Ángel González en la poesía contemporánea Ricardo Labra Ediciones Luna de Abajo Oviedo, 2019 |
PALABRAS CON ÁNGEL
Autor de un extenso conjunto de publicaciones de variado registro, Ricardo
Labra (Langreo, 1958) ha firmado poemarios, el libro de relatos La llave, dos colecciones de aforismos,
y varios estudios críticos y antologías centradas en el entorno poético
asturiano y en los enlaces generacionales con las voces del medio siglo. Fue
miembro fundador del colectivo Luna de Abajo, hermoso proyecto que impulsó el
perfil creativo de Ángel González en los años ochenta, tras la eclosión
novísima, hasta convertirlo en presencia referencial al finalizar el largo
exilio americano. Son datos biográficos que constatan una nítida implicación
personal y convierten al ensayo Ángel
González en la poesía española contemporánea en selecto objetivo de sus
indagaciones conceptuales.
El poso lector de la generación del cincuenta es una evidencia
contrastada que enlaza con el devenir lírico contemporáneo con mucha más
insistencia que el culturalismo veneciano o los magisterios tutelares del 27.
Así se corrobora en el paso a paso de la lírica realista durante los años
ochenta y noventa, cuando la llamada “Poesía de la experiencia”, heredera
natural de “La otra sentimentalidad” auspiciada por Luis García Montero, Javier
Egea y Álvaro Salvador, se convirtió en cauce central finisecular. Los nombres
del 50 están ahí, con plena vigencia en su insularidad, y entre ellos resalta la
fuerza presencial de Ángel González, como faro encendido en costa abierta.
El forjado de esta aproximación al poeta
asturiano deja en el prólogo una breve lectura de claves. El estudio parte del
análisis de un entorno epocal que condiciona el pulso de escritura y precisa
las coordenadas del itinerario. La génesis creadora de Ángel González arranca
en el grupo de los 50, una promoción que diversifica estéticas y suscita en sus
idearios controversias como el conocido debate de la poesía como comunicación o
como conocimiento. La asentada mecánica promocional canoniza la estética
realista y da molde a las más representativas antologías del momento como Antología
consultada y Poesía última de Francisco
Ribes, junto a la de José María Castellet Veinte
años de poesía española (1939-1959). La segunda parte del trabajo se centra en la evolución del pensamiento poético de Ángel por etapas, salvando la cohesión
temática, sus dimensiones biográficas e históricas y analizando la expansión de
procedimientos formales en el desarrollo poético.
Ninguna senda es adánica; todas plantan su raíz en el suelo fértil de
la tradición, en ese legado germinal que fortalece el despegue de la voz
propia. Dos figuras rectoras cimentan la obra de Ángel González: Antonio
Machado y Juan Ramón Jiménez; ellos dan a su palabra una temporalidad esencial,
libre de contingencia. Ambos se convierten en referencias culturales básicas
para entender el discurrir personal.
Por tanto, Ricardo Labra parte de la foto de grupo de la segunda
generación de posguerra que inserta al sujeto concreto en la escala generacional, pero
este encuadre elude cualquier mecanicismo biológico. Defiende que este
dispositivo de periodización sirve como nutriente a la individualidad creativa.
El análisis de Labra focaliza dos procesos de canonización. El primero se ubica
en “la operación realista” que protagonizan los integrantes de la escuela de
Barcelona, es decir Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma y José Agustín
Goytisolo, con la colaboración crítica de José María Castellet. El segundo
proceso canonizador surge tras el inicio de la transición democrática que dio
pie a un incansable proceso de mutaciones sociales, políticas y culturales. Es
en ese momento cuando aparece la antología de Juan García Hortelano El grupo poético de los años cincuenta (1978)
que sirve para reactualizar la relevante herencia del medio siglo en un
escaparate poético casi colonizado por la singladura novísima.
Será en el periodo comprendido entre 1984 y 1987 cuando varios grupos de
jóvenes poetas comienzan una intensa labor vindicativa de la promoción del
medio siglo como precedente central de sus idearios estéticos. Entre estos
grupos de afirmación sobresalen los que impulsan Luna de Abajo, en Langreo, y Olvidos de Granada. Ambos colectivos
promocionan actos y publicaciones en torno al 50. En el caso de Ángel
González, Luna de Abajo le dedica un
monográfico. Estos proyectos fomentan una mantenida relación personal y
vínculos literarios que culminan en los encuentros de Oviedo de 1987 y en las
Jornadas intergeneracionales de 1997, cuando Tribuna Ciudadana organiza un
homenaje colectivo al autor de Palabra
sobre palabra.
El pensamiento poético es objeto de
estudio en la segunda parte del ensayo, donde se analizan la construcción del
personaje verbal y los rasgos que definen los distintos periodos escriturales,
desde la mirada social y el compromiso crítico hacia una poesía más reflexiva y
existencial, con poemas más íntimos y confidenciales, centrados a menudo en la
batalla del ser contra el tiempo. Se explora también una etapa
metapoética, en la que el lenguaje, como propulsor del mensaje y como enclave
formal, se convierte en mirador privilegiado de la escritura.
El estudio crítico de Ricardo Labra Ángel
Gonzalez en la poesía contemporánea refleja un conocimiento de
largo recorrido. Dilucida sobre la obra de Ángel González desde la posición de
un testigo privilegiado que asistió al devenir literario de una sólida
trayectoria poética con la condición cordial de quien se reconoce parte de una
tradición. Esa actitud conforma un libro necesario por su densa información que filtra la sombra protectora del poeta, su presencia perdurable en la
configuración del mapa poético actual, su sereno estar en el tiempo.
JOSÉ LUIS MORANTE