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Condición del extraño
Efi Cubero
Colección Tierra, La Isla de Siltolá
Sevilla, 2013
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VICISITUDES
El estudio
introductorio que abre Condición del
extraño, firmado por Jesús Moreno Sanz, trasmite una voluntad
iluminadora sobre el sustrato esencial de
la travesía poética de Efi Cubero y analiza la íntima resonancia de un nutrido
aporte cultural.
Extremeña, nacida en Granja de
Torrehermosa, Badajoz, la poeta abandona muy pronto el lugar natural para
asentarse en Barcelona. Tal contingencia biográfica sería un referente para
abordar la sensación de extrañamiento, ese estado de ánimo que fortalece la
voluntad de aislamiento y tiene como efectos literarios la búsqueda de una perspectiva
distinta, lejos de modelos gregarios y colectivos, con un afán de vislumbrar las vicisitudes de la
realidad como un espacio único y diferenciado. Así se refleja en el poema de
apertura, “Creación” que incluye una dedicatoria personal: “tan desprovista de
solemnidades, / de propiedades, anda esta desobediencia/ de ser sólo una voz
entre los ecos/. El yo desarraigado que cura las heridas/ al beber de la tierra
como un renacimiento”.
El libro Condición del extraño compila casi un centenar de composiciones
distribuidas en tres apartados. La primera sección aborda los complejos trazos
de la identidad, cuyo recorrido muestra una pisada solitaria que porta en el
interior una conciencia compleja. Los giros de la vida, aleatorios e
imprevisibles, obligan a aceptar algunas concesiones, a firmar intereses y
plazos de demora, abren heridas y muestran un estar que, no pocas
veces, nada contra corriente.
El tramo central del poemario
tiene un claro matiz meditativo: “Sé que busco un sentido entre las pautas,/ y
que huyo entre las grietas, / que me desdoblo en múltiples verdades/ y que
siento un temor sin artificios/ antiguo como el mundo y la memoria”. El
tránsito personal es siempre azaroso. Las rutas alternativas son callejones
cortados. Efímero y fugaz, el tiempo abre un camino de incertidumbre que a cada
instante ensanchan ilusiones y sueños.
La última parte se organiza como
una suma de secuencias urbanas. La ciudad se refleja en los versos opaca y
sombría, como un entorno deshumanizado, exento del aliento cálido de la naturaleza.
Los elementos subrayan una semántica en penumbra: contenedores, asfalto,
esquinas sucias, charcos de sombra llenan la retina de un yo superviviente que
busca en lo lejano un punto de fuga: “Has pensado cambiar. Cambiar de vida. /
Dejar los rascacielos que te hastían, / los bulevares de impostado verdor…/
Siempre el regreso ".
Sirven de epílogo un trazo
juanramoniano y el referente vegetal, la jara, de una geografía evocadora que
alienta el recuerdo de la casa del padre; la sinestesia del sustantivo confirma
un asidero para unificar pasado y presente, para luchar contra el tiempo y sus
mentiras.
En Condición del extraño suena una voz que integra meditación y
sentido clásico de la expresión formal, esa visión madura de la existencia que
aprende a convivir con las grafías del humo y la ceniza.