miércoles, 30 de septiembre de 2015

LUIS ALBERTO DE CUENCA. MERIDIANO CERO.

Luis Alberto de Cuenca
Premio Nacional de Poesía 2015
   MERIDIANO CERO

   La creación en verso de Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) ha dado pie a un buen número de ensayos y reseñas que constatan el lugar central, el meridiano cero de un corpus compilado con el rótulo Los mundos y los días. En él está la producción escrita entre 1972 y 1998,  editada por primera vez en noviembre de 1998. La colección agrupa los poemarios Elsinore y Scholia, con abundantes retoques, el cuaderno Necrofilia, La caja de plata, El otro sueño, El hacha y la rosa y Por fuertes y fronteras, junto a un grupo de composiciones, “El bosque y otros poemas”, que anticipa contenidos de Sin miedo ni esperanza. Queda fuera  Los retratos, libro inaugural en el que la sensibilidad novísima aireada por José María Castellet y las afinidades con la opulencia metafórica de Pedro Gimferrer enmascaran las circunstancias biográficas. Estudiosos como Juan José Lanz, Luis Muñoz, o Manuel Lara Cantizani hablan de un viraje pautado que comienza en el culturalismo y se adentra, a finales de los años setenta, en una vocación más elegíaca e introspectiva, centrada en los sentimientos del yo y en el acontecer circundante. En efecto, los últimos poemas de Luis Alberto de Cuenca modelan identidades creíbles y cercanas, capaces de emocionar y capturar el interés con asuntos cotidianos e inmediatos. Conviene recordar que en este cambio de rumbo hay una continua apropiación del pasado cultural, convertido en una íntima posesión del yo existencial;  la erudición es cultura viva, alienta matices y enfoques.
   Un aforismo de Juan Ramón Jiménez, casi contradictorio con su perseverante reescritura, argumentaba que “los libros hay que dejarlos que se hagan solos” y este pensamiento podría ser aplicable al poemario La vida en llamas, que obtuvo el Premio Ciudad de Melilla en la vigésimo séptima convocatoria. Es una  obra extensa, formada por ochenta textos escritos entre 1996 y 2005. Se inicia con una conocida poética del autor “Línea clara”, una defensa de un lenguaje comunicativo y discursivo, lejos de cualquier pretensión abstrusa; el poema establece con el receptor un diálogo intimista y directo. Es sabido que el término “línea clara” proviene del comic, una de los centros de atención del madrileño, que no duda en cerrar la composición con un explícito homenaje a Tintín, el personaje de historieta creado por Georges Remi, más conocido por su pseudónimo artístico, Hergé. El poema tiene una neta correspondencia con formulaciones en prosa realizadas por el autor en entrevistas y en sus escasos posicionamientos teóricos; en la revista Prima Littera escribía: “un trago de agua fresca en el desierto de la vida, que eso tiene que ser la palabra poética que se precie, lejos de misticismos bobalicones”.
   No hay en el avance de La vida en llamas una única senda argumental; prevalece un eclecticismo temático que se distribuye en siete apartados. El criterio cronológico explica el abanico de motivos e incluso la diversidad formal: “La canción de Feste” desprende el mágico encanto de la lírica popular; el siguiente poema es un monólogo dramático en boca del franciscano Odorico da Pordenone, un misionero que desarrolló actividades apostólicas en Oriente, y  protagonizó, como un Marco Polo con hábitos- un largo viaje, de casi treinta y tres años de duración.  Tras Luis Cernuda y Jaime Gil de Biedma, el monólogo dramático se instala en la lírica contemporánea; es un proceso de objetivación que permite al yo poemático convertirse en cronista eventual; los versos proporcionan juicios y hechos desde el interior de una identidad ficticia; de este modo se establece una relación directa con el receptor que genera una evidente simpatía en el proceso comunicativo.
    En el mismo apartado hay una elegía a José María Sert, artista del postmodernismo catalán que destacó en la decoración mural. Una circunstancia histórica ha condicionado la disparidad de juicios críticos sobre las realizaciones artísticas; Sert iniciaría en 1938 gestiones para que la Oficina Internacional de Museos, con sede en París, se implicara en el salvamento de las obras de arte amenazadas por los continuos bombardeos y participa en la posterior repatriación desde Ginebra, cuando concluye la Guerra Civil. Completan este grupo una reflexión sobre el sueño de Coleridge, una meditación a costa de un bajorrelieve asirio y otros poemas.
    Como se ha dicho, el poeta opta por dar al libro un carácter misceláneo; el poemario se nos presenta como un ejercicio plural en el que se  acumulan facetas. La sensibilidad poética de Luis Alberto de Cuenca otorga al decorado urbano un carácter más amable y lo convierte en escenario sentimental, incluso el laberinto subterráneo de alcantarillas y aparcamientos es más proclive a la fantasía que a lo sórdido. El lied relaciona poema y música y gozó con Shubert de notables innovaciones. Luis Alberto respeta el molde; los contenidos deben abiertos, emotivos y psicológicos, e incorpora los nuevos rostros de la modernidad; frente al ensimismamiento grisáceo y endogámico de lo cotidiano, la época heroica perdura en el imaginario con su huella de ideales y gestas.
    Un apartado completo nos presenta una veintena de haikus; en él se emplea esta estrofa oriental con un sentido nuevo; en Occidente ha perdido su intencionalidad originaria; ya no pretende glosar el eco de las estaciones ni añadir a un instante un fulgor sensorial. En la estrofa, los nombres propios crean un contexto cultural, una ambientación poemática: Perceval rescata el ciclo artúrico; Ulises, el personaje de la Odisea, convierte el itinerario en íntima travesía de la memoria, el trayecto une principio y final de la existencia. 
   En La vida en llamas  las señales comunicativa de la cultura se multiplican. “Psalle et Sile”, el poema de Calderón, como el “Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz es un precedente de la mística del silencio y está en los presupuestos teóricos de poetas como José Ángel Valente. Inspira la concentración meditativa de este haiku: “En el silencio/ de esa flor amarilla/ perdura el canto”.
    En “Pablo y Virginia” se acercan los personajes de ficción a lo biográfico. En las líneas introductorias a la edición de Vera y otros cuentos crueles, de Villiers de l´Isle, Alicia Mariño define a las figuras de Paul y Virginia como dos adolescentes angelicales que no conocen la presión del mundo exterior y mantienen una impoluta curiosidad por descubrir. Ambos están en la novela homónima de Bernardin de Saint-Pierre. Luis Alberto de Cuenca expresa de este modo su devoción por el conde de Villiers de l´Isle, sujeto de vida curiosa, enemigo de convenciones burguesas y uno de los precursores del simbolismo francés.
   Este breve esquema versal demuestra las posibilidades del haiku: “Abro la puerta// descubro que no hay nadie/ fuera ni dentro.” Con los títulos los poemas adquieren la apariencia de mínimas viñetas.
   Entronca “Crónica de sucesos” con la poesía urbana y el núcleo de relaciones que genera la convivencia diaria. Esos puentes entre el yo y el otro están muy perfilados en la relación de pareja que se aborda desde la ironía y el coloquialismo. El humor alienta en esas estampas fugaces que son fruto de lo contingente y que depositan en el discurrir una brizna de surrealismo, dando salida a impulsos que colisionan con el pensamiento racionalista. Todavía persiste en el poema esa querencia natural por la obra de Cirlot. En la serie “La mujer del vampiro” otra vez el cine actúa como río interno. La iconografía de  Drácula genera la composición inicial, a la que siguen secuencias donde el amor y sus variantes ocupan el primer plano. Así sucede en  “La casa de las fábulas”, “El ático” o “Difícil travesía”.
   El grupo de cierre se denomina “El jardín de Alicia” y su núcleo temático es el amor y el deseo. Relatan una historia sentimental de un alter ego vitalista y enamorado. Alicia es el nombre de la esposa del poeta y su marcada significación se percibe en la dedicatoria del libro, ella es “la reina del Karoo” que traslada el afecto a una lejana región sudafricana. La supuesta espontaneidad del apartado incorpora recuerdos y viajes y esos sueños que no se corrompen cuando llega la amanecida. La aparición de la amada   tiene el tamiz romántico de acontecimiento trascendental, aunque un deje irónico sirva de trasfondo al final feliz, tan propio de los cuentos de hadas. La otredad se idealiza y adquiere el porte de una diosa antigua, pero los sentidos filtran la realidad  y reconstruyen un entorno contemporáneo de canícula estival, carreteras vacías y raros transeúntes. La composición Political incorrectuss repasa alguno de los tópicos que dan una visión pesimista y desesperanzada de nuestro tiempo, frente al occidente clásico, de amplio legado cultural y cuna de civilizaciones, aparece un occidente todopoderoso, como ave de rapiña, empeñado en la explotación de otros continentes y sin ningún respeto por el medio ambiente. El yo poético cuestiona esas verdades de uso común y en su diálogo con la amada sigue percibiendo el aliento y los valores de la vieja Europa. El poema “No me las enseñes más” sirvió de título a una hermosa edición ilustrada por los dibujos de Antonio Garrido, que vio la luz en 2002, en la colección Libros del consuelo de Lf ediciones. La Venecia novísima, topónimo ineludible de la Generación del Lenguaje, deja paso a un desplazamiento geográfico en el que conviven exotismo y escenarios cotidianos como ámbitos de una relación sentimental, introspectiva y  libre de erratas. El texto final, “Fe de erratas” es una exaltación del amor idealizado. El intimismo biográfico del poema convierte la lírica en expresión sentimental.
   El lector sabrá disculpar este análisis demorado de La vida en llamas, pero  creo que es un libro central en la nueva concepción escritural del poeta madrileño: los dos últimos poemarios editados hasta la fecha repiten características: son libros extensos y misceláneos, divididos en apartados argumentales, con un epitelio cultural evidente y con un pensamiento reflexivo sobre el devenir existencial, no exento de humorismo y mirada escéptica.
   Así en El reino blanco, la tradición aparecía como plaza principal de la escritura, tanto en la forma -es el epigrama helenístico el molde formal más empleado- y el almacén de asuntos que toma sus materiales de los tópicos asentados en la cultura grecolatina, sobre todo en la poesía helenística. 
   La última entrega, editada en 2014, es Cuaderno de vacaciones . El extenso poemario ha sido reconocido con el Premio Nacional de Poesía 2015, siendo en palabras del jurado una compilación textual de gran fuerza emocional que vincula mitos y orígenes, devenir vital e imaginario, y se nutre de las fuentes de la modernidad". Un premio justo que pone a su autor entre los magisterios más evidentes de las últimas hornadas.
    La poesía de Luis Alberto de Cuenca, de orientación pluralista, constata una armonía vecinal entre el crear y el ser, da cuenta de una experiencia personal –no importa si vivida o imaginaria- con núcleos generativos que entrelazan lecturas y vivencias. En los poemas, sentimientos y emociones nos llegan a través de un discurso racional que prefiere el misterio de la claridad al código cifrado desde los supuestos de una sensibilidad coetánea. Queda lejos el tiempo de los héroes.

lunes, 28 de septiembre de 2015

FINAL DE RUTA

Final de ruta
Fotografía de Adela Sánchez Santana
FINAL DE RUTA
(Aforismos)

Las variables del espacio textual demuestran que los materiales de la realidad no son sólidos e inmutables sino aplicadas construcciones de una conciencia voluble.

La voz singular adquiere tono a partir de unos lazos genealógicos.

Elogio ese espíritu disponible de la imaginación para suplir carencias.

El buen discípulo convierte a su figura tutelar en un espacio privativo.

El que soy y el que parezco viven a menudo una separación de mutuo acuerdo.

Dejo sobre la mesa la pluma cerrada y el folio en blanco. Doy la razón a aquellos versos de Ángel González: "Y sonrío y me callo porque, en último extremo, / uno tiene conciencia / de la inutilidad de las palabras ".

                       (Del libro Motivos personales, la Isla de Siltolá, Sevilla, 2015)


sábado, 26 de septiembre de 2015

SERES CIVILIZADOS

Paseo
Fotografía de
JOSÉ MANUEL VILABOA BERNÁRDEZ

SERES CIVILIZADOS

Cabría preguntarse
qué misterioso azar los soñó juntos.
Ella aportó sus crisis estivales,
su cartilla solvente a plazo fijo,
y un piso de ocasión comprado de soltera
en un céntrico barrio madrileño,
esquina El Corte Inglés.
Él su cardiopatía,
su absentismo de viernes por la tarde
y, desde la prehistoria en cada liga,
un palco de tribuna, fondo norte.
Para la guerra sucia de la vida en común
se infligieron un duro entrenamiento.
Adquirieron a medias cerámica de Sévres,
alpaca portuguesa, lencería en París;
perfeccionaron lenguas en viajes por Europa,
vieron cine y teatro,
coleccionaron fiestas y macroexposiciones,
y cada navidad dejaron reyes
a los necesitados y a los niños
del asilo cercano.
En sus bodas de plata
un quebrado silencio les dijo cómo eran:
dos solícitos muertos solitarios.
Mas eran comedidos, pragmáticos, perfectos,
y todo su universo estaba en orden.
De mutuo acuerdo, decidieron entonces
amarse solo en el pasado.

    (De Población activa, Gijón, 1994)

jueves, 24 de septiembre de 2015

IN PROGRESS

Mesa de trabajo
(septiembre, 2015)
Fotografía de
Adela Sánchez Santana

IN PROGRESS
(Aforismos)

Todo poema necesita las palabras de otros.

Sobre la línea de asfalto cada poeta deja grava nueva.

El ultraísmo reduce la lírica a un único elemento: la metáfora. la cronología literaria reduce el ultraísmo a un episodio menor, a una escueta nota a pie de página.

Poesía insurgente. Con fuerzas para tantear el vacío.

Discreto e inmóvil, hace años que eligió el silencio. Por eso dice tanto su poesía.

Una previsible paradoja: cuanto más escribe más disminuye su estatura.

La poesía es siempre libertad para sembrar amapolas en un paisaje ártico.

Disposición amistosa de la tradición: permite dormir bajo techo.

Las familias literarias se engendran por negociación colectiva.

                                (De Motivos personales, Sevilla, La Isla de Siltolá, 2015)


martes, 22 de septiembre de 2015

ANDRÉS GARCÍA CERDÁN. LA SANGRE

La sangre
Andrés García Cerdán
Ediciones Valparaíso, Granada, 2015
LA SANGRE
  
   En La sangre, sexto poemario de Andrés García Cerdán (Fuenteálamo, Albacete, 1972), poeta, crítico y antólogo, el sujeto verbal percibe la realidad inmediata como un paisaje pleno, expuesto ante la claridad del día. En él habita un tiempo transitorio donde se acoge un nítido anecdotario que formula su propio discurso reflexivo. Leemos en “Incendio”: “Vorazmente el incendio. La madera / crepita y cruje, se astilla en las cenizas. / La melancolía es el aura azul / donde estalla el calor, donde las formas / se resienten y desembocan. Poco queda del fuego que encendimos / escogiendo las ramas con cuidado”. De esa formulación sosegada del tránsito nace el sobrio papel del lenguaje, su búsqueda tenaz de la certeza, su impulso natural por hacer de las cosas quietud y permanencia. La escritura recrea un gesto adánico, una búsqueda cognitiva que convierte al protagonista en un solitario robinson autosuficiente: “Aprendo a escribir como quien aprende / a revolverse en su lenguaje”. De esta filosofía del lenguaje como activo compromiso ante la realidad vivida, se nutre también la composición inicial “Nada más”, una poética que aborda el acto de escribir, no como un argumento teórico, sino como constatación de que el poema salvaguarda los pliegues de la memoria.
   El trayecto biográfico de Andrés García Cerdán hace de la música una bifurcación necesaria. En los primeros meses de 2013 grabó Grizzly! Con la banda de punk-rock Leñadores. La música también busca sitio en La sangre en forma de homenaje, como ilustra el poema “Velvet Blues”, gratificante repaso de preferencias sonoras incrustadas en la memoria personal.
   El tramo final del libro tiene la disposición natural de un dietario que acoge en sus fragmentos las impresiones sembradas por el acontecer; son los latidos de un tiempo cíclico y renovado que traza recorrido y deja en el tránsito los indicios gastados de un reloj con grietas.
   La mirada al ahora recrea secuencias que no eluden la percepción moral. Así, en el poema “Kiev”, que toma como referente real el conflicto civil de Ucrania, se describe con enfoque objetivista la ignominia del francotirador, ese gesto atroz de pulsar el gatillo desprovisto de cualquier remordimiento, una hilación de causas y efectos sobre la barbarie.
   La sangre compila poemas donde las palabras encierran en su semántica la pulsión temporal de la conciencia, un estar en vela donde convergen planos y direcciones que encuentran en el hueco tenaz de cada verso un poco de verdad y de belleza, unas gotas de luz.

      

lunes, 21 de septiembre de 2015

UN LUGAR EXTRAÑO


UN LUGAR EXTRAÑO

   Tras el pavimento empedrado, comenzaba la ruta hacia un lugar de extraña arquitectura. Allí el cielo era líquido, las aguas nunca tuvieron otro color que el ocre de la tierra, y los caminos se expandían hacia laberintos herméticos.
   Formas y nombres solo guardaban las caprichosas reglas que dictaba el azar. Eran signos que abrumaban a los contados viajeros y acentuaban, de inmediato, la urgencia de partir. Nadie busca su casa en un lugar extraño.


sábado, 19 de septiembre de 2015

DEBILIDADES Y ESQUEJES

Esquejes  (2015)
José Manuel Vilaboa Bernárdez
DEBILIDADES

                           Para Rocío,
                           que guardó en su memoria
                          un tiempo común, hecho de afecto 

Admiro de los sabios
su colección de axiomas,
de Narciso su posición estática
frente al mar de sí mismo;
del optimista su escaso criterio;
admiro de los tristes su empatía
con todas las desgracias;
de ti, que me soportes
al cabo de los años.

De los suicidas amo que no sean
perentorias sus vidas
y que sigan creciendo,
autónomas, frugales,
como tercos esquejes olvidados del tronco
que alimentan, precarias, unas gotas de lluvia.

         (De Población activa, Gijón, 1994)



jueves, 17 de septiembre de 2015

ELENA MEDEL. OBRA COMPLETA

Un día negro en una casa de mentira
Elena Medel
Visor, Madrid, 2015

AL SOL DE LA MAÑANA
  
   El volumen Un día negro en una casa de mentira muestra al sol de la mañana el retrato lírico de Elena Medel (Córdoba, 1985). Recoge lo escrito entre 1998 y 2014, arco temporal que engloba tres libros, Mi primer bikini, Tara y Chatterton, dos cuadernos, Vacaciones y un soplo en el corazón, y poemas de una entrega en preparación, y textos dispersos en revistas de difícil acceso o pliegos artesanales.
  La compilación permite un acercamiento pleno y un análisis en profundidad del taller de escritura. Hallamos una evolución procesual consecuente con la madurez formativa –la biblioteca es siempre marco referencial en los versos de Elena Medel- y las irremplazables circunstancias vitales que tanto moldean su enfoque personal.
  En la voz de Mi primer bikini resuena un intimismo coloquial. Toma la palabra una identidad inmersa en la vorágine de una etapa vital proclive a la introspección endogámica. Pero en ese lenguaje directo y comunicativo ya empieza definirse el gusto de la autora por la experimentación que añade al realismo de lo cotidiano un aporte onírico que amplía el campo temático y lo singulariza. Los poemas dan la palabra a un ego juvenil –el paso inicial sale en el sello barcelonés de DVD en 2002, cuando cumplía 17 años- cuya mirada absorbe la amanecida con intuición y frescura.
   Hasta la aparición del siguiente poemario se van hilvanando composiciones que tienen en muchos casos el carácter de primeras versiones y probaturas. Son textos que refuerzan la solidez de un proyecto macerado en el tiempo, Tara, donde se integran los escritos entre 2001 y 2006. El cambio de enfoque es evidente. Tara lleva como clave una dedicatoria personal afectiva. La ausencia de la abuela quiebra el mundo sereno de la infancia. La voz verbal se hace testigo de otras tantas muertes y desapariciones. Son sucesivas vidas consumidas que exigen una retrospectiva en largos versos salmódicos, como si el recuerdo fuese una estrategia catártica. La estructura tiene siete apartados y en cada uno de ellos se cobija un periodo vivencial, Es un itinerario hasta el origen, un retroceso de pasos escritos en el tiempo que fueron dejando desolación y pérdida.
   Ocho composiciones conforman el cuaderno La caída del imperio romano, donde la prosa poética concede uniformidad narrativa sobre ejes que engloban el mismo oficio del poeta, el entorno natural, o la posibilidad de sentido de la propia escritura: “Toda mi obra rinde tributo al endecasílabo yámbico y a sus posibilidades para la emoción”. También me parece oportuno reproducir aquí otra reflexión metapoética:”La poesía es una forma de memoria. Encierra cuanto hemos vivido y cuanto vive quien la lee. Me pregunto, entonces, si sería aceptable volver a ignorar los géneros canónicos e incluir ciertos libros de poemas en las estanterías dedicadas a la historiografía”. Otro cuaderno breve es Isola delle femine, compuesto por nueve teselas, escrito a partir de la obra de Mariana Ferratto y Sara Basta (Olot, 2011) sobre la expresividad gestual y la dicción del tacto.
   Chatterton recibe en 2014 el XXVI premio Fundación Loewe a la Creación Joven. Es una obra de madurez sobre el fracaso generacional. El momento histórico colectivo reitera el sustantivo crisis. Hay desencanto en la primera generación del siglo XXI, la que busca empleo tras abandonar las aulas universitarias; la que muestra un concepto global  de la comunicación, la que sabe idiomas, viaja y se mueve en cualquier dirección del mapa tecnológico. Así se teje un tiempo de decepción, un estar donde se repiten estereotipos y signos dispersos en cualquier rincón urbano aseguran que algo se mancha, “de modo que sí, que esto es el fracaso, una mota oscura y leve sobre la piel…” cada sujeto entonces es simple personaje de una representación dictada al azar por un invisible narrador omnisciente: los sueños defraudan, la historia personal también, ni siquiera el amor perdura, pese a la buena disposición inicial del deseo, mientras lo cotidiano cierra puertas e invita a empezar de nuevo: trabajo y salario. Conviene recordar  que el libro tiene como brújula la ópera homónima, cuyo libreto recrea  en versión libre el tránsito biográfico de Thomas Chatterton, poeta de Bristol, arquetipo del sujeto vencido por la adversidad.
  Cierran senda los poemas dispersos y el anticipo de inéditos.. Todo el corpus refrenda la persistente percepción del poema como espacio de búsqueda. En estos versos nada es costumbre sino expectativa y cambio. Son los frutos de una voz hecha, que asimiló el lenguaje del tiempo, ese rumor nítido que llega desde una habitación secreta.


miércoles, 16 de septiembre de 2015

ALGO DE LLUVIA


ALGO DE LLUVIA
(Aforismos de espera)


 El pesimista es tan clarividente que anticipa el fracaso.
                  
Utiliza argumentos que recuerdan carnavales de pólvora.

Los cementerios de coches abusan del retorcimiento manierista.

En el trasfondo del azar dormita un orden secreto, una simetría que pauta planteamiento, nudo y desenlace.

Los andenes ferroviarios son espacios ambiguos e imprevisibles en los que se respira la quietud de la ausencia; nadie sabe quién se va o quién se queda.

Los minimalistas dogmáticos tienden a confundir el haiku con un cantar de gesta.

Hay escritores que en cada libro se definen como palabreros aficionados.

Los que mienten consiguen interpretaciones magistrales.

Algo de lluvia aporta tranquilidad a la respiración de los recuerdos.

                               (Del libro Mejores días, Mérida, 2009)



lunes, 14 de septiembre de 2015

PASEOS POR EL TIEMPO

Paseo del Rastro (Ávila)


LA NOSTALGIA

Un sueño de Walpole, por fantasmas poblado,
estaciones de lluvias y hojas secas,
los escudos de brumas ocultando la dársena,
una paz en exilio como la luz del faro
cuando aparece el día,
esa fingida euforia del incendio en la selva:
olores putrefactos que emanan de la carne
y de la tierra exangüe y calcinada;
gozosos pentagramas para indicios sinfónicos,
un intruso muy joven
que ocupa mi latido y el rincón de mi casa
que almacena, sin orden, los libros y las fotos...
El completo inventario de unos días lejanos
en que no fui feliz.
¿Puede explicarse alguien tamaña insensatez,
si hoy los recuerdo con tristeza y nostalgia?

            (Población activa, Gijón, 1994)

sábado, 12 de septiembre de 2015

EXILIADOS


EXILIADOS

                                         Con ellos

No se demoran.
En la costa restallan
olas sombrías.



viernes, 11 de septiembre de 2015

ANTONIO GUTIÉRREZ TURRIÓN. SOBRE MOTIVOS PERSONALES


Motivos personales
José Luis Morante
Ediciones de la Isla de Siltolá
Sevilla, 2015

MOTIVOS PERSONALES

Antonio Gutiérrez Turrión
Blog "Desde mi terraza"
9 de septiembre de 2015

   El mundo de los géneros literarios se agita, se revuelve, se acomoda, se pone al día, se mira y se vuelve a reconocer en lo antiguo…  Al final, tranquilidad y sosiego, que todo vuelve a su cauce: todo es pensamiento y palabra, curiosidad y deseos de satisfacerla, parada y vista al frente. Tal vez para descubrir que el horizonte es siempre horizonte porque no nos deja llegar hasta él (valga ya como aforismo).
   Parece que, en estos últimos tiempos, el mundo del aforismo recobra vigor y se alza como expresión preferida por muchos creadores. Otros, si no han dejado recopilación, lo harán más adelante, pues casi todos han hollado ese camino, aunque sea de manera esporádica y espaciada. De manera que casi podríamos decir que se trata de ocupación trasversal y de formato común. Luego, algún día, el cajón contiene los suficientes pensamientos comprimidos como para pensar en darles formato unificado, en separarlos acaso por temas, en someterlos a un proceso de selección y en darlos a la imprenta. Un buen estudio sociológico nos daría claves certeras acerca del éxito del aforismo en este mundo agitado de comienzos del siglo veintiuno. Yo intuyo algunas razones y no me importaría exponerlas en formato más extenso.
  José Luis Morante me regala su último libro de aforismos: “Motivos personales”, publicado en Ediciones la Isla de Siltolá, Sevilla. El poeta cuenta ya con una trayectoria reconocida en este género literario. Cien páginas que recogen en torno a seiscientos aforismos.
   No resulta sencillo, ni siquiera a estas alturas, concretar con exactitud el significado de la palabra aforismo, pues la familia de sus allegados es larga y profusa: sentencia, proverbio, adagio, apotegma, axioma, pensamiento, máxima, dicha, refrán… Pero podríamos dejar esto para contextos técnicos y para “negocios de particular juicio”.
   En varias ocasiones intenta el autor una definición de aforismo desde la misma plataforma del aforismo, y habrá que entender que es aquella a la que él atiende en la construcción de los mismos. Lo hace, si mi recuento no falla, en las páginas 68,6; 81,1: 83,4; 91,6. Copio solo el último ejemplo: “Los aforismos son textos avaros, que racanean en la argumentación”. 91,6.
   Dicen los cánones que el aforismo debe compendiar brevedad, doctrina y propuesta de reflexión o de actuación. Ahí es nada: abstracción para universalizar, ni un solo dispendio formal, y encima incitación al lector para que se conmueva, piense y decida. Vaya un ejercicio de forma y contenido. Por eso tal vez se trate de un ejercicio arriesgado y que bordea y conjuga lo sublime con lo inane y hasta lo mostrenco. Cuidado con ese peligro.
   En ese ejercicio se mueve Morante y creo que casi siempre salta el obstáculo que se le ofrece hasta conseguir volver a colocar el listón para un nuevo ejercicio.
   La brevedad formal no solo se consigue, y la consigue, con criterios lineales, sino con el dominio, el conocimiento y el trabajo de la frase y de sus elementos esenciales; y hasta con el dominio de la puntuación, que, para este ejercicio creador, resulta absolutamente fundamental, pues un solo cambio y olvido remueve totalmente el sentido del aforismo.
   La doctrina o reflexión mana con naturalidad de la personalidad del autor, de su conciencia, de su formación, de su conducta vital. Un aforismo con fuerza puede surgir por casualidad; varios no, nunca; y el escritor natural de aforismos es el que ha defendido siempre “Que el poema tenga siempre un hueco para la razón”, pg. 64,1. O aquel otro pensamiento: “El peso de la edad encorva hacia el moralismo”, pg. 78,5. El snob de turno lo que tiene que hacer es asomarse a la ventana, contemplar, aprender, serenarse…; y luego ya después…
   Y esa proposición como regla de actuación que se esconde en el aforismo, esa propuesta de deducción, ese planteamiento en escorzo, ese amago… poco es si no propone una reacción de asentimiento o de disentimiento en el lector. Por eso, tal vez, sea tan importante el campo de reflexión en el que se asienta el aforismo. Porque, si toda lectura termina siendo un diálogo entre el creador y el lector, acaso en el mundo del aforismo este intercambio es más intenso por repetido y continuo, casi por apabullamiento, pues, cuando has terminado de dejarte cegar por uno, ya te está esperando el siguiente.
   José Luis Morante acude, de manera natural, a la reflexión acerca del mundo de la literatura en un tanto por ciento muy elevado de sus aforismos. Es su ambiente, su estado básico, el contexto en el que se relaja y en el que anda gozosamente perdido. Y digo “el mundo literario”, con todas sus variantes, no solo la de la creación estricta. Hay en este libro de aforismos toda una teoría y una manera de pensar acerca de la creación, de los concursos, del mundo editorial, de las lecturas…
   No le cuesta a Morante apoyarse en otros autores para refrendar pensamientos con los que está de acuerdo. Le honra el hecho y ayuda esto a conocer mejor su estirpe literaria y su camino de pensamiento. Después aparecen asuntos diversos, aspectos de la vida sobre los que echar el cuarto a espadas y otra serie de consideraciones de forma y de contenido. Pero este desmenuzamiento ya no cabe en pocas líneas.
   Siempre se ha basado la poesía de José Luis Morante en un poso de pensamiento, a veces demasiado visible, lo que no quiere decir que yo personalmente no me alegre de ello. Este libro de aforismos me parece un paso absolutamente normal y natural en el proceso de su creación. Seguro que habrá más entregas. Nosotros las podremos desmenuzar en sus ingredientes. De momento, estos “Motivos personales” pasan a formar parte de los motivos personales de cada uno de los lectores. Al menos de los míos.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

LUIS FELIPE COMENDADOR. CORRE LA VOZ

Corre la voz
Luis Felipe Comendador
El Brut de los corazones solidarios
Béjar, 2015

CON ÁNIMO DE ENTENDER

   El desaliño temporal es así. Silencio o compañía. Silencio para hablar con el yo desdoblado que alquila habitaciones de una identidad mudable y frágil, con aire de familia. Compañía, para comentar con otras voces el ruido tormentoso de lo transitorio; para soportar la menudencia prescindible y hacer de las palabras colectivas el claro discurso de una sensibilidad solidaria, que sepa correr la voz.
  En el transcurrir creativo de Luis Felipe Comendador (Béjar, 1959) se percibe una pautada evolución y un cambio de registro en la expresión del sujeto verbal. Desde el tono experimental de su carta de presentación camina hacia una poesía social en la que no faltan el sarcasmo y la ironía como estrategias de cercanía, y desde la mirada social va desembocando en una poesía meditativa, con vetas elegíacas y existenciales. 
   Aunque en todos los tramos escriturales hay constantes que identifican la voz personal del bejarano: la mezcla de un lenguaje transparente aliñado con amplios referentes culturales de la biblioteca o de otras manifestaciones artísticas como el cine, y las afinidades entre el hablante lírico y el sujeto biográfico, como si el desdoblamiento en un alter ego hiciese más fácil el rol comunicativo o asumiera los pasos de un pensamiento indagatorio, dispuesto a recorrer los pasillos interiores de la casa propia con el aceitoso candil de la razón.
 En la primavera de 2015 llega a las librerías el poemario Corre la voz, una edición con fines solidarios que se integra en el catálogo de El Brut de los corazones solidarios y  lleva en la cubierta una imagen hiperrealista del propio autor. El libro compila poemas que tienen como suelo la soledad. Un hablante cercano transforma en voz las conexiones con el entorno. La mirada percibe un color crepuscular en ese encuentro con el azar diario. Los versos ascienden por una ladera en cuesta, en la que es preciso hacer de los sentidos interlocutores dispuestos a cosechar la siembra de indicios esenciales, aquellos que aportan al caminar un paso estable: “¡Corre la voz!, / que todo se convoca para serte, / para hacerte –no mejor ni peor, -  / para hacerte…/ que el cielo se constela y atardece / que hay brisa para todos…/ y oxígeno…/  y colores…”.
  De esa piel heterogénea proviene acaso un hilo de esperanza, la razón de ser de un tiempo con finales abiertos. Los ventanales del ahora depositan a diario las formas y colores de lo externo. Una geografía dispar que invita a la evocación y el recuerdo, que en su mudez propicia una lectura simbólica y deja discurrir el pensamiento para que descifre los mensajes en clave de un mundo estrecho, propicio a la erosión y al desencanto. Las palabras nacen con ánimo de entender; cada verso es un intento de encontrar sentido y muestra el afanoso vitalismo de escritores como Nicanor Parra, de quien se recupera una poética que anima y justifica: Todo lo que no se dice es poesía / todo lo que se escribe es prosa / Todo lo que se mueve es poesía / Lo que no cambia de lugar es prosa.” Desde esta invitación arranca Corre la voz, un manojo de poemas catalizadores, una reacción en proceso contra el vacío abrupto del presente.

martes, 8 de septiembre de 2015

LA HORMIGA Y PROMETEO


LA HORMIGA Y PROMETEO

   Algo sucede sobre el suelo terroso. Una hoja amarilla se desplaza un trecho, se detiene, prosigue. Debajo, una hormiga laborea con un peso cien veces superior al suyo. Llega a la boca del hormiguero pero la angosta entrada no permite seguir. La hormiga suelta su carga y traza de inmediato una línea de regreso hacia la tersura gastada de otras hojas. Tienen las características de la primera y exigen similares maniobras hasta llegar al montoncillo de arena. 
   El viaje no ha ensanchado el mínimo conducto. El proceso se reitera y la búsqueda de hojas secas continúa mientras desiste mi atención. El afán de la hormiga se hace hábito. Tiene la identidad de Prometeo. Ha convertido el absurdo en una ley física.

lunes, 7 de septiembre de 2015

EUGENIO D'ORS. IDEARIO



Eugenio d'Ors


EUGENIO D'ORS. IDEARIO

   En las certeras anotaciones de El cuaderno gris de Josep Pla se percibe una incansable admiración por el pensamiento y la escritura de Eugenio d'Ors. Aquella debilidad lectora del verano tiene ahora una continuidad natural mientras exploro títulos expuestos bajo los soportales de Béjar. En el rastrillo solidario de Luis Felipe Comendador encuentro, en muy buen uso, un ensayo dedicado al pensador catalán. La edición Eugenio d'Ors. Su mundo de valores estéticos es un trabajo crítico de Pilar G. Suelto de Sáez. Está dedicada al profesor José Ferrater Mora y la cubierta se reproduce ese gesto tranquilo, habitual en las imágenes del  escritor.
   Las teorías estéticas de Eugenio d'Ors, como casi toda la filosofía de aquella época, son arqueología de manual y tienen un mínimo refrendo en el humanismo contemporáneo. El ahora aborda otras preocupaciones e intereses y muestra un temperamento desdeñoso frente a la bulimia intelectual de Xenius
   Vuelvo a Rivas con el tesoro impreso entre las manos, junto a los libros regalados por el poeta Luis Felipe Comendador, Recupero estas páginas olvidadas en el río del tiempo con inquietud extraña. Percibo, desde el primer párrafo, una mente abarcadora y plena, que busca la armonía de lo vario. Un afán continuo por fijar coordenadas lógicas al caos existencial, esa montaña agreste de compleja escalada en cualquier tiempo. 

viernes, 4 de septiembre de 2015

CHUPITO EN BÉJAR POR ROLAND BARTHES

Luis Felipe Comendador

CHUPITO EN BÉJAR POR ROLAND BARTHES

   Hay sabidurías que convierten la crítica literaria en un aula magna, amueblado con el roble de la solemnidad. Roland Barthés, por ejemplo, Y hay poetas que recorren sus páginas como si escucharan un trueno lejano, que dicta el socorrido comentario vecinal: "Parece que va a llover...". Como Luis Felipe Comendador, también por ejemplo. No conozco a nadie más inmunizado frente a las biblias de la erudición que él suele convertir en el grado cero de lo prescindible. Y sin embargo, el escritor vive entre libros, respira tinta de nuevos proyectos y pronto cumplirá treinta años de íntimo trato y convivencia estable con la literatura.
  Así que mañana en Béjar para celebrar el centenario, más o menos, nos tomaremos juntos ese obligado chupito por Roland Barthes.  Y todo lo demás, literatura.

jueves, 3 de septiembre de 2015

SIMETRÍAS AL PASO

Simetrías (Londres, 2010)
Fotografía de Javier Cabañero
SIMETRÍAS AL PASO
(Aforismos)

En la realidad diaria los matices funcionan como indicios de la imaginación.

Al fondo aquellas sombras de Platón, de apariencia proteica y cavernaria.

Tras el desaliño y la apatía, la vida como arte.

Antes de que me fuera creciendo la miopía tuve una visión paradisíaca del entorno, hecha de simetrías al paso.

               (Del libro Mejores días, Mérida, 2009)

martes, 1 de septiembre de 2015

UNA CALLE VACÍA



UNA CALLE VACÍA

Hoy recorren mis pasos esa calle
que no esconde ningún itinerario.
Todas las calles fluyen dócilmente
al mar de cualquier sitio,
cierran con parsimonia una distancia,
pero ésta alarga al infinito su trazado
pretendiendo ignorar dónde concluye.
Amo el cuello sumiso de sus verdes farolas,
los reflejos chillones de sus autos a plazos,
su cal que habitan líquenes y musgos;
y amo sus papeleras -cielos para despojos-,
singulares regazos donde nada perturba
el aliento feliz de lo caduco.

    ( Población activa, 1994)