lunes, 28 de febrero de 2022

EL GORRIÓN

La buena compañía


 

EL GORRIÓN
 
 
Nómada todavía
en la ladera azul del horizonte,
el gorrión acampa
junto al césped maltrecho
que guarda mi sombrilla.
Alzo curioso el párpado
y más allá de mí
el pico engulle
un cómplice silencio sensorial.
A resguardo, las alas
se remansan,
suturan un paréntesis fugaz;
los pliegues del plumaje
son destellos de sol sobre los hombros.
 
Cumplida la tarea,
se adentra en lo distancia
la renacida alquimia de voluntad y vuelo.
Pone tildes el aire
en las vocales de un lugar perdido.
Sin pronunciar palabras,
queda en el surco abierto
del testigo el rumor apacible
de lo que permanece;
el tanteo frugal
que cobija la ausencia.
 
Después, todo retorna;
es alegría intacta la lumbre del comienzo.
Otra vez, solitario,
vuelvo al libro y perdura
en el opaco limo del poema
ese punto de quiebra de otro vuelo,
el reclamo oferente de una miga de pan.
 

 
                                               (inédito)


                       

domingo, 27 de febrero de 2022

CON MANO FIRME


 

CON MANO FIRME
ni vivo ni muerto, y no sabía nada,
escrutando el corazón de la luz, el silencio
 
T. S. ELIOT
 
Vocacional perpetuo de la obra bien hecha, fue anudando muertes interinas en su inmóvil quietud, aunque nunca pudo fallecer del todo. Resucitaba en cada libro póstumo para corregir las erratas con mano firme.

(De Cuentos diminutos)


sábado, 26 de febrero de 2022

SOBRE LA FELICIDAD

Reflejos

 

AFORISMOS SOBRE LA FELICIDAD
 
 
Nos pasamos la vida en la tarea de entender por qué la felicidad pertenece a los otros.
 
Quienes son felices en público nunca acaban de superar su condición de sospechosos.
 
Más que un estado de ánimo, la felicidad parece una emboscada sin armas, de la que nadie sale ileso.
 
Se hace necesario admitir que el ideal feliz pocas veces se desvincula del plagio.
 
Los sabios suponen que la felicidad nace por error cinco siglos después.
 
No es un punto inmóvil. Según los días la felicidad es otra cosa.
 
Aforismos inéditos de JOSÉ LUIS MORANTE


 

viernes, 25 de febrero de 2022

SIN DEJAR RASTRO

Navadijos, Sierra de Gredos
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

Duermen las casas;
los zapatos caminan
sin dejar rastro.

         (Inédito)


jueves, 24 de febrero de 2022

UNA CONVERSACIÓN CON JOSÉ LUIS MORANTE (Ahora que es tarde)

Parque del Retiro, Madrid, 2021
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

Una conversación con JOSÉ LUIS MORANTE

RAQUEL S. B.

José Luis Morante es profesor  jubilado, tras impartir clases de Ciencias Sociales en un instituto madrileño. Y es escritor que lleva más de treinta años practicando distintos géneros, poesía, autobiografía, crítica y aforismos. Hace unos meses, en 2021, se editaba su antología Ahora que es tarde (La Garúa, 2021) con excelente introducción del poeta y profesor universitario Antonio Jiménez Millán, donde se reúnen  poemas de todos sus libros.

¿Nos podría resumir sus más de treinta años en la literatura?

Un periodo de tiempo lleno de vocación y de trabajo que ha dejado en las librerías más de treinta libros, nueve de poesía, tres antologías, un libro de entrevistas, tres de aforismos, un diario y unas cuantas ediciones críticas. Una nutrida cosecha que habla de un trabajo continuo y muy exigente, lleno de contrastes con muchas alegrías pero también con decepciones y fracasos. 

 ¿Cómo fue su amanecida en la literatura?

A través de un premio literario; sin embargo, yo escribía desde la adolescencia, con doce o trece años ya tenía cuentos y poemas escritos (naturalmente eran textos de aprendizaje, sin ningún valor) pero aquel premio me permitió publicar mi primer libro Rotonda con estatuas.

 ¿Y su último libro, la antología Ahora que es tarde?

 El trayecto necesitaba una parada recapitulatoria. He repetido tantas veces los poemas en lecturas y encuentros que son muchos los que he memorizado, pero el trayecto ha multiplicado estaciones de paso que deben ser descubiertas por la mirada del lector. La mirada siempre atenta y precisa de Antonio Jiménez Millán es extraordinaria. Analiza las claves y planteamientos del recorrido, sus mutaciones y su manera de interrogar las relaciones entre identidad y lenguaje. 

 ¿Por qué la dedicación a la poesía, y no a otros géneros como la novela?

 Es el género literario esencial, el que ofrece más posibilidades expresivas y el que trasciende mejor los espacios de la realidad. Aunque mis lecturas son continuas y leo mucho ensayo y novelas por mi trabajo crítico, siempre retorno al sosiego final de la escritura, a sus reflexiones sobre la esencia del ser humano; con ella, con la voz poética el diálogo es asombro. 

¿Cuánto tiempo dedica a la poesía?

 Soy un lector continuo; no concibo los días sin un libro en las manos; me despierto muy pronto y el horario permite organizarse para leer varias horas y para escribir, aunque nunca se escribe con un horario fijo.

¿Cuáles son sus poemas favoritos? ¿Por qué?

 Más que poemas, prefiero autores favoritos. Mis escritores son Jorge Luis Borges, Bertolt Brecht, Ángel González, Blas de Otero, Antonio Machado… Y uno de mis poemas favoritos es una composición de Bertolt Brecht que habla del compromiso y la necesidad de que nos impliquemos todos para hacer un mundo mejor. No somos islas. Pero no quiero dejar fuera de mis hábitos lectores a un amplio elenco de nombres propios que constituyen el espacio más vivo del presente.

    

miércoles, 23 de febrero de 2022

MARÍA DOLORES GARCÍA ROZALÉN. EL DÍA QUE SE ACABARON LAS COSQUILLAS

El día que se acabaron las cosquillas
María Dolores García Rozalén
Prólogo de Lourdes Simarro
Chamán Ediciones
Colección Chamán en su senda
Albacete, 2022 (2ª edición)

 

MEMORIA ADENTRO 


   Profesora de Educación Primaria en la escuela pública, música y letrista, María Dolores García Rozalén (Albacete, 1978) reúne su primer ramillete de relatos en  El día que se acabaron las cosquillas, un corpus narrativo muy bien acogido por el público que agotó en apenas dos meses la primera edición. La segunda integra un liminar de Lourdes Simarro cuyo afán enunciativo se cimenta en una sólida gama de referencias culturales, en la que aparecen Irene Vallejo, Ana María Matute o Richard Rorty. En todos los mencionados está presente la reivindicación de la literatura como viaje existencial que muda la identidad y hace posible ese caminar memoria adentro en la búsqueda de imaginación, belleza y conocimiento.
  La escritora integra en su quehacer doce relatos, escritos en ese periodo de ensimismamiento y soledad propiciado por la pandemia, cuando las calles se vaciaban de abrazos y era preciso mantener firme el apunte lírico de la inteligencia creativa e invocar, con fuerte apelación discursiva, el retorno de la esperanza. Así lo entiende también María Dolores García Rozalén en este primer paso, que deja como amanecida el fluir testimonial de “Cartas a su otra madre”, una emotiva historia de los días aurorales, que ajusta los latidos de su escritura al discurrir de la memoria. También como un regreso a la infancia, aunque aquel paraíso idealizado acaba siendo un rastro de infamia en la convivencia familiar a causa de la estrepitosa presencia del padre es el relato “Cuando papá puso la semillita en mamá”, donde la alegría y la felicidad se velan de inmediato, tras la nefasta presencia de los progenitores.
  Los relatos tantean tramas argumentales que se esfuerzan en dar voz al aprendizaje sentimental, fragmentado en secuencias con tiempos y protagonistas autónomos. La tristeza, el disgusto o esa sensación de ruptura del viaje diario de quien no sabe hacia dónde le conducen los días, se convierten en estados afectivos discontinuos. Son estridencias que ciegan otros ruidos en el rumor de fondo del entorno familiar. Desde ese itinerario por la incertidumbre se cuestiona el papel de los sentimientos impuestos por los adultos y se hace una definición sin imposturas de la soledad. También de esa fuerte conciencia de finitud que atestigua que todo es invierno, un puñado de sombras y ceniza, como sucede en el cuento “El abuelo amarillo”, cuya trama nace de la temprana conciencia de la muerte.
  El quehacer de una vida baldía se afirma como una labor sin tregua. La familia es un reducto que se hace fuerte en la jerarquía de ordeno y mando. Las niñas obedecen y aguantan las infinitas variaciones del dolor: los castigos físicos, el menosprecio o la ausencia de los que convierten las relaciones personales en espacios habitables, como los primos. Ese habitar en la penumbra, tiene en las películas de aventuras de la televisión un horizonte expandido. En “La pirata Bocazul” se anota ese contraste de las historias visuales y  los pasos cambiantes de lo real, ese territorio donde sobrevivir desde el recuerdo y la soledad del náufrago.
  En la disolución de la ingenuidad infantil germina con fuerza un epitelio de inquietud, como si cada etapa vital cobijara una caja de pandora, un puente cuya oscura cimentación sostiene el aprendizaje como sustrato básico. La niñez poco a poco va sumando experiencias, aprende a convivir con los ángulos oscuros de la salud, cuando la enfermedad afecta al padre.
 El volumen El día que se acabaron las cosquillas, de María Dolores García Rozalén, hilvana sus relatos con una perspectiva continuista. El trayecto completo adquiere la dimensión de un dietario autobiográfico en el que se exploran, con sensibilidad intimista y un claro sentido ético, los conflictos generacionales, las incidencias sociales del personaje principal y los recorridos aleccionadores de la propia experiencia. El discurrir muestra ángulos oscuros y claves interpretativas donde se va moldeando una manera de mirar el mundo. El anhelo contenido de la niñez, en el que la inocencia es venero esencial, cambia sus formas y sensaciones se convierte en un rastro, terroso y polvoriento, que mancha los indicios del futuro, que borra las cosquillas para siempre.
 
JOSÉ LUIS MORANTE


 

 

martes, 22 de febrero de 2022

CON VOZ DE DIARIO ÍNTIMO

interiores
Fotografía
de
Internet

 

CON VOZ DE DIARIO ÍNTIMO

Escritura y docencia; un vecindario avenido que paga en común luz, teléfono, viajes y los recibos de la librería.

Hay escritores que sustituyen la Literatura por la Sociología

La poesía no cae del cielo sino de las estanterías.

Cada libro oculta un fracaso premeditado.

Me llega la reclamación de un haiku descontento con sus límites formales.

 Aceras que congregan un contagio de prisas.

 Alguien habla en voz alta. Otro asiente a intervalos. Una multitud conectada con un oído atento en la distancia. Solo yo permanezco fuera de cobertura.

Elijo un ventanal que testifica el tránsito incesante. Frente a mí un asiento vacío y esa caligrafía de la ausencia que escribe en lluvia oblicua.


(Con voz de diario íntimo)



lunes, 21 de febrero de 2022

PACO HUELVA. CORDONES PAREADOS

Cordones pareados
Paco Huelva
Editorial Versátiles
Colección Narrativa
Huelva, 2022

DIMENSIONES DEL TIEMPO

  
  Con la perspectiva que proporciona el sosiego del tiempo, es evidente en el perfil literario de Paco Huelva (Almonte, Huelva, 1956), Graduado Social por la Universidad de Granada, hacendoso protagonista laboral de un amplio espectro de ocupaciones y Cronista oficial de la Villa de Almonte, el concepto de transversalidad creadora. Sin descanso y con un ritmo fuerte, su aportación artística enlaza narrativa, crónica, opinión en medios periodísticos como Huelva Información, y quehacer crítico en las revistas digitales Culturamas y Todoliteratura.
  Ahora entrega, con llamativa cubierta colorista, de la mano de la editorial onubense Versátiles, Cordones pareados, una compilación de textos narrativos de dimensión variable. El autor añade una escueta reflexión inicial en torno a la bulimia digital. En efecto, vivimos en una crecida informativa de tal dimensión que es imposible que los destinatarios sean capaces de absorber, en condiciones de comprensión lógica y provecho cultural, ni siquiera una mínima parte. Por tanto, desde esa sensación de impotencia, la libertad del sujeto se empeña en un quehacer dual de conocer y conocerse, de tender puentes entre sujeto y ámbito, de focalizar una realidad que siempre tiene la intangible naturaleza de los espejismos. Se hace preciso para buscar la identidad del lector aglutinar propuestas escriturales sin estigmas a la hora de definir el estilo personal, e incardinadas en su dimensión historicista.
   El relato impone el paso inicial, desde la brevedad, con la inclusión de los cuentos “Segundo piso, izquierda”, “La forastera”, “la mina”, “la vendimia” y otras piezas breves. La narración aporta un realismo en el que busca su marco de representación una coreografía de variopintos personajes, con existencias destartaladas y lúgubres, que despiertan sensaciones de miedo, desnorte, soledad y frío. Solo aspiran, sin mucha convicción, a abrir ventanas a un horizonte de felicidad imposible y lejano. Sorprende por su sencillez narrativa y su cálido impacto argumental el microrrelato “Cordones pareados”, que da título al muestrario. El escritor añade una clave más en sus estrategias narrativas que, a menudo, potencian el territorio de la memoria, esa sensación de estar recuperando algún ángulo muerto de la propia autobiografía. Así sucede en “Madres”, donde un encuentro fortuito del protagonista recupera en el moroso deambular del tiempo secuencias de otra niñez, en las que se diluye la versión de siempre. Al cabo, como recuerda Paco Huelva, a través de una cita de Mario Benedetti: “la realidad suele tener un rincón de fantasía y sólo hay que limitarse a contar lo fantástico que uno observa”. Es una idea estética que conjuga plenamente con el enfoque narrativo de Cordones pareados. A medida que avanza la lectura, uno percibe que los textos contienen en esencia una misma textura: el tono coloquial del enunciado narrativo, la cercanía de los personajes y la definición de su identidad mediante el viaje introspectivo y los diálogos. Hay un umbral diluido entre realidad e imaginación de los veneros argumentales, como si lo imposible formase parte de lo posible, o el onirismo se desplegara a plena luz para engrandecer los ámbitos angostos de lo cotidiano. También ese deje existencial que recuerda la fecha de caducidad de tantos sueños y el discurrir sin retorno de los días, empeñados en abrir ruta hacia la última costa.
  En Cordones pareados Paco Huelva estructura los contenidos con una amplia libertad formal; pero nunca descuida la tensión permanente entre la expresividad del empeño narrativo y los laberintos interiores de los personajes, siempre abiertos a manifestar un fuerte epitelio sentimental ante la mirada del narrador omnisciente, que busca objetivar los elementos de la escena y anotar las evidencias externas de sus relaciones, desgranadas en actitudes, hechos y comportamientos. Se interioriza el entorno para que aflore después dando vida a aguafuertes, retratos, apuntes del natural y esos ríos introspectivos que desgrana el manantial de la reflexión.
  Leer los relatos de Paco Huelva es recordar aquellas cualidades que Dámaso Alonso exigía a la buena crítica: “carga afectiva, cierta vibración o atención anímica y cierta temperatura del corazón”; son claves de uso que el escritor onubense emplea con tino en la ecléctica cosecha de Cordones pareados y en esos protagonistas que con estilo diáfano, despojado y preciso, relatan su naufragio existencial, esa brazada que rompe, confidencial y huérfana, el aire frío de la amanecida.
 

JOSÉ LUIS MORANTE

 

 

 

 

 

 


 

domingo, 20 de febrero de 2022

TEORÍA DEL SUEÑO (TRADUCCIÓN AL HINDI DE POOJA ANIL)

Un paisaje del sueño
Fotografía 
de
Javier Cabañero Valencia

 

Nacida en la India y residente de Madrid, Pooja Anil es escritora y traductora. Versiona poemas y trabajos literarios a su idioma maternal, el hindi, desde el castellano, y  viceversa. Escribe poesía y artículos en ambos idiomas. ha publicado sus trabajos en varias revistas de la  India. Es locutora en los programas de hindi radio y conduce su propio espacio radiofónico en internet. Actualmente enseña el idioma hindi en Madrid.


Teoría del sueño

Todo sueño cumplido es prematuro.
Su tácita presencia pone en duda
que hasta ayer mismo fuera
objeto de un afán cuyo rescoldo
no se apagara nunca.
La posesión no acalla
esa voz inquietante
que aspirara a lograrlo
ni da paso a la tregua que permite el sosiego.
Intangible y fugaz
como el vuelo de un ángel,
el perfil de los sueños no conoce
la hondura hospitalaria del espejo
ni el peso de la luz.

स्वप्न सिद्धांत 
 
पूर्ण हो चुके सारे स्वप्न अपरिपक्व हैं। 
जिसकी निःशब्द  उपस्थिति 
संदेह उपजाती है 
कि कल तक जो लक्ष्य था 
अभिलाषा पूर्ति का 
वह अंगारा 
कहीं बुझ तो न जाएगा। 
आधिपत्य कभी 
असंतुष्ट अभिव्यक्तियों को 
खामोश नहीं करता 
न ही किसी धैर्य देने वाले 
संघर्ष विराम की ओर कदम बढ़ाता  है। 
किसी देवदूत की उड़ान से,
सपनों के अमूर्त एवम् आकर्षक रेखा चित्र    
दर्पण के गहन गंभीर आतिथ्य
औऱ प्रकाश का वज़न नहीं जानते। 

     (Versión al hindi de Pooja Anil)


 

sábado, 19 de febrero de 2022

CARLOS G. MUNTÉ. ESPLENDORES MÍNIMOS

Esplendores mínimos
Carlos G. Munté
Ediciones de la Isla de Siltolá
Colección Aforismos
Sevilla, 2022

 

MINIATURAS CON LUZ

 

   Sin que sea necesaria para descubrir su existencia ninguna investigación de calado, en la concepción orgánica del aforismo dormitan las contingencias biográficas, los claroscuros del entorno social y las propuestas de un quehacer literario que bascula entre el pensamiento filosófico y el compromiso lírico. Los tres vértices temáticos conviven con naturalidad. Se complementan y dan pie a la miscelánea argumental. La reflexión es válida para escritores con itinerario cumplido y para nuevas incorporaciones al género como Carlos G. Munté (Barcelona, 1989), que ha cursado estudios de Dirección y Guion cinematográfico, trabaja como redactor publicitario y es autor de los poemarios Las copas que no bebí (Olifante, 2018) y Sniffin´Blue (Isla de Siltolá, 2021).
   Esplendores mínimos es su amanecida aforística y sus breves son comentados con lucidez y afecto por Manuel Díaz Guía. El liminar concede a Carlos G. Munté el cálido papel de observador sorprendido, que somete a los materiales cosechados a un incansable proceso de decantación; una cualidad que también resaltaba en el laconismo directo de sus composiciones poéticas, y en el frecuente empleo de la ironía, aunque detrás de su aparente sonreír quede el latido de una sociedad áspera y experta en borrar sueños e ilusiones.
   Antes de recorrer las páginas de Esplendores mínimos, el autor ha integrado dos apuntes reflexivos que sirven de apoyo a su estela de breves: “Un aforismo es una herida que se cree bala”, de Luis Yslas Prado, y “La naturaleza deja huellas, el hombre heridas”, de Hiram Barrios. En suma, dos excelentes compañeros de viaje que aportan al material argumental nuevos matices en torno al tantear humanista de esta estrategia expresiva.
   Para Carlos G. Munté el mejor norte para sondear el aforismo es el decurso existencial. La prisa diaria hilvana sensaciones, destellos emotivos y tanteos del pensamiento en libertad. Y desde esa diversidad de enfoques nacen las miniaturas con luz del poeta. Veamos algunos hilos sueltos: “Como las estrellas, somos destellos caducos: viajantes de una muerte anunciada.”, “La vida es una carrera que nadie quiere culminar”. Los aforismos traducen las asimetrías cotidianas, no niegan nunca la soledad de quien escribe, pero no acallan sus palabras, para que renazcan en la tierra fértil del diálogo con el otro. El laconismo refuerza sus efectos terapéuticos con la sonrisa: “Las barras de los bares están ahí para dar apoyo”, “Escribir con brevedad para que tu legado no le pese a nadie”, “Cuando al atardecer contemplo absorto el mar en calma, me inunda siempre una tremenda sensación de pez”, “La vida hace al poeta. El bar, al aforista”, “Es terrible encontrar tu sitio en el mundo y que ya esté ocupado”.
   La reflexión metapoética es un elemento redundante, como si la mínima brevedad de los textos propagara afinidades con los micropoemas del autor: “Poetas perfeccionando la técnica de parecer imperfectos…”, “Un poema recostado dibuja sobre el folio la silueta de una ciudad interminable”, “La literatura es reciclaje; la tinta que leo hoy es la misma con la que escribiré mañana.”, “Un libro de aforismos: la ley del mínimo esfuerzo en su máxima expresión”, “El aforismo es el ADN de toda construcción lingüística.”
 El significativo despegue del aforismo como estrategia literaria que busca el primer plano, incorpora hornadas vitalistas al esquema conciso. Carlos G. Munté en Esplendores mínimos ubica en su punto de salida la pauta reflexiva y la presencia del humor porque “La mejor defensa es un buen ataque de risa”. En sus breves queda expuesto el esfuerzo verbal para mostrar una sensibilidad convivencial que nunca se contempla a pleno sol; que sabe que las certezas son meros chispazos de pólvora mojada, y que hay que seguir sembrando incertidumbres en la tierra fértil del paisaje afectivo para buscar miniaturas con luz, la percepción, más o menos exacta, de las cosas y su permeable identidad.
 
JOSÉ LUIS MORANTE


 

 

viernes, 18 de febrero de 2022

CONSTRUCCIÓN DEL YO

Panorámica

 

CONSTRUCCIÓN DEL YO
 
Cuánto ridículo abarca la vista aérea del yo.
 
Habla de sí mismo con solvencia insólita, como si conociese la estructura nómada de las corrientes marinas, la temperatura interior de un volcán activo o la disolución exacta de la niebla.
 
Con la edad, el yo es un edificio de renta antigua; hay grietas visibles y parte de su estructura se ha venido abajo.
 
Publicidad monolítica; nunca cesa de anunciarse a sí mismo.
 
Inesperada aparición del otro. Suponía que era el único habitante de la galaxia, una identidad anfibia de Adán y Eva.
 
Silencio: estacionamiento subterráneo del yo.

(EN EL ESPEJO)




jueves, 17 de febrero de 2022

LUIS RAMOS DE LA TORRE. URGENCIA DE LO MINUCIOSO

Urgencia de lo minucioso
Luis Ramos de la Torre
Prólogo de José Luis Puerto
Lastura Editorial
 Colección Alcalima de poesía
Madrid, 2021


MATERIA EN TRÁNSITO 


   Casi desde la amanecida de su poesía, la música ha sido compañera de viaje del quehacer creativo de Luis Ramos de la Torre (Zamora, 1956), Doctor en Filosofía, cantautor, profesor jubilado e investigador de la obra de Claudio Rodríguez, sobre quien ha preparado ediciones críticas. Ese marco expandido adquiere en junio de 2021 un nuevo trazado al publicar Con los ojos del frío, una compilación de relatos donde se manifiestan los ecos de lo cotidiano, esas mínimas historias protagonizadas por identidades secundarias que muestran una lectura paradójica de lo existencial, cuajada de rincones imaginarios.
   Con la nueva entrega Urgencia de lo minucioso retorna al cauce poético, con un eje de luz de José Luis Puerto, quien muestra las cartas estéticas del poeta en el texto “De la poesía como ofrecimiento”. Puerto percibe en la mirada del poeta zamorano un murmullo de búsqueda, una inmersión en los linderos de las cosas al paso para apropiarse de su calidez confidencial; de este modo, se abre una nueva perspectiva de iluminación y transcendencia, que da sentido al decurso contenido de la existencia.
   Las cartas paratextuales dejan en primer plano citas de Olvido García Valdés, Hölderlin y José Ángel Valente, voces con una apuesta clara por la poesía reflexiva y metafísica, que alude a los rincones en sombra del yo espiritual. La palabra define, trasciende la materia, se hace luz y reflejo para aventar la penumbra cavernosa del tránsito.
  El volumen Urgencia de lo minucioso reúne más de sesenta poemas, escritos en poco más de un año, ya que El dilema del aire, entrega con la que el poeta obtuvo el Premio Ciudad de Salamanca, se editó en 2020. Tal cantidad nos habla de una madurez poética muy fértil, que expande una fuerte diversidad de intereses argumentales. Quien reconstruye el proceso poético  del escritor vislumbra una lírica meditativa, que opta por el poema breve y esencial. Con él clarifica la relación directa del ser con el entorno, donde la naturaleza nunca pierde su carácter nuclear. La compañía del entorno es ritmo y raíz, acorde vivo que acumula en silencio mínimas notas de verdad y belleza, de las que el yo se hace testigo para evocar, más allá de lo aparente, el dinamismo de la materia: “Miro el árbol atento /     su serenidad, su cima, / y en la rama solo queda un único espía / un único testigo / de su hechura en el aire contemplándonos, / el último fruto vigilante y sincero, / que enhebra con el tiempo y con nosotros su cosecha”.
   La mirada indagadora se mantiene alerta frente al vasto paisaje y los meandros de lo contingente. Se hace vigilia y vértigo. El despliegue de elementos en el entorno invita a la reflexión, postula la necesidad de recobrar la mano tendida de lo cercano. El perfil del día insiste en el abrazo de luces y sombras. Siempre andan cerca la incertidumbre y el destiempo del dolor, la inercia de la niebla en la razón y esa intemperie gris que asola la esperanza. Desde un ejercicio de resistencia llega la fuerza del poema: “Avivemos el horno de lo minucioso, / la calera del alma, / lo claro y lo distinto ajeno / donde se blanquea y purifica la herida. / Avivemos juntos, sin miramientos, / de una vez, y sin más, la vida”.  Los poemas de La urgencia de lo minucioso perciben bifurcaciones complementarias. Las composiciones tienen un carácter único en su forma de conectar sujeto y marco de representación de la existencia. En ellos se retrata con trazos limpios una sensibilidad en grata convivencia con la luminosa hechura de lo humilde, con esa discreta normalidad de lo telúrico que invita a salir de uno mismo y asir la claridad y el burbujeo de lo perecedero, ese abrazo del viento que sostiene las alas.
 
JOSÉ LUIS MORANTE


        

miércoles, 16 de febrero de 2022

RAMÓN EDER. LOS APOGEOS INTERMITENTES DEL AFORISMO

Ramón Eder (Lumbier, Navarra, 1952)

                                                       

LOS APOGEOS INTERMITENTES DEL AFORISMO

 

   El aforismo alcanza su esplendor de manera intermitente ya que, después de sobresalir culturalmente durante cierto tiempo, suele pasar a una discreta marginación como si les resultara irritante a los lectores por su característica brillantez cegadora. Generalmente suelen volver cuando la sociedad está al final de una época dando paso a algo nuevo, siendo el aforismo el género literario filosófico que mejor relata ese caos intelectual propio de las épocas de transición. Después, una vez cumplida la misión de analizar las nuevas medias verdades y las nuevas verdades y media se va apagando otra vez y vuelve a refugiarse en unos pocos escritores que mantienen la lucidez lacónica en sus irónicas bibliotecas.

   Y así permanece el aforismo, orgullosa y solitariamente, hasta su próxima apoteosis que es lo que está ocurriendo ahora mismo en nuestra caótica actualidad en la que el mundo viejo está muriendo y el mundo nuevo aún no se manifiesta con claridad, lo cual ha ocasionado la típica confusión en la que los aforismos han vuelto a brillar como estrellas.

 

Ramón Eder

 

 Para quienes busquen saborear el agua limpia del aforismo, Ramón Eder es venero esencial, un clásico del ahora que goza del reconocimiento general. Tras su entrega Aforismos y serendipias (Renacimiento, 2021), se compila un amplio muestrario de su obra en la antología Aforismos del faro de la Plata (Libros Alto Aire, 2022) con selección y prólogo de Carmen Canet.


martes, 15 de febrero de 2022

MARINA CASADO. LOS OJOS FRÍOS DEL VALS

Los ojos fríos del vals
Marina Casado
Prólogo de Andrés París
BajAmar Editores
Gijón, Asturias, 2022

 

OLAS Y ADELFAS
 

 
   En el fecundo activismo de Marina Casado (Madrid, 1989), profesora de Lengua Castellana y Literatura en un instituto público, Licenciada en Periodismo y Doctora en Literatura Española, siempre es posible lo inesperado, ese esfuerzo por habitar la calle del aire del lenguaje con pasos que caminan a solas, lejos de modas y etiquetas críticas transitorias. La escritora combina en su taller páginas en prosa de recuperaciones literarias y viajes en el tiempo, en el prestigioso diario El País o en la revista 142; trabajos de investigación, con ensayos en torno a los referentes literarias del pop-rock y a la intimidad creadora de Rafael Alberti; ficción narrativa, cristalizada en relatos y en la novela Los doce reinos del tiempo, y una obra poética cuyo conjunto engloba Los despertares, Mi nombre de agua, De las horas sin sol, y Este mar al final de los espejos.
   Como sucediera en De las horas sin sol, el liminar lo firma el poeta Andrés París, uno de los lectores que mejor conocen el trayecto creador de la poeta. El título ”Orgullo modernista” focaliza un ideario canónico que, por inclinación natural, remite a Rubén Darío. No viene mal recordar que el cuerpo troncal del modernismo, gestado a finales del siglo XIX, impulsa una vigorosa renovación literaria. Nace en su seno una conciencia del arte vinculada a la exaltación de la creatividad y la belleza, al refinamiento de la forma artística y al cultivo de la percepción singular y subjetiva, capaz de traducir desde el ensueño y la fantasía la esencia de la naturaleza y el íntimo paisaje del sujeto interior. El análisis de Andrés París recuerda los orígenes del movimiento y la crecida conservadora ubicada al otro lado de la trinchera. Desde esta situación histórica, que ya es página de manual, entronca con la apuesta de Marina Casado concebida como un gesto de hondura filosófica; augura una estela de continuidad, un neomodernismo capaz de integrar refugios oníricos para la evocación introspectiva y el destello esperanzado de quien contempla la aurora con ojos de cisne; es decir, sin prejuicios de fundamentos filosóficos, dejándose arrastrar por el simple discurrir de la belleza.
  La sensación de habitar el margen justifica la hermosa concisión lacónica de André Gide: “Aquello que te critiquen, cultívalo, porque eso eres tú”, y dicta también los enunciados de “Una confesión previa”, empeñados en resucitar al cisne, devolverlo a la vida para olvidar el ensimismamiento y la orfandad de la noche. De este modo, Marina Casado abre la voz a un sujeto verbal que hace recuento del discurrir de la memoria y que somete al cauce expresivo de las composiciones a una persistente acumulación metafórica, como constatan los versos de “Deus ex machina”: “la libertad nace en los ojos de las adelfas. / El mar, en cambio, es una lenta sucesión / de ataúdes vacíos”. El presente contamina el legado inmarchitable de los sueños y es preciso habitar un corazón de niña, impulsar la arquitectura de mundos imposibles, capaces de burlar un tiempo, prisionero del tedio.
   Los intereses del poema se multiplican, no hilvanan una línea recta sino que entrelazan diversidad: los recuerdos del sur, la prístina claridad de los cuentos, el territorio umbrío de la historia, tan presente en el poema “1936” o el cúmulo de sensaciones de esa vigilia en “Museo del Prado”.
  En el conjunto central “Estampas para Odile” la poeta recurre a los personajes de “El lago de los cisnes” para abordar la dualidad entre el bien y el mal, el cisne negro Odile, frente a la inocencia de Odette; ese conflicto entre luz y sombra trastoca lo real y convulsiona la marcha inerte del lenguaje. La poeta busca la verdad del personaje, tantea los relieves de su identidad y trasciende la máscara de Odile para asumir las dermis aparienciales que cubren nuestras contradicciones; al cabo “Odile viaje por debajo de todas las pupilas”. Otros poemas testifican la soledad diaria, la fuerza del cine, en la imaginación de Billy Wilder o el espacio compartido con los gatos, esas presencias cálidas hechas de ternura y silencio.
   En el apartado final “Historia de la noche” sobresale la textura escénica; la escritura introduce un subtítulo orientador “Poema representable en cuatro actos” que estructura los movimientos enunciativos en el marco de representación temporal. Como un proceso marcado por el tiempo, se vislumbra la existencia como un viaje onírico, un movimiento de piezas en el mundo de la laguna que permite al sujeto recuperar protagonistas y materiales del sueño. La muerte del cisne, el ocaso de la noche y el canto de las aves son elementos simbólicos que trastocan el sentido del tiempo y dejan en escena otros personajes como el dragón, también anclado en ese escenario atemporal de lo ficticio que, poco a poco, se va diluyendo, como si aquel entorno borrara sus formas para siempre, encerrado en un mundo secreto, sin regreso. 
   Los ojos fríos del vals supone un entreacto en el espacio lírico de Marina Casado por su rescate de una estética a trasmano. Las composiciones alientan una dicción que engarza con los espejismos de la imaginación, como si la realidad estuviese sumida en una larga noche, donde todavía es posible habitar el otro lado del espejo. Mirar el día con el hilo de luz de la inocencia.
 
JOSÉ LUIS MORANTE



lunes, 14 de febrero de 2022

RESPIRAR LOS DÍAS

Días en Londres (2010)

 

RESPIRAR LOS DÍAS
 
 
El norte existencial es abstracto y complejo. Lo busco, contigo...
 
Cada instante común es un ejercicio de aprendizaje.
 
Toda convivencia soporta el previsible anclaje de la rutina.
 
La realidad tiene signos secretos.
 
Me gustan las noches de doble fondo, en las que caben vigilia y sueño.
 
Esa manía de la memoria de revisar luciérnagas.
 
La verdad es un área diluida en la hondura del tiempo.
 
Cuando avanzo hacia ti te desvaneces.
 
 (Abrazar el fuego)

 

domingo, 13 de febrero de 2022

LA SEMILLA

Amanecida

 

LA SEMILLA
 
En la fragilidad de la semilla
hay un rumor en curso
donde pliega sus alas el prodigio.
En él escarban
futuro las raíces
y vislumbran los troncos
lentas ramas
que buscan en el aire
el golpe sostenido de la luz.
 
Somos en la semilla
reflujo de estaciones
y sombras anegando
un tragaluz con pájaros.
 
A resguardo, consigo,
suelo adentro,
en la semilla insiste
el pulso cardinal de otra semilla.

         (De Nadar en seco)


sábado, 12 de febrero de 2022

MOMENTOS ( APUNTES DEL DIARIO)

La piel de la ciudad
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

MOMENTOS

(apuntes del diario)
 
 
   Hay que tomarse en serio el delirio político de López Obrador para que no se desplomen ni un milímetro nuestro cariño, nuestra afinidad cultural y nuestra admiración solidaria por el pueblo mexicano. El irritable presidente no siembra sospechas en vano. Detrás de sus verbosidades totalitarias están calculados intereses económicos personales. Lo de siempre: privilegios familiares, mordidas, chantajes a multinacionales y trato de favor a los que eternizan su poder político, mientras el foso umbrío de la desigualdad social, la desgarradora violencia contra las mujeres, la mínima libertad de prensa y los continuos asesinatos a periodistas, y el campeo impune de los grupos mafiosos de la droga son asuntos menores de su desgobierno. Tras los estallidos de rencor, solo  la sombra y la sospecha, ningún bien social; la mirada de un tipo infame y demagogo asomado al invierno.
 
  El aforismo como literatura reflexiva se convierte en suelo central del proceso comunicativo y de las estrategias expresivas de la creación. En marzo, el primer congreso nacional en las aulas universitarias de Madrid. Las poéticas breves sacan músculo; mantienen ese prurito intacto de complejidad en la voz de sus escritores más conocidos. Esencial el trabajo organizativo y la voluntad participativa del editor, aforista y gestor cultural José Luis Trullo.
 
  El sujeto ficcional fusiona en una misma identidad autor y personaje. Traza un espacio de pensamiento en torno a tres vectores: el deambular de la existencia, la pertenencia a un tiempo histórico y los meandros de la creación literaria. Con ellos adquiere verosimilitud, propaga cercanía en su otredad, pone luz en las palabras y en la razón de vivir.
 
  En el discurrir aleatorio del tiempo, pupilas de tristeza por la brújula que marca el final de ruta. No queda más camino. Adiós, Ángel Guinda, cuántas vivencias comunes remueven la memoria.
 
  El yo indagatorio del diario actúa bajo la discreta transparencia de una máscara. Suena, limpia y natural, la voz de un narrador que convierte cada párrafo en una cerilla encendida, en una amanecida que tiende sobre las cosas un epitelio de lucidez.
 
Apuntes del diario
 

 

viernes, 11 de febrero de 2022

SOMBRA (SERIE NEGRA)

Andar a solas

 

SOMBRA (SERIE NEGRA)
 
 
   Me angustia la certeza de que algo no va bien. Hay detalles raros. Hasta ahora mi sombra asumía acompañarme con un estar callado y diligente. Desde hace días escucho quejas. La noto cansada, abstraída y distinta, cuando se proyecta sobre el pavimento. Con frecuencia se pierde, al cruzar los semáforos, en deshabitados callejones; lo que me obliga a vigilar mi espalda de continuo y a multiplicar trayectos de búsqueda que no llevan a ninguna parte.
   Hace un instante, intuí en el difuso encuadre de la cabeza unos ojos de luz. Acabo de entender lo que sucede. Tiene una decisión tomada. El recelo me impulsa a mirar otra vez; fundida en la silueta de su mano percibo una pistola. Se alza detrás, con lentitud definitiva. Quiere asesinarme. Lo urgente es escapar de un acto impune. La policía no sospecha que mi sombra encontró el umbral insalvable del sicario.
 
(de Cuentos diminutos)


jueves, 10 de febrero de 2022

CHELO DE LA TORRE. TIEMPO DE MEMORIA

Tiempo de memoria
Chelo de la Torre
Prólogo de Enrique Gracia Trinidad
Epílogo de Arancha Martín Martín
Editorial Nuevos Ekkos
Colección La Palabra Inquieta
Madrid, 2022


SENTIR LA VIDA


   Me acerco por segunda vez, tras la carta de amanecida que supuso el poemario Ángulos, al pulso poético de Chelo de la Torre (Estación Linares-Baeza, Jaén, 1950) Licenciada en Matemáticas, docente jubilada  e impulsora con Asunción Caballero de la revista digital Aschel. Aunque su vocación por la palabra despierta casi en su etapa juvenil, no será hasta 2017 cuando ve la luz el ya citado poemario Ángulos, impulsado por la editorial Nazari, en formato bilingüe, gracias al quehacer del poeta y traductor literario Samir Moudi que versionó la voz lírica de Chelo de la Torre al árabe. No es el único espacio de confluencia de lenguas; otros poemas de la escritora se han incorporado al rumano, con traducción de Elisabeta Botan, y a geografías verbales como el inglés, alemán y portugués.
  El poeta e impulsor de talleres literarios Enrique Gracia Trinidad firma la entrada a Tiempo de memoria con un pausado prólogo “Para quedarse aquí” que recuerda, con un punto de distanciamiento e ironía, algunas contingencias de la poeta; en suma, la búsqueda incesante del sentido existencial que dé cuerpo e impulso al discurrir, el carácter catártico y depurativo de la razón poética y el magisterio plural de voces como Jesús Urceloy y Ángel González, por citar solo algunos referentes próximos.  Poesía, por tanto, que propone un viaje intimista en lo temporal y cuyo afán introspectivo no pasa por alto la ecuación de lo colectivo.
  Chelo de la Torre emprende viaje, explorando un trayecto creador que integra cuatro tramos. El primero “Este silencio gris” concede al quehacer metaliterario un espacio básico para el desarrollo argumental. Desde esa actitud de reconstrucción y búsqueda del sentido de la escritura, ese empeño tenaz de que la poesía emprenda vuelo y germine en ella el peso leve de la mirada: “Las palabras resbalan de mis dedos / y los libros se cierran a mi paso, / no quieren dar ideas que no sirvan. / El mar habla de muertes, de pateras. / La sinrazón destruye casas, pueblos. / Se me acabó la tinta china, el folio / que enuncie un nuevo teorema”.
   La sección “Polvo de tiza” tiene un nítido carácter de evocación y recuerdo; aquel tiempo de encerado y polvo de tiza entre las manos, une el sesgo biográfico de la escritora con el personaje poético. De este modo, van aflorando secuencias del quehacer laboral: el aula, la leve estela blanca de la cal, la complicidad de la profesora con la intimidad del alumno que ha presenciado en su casa los malos tratos del padre o las complejas situaciones relacionales que un aula de treinta experiencias vitales cobija en sus pupitres.
   El poemario no cierra los ojos a un tiempo presente definido por parámetros contradictorios.  El apartado “Cada vez que te pienso” se abre con una cita que concede a este abanico de poemas un carácter solidario y explícito. Dejo aquí los versos de Gabriel Celaya como un pórtico que enlaza con los espacios colectivos: “Siento en mí a cuantos sufren / y canto respirando”. Caminan por cercanas aceras el papel callado de la madre que se sacrifica en casa para que los demás tengan un destino más claro, el perfil invisible de tantas mujeres sumidas en estereotipos que nunca lograron definirse en condiciones de igualdad y respeto. Sobrecoge el poema “La niña de la pala” sobre la explotación infantil o la composición “Bombardeo” que recuerda la masacre de una escuela de Siria en 2016 en la que murieron veintidós niños. El sentido crítico contra una sociedad violenta e injusta que multiplica aristas de desigualdad y pobreza también está presente en “Mujer Palestina”, “El hombre que duerme en el parque” o “los dóciles”, un alegato contra el cinismo y la indiferencia.
   Si vivir es sentir el inventario de pérdidas, erosiones y olvidos, la memoria juega un papel esencial en la reconstrucción de sensaciones. El apartado final “Tiempo de memoria” configura un regreso al pasado que anula rincones de lejanía. Como recuerda Joan Margarit, el afán comunicativo de la evocación se va convirtiendo en un único recuerdo de límites imprecisos en el que se visualizan los itinerarios recorridos en un magma informe. El recuerdo despliega historias de familia en la posguerra, ese tiempo sombrío de la carencia, y otros instantes vitales que convierten en niña a quien evoca, o dejan en su mirada la intacta inmensidad del mar. Son fotogramas que, poco a poco, van perdiendo su color, como refleja con hermosa andadura el poema “Me busco”: “Hace días, semanas que me busco, / con ese pensamiento que me oprime / sin recordar la lista de tareas. / Sin saber dónde hallarme”.
   La invitación al pensamiento suma en el epílogo, firmado por Arancha Martín Martín, el cromatismo de la memoria. Con ritmo pausado, el verbo reflexivo de la poeta se adentra en una cristalización verbal que amalgama su “personal visión del mundo”. Tiempo y memoria rastrea la disolución de la identidad en los miradores de lo cotidiano. Chelo de la Torre hace de las palabras un asidero fuerte para encender la luz de la evocación; y lo hace con la cadencia de una poesía precisa, carente de exabruptos retóricos, que guarda en los recodos del tiempo existencial la mirada indagatoria del poema, ese juego de luces que amplifica la fotografía del camino.

 

JOSÉ LUIS MORANTE