sábado, 30 de abril de 2022

ROSAS SILVESTRES


 

                          (madre)

rosas silvestres
en las ramas del tiempo.
Huelen a ti.

                    (Inédito)



viernes, 29 de abril de 2022

ZONA DE SOMBRAS

Tarde en Bangkok
(Tailandia, 2017)

 

ZONA DE SOMBRAS


El pasado suele visitarse en el futuro.

Caminar por itinerarios opuestos no borra la posibilidad de acabar pisando el mismo sitio.

Conocer lo esencial de su persona alienta la voluntad de diferir en todo.

Un nómada ejemplar en el que solo es sedentaria su impaciencia.

La simpleza alterna en su trabajo la artesanía y la producción industrial.

Los intratables parodian el trato común.

Hay enemigos intangibles aún, que están llegando.

Esa veneración del independentismo periférico por la teoría del caos.

Viendo algunos portavoces parlamentarios, es meridiano que los discursos vacíos necesitan estridencia y cuerpo de letra grande.


(Aforismos de primavera)




  

   


jueves, 28 de abril de 2022

JAIME FERNÁNDEZ. EL ESPECTADOR EN LA CAVERNA

El espectador en la caverna
Jaime Fernández
Ediciones La Isla de Siltolá, Aforismos
Sevilla, 2022

 

SOMBRAS AL PASO


   Jaime Fernández (1960) ha protagonizado un largo itinerario ensayístico en torno a voces singulares del canon como Miguel de Cervantes, W. Shakespeare o Thomas Mann. En 2013 compiló una lectura fragmentada de citas y pensamientos lacónicos desgajados de las páginas narrativas de Por el camino de Swann para conmemorar el centenario de su publicación. Este contacto con la escritura concisa alentó su propio minimalismo expresivo, expandido en los títulos Maniobras de distracción (2018), con el que consiguió el I Premio internacional de Aforismos La Isla de Siltolá, Centinelas del sueño y, en el curso del presente año, ya superado el estar ensimismado de la pandemia,  El espectador en la caverna.
   La inclinación natural a lo reflexivo está presente desde el título, un explícito homenaje a Platón. Los aforismos germinan en ese espacio de penumbra y sueño que alza la realidad, como marco de presentación, ante una sensibilidad dubitativa y en vigilia. La naturaleza del tiempo digital ha succionado casi todos los signos que configuran la identidad colectiva: “El espectador ha reeemplazado al hombre de acción. Hoy cualquiera pasa más tiempo viendo una pantalla que haciendo algo”. No le falta razón al aforista, como se constata en los desplazamientos en los transportes públicos o en la forma de presenciar cualquier acontecimiento deportivo o social por los ojos de la tecnología en vez de la mirada directa. Esa nueva manera de percibir lo exterior envejece con suma rapidez el pasado que, cada vez más, parece un asunto onírico. La naturaleza vela su estar, como si nuestra civilización solo propiciara erosión y desgaste: “La naturaleza va a lo suyo y nosotros a lo nuestro”; el intimismo nos somete a un continuo estado de incertidumbre en el que la propia identidad también constata su vocación de enigma; ese desconocimiento propicia un copioso diálogo con las preguntas de siempre y propicia la puerta franca a la imaginación, sin duda el mejor modo, de hacer más habitable lo real.
   El libro de aforismos es caótico por naturaleza; se empeña en rastrillar el suelo parvo de lo diverso; su forma de caminar nunca es el atajo sino la divagación, los tanteos de un pensamiento proteico que asocia la claridad del autoconocimiento con las incógnitas asentadas de los parásitos de la memoria y con esos apuntes sensoriales que redacta la sensibilidad. Todo está ahí y de todo deriva un hilo suelto que conduce al ovillo lacónico: “Se necesita la ilusión para vivir. Es el impulso del comienzo, cuando las fuerzas se hallan en su esplendor y el tiempo y la fatiga aún no las han desgastado”, “Las costumbres terminan donde empiezan las preguntas”, “cada cual tiene su propia manera de engañarse. También aquí cuenta la experiencia".
   La extrañeza es el estado natural del espectador, cuando se ubica en el tiempo a cierta distancia. En su mirada fragmentaria toman asiento formas y colores, impresiones y puntos de vista. Así se moldea un espacio de afirmación del yo y una manera de pensar: “Raíces errantes en busca de suelo en el que arraigar”, “La sinceridad exige al individuo ser uno y el mismo constantemente, lo que explica su fracaso. Nadie es sincero todo el tiempo”.
  Los inciertos pasos de la actualidad conforman un amplio semillero en la conciencia. El yo se empeña en clarificar y percibir, tantea las sombras de las cosas, reconoce superficies y espejismos. Sabe que el ahora tiene un nomadismo continuo, que trastoca el orden natural de la quietud y la permanencia del pasado. El devenir cambia y en él cambia también el propio yo, su manera de conformar el relato desde el lenguaje: “Lo que se dice ahora ya se dijo antes. Lo dicho volverá a decirse. Lo que se diga en el futuro se habrá dicho en el pasado. En cualquier caso, se dirá con palabras diferentes”, “La normalidad se revela engañosa no cuando se resquebraja sino mientras dura”, “La verdadera vida transcurre en los alrededores, en la periferia del centro, donde parece que ocurre todo”.
   La voluntad del sujeto verbal incide en el papel del narrador omnisciente. Sabe que en la exploración del discurrir hay que convertirse en espectador, porque solo desde la distancia es posible a la individualidad una contemplación ensimismada y con estados de ánimo tornadizos. En El espectador de la caverna asoma vivo y pleno el mundo respirable  del sentido común. Los breves abren el manual de instrucciones de la razón para entender un territorio existencial paradójico que es al mismo tiempo fugacidad y permanencia. Los pasos del pensamiento muestran su desorden, ese azar ilusorio que deshoja la vida y la convierte en lección y en elegía.
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 
 
 

 

miércoles, 27 de abril de 2022

PALABRAS MUDAS

La Morcuera (Madrid)
Imagen del archivo
Freepik


PALABRAS MUDAS


   Un día propició un exilio continuo. Quería liberarse del resonante clamor del bosque social. Ahora se aplica a diario en descubrir entre la maleza del tiempo identidades deshabitadas, sin nadie dentro. Le gusta escuchar palabras mudas.

 

(Cuentos diminutos)



 

 

lunes, 25 de abril de 2022

MIQUEL MARTI I POL. LIBRO DE AUSENCIAS

Libro de ausencias
Miquel Martí i Pol
Traducción y prólogo de Marta López Vilar
Bartleby Editores, edición bilingüe
Madrid, 2022

 

ELEGÍA

 

  En el texto de introducción “Decir y escribir la ausencia en claridad de vida”, la poeta, profesora, ensayista y traductora Marta López Vilar deshilvana el denso tapiz estético que recubría el territorio peninsular hacia el medio siglo. Tras la consolidación del realismo social como estética dominante, con los ecos sobresalientes de Blas de Otero, Gabriel Celaya y José Hierro, comienza a emerger el núcleo catalán de los años cincuenta y la escuela de Barcelona, en cuyo perfil será definitivo el quehacer crítico de José María Castellet. Pero más allá de las etiquetas críticas, también en aquel intervalo de la posguerra, el taller creador era un paisaje diverso y en él inicia senda Miquel Martí i Pol, con los títulos epifánicos  Paraules al vent (1954) y Quinze poemes (1957).
   Los mapas críticos ubican la escritura del catalán en una línea intimista e introspectiva; explora motivos motivos confesionales y se arropa en una tradición humanista  donde caminar en una soledad acompañada. Miquel Martí i Pol (Roda de Ter, 1929-Vic, 2003) protagoniza un largo recorrido de aprendizaje, condicionado por la aparición de la enfermedad que marcará su existencia, como se percibe en las propuestas líricas de los años setenta La pell del violí (1974), Quadern de vacances (1976) y Estimada Marta (1978). De nuevo la creación personal se aleja completamente del contexto, en el que se impone una concepción culturalista y metaliteraria. El poeta persiste en sus obsesiones; escribe desde la memoria vital y el pensamiento evocativo, alentando una poética de autoconocimiento, una mirada sin fracturas en su discurrir y sin cambios bruscos; el trayecto incide en la claridad y en la sencillez expresiva, en un discurso poético inteligible y sugerente.
  Así germina Llibre d’absències (1985), cuyo detonante argumental es el fallecimiento de su esposa Dolors Feixas. La muerte y la ausencia son veneros que aglutinan dolor, soledad y evocación. Lo que permanece se ha contagiado de tristeza, constata la condición temporal del yo; esa áspera quietud que ratifica la derrota de los sueños y la soledad de un protagonista que se vislumbra a sí mismo sometido a un ventisquero desapacible. Existir es erosión y pérdida.
   En Libro de ausencias se despliega con lucidez la idea de la escritura como cartografía de un estado de ánimo. Desde las palabras la voz poética traza puentes de enlace entre el pretérito y el ahora, con esa distancia objetiva que propicia la madurez de quien aprende a convivir con el roce de los recuerdos para no perderse a sí mismo. Como escribe, Marta López Vilar “la muerte adquiere una trascendencia metafísica que solo la escritura pude comprender. Ofrendar la vida de quien permanece es una manera de mantener en la vida a quien habita en el dominio de lo profundo, de hacer regresar a Eurídice.”
  Cuando llega la ausencia, la soledad se convierte en marco temporal desangelado que obliga a entender la muerte y el sufrimiento; su discurrir hace del duelo un tiempo de pérdidas que convulsiona profundamente la dermis del hablante. Se percibe en composiciones como “Calladamente”, una elegía que medita sobre la oscura despedida que propicia el silencio final: … Tantas cosas / se me han ido contigo que apenas me queda / el espacio de mí mismo para recordarte". Excluida la complacencia en el despertar del entorno, el tránsito del yo adquiere otro sentido como espacio de recreación, o fuente cristalina, donde se oye la voz de los recuerdos. Todo está dentro; no hace falta convocar los sentidos para dibujar los trazos de un páramo interior En ese dominio están los ausentes, la calidez de la esperanza convertida en cercanía y profundidad adormecida. Estremece la intensidad expresiva de “Carta a Dolors”; quien ama sabe que para que la presencia permanezca es necesario acrecentar la vida nueva en lo que nos rodea, que aflore un amanecer vibrante y armonioso, empeñado en persistir como un contrapunto del silencio; lo leemos en los versos finales del poema “Oráculos”: “Se enmienda el vivir con más vivir y al fondo / del pozo del sufrimiento están siempre / la luna de lo incierto y el agua que nos impulsa / hacia el brocal donde la luz, viva, estalla”. 
   El pensamiento multiplica recorridos en solitario. Repasa los mínimos elementos del entorno y su capacidad para refrendar las vivencias comunes. La realidad no es una visión objetiva sino su enfoque. Recordar a la amada es ratificar la propia existencia, asistir a la creación de un yo expandido cuya memoria reconstruye un poblado tránsito de luz. Con voz contenida y una estela de mínimos recursos poéticos, Miquel Martí i Pol convierte la ausencia en un punto de fuga. En él interioriza recuerdos y vivencias, un balsámico paisaje con figura donde el amor se impone como sentido y revelación de la propia identidad.
 
 
JOSÉ LUIS MORANTE


 

 

domingo, 24 de abril de 2022

HÁBITOS AÉREOS

Hábitos aéreos


 

ABRIR LAS ALAS
 
(Aforismos)
 
 
Solo habla consigo cuando hay un intérprete disponible.
 
La impaciencia aconseja hornear semillas.
 
El toldo del tragaluz es un oxímoron.
 
Entre los misterios de la inteligencia, el empeño de ocultarse a diario.
 
Quien no sabe dónde ir  mantiene siempre un inquebrantable compromiso con el traspiés.
 
La humildad cumple con mérito la función de ser nota a pie de página.
 
Rareza: una amistad sin ánimo de lucro.
 
Cuando aletea cerca, el optimismo recuerda la mínima vibración de una libélula.
 
Esas voces que visten a diario papel de lija y ganan altura cuando callan.
 
Acabé identificando su belleza con el vacío; en ella, todo es nada.
 
Es acaparador y avaro; cuando respira guarda el oxígeno y el anhídrido carbónico.
 
Qué triste la lectura volátil, la que no tiene huellas dactilares.
 
 
José Luis Morante



 
 
 
 

sábado, 23 de abril de 2022

EPIFANÍA

Muro de ausencias 

 

POÉTICA  

Cuando escribo un poema
algo se torna luz y epifanía,
pero no sé qué.
En ese afán abierto,
las palabras son rastros que siembran hendiduras,
adelgazan el aire
y fuerzan el silencio de los ángulos ciegos. 

Si escribo
soy Adán y recobro
el destiempo de ser
un viejo paraíso que mudó de lugar,
porque acaso el gran árbol
se hizo un día
el espejismo firme de la pulpa
que supura dolor. 

En las horas opacas,
cuando escribo un poema sangra dentro
una herida feliz, un calor tibio
que enciende la belleza inadvertida. 
Las palabras entonces
son escuetos teoremas;
odisea imprecisa de sirenas y cíclopes
que siembra resplandor en el retorno
del viajero que vuelve
para cortar el nudo del poema.
 
     (Del libro inédito Nadar en seco)
 
 

viernes, 22 de abril de 2022

ARQUEOLOGÍA SENTIMENTAL

Las Cogotas
(Ávila)



 

ARQUEOLOGÍA SENTIMENTAL
 
 
El final de ruta añade a la topografía habitual una fotografía desenfocada del paraíso.
 
*
 
La indecisión transforma cada paso en cruce de caminos.
 
*
 
El observador comprende cuando escucha la trama argumental del paisaje.
 
*
 
Romeros digitales en el Camino de Santiago; peregrinos musculosos con equipación deportiva, publicidad en el casco y todo tipo de artilugios tecnológicos.
 
*
 
Ítaca y el impulso del viaje. No la meta sino el recorrido.
 
*
 
Se enamoró en plena escalada de la cara norte. Cota 2570. Músculos y nervios repetían que iba por buen camino.
 
*
 
Sin regreso el viaje es estéril.
 
*
 
Empleaba la lentitud del sedentarismo en diseñar rutas marítimas con olas fijas.
 
*
 
De algunos viajes vuelven otros.
 
*
 
El exilio. Un bosque de árboles trasplantados y especies exóticas.
 
*
 
“Me gusta avanzar con paso firme”. Dijo frente al silencio de los acantilados.
 
*
 
Perseguir la estela del yo. Ir más lejos. Hacia dentro.
 
*
 
Ser testigo en el viaje de una realidad proteica, con haz y envés, ajena a la senda amañada del turista.
 
*
 
Antes de partir se apunta a un taller literario sobre el arte de novelar. Los recorridos aproximan pormenores reales y ficción.
 
*
 
El trayecto largo altera la identidad. La imagen en los espejos del hotel nunca es fiel al original.
 
*

(Días del Libro)

 

jueves, 21 de abril de 2022

GRAVA SUELTA

Figuraciones
Archivo
 internet

 

GRAVA SUELTA

 

Con quien no esté un poco cansado de todo
no vale la pena dialogar
 
NICOLÁS GÓMEZ DÁVILA
 

Imagen interior que no se desvanece: las pupilas de mi padre guardaban dentro un sol apagado, una noche en continuo titubeo.
 
Hace unos años escribí este aforismo: “No están fuera ni dentro. No están”. Y estos días lo recordé por su precisa manera de definir esas presencias que guardan detrás de su sonrisa una extraña distancia. Nunca sé si son cercanía o lugar lejano, periferia o centro, calle asfaltada o grava suelta.
 
La senda diaria es una búsqueda del no lugar. Hay que ser paciente; el sitio asignado aparece siempre.
 
Hay fotografías que no concuerdan con el personaje real; como si sus rasgos ocultaran trazos deshabitados.
 
Escenarios visuales donde pueblan aceras los zapatos gastados de mi soledad... Son marcos urbanos que comparten la melancolía del paseante. Son sitios que hay que merecer; y son muchos los pasos transitorios que carecen de entidad para perdurar; aunque yo sea un optimista y vea espejismos en los encuentros.
 
No se requiere ninguna clarividencia para saber que la madurez reblandece cualquier avidez sexual, pero concede máxima solidez a la ternura.
 
Esa disparidad en la percepción del otro es una escuela abierta. Hoy aprendí que hay gente que percibe en una pregunta inocua un golpe que deja en coma. Insólito y clarificador para mañana: no hay más preguntas.
 
Personifica un dato empírico: no todos tenemos el cerebro en la cabeza.
 
Fauna doméstica; gente que entiende la amistad como echar  migas de pan a las carpas y barbos del Retiro.

Hay sueños afásicos.

Me gusta vagabundear por mis trochas interiores.

(En el camino

miércoles, 20 de abril de 2022

CON ÁNIMO INESTABLE


 

CON ÁNIMO INESTABLE

 (cuestionario a JOSÉ LUIS MORANTE)

 

Por LE PETIT COMITÉ

 

   Con un itinerario plural que suma poesía, crítica y aforismos, José Luis Morante (Ávila, 1956) entrelaza en las entradas de su blog el ánimo inestable de la creación, reseñas, poemas, microrrelatos. El resultado es una propuesta rica en matices que varía casi a diario.

 

LPC.-Tanta actividad… ¿No se cansa?

 JLM.- Sí, mucho; la literatura es un espacio tan amplio que recorrer sus sendas a diario aboca en el cansancio; me acuesto pronto y esas primeras horas del sueño son esenciales para recuperar fuerzas y ánimos; después me despierto con las primera claridad, madrugo, empiezo la tarea y de nuevo al despedirse el día siento los genes de un hombre cansado que repite hábitos sin variar puntos y comas.

 En el blog “Puentes de papel” casi todos los contenidos se ven desde la poesía…

 Intento ser variado en las entradas, pero la poesía me parece el género esencial; es el que condiciona mi propio recorrido creador  y el que regula las lecturas diarias; dedico muy poco tiempo a la novela y más al ensayo crítico, aunque los libros que dejan más felicidad entre mis manos son los de poesía.

 ¿La poesía mantiene esa identidad de ser palabra en el tiempo?

 La definición de Antonio Machado no ha perdido vigencia; pero hay otros enfoques que no tienen fecha de caducidad y complementan la profundidad del poema: el compromiso, el canto elegíaco, la introspección, el yo solidario, el juego verbal, la imagen, la cata aforística…

 ¿Qué temas centran su interés literario?

El tema central de cualquier creación es la relación de sujeto y contexto, sea este la realidad más cercana, los demás o ese viaje interior que nos plantean nuestras dudas e interrogantes. La poesía es una reformulación ontológica del yo; cada devenir existencial no es sino un cúmulo de energía en préstamo que languidece en el acabamiento para reintegrarse en lo universal. La muerte es la verificación melancólica de la caducidad y es, al mismo tiempo, un ejercicio de simetría entre lo que se inicia y lo crepuscular. De esa condición no están exentos los objetos cercanos, ni siquiera los que aparentan en sus líneas formales un sino perdurable que antes o después acaba siendo morada de la fisura o el óxido.

 ¿Tradición o vanguardia?

Es una cuestión en la que reinciden voces de todas las épocas. Pero cada poema siempre emplea las mismas “palabras de familia tibiamente gastadas” para dar a lo conocido un matiz nuevo, una formulación original. Los que se sienten Adán en cada sílaba no dejan de causarme cierto sonrojo mental; la vanguardia se hace tradición al instante siguiente de la amanecida. Sin embargo, cada escritor tiene la obligación de buscar el panorama insólito, el encanto ideal de lo lejano, Los colores del ahora impregnan la retina, proponen un largo viaje hacia lo abierto, donde perviven los instantes capturados de una realidad significativa; cada paisaje deviene experiencia estética.

¿Fidelidad a una sola poética?

No existe una poética particular en las creaciones de un autor; se  apuesta por la diversidad, por la visión autónoma y fragmentaria. Me gusta la poesía directa que vela las referencias y se ciñe al poema breve en verso libre para construir una meditación sobre el transcurso; somos un peso leve en un espacio de continuo fluir.

 (Abril de 2022, Semana del libro)




 

martes, 19 de abril de 2022

A PUNTO DE VER

A punto de ver
José Luis Morante
Editorial Polibea
Colección El Levitador
Madrid, 2019


 POÉTICA

Buscan mis haikus
un hueco de chistera.
Misterio. Magia.

                                      (Del libro A punto de ver)




domingo, 17 de abril de 2022

JUAN MANUEL URÍA. APUNTES SOBRE PINTURA

Apuntes sobre pintura
Juan Manuel Uría
Prólogo de Eduardo Moga
Editorial Polibea
Colección La espada en el ágata
Madrid, 2022

 

 SOBRE ARTE Y ESTÉTICA

 

    La espiral creadora de Juan Manuel Uría (Errentería, 1976) recorre una línea continua que integra literatura y arte, dos facetas que expanden, al mismo tiempo, conmoción y sosiego. Su implicación literaria es diversa; ha publicado ensayo, ficción narrativa, indagación autobiográfica, laconismo aforístico y poesía, siendo este último género, sin duda, el de mayor proyección con las entregas Puerta de coral (2005), ¿Quién es Werther? (2009, 2015), Transformaciones (2009, 2016), Manzana de vaho (2012), Las huellas del límite (2014), Hablar porque la muerte (2015), Lilith (2015), Harria (2016), más la compilación de haikus K’amékuarhu. Además es referente presencial del fértil semillero aforístico contemporáneo. En suma, una voz fuerte, que sube nuevo peldaño con el volumen Infancia es lugar (2021).
   Como artista plástico, Uría ha ilustrado libros propios, preparado algunas exposiciones y alentado tratados estéticos como el libro que nos ocupa Apuntes sobre pintura. La obra una reflexión sobre arte y estética que tantea respuestas e intenta responder a preguntas esenciales sobre el proceso plástico concebido como epifanía y espera, revelación y aprendizaje. La introducción del poeta, traductor y ensayista Eduardo Moga es excelente. Su punto de vista recuerda que la pintura es un lenguaje vivo, capaz de mirar. “Mirar no solo para deslindar un fragmento de la realidad, sino también, y aun sobre todo, para deslindar un fragmento del ser: ese que se proyecta o quiere proyectarse, desde el magma de la psique, en un objeto o un instante, y constituirse en trazo o verso”.
   A espaldas del realismo –ese realismo entendido como reproducción y traslación fidedigna de lo percibido- y dando continuidad a una sensibilidad vanguardista, Juan Manuel Uría enuncia secuencias reflexivas que buscan entendimiento y viaje cognitivo en la piel del tiempo. El poeta sabe que las obras “son metáfora de sí mismas, interrogantes que surgen en el propio proceso de crear”.
   El apunte conciso se convierte en razón de amanecida y emparenta trazos con la solvente lucidez de un cuaderno de taller. En los párrafos hay aforismos explícitos: “Pintar para acceder a la posibilidad de la pintura”, “El espíritu se hace materia en la obra de arte”, “Pintar es, por supuesto, una función de teatro”, “Lo que ves, a veces, es otra cosa. Lo que no ves siempre estuvo ahí”. La azarosa lógica argumental añade enunciados biográficos que capturan sensaciones, como sucede en la descripción del asombro infantil que causa el cuento con su misterio, junto con la belleza y el amor a la  pintura o los libros. Uría cuestiona la dinámica educativa contemporánea y su empeño por despojar al sujeto de esa pureza germinal de la infancia. Otros incisos meditativos contrastan estéticas y exponen las convicciones personales ante el proceso creativo. Las realizaciones plásticas devienen de lo abstracto y sintético; no ejercen ningún quehacer mimético ni capturan fotogramas de realidad; solo se nutren de la misma incertidumbre, la limitación, la certeza de lo desconocido e imposible de conocer, la presencia luminosa de la duda como misterio por resolver y las deliberaciones en la sombra para formar ángulos insólitos.
   Para el creador “la composición es resultado de una matemática lírica, de un azar objetivo”. Es un horizonte que se despliega, hecho amanecida, para aseverar un conflicto permanente y complejo con la realidad en su conjunto. El entorno es un espacio temporal y cambiante, que despierta la búsqueda de belleza, ese proceso en el que se unen percepción y pensamiento.  
   Como anota, Juan Manuel Uría, en uno de sus breves iniciales, escritura y pintura son actividades que obedecen al mismo impulso poético, dos facetas de una misma voluntad incomprensible, que ha ido practicando con naturalidad, como si fueran andenes yuxtapuestos en el largo viaje de la creación. La obra Apuntes sobre pintura clarifica puntos de partida de un ideario dual, expuesto con dicción transparente, que aglutina confesionalidad y temporalismo. Impulsa esa voz interior que emerge para encauzar el manantial emotivo del sujeto sobre la vulnerable superficie en calma de lo cotidiano. La pintura se hace símbolo del decurso existencial. Es movimiento que tantea los laberintos del pensamiento. Es también alternativa, fuerza que emplea la  posibilidad como energía, para mostrar la verdad y la belleza sin intermediarios, hecha pleno sentido y fuerte abrazo de intuición y deseo.
  
 
JOSÉ LUIS MORANTE

   
 
 

 

sábado, 16 de abril de 2022

BESTIARIO

Al vuelo
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

AFORISMOS CON NUBES

 

Cada náufrago reclama para sí la madera raída.

Alguien escribe. Soy parte de la trama. Un personaje episódico.

Estoy aquí, creo, aunque desconozco la ubicación exacta del aquí.

Los aforismos marcan la piel del agua, como la huella frágil de una verdad.

Para la confidencia íntima, personal, directa, un tono de voz sobrio alejado del aspaviento.

Percibo contornos con la precisión ambigua del miope.

Cada día el desconcierto, la indagación sobre una realidad cambiante y fragmentaria.

Con los años el escepticismo muda en benevolencia.

Sucede que regresas cada vez que te nombro.

No sé apaciguar mi obsesión por relojes y calendarios.

En la íntima discordia entre el yo y la nada, tomo partido.

Un nombre propio que acumula letras en minúscula. Nadie, en suma.

Mientras busco, dejo abierta la puerta para el regreso.

                                                        (Del libro Motivos personales, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015)

 

 

 

viernes, 15 de abril de 2022

ITINERARIOS

A solas
Fotografía
de
Internet

 

Hollar caminos
un paso más allá,
para buscarme.

                                   (Inédito)



jueves, 14 de abril de 2022

ESPEJISMOS DIGITALES

Espera
Fotografía
de internet

 

ESPEJISMOS DIGITALES
 
   Descubro a diario que la comunicación digital es una tierra pequeña, donde no cabe nadie. Los mensajes privados crean una sensación de cercanía aparente, dibujan trampantojos que alumbran una mirada cómplice, dispuesta a abrir la conciencia a los desconocidos, como si fueran protagonistas de una relación real, cimentada en el tiempo. Todo es falso, un espejismo que siembra de inmediato la tachadura, la decepción, el bloqueo. De pronto el ocaso. Al otro lado no hay nadie. Solo un frío de nieve que no quema las manos.

(De Cuentos diminutos)



miércoles, 13 de abril de 2022

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ. PUREZA

Pureza
Juan Ramón Jiménez
Edición de Rocío Fernández Berrocal
Editorial Cátedra, Colección Letras Hispánicas
Madrid, 2022

 

DESNUDEZ

 

     La poblada nómina de investigadores literarios que aglutina la obra de Juan Ramón Jiménez tiene en Rocío Fernández Berrocal (Sevilla, 1974) su pilar teórico central. Doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla con la tesis Juan Ramón Jiménez y Sevilla, defendida el 18 de enero de 2006 y publicada dos años después, ha ido recorriendo, con admirable solvencia y capacidad de trabajo, los entramados de un espacio creativo complejo, ambiguo en su semántica y abocado a mutaciones continuas por la incansable exigencia del escritor, siempre obsesionado con la idea de la obra perfecta. Así se han ido forjando destacadas publicaciones como  Guía del Madrid de Juan Ramón Jiménez (2007);  Escalas del regreso. Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí, 1958, Madrid: última tarde en la colina de los chopos, (2009), y Juan Ramón Jiménez y Andalucía. El sentimiento de eternidad. (2009). Son pautas, entre otras, de un proceso de análisis e indagación textual que se completa con la edición y rescate de textos inéditos.
   El volumen Pureza compila cuarenta y seis composiciones, con casi una veintena de textos no publicados. Pertenece a la etapa de la poesía pura, cuando Juan Ramón Jiménez moldea un ideario asentado en vértices conceptuales como la desnudez expresiva, el afán de verdad y la belleza; un enfoque de espiritualidad transcendida que despoja al poema de aditamentos retóricos para remansar la evocación y el viaje interior de las palabras. En el marco intimista de Moguer, la observación subjetiva propicia el continuo descubrimiento, la plenitud escueta de lo mínimo expandida en la dermis de los elementos naturales y en esos instantes vividos con la intensidad del goce.
  Redactado casi por completo en 1912, Pureza es un poemario inédito que aglutina, como se ha dicho, casi medio centenar de composiciones, diecinueve de las cuales se anticiparon en publicaciones literarias y en antologías selectas y parciales del autor. No se trata, por tanto, de una publicación contingente sino de un título cerrado, de revisión atenta y frecuente, que buscará sitio en el corpus central de Juan Ramón Jiménez para que encuentre solidez y permanencia.
  Organizado en tres tramos, marcados con asertos de sensibilidad temporal, “Amaneceres, “Desvelos” y “Tardes”, el libro muestra una compacta senda argumental que convierte a cada poema en una brizna de sol, en un afán de iluminar el proceso creativo, que Juan Ramón Jiménez define en esta breve nota de introducción: “Pureza. El puro afán de poesía pura, con la vaguedad que eso en lírica significaba para mí, me la dieron unas nubecillas rosas y doradas –borreguitos, decía mi madre- que veía las tardes encendidas en el cénit”. Se licúa en el mínimo esqueje reflexivo la mirada del poeta, ese proceso íntimo de nubosidad variable que asumen los sentidos para despertar al pensamiento.
  En la entrega cobra una singular relevancia el enclave físico. El poeta se ha retirado a Moguer en 1905 y en estos años de vida retirada escribe con fecundidad inagotable, a pesar de las recaídas de salud y los cambiantes estados de ánimo por las crisis nerviosas. Pasea, contempla, lee y mantiene un cálido contacto epistolar con Unamuno, los Machado, Azorín y otros nombres de primera línea que ya lo consideran un poeta reconocido y que animan los firmes pasos de una vocación literaria que nunca se detiene. El andaluz universal explora, construye un mundo interior que requiere el apoyo de las etiquetas críticas para definir sus rasgos. Rocío Fernández Berrocal integra Pureza en la “época sensitiva”, un momento creador caracterizado por la persistencia en un “modernismo romántico y simbolista”, en el que afloran la proyección de sentimientos en el entorno, un paisaje que remansa el tiempo y concede serenidad, equilibrio y disposición sensorial para captar la esencia de lo sencillo y cobijar en el poema sus sensaciones.
  La editora añade en el anexo final cuatro composiciones no integradas en libros, pero con una sensibilidad escritural colindante a Pureza, cuya edición, en el imprescindible catálogo de Letras Hispánicas, añade una nueva aurora al devenir poético del Premio Nobel de 1956. En su rescate emprende vuelo una incisiva estela de plenitud y transparencia. Poesía que exalta el mediodía sensitivo del paisaje y su comunión con el fluir de la conciencia. Reflexión sostenida y anhelo de conocimiento sobre el yo más puro.
 
José Luis Morante




 
 
 
 

martes, 12 de abril de 2022

PENSAR EN VOZ BAJA

Escarcha
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

EN VOZ BAJA

 

La decepción enseña
a pensar en voz baja.
Por eso me levanto poco a poco,
en la calma discreta de los ojos callados.
Soy la sombra borrosa
de palabras
que la mañana limpia
con precisión severa.
 
En silencio recibo
un patrimonio escaso;
esa parte de nada
que cabe dentro
de aquella cicatriz que no se muestra.
 
Mi mudez precavida
usa ropa de invierno.
Le gusta pasear
con el frío de cara,
compartiendo con otros
las esperas silentes
del alumbrado público.
 
Succionados al fondo,
mis pensamientos nadan
en bóvedas nocturnas
y muestran las escamas abisales
de esos peces
que ahuyentan los abismos
y buscan superficie y claridad. 
 
                 (Del libro Nadar en seco)





lunes, 11 de abril de 2022

REFLEXIONES Y DUDAS SOBRE EL POEMA

buscar vuelo en la hondura


REFLEXIONES Y DUDAS SOBRE EL TRABAJO POÉTICO

 

. La creación literaria es incesante búsqueda. No hay entre los géneros encuentros traumáticos; por eso en estos treinta años en mi escritura conviven la poesía, el ensayo, el trabajo crítico, los aforismos y la minificción; son estrategias complementarias que trazan la verdadera imagen del sujeto, su claridad dormida en la mansedumbre del charco.

 . Compromiso riguroso con el trabajo diario; fortalecimiento de la voluntad con el estudio y la lectura, siempre he sospechado que hay una fuerte ingenuidad en pensar que el vuelo libre de la inspiración llenará nuestras páginas de líneas inmortales.

  .  La lectura obedece a la necesidad de ampliar espacios interiores. A veces se expanden tanto que no caben dentro y asientan sus coordenadas de situación en la escritura. Encuentran en el poema, el microrrelato o la reseña una habitación propia.


(Palabras conmigo)




 

domingo, 10 de abril de 2022

CON LUZ AZUL

Escucha
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

AFORISMOS CON LUZ AZUL

 
Cuando conciliaba el sueño, permanecía insomne su inteligencia práctica.
 
El fulgor del adjetivo ciega el poema.
 
Activos habitantes de la ciénaga, los ajetreos del odio nunca cierran jornada laboral.
 
Refrenda la resistencia de un castillo de arena frente al mar: persevera en la nada.
 
El verano y esos desnudos que eligen mis ojos para decirse.
 
En el mal aforismo grava suelta, que presiona los pies de quien camina.
 
Todos admiraban la solidez y el peso de sus opiniones. Él asentía, mientras ocultaba un petrificado cerebro.
 
Hay inteligencias livianas, casi invisibles. Buscan su imagen en el espejo de la prepotencia para no desaparecer entre la neblina.
 
 Sus racionamientos cumplen milenios. Usan el lenguaje de las piedras, un abecedario tectónico.
 
Quien quema el bosque sugiere ahora plantar arbustos sobre el tizne.
 
Soy el mismo, aunque la edad  borra senderos al deseo. Seca las sábanas.
 

(Revista FÁBULA, Universidad de la Rioja, Logroño, 2020)



)

sábado, 9 de abril de 2022

CICLO DEL AGUA

Litoral
Fotografía
de 
Javier Cabañero Valencia

 

CICLO DEL AGUA
       
  
   La frágil transparencia de aquel río se confundía con su piel desnuda. Era una cualidad que extremaba las sensibles respuestas a los cambios de temperatura. 
   De madrugada, el agua era sólida; con las primeras briznas de sol se licuaba y a mediodía las altas temperaturas tejían en el cauce redecillas de niebla, un artesanal proceso íntimo de nubosidad variable.

( De Cuentos diminutos)



viernes, 8 de abril de 2022

SIGNOS DEL DÍA

Amanecida
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia


SIGNOS DEL DÍA
 
Insistente corrige la quietud;
A solas, la memoria
accede al laberinto de las cosas inertes
y los días sin luz.
Es ámbito interior
que enérgico prodiga
en las manos del aire
los códigos inciertos del pasado.
Su recia voluntad
tiene la fibra leve
del fruto entumecido, ya maduro,
cuya pulpa disuelve su desplome.
 
Con sus signos de vida
la memoria concreta los átomos dispersos del poema,
Es un germen de luz
que ilumina la noche, en paz consigo. 

        (Del libro Nadar en seco



jueves, 7 de abril de 2022

JAVIER BOZALONGO. NOMBRAR LA HERIDA

Nombrar la herida
Javier Bozalongo
Imagen de cubierta de Joaquín Puga
Granada, 2022


 SIN SUTURAS

 
    Javier Bozalongo (Tarragona, 1961) ha protagonizado en la última década un intenso despliegue creador. Su trayecto plural aglutina senda poética, relato y aforismo. Quien fuera fundador y director de Valparaíso Ediciones ha hecho de las galerías íntimas del poema un largo trayecto que suma las entregas Líquida nostalgia (2001), Hasta llegar aquí (2005), Viaje improbable (2008) La casa a oscuras (2009), Todas las lluvias son la misma tormenta (2018), Este país (2019) y el cuaderno Los días generosos (2021). Este camino personal conforman un recorrido representado en las recopilaciones Nunca el silencio, Has vuelto a ver luciérnagas y Las raíces, las tres editadas en Latinoamérica. A este fértil quehacer se añade el libro de haikus Todo es azar (2021) que completa corpus.
   Nombrar la herida, que tiene como cubierta una expresiva fotografía de Joaquín Puga, amanece con un poema de homenaje a la presencia firme de la madre, siempre costa y refugio, y un segundo texto dedicado a la memoria del padre, como si la voz poética quisiera refrendar una subjetividad compartida, que traza puentes entre el verbo evocativo de lo biográfico y el claro anhelo de una voz confidencial y reflexiva, que trata de entender la condición temporal de la conciencia.
   Frente a la asepsia del purismo, que convierte el lenguaje en monopolio de exploración verbal,  la estética realista de Javier Bozalongo exige a su escritura un compromiso nítido con los desajustes; el poema se convierte en denuncia y expresión unitaria del yo social;  conforma una voz fuerte que dota al núcleo argumental de sentido ético. En el apartado “las heridas” emergen nombres propios que escriben en voz baja su intrahistoria, desde el monólogo dramático, para que nos asomemos al mirador oscuro de su experiencia vital. Todos identifican a rostros concretos cuyas circunstancias se describen en la nota final. Allí están la primera víctima de la violencia de género, la mutilación genital padecida todavía por tantas muchachas africanas o la desmesura invasiva de los asentamientos en Gaza y Cisjordania que divide culturas y genera continuos enfrentamientos; son ejemplos de una convivencia erosionada por el progreso, la desigualdad social, la violencia y perpetuación de estereotipos patriarcales y las catástrofes ecológicas que silencian la rebeldía ante la injusticia de los más desfavorecidos. Una situación que se ha repetido a lo largo de la historia y que abre la lucha por la igualdad, con momentos esenciales como el que protagonizara Clara Campoamor en el Congreso, durante la segunda república.
  El poemario, enclavado en la corriente continua del compromiso social, dibuja un amplio mapa de injusticias con preclaros rostros en el espejo de la actualidad informativa, como si la angustiada condición femenina necesitara convertir al poema en portavoz de la ignominia. Cada cicatriz se abre para supurar el dolor, para que fluyan las huellas perdurables de la desolación. En todas, el sentimiento de pérdida, el desarraigo, la existencia agónica que dormita en la sombra de la derrota personal y no encuentra el camino de regreso, las expectativas de una travesía condenada al naufragio.
  El apartado final “Epílogo” integra dos citas casi complementarias en torno al discurrir y a la necesidad de asumir la fuerza terapéutica del tiempo remansado. Los textos pertenecen a Ana Blandiana y  al poeta joven Juan Javier Ortigosa. Y desde su sensibilidad, el poeta clarifica la postura personal; se trata de asumir el lugar propio, decir no a la indiferencia y protagonizar el papel que corresponde al gesto de coherencia de quien se mirar al espejo. Desde esa necesidad del sujeto activo nacen los versos de “Letanía”, un poema de bellísima factura: "Y tú avanzas con calma, / ocultas el cansancio / y sonríes tranquilo sin dejar traslucir / que perdiste la brújula, / que te guía la inercia de estar vivo, / que conoces oriente y occidente / pero ignoras el rumbo de tu mano derecha / y es el azar quien manda sobre tu mano izquierda”.
   Nombrar la herida clarifica los callejones tétricos de un recorrido suburbial, propicio al odio, que acumula intemperie, donde el dolor se refleja en la mirada triste, con nítidos contornos. Ser mujer todavía es atestiguar un existir azaroso, que tiende la mano con la esperanza de entender la carga existencial, para que resuene fuerte en el poema un poco de esperanza.

JOSÉ LUIS MORANTE