sábado, 30 de diciembre de 2023

CÉSAR RODRÍGUEZ DE SEPÚLVEDA. PÁJARO EN LA LUZ

Pájaro en la luz
César Rodríguez de Sepúlveda
Prólogo de Samuel Serrano Serrano
Mahalta Editorial
Ciudad Real, 2023

SOBRE LA RAMA


 
   La tardía aparición poética de César Rodríguez de Sepúlveda (Madrid, 1968), profesor de educación secundaria en un instituto madrileño, poeta y traductor, ha impulsado en un intervalo temporal muy breve las entregas Luz del instante (2020), Noticia del asedio (2021), Oscuro vuelo (2022) y, en el cierre de año, Pájaro en la luz. Conforman una propuesta creadora donde se constata la persistencia temática centrada en lo existencial como concepto semántico ajeno a la implicación biográfica, la lealtad continua a una tradición de aliento clásico y el afán formal de una poesía de línea clara y empeño figurativo, con sólida cadencia musical, que prima la autonomía del poema frente a la coherencia unitaria del libro.
   La introducción de Samuel Serrano Serrano “Océanos de tiempo, instantes” evoca de inmediato esa condición germinal de la poesía como metafísica del instante, de la que hablara Gastón Bachelard en las páginas de El derecho de soñar. La persistente tarea del poeta es un empeño en dar vida a los sueños en vuelo de la imaginación que expanden nuestra existencia y marcan los pasos del taller. Sobre la senda interior del poemario, según apunta el prólogo, “asistimos al descubrimiento asombrado de la vida, a la angustiosa lucha con las palabras ante la página en blanco, a los primeros esfuerzos por emprender vuelo”, ya sea a través de la recuperación del mito como punto de partida, las referencias culturales, o desde las claves personales de la experiencia. Así se forja la oscura travesía hacia la transcendencia, el empeño del lenguaje por convertir lo fugaz en caligrafía resistente
  Tras las emotivas dedicatorias, la mirada indagatoria de Pájaro en la luz asienta como umbral la composición “Hermosa catástrofe”, un canto de celebración amorosa que proclama el alud de efectos secundarios que da pie a convertir el estado amoroso en tránsito perplejo hacia el caos. La palabra poética establece en el libro dos tramos, “Nociones de vuelo” y “Lectura de las sombras” con un similar número de composiciones. En el primero, la preocupación metaliteraria sirve de amanecida argumental. El poema “Mester de vidriería”, dedicado a Francisco Caro, poeta y director literario de Mahalta, reivindica el carácter artesano del arte, la búsqueda de la belleza desde la persistente voluntad creadora que proclama el trabajo continuo y el “no sé qué que queda balbuciendo” que sostiene, sin fatiga, en el aire: “Porque es toda belleza / el misterioso encuentro / de la lenta fatiga de los días / y una luz misteriosa que viene de muy lejos”.
   Se acumulan las instantáneas poéticas que emanan de la lectura y remiten a estratos de aliento clásico inspirados en la mitología helénica, la biblia o la contemplación artística. También la naturaleza postula secuencias animadas que propician el paso del poema, como sucede en “Elogio y elegía del vencejo”. Todos son ecos que zarandean el lenguaje y abren el rumor cálido de la poesía, la incansable tarea de seguir escribiendo.
    La ironía busca en el libro su rincón habitable para mostrar, sin el grito estridente del sarcasmo, un punto de vista que refleja el desasosiego del ahora contemporáneo. Así se constata en el poema “Fuera de juego”, basado en un símil entre la feroz competencia del deporte y el capitalismo. El poema, con excelente cambio de tercio en el cierre, asume las contradicciones de un estar alógico y desconcertante. 
   Los poemas recorren un abierto mapa de hilos argumentales. Clarifican un sólido patrimonio de intereses, desde la apatía de Bartleby y sus elusivas maniobras para llegar a la renuncia, al prolífico inventario de personajes de la literatura popular, o al esfuerzo del yo para desmigajar las instantáneas de lo cotidiano sin metafísica, en ese salón de estar de la ironía, marcado por la sombra y la extrañeza.
    Las composiciones del segundo apartado “Lecturas de las sombras” abren un mundo reflexivo sobre identidades líricas del canon clásico. El poema se convierte en homenaje y recuerdo, donde se oye, emotiva y densa, la voz de la memoria y el lirismo ensimismado de  la elegía, como leemos en “Una lápida más en Spoon River”.
  Pájaro en la luz muestra la vastedad cultural de César Rodríguez de Sepúlveda; es un libro que enaltece el perfil de un gran lector. Pero es también la fruta en sazón de una poética, plena de lucidez e inteligencia, que convierte los itinerarios del lenguaje en un tiralíneas dispuesto a dibujar contundentes metáforas, imágenes de cálido cromatismo y el eterno diálogo con la emoción de un verso claro empeñado en rescatar el luminoso ramaje de los sueños.

JOSÉ LUIS MORANTE



  

jueves, 28 de diciembre de 2023

EL REGRESO DE ADÁN

Lejos del paraíso
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

EL REGRESO DE ADÁN 

   Ante el insistente empuje de la melancolía, una mañana Adán retornó al paraíso. Se adentró en sus espacios con la fuerza feliz de quien busca el lugar propio. No tardó en advertir que recorría un territorio de desposesión. Aquel sitio solo cobijaba abandono.
   En el centro del páramo se alzaba todavía el árbol del bien y del mal; miró aquella silueta y se hizo efectiva la soledad de un tronco calcinado y rijoso.
   No aguantó más. Bajó los ojos y convocó el olvido, como si el paraíso no hubiese existido nunca. Se precipitó hacia la salida. Sus pasos tropezaron con el ala inerte de algún ángel, el metal chamuscado de una espada herrumbrosa y una camisa oscura de serpiente.

(De Cuentos diminutos)




miércoles, 27 de diciembre de 2023

JORNADA LABORAL

Reflejos
Fotografía
de
Archivo General de internet

 

JORNADA LABORAL

 

   Nunca hay excepciones. Cuando habla consigo miente a cada instante. Eso le obliga a un inacabable fingimiento para demostrar que se cree a sí mismo. Su cuerpo sobrelleva un gravoso cansancio. Desempeña a diario una doble jornada laboral.

 (De  Cuentos diminutos)



martes, 26 de diciembre de 2023

MARIALUZ ALBUJA BAYAS. DOBLE FILO

Doble filo
Marialuz Albuja Bayas
Editorial Renacimiento
Sevilla, 2023

 

EN EL VACÍO


   La celebración en Quito de la XV convocatoria de Paralelo 0, durante el mes de noviembre de 2023, me ha permitido asomarme al presente poético de Ecuador donde se percibe la madurez poética del entrelazado generacional y la convivencia de nombres propios con sólida arquitectura creativa. Entre las voces punteras destaca Marialuz Albuja Bayas (Quito, 1972), poeta, narradora y Magister en estudios de la Cultura y la Literatura Hispanoamericana por la Universidad Andina Simón Bolívar. La escritora impulsa un trayecto expresivo forjado en un intervalo temporal de más de dos décadas que agrupa cinco libros de poesía, dos novelas, algunos cuentos y guiones dramáticos. Una producción notable y ampliamente reconocida. En 2017, la Academia Hispanoamericana de Buenas Letras le otorgó el premio Dámaso Alonso en la categoría Creación Literaria. Antes, en 2008, obtuvo el premio Proyectos Literarios Nacionales, otorgado por el Ministerio de Cultura. Y sus dos ficciones narrativas lograron el premio Darío Guevara Mayorga a la mejor obra publicada en su categoría (En 2017 y 2019).
  Marialuz Albuja Bayas impulsa un taller en transición, con fuerte continuidad, que hace de la poesía estrategia central. Añade ahora Doble filo. La entrega se abre con citas en torno a la presencia de la madre, un elemento definidor del cauce argumental. La sección de inicio se titula “Autorretrato” y el conjunto poemático parece remitir al análisis minucioso de la travesía biográfica y al abordaje de los sentimientos que las menesterosas contingencias condenar al desajuste. Sin embargo, se objetiva el decurso lírico mediante la siguiente nota aclaratoria: “Los poemas de esta primera sección nacieron de un trabajo de exploración narrativa y dramatúrgica que dio lugar a tres obras independientes: Mi pe(o)rversión, Tal vez no fue así y la sección titulada Autorretrato de este libro de poemas”.
  Sirve de amanecida la composición “Trip” donde el fluir del verso recoge la contemplación del suicidio materno por parte de una mirada infantil convertida en testigo. En el poema afloran imágenes de impacto que sobrecogen y zarandean al lector. Los versos impulsan una sensibilidad dolorida que aglutina la pérdida afectiva y la conciencia de la culpa desde la experiencia personal. Con una expresión poética cercana y comunicativa, la escritura enuncia una historia de soledad y desarraigo, de extrema incomprensión en la toma de conciencia de la realidad y en las azarosas perspectivas del presente. Con nítida vigencia, perduran las observaciones del yo en continua fuga hacia la derrota. La imposición del desencuentro erosiona la cercanía a los afectos. Huir se convierte en pensamiento único y germina en el muro del poema una forma de encarar la soledad, de rescatar, en cierta medida, el lenguaje y establecer distancias. La mirada y la memoria constatan las cosas que se perdieron para siempre.
   El tramo central “Lengua” añade un nuevo enfoque del saqueo sentimental. Ahora es la madre quien toma la palabra en su estado depresivo y al margen de cualquier consuelo. En el apartado prosigue, desde el primer poema “Dasein” (Existencia), el empeño meditativo dispuesto a sondear la complejidad del legado vivencial y las hendiduras que origina. Los itinerarios hacia el otro recorren un caos y es preciso encontrar el lenguaje que defina tales mutaciones: “Que la belleza se vaya por donde vino / el túnel que teje el cuerpo / para después deshacerlo. / Permitir que todo siga su curso /abrazar la decadencia, la putrefacción…”. Si casi todos los poemas hablan del derrumbe interior de un yo subjetivo, la composición  “Habitante” explora el entorno como un daguerrotipo sombrío, con una ubicación concreta: la guerra de Siria y los efectos directos y colaterales del conflicto. Las inflexiones rememoran un noticiero que incorpora al dolor propio el desgarro comunitario y su proximidad afectiva, como si el mundo en ruinas estuviera dentro y formara parte del periplo biográfico en su caminar hacia la noche.
    Con clara perspectiva, Marialuz Albuja Bayas concibe el libro como un cuerpo unitario y coherente y centra su tercer apartado “Armas” en una reflexión moral sobre el amor que no pudo ser. La certeza de puentes rotos hacia el amor hace caminar, entre las sombras de la noche, con una inquietante pulsión en el pecho. No hay nadie. Otra vez el viaje sin regreso hace girar el pensamiento en un largo proceso de reconstrucción introspectiva que toca fondo: “Cuando me pierdo en esta orilla / soy mujer de poca fe que no consigue abrir las puertas del milagro. / Envenenada por la ferocidad y el vicio / me dejo ir en el lodazal donde no esperas por mí”. (p. 61). Esa conciencia del yo vuelto hacia sí mismo es una constante que va forjando una relación oscura, de trinchera, que enfrenta soledades sin refugio. En los versos hay una clara conciencia de temporalidad hacia el sacrificio y una percepción de extrañamiento que hace de lo mudable la única certeza: “Giré el espejo en dirección a la ventana / mientras la gente sucedía como agravio de los sentidos. / Imaginé la calle en pausa / Congelé voces y nubes” (“Red” P. 66).
  La poética de Marialuz Albuja Bayas en Doble filo es una inmersión profunda en el dolor provocado por el doble filo de la pérdida, la soledad y el desamor. Define el afán por entender el derrumbe afectivo. Suena el fluir de la conciencia que sale de una pesadilla, de una laguna negra en la que no es posible el rescate. El mirar introspectivo hurga en el inventario de los recuerdos para aferrarse al último hilo de la luz. Para guardar en las manos vacías melancolía y desazón, mientras la vigilia rememora un paraíso lejano, cerrado para siempre.

JOSÉ LUIS MORANTE


 
 
 
 

lunes, 25 de diciembre de 2023

INSISTENCIAS

insistencia
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia


 

INSISTENCIA
 
 
El seco desconcierto del poeta
se hizo hueco en el aire
y quedó mudo.
Incapaz de hablar solo,
arrastra a cuestas
las quejas quebradizas
de la desilusión
y alega que las manos
agotan su apatía
en torpes maniobras caligráficas.
 
No hay señales del hilo
que concede equilibrio a las palabras.
Asépticas buscaron un punto de caída,
una hendidura,
igual que voces muertas,
o inertes garabatos expandidos
en la nada marmórea.
 
Pero busca un después
la insistencia del otro que yo soy.
El afán se empecina en el rescoldo
con el improvisado crepitar
de un fósforo.
y renace en el cóncavo regazo
el asomo de luz.
Aquello que nos queda por decir
cuando resbala
en la escarcha del tiempo
la pisada insondable del poema.

      (Del libro Nadar en seco, 2022)


viernes, 22 de diciembre de 2023

EL YO CONMIGO

Desconchones
Archivo digital de internet

 

EL YO CONMIGO
 
(Aforismos de José Luis Morante)
 
 
Soy tan raro que para reconocerme mi conciencia me pide el DNI.
 
Hay biografías que tienen la duración de un aforismo y menos contenido.
 
En la madurez se impone el relato evocativo; los sentimientos exigen estructuras elaboradas, escenarios con luz natural y narradores distanciados.
 
Se quedó solo. Ahora recupera fragmentos emotivos en la galería de los desafectos.
 
El pudor convierte  la confidencia en un movimiento de ajedrez.
 
Reglas ortográficas; identidades que son comas, puntos finales y puntos suspensivos.
 
La voluntad del cínico prefiere ideologías de alquiler.
 
Futuro; esa aspirina diluida en el agua fresca del fracaso.
 
Para hablar de mí, empleo un silencio en cursiva.
 
Tengo una sombra metafísica proclive a la especulación. A cada paso me pregunta si hay alguien delante.
 
Ida y vuelta; itinerarios existenciales que se desintegran en el mismo azar.
 
Andar extraviado tanto tiempo me deja ante tu puerta. Llamo al timbre. Espero.



 
(Rivas, DICIEMBRE 2023)
 
 

 

jueves, 21 de diciembre de 2023

ESTEBAN MARTÍNEZ SERRA. CUADERNO JAPONÉS Y OTROS POEMAS BREVES

Cuaderno japonés y otros poemas breves
Esteban Martínez Serra
Prólogo de Alejandro Duque Amusco
Editorial La Garúa
Barcelona, 2023

 

DONDE SE GUARDA.

  
   Desde que iniciara itinerario en 1999 con Palabras indefensas, su carta de presentación, Esteban Martínez Serra (Figueres, 1962), Profesor de Lengua y Literatura españolas e impulsor de iniciativas culturales como la revista de literatura  Fragments, en su etapa universitaria, o el proyecto editorial del grupo poético “Papers de Versalia” ha firmado una amplia cosecha lírica que abarca una decena de entregas. Una senda que constata una evolución acrecentada en sus dos títulos más recientes, El temblor (2022) y el que aquí comentamos Cuaderno japonés y otros poemas breves,  ambos publicados por el sello editorial  La Garua del poeta y editor Joan de la Vega.
   La introducción “Lejanía y cercanía de Oriente” del poeta Alejandro Duque Amusco dibuja los temas esenciales del paisaje poético que impulsaban la escritura de El temblor, los elementos germinativos que configuran la gran poesía en el tiempo: el amor, el discurrir transitorio, la identidad mudable del yo, o el inevitable empeño de la ceniza. Vértices simbólicos en los que se refleja el propio rostro. La vuelta a la escritura de Cuaderno japonés y otros poemas breves ahonda en la actitud meditativa de su poesía desde una estética de despojamiento y elusión, de pautada inmersión en la transparencia. La levedad marca el trayecto expresivo donde no existe un hilo argumental único; el viaje vivencial se enuncia en secuencias fragmentadas, en poemas breves en los que se perfila una entidad enigmática, Sonome, cuyo perfil ignoto e inasible solo se dibuja en la rememoración y en algunas transiciones entre el onirismo y la realidad.
  La primera parte, “Cuaderno japonés” comienza con una significativa acumulación de citas cuyos nexos versales enlazan el latido fugaz de los sentimientos, el frío de la soledad o la cercanía de lo alucinatorio, donde, como escribiera Octavio Paz, solo es real la niebla. El conjunto de poemas adelgaza el lenguaje, supone un tránsito desde la observación a la idea. El protagonista verbal confía en los apuntes del entorno cotidiano para buscar sitio al sentimiento: “Cierro los ojos mientras / mi deseo te piensa”. Todos los fragmentos sugieren instantáneas del sentir que constatan el camino hacia la otredad con fervor renovado. La plasmación del deseo tantea para ser aliento y resurrección, para fortalecer el impulso vital que permite vivir el simulacro de una existencia más honda: “Cuando te sueltas el cabello / y dejas la cinta de seda / sobre mi almohada / entiendo la dimensión del universo / y lo pequeño que es / mi mundo”.  El amor se hace pulsión vital; clarifica la semántica del discurrir diario. Su cercanía es plenitud y aurora; su ausencia, un tiempo oscuro que no abandona el frío del invierno.
   La sección “Otros poemas breves” postula una cosmovisión más abierta; el amor ya no es el largo recorrido unitario, aunque el conjunto también deja sitio al contraste entre dolor y plenitud amorosa, una relación que trata de indagar en el sentido de lo existencial haciendo del amor una catarsis, un pacto de fusión entre ambas identidades. El breve conjunto “Dime que es” nace desde la observación de diferentes entornos cotidianos: el hospital, la casa, la familia, el tiempo que marca un reloj de pared o el paso inasible del poema como “surco ilusorio”.
  El corpus de este tramo final se completa con las composiciones de “Manual de árboles”, que mantiene un ámbito conceptual con gran acierto en las imágenes: “Árbol del sueño / déjate talar…”, y los aciertos expresivos se mantienen en las composiciones siguientes, “Árbol de la fe”, “Árbol de la sabiduría” o “Árbol del silencio”. Completa el corpus “Cierres”  que expone ante el lector vetas y contrastes del estar.
  En Cuaderno japonés y otros poemas breves Esteban Martínez Serra afronta un nuevo recorrido con sensibilidad meditativa. En los poemas asistimos a un diálogo con la naturaleza y a una exploración del entorno con la pupila abierta del amor, un amor auroral en el que no caben todavía la decepción ni la sombra. El poemario amalgama afectividad y reflexión, el paso ensimismado que nos acerca al otro.


miércoles, 20 de diciembre de 2023

EL ARTE DE VIVIR LOS LUNES (VERSIÓN AL CHINO)

Pasos a solas
Nuevos Ministerios, Madrid
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

EL ARTE DE VIVIR LOS LUNES

 (VERSIÓN AL CHINO)


【生活在周一的艺术】

 

  生活在周一的艺术

 需要确实的练习和理论的支持,

 要知道些谋略

 用任意驰骋的个性

 修饰日常的平淡。

 无数的危机

 暗藏在周一初次的咖啡之后

牛奶溢出的香味

简单而明了地宣告着它们的滋长

 在工作日里持续蔓延繁衍

 我们时刻保持着警惕

 是一定的

 黄昏的列车

将旅客们带回家

带回朝思暮想的归宿

 

         【生活在周一的艺术】

 

【EL ARTE DE VIVIR LOS LUNES

 

El arte de vivir los lunes
 
Requiere cierta práctica y algo de teoría,
 
Saber de estratagemas y confabulaciones
 
Y adjetivar la prosa cotidiana
 
Con una terca voluntad de estilo.
 
Incontables acechan
 
los peligros desde el primer café,
 
crecen cuando un olor
 
anuncia escuetamente la leche derramada,
 
se reproducen con duración de días laborables
 
y en guardia se mantienen,
 
tal seguros precintos,
 
entre los pasajeros del tren crepuscular
 
que nos devuelve a casa,
 
al reclamo del lecho hospitalario.
 
El arte de vivir los lunes
 
Sobrevive y se esconde
 
En vacuas reflexiones como ésta:
 
Nada es eterno, salvo un lunes.
 
          
                           José Luis Morante

martes, 19 de diciembre de 2023

MÓNICA ZEPEDA. LAS ARRUGAS DE MI INFANCIA

las arrugas de mi infancia
Mónica Zepeda
Prólogo de José Natarén
Ediciones El Pez Soluble
Colección Maremonstrum
San Salvador, El Salvador, 2023



TIEMPO ADENTRO


   El corto intervalo temporal que mide la pulsión creadora de Mónica Zepeda (San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, 1987), licenciada en Literatura y Creación Literaria por Casa Lamm, acoge dos títulos, Si miento sobre el abismo (2014) y, el más reciente, Las arrugas de mi infancia (2020), que vio la luz en Coneculta, Chiapas, en 2020 y ahora se reedita en el catálogo de El Pez Soluble en El Salvador. Un corto tramo escritural que, sin embargo, ha tenido fuerte repercusión crítica y notable alcance internacional porque sus composiciones se han traducido parcialmente al polaco, inglés e italiano, propiciando la inclusión de la autora en varias antologías.
  Los poemas de Las arrugas de mi infancia permiten conocer con minuciosa perspectiva una modulación incesante de lo autobiográfico. Como recuerda la cita del lingüista y poeta norteamericano Robert Bly, al asomarse al discurrir temporal del sujeto: “Pasamos los primeros veinte años de nuestra vida decidiendo qué partes de nosotros metemos en el saco y ocupamos el resto tratando de vaciarlo”. El vuelo cómplice de la palabra asienta su razón de ser en la autoexploración de la identidad. Así se constata en la elaborada introducción de José Natarén. El prólogo parte de la cercanía afectiva y de la complicidad con la obra de la poeta, a quien considera uno de los vértices centrales de su generación. Los versos transfiguran el recuerdo fugaz del fluir existencial en sustrato de la memoria.
  Buena parte de la senda argumental del primer apartado “Rescoldos de la infancia”  reitera la senda de regreso a la nube auroral de la niñez. La sutil sobriedad del tiempo exige olvidar aquella mirada limpia originaria. El alzado del yo maduro muestra las palpitaciones del hombre y la mujer que asumen la llegada prematura de sinsabores y decepciones; de rescoldos que convierten el presente en una urdimbre de vivencias y un relato diseminativo, generando variaciones en la identidad. Se disgrega la niña que creció: “Me duele, no lo niego, mi propio sufrimiento: / rescoldos de la infancia que aún me abrasa, / fuego que juega con un niño y le incendia / su inocencia y la tibieza de su tez. “ (P. 37).
  La segunda parte “Las arrugas de mi infancia” advierte sobre la dimensión del amor y su potencial de tramas referenciales. La mirada sentimental sondea el aire ante lo contingente, percibe la tendencia a dejar los pasos vitales en las aceras de la melancolía. La función del poema ratifica el tanteo, habla de la incierta realidad proteica del lenguaje: “El poema es tensión. / El poema sujeta la soga / que lía a dos seres equidistantes: / los mantiene al fin y al cabo, / de cabo a rabo, / a cada uno en su puesto / y en suposición del otro. “. Giran los días y se multiplican las mutaciones, la sospecha de ser otro que gira fuera de sitio. Se convierte en certeza que perecer es, como escribe la poeta, suceso natural de la existencia, y que hay que buscar el lugar elegido para quedarse, esas coordenadas que reconocen la casa propia donde el yo está consigo mismo. 
   El fresco indagatorio se acerca a la sensibilidad del ahora con el cansancio del trayecto concluido. Atrás quedo la infancia con muchas vivencias casi disueltas en el olvido. El autorretrato es solo una insinuación de signos, un cumplido segmento de aprendizaje donde se refugia el fluir de la conciencia y su magma de pérdidas: ”Y tras los puntos suspensivos, / aún despiertan las arrugas de mi infancia”. Mónica Zepeda busca en el poema la claridad auroral de quien se mira a sí misma para percibir la certeza de ser. Los poemas dejan una sensibilidad evocativa e intimista, que, desde una observación meditativa, agrieta la superficie y se hace profundidad. En un diálogo lúcido que debe superar en el tiempo la sensación de continua irrealidad. El poema se hace ascensión cognitiva, busca altura sobre el nivel del mar, un aprendizaje de las distancias que enseña a caminar, desde la constancia, hacia un horizonte lejano, en continua mudanza.

JOSÉ LUIS MORANTE

 

 

 

  

lunes, 18 de diciembre de 2023

VISTA CANSADA

Mesa de trabajo

  

                       


VISTA CANSADA 

          A Luis García Montero
 
 Cuando miro, mis ojos
desfiguran el margen.
Lo dice el oculista
en un informe extenso
que subraya presbicia.
Tengo vista cansada;
necesito cristales convergentes
que agranden lo minúsculo
y muestren su eficacia si prolongo
la tinta entumecida.
 
No dejan de brotan
en armonía
esos rostros distintos
del paisaje.
La aurora se renueva
pero yo la percibo
crepúsculo gastado.
 
Mis ojos envejecen.

(Del libro Ninguna parte, 2013)


            

domingo, 17 de diciembre de 2023

CON VOZ DE DIARIO ÍNTIMO

Simetrías
Centro Cultural Benjamín Carrión
Quito, noviembre de 2023
Fotografía
de
Luis Enrique Yaulema
 

CON VOZ DE DIARIO ÍNTIMO


Escritura y docencia; un vecindario avenido que cuestiona a diario mis incertidumbres.

Hay escritores que sustituyen la Literatura por la Sociología

La poesía no cae del cielo sino de las estanterías.

Cada libro oculta un fracaso premeditado.

Reclamación por escrito de un haiku descontento con sus límites formales.

 Durante el tiempo navideño las aceras congregan un contagio de prisas.

 Alguien habla en voz alta. Otro asiente a intervalos. Una multitud conectada con un oído atento en la distancia. Solo yo permanezco fuera de cobertura.

Elijo un ventanal que testifica el tránsito incesante. Frente a mí un asiento vacío y esa caligrafía de la ausencia que escribe en lluvia oblicua.

 

sábado, 16 de diciembre de 2023

VERSOS EN EL PENTAGRAMA

Poesía y música
en el Pentagrama
con
Moncho Otero y Rafa Mora
16 de diciembre de 2023



 LA SEMILLA

En la fragilidad de la semilla
hay un rumor de savia
donde cabe el silencio.
En él escarban
futuro las raíces
y dormitan los troncos
que buscan en el aire arquitectura.

Somos en la semilla
un ciclo de designios
y lluvias y solanas
y pasos que desandan los azules gastados.

A resguardo del tiempo
y su rumor de tábanos,
en la semilla duerme otra semilla.

      (Del libro Nadar en seco, 2022)


viernes, 15 de diciembre de 2023

FLORENCIO LUQUE ALFONSO. ACERICO

Acerico
Florencio Luque Alfonso
Premio Internacional Artemisa de Aforismos 2023
Detorre Editores
Córdoba, 2023


 

SEMBRAR AGUJAS
 

 
   Florencio Luque Alonso (Marchena, Sevilla, 1955) es Licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y desde hace décadas fomenta una vocación literaria desdoblada entre la poesía y el aforismo. Es autor de los poemarios El tiempo nombra (2014) y Ai(m)ée (2019) y de las entregas aforísticas El gato y la madeja (2018), Caja de cromos (2021) y Melismínimas. Cien aforismos flamencos (2022), que han propiciado su inclusión en las más recientes antologías del género y abundantes colaboraciones en revistas digitales y en papel.
  Con su libro Acerico consiguió el Premio internacional Artemisa de Aforismos 2023. La obra, cuyo título alude a la almohadilla empleada en costura para clavar agujas, vertebra cinco apartados temáticos definidos por sustantivos de semántica densa: “Visiones”, “Sueños”, ”Tiempo”, ”Laberintos” y “Lienzos”, todos ellos precedidos de citas que sugieren la posible andadura de cada sección.
   La primera arranca con un verso del poeta Pedro Casariego Córdoba: “”En mi idioma “yo” se escribe con “O” de aullido”. El laconismo de Florencio Luque Alonso tiende a una expresión desnuda, espontánea y directa, con la que traza la andadura de un tiempo experiencial reflejado en el cristal del pensamiento. Son teselas verbales marcadas por el aprendizaje de vínculos reflexivos que dan cobijo al acontecer transitorio. El fluir del pensamiento no tiene brújula, se deja ir como un camino que se alimenta a sí mismo y abre preguntas en la incertidumbre de lo cotidiano: “Cuando el jilguero canta, ilumina su sombra”, “El hábito mata al niño”, “Todos nos parecemos a un desconocido”, “Ninguna copa conoce tu sed”.
  Tras los breves de “Sueños” que arrancan con el verso de Andrés Trapiello “¿Quién no busca el vuelo de todas las cosas?” se acrecienta la mirada lírica para establecer un diálogo entre el territorio onírico y lo real. El sueño propende a la idealización: “En los sueños del pájaro no existen jaulas”, “Los encuentros soñados suelen ser encontronazos vividos”, “Los sueños alumbran nuestras sombras”. Aunque recordando también el carácter efímero y volátil de muchos sueños: “Árbol de sueños, frutos de humo”, “Nadie duerme sin pájaros en la cabeza”, “Todo sueño es paradójico, parece verdad porque es mentira”. Pero en la umbría existencial el sueño es necesario porque hace de las ilusiones y  la mirada limpia un hábitat natural.
  Con un excelente aforismo de Miguel Ángel Arcas, “El tiempo es una liebre que se ha puesto mis zapatos”, el tramo “Tiempo” realiza una lectura fragmentada de uno de los vértices temáticos del aforismo. El devenir es río que nos lleva y ese viaje da cuerpo a un intimismo confesional con sus propios códigos comunicativos: “Calla el tiempo tus ruinas cuando calla su esplendor”, “Vida, extraño oficio de pérdidas”, “Soy lo que el futuro hace con mi pasado”, “Reloj, nido de cenizas”:
   La obra del recordado Ángel Guinda aporta un esqueje poético memorable: “Qué laberinto la luz”, y sirve para entender “Laberintos”, sustantivo tan querido por Jorge Luis Borges y su incontinente epigonía. Ese carácter paradójico de la palabra, como refugio y cárcel al mismo tiempo, está presente en la semántica de algunos breves: “Umbral de vida, puerta de laberinto”, “En oscuridad canto la luz”, “He modelado mis días como un ciego su busto”, “Quien vive se desvive”. Quien piensa conoce los propios límites, acepta la condición de una identidad que camina a cada instante hacia la última costa. 
   El vuelo aforístico toma tierra con el apartado “Lienzos” que hace de la pintura una puerta reflexiva; al cabo, como recuerda el poeta y aforista José Mateos esta parcela artística es un espejo insondable y paradójico. O como afirma el  autor de Acerico “Pintar es ver lo invisible”. Desde ese afán de captar el misterio de lo percibido, la pintura se convierte en expresión de búsqueda y empeño en “desvelar lo vedado” al compás de la luz.
   Desde la brevedad, Acerico fija su atención en la cercanía de lo diario; toma el pulso a las asociaciones cotidianas entre espacio y tiempo mediante la observación y el pensamiento. Así se clavan estas punzadas verbales que hacen visible los puentes entre imaginación y razón para desvelar el trasvase entre percepción y conocimiento, para saber un poco más del argumento oculto que guardan las estaciones del discurrir. 

JOSÉ LUIS MORANTE



 

jueves, 14 de diciembre de 2023

JORNADA LABORAL

Otoñal
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

JORNADA LABORAL
 
  Nunca hay excepciones. Cuando habla consigo miente a cada instante. Eso le obliga a un inacabable fingimiento para demostrar que se cree a sí mismo. Su cuerpo sobrelleva un gravoso cansancio. Desempeña a diario una doble jornada laboral.
 
(De  Cuentos diminutos)




miércoles, 13 de diciembre de 2023

DISTORSIONES

En la mirilla
Archivo de internet

 

DISTORSIONES

 
Tenía tantas palabras en el trastero de la laringe que un día su silencio falleció por asfixia.
 
Cuántos parásitos ejercen su simbiosis en la piel del rencor.
 
Compra respuestas a saldo. Después,  desde el fondo de la voz, sube poco a poco las preguntas.
 
Interpreta una biografía concisa, pero con varias versiones.
 
Las huellas dactilares de una enumeración caótica: abrazos, silencios, sentimientos, indiferencia y contradicciones. El peso exacto de una memoria poliédrica.
 
Hay puertas sin mirilla; desconocen que el peligro está dentro.
 
Publicó tantas veces su fotografía en instagram que los rasgos del rostro real desaparecieron. Ahora es la extenuación que propaga su imagen.  





martes, 12 de diciembre de 2023

IGNACIO DOCAVO. EJEMPLARES

Ejemplares
Ignacio Docavo
Editorial Contrabando
Colección Textos y Contextos
Valencia, 2023

 

PAVESAS ENCENDIDAS


  Al luminoso día del aforismo contemporáneo se incorpora Ignacio Docavo (Valencia, 1965), Licenciado en Biología y Psicología, docente, autor del poemario Ladrón de horizontes, guionista de teatro infantil y editor del sello de poesía La Coz. Una senda lacónica nueva dispuesta a recorrer el persistente mapa indagatorio de un género, sólo en apariencia menor, que ambiciona escribir los puntos suspensivos del pensamiento en servilletas de papel.
  Ejemplares es una obra densa que contiene más de quinientos aforismos y que, en palabras de Manuel Arranz, hace de lo existencial el tema nuclear de las teselas verbales. Se percibe el forjado de una identidad “que escribe en prosa pero piensa en poesía” y observa los dardos luminosos del día con los ojos entrecerrados por el exceso de claridad. Quien mira desde la conciencia, pausa el tiempo para comprender reflejos y latidos.
   El escritor prescinde del paratexto orientativo de las citas para adentrarse, si hacemos caso al sentido explícito del enunciado inicial “Coces”, en un enfoque directo, en un registro cortante y dispuesto a la defensiva, casi en la trinchera de la impertinencia y el bofetón verbal. Veamos algunos ejemplos de este primer apartado: “Bastan pocos aforismos para saber si un autor vende su pensamiento a cambio de su ingenio”; “Escribo cada línea huyendo de la anterior”, “Lo que llamamos intuición suele ser un prejuicio”, “Lo que no es pantalla es el resto de la casa”; ”Quien se nos parece proporciona una escala objetiva para saber hasta qué punto nos despreciamos”. La mínima selección dibuja bien el sabor de boca de los textos, ese regusto amargo que fija un contexto donde se hace palpable la ausencia de certidumbres y medias verdades pretendiendo sondear las claves del entorno, como si cada elemento del paisaje diario acogiera un exacto repertorio de conclusiones.
   Ignacio Docavo convoca en la sección inicial una nutrida dispersión argumental. El amplio contenido propicia el razonamiento deductivo; al cabo el pensamiento es “el humo de la locomotora”, la combustión interna de nuestros actos; el empeño por entender el discurrir de la existencia. Pero ese entendimiento también es subjetivo y parcial porque ninguna inteligencia está exenta del lugar común, de la sombra informe de la necedad, de la visión subjetiva que convierte el ombligo propio en inacabable manantial de naderías: “En todo escritor hay algo que nos remite al tonto del lapicero”. Ni siquiera nos salva la lección del tiempo: “Con la edad, los molinos acaban siendo molinos y los gigantes también”, "Rectificar no es de sabios, sino de indecisos".
   En su afán de analizar lo que sucede, inmerso a diario en una rutina siempre diferente, el sujeto pone cerco a su incertidumbre desde el pensamiento. Generalizando consigo mismo, como si necesitase ubicar los puntos cardinales del presente en su itinerario personal, en ese mapa desplegado que hace de la coherencia un espejismo, una paisaje cercano, pero inalcanzable.
   Si en la primera parte, “Coces” se escuchaba a menudo el paso firme de la voz áspera, en el segundo tramo “Chascos” suena en el tímpano diario la campanilla de la decepción; una sedentaria sensación de cháchara interior; la impresión desagradable que germina cuando la realidad resbala y no permite el mediodía previsto de ilusión o alegría. El decurso existencial no resulta ser como se esperaba; está lleno de contingencias insólitas y desvíos que alargan el camino y lo cubren con los cirros de la insatisfacción. Con frecuencia los textos pierden el formato habitual del laconismo con resolución inmediata para convertirse en destellos autobiográficos, siempre proclives a la ironía y a rebajar el nivel de solemnidad: “El que tiene serenidad para las pequeñas cosas también la tendrá en las grandes ocasiones, me digo después de abrir sin mucho sobresalto un bote de garbanzos”, “Hoy coincidieron la última pinza disponible y el último calcetín por tender”, “Una lista de propósitos diarios que consume el día entero para elaborarse”.
   De frente  o de perfil, el discurrir temporal refleja una inercia dura y seca en la que quien se observa a sí mismo se siente un náufrago vadeando las circunstancias del presente. En ese estar frente a lo cotidiano el aforismo alza el vuelo, traza escuetos itinerarios para nombrar la realidad. Otra vez el balbuceo, la mansedumbre de tantear la superficie de las cosas sin descubrir su esencia, como si el lugar del poema –el castillo kafkiano- tuviese la alzada arquitectónica del laberinto.
  El personaje verbal deja instantáneas mentales, se hace cronista de la soledad y el ensimismamiento; mientras, alrededor, otros secundarios personifican balizas en medio del paisaje, dispuestas a recibir las miradas del observador, como mensajes de auxilio, como si hicieran llegar al otro la necesidad de tender puentes. Lo inadvertido, esas pavesas que dispersa el viento, proclama con nítido sentir que cada yo deja en el agua su estela transitoria, el trazo leve de una cortina que mueve el viento.
  El discurso aforístico de Ignacio Docavo indaga en el pensamiento. Se hace introspección a través de secuencias personales y colectivas que otorgan a sus textos lacónicos una perspectiva a caballo entre el realismo paradójico y la ironía. Los aforismos tantean frente a las cosas, desdeñan hermetismos para mostrar la inquietud desencantada de lo contingente, ese viaje azaroso sobre una frágil geografía, a merced del tiempo.
 
                                                      JOSÉ LUIS MORANTE
   
 
 

lunes, 11 de diciembre de 2023

ELOGIO DE LA SOMBRA

Pasos
Fotografía del Archivo digital
de internet

 

ELOGIO DE LA SOMBRA
 
La cómplice intimidad con mi sombra creció tanto que ahora solo camino detrás de mí. Poco a poco, el convivir diario borró las difusas líneas que nos separaban. Ahora alimentamos la impresión de desplazar pasos comunes. Yo soy ese hueco visible que va delante.
 
(De Cuentos diminutos)   
 

 

domingo, 10 de diciembre de 2023

HAIKU DE ANIVERSARIO

Celebración
(Bar Pachá Mikhuni, Avda Cóndor Ñan, Quito, 2023)
Fotografía
de
Adriana Hoyos


 TANTA LUZ
                                                 (45 aniversario)

Con luz o noche,
en un lugar, en otro...
Pero contigo


sábado, 9 de diciembre de 2023

A PUNTO DE VER (HAIKUS)

A punto de ver
José Luis Morante
Prólogo de Susana Benet
Polibea Editorial
Colección de poesía El Levitador 
Madrid, 2019


NOTA DE AUTOR

 
   Advierto aquí del doble contenido de A punto de ver. Junto al centenar de haikus, escrito durante casi un lustro, hasta finales de 2018, conviven las piezas breves aforísticas integradas en el epílogo “Anotaciones”.
   Haikus y aforismos fueron amaneciendo juntos y me parecía una obligación pactada no desgajar el habla de su multiplicidad argumental. Ambas estrategias expresivas se empeñan en no abrir más ventanas que la sugerencia y cierran los ojos frente a lo explícito.
   Concluyo; el decir breve exige un proceder sensato: que esta nota de autor no se convierta en una novela.
 
(José Luis Morante)

 

viernes, 8 de diciembre de 2023

FERNANDO ALBÁN RODAS. CÉSAR VALLEJO: EL POETA, EL CRONISTA

César Vallejo: el poeta, el cronista
Fernando Albán Rodas
Ediciones de la Puce
Facultad de Comunicación, Lingüística y Literatura
Colección Ensayo Literario
Quito, Ecuador, 2023

 

MEMORIA DETENIDA


   El cuerpo verbal de César Vallejo (Santiago de Yuco, Perú, 1882 - París, 1938) se enfrenta al discurrir del tiempo con insólita entereza. Dueño de una identidad literaria de contornos proteicos, su trazado poético se asoma al presente, expandido e intacto, para mostrar la profunda dimensión del ser humano que gestó la obra. Fernando Albán Rodas, profesor investigador de la PUCE, poeta, ensayista, editor y director de las recordadas revistas Trashumante y Elipsis, busca nuevos matices en la memoria detenida y sondea las características del universo vallejiano con la entrega César Vallejo: el poeta, el cronista.
   El proemio alienta la sensación de cercanía, como si el personaje verbal, desdoblado entre el niño y el hombre, se desplazara en un entorno próximo y dejara contemplar un itinerario biográfico marcado por la soledad y la condición de extranjero. El gesto escritural del poeta requiere nueva epifanía en el cronista;  es testimonio de un tiempo histórico que vive como testigo, para abrir ventanas reflexivas a una naturaleza muy sensible. Quien contempla se implica de forma directa, y confía en la capacidad del lenguaje para ahuyentar sombras, romper negaciones y discordancias y alejar lugares comunes. En Vallejo, arte y contexto vital van de la mano, se entrelazan de manera incesante: “el lenguaje acusa el choque de las cosas, produciendo en él una fisura que disyunta el orden de la significación” (p.13).
   Fernando Albán Rodas comparte de inmediato con el lector su hipótesis de trabajo explicando el orden de composición del libro y los estratos de una escritura siempre abierta a lo real. Analiza la producción vallejiana confrontando las tesis del filósofo francés Jean-Paul Sartre en su libro ¿Qué es la literatura? y la pulsión creadora del peruano, siempre sumida en una vocación insular, en un permanente estar a la intemperie que refuerza lo oscuro. Añade el ensayista tres aproximaciones escritas en torno a los poemarios Trilce, segunda entrega, tras la carta de presentación Los Heraldos negros, publicada en 1918, y dos ensayos más sobre Poemas humanos, recopilación de su itinerario lírico, y España, aparta de mí este cáliz, su aporte más político, escrito en torno a la guerra civil española. Completan el dibujo total otros dos trabajos que indagan sobre el arte y algunas figuras del mundo contemporáneo. 
   A juicio del ensayista, César Vallejo “no concede a la subjetividad autoral una posición central en el juego de la escritura literaria y de este desistimiento brota un sentido de la política que no tiene como premisa la libre voluntad del sujeto”. Los objetos y seres hablan su propia lengua, recrean un tiempo interior y distinto al del ser pensante perdido en su imaginario. La realidad muestra sus nervaduras, mientras la poesía sale a su encuentro desde el cuerpo de un lenguaje que borra lo designativo para entroncar el gesto poético con la expresión representativa. Con excelente definición, Fernando Albán recuerda que “El poema es la cripta en la que yacen los restos del Sujeto, amortajados en su esencial dispersión” (p. 21).
  La experiencia poética de Vallejo concede al poema un inconformismo sabio, en el que tienen sitio actitudes básicas como la inocencia y la intuición. En él se pone de manifiesto una sinceridad intacta que hace del corazón el órgano de la poesía. Las palabras palpitan, tienen ritmo, respiran orgánicamente para que aflore la pulpa de una sensibilidad en constante expansión. En la cronología del ayer crecen invisibles las raíces, el afán intacto de llegar al presente porque “todo cuanto existe digno es de entrar en la obra de arte, porque todo goza de la inmanente realidad de la existencia” (p. 46).
   El yo meditativo rdesanda la estela biográfica para trasmutar los estratos existenciales. No hay sincronía entre el ser real y el protagonista lírico. La escritura busca una subjetividad universal, donde se cobija, “la irrupción intempestiva del otro”. Así sucede en Poemas humanos donde el cauce versal fluye entre la angustia y la esperanza, como escribiera Américo Ferrari, y el hablante lírico se adentra en la secreta desolación del vivir como un estar a la deriva. Por otro lado, la trágica circunstancia del conflicto cainita de la guerra civil española (1936-1939) despierta en Vallejo una fuerte empatía solidaria reflejando la heroicidad del pueblo que hace suya la causa republicana. El poeta “se hace testigo ciego del gesto de los caídos, cuyos nombres se ignora, es la renuncia al control sobre la lengua; ser extranjero en su propia lengua, solo así la palabra crea lo inexpresable”.
   El ensayo “Crónicas sobre el arte” fortalece al máximo la libertad creadora, más allá de la lógica, la coherencia o el estricto control de la razón. El sistema de valores ideológicos y las ideas cívicas son ajenas al arte; el poema no es didáctico, no trasmite ni enseña una doctrina moral. La escritura impone su trayectoria esquiva, más allá de las convenciones;  lucha contra el imperialismo estético, soslaya etiquetas impuestas para adentrarse en una germinación autónoma y constante, que hace de la búsqueda la razón del arte, como se percibe en la obra de Dostoievski y Proust.
   El recorrido se completa con el trabajo “Crónicas del mundo contemporáneo”, donde la retina de la prosa, durante la estancia en la Rusia comunista, yuxtapone “trozos palpitantes de la vida real”. Quien explora los páramos grises de lo diario se identifica con la orfandad de su nadería, con ese tejido gastado que recubre el anonimato de la existencia. La representación social gana en realismo y lleva a un sueño de igualdad sin jerarquía. Una visión utópica que niega la disonancia y trastoca la verosimilitud de lo que cuenta.
  Tras el epílogo, que recuerda aquella aspiración de “ser poeta hasta el punto de dejar de serlo”, Fernando Albán Rodas añade a su enfoque una selecta bibliografía y una pequeña compilación de poemas y textos en prosa para clausurar César Vallejo: el poeta, el cronista. Tras la lectura queda el reflejo de un itinerario canónico, contemporáneo de Vicente Huidobro, las vanguardias europeas y la generación del 27, que fraguó una registro estético singular e irrepetible, un legado único pleno de luz y subversión, "una manera de caminar por los trapecios”.

JOSÉ LUIS MORANTE




jueves, 7 de diciembre de 2023

CONJETURAS DEL YO

Itinerarios
Quito, 2023

 

PREPARATIVOS
 
 
   Que salí a la calle mientras dormía, con esa soledad de quien tampoco va consigo. Que consumí un trayecto anodino entre edificios para buscar el callejón más íntimo para concluir con alivio todos los actos que no tuvieron nunca olvido y me han dejado traumas recurrentes. Un palpitar de inconfesables frustraciones. Que a pesar de cumplir tempranos requisitos y sumar voluntad, solo puede leer en voz alta, hasta cuatro veces, aquel panel indicador del callejero urbano. El pasado mantuvo su liviandad errática y no llegó a la cita. Que esta noche también siguió distante y frío, como raíz oscura, insoportable, que tantea por dentro.  

(De Cuentos diminutos)