez, sobre quien ha preparado ediciones críticas. Ese marco expandido adquiere en junio de 2021 un nuevo trazado al publicar Con los ojos del frío, una compilación de relatos donde se manifiestan los ecos de lo cotidiano, mínimas historias protagonizadas por identidades secundarias que muestran una lectura paradójica de lo existencial, cuajada de rincones imaginarios.
   Con la entrega Urgencia de lo minucioso retorna al cauce poético, con un eje de luz de José Luis Puerto, quien muestra las cartas estéticas del poeta en el texto “De la poesía como ofrecimiento”. Puerto percibe en la propuesta del poeta zamorano un murmullo de búsqueda, una inmersión en los linderos de las cosas al paso para apropiarse de su calidez confidencial; de este modo, se abre una perspectiva de iluminación y transcendencia, que da sentido al decurso contenido de la existencia.
   Las cartas paratextuales dejan en primer plano citas de Olvido García Valdés, Hölderlin y José Ángel Valente, voces con una apuesta clara por la poesía reflexiva y metafísica, que alude a los rincones en sombra del yo espiritual. La palabra define, trasciende la materia, se hace claridad y reflejo para aventar la penumbra cavernosa del tránsito.
  El volumen Urgencia de lo minucioso reúne más de sesenta poemas, escritos en poco más de un año, ya que El dilema del aire, entrega con la que el poeta obtuvo el Premio Ciudad de Salamanca, se editó en 2020. Tal cantidad nos habla de una madurez poética muy fértil, que expande una fuerte diversidad de intereses argumentales. Quien reconstruye el proceso poético del escritor vislumbra una lírica meditativa, que opta por el poema breve y esencial. Con él clarifica la relación directa del ser con el entorno, donde la naturaleza nunca pierde su carácter nuclear. La compañía del mapa contextual es ritmo y raíz, acorde vivo que acumula en silencio mínimas notas de verdad y belleza, de las que el yo se hace testigo para evocar, más allá de lo aparente, el dinamismo de la materia: “Miro el árbol atento /     su serenidad, su cima, / y en la rama solo queda un único espía / un único testigo / de su hechura en el aire contemplándonos, / el último fruto vigilante y sincero, / que enhebra con el tiempo y con nosotros su cosecha”.
   La mirada indagadora se mantiene alerta frente al vasto paisaje y los meandros de lo contingente. Se hace vigilia y vértigo. El despliegue de elementos en el entorno invita a la reflexión, postula la necesidad de recobrar la mano tendida de lo cercano. El perfil del día insiste en el abrazo de luces y sombras. Siempre andan cerca la incertidumbre y el destiempo del dolor, la inercia de la niebla en la razón y esa intemperie gris que asola la esperanza. Desde un ejercicio de resistencia llega la fuerza del poema: “Avivemos el horno de lo minucioso, / la calera del alma, / lo claro y lo distinto ajeno / donde se blanquea y purifica la herida. / Avivemos juntos, sin miramientos, / de una vez, y sin más, la vida”.     Los poemas de La urgencia de lo minucioso perciben bifurcaciones complementarias. Las composiciones tienen un carácter único en su forma de conectar sujeto y marco de representación de la existencia. En ellos se retrata con trazos limpios una sensibilidad en grata convivencia con la luminosa hechura de lo humilde, con esa discreta normalidad de lo telúrico que invita a salir de uno mismo y asir la claridad y el burbujeo de lo perecedero, ese abrazo del viento que sostiene las alas.
 
JOSÉ LUIS MORANTE


        

miércoles, 19 de enero de 2022

JOSÉ LUIS TRULLO Y EL AFORISTA



 

ENTREVISTA A JOSÉ LUIS  TRULLO

(Breve homenaje a la revista digital El Aforista)

 

Creada en 2015 por el ensayista, editor, aforista y gestor cultural José Luis Trullo, la revista digital EL AFORISTA se ha convertido en una publicación esencial sobre el arte del aforismo. Ahora, tras un lustro de recorrido temporal, cierra sus páginas, aunque los contenidos siguen en red a disposición de todos
 
1 - ¿Cómo surge la idea de la revista? ¿En qué medida confía en el aforismo como única estrategia expresiva  de la publicación?

Yo siempre he escrito aforismos. Mi diario literario –que empecé en 1992- está compuesto en ese formato, por inspiración directa de mis lecturas predilectas; es el caso de los publicados de Peter Handke, de Elias Canetti o de Joseph Joubert.  Ya en 1994 publiqué mi primer artículo en prensa sobre el aforismo (“¿Qué es un aforismo?”), y en 1995 hice otro tanto en las páginas de La Vanguardia con uno  titulado “Escrituras fragmentarias”, que aún puede consultarse en línea. Años más tarde, siendo usuario habitual de la red social Facebook, detecté una creciente presencia de aforismos de gran calidad literaria escritos por personas desconocidas para mí por aquel entonces, entre ellas, Manuel Neila, Miguel Ángel Arcas, Elías Moro o el propio José Luis Morante. Surgió entonces la idea de publicar la que yo creía iba a ser la primera antología del género en España, Aforistas españoles vivos, que en principio debía asumir Karima. La edición se retrasó por motivos que no vienen al caso, de modo que fundé Libros al Albur y, en el ínterin, José Ramón González sacó a la luz Pensar por lo breve, de una vocación mucho más amplia e integradora. Unos meses después, aparecía la mía y, para contribuir en su difusión, creé El Aforista. Poco a poco, lo que iba a ser un mero instrumento de promoción comercial fue creciendo entre mis manos, hasta convertirse en un escaparate del género más breve de todos los tiempos.

2 -  ¿Cuáles son las secciones que articulan la trayectoria de la revista?

Básicamente, tres: la recapitulación de los grandes autores del género (agrupados en “clásicos”, “modernos” y “actuales”), una sección de reseñas de novedades editoriales y otra de participación: “inéditos” y “entrevistas”, con un Cuestionario Chamfort al que he sometido a los principales referentes del género en España. Por lo que me cuentan lectores de El Aforista, para muchos se acabó convirtiendo en una referencia de uso habitual, y saber eso me animó a prolongarlo durante todos estos años, completándolo con secciones como la Enciclopedia de Libros Españoles de Aforismos, en la cual espigaba mis aforismos predilectos de más de cien títulos actuales.
 
3 – ¿Todo proyecto pretende cumplir una serie de objetivos básicos? ¿Cuáles eran los propósitos de EL AFORISTA?

Ante todo, compartir un entusiasmo. Creo firmemente que la alegría es expansiva y busca compañeros de viaje. El hecho de haber cultivado de manera solitaria y pertinaz un género considerado “menor”, y el encontrar a quienes también lo hacían con idéntica vocación, estimuló en mí la voluntad de divulgar la existencia de unos textos que, tiempo después, sigo estimando por su calidad literaria intrínseca. Aparte, puedo congratularme de haber servido como imán de talentos más o menos ocultos que, gracias a El Aforista y a Libros al Albur, han podido salir a la luz, como el caso de Francisco Ferrero, Emilio López Medina, Gemma Pellicer o Victoria León.

4 -  Quien haya seguido la travesía de estas páginas digitales, percibirá una fuerte  complicidad con la tradición. ¿Qué nombres preferentes sostienen la casa del aforismo contemporáneo?

Cada aforista tiene su propio panteón particular, qué duda cabe. En el mío figuran aquellos que ya cité anteriormente, junto a otros como Oscar Wilde, Fernando Pessoa, Paul Valéry o Émil Cioran. Personalmente, me decanto por los aforismos que comparecen entre las páginas del cuaderno literario, que es un formato que practico y que siempre me ha llamado la atención. Es más, pienso que es en esa sede donde el aforismo brilla con mayor intensidad, pues en la escritura diarística, un tanto silvestre y anómica, irrumpe con decisión y capacidad persuasiva.

5 – Otro contenido esencial ha sido el de dar visibilidad a nuevos descubrimientos literarios. ¿Qué autores nuevos le parecen dignos de seguimiento por su calidad?

Aparte de los que ya he citado, creo que son muchos los aforistas en activo que despliegan una singuladura personal, tan difícil de mantener en este ámbito. De entre los jóvenes, Rosendo Cid, un artista multidisciplinar al que he tenido el gusto de publicar un par de libros de aforismos, me parece que vuela a gran altura. Juan Manuel Uría, como él también pintor, Miguel Ángel Gómez o Paula Díaz Altozano son autores jóvenes con gran proyección. El haber podido dar a conocer a Manuel Feria, gracias a la intermediación de Mario Pérez Antolín, es algo de lo que me siento especialmente complacido. Carmen Canet practica un aforismo a ras de vida que me parece entrañable. Todos los nombres consolidados han aportado mucho al auge actual del aforismo en España y, entre ellos, no pocos de los que formaron parte de Aforistas españoles vivos: Neila, Arcas, Morante, Moro… Lástima no haber podido incluir a Fernando Menéndez, quien supone un auténtico “rara avis” en el género.

6 - Hasta qué punto ha marcado el despliegue de El Aforista su propio trabajo creador.

Relativamente. De hecho, más bien ha supuesto una especie de espejo a lo largo del camino. En este sentido, el uso diario de Facebook sí ha espoleado mi vertiente creadora, al permitirme compartir mis textos de manera prácticamente simultánea a su escritura, obteniendo un eco inmediato. Me gustaría aprovechar para romper una lanza en defensa de las redes sociales, pues debo a ellas el haber podido acceder a la inmensa mayoría de los autores con los que tantos proyectos en común hemos podido sacar adelante. Como tantas cosas en la vida, Facebook no es más que el uso que hagamos de él. Yo, desde luego, no me puedo quejar.

7 - ¿Favorece al minimalismo conciso el gran despliegue de autores y títulos? ¿En qué baremos debemos fijarnos como lectores y escritores para alcanzar un nivel elevado de calidad y honestidad en la creación?

La expresión lacónica acompaña a la especie prácticamente desde los albores de la civilización. Máximas, refranes, consejas, oráculos, siempre han constituido una suerte de asideros ante la incertidumbre de la existencia. Esa dimensión utilitaria acababa favoreciendo cierta selección natural de las mejores propuestas, no siempre literarias. En la actualidad, nuestro modo de vida ha favorecido la utilización de las formas breves (microrrelato y aforismo, principalmente) que, más allá de su rápida absorción, propician una deglución lenta y meditada. Esa es la grandeza de la brevedad: que no se agota en un apresurado usar-y-tirar, sino que exige volver a ella una y otra vez para tratar de captar sus más íntimas resonancias, por utilizar una afortunada expresión del gran José Mateos.

8 – El Aforista  finaliza trayecto. ¿Qué razones han forzado esa decisión?

No ha sido una razón forzada, sino una evolución natural. Como panorámica global, se puede decir que El Aforista ha cumplido con su misión. Ahora, cede el testigo a AFORIST@S, una publicación electrónica que, ya en su propia cabecera, muestra un carácter más plural y abierto, menos personalista. También he tenido en cuenta la necesidad de imprimir un nuevo impulso a las iniciativas en torno al aforismo: el “no dormirse en los laureles” implica, muchas veces, la necesidad de reinventarse, y así se ha hecho. Ahora, los aforistas cuentan con una nueva plataforma para dar a conocer sus propuestas. Creo que salimos ganando todos. Pero la última palabra la tienen, como no puede ser de otro modo, los usuarios.


 

martes, 18 de enero de 2022

DISTORSIONES

Refracción
Fotografía
de
internet

 

DISTORSIONES
 
Tenía tantas palabras cosidas en la laringe que un día su silencio falleció por asfixia.
 
Cuántos parásitos ejercen su simbiosis en la piel del rencor.
 
Compra respuestas a saldo. Después sube poco a poco las preguntas recostadas en el trastero.
 
Consume una biografía concisa, pero con varias versiones.
 
Las huellas dactilares de una enumeración caótica: abrazos, silencios, sentimientos, indiferencia y contradicciones. El peso exacto de una memoria poliédrica.
 
Hay puertas sin mirilla; desconocen que el peligro está dentro.

La ruindad de quien pretende hacer de la sandez una lección moral.
 
Publicó tantas veces su fotografía en instagram que los rasgos del rostro real desaparecieron. Ahora es solo el calor residual que propaga su imagen. 

Aforismos de tanteo

 


lunes, 17 de enero de 2022

EL AIRE DE LOS LUNES (NOTAS DEL DIARIO)

Con la mano tendida
Fotografía
de
 internet

 

EL AIRE DE LOS LUNES
 
 
  En el discurrir diario no pierde vigencia una cuestión controvertida: la función social de la creación literaria. O lo que es lo mismo, las oscilaciones que caben entre un arte ensimismado y autónomo, encerrado en su fulgor purista, y un arte incardinado en un contexto, que engloba las condiciones históricas que lo generan y el periplo biográfico del protagonista real.
 
  Djokovic, ese excelente tenista de ego desmesurado y comportamiento irracional, será deportado de Australia. Yo me alegro muchísimo; el libertinaje individual nunca puede ser un peligro para la vida colectiva. El asunto tendrá consecuencias: el ultranacionalismo serbio necesita héroes y los negacionistas mártires. Y habrá quién apoye esos discursos incendiarios. El sueño de la razón produce monstruos.
 
  “Programa, programa, progama”, decía Julio Anguita, un maestro coherente y un político de talla. Y una formación conservadora hace de la sandez verbal de un ministro (el asunto no son las macrogranjas, que está clarísimo que deben ser reguladas, vigiladas y sancionadas, si no cumplen las normas) que antepone sus ocurrencias a la eficacia de su gestión y además se enroca para hacer daño a la coalición de gobierno, un lema “Ganadería o Comunismo” y un estilete de campaña. ¿Esa es su propuesta de gobierno? Increíble. Supongo que quien vota, sabe a qué se atiene.
    
   La escritura da cauce a las palabras de la conciencia y a sus interrogantes. Los poemas hilvanan un pensamiento reflexivo que cuestiona el sentido y coherencia de los actos del sujeto. El hombre a solas consigo mismo debe descubrir su propia condición y desechar falsificaciones e imposturas.
 
   Deslizando sobre las palabras una apacible complicidad, la música de jazz constituye un fondo sonoro para el cotidiano devenir. Es un aroma lenitivo que convierte el desvelo en un paréntesis de conocimiento e indagación. Es un escenario para los afectos en cuyo ámbito se borra la nebulosa atmósfera del abatimiento y los embates de la melancolía, para alzar la frágil arquitectura de los sueños.
 
   El mundo azul y la mirada limpia del niño, cuando los sueños parecen al alcance de la mano, va acumulando claroscuros en la experiencia. El peso de lo vivido nos deja un aire de tristeza, un semblante canoso y miope,  apropiado para escuchar la voz rota de un saxo.
 

Apuntes del diario  



domingo, 16 de enero de 2022

JULIA NAVAS MORENO. ZAPATOS SIN CORDONES

Zapatos sin cordones
Julia Navas Moreno
Chamán Ediciones
Colección Chamán ante el fuego
Albacete, 2021

 

 SONRISAS  SIN LUZ

 
   El quehacer escritural de Julia Navas Moreno (Avilés, Asturias, 1966) entrelaza ficción narrativa y cauce lírico. Ha publicado hasta la fecha las novelas Esperando a Darian (2014), y ¿Qué hay en una habitación vacía? (2018), y ha ido dispersando en el transitar del tiempo, con sosegada cadencia, algunos relatos en volúmenes colectivos cuya calidad refrendan algunos premios. Su voz poética, evocadora y comprometida con los rincones desapacibles de la realidad, integra las salidas Confieso que he perdido el miedo (2015), Ombligos y universos (2016) y Simulacro (2019). Los dedos del poema siente el frío de los días como un territorio de reflexión, al que se acercan con tacto intimista para percibir el sonido de la existencia al paso, ese estar transitorio donde es tan complejo el cumplimiento de lo ideal que deja en el fluir del pensamiento una sonrisa sin luz.
   El prólogo de Zapatos sin cordones, escrito por Ana Vega, refuerza la condición paradójica de lo existencial. Los versos de Julia Navas Moreno formulan su propio discurso reflexivo en torno a la enfermedad, donde se acentúa nuestra condición temporal y la fragilidad continua del viaje existencial. Sin melancolía, el sujeto asume que el decurso vital es continuo tránsito, zarandeado de forma casi inevitable por el sufrimiento. Pero Ana Vega advierte, con lúcido saber que quedan amanecidas y esperanzas porque “Donde hay amor siempre hay camino” y en cualquier recodo se abre benevolente la mano tendida de lo posible.
   La razón, como brújula y norte que dicta la ruta más favorable para el quehacer de la conciencia, es cordura contingente. Junto a ella respira la locura, una forma de pensar y actuar que enlaza percepción y pensamiento con un ejercicio de resistencia. Desde el primer poema “El amor en las salas de urgencia” surge en la búsqueda cognitiva del sujeto la decepción, esa disonancia manifiesta que confronta el ser y el estar. De esta mirada ante la realidad vivida que se percibe como un laberinto se nutre la aceptación de la inclemencia. La locura está ahí, calza unos zapatos sin cordones, próxima, cercana, pidiendo ternura, la posibilidad de renacer en otro entorno, lejos del encierro y del cristal sellado que aleja la libertad de quienes están fuera.
   El trayecto poético de Zapatos sin cordones se convierte en una indagación recurrente sobre el sentido de lo existencial; la escritura acumula esas sensaciones que quedan incrustadas en el inventario sentimental, dejando entre las manos esquirlas de dolor y soledad, como manifiesta con voz limpia el poema “Roturas”: “Subí a la cumbre de mis posibilidades / y descubrí una fosa / de vértebras rotas, / de prótesis temporales y corazones arañados, / de manos vacías y pensamientos ambiguos.”
   El yo lírico acoge en su conciencia el miedo como un imperativo emocional, las oscuras impresiones sembradas por el acontecer; son los latidos de un tiempo que traza senda hacia el crepúsculo y la ceniza. Junto a esta respiración del yo dolorido, está también la conciencia de pertenecer a un entorno en el que a diario dejamos los diversos indicios de la degradación. El aire se hace impureza y los océanos pierden su azul para acoger los residuos tóxicos de un consumismo desaforado y egoísta, incapaz de cuidar la naturaleza. Pero también la fuerza del deseo y el cuerpo como espacio de celebración y lugar del Eros, donde el placer estalla contra la soledad: “Ahora sé más de mí de lo que tú / nunca has sabido. / Buscan mis dedos / el intersticio de la carne / y susurro tu nombre / segundos antes de volver a sentirme / tan solo una figura desmadejada / rendida al estrépito de mi soledad”.
  Zapatos sin tacones, al que Vicente Múñoz Álvarez en nota lírica epilogal define  como “un salmo al desastre  y al caos, al dolor y a la esperanza, cuando todo se desmorona alrededor”, establece como estrategia versal el poema breve, ligado a la dicción clara del propósito dialogal, donde el verso adquiere, con un lenguaje despojado y ajeno a cualquier arrebato místico, la pulsión temporal de los recuerdos, un estar hecho con gotas de luz que abren paso a la esperanza a pesar de esa sensación de dolorosa conciencia de estar contra las cuerdas. En su despojamiento expresivo, Julia Navas Moreno preserva la levedad de la contemplación, hecha indagación e instante. Deshace ataduras y se empeña en construir un mañana habitable, ese renglón de luz que  cabe en un poema, más allá del dolor, tras la pared del tiempo.
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 
 
 
 


sábado, 15 de enero de 2022

CAUSAS Y EFECTOS

Aceras de Lisboa
Fotografía
de
internet

 CAUSAS Y EFECTOS

El centro del silencio me ha enseñado
a aceptar como un juego que la vida
es una sucesión aleatoria de causas y efectos
sobre las dunas de la realidad.
Aparecen las causas simultáneas,
inflexibles, anónimas.
Y los efectos manan disueltos en los días,
con cauce renovado y variable,
cuyo curso ninguna voluntad puede eludir.

Cada mañana tiene leyes propias.
es el azar la fórmula cifrada
que descubre sus vínculos.
Un extraño rumor nos configura.
Encubre quiénes somos, quién seremos.

Causas y efectos pasan, se suceden,
Articulan el tiempo. Y eso es todo

       (De Ahora que es tarde, La Garúa, 2020) ´


viernes, 14 de enero de 2022

EN EL FONDO DEL ESPEJO

Delante de uno mismo
Fotografía
de
internet 


 EN EL FONDO DEL ESPEJO 

   Viajo mucho a ciudades lejanas, que desflecan sus encantos urbanos. Pero casi nunca abandono la habitación de hotel donde me alojo. Es una costumbre que espolea mi voluntad. Nació el día en que encontré en la fría superficie del espejo de mi cuarto de baño el rostro del huésped anterior. Fue él, con gesto tranquilo, quien me desveló su identidad. Tras una larga charla cuajada de dudas consistentes y olvidos, me facilitó sin mesura el contacto con huéspedes encerrados en otros espejos. Todos resultan interlocutores amenos, que buscan la liberación inesperada de la confidencia.
  Sigo en ruta. También la soledad que absorben los espejos es una calle que espera transeúntes.

(De Cuentos diminutos)


 

jueves, 13 de enero de 2022

JUAN VARO. EL DEMONIO MERIDIANO

El demonio meridiano
Juan Varo
Cuadernos del Vigía
Colección Aforismos
Granada, 2021

 

 JUEGO DE ESPEJOS

 

  Quienes se adentran en las zonas expandidas del aforismo contemporáneo, ubican de inmediato la posición central que tiene Juan Varo (Granada, 1969), Licenciado en Derecho y Filología Hispánica y Doctor en Filología Hispánica, en el cultivo de la escritura lacónica y en el análisis de sus coordenadas estéticas. El profesor granadino comienza a practicar el minimalismo verbal con la entrega Jugador de ventaja (2000), obra ganadora del Premio Genil de Literatura en su quinta convocatoria. Era una sugestiva indagación sobre las preocupaciones esenciales del sujeto en el brumoso transitar de la existencia. El siguiente paso, Desaforado (2002) reúne un compendio textual dedicado al profesor y poeta Antonio Carvajal, y la tercera amanecida aforística es Mudo pez en el mar (2011), libro que integra como cierre algunos enunciados autobiográficos del diario personal. Una década después, el corpus de Juan Varo añade nueva estación, El demonio meridiano, en Cuadernos del Vigía, editorial que impulsa uno de los catálogos más relevantes dedicados al lenguaje conciso.
  La muestra afila la tarea concisa con un título llamativo cuya génesis recuerdo, sumidos todavía en los efectos secundarios del tiempo de pandemia. La expresión nace en la alta edad media, a mediados del siglo V, cuando las horas del mediodía convierten el calor en un semillero de somnolencia, tedio y apatía que anula la voluntad  de frailes y monjas y permite el maléfico influjo del diablo. El aserto se ha empleado también para recopilaciones de cuentos de terror y fantasía, un género muy cercano a los intereses ensayísticos del profesor Varo.   
   Sin umbral introductorio, la entrega comienza con un maravilloso texto admonitorio: “Lo bueno de la estupidez humana es que es inconstante”. Desde esa justa dimensión de un aforismo de molde clásico y calado ético los fragmentos integrados en el primer tramo escogen en su sincretismo la estela del apunte moral: “Los malos tiempos no nos preparan ni nos mejoran; solo nos avisan de los peores”, “El que llega tarde, no llega nunca”, “Nadie es lo que necesariamente no puede dejar de ser. Solo somos verdaderamente en lo accidental”. La voz enunciativa traslada su mirada a un puñado de estratos que dibuja una percepción fragmentaria de la realidad: la política, la filosofía social, los entrelazados sentimentales con su ineludible carácter transitorio, la literatura y el entorno cultural, o la inercia cotidiana. Son núcleos de reflexión que dan pie a claves argumentales sobre las que el pensamiento siembra indagaciones y encuentros.
   Curtido en lo paradójico el aforismo nunca es complaciente con el gregarismo. Seducido por la brevedad recuerda  que “En su momento de plenitud, las culturas producen sabios; en su decadencia, filósofos; en su podredumbre, intelectuales.”; por tanto, corresponde la humildad en la mirada y el alejamiento de cualquier podio dogmático para que el yo participe en el juego de espejos de la identidad. El sujeto pensante habla de todo, sin ilación, debe verse en sus habituales condiciones de normalidad, haciendo esa lectura personal, clarificadora y honesta. La razón alerta el activismo de la inteligencia y la sensibilidad, deja en quien se mira la verdad de uno mismo. Esa obra abierta del estar conforme  que percibe, sin arrebatos, en el manso silencio de las cosas, la propia biografía: “El amor de mis hijos, el desnudo de la mujer, tres o cuatro recuerdos, algunos cientos de libros, películas y discos y cada uno de los días que paso contigo. Solo por eso”.

JOSÉ LUIS MORANTE


    

miércoles, 12 de enero de 2022

PIEZAS SUELTAS

Puzzle

 

PIEZAS  SUELTAS
 
 
Al abandonar reductos, las quejas prefieren la exposición teatral y una luz complaciente.
 
El paso natural de los inadvertidos fluye rutinario en la elección de trayecto: de la ausencia a la ausencia.
 
La biblioteca, ese redescubrir las deudas contraídas.
 
Un itinerario de rarezas donde no se puede claudicar; una trinchera frente a la normalidad.
 
Crepúsculo, aleteo, sopor, engarce, azul, cisne… ese gotear de palabras con moho.
 
Los malos poemas tosen; tienen respiración errática.
 
Del lado de la niebla una conspiración insumisa entre sustantivos comunes, verbos fríos y adjetivos ecuánimes.
 
Esto es mi vida, nombres propios que ya no recuerdo; el tramo final de una biografía deja sitio para mucho olvido.

(Aforismos de tanteo)


 
 
 

martes, 11 de enero de 2022

REPROCHES

Manchas
Fotografía
del
archivo general de internet

 

REPROCHES

 

   Mientras duerme, acaricia impaciente una constelación de reproches. Nunca escindida de su identidad, quiere que al día siguiente despierte, como un sol altivo, a la hora en punto, en el primer escalofrío auroral.
 Sin los reproches, ella se siente huérfana, como esos jergones abandonados que ensucian los derrumbes de la periferia y se quedan a solas con una sordidez sin reciclaje.


(De Cuentos diminutos)