martes, 3 de diciembre de 2024

NANCY DEBS RAMOS. FORMAS DE MARCHARSE

Formas de marcharse
Nancy Debs Ramos
Imagen de cubierta de Rafael Trelles
Isla Negra Editores
Colección El Rostro y la Máscara
San Juan, Santo Domingo, 2024

 

DERIVAS

 


   La biografía personal de Nancy Debs Ramos parece alentar una celebración del nomadismo. Se escribe en movimiento continuo. Hija de madre española y padre libanés, nacida en Cuba, puertorriqueña de corazón y residente en Carolina del Norte (EE.UU), cursó una Maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón en San Juan y ha dejado en su taller poemas, cuentos, artículos de prensa y microrrelatos, algunos de ellos reconocidos con importantes premios.
   Su entrega más reciente Formas de marcharse se publica en Isla Negra, la vitalista editorial caribeña dirigida por el poeta Carlos Roberto Gómez Beras, quien también impulsó la publicación del primer libro de minificciones y cuentos breves La fragilidad de las cosas (2018). Con aquella entrega, comenzaba a fluir un manantial narrativo que mantiene un cauce fuerte, como ratifican los casi treinta textos compilados en Formas de marcharse. La entrega  tiene una llamativa imagen de cubierta del artista Rafael Trelles que se inspira en las rutas expresivas de Franz Kafka. Aquel inolvidable insecto de la Metamorfosis calza un botín para salir al paso de la amanecida y pasear su nueva condición vital con un trazo figurativo que convierte las secuencias de la realidad en el definido desorden del asombro. También del escritor de Praga es la cita de apertura, cuyo enunciado tanto recuerda al decir lapidario de los aforismos: “Formas parte de mí, aunque no vuelva a verte nunca”.
  La cosecha argumental de Nancy Debs Ramos está ligado a ese cúmulo de absurdos y acontecimientos insólitos que la normalidad laboral deposita a diario sobre nuestros actos más elementales: comer, pasear, dormir, habitar las rutinas o trazar esas líneas difusas de las relaciones personales. Son estratos que también abordan temas actuales como los malos tratos, la soledad, el rumor violento de lo sesapacible o la pandemia.  Los relatos conviven con minihistorias de resolución inmediata que consiguen excelentes resultados narrativos en “La intrusa” o en “Rompecabezas”. Las tramas rastrean secuencias de vida, en las que se aposa la perplejidad como norte de nuestra condición transitoria. Así sucede en el cuento inicial “Buenos amigos”, donde la confusión siempre está cerca para sondean el sentido existencial del ser, o meditar sobre la remansada superficie de la amistad. Entender actitudes ajenas es ayudarnos a comprender al extraño que nos habita. Lo cotidiano no es un remanso transparente; muestra una superficie en vela, convulsionada por los guijarros del pensamiento. La incertidumbre del yo toma conciencia, sabe, que acecha el vuelo de una soledad involuntaria que obliga a percibir afinidades y coincidencias con los demás, y que desdobla los latidos del tiempo, unificando pretérito y ahora, o mirando la espera del futuro con ojos de escepticismo y desconfianza. 
  La escritora convierte a algunos escritores, como Raymond Carver, o artistas, como Rafael Trelles, en presencias narrativas, integradas con naturalidad en los estratos escriturales. El volumen toma el título de un cuento, fragmentado en dos momentos, que hace de la casa un personaje más que marca el destino de sus moradores con sus secretos en manos del tiempo. La experiencia vital desazona, parece que tuviera fecha de caducidad; y a ese estar siempre en el borde de lo vulnerable, donde la muerte descubre su verdad, dedica Nancy Debs Ramos cuentos como “Saber cuándo”, “No hablar” o “Gregorio Samsa lo sabía”.
  Otros textos descubre que la tranquilidad de lo diario depende de un hilo frágil que alguna contingencia rompe para siempre Así sucede en el relato inspirado en “casa tomada” de Cortázar, donde la epidemia provoca un encierro interminable que sólo concluye con la inesperada aparición de invencibles ejércitos de hormigas.
  Formas de marcharse sorprende por su heterogénea amalgama de asuntos; pero también por su empeño expresivo de narrar cada historia con una prosa limpia y comunicativa, poco contaminada de figuras retóricas y digresiones. Una dicción de calado emotivo para que afloren las incongruencias que rompen las costuras de la lógica. Como escribiera Elena Poniatowska y recoge en uno de sus cuentos Nancy Debs Ramos, la voz del escritor es la pregunta; el patrimonio de las palabras contiene la sencilla tarea de objetivar el conocimiento del ser y del mundo, de dar al calado sentimental de cada existencia sus sorprendentes versiones; aquello que convierte un acto anodino en una estela en vuelo de lo extraordinario.
 
 
JOSÉ LUIS MORANTE  
 
 



  

lunes, 2 de diciembre de 2024

MERCEDES MÁRQUEZ BERNAL. HUMANO INVENTO

Humano invento
Mercedes Márquez Bernal
BajAmar Editores
Gijón, Asturias, 2024

 

BORBOTONES

  
   Una vez más, la poesía deja una nueva voz en la mirada para ofrecer el sello de una vocación polifacética. Mercedes Márquez Bernal (Rota, Cádiz, 1959) teje en su activismo cultural una encrucijada de registros que aglutina arte visual y literatura. Poeta, articulista y escritora de relatos impulsó con Javier Gallego Dueñas el itinerario de la revista Voladas y ha participado en algunas antologías y proyectos interdisciplinares.
   Humano invento, con cita prologal de Pedro Salinas, marca el asentamiento de la escritora en el presente cultural. Desde el poema de apertura la voz poética dibuja un entorno intimista y afectivo, un espacio conceptual inspirado en la razón del poema, convertido en semillero de voz de la sensibilidad creadora: “Tengo palabras para romper / y deshacer corazones, / palabras para unir pensamientos, / susurros de deseo, / gritos de desamparo… /. La introspección busca en el viaje interior del lenguaje las cicatrices esenciales de la existencia, frente a la balanza del tiempo. La travesía vital es una senda dimensional de amplios efectos. La calma cotidiana abre grietas en donde se cobija el sabor del sufrimiento y los enigmas del logos, aquellos que perciben certezas de que la realidad y el ideal de los sueños habitan en distintas orillas, o que es imposible ignorar las sombras colectivas de nuestro tiempo, como la inacabable estela de pateras que llegan a las costas de Cádiz, empujadas por la mentiras y espejismos de mensajes vestidos de falsas esperanzas, que invitan a comenzar de nuevo.
  De las palabras, ese patrimonio de los humanos que propicia los mensajes de la lógica cotidiana, emanan flujos de pensamiento. Se comparten las convulsiones anímicas de un existir, zarandeado por sueños y miedos. Se muestran los repliegues de la memoria íntima o el pesado cansancio de pérdidas y decepciones. Son estratos de la experiencia del yo que acumula la sabiduría gastada de la edad. Formas de la condición de ser que se perciben a través de la voz emergente del sujeto poético. El lenguaje configura un discurso de amanecida y claridad: “Calor y claridad en la razón y en el sentir, / alegría en los sentimientos / sean alimento para el corazón, / alas para el alma. / Solo así se iluminará la mirada / y cambiará el rostro del mundo”.
   Para Mercedes Márquez Bernal el lenguaje contiene en sí una función terapéutica, capaz de difuminar sombras y decepciones; capaz también de poner voz a la materia viva o inerte. De las palabras emerge la voluntad de alejar el olvido y convertirse en memoria para reafirmar el heterogéneo legado del tiempo. Los asuntos interiores son señales de vida que pueblan un territorio desapacible, un espacio silente en el que brota el agua cristalina de los sentimientos. Quien escribe abre imaginación y lógica con el propósito de verbalizar el discurrir. Escucha las vibraciones de un mundo en pie, donde se conecta la subjetividad del yo con la dirección del viento, esa brisa fresca en la que susurra el vaivén cercano de los otros: “Con las palabras sellamos / la memoria / de un yo y del prójimo. / Entre las voces se dibuja / el sentir de uno / sintiendo al otro”.
   Esta continua meditación sobre el lenguaje de Humano invento reflexiona también sobre el propio ideario estético de la poeta. Las composiciones eligen el formato del poema breve, una concisión expresiva que no busca la originalidad argumental sino el calado de la desnudez. De un pensamiento poético que bascula entre el lenguaje y el tiempo fluye el agua clara del verso, emerge esa armoniosa melodía capaz de percibir la belleza en calma de un paisaje, o el sutil susurro de los sueños, capaz también de contener la esencia de quien escribe, ese eco repleto de memoria y olvido que exige la contemplación, el desvelo tenaz de quien pronuncia.

                                               JOSÉ LUIS MORANTE




sábado, 30 de noviembre de 2024

ESPEJISMOS

Desierto de Wadi Rum, Jordania
Fotografía
de
Pierre Brunder


 EFECTOS SECUNDARIOS

Tenía con la realidad vínculos secretos, que diluían los sueños en un vacío tranquilizador. Hubo de extirpárselos mediante una compleja ablación por laser. La operación evidenció algún fallo médico y todavía se prolonga la incontinencia de efectos secundarios. Su cuerpo ahora es un portavoz en el que los espejismos toman la palabra.  

(Del libro Fuera de guion, Lastura, 2024)



viernes, 29 de noviembre de 2024

LUIS VALDESUEIRO. MORALISTAS FRANCESES

Moralistas franceses
(De La Rochefoucauld a Joubert)
Luis Valdesueiro
Amazon, Independently Published
Traverse City, Michigan, USA, 2024


VOCES EN EL AIRE


 
   Abierto de par en par el incontinente cajón del aforismo, y convertido en vaso transparente, que apaga la sed de conocimiento mientras ensaya elogios entre poesía, ética y pensamiento, se expanden sobre la mesa del lenguaje algunas etiquetas críticas que recogen los momentos históricos esenciales en la consolidación normativa del género. Así sucede con el aserto “Moralistas franceses”, que aglutina el fluir reflexivo de un grupo de pensadores, florecido en territorio francés entre los siglos XVII y XVIII.
   Luis Valdesueiro (Peguerinos, Ávila, 1953), aforista, difusor y estudioso del laconismo ha incluido en su propuesta a La Rochefoucauld, Pascal, La Bruyère, Vauvernagues, Chamfort, Rivarol y Joubert. Son rutas expresivas que comparten un consolidado trayecto aforístico que, desde hace décadas, es parte del canon y soporte de la senda central minimalista.
   El antólogo obvia el prólogo de contexto. Se centra en la pulsión de cada autor y da unos breves trazos del discurrir vital, ese cúmulo de pasos de la biografía que condiciona, en mayor o menor medida, el ideario estético y la perspectiva escritural. Desde ese retrato se hace una breve selección de textos, que pretende clarificar, en su semántica general, la razón existencial de cada voz. Todos los seleccionados rastrean nuestra condición transitoria; sondean el sentido existencial del ser. Meditan de continuo sobre la remansada superficie del discurrir y alientan una retina crítica de la convivencia social, empeñada en anteponer el interés individual a la convivencia colectiva. Cada legado toma conciencia y se hace registro en la introspección.
  La primera obra incluida es la de La Rochefoucauld (1630-1680), cuya aportación se define como “Máximas de un hombre desengañado”. Su breve libro Máximas y reflexiones diversas explora con ironía y sarcasmo ese entorno de fingimiento y desolación de la experiencia vital que disimula escombros, inmundicias y sinuosidades, detrás del escenario de las apariencias. El amor propio mitiga esas cicatrices de la experiencia vital que desazonan. Su mordacidad descubre que la verdad está lejos del ideal y la mentira coloniza campos enteros de la vida social y afecta a los trazos del propio sujeto que habita nuestros espejos.
  Las convicciones de Pascal (1623-1662) se acogen en “Los pensamientos de un alma en vilo”. Pese a su temprana muerte, dejó una heterogénea herencia como físico, matemático, inventor, teólogo y filósofo. El desasosiego religioso impulsa su cercanía al debate teológico de la Abadía de Port-Royal. Como caña pensante, el hombre personifica una amalgama de creencias y afectos; la conciencia personal con frecuencia se ve contaminada por las sombras de dudas e incertidumbres. La nada parece ser el destino final de la existencia y su libro Pensamientos enaltece la necesidad de Dios y la fuerza salvadora de la religión.
   El anhelo de verdad está muy presente en  La Bruyère (1645-1696), cuya obra define Luis Valdesueiro como “máximas de un pintor de almas”. Su exitoso balance literario justifica la consideración de ser una de las voces mayores de la literatura francesa.  En sus caracteres refleja el carácter moral de sus contemporáneos; su libro es el espejo de una época. Incansable observador, La Bruyère descarga en el sujeto la capacidad de ser testigo y observador de la realidad. Así se fortalece una visión crítica que depura lo que ve y quiere buscar resolver por sí misma los interrogantes existenciales.
  El mínimo aporte textual de Vauvenargues (1715-1747) se estudia en el apunte “Las máximas de un hombre doliente”. En reflexiones y máximas  las anotaciones objetivan el conocimiento del ser y del mundo, buscando un equilibrio de moderación entre luces y sombras, entre visión candorosa y nihilismo. Considera que la razón necesita el pulso sentimental para no ser áspera y fría. Nuestras capacidades cognitivas alumbran claridad. Dado que nuestras capacidades son limitadas y nuestro entendimiento insuficiente, hay que cultivar la voluntad firme y el empeño en poner luz a la incertidumbre con un espíritu reflexivo abierto y tolerante.
  El apartado “Los pensamientos de un hombre desesperanzado”, dedicado a Chamfort (1741-1794), recuerda sus orígenes oscuros, que condicionaron un persistente resentimiento en su quehacer literario. El instructivo moralista percibió en primera fila el desvarío jacobino de la Revolución francesa y su empeño en  hacer del precipicio un andén de llegada. Las máximas y reflexiones de Chamfort difunden una gélida desolación. Su pensamiento expande una incontinente tormenta de sombras. La voluntad de las palabras es estéril porque sus significados no curan los más doloridos sentimientos. Como afirma el antólogo, las máximas y pensamientos de Chamfort son “la radiografía de un hombre vencido por la amargura”. Se percibe en el breve apartado un claro pesimismo, como si la presencia de la esperanza no fuera sino un espejismo que se obstina en mentir a cada instante.
   La vida de Rivarol (1753-18019 fue una continua búsqueda de fortuna. Ensayista y panfletista sus máximas se leen como “los pensamientos de un espíritu inquieto”. Fue un enemigo declarado de la revolución francesa, lo que impulsó su persecución y exilio, hasta su definitivo asentamiento en Berlín. Su brevedad está marcada por la claridad y el rigor y deja patente su ingenio, y una inconfundible mezcla de ironía y humor. La filosofía de Rivarol entiende la vida como una floración de frustraciones, un cúmulo de estaciones de paso que espera ese tren que no lleva a ninguna parte, salvo a los trampantojos de la esperanza, esas oquedades ilusorias de lo temporal.
  El volumen se clausura con los aforismos de “Un poeta de la luz”: Joseph Joubert (1754-1824), un incansable compilador de aforismos que representa el vínculo de transición entre los moralistas franceses y la naciente sensibilidad del romanticismo. Convergen en la escritura lacónica de Joubert filosofía y poesía; el empeño de brevedad y la precisión más extrema. La sensación que deja la lectura de Joubert es que los grandes temas de la conciencia humana necesitan el amparo reflexivo del pensamiento. Todo lo que pensamos es preciso pensarlo con el ser completo; con el alma y el cuerpo porque ser natural en el arte es ser sincero.
   Con nitidez y armonía, Luis Valdesueiro deja un ajustado registro nominal de los moralistas franceses y de su destacada aportación a la tradición literaria del aforismo. Un itinerario de voces consolidadas que ensancha el camino lector. Un espacio asentado que sostiene un magisterio fuerte, desde una concepción abierta del género, desde el paso libre y ligero de la inteligencia.
 
JOSÉ LUIS MORANTE  
 
 
   

miércoles, 27 de noviembre de 2024

SER MAESTRO

Escuela rural de Cabranes (Asturias)



SER MAESTRO

Nunca brilló mi oficio. Ser maestro
es escarbar a mano decepciones
de cimientos profundos
y persistir después en el relleno.
En los años crecieron
inútiles trajines,
grietas, desgarraduras,
avispas de cansancio
y la debilidad hecha sordina
de quien baja la voz cuando pregunta
por qué ya no le hostigan obsesiones.

Hoy testifico solo el abordaje
de mis patologías;
esas negaciones minuciosas
con el borde de mí,
cuando la sombra adquiere un perfil turbador.

No habré de competir con la verdad.
Lo notifica el brillo
de los ojos cansados.
La azarosa deriva reconoce los hechos.
Soy culpable. Seguro.
Olvidé confinar, 
con perímetro exacto,
un porvenir que encoge
a cada instante,
por detrás de la noche.

A cambio, tuve mucho.
Como un vaivén de pluma
que transita la brisa inadvertida,
reiteré un solo estado:
recostado en el tiempo, fui feliz.

   (Del libro Nadar en seco, 2022)



martes, 26 de noviembre de 2024

CHUS PATO. SONORA

Sonora
POESÍA REUNIDA  VOLUMEN VII
Chus Pato
Traducción del gallego de Gonzalo Hermo
Prólogo de Alba Cid
Ultramarinos Ediciones
Barcelona, 2024

 

AUSENCIA

  
   El jurado propuesto por el Ministerio de Cultura ha concedido el Premio Nacional de Poesía en la convocatoria de 2024 a la poeta gallega Chus Pato (Ourense, 1955). La obra reconocida, Sonora, es una entrega escrita en gallego, y traducida al castellano por Gonzalo Hermo, con una introducción de Alba Cid.  Chus Pato ha ido tejiendo en la lengua originaria un fuerte tapiz, con denso asentamiento cultural en su entorno geográfico y afectivo, un espacio conceptual inspirado en la tierra madre, convertido en semilla germinal de la sensibilidad creadora. Las composiciones de Sonora hacen de la pérdida materna el eje orbital del libro. La ausencia final es un impacto dimensional de amplios efectos. Abre grietas en la lógica cotidiana, por las que emanan convulsiones anímicas como la disolución, la soledad, los repliegues de la memoria íntima o el fluir incontinente del dolor. Son estratos de la condición de ser que se perciben a través de la voz emergente del sujeto poético. El lenguaje configura un discurso reivindicativo fuerte, del que emerge la memoria subterránea, la reafirmación de un heterogéneo legado de personajes, recuerdos, sensaciones y esquejes emotivos. Asuntos interiores que condicionan la personal manera de percibir el latido del tiempo y conectar la intrahistoria del hablante lírico con el transitar colectivo.
   La entrega poética Sonora establece sus claves escriturales lejos de una poesía intimista y confidencial. No es la autobiografía sentimental de un yo pensante, cuyo quehacer anota emociones y sentimientos. La voz asume de inmediato una visión vanguardista y experimental, un persistente abrazo de “lo que carece de formas y límites” para romper lo previsible. Esta visión estética se definió con fuerza en su discurso como Académica de número de la Real Academia Gallega, pronunciado el 23 de septiembre de 2017, donde hacía una profunda reflexión sobre la creación poética, sondeando las relaciones entre poesía, lenguaje y filosofía, tan presentes en toda su obra.
  La entrada de Alba Cid “Este fémur de voz, imantado“ empieza vislumbrando el contenido semántico del sustantivo “Sonora”; el nombre  alude a la formación desértica mexicana, un territorio geológico cuya biología está cuajada de diversidad. Un lugar icónico para el deambular transitorio de la conciencia; un territorio de frontera del que emerge un silencio denso que dispara la capacidad cognitiva.
  La escritura de Chus Pato adviene desde la bruma; recuerda una travesía iniciática, fragmentada en signos que adquieren, al ser interiorizados, una densidad de sombras. La presencia cercana de la muerte contamina las palabras con un epitelio de gravedad y desasosiego: ”El idioma construye en mí un huerto para los difuntos / ellos/ellas son la memoria un corazón y el lenguaje / todos mis órganos les ceden el lugar”. Las palabras aprenden a construir un no lugar, un andén evanescente que desanda el tiempo
   La sección “Salvoconducto” convoca al mismo tiempo una fauna doméstica y la presencia escritural de César Vallejo. Se amalgaman en el poema elementos, aparentemente dispares, que dan al hilo argumental del pensamiento un recorrido caótico, en el que se integran variados referentes culturales que convocan tiempos diversos. De igual modo, las composiciones de “Ethos” sirven de búsqueda de esos rasgos personales y colectivos que conforman la identidad y nos ubican. “Ethos”, para la poeta, también “puede ser leído como temperamento cromático, es la posibilidad de una aparición, la posibilidad de que broten los colores”.
   Otros apartados, como “Stalker” (Acosador)” guarecen un formato expresivo que rompe la lectura lógica y entrelaza signos gráficos y enumeraciones caóticas que bifurcan las interpretaciones. Su título, tomado de la película de Andréi Tarkovsky, director de cine, y actor ruso. Es un claro homenaje a la exigencia creativa y a libertad expresiva sobre lo comercial.
   En “cartografía para un relato” el poema enuncia una historia de la que Ludgaard se hace topónimo central de los acontecimientos; de este modo se compone una sinfonía fantástica, que se desliza entre el relato y la evocación y contrapone personajes del pasado alojados en la distancia. Los versos recuerdan las visiones de un sueño.
  Chus Pato no se ajusta a la línea continua de la evocación. Yuxtapone piezas de un pensamiento libre que orbita recuerdos y espacios oníricos, que busca intersecciones con las interrogaciones del lenguaje. Los poemas abren tramas argumentales con estratos heterogéneos. Esta convergencia de miradas expande sentidos mientras las palabras nombran y exploran ángulos entre el orden simbólico y el orden imaginativo. En las composiciones, las estampas familiares del álbum conviven con las anotaciones conceptuales, los interrogantes metaliterarios o las variaciones interpretativas de legados pictóricos como el de Rodríguez Méndez.
   Quien sale a escena en los poemas de Sonora no pretende apuntalar la memoria del yo biográfico. Sabe que el protagonista esencial es el lenguaje, un yo desdoblado de naturaleza conceptual que multiplica la fuerza expresiva y emocional de la interpretación, que baja al fondo para encontrar la paradoja auroral que convoca la muerte, la claridad de las tinieblas.
 

                                               JOSÉ LUIS MORANTE

lunes, 25 de noviembre de 2024

ESPEJOS DEL YO (Anotaciones del Diario)

El amor a sí mismo
Imagen publicitaria
de internet


 ESPEJOS DEL YO

No necesita interlocutores en la conversación; sólo espejos donde admirar el alto grado elocutivo de su pensamiento.

Si el día deja un legado de sombras, consumo las últimas horas leyendo brotes lapidarios de los moralistas franceses. Y el sueño se demora. Acude tarde, tímido y vergonzoso, pidiendo permiso para intentar concederme un descanso reparador.

No puedo corregir la impuntualidad ajena; tampoco puedo soportarla.

Con los opacos, tener luz no es suficiente porque siguen caminando entre las sombras. 

domingo, 24 de noviembre de 2024

AFECTOS

Estorninos
Fotografía
de
El Confidencial

 
AFECTOS
 
Son el simurg,
aquella criatura voladora
que, entre mitologías,
encarnaba la unión de cielo y tierra.
 
De su misterio aprenden los afectos
cuando respiran juntos
en cualquier dirección.
Van y vienen.
Se refugian.
               Descansan.
cierran los ojos,
                    callan,
                             se hacen ausencia y mueren.
 
Nunca sabes,
cuando te dan la mano,
si miran hacia atrás o hacia delante.
Tampoco tiene sombra su razón
cuando se aleja con pasos trasnochados.
 
No intentes comprender.
Solo camina y sigue.

            

viernes, 22 de noviembre de 2024

HÁBITOS DE SENECTUD

Palabras en vuelo
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

MEDIANOCHE

Mi cuerpo envejecía indiferente
y adquirió el hábito de la senectud.
Sentaba su cansancio ante la cristalera,
ajeno al paso asiduo de lo cotidiano.
A veces sonreía y aquel gesto
remitía de pronto a un tiempo de cerezas.
Liberaba fructífera nostalgia.
Una atenta pupila 
espiaba feliz el vuelo rezagado,
el rebrote puntual de los arbustos.
Ahora la casa huele
a fósforo sin lumbre
y gotea el reloj lentitud y pereza.
Los objetos domésticos
resaltan su desgaste,
como si presintieran
que en aquella mirada no hay retorno.
Al sol de medianoche
hilvano estas palabras mientras duermo.

         (De la antología Ahora que es tarde)


jueves, 21 de noviembre de 2024

HILOS SUELTOS

Olor a cerrado
Fotografía
de
Internet

AFORISMOS  del  MURO


Si miras con atención el lugar que ocupas, donde estás no hay nadie.

En el apagado discurrir del tiempo, adanes primigenios que aguardan todavía una manzana.

En la madeja de la gratitud se apelmazan los hilos sueltos.

En la poesía bucólica, espontánea colaboración de una coral ecológica: piedras, juncos, pájaros y nubes…

Carne tranquila. Senectud.

En las conversaciones con desconocidos los intermediarios más eficaces son la elusión y el silencio.

 La autonomía imaginativa del sueño requiere folios blancos por su inclinación a lo imposible.

El subconsciente poético confía en el potencial de los precursores. 

Punto de fuga. Nostalgia de un lugar que no existe.

Minucia interna; no encuentro en mi interior nadie en quien confiar.


 


miércoles, 20 de noviembre de 2024

LUIS MIGUEL RABANAL. POSTRIMERÍAS

Postrimerías
Luis Miguel Rabanal
Prólogo de Sergio Fernández Martínez
Epílogos de Rafael Saravia
y
Alberto R. Torices
Eolas Ediciones
Serie Azul de Metileno
León, 2024

 

UMBRAL


  El friso creador de Luis Miguel Rabanal (Riello, León, 1957) aglutina recorridos como la novela, el relato y la poesía. Un trayecto de notable fertilidad que conforma la plena dedicación al quehacer escritural, sobre todo cimentado en su obra poética. La mirada lírica ha sumado entregas agrupadas en el volumen Este cuento se ha acabado. Poesía reunida 2014-1977, editado por la editorial sevillana Renacimiento, en 2015. Aquella compilación no cerraba el taller; posteriormente, han ido apareciendo tres nuevas entregas, Los poemas de Horacio E. Cluck (2017), Matar el tiempo (2018) y Que llueva siempre (2020), ahora secuenciadas en Postrimerías, obra enriquecida con una introducción de Sergio Fernández Martínez y los epílogos de Rafael Saravia y Alberto R. Torices.
   El poeta revisa la cronología de sus poemas y enuncia un discurso, fragmentado en el tiempo, en el que la mirada sombría del presente enfila el paso hacia lo existencial, como si el umbral de una etapa crepuscular convocara, en los momentos postreros del discurso poético, pensamiento y filosofía. A la hora de percibir lo cotidiano se impone una poética del desconsuelo, un nítido pesimismo que arropa los días con el epitelio del dolor. El prólogo de Sergio Fernández Martínez recuerda las sombrías coordenadas del escritor: ”Es un libro atravesado por un profundo pesimismo existencial, un pesimismo que se integra dentro del orden poético y que condiciona los sentidos de los libros. En realidad, esta es una constante en la poética de Rabanal, donde el malestar, el cansancio, la rendición y la inmovilidad se erigen como constituyentes del sujeto.”
  Los poemas evocativos de Que llueva siempre dan rumbo al viaje con citas de MJ. Romero y Javier Esteban. Los dos textos se ajustan al pensamiento umbrío de la finitud; las sombras calladas de la intemperie guardan los despojos de la vida alegre. El yo poético se dispone a completar un recorrido en dirección contraria al mediodía, desde el ser a la nada. Intuye que hay que cumplir ese encuentro pactado, a solas con la muerte, y va dejando sus huellas más firmes en los repliegues peraltados del yo interior, hasta componer una autobiografía ficcional.
  De cuando en cuando, el imaginario asume la ironía como recurso distanciador, capaz de  abordar temas nocturnales y trastocar la comprensión interpretativa. Los sueños traen al primer plano personajes oníricos que comparten los pasos perdidos de la memoria erótica.  A su albedrío, conforman un contrapeso del patetismo y la melancolía como si,  junto al yo biográfico, existiera un yo aparente y distinto. El pasado cobra un espacio central, donde el tiempo de niñez evoca que, en ese imprevisible relato de lejanías, todavía no estaban encendidas las luces de la soledad y no se había emborronado la inocencia: “Éramos pequeños y se nos mostraba / la envoltura, la azul apariencia de las cosas. / Ningún misterio más  / que el de no haberlo comprendido”.
  En el recorrido de Que llueva siempre conviven las fluctuaciones argumentales, aunque entre los detonantes poéticos no existan itinerarios antagónicos. Juntos conviven los recuerdos, los días de infancia, la invitación al deseo y las despedidas. Los textos muestran las inclinaciones subjetivas de un pensamiento en vela en el que se agolpan las cicatrices más profundas, esos campos de análisis que requieren contemplar en silencio el horizonte desenfocado.
   Luis Miguel Rabanal ubica el libro Los poemas de Horacio E. Cluck en el espacio central de Postrimerías. La entrega recupera un viejo personaje narrativo del poeta y alumbra un pensamiento especulativo sobre la escritura: “La poesía te rodea las manos, es la amiga que sangra”. Entre las palabras se desvanecen las brumas de lo etéreo; la experiencia vital muestra su fragilidad y añoranza, exige un trazado de sensaciones, que delimite el paso del tiempo. En el prólogo del libro exento, que se publicara en 2017, Andrés González escribió una síntesis del volumen muy afortunada. El trabajo poético es “una cronología de la infamia y de la mística del amor”.
   El apartado “Desnudos” aloja en sus poemas el formato de la prosa poética, de este modo se acentúa la reflexión sobre lo transitorio y ocasional de las palabras, su luminosidad cerrada y tan llena de brumas para comprender la realidad. Se abre la intrahistoria de un sujeto verbal con los inacabables conflictos del deseo, la soledad y el transitar por los grumos de lo cotidiano. Secuelas de vida que esconden el desamparo y la incertidumbre.
   Editado en la editorial Trea en 2018, Matar el tiempo comienza con una composición que hace del tú apelativo un interlocutor de las indagaciones reflexivas del hablante lírico. Se hacen fuerte las incógnitas del tiempo, esas quebraduras hechas de memoria, alquitrán y bruma, en las que se liberan las palabras pero no su sentido, como si el verdadero cauce argumental fuera un territorio de frontera entre la realidad y la imaginación. Todo parece abocar en un entorno de sueños, que se recorre al frío de la noche y nunca pierde el olor a cerrado.
   Desde el dolor y la impotencia de la enfermedad, desde la quietud insomne de quien hace de la medicación un intervalo para no apagar el deseo o la ternura, las palabras emergen para dar cuenta de la desolación y el espanto, en el vivo desorden del silencio. 
   La epístola afectiva final de Rafael Saravia alude a la existencia como fracaso permanente. Vivir nos coloca al borde. Casi pronuncia el adiós en las postrimerías, cuando advierte que la angustia es una presencia fuerte que pide silencio a la esperanza “con la verdad ingrata del poema sublimado”. Por su parte, Alberto R. Torices establece el espacio poético como un territorio ficcional, una geografía telúrica que recorren “vientos de simbolismo y abstracción", la memoria y fantasía de un hombre en el laberinto de su identidad sentimental.

JOSÉ LUIS MORANTE



 

martes, 19 de noviembre de 2024

DESPOJOS DE LA MEMORIA

Intemperie
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia



 DESPOJOS DE LA MEMORIA

Cada vez  más, mi memoria se parece a un gran aparcamiento vacío.

La madurez contagia el síndrome de la resignación.

Sombrías y esquinadas en un rincón, con el tacto frío de la escarcha, las decepciones.

Todos los sueños se desvanecen; conforman bellezas y verdades en estado etéreo.

La prudencia resignada y penosa de quien no puede argumentar cuando le llevan la contraria.

Quise mostrar en el reencuentro daños y heridas, pero percibí de inmediato que ya era otro.

"Los recuerdos antiguos duelen, abren grietas por las que duerme dentro la intemperie. No quiero que sean palabras del ahora. Quiero que se alejen para siempre, por favor. Tomó nota en silencio y desde ese momento los convirtió en el tema predilecto de su conversación" 

(Elogio de la tristeza)



lunes, 18 de noviembre de 2024

EL OLOR DEL BOSQUE

Armonía
(California, 2024)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana


EL OLOR DEL BOSQUE

   En el bosque del sueño, un rumor de presencias fugaces. No estoy solo. Están conmigo. Descubro a diario una camaradería secreta, una armonía sensorial entre la realidad y todas mis geografías imaginarias. No te equivoques: la razón oposita cada día a magma informe. El misterio está ahí, en la hondura, bajo la calma superficie de un lago dormido.

(Pensamientos)



domingo, 17 de noviembre de 2024

ANA MARÍA BUSTAMANTE. POEMAS


Ana María Bustamante (Medellín)

   Escritora y fotógrafa nacida en Medellín, Colombia. Es socióloga y magíster en sociología; con su tesis El dolor en la poesía escrita por jóvenes de Medellín obtuvo la distinción Cum Laude por la Universidad de Antioquia. Estudió Historia del Arte en Florencia, Italia. Fue ganadora del Premio Latinoamericano de Poesía Ciro Mendía con su libro Nieve, (Valparaíso Ediciones, 2022); del Premio Nacional de Poesía Tomás Vargas Osorio con su libro Antes de ser silencio (Sílaba Editores, 2019) y del IX Concurso Nacional de Poesía Héctor Trejos Reyes. Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, italiano y árabe, y aparecen en antologías y medios físicos y virtuales de países como México, Argentina, España, Italia, Emiratos Árabes Unidos, Chile, entre otros. Actualmente es profesora e investigadora de tiempo completo y editora de la Revista Telúrica.

De Antes de ser silencio (Sílaba Ediciones, 2019)

 I

 Soy el silencio que sobrevive

tan lejos,

donde la boca del mundo desaparece

y queda solo una sombra,

 un fluir inmenso de agua

donde la soledad se yergue.

En la ceguera de mi nombre

emprendo el viaje.

 

II

Vengo al encuentro con lo antiguo,

al hondo renacer de esta ceniza.

A poblar el silencio,

el cansancio,

torpemente,

con mis huesos fundidos.


A nacer, viajera

en el indefinible milagro del alba.

 

A eso he venido.


La despedida

 

El mundo nos abandonó

                        verdaderamente

en la lluvia

 

en el agua se dijeron adiós

los cuerpos

que amaron tanto la herida

hasta secar su ardor

 

se dijeron adiós las manos

que palparon tantas veces la rasgadura

hasta entender su paisaje

 

todo lo nuestro se despidió en el agua

quedamos con el temblor apenas

con el frío desdibujando las raíces

con el miedo de nuestros ojos mojados

en el diluvio que fue una hoguera.

           (De Antes de ser silencio (Sílaba Ediciones, 2019)

 

De Nieve (Valparaíso Ediciones, 2022)

 Ser mujer

 Ser mujer es estar adentro

de la piel
y decirlo todo
con lágrimas y sangre
que es el lenguaje más sencillo

 

es ser llama al viento
que el viento apaga
y reverdece
con las primeras sombras

 

es sentir en las puertas

del corazón
el llanto
y no poder

hablar las lágrimas


es no saber decir
porque lo indecible
vale más que el tiempo
y porque hay dolores
invisibles a los hombres

 

ser mujer es sentirse una
y sentirse también

cada una de ellas

 

es pensar que algún día
las mujeres tendrán alas
y se irán volando


 Me niego


A Susana Thenon

 

Me niego a ser definida por geometrías absurdas

a ser destruida por un reloj
que no reconoce mi hambre

 

No quiero ser

este pedazo de mundo

y arrastrar mi cuerpo

colina arriba

pidiendo un poco de cielo

 

o ser nombrada por dioses

que no me pertenecen.


Me niego a febrero

y a junio

y a todos los meses.

 

Quiero no tener molde

no tener forma

 

no tener nombre
             

   -para que nadie me llame

ni nadie me busque-

 

y ser todas mis formas

y todos mis  nombres.


Ausencia

 

No hay idioma más sincero

que el frío

su ardor acaricia los huesos

como a la vida:

 

eso es lo que llamo ausencia

 

una voz temblando en la carne

un murmullo

un recuerdo estrechándose

a lo que duele

 

como el mundo se estrecha

cada noche

al silencio.

 

     ( De Nieve (Valparaíso Ediciones, 2022)