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Raquel Lanseros
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RAQUEL LANSEROS. EN CLAVE POÉTICA
El cambio de siglo acoge una amplia conjunción de idearios poéticos. En
él no se percibe una tendencia central que fije modas y
directrices mayoritarias sino un cruce de caminos, una búsqueda de sitio que se
fortalece al paso, con nuevas entregas. Este contexto es el umbral para la voz
poética de Raquel Lanseros (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1973).
La escritora es licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de
León, ciudad donde discurrió casi toda su infancia y juventud. Un uso
idiomático plural ha impulsado las versiones como traductora de
Edgar Allan Poe y Gordon E. McNeer. Es también colaboradora, con reseñas,
versiones y artículos literarios, de algunos medios escritos y digitales. Tras
un tiempo laboral como Asesora de Formación de Idiomas y Programas europeos en
Murcia, en la actualidad ejerce la docencia en un instituto de Educación
Secundaria y Bachillerato.
Su amanecer, Leyendas del
promontorio, editado en 2005, ofrece una mirada lírica proclive a la
evocación; un verbo ajustado muestra las sensaciones que convoca cualquier travesía temporal: la espera, la
soledad, el aislamiento o la pérdida. Se indaga sobre una
existencia que acostumbra a prodigar fragmentos de un pasado con aire de
regreso. Nítido el ayer dibuja trazos que adquieren el cromatismo del ahora. La
travesía cotidiana se vuelca en una tarea restauradora en la que hay sitio para una esperanza humilde, aunque sea costoso superar carencias: “Desnudo, abandonado por su
viejo entusiasmo / el hombre es muy pequeño. / Huérfano de sí mismo, reedita
sus temores / ubica por tamaños todas sus pretensiones. / Y se convence que,
después de todo, / quizás el infinito no merezca la pena / y las uvas ansiadas
estén verdes”.
Apenas
un año después llega a las librerías Diario
de un destello, accésit del Premio Adonais en 2005. En la
relación entre sujeto y entorno, ni la luz ni la sombra tienen ubicaciones estables;
las dos se conjugan con azarosa cronología y precisan una disposición natural
del hablante lírico para dar cuenta, aunque sea por mínimas ranuras, de cualquier claridad
incipiente. En el apartado inicial hay subjetividad e intimismo,
un paisaje emocional en el que se constatan modulaciones del discurrir con
una voluntad volcada en la sensación de epifanía, como resalta el poema
“Evocación”. La sección central, “Tres antorchas” abre otro registro; en este tramo
sobresalen protagonistas que personifican cualidades definitorias y singulares:
un derrotado de aquella guerra incivil de 1936-39 cobija pasos clandestinos
monte arriba, sin amanecida y sin futuro; se hace arquetipo de empeños furtivos
arrastrados por el destino. Otra figura central histórica es Doña Juana,
paradigma de locura amorosa que hace del sentimiento un viaje a lo desconocido.
Son palabras de homenaje a quienes evitaron que los ideales mudaran en ceniza.
El amor toma cuerpo en el último apartado, donde la perspectiva idealista es
palpable al ubicar en plano corto a los sentimientos. Los versos se tornan
cálidos y vitalistas, hechos de acordes que conectan la piel y sus preguntas.
En Diario de un destello también la
indagación busca su espacio en composiciones con sustrato aforístico donde el alter
ego hablante define su actitud. “Aunque he cambiado mucho de color / sigo
siendo camaleón / y no rama”. La luz queda a resguardo, para que alumbre limpia
cualquier sueño y deje la claridad afectiva de la hora estival.
Con Los ojos de
la niebla, que obtuvo el XXII Premio Unicaja de Poesía, la poeta abre campo
al intimismo. Desde la entrañable
dedicatoria a sus padres, verdaderos ojos en la niebla, percibimos el
recuerdo vivo de quienes horadaron la senda habitable por la que transitan los
días. El monólogo dramático propicia una identidad mudable y una intensa
expresión afectiva en la que el sujeto se posiciona frente a la realidad
diaria. El prolijo desfile de lo vivencial desgaja sensaciones que encuentran
sitio en el poema. La existencia depara descubrimientos e incertidumbres,
exploración y desengaño, hallazgos y pérdidas. Son situaciones de travesías
vitales que se evocan en los soliloquios de personajes que dan vida al hablante
lírico.
En Los ojos de la niebla adquiere
un papel relevante la voz femenina frente a sí misma. Esta sensibilidad
encuentra cauce en composiciones como “La mujer herida”, cuyos versos comunican
la respuesta frente al desengaño, esa forma de aceptar como un dibujo de la
piel la textura de una cicatriz que recuerda un fracaso amoroso. Tambíen
hallamos pautas emocionales femeninas en otros textos como “La mujer que reza”,
“El hombre casado”, o “Una mujer mira un tren alejarse”. Todos comparten versos
en los que suena una conciencia íntima.
El poema “Beatriz Orieta. Maestra Nacional” evoca, con la calidez del
homenaje, la actualidad de un tiempo colectivo cuya lección ética perdura.
Croniria sale a la luz en
2009. El título –un acierto verbal de la autora- fusiona temporalidad
y onirismo. Los poemas acogen referentes culturales para asentar una voz que
enfoca una realidad hecha de logros pequeños, pero exaltados por la
celebración. Cada tránsito postula un paréntesis habitable en el que hay sitio
para la alegría, el eros, o la libertad de decidir la distancia que separa
realidades y sueños: “Nunca le tengas miedo al horizonte / no hay placer más
sabroso que el trayecto. / Acepta el pan servido en cualquier parte / disfruta
del asilo que te ofrezcan / pero ten preparadas las maletas. / Aprende por tu
bien el arte de marcharte / siempre un segundo antes de que te hayan echado.”
Reconocido con el XIII
Premio internacional de poesía Antonio Machado de Baeza, Croniria se reedita por segunda vez en 2014, con formato bilingüe.
En su diverso discurrir encuentran acogida estados vitales polarizados;
la existencia rompe cualquier monotonía superficial para encajar en cada
amanecida los dedos de los sueños, la realidad imaginaria que engrandece la
superficie de lo cotidiano.
La última estación hasta
el momento es Las pequeñas espinas son
pequeñas, libro ganador del XXIX Premio Jaén de Poesía. Su título promueve
una exaltación vitalista en la que tiene cabida el optimismo. Aquel juicio
de Jorge Guillén de que “el mundo está bien hecho” adquiere una nueva
vigencia. El diálogo convivencial entre el sujeto y el entorno exige un
asentimiento armónico, capaz de superar desajustes y erosiones. Con una
estructura meditada, cada sección aborda un avance argumental distinto que
arranca con una indagación sobre la identidad. Los poemas centrales hacen del
tiempo un sustrato a explorar, mientras que el apartado tercero define una
mayor presencia de lo colectivo. “Croquis de la utopía” es un mapa del
compromiso con actitudes de solidaridad y entrega, dos miradas ante el espejo
de un yo común que, en el tramo de cierre, se convierte en balance vivencial. La
palabra no es sino un himno a la claridad.
La antología Con & versos,
una propuesta de poetas andaluces para el siglo XXI coordinada por Antonio
Moreno Ayora, permite una mirada amplia a la carpeta de inéditos de la poeta
jerezana. En los textos seleccionados crece una poesía comunicativa y emocional
que hace del soliloquio compartido una manera de adentrase en las paradojas de
lo existencial, en esa amalgama de cosas elementales y etéreas superficies por
concretar, de intrahistoria y aceras transitadas en común. El poema “Sigue
doliendo España” es un destello limpio de su implicación ética y social.
Siempre consciente de su machadiana condición de palabra en el tiempo,
la lírica de Raquel Lanseros supone un cuajado itinerario, un trayecto continuo
que se afianza sin cortes bruscos. Su pautada cadencia reflexiva hibrida temas, argumentos y rasgos distintivos para dejar ante el lector una
poesía inconforme, de búsqueda, que captura reflejos en la transparencia de la
tradición para reconocerse; una poesía abierta al optimismo de lo celebratorio,
a ese estar conforme del yo frente a la alteridad, que hace de realidades y
sueños íntimos territorios compartidos.