La silla vacía Juan Antonio Mora Editorial Corona del Sur Colección Almud Literario Málaga, 2022 |
La silla vacía Juan Antonio Mora Editorial Corona del Sur Colección Almud Literario Málaga, 2022 |
Despertar Fotografía archivo general de internet |
Soñar con bicicletas Ángeles Mora Tusquets Editores Colección Nuevos Textos Sagrados Barcelona, 2022 |
Tomar las calles Fotografía de Javier Cabañero Valencia |
ENEMIGOS ÍNTIMOS.
(Aforismos de otoño)
Al otro lado Archivo Istockphoto |
El último peldaño (Miscelánea) Miguel Catalán Edición de María Picazo y José Luis Morante Editorial Verbum Colección Narrativa Madrid, 2022 |
EVOCACIÓN Y MEMORIA
Los pasos literarios de Miguel Catalán (Valencia, 1958-2019) no atardecen nunca; cruzan el tiempo una y otra vez para enlazar pretérito y ahora. Y buena parte de esta continuidad en el discurrir temporal se debe a la prolongada vigilia de María Picazo, esposa del escritor y perenne colaboradora en las contingencias del taller creativo. Gracias a su empeño y a su idea germinal coge vuelo El último peldaño, entrega de esqueleto flexible que es, sobre cualquier otra circunstancia, evocación y memoria, mediodía compartido; homenaje coral a la presencia referencial de Miguel Catalán, aunque la difusión de su obra y el lugar asignado en las primeras filas, estén todavía por llegar. Avalan su centro escritural cinco novelas, tres compilaciones de cuentos breves, el material filosófico de Seudología y los dos diccionarios, Diccionario Lacónico y Diccionario de falsas creencias, junto a la literatura hiperbreve, compilada en Trea, en 2019, con el título Suma breve y en el libro póstumo Suma y sigue (Libros al Albur, 2019). Me apresuro a exponer, por su interés, los contenidos compilados en esta obra singular. La parte esencial del libro y su trayecto de amanecida reúne los aforismos póstumos ya citados de Suma y sigue (2019), que vieron la luz por primera vez al cuidado de José Luis Trullo. María Picazo ha rescatado entre el material inédito del escritor los aforismos inéditos de Pasos sueltos, un conjunto de textos escrito cuando la enfermedad prodigaba síntomas y sombras, condicionando el estar diario de quien hizo de la serenidad y la aceptación una actitud. El cáncer estaba ahí y era el momento de exprimir cada instante con la sed vital de lo necesario: el amor de María, la atención plena para concluir los proyectos en marcha y las relaciones de intimidad y gratitud con el grupo de amigos que siempre admiró su talento literario y su altura ética. Si es conocido por todos el perfil polivalente del filósofo y su versatilidad para la práctica de estrategias expresivas como el ensayo, la novela, el relato, el aforismo y la crónica periodística, será una sorpresa general la inclusión de un puñado de poemas de amor en el apartado Poemas de la fascinación, donde el sentir, como semilla verbal y fe de vida, se impone en cada texto para definir, una vez más, el enlace irrompible con María Picazo “desde antes y después”. Solo la clara sintaxis del amor nos salva y esa es la señal más definitoria del pensar poético de Miguel Catalán, quien asume la condición de amante y compañero como una fuerza sustantiva y esencial en sus relaciones con la propia identidad. La respuesta a la invitación de María Picazo para participar en este territorio de afectos fue tan rápida que hubo que acotar los textos enviados para evitar la dispersión y mantener la textura evocando a Miguel Catalán con diagnósticos independientes. Por ello, Ronda de abrazos incluye textos intimistas (Alejandro Aguilar, Alberto Gimeno, José Payá Beltrán, Antonio Saurí, José Miguel Segura Roselló, Tirso Priscilo Vallecillos García), aproximaciones literarias (Francesc Arroyo, Hiram Barrios, Carmen Canet, José Félix Escudero, Pedro García Cueto, Luis Veres, Javier Paniagua, José Vicente Peiró, Justo Serna), semblanzas de la relación afectiva y memoria personal del trayecto común (Raquel Díaz Seijas, Gloria de Frutos, Francisco Javier Gallego Dueñas, Daría Rolland Pérez y Jean Claude Rolland, Luis García-Chico, José María Martínez Selva, Miquel Martínez, Blanca Rodríguez López); aunque en casi todos los textos se hace patente el epitelio existencial del escritor y su calidez humana en el trato, como si fuese inevitable, junto a la admiración intelectual, el sello humanista y ético de una identidad comprometida con la hondura de pensamiento y con una ejemplar propuesta de vida. Miguel Catalán sigue entre nosotros. Sigue la fuerza de su obra magna, Seudología, un compendio de volúmenes con la mentira como núcleo argumental, que no tiene parangón en nuestro ámbito literario; y siguen sus aforismos como abrazo entre filosofía y cauce lírico y como constatación de un tiempo de certezas líquidas que busca en lo fragmentario una indagación de sentido, un norte, unas coordenadas con criterio crítico. La recopilación El último peldaño, tan bellamente editada por Verbum, la editorial madrileña donde el escritor encontró la mayor hospitalidad para sus trabajos de creación e investigación filosófica, es el epílogo abierto de un itinerario lúcido y pleno. En sus páginas queda el vitalismo creador de Miguel Catalán, la fertilidad de su obra y la impresión de que su magisterio ha marcado un tiempo de paredes firmes que prolonga sus voz frente al olvido.
Caligrafías Archivo de Freepik |
El placer de fastidiar Aforística italiana contemporánea Hiram Barrios (Ed.) Prólogo de José Manuel García-García Epílogo de Armando González Torres Apeadero de Aforistas Sevilla, 2022 |
AFORISTAS ITALIANOS DEL AHORA
Suelo firme Fotografía de Javier Cabañero Valencia |
Todo es siempre menos
JRJ
Ni siquiera se vive una vez
KARL KRAUS
SOBRE LA ROCA
Extremó la prudencia verbal; no aventura palabras si no es
en presencia de su diccionario.
Afrontar sin amargura, sin gestos de abandono, que lo que pensamos oculta lo que somos.
Su cerebro contiene dos ideas; son tan opuestas que entre ellas cabe un sistema filosófico.
Al florecer el día rompe la quietud del reloj un aforismo. Sorbos cortos.
Basta mirar la penumbra de alrededor para saber que no estoy.
El puño cerrado de quien corta rosas.
Una pobreza de hospitalidad irrefutable, capaz de ofrecer su vieja cama de faquir.
El silencio y su fuerza de convicción. Sabe quién responde cuando nadie llama.
Si los hechos mueren percibimos el don compensatorio: sus efectos secundarios.
Esa energía de quien se levanta de la cama y cuando toca suelo ve en su pie desnudo el vértice de una revolución pendiente.
Migas de voz
Biografía de olas Isabel Alamar Prólogo de Mila Villanueva Olé Libro Editorial Colección Poesía ITES Valencia, 2022 |
SIEMPRE RECOMENZANDO
Amanecida Archivo de internet |
BAJO EL TRAGALUZ
A punto de ver José Luis Morante Prólogo de Susana Benet Editorial Polibea Madrid, 2019 |
(Prólogo)
El título de esta colección de haikus,
(escritos entre 2014 y 2018), alude certeramente al contenido del libro, porque
el lector está a punto de descubrir lo que el recodo del camino oculta, la
continuación, el presentido final. De hecho, lo que el haiku pretende es eso,
insinuar sin llegar a decirlo todo, trazar sin definir demasiado el objeto,
como en la pintura sumi-e. De este
modo la lectura nos seduce y nos incita a avanzar porque siempre deseamos
descubrir qué se oculta más allá de las palabras.
Esta incertidumbre late a lo largo del libro
pues José Luis Morante, buen cultivador del lenguaje, posee el arte de sugerir.
Conoce bien el haiku y sus misterios. Muestra su realidad con breves destellos
como el brillo de la lombriz en el surco removido, tal como revela su haiku
“TIERRA HÚMEDA”, uno de sus mejores logros, en mi opinión: “Húmedo brilla / el
surco removido: / una lombriz”.
Todos los haikus que componen este libro
llevan título, algo poco frecuente, pero que nos recuerda al poeta mejicano
José Juan Tablada (1871-1945), pionero del haiku en castellano, quien aparte de incluir la rima en sus
tercetos, también los titulaba.
Quiero destacar el estilo personal de este
poeta, quien no se somete al llamado haiku estacional, como lo haría un
cultivador ortodoxo, sino que rompe con esta convención para dar una visión más
real, viva y creativa de esta estrofa, como ya lo hicieron algunos haijines que abandonaron la senda de
Bashô buscando la renovación. Y porque,
tal como lo siento, el haiku no debe encorsetarse en unos principios
inamovibles que podrían llegar a empobrecerlo, convirtiéndolo en una imagen
estética y orientalizada, un mero producto de imitación.
Tal como el propio autor manifiesta en el
epílogo, a través de uno de sus aforismos: No
me parece agotado el concepto de poesía estacional; pero es una cualidad
compatible con la adhesión del haiku a las causas del corazón.
El poeta habla de lo que contempla y le
impresiona, de lo que vive y añora con una sinceridad indiscutible. Se limita a
mirar, como en su haiku “ESPINAS: Jardín de cactus. / Sobran cuatro sentidos. /
Solo mirar.”. Pero no solo mira afuera, sino también hacia dentro. Se mira a sí
mismo como en un espejo, sin rechazar esa faceta intimista que algunos teóricos
invitan a excluir del haiku. “EL YO Y EL OTRO: En el espejo / con sutil
acritud, / reproches mutuos”.
Incluso se permite acercarse, con fino
humor, al estanque de Bashô para ofrecernos esta visión particular: “CON BASHÔ:
Cañas y juncos / cubiertos de verdín. / Faltan las ranas”.
Fijando mi atención en su depurado estilo,
deseo destacar haikus que considero muy próximos a la forma clásica y que,
además, logran un nivel de sencillez y sutileza admirables, como puede
apreciarse en “LEVEDAD: Tacto de brisa. / Recobra su temblor / la enredadera”.
O en esta deliciosa estampa titulada PRIMAVERA: “Un estornino / picotea la
nieve. / Abril regresa”.
Otras composiciones, que podrían
considerarse conceptuales, no nos dejan indiferentes, porque en su fondo
permanece el eco de la emoción, como sucede en “PASEO: Un despertar / por
caminos sin nadie. / Ser más distancia.”
En esta rica amalgama de vivencias y
sentimientos, nos sorprende el agua que fluye como “un inasible reptil” o las nubes que pasan “con sus hábitos negros”.
Nos acercamos a lo inmenso, pero también a lo pequeño, pues todo tiene cabida
en el mundo que nos rodea, como queda sutilmente expresado en “TESOROS: Guardar
adentro / lo mínimo y lo grande; / montaña y brizna”.
Que los lectores de José Luis Morante
disfruten de este ameno recorrido, donde los breves detalles, como amapolas
entre el trigo, conviven con lo inabarcable, como la voz del mar.
Susana Benet,
marzo de 2019
Melismínimas 100 Aforismos flamencos Florencio Luque Prólogo de Manuel Ángel Vázquez Medel Apeadero de Aforistas / Cypress Sevilla, 2022 |
Los enamoramientos Javier Marías Alfaguara, Colección Debolsillo Madrid, 2011 |
LA JOVEN PRUDENTE
JOSÉ LUIS MORANTE
Enemigo leal José Luis Morante Colección Ángaro Sevilla, 1990 |
Noche en París Antonio Jiménez Millán XII Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado Fundación José Manuel Lara Colección Vandalia Sevilla, 2022 |
SOMBRAS CON LUZ
Levitación Archivo fotográfico de 123RF |
Humanosis Sandra Bruno Texto de contracubierta de Antonio Díaz Mola Editorial Olé Libros, Colección Poesía Ites Valencia, 2022 |