miércoles, 31 de enero de 2024

UN PARPADEO

Convalecencia
Días de enero
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

Un poema no existe si no se oye, antes de su palabra, su silencio

JOSÉ ÁNGEL VALENTE 

 
Un parpadeo.
La claridad, suave,
toca mis gafas.

                  (Inédito)
 

martes, 30 de enero de 2024

INVITACIÓN AL GRIS

Invitación al gris
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

BODEGÓN

 

   Marcia encuentra en un sueño los besos que no dio, y llena de humedad su piel dormida. En mitad de un silencio extenso y claustrofóbico, Lena cuenta la avalancha de pasos que exilia inadvertida su memoria. Impregnada de polvo, la moneda perdida reclama en el rincón la mano abierta que resucite el vuelo a cara o cruz. Una araña descifra el agujero que reabre la sombra en la pared. Pliegues de un bodegón que, al deglutir el tiempo, exigen cada día esa porción exacta de asombro y extrañeza.

 (De Cuentos diminutos)



domingo, 28 de enero de 2024

AUDÍFONOS

Asombros sonoros
Foto publicitaria

 

AUDÍFONOS
 
 
   Ausente habitual en el silencio, se puso a leer la carta personal con interés creciente. “Los audífonos serán una extensión del cuerpo, una abertura para recuperar en lo diario el canto de los pájaros, el gotear de un grifo mal cerrado, o el mismo caer inadvertido de las hojas…”. La cadena de precisiones saltó por encima de su incredulidad, advirtiendo que, cerca, ocurren maravillas insólitas, como en los dormidos itinerarios de la inocencia. No se desanimó ante la compleja instalación manual en el pabellón auditivo. Todo era difícil. Por el ventanal del salón percibió una mañana de luz oblicua, sesteando en el jardín. Salió fuera. Buscó un sillón y acogió distraído un libro de poemas de José Hierro para la espera. No recordaba el canto de los mirlos. Una hora después, el reloj comenzó a prodigar algún bostezo. No sucedió nada. En el jardín, los signos de reconciliación con el sonido se mantienen al margen. Suspiró sin exigir. Nada justifica la duda o el desengaño, todavía. A veces, la esperanza no es más que un intento de fuga.

(De Cuentos diminutos)


sábado, 27 de enero de 2024

DAR UN RODEO

En el camino
Imagen
de 
Internet


DAR UN RODEO


 
                                                                                                
Todo es siempre menos
 
JRJ
 
 
Extremó la prudencia verbal; no aventura palabras si no es en presencia de su diccionario.
 
***
 
Afrontar sin amargura, sin gestos de abandono,  que lo que pensamos oculta lo que somos.
 
***
 
Su cerebro contiene dos ideas; son tan opuestas que entre ellas cabe un sistema filosófico.
 
***
 
Al florecer el día  rompe la quietud del reloj un aforismo. Sorbos cortos.
 
***
 
Basta mirar la penumbra de alrededor para saber que no estoy.
 
***
El puño cerrado de quien corta rosas.
 
***
 
Una pobreza de hospitalidad irrefutable, capaz de ofrecer su vieja cama de faquir.
 
***
 
El silencio y su fuerza de convicción. Sabe quién responde cuando nadie llama.
 
***
 
 
El prudente convierte en coma cualquier punto final.


(ANTOLOGÍA MÍNIMA)


viernes, 26 de enero de 2024

CHARCOS

Dentro
Imagen
de
Fotografía24

 

CHARCOS

 

   Mientras caminaba despacio, bajo el paraguas, recordó. De niña buscaba charcos para saltar sobre su transparencia. En la cara se dibujó una sonrisa. Siguió caminando y vislumbró un círculo de agua en medio de la calle. No dudó. Plegó el paraguas, lo dejó dormir unos minutos sobre la acera y ensayó un primer salto. Y otro y otro, antes de que le faltara el aliento… Entre las punzadas de humedad se sintió renacida. Recogió el paraguas y ya no lo abrió. En la tarea del regreso, pensaba en cómo justificaría ante el personal del geriátrico sus zapatos mojados. Daba igual si no hallaba una excusa. De niña, también creía en el final feliz.  

(De Cuentos diminutos)



jueves, 25 de enero de 2024

SEÑALES

Mediterráneo
Parque natural de Torre del Mar



 SEÑALES

Entonces yo escuchaba con frecuencia
voces de cantautores,
tenía el pelo largo y gafas grandes
y el pedigrí de nuestra democracia
vivía en la trastienda del golpismo.

Con brumosa nostalgia
hoy transito de nuevo un pasado en declive,
que tiene tentativa de inventario
con señales en morse.

Más o menos entonces descubrí
-sin paratextos y sin convenciones-
que Arcadia era tu cuerpo.

                 (De Pulsaciones, 2017) 

miércoles, 24 de enero de 2024

VERÓNICA ARANDA. LA ROSA CONTRA EL LINO

 La rosa contra el lino
Antología poética
Verónica Aranda
Selección y palabras liminares
de
Juan José Martín Ramos
Editorial Polibea
Colección El Levitador
Madrid, 2023


 

DÉDALOS INTERIORES
 
 
 
   Casi cuatro años ha tardado en gestarse el recuento La rosa contra el lino que acoge una selección de poemas de los quince libros publicados hasta 2023, según comentaron Juan José Martín Ramos y Verónica Aranda, los responsables de la edición, en la presentación del libro en la biblioteca Elena Fortún de Madrid. Verónica Aranda (Madrid, 1982) protagoniza un periplo biográfico que adquiere fuerte reflejo en los dédalos interiores de su quehacer literario. Durante las etapas de niñez y juventud establece el domicilio familiar en Italia y en Bélgica. Allí cursó Bachillerato internacional en Bruselas. Tras obtener la Licenciatura de Filología Hispánica, realizó el doctorado en Nueva Delhi, becada por el gobierno indio. Durante algún tiempo compagina la interpretación de fados con la escritura. Ha preparado traducciones al castellano desde el portugués y el nepalí.
   La extensa obra integra los títulos Poeta en India (2005) Tatuaje (2005), Alfama, (2009) Postal de olvido (2010), Cortes de luz (2010), Senda de sauces. 99 haikus (2011) Café Hafa y Lluvias continuas. Ciento un haikus,  y el último libro hasta la fecha Humo de té (2021). Un trayecto repleto de premios y reconocimientos que ha llevado a su autora a formar parte de abundantes antologías nacionales, como Re-generación (Valparaíso, 2016), preparada por quien escribe esta reseña.
   La evocación y el mapa de la memoria son coordenadas singulares de un ideario que analiza con lucidez y cercanía el poeta, aforista y editor de Polibea Juan José Martín Ramos en el introito “La casa interior de Verónica Aranda: Tentación del lugar”. Según el estudioso la obra poética de Verónica Aranda es una forma de mirar, un modo de ser, habitar y transitar. No se trata, por tanto, de la poesía descriptiva del viajero de paso sino de la condición de ser testigo del matiz y del mudo sentido de lo transitorio, de esa continua disidencia que cancela el lugar para asumir su interioridad como una habitación propia. La epistemología del viaje que Juan José Martín Ramos encuentra en el ideario lírico de Verónica Aranda merece una proyección teórica de alcance. Las vivencias retornan trasmutadas en secuencias que dejan una fuerte vinculación entre la intimidad y el paisaje. Los escenarios del fluir temporal perduran entre las palabras; los versos plasman un tiempo cuyos efectos expanden retazos de rostros, distancias y emociones. Son los ecos de una conciencia en vela con el tono de voz de los regresos.
  Naturalmente, también es necesario resaltar el carácter simbólico del título; La rosa contra el lino no alude a ningún conflicto material en pos de la soberanía natural de la belleza Si la rosa es una flor de pétalos frágiles, cuajada de luz y aroma, el lino es un material duradero y resistente que conforma un tejido cálido y práctico para el cuerpo. El afán creador es también un largo trayecto que deambula entre la fugacidad de la rosa y la permanencia del lino, dos bocetos, más que contrapuestos, complementarios a la hora de dibujar el instante y para dar brillo a los elementos entrevistos en nuestras percepciones. Verónica Aranda ha desarrollado una escritura de sensibilidad despierta, introspectiva y atenta al detalle, como se coteja en sus poemas breves y en la levedad atemperada de sus haikus, siempre exentos de mimetismos, como textos que albergan intuiciones de una voz dispuesta a ser, sin buscar nada.
 El entorno dispersa destellos luminosos, sacude con sus hilos mudables a quien participa de su esencia y convierte al sujeto en pálido reflejo de lo externo. El poema enlaza pasos y vicisitudes; se hace espacio de belleza y meditación. Cobija la humilde capa de lo transitorio. Da voz a una sensibilidad que antepone el asombro a las cosas a las cosas en sí: “Yo domo las palabras / en este territorio de esplendor / que se abre a lo posible / y al lúdico avatar de algunos dioses / que juegan a los dados.”. En el angosto deambular del tránsito, el sueño siempre es un lugar ameno, un territorio por recorrer que tiene sus itinerarios sobre lo real.
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 


 
 

martes, 23 de enero de 2024

VOLVER ALLÍ

Nómadas
Fotografía
de
internet


 

VOLVER ALLÍ

Lo cotidiano teje situaciones sorprendentes, contradictorias, que solo el imaginario acierta a describir.

***

 Sedimentos de niebla en la amanecida. Frente al dormitorio, el jardín exige una mirada simbólica.

 ***

 Lo más doloroso de una amistad antigua es que en el escenario interior pasa a convertirse en una identidad precaria que sólo busca silencio.

 ***

 Largo paseo bajo la quietud del pinar. Me detengo junto a un hormiguero. No sé cuántos minutos observo. Las hormigas despiertan piedad porque su activismo es un pacto extraño de fragilidad y épica.

 ***

 Días generosos que regalan a quien camina una belleza incontaminada. Días de exilio interior que tienen la rigidez versal de un soneto.

 ***

Para alcanzar los contornos tangibles de las rocas el náufrago supo ver una posibilidad inexistente.

***

 La imaginación enseña a desconfiar de lo real.

(Migas de voz)




lunes, 22 de enero de 2024

PASOS SOBRE LA NIEVE FRESCA

Travesía
Imagen del Archivo
Freepik


 Quejas al paso,
la nieve multiplica
el largo trecho


                      (inédito)


domingo, 21 de enero de 2024

SANTIAGO GÓMEZ VALVERDE. EL MAR MIENTRAS DUERME

El mar mientras duerme
Antología poética
Santiago Gómez Valverde
Ediciones Vitruvio
Colección Baños del Carmen
Madrid, 2024

 

EL LENGUAJE DE LAS COSAS

  
   Santiago Gómez Valverde (Leganés, Madrid, 1957) es poeta, letrista y compositor. Su obra lírica tiene el despertar auroral en 1987 con el libro Canciones de tarde, accésit del Premio Ciudad de Leganés que tres años después encuentra continuidad en La densidad del tiempo, reconocido con el Premio Ciudad de Leganés, 1990. Adquiría así naturaleza poética una voz de línea clara, limpia, musical, marcada por la emoción y las conexiones especulativas entre biografía y lenguaje. El escritor sedimenta una perspectiva enmarcada en el cauce de la poesía de la experiencia, que bebe del romanticismo y de la poesía urbana y que nunca pierde de vista la meditación sobre la naturaleza del ser. Como estaciones que alumbran el caminar del tiempo, aparecen las entregas Amarte (1993) Sombras paralelas (1997), Inevitablemente (2003), Sed de vida (2006), Ruidos y nueces (2008) Sombra a Sombra (2009), Fuga de ideas (2010) y Sobre la piel del agua (2012). Son entregas que constituyen el tramo central de esta travesía creadora y que se definen por la fidelidad a unos cuantos motivos esenciales: el amor, la existencia, el discurrir temporal, la cercanía de la otredad y las contingencias del trayecto vital, siempre deambulando entre la esperanza diáfana de la plenitud y la estela borrosa del vacío. Como refrenda la maravillosa cita de Jorge Luis Borges que sirve de pórtico a la antología poética El mar mientras duerme, quien escribe construye en la página una realidad más expandida y habitable; justifica y compensa frustraciones y carencias. Más allá de buscar ese rincón propio en el transitar literario, quien escribe habla consigo mismo, emprende una introspección que conduce al conocimiento y la pulsión sentimental.
   En el ahora poético de Santiago Gómez Valverde sigue en pie una incansable madurez creadora. Así lo demuestran las pisadas Toda la luz es nuestra (2019), Azul de lejanías (2020), El espejo, la mirada, la belleza  2021), El perfume y la sombra (2023)  y Un invierno llamado frío (2023). El ser hace balance del existir: “Ojalá que estas hojas desplomadas del árbol de mi vida, que en vuestras manos tenéis, como si un gorrión fueran, sigan creciendo en ellas, pues para esto nacieron”. La panorámica olvida la amanecida y comienza con La densidad del tiempo, donde el enunciado sentimental en razón básica del estar. Al cabo, como escribiera Walt Whitman en aquel destello verbal maravilloso que Santiago Gómez Valverde recuerda: “Quien toca un libro, no toca un libro, toca un hombre”. Los poemas se desplazan entre la claridad de la evocación y el fundido en negro de la melancolía. El recorrido prosigue por Sombras paralelas, título que ya advierte del carácter simbólico de sus composiciones; las sombras son sueños disecados, austeras esperanzas que no pudieron llegar a puerto y que se hundieron en el firme estéril de la marea. Se percibe en el apartado un claro pesimismo, como si la presencia del sujeto verbal fuese zarandeada a cada instante por las convulsiones del desasosiego, o se viese sometida a una liquidación por derribo: “Nuestro plural es singular en todo”; los proyectos comunes no alcanzan a definirse, se convierten en fragmentos, restos óseos perdidos en la arena del olvido. Como avisa el poeta, en un brevísimo texto que adquiere la concisión precisa de un epitafio: “El corazón se pasa toda una vida golpeando la puerta de la muerte, por fin, calla cuando ésta se abre.” La existencia, al cabo, está llena, también en el amor, de fuegos fatuos.
   La escenografía verbal de Inevitablemente es una fértil floración de motivos mostrando las oquedades ilusorias del amor y su deambular temporal. Otras señales como las ilusiones que teje el poeta, los encuentros a pie de calle o las presencias cercanas, como la madre, convergen en el libro dejando una nítida sensación de cercanía, un caminar marcado por el hombre que se busca a sí mismo en los espejos de lo cotidiano. La memoria de los días vislumbra un escenario de vivencias e instantáneas vitales en los mínimos poemas de Sed de vida. También Sombra a sombra convierte al pensamiento en un viajero recorriendo los laberintos interiores. Los recuerdos muestran el transitar de evocaciones luminosas que aprenden la meritoria experiencia del camino, ese lenguaje propio que intenta capturar la belleza y los ralos destellos que pone entre las manos la existencia: ”El poema es la palabra vestida de belleza. / El pensamiento roto en mil pedazos, como un cristal que llora la misma lágrima muchas veces”.
   En Fuga de ideas Santiago Gómez Valverde mantiene la pulsión tensional entre las incisiones autobiográficas y las gradaciones tonales del lenguaje. El pensamiento fluye como un río en el que se refleja un diario especular, que profundiza en la trayectoria vital y en sus espacios imaginarios. Los poemas de Sobre la piel del agua –verso que evoca a John Keats de inmediato- sondean la contemplación del arte, enuncian los paisajes tejidos por los sueños, escriben con imágenes de gran fuerza simbólica, y siguen el rastro de lo ideal como compañero indeclinable del poema.
   El invierno retorna y su aliento gélido, como escribiera con hermosa palabra Ángel González, conforma un epitelio sobre las cosas. En Un invierno llamado frío la mirada percibe ausencias y pérdidas, se tiñe de un contraluz crepuscular en el que la luz se va desvaneciendo; ya no es tiempo de sueños y los que nacen ahora se cobijan cansados dentro de las palabras. También está representado en este tramo final de la selección poética el libro Toda la luz es nuestra, una estación más de esta escritura humanista y meditativa que preserva espacio y tiempo, con esa sensación de finitud y apagamiento: “Qué sencillo es morir, / sólo es cerrar los ojos / o dejarlos abiertos para siempre”. Todo lo que nos rodea, va cambiando de forma inadvertida hasta ser ausencia.
    Conforman el muestrario final del poema composiciones de El espejo, la mirada, la belleza donde la reflexión metaliteraria convive con el latido de lo amoroso como conceptos complementarios que muestran la aspiración perenne a la belleza del yo poético, también diáfana en los textos de El perfume y la sombra.
   Un adelanto de inéditos clausura esta extensa antología de Santiago Gómez Valverde. La poesía es un modo de estar en lo diario, de adentrarse en las llanuras y relieves del viaje vivencial. Desde ese tránsito nos hablan los poemas del madrileño. Sus palpitaciones son esencia y silencio, nos inundan de brillo la mirada, siembran los pétalos de la rosa que duerme entre los sueños en mitad de la noche.
 
 
JOSÉ LUIS MORANTE  

  

sábado, 20 de enero de 2024

EL PICAPORTE

El picaporte
José Luis Morante
Ediciones de La Isla de Siltolá
Colección Poesía
Sevilla, 2013

 
EL PICAPORTE
 
 
Casi nonagenario
-después de quince años de ceguera-
la evocación a tientas del pasado
equivale en mi padre
a resistencia.
El ahora es relente,
una cronología que tortura
con terapias y síntomas,
e ignora el leve aroma
de las flores de invierno.
 
Mi sedentaria angustia,
a cuerpo limpio,
no deja de pensar en cómo observa
aquello que no ve;
con serena sonrisa
enumera detalles
que debieron ser ciertos
y yo escucho sonámbulo,
mientras cierro los ojos.
Todo pasó, no importa
si el pasado no asiente
o la estricta verdad le contradice.
 
A veces su mirada resucita.
Posiciona en un mapa
imágenes dispersas.
Su voluntad es luz;
es el tacto que gira el picaporte
para abrir desde dentro
la puerta infranqueable.
 
 
                   José Luis Morante
 
           (Del libro Ninguna parte, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2013)



viernes, 19 de enero de 2024

LOS TRAYECTOS SIN PASOS

Parque del Retiro, Madrid
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

AFORISMOS INÉDITOS
 
 
El pesimismo predice esos trayectos que acaban sin pasos.
 
*
 
Empeñado en sostener la realidad diaria, sus palabras acogen la pretendida solidez del humo.
 
*
 
Se hizo sindicalista, el oficio natural de una inteligencia en huelga.
 
*
 
Ser lo que uno es, sin fecha de caducidad.
 
*
 
Como eriales de sombra, las noches permanecen intactas tras el despertar.
 
*
 
El desconcierto es un optimismo que guarda luto.
 
*
 
Existir supone confianza en la racionalidad cartesiana del  caos.
 
*
 
La mano fértil de los escritores que pintan casas a domicilio.
 
*
 
En la prudencia de la poda, los huesos y cartílagos del crecimiento.
 
*
 
La pandemia calcina relojes; el encierro contiene sus propios husos horarios.
 
*
 
Los errores abren paso a una épica de flechas ciegas.
 
*
 
A diario el estruendo de una identidad ficticia en un ámbito de ficción. La vida es un sueño crecido entre la bruma.
 
*
 
Soy un prófugo obsesivo; me gusta huir conmigo.
 
*
 
En el núcleo germinal del poema todo lo que está fuera de plano.
 
*
 
Dentro de aquella tertulia literaria se hablaba el mismo idioma, el de un bosque de cactus.
 
*
 
Prisa por vivir. Quería llegar a tiempo a la inexistencia.
 
*
 
Biografías completas obstinadas en hacer del yo un lugar único.
 
*
 
También la sed se queda huérfana.
 
*
 
Me gusta oír esos silencios rotos, desgarrados por más silencios.
 
*
 
Nunca enmascaro mi experiencia bélica; está llena de batallas perdidas.
 
 
José Luis Morante
 
Aforismos inéditos para la revista ELIPSE
 
Madrid, enero-febrero de 2021
 
 
 
 
 
 
    

jueves, 18 de enero de 2024

ABEL SANTOS. LA BELLA LEJANÍA

La bella lejanía
Abel Santos
Prólogo de Manuel López Azorín
Editorial La Garúa / Poesía
Barcelona, 2023

 

SEGUIR EN PIE


   En el espacio creador de Abel Santos (Barcelona, 1976) confluyen la confidencia espontánea y el distanciamiento irónico, las cicatrices de lo vivido y la esperanza de vuelo de lo ideal, lo intuitivo y la introspección profunda en el indeclinable fluir de la conciencia. Así se ha ido gestando una travesía que comenzó en 1998, casi en el cierre de siglo con Esencia, y que ha ido sumando estaciones representadas en el balance Antología poética personal (1998-2014). Desde aquel panorama han ido apareciendo nuevas entregas hasta Algo te queda (2022) libro que fue finalista del XXIV Premio de poesía Ciudad de Salamanca.
   El escritor mantiene un ritmo fuerte y presenta en las hermosas ediciones poéticas de La Garúa, dirigidas por el poeta y editor Joan de la Vega, La bella lejanía, conjunto de poemas con una breve introducción de un poeta sabio y entrañable, Manuel López Azorín, quien clarifica de inmediato cuales son los temas principales del poemario: el hijo y la poesía. La escritura de Abel Santos, cimentada en el periplo biográfico y en las coordenadas situaciones de los sentimientos, manifiesta un modo de entender la escritura con extrema sobriedad. El criterio artístico, como sucede en las voces mayores de la escritura confesional y del realismo sucio, promueve una renovación escénica de lo biográfico. Hace una nerudiana confesión de lo vivido en la lenta fatiga de los días. El poema se empeña en reunir las teselas dispersas de lo real. Hace una apuesta clara por la expresión directa, a ras de suelo, que deja su estela denunciando con voz firme los desajustes intimidatorios de una realidad en conflicto. Como escribe Manuel López Azorín: las palabras sugieren una huida hacia adelante donde cobijan soledad y recuerdos, frustraciones y un nítido sentimiento de derrota. Quien se mira al espejo es un perdedor menesteroso que todavía aguarda un poco de luz, ese  lenguaje oculto de la esperanza, el suelo firme de otra oportunidad que compense la ausencia y lo perdido.
  La sensibilidad de La bella lejanía  percibe las cicatrices y trata de buscar una sanación terapéutica en la distancia o refugiarse en el hijo, único patrimonio afectivo, capaz de crear un eje de simetría entre el cielo y el infierno. Desde esa fuerza siempre será posible el siguiente paso, el territorio sin grietas que supere las disonancias del entorno y calme el desasosiego. El dolor está ahí; moldea sensaciones y vivencias, llena inadvertido casi todos los compartimentos del protagonista verbal. La urdimbre de las idealizaciones sufre una severa poda en la grisura de lo cotidiano. Todo es indiferencia; alrededor no hay nadie. Más allá está el pasado, las secuencias de un tiempo en el que apenas caben los azarosos indicios del poema: “la melancolía es una grieta de paz en la tristeza”. Ahora la poesía se convierte en travesía continua por los callejones de la decepción. Hay que pasar página y alejarse de los adoquines gastados del tiempo común: ella ya rehízo su mundo y solo el poeta atiende ahora la tarea de recoger los fragmentos de la memoria, desde los primeros desvelos aurorales hasta el silencio crepuscular de sombras y prejuicios que anticipa la noche.
  Abel Santos organiza su poemario La bella lejanía como los pasos de una travesía de reconocimiento y superación, de búsqueda de una madurez que pone a salvo y mitiga el cansancio. Recordando el pasado, las composiciones definen los tramos con misteriosa claridad; desde su afán de construcción desde las ruinas, la poesía continúa para convertir el yo en otro: “hay que seguir viviendo después de la destrucción o el amor”. La verdadera identidad del sujeto poético es la del náufrago que busca en sus brazadas una última costa, un despertar en casa junto al hijo. La poesía construye un escenario urbano que funciona como morada y refugio libre de recuerdos. No se pierde en los laberintos del futuro sino en las aceras gastadas del ahora para descubrir el temblor emotivo del hombre que descubre y profundiza en la noche oscura del alma: “Yo hago poesía para volver a casa”.
 
JOSÉ LUIS MORANTE



 
 
  
 
 
 

miércoles, 17 de enero de 2024

JOAN GUASP (ENTREVISTA CON EL ESCRITOR)

Joan Guasp 


Entrevista con el escritor JOAN GUASP

    Nacido en Consell, Mallorca, el 11 de noviembre de 1943, Joan Guasp es escritor de vocación temprana y lector incansable desde su etapa juvenil. Realizó estudios de derecho y filosofía y letras, aunque sin concluir la licenciatura. Pronto se incorpora al mundo laboral como funcionario de correos. Con sostenida convivencia, el itinerario creador explora múltiples géneros literarios, poesía, narración, teatro, biografía, literatura infantil y  aforismo. Su pasión por el lenguaje conciso impulsó la creación del Museo del Aforismo, una iniciativa sorprendente y sin parangón en el entorno peninsular.

 JLM.-   En su literatura el pensamiento aforístico tiene fuerte arraigo. Desde su entrega inicial Aforismes. Fogueró de guaspires, Aforismos. Hoguera de guaspiras (2000), hasta su título más reciente Caminar d’assegut, Caminar de sentado (2020), ha publicado nueve libros. ¿Cuándo amanece el aforismo en su taller literario? 

  JOAN GUASP    _ Desde que tengo uso de razón lectora. Siempre he subrayado las frases que más me llaman la atención. Llegó un momento, siguiendo los consejos que mi buen amigo, el filósofo Miquel Ramis Alonso, ilustra en su exquisito primer libro “El llibre d’apunts de la formación intel·lectual”, El libro de apuntes de la formación intelectual, inicié a un cuaderno el trasvase de mis frases de lectura predilectas. Poco después me enteré de la existencia de los aforismos y que mis subrayados lo eran en su mayoría, y fue cuando decidí crearlos yo mismo. De seguida vi que aquel género literario se adaptaba perfectamente a mi estilo, acostumbrado como estaba al diálogo permanente de mis obras de teatro.

 JLM.-.Cada identidad literaria impulsa una forma singular de acercarse a la escritura. ¿Cuáles son los detonantes de sus textos breves?, ¿De dónde surgen?

 JG.- Bueno, yo también estuve muy influido por Cristóbal Serra, un genio de la brevedad y escritor raro donde los haya. Él escribía breverías y nótulas. Al enseñarle mis ocurrencias saltó de alegría comunicándome que lo que yo escribía eran aforismos, los textos más breves que existen, una especie de fusión entre la poesía y la filosofía. Yo estaba encantado que mis fulgurantes pensamientos le encantaran a Cristóbal, que incluso se prestó a escribirme un “prologuillo” para mi libro Fogueró de guaspires. Aquí se consolidó mi afición aforística.

 JLM.- En su largo recorrido por la concisión han nacido, junto a las entregas ya citadas, El plaer de tot plegat i altres plaers minúsculs, El placer de todo esto y otros placeres minúsculos (2001), Quinze querns, Quince quernos (2003), Humor meu i Déu meu, Humor mío y Dios mío (2005), Animus iocandi (2008), Barçaforismes, Barçaforismos (2010), Aviat deixaré de ser un adolescent, Pronto dejaré de ser un adolescente (2013), Els aforismes de les noces d’or, Los aforismos de la boda de oro (2018) y Caminar d’assegut, Caminar de sentado (2020). ¿Qué características comparten, tanto en los temas como en las características formales?

JG.- Me decido muy preferentemente por la forma. El estilo lo es todo. El fondo es imprescindible, pero lo que le da calidad y categoría es sin duda la sorpresa, la chispa, el chisporroteo, la electricidad que imprimía a sus textos ingrávidos José Bergamín. Y la espontaneidad, aunque luego deba ser pulida por la experiencia y la técnica. No mates nunca la espontaneidad, me repito muy a menudo.

JLM.- Siempre ha manifestado una clara admiración por Joan Fuster, cuyos trazos minimalistas, integrados en Consejos, proverbios e insolencias acaban de ser traducidos al castellano por Ángela Elena Palacios ¿Qué otras voces aforísticas en catalán le parecen magisterios recomendables?

JG.- Yo creo que la literatura catalana tiene un valor extraordinario en todos los géneros. En poesía, narrativa y teatro tenemos excelentes y destacados creadores, hombre y mujeres. De todo ello surge un caudal enorme de inspiración aforística. Es cierto que Joan Fuster, Josep Pla y Blai Bonet, por poner sólo estos tres ejemplos de escritores contemporáneos ya traspasados, han nutrido mi propia inspiración, pero de todos y de todas en general, incluso actuales, he sacado el jugo que me ha consolidado como un cocinero de platos aperitivos y de postres exquisitos, aunque siempre a pequeña escala y no demasiado populares. Da igual. Ya he dicho que los comensales aforísticos suelen repetir una y otra vez debido a su fidelidad y buen gusto.

 JLM.- Usted además ha creado el Museo del Aforismo, un espacio de encuentro para los incondicionales de esta estrategia expresiva ¿Qué objetivos se plantea con esta iniciativa?

JG.- De toda la vida he elegido el gaudi, el pasar-m’ho bé, tanto leyendo, escribiendo, comiendo o viviendo. Estoy convencido de que el aforismo es el género más lúdico que existe, el más simpático y el más mágico. El más seductor. Diría que el más evangélico. El aforista se nutre del mundo del circo, del teatro de calle, de los funambulistas, de los acróbatas y de los equilibristas. El aforismo es, también, el deporte verbal más vertical, siempre juega por la vía rápida y sin florituras morosas. Va directo a portería, sorteando a todos cuantos le salen al paso. El Museo del Aforismo es el resultado de todo ello. Hace tiempo que estamos proyectando un torneo de aforismos para los más dotados, pero todavía no hemos logrado definirlo del todo. Estamos en ello. Nos falta presupuesto y soporte social y político, pero todo se andará.

 JLM.- Más de dos décadas después, ¿Qué balance hace de tan hermosa iniciativa? ¿Vislumbra un porvenir de expansión y solidez, en un tiempo tan marcado por las redes sociales?

JG.- Lo acabo de apuntar. El porvenir depende de la afición. Debemos esperar a que las gradas del estadio rebosen de aficionados. La simiente es de calidad y disponemos de agua potable y de buenos operarios.

JLM.- En 2023 se le ha concedido el Reconocimiento Pau Casasnovas, de los Premios de Mayo de Inca de la Obra Cultural Balear, por su contribución al fomento y mantenimiento de la identidad de la lengua y la cultura catalanas. ¿está prevista la versión al castellano de su escritura lacónica?

 JG.- No está en mi mano esta aventura. Todo depende de editores y traductores. En Catalunya no lo tenemos nada sencillo. Tenemos que superar demasiados obstáculos para obtener algún pequeño éxito. Si no fuera porque uno vive esta magnífica ilusión con toda la pasión del mundo, como ocurre con tantas otras en nuestra lengua y cultura, sería más bien pesimista, pero a la larga la calidad y la diversión vencen siempre toda oposición.


José Luis Morante, enero de 2024

 

 

 

 

Vivimos un tiempo oscuro, que induce a la reflexión y a la sorpresa, qué empuja al empeño insobornable por cambiar las cosas. ¿La mirada crítica del aforismo tiene cada vez más razón de ser?

                   _ Aquí está su auténtico poder. Los razonamientos y la crítica en general deben ser lúdicos, ya lo he dicho antes, mejor si son brillantes como lo era y todavía lo es la creatividad de José Bergamín, de Blai Bonet o de Federico García Lorca. El mundo, la literatura y el arte no morirá nunca si persiste en su audacia y en su alegría. Este es el cambio que hay que buscar, el que conduce a las ganas de vivir, de reír, de pasárselo bien y de obtener la felicidad que todos nos merecemos. El camino del aforismo es éste: el de avanzar en este sentido, sin detenernos en vanas reflexiones ni análisis opacos que sólo conducen a guerras y conflictos interminables.

 

 

Su escritura da continuidad a un semillero fecundo, ¿Qué proyectos y qué géneros sigue trabajando?

                   _ Bueno, habrá que ver esta fecundidad. Ya digo que mi manera de ser en arte y literatura es optimista, pero hay que incrementar como sea el estilo sin caer en la banalidad ni la indiferencia, sino en el juego, en la creatividad, en la fantasía incluso. Nuestro cerebro es un almacén de grandes posibilidades y hay que cultivarlas a diario. Yo cultivo el aforismo, pero me encanta igual el cuento y, sobre todo, el teatro. Me lo paso bomba escribiendo diálogos rápidos en los que brilla el surrealismo, el absurdo y la estupefacción. Me gusta divertirme en esta vida, pero existen demasiados escollos que lo impiden. Hay que ignorarlos a base de estos trucos mentales que la vida literaria nos ofrece. A mi edad, mis principales proyectos son cada vez más personales. En eso trabajo y disfruto.

 

 

martes, 16 de enero de 2024

PORFIRIO MAMANI MACEDO. SÓLO SOY UN HOMBRE


Solo soy un hombre
               Porfirio Mamani Macedo
               Edición bilingüe: francés y castellano
               Editorial L’Harmattan
               Colección Accent tonique
               Paris, 2023


 

CAMINAR DESCALZO

 
 
   Antes de adentrarme en la escritura de Porfirio Mamani Macedo (Arequipa, Perú, 1963) repaso el recorrido de su formación humanista porque conecta directamente con el temblor del poema. Docente en ejercicio en la universidad Panthéon-Sorbonne y en el instituto católico de París, terminó el Doctorado en Letras en la  Sorbona. Se ha graduado también en Derecho en la Universidad Católica de Santa María, y  completó estudios de Literatura en la Universidad peruana de San Agustín (Arequipa). Como autor, cultiva la poesía y el relato con colaboraciones en revistas europeas y de Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica. Tiene una larga experiencia universitaria en centros como la Sorbonne Nouvelle-Paris III, y en la Universidad de Picadie Jules Verne.
   Sólo soy un hombre impulsa en su composición inicial ”Señor presidente, ¡Conga no va!” un decir crítico que cuestiona la mentalidad materialista contemporánea y su ceguera política frente a la conciencia ecológica. Tras el poema está la denuncia y una escritura realista y de mínimo aderezo retórico que profundiza en el mensaje y hace del protagonista verbal un testigo implicado. Lo que sucede alrededor, sea el deterioro de la naturaleza, o las bruscas desigualdades sociales, que condenan a los más desprotegidos, como los niños, necesita expresión y requiere que la palabra sea una eficaz herramienta para alejar lo precario. La propuesta poética de Porfirio Mamani Macedo se siente próxima al intimismo sentimental; la emoción se convierte en centro del poema para moldear una elegía o una canción de ausencia, para humanizar la palabra uniendo a la temporalidad del decir lírico el periplo biográfico del sujeto y el cauce exploratorio del pensamiento en su tarea de caminar descalzo.
  El texto “Ser solo el hombre”, que da título a esta colección de poemas, sirve a Porfirio Mamani Macedo como pórtico de interpretación de la propia condición del ser. El fluir de la escritura resalta la fragilidad de nuestro cuerpo y  el empeño de amanecida auroral para cobijar ilusiones y sueños entre las sombras de la noche: “Sólo soy un hombre / amigo de las piedras que se mueven, / de los ríos que se van, / de las llanuras que crecen sobre la tierra, / de los vientos y los mares, / de las plantas, los animales y los hombres.” La condición de ser abre un tiempo que sostiene  esperanza y memoria; voluntad para atravesar la noche oscura y seguir caminando tras la amanecida.
   La temática del fluir lírico en esta indagación existencial contempla también los temas esenciales que conforman las razones vitales. Se canta el amor, capaz de concretarse en una identidad concreta y de trazar líneas infinitas en la estela del tiempo.  Y está también el dolor que abre la piel y hace de la muerte esa herida profunda que no se cierra. Los poemas atestiguan la voluntad de las palabras frente al tiempo, pero también los hilos de incertidumbre que hacen de la travesía en el devenir laberinto y sombras.
  La esperanza se convierte en piedra angular de esta mirada interior del hombre en el camino de la contingencia para que habite al sujeto una paz interior que dure más allá del tiempo, más allá del dolor, y en la que encuentren sitio recuerdos y sueños para superar el gélido vacío de la ausencia.
   El poemario aporta destellos de transcendencia. En la tenue encrucijada de lo cotidiano, la fe sedimenta el discurrir ficcional. Es casa abierta que muestra las huellas de un viaje interior y anima la inquietud de seguir, la fuerza de quien busca un refugio en la fe: “Entonces volverán / la primavera y la palabra, / el río y las flores de los campos; / se oirán cantar a los pájaros / y volar las mariposas en los prados. / Serán las palabras y el silencio / envueltos de ternuras y esperanzas”:
   La dicción pensativa de Sólo soy un hombre se expande como espacio germinal para mostrar las manos del poeta convertidas en campo de siembra y sementera de las preocupaciones vitales. El lenguaje pone luz en el epitelio de las cosas e intenta descubrir el misterio de los días. El yo verbal busca una voz para alejar las sombras y confirmar con empeño sosegado y nítido que no tiene otro afán que buscarse a sí mismo en la caligrafía del poema.
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 

 

lunes, 15 de enero de 2024

EL OLOR DE LA TIERRA

Caligrafías


 

EL OLOR DE LA TIERRA
 
 
  Hay colores del día que propician la evocación y la elegía. Es el caso del gris que esta amanecida tiene  en los cristales una definición ejemplar.

   
   Los sentidos buscan el olor de la tierra, la carga sensorial de un paisaje que añora aquella alabanza de aldea, ese estado de letargo que propicia una contemplación demorada.. Dejo por un instante la voz urgente de la literatura para adentrarme en el trascurso monótono del día; para incidir en la condición de ser en medio de los ciclos naturales.
  La calles vacía propicia una sensación de estatismo, un devenir que alienta la quietud y el despojamiento y que halla en la imagen del cristal empañados el reflejo de la propia esencia de vivir. Se van agotando los afanes y las pretensiones, los elementos del paisaje muestran una común actitud de calma  que acrecienta la soledad del que contempla o ese desamparo que lleva a buscar el abrazo del otro para librarse del escalofrío.
   
  El lunes tiene el tono justo de la confidencia; no levanta una voz que apenas cambia con el tiempo. Otea los tejados y se encoge de hombros, convencido de que las horas dibujan un destino marcado, una cadencia que invita a reflexionar sobre los signos de lo  mudable y a guarecerse  a cielo abierto, detrás del pensamiento.

(Apuntes del diario)

domingo, 14 de enero de 2024

IDA VITALE. POESÍA REUNIDA

Poesía reunida (1994-2015)
Ida Vitale
Edición de Aurelio Major
Tusquets Editores, Austral
Barcelona, 2023

 

 VOZ NATURAL


 
  En marzo de 2023, casi a punto de cumplir un siglo de existencia, Ida Vitale (Montevideo, 1923) regresaba a España, pese a la delicada fragilidad, para intervenir en varios eventos en torno al claro auroral de su poesía, un balance colmado que condensa casi setenta años de itinerarios abiertos en la espesura del lenguaje.
 Austral celebra el longevo caminar compilando en Poesía reunida (1949-2015) todos los libros de la autora con edición de Aurelio Major. El volumen desanda el tiempo para hacer una radiografía en el tiempo. Aloja como punto de salida Antepenúltimos, selección de las composiciones más recientes, y como estación final La luz de la memoria, amanecida de una voz que buscaba sitio propio en 1949 y que no tardaría en convertirse en nombre referenciales de la Generación del 45 uruguaya. Como es sabido, los integrantes de esta promoción se caracterizan por ofrecer en la constante incertidumbre del hecho poético un trato cercano con la emoción, frente al enunciado racionalista o el oscurecimiento del campo semántico. La solidez escritural de la promoción conforma una nueva identidad colectiva uruguaya cimentada en el quehacer de protagonistas como Mario Benedetti, Idea Vilariño, Amanda Berenguer y Humberto Megget.
  Integran el volumen trece salidas en total que hablan de una voluntad creadora con reconocimientos como el Premio Nacional en Uruguay, el Alfonso Reyes, Octavio Paz y el de Literatura en Lenguas Romances en México, país donde vivió muchos años a causa del exilio desde 1974, y en España los premios Federico García Lorca, Premio Reina Sofía y Premio Cervantes. Completa el listado el Premio Max Jacob, otorgado en Francia.
   La nota de edición recuerda que, aunque queden fuera algunas composiciones escritas en la década de los cuarenta, esta obra recoge la poesía que su autora considera asentada en su redacción definitiva y final, ajena a cualquier reelaboración y cambio que a veces enciende el afán de perfección  Este es el legado de quien entiende la poesía como quehacer esencial que “busca sacar de su abismo ciertas palabras que puedan constituir el tejido de cicatrización tras el que todos andamos sin saberlo”.
   La muestra postula una obra abierta cuyas claves son el silencio expresivo y la variedad temática que abarca desde el intimismo transcendido y la constante incertidumbre del discurrir existencial hasta la percepción celebratoria de una naturaleza impuesta por la lentitud de lo perdurable, cuyos elementos atestiguan un patrimonio intacto de verdad y belleza. Así nace el vehemente deseo de la poeta, no exento de cierto misticismo, que afronta indeclinable su tarea: “Abrir palabra por palabra el páramo, / abrirnos y mirar hacia la significante abertura, / sufrir para labrar el sitio de la brasa, / luego extinguirla y mitigar la queja del quemado”.  
  La voz natural de Ida Vitale huye de la impostura. Se arropa en la contención y el despojamiento. Quita peso a las palabras para que encuentren una presencia leve, casi etérea pero llena de luz, en la que se establece una continua poda de recursos: “El sobresalto fuera del poema y dentro del poema, apenas aire contenido “. En sus entregas se percibe un diálogo directo con el acervo clásico y con la escritura de Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Pablo Neruda y César Vallejo como magisterios más próximos. La poeta no duda en emplear formas cerradas como la décima o el soneto, cuyo uso refrenda un artesanal dominio formal, pleno de exactitud y sentido musical; hay también una inclinación prolongada hacia el mundo clásico. Roma se convierte en motivo habitual con abundantes referencias a sus huellas culturales y arqueológicas.
    Poesía reunida (1949-2015) muestra el proceso creativo de Ida Vitale y las distintas etapas de su escritura, un representativo quehacer que actualiza claves poéticas de la tradición y conmueve el ánimo con ámbitos esenciales como la naturaleza del yo en su despliegue sentimental y en sus reflexiones sobre los conceptos centrales de la existencia: la soledad, el tiempo, el amor y la muerte. La voz de Ida Vitale es palabra generadora, eco sostenido en el aire, plenitud y misterio.
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 
 

sábado, 13 de enero de 2024

EL OTRO

El otro en el callejón
Archivo general
de internet

 

EL OTRO

Le conozco muy bien, sé lo que piensa,
-por más que la certeza suene a pedantería-.
Ama cuanto yo amo y a menudo acostumbra
a confundir rutina y existencia;
como yo justifica el razonable precio
por encima del cual se vendería,
como yo, gesticula, como yo, decepciona;
si aparezco vencido, él no oculta sus síntomas
de claro agotamiento y he de anotar
con cuánta diligencia
acude a mi llamada silenciosa.
Hablaría del amigo perfecto para el viaje.

Lo impide su manía de guardar las distancias.
Siempre está al otro lado del espejo.

                         (De Población activa, 1994)




viernes, 12 de enero de 2024

AFORISMOS AL PASO

En la calle del tiempo
Imagen
de Internet



AFORISMOS AL PASO  
 
Una visión oscura necesita otra acera.
 
Si escribir significa una escapatoria, ¿de quién huyo?
 
Dejó el domingo una sola línea de prosa.
 
Ramas quebradizas, astilladas antes de que fueran árbol.
 
Cuido la fisiología maltrecha de la vejez, su continua agitación mental, las palabras entumecidas de un tiempo sin alegaciones
 
Hoy me desperté con un verso entre los dedos. Era la avanzadilla de un poema.
 
El gesto teatral de tantos ideales de solidez gaseosa.
 
Es tonto. (Siempre que puedo evito los superlativos).
 
 (Aforismos de invierno)


 

jueves, 11 de enero de 2024

NOCIONES DE GEOGRAFÍA

Cartografía del corazón

 

NOCIONES DE GEOGRAFÍA

 

Mientras la noche se abre en las esquinas 

FRANCISCA AGUIRRE

 

   Los más reputados cartógrafos de A ubicaron el paraíso en B. Mientras, afamados estudiosos de B precisaban en A la ubicación exacta del paraíso. En C nunca hubo nociones geográficas unánimes: unos se inclinaban por ubicarlo en A, no faltaban los que insistían en señalar las coordenadas en B y ganaba adeptos un tercer grupo que prefería no decantarse porque alimentaba la sospecha de que el paraíso no estaba en ninguna parte.

 

(De Cuentos diminutos)

 

 

miércoles, 10 de enero de 2024

FRANCISCO CARO. ESTE NUEVE DE ENERO

Este nueve de enero
Antología poética
Francisco Caro
Editorial Lastura
Colección Alcalima de Poesía
Madrid, 2019

 ANDAMIOS DEL YO

 

   En los estudios sobre lírica contemporánea, cada etapa generacional –cumpla o no con las condiciones de grupo que definieran las teorías de Ortega y Petersen- se hace cartografía habitable a través de las voces más definitorias del momento. Su inercia suele copar los análisis del colectivo. Este método de trabajo deja al margen a los que se incorporan tarde al fluir de la escritura, cuyo ajuste cronológico plantea un problema de ubicación. Los casos son frecuentes y llenan los márgenes de las panorámicas de poetas islas, de autores sin contexto grupal. Para no extenderme en su enumeración, resumo casos como Antonio Gamoneda, Gloria Fuertes o la misma Francisca Aguirre, que recibió hace unos meses el Premio Nacional de las Letras por la singularidad de su propuesta versal. Algo similar sucede con Francisco Caro (Piedrafita, 1947), quien fecha la amanecida de su escritura en 2006 con la entrega A salvo de ti. Con ella avanza por una década de insólita fertilidad creadora, cuya última salida  es El oficio del hombre que respira (2017), reconocida con el Premio Nacional de Poesía “Antonio González de Lama”.
   La compilación Este nueve de enero acoge los poemas más conocidos, a juicio de sus compiladores, Davina Pazos, Francisco García Marquina, José Luis Morales, Manuel Cortijo Rodríguez, Pedro Antonio González Moreno y Rafael Soler. El recuento nace de forma especial y merece la pena recordarlo: es una antología creada a espaldas del poeta, como homenaje amical para celebrar el cumpleaños maduro. Quien tuviese la suerte de asistir al evento, en el Café Comercial de Madrid, percibiría, como quien esto escribe, la calidez de la efemérides y la interminable relación de amigos que puso voz declamatoria al homenaje.
   Las resonancias del afecto prosiguen en las composiciones. Francisco Caro es un poeta de piel; por tanto, en su escritura tienden a confluir los trazos biográficos y las reflexiones del sujeto poético. El poema aglutina atmósfera sentimental y  los pasos marcados de la experiencia: “Ahora que atraviesa / la edad en donde el pulso / de la sien es más fértil / para la libertad, / para la pausa…”. Así se define en las coordenadas argumentales. Comparten un ideario estético que busca magisterios en la generación del 50. Ya se aprecia en las composiciones más tempranas, en las que sobresale como núcleo de exploración la segunda persona. Al modo de los cancioneros tradicionales, quien canta el dardo amoroso hace suya una visión del mundo, un estado de ánimo en el que el otro es lugar de acogida, encuentro y llegada: “tu voz, conmigo, sé / que el silencio del mar es plenitud”.
   Con frecuencia, el pasado es el discurrir natural del poema. Frente al ahora, siempre condicionado por su estela de contingencia y fugacidad, el ayer se percibe como un espacio cuajado de vivencias aurorales. En él perduran las sensaciones existenciales que definen la infancia como un tapiz sin brumas; un manantial de vida que deja en las palabras frescor y transparencia. Evocarlo no exime de trazar una estela de leve melancolía, que ensombrece las palabras inútiles: “El poema es quemarse –ha dicho- si no puedo / con la voz ordenar / el mundo alrededor / de un fuego incierto”.
   La presencia cálida del intimismo avanza en el cauce del tiempo hacia un verso más indagatorio, marcado por los contraluces del discurrir vital. Cada amanecida es paradójica. Construye su arquitectura de sensaciones sobre los cimientos de la contradicción. Quien vive yuxtapone búsquedas y sondeos, el veneno preciso de la decepción, la verdad sospechada de lo transitorio, la suma de derrotas que se van guardando en los rincones menos visibles: “hoy he vuelto a escuchar / su zumbido y ya sé que son aquellas / que todo muere sé, que todo permanece, / que soy el mismo miedo, que acaso soy el mismo”.
  Al cauce central del temporalismo se adhieren otros sustratos temáticos, entre los que se vislumbra el afán metaliterario, si cabe, con un deje irónico, que resalta en la entrega Cuaderno de Bocaccio, aparecida en 2010, el mismo año de Paisaje (en tercera persona). Se divaga sobre los aspectos formales, la brevedad, el sentido comunicativo y dialogal de las palabras y esa noción conceptual de la escritura como proyecto inacabado, como conjetura que resguarda la luz debajo de la dermis oscura del sentido, sin tener que recurrir a aderezos retóricos ni trucos de magia.
  Alguna vez he leído que los versos figurativos amplifican el realismo desde la sugerencia. Es una excelente definición que hago mía de inmediato. El sujeto verbal no emplea un realismo enunciativo. Busca para la arquitectura del yo andamios nuevos y anula marcas gastadas de etiquetas tópicas.
   Estamos ante una selección que hace de la existencia un largo recorrido introspectivo. La identidad va poblando el espejo con los trazos desvaídos de un yo cambiante, mientras el tránsito diario dispersa las hojas desprendidas de los sueños, esos vulnerables elementos de la condición de ser. Este nueve de enero afianza con brillantez la idea de que cada poeta, llegue cuando llegue a las aceras de la literatura, construye el lugar propio, un espacio singular, que confía en sus variaciones y reincidencias. Con  voluntad de amanecida, el verso se hace mediodía y rasga el aire; proclama el afán del tacto en la espesura para habitar el hueco necesario, para arañar el vacío con el manso buril de la escritura.

JOSÉ LUIS MORANTE