Así que pasen treinta años... Historia interna de la poesía española contemporánea (1950-2017) Remedios Sánchez Ediciones Akal Madrid, 2018 |
HISTORIA INTERNA DE LA POESÍA
Profesora titular de la Universidad de Granada, impulsora de los estudios Juan Valera en la encrucijada (2013),
Humanismo Solidario. Poesía y compromiso
en la sociedad contemporánea (2014), El
canon abierto. Última poesía en español (2015), Palabra heredada en el tiempo. Tendencias y estéticas en la poesía
española contemporánea (2016), coordinadora del balance Nuevas poéticas y redes sociales (2018),
autora de prólogos, e impulsora de la revista
en papel EntreRíos, Remedios Sánchez
(Barcelona, 1975) ha hecho del cauce lírico contemporáneo y su historiografía un
persistente núcleo reflexivo.
Retorna exploración en el volumen Así
que pasen treinta años… que aporta subtítulo clarificador: Historia interna de la poesía española
contemporánea (1950-2017). El sondeo comienza con la segunda generación de posguerra,
cuyos creadores, “los niños de la guerra”, soportaron en sus biografías las drásticas
vivencias de la contienda fratricida y los contundentes efectos secundarios: la dictadura, el exilio, los desgarros afectivos y la fragmentación del
clima cultural. El periodo acotado abarca hasta el ahora, un estar marcado por la
eclosión tecnológica y la imposición de internet que crea un espacio visual
normalizado de brotes digitales.
Remedios Sánchez opta por organizar su estudio en puntos de fuga, con
autonomía de contenidos. De este modo, el índice general recoge en los asuntos
conceptuales el concepto de canon, el inacabable debate sobre las
generaciones literarias y la idea del compromiso, junto a miradas sobre la temporalidad
poética, con hitos básicos como la poesía social, la epifanía de los novísimos,
la irrupción de la otra sentimentalidad, el belicismo literarias por ocupar planos de la escena lírica y los estratos creadores de las generaciones
del siglo XXI. Además inserta una
bibliografía notable, aunque faltan algunos títulos de estudios básicos para conocer el legado intersecular.
No hay sorpresas en el enfoque. La investigadora busca una exposición
didáctica y razonada, sobre el trazado básico y canónico. Por ello, el libro
adquiere un valor aclaratorio que define los parámetros de nuestra poesía en el
tiempo con sus protagonistas más cualificados. En la presentación, la autora
subraya el decisivo aporte del profesor Juan Carlos Rodríguez: el discurso
literario nace como fruto de condicionantes ideológicos y contextuales; expresa
la identidad personal y el modo del pensamiento en íntima textura con el
devenir histórico. La realidad se impone en la escena creativa y la mirada
crítica, si quiere ser objetiva y clarificadora, ha de integrarla siempre en su
panorámica.
El dibujo general del entorno poético no se puede desvincular del
concepto de canon. Es el punto de partida estético que define una época y el
que sirve de norte para delimitar una selección representativa. Hay que asumir
que los valores poéticos son cambiantes y relativos, fluctúan y tienen una vigencia transitoria. Sin embargo, son útiles para
construir las generaciones literarias, las fotos corales que permiten
agrupamientos colectivos, desgajados después en individualidades.
Para abordar la generación del 50, junto a otras fuentes complementarias
como las páginas autobiográficas de Barral, Caballero Bonald y Jaime Gil de
Biedma, es insustituible la vía de acceso creada por Carme Riera. A ella
recurre la ensayista para abordar las contingencias y el
desarrollo orgánico del núcleo generador de la Escuela de Barcelona, con la
incorporación al mismo de Ángel González y José Manuel Caballero
Bonald. Recuerda además el efecto discursivo en los idearios estéticos abierto por la
cuestión definitoria de la poesía como conocimiento o comunicación. Se
investiga también la ascendencia de sus cabezas principales en las promociones
más jóvenes, en las que resaltan los magisterios de Jaime Gil de Biedma y Ángel
González en la Otra sentimentalidad y en la estela de la poesía de la
experiencia.
El pensamiento teórico de Castellet, en giro sorprendente, ya que había
sido un tenaz defensor del realismo y el crítico por excelencia de La Escuela
de Barcelona, visualizó la generación veneciana a través de la antología Nueve novísimos poetas españoles que, en
muy poco tiempo, se convirtió en epicentro del clima poético de los setenta,
inaugurando un verdadero monopolio estético. De sus efectos mana una incontable
epigonía que solo a mediados de los años ochenta encuentra deltas nuevos.
Entre
ambas estelas, Remedios Sánchez aborda el legado de la generación del 60, un
grupo intermedio cuya presencia en los estudios literarios, a pesar del aporte de dos de sus nombres más conocidos: Félix Grande y Antonio Hernández,
suele ser muy poco estudiada. Casi el efecto contrario se produce con los
integrantes del grupo granadino de La Otra Sentimentalidad, cuyos primeros
frutos poéticos han dado pie a notables ensayos en estudios y revistas, antes
de integrarse en la corriente mayor de la poesía de la experiencia, etiqueta
crítica esencial para estudiar las décadas finales del siglo XX. Son décadas
que apuestan por la diversidad, que siembran incansables polémicas y que
establecen trayectos singulares que parten de etiquetas globales como la poesía
de la experiencia, la poesía del silencio, los poetas de la Diferencia o
aventuras estéticas de menor calado como el Sensismo o la Poesía de la
conciencia. En cualquier caso, la ensayista afronta un amplio despegue en sus
indagaciones y clarifica el sentido transitorio de algunas premisas
conceptuales que solos se hacen fuertes en el poema. Ahí quedan episodios como
el perfil revolucionario de Alicia Bajo Cero y su confrontación directa con las
líneas de poder de la poesía de la experiencia, o la mirada a “Voces del
extremo” en cuya nómina se olvida de nuevo a Luis Felipe Comendador, cuya labor
ha sido esencial en el colectivo por su papel de editor y por su propia poesía,
un ejemplo de realismo descarnado y crítico, con un amplio conjunto de libros
publicados.
Los años noventa exigen una reinvención de estéticas agotadas; así lo
vaticinan sondeos críticos que constatan el agotamiento de estrategias
figurativas y la necesidad de trascender el enfoque realista, inaugurando
perspectivas epifánicas. La tendencia vertebradora de la poesía de la
experiencia se fragmenta. Nacen otros modos de afrontar el poema; es un tiempo
plural, con trasversalidad expresiva y argumental. Y así se escribe en los
recuentos críticos. Lo mismo se percibe en el inicio del siglo XXI en
que abre campo una visión plural en caminos transitables
heterogéneos, con estéticas alternativas, con una concepción
dialéctica de la realidad, que insta a encontrar los límites y las
posibilidades expresivas del discurrir lírico.
Se hace un verdadero hincapié en
la nómina integrada en Poesía ante la
incertidumbre, cuya repercusión ha sido mucho más sísmica en Latinoamérica
que en las estanterías foráneas, donde no ha pasado de ser un fenómeno
promocional, y se aborda de forma muy tangencial el discurso crítico de los
integrados por Rafael Morales Barba en las poéticas del malestar
Es un hecho lógico; cada generación postula
una presencia fragmentada, en la que yuxtaponen fórmulas dispares al marcar los códigos escriturales del nuevo siglo. De esa primera colectividad
digital dio cuenta la antología Re-generación,
-de la misma no hay rastros en los contenidos ni en la bibliografía- un
compendio de veinticuatro nombres que conforma la vanguardia lírica más
sólida. Entre los protagonistas del primer lustro del siglo
XXI se recogía a Diego Álvarez Miguel, a quien la ensayista
convierte en acicate fuerte de la tradición canónica frente al
impulso del mercado de poetas urgentes que convierten la red en un altavoz de
creaciones y ventas, con una extensa legión de seguidores. Más allá de
propiciar un cauce de ganancias contables, a la crítica en general no les
interesan lo más mínimos, porque la poesía o es poesía o no es, aunque venda y gestiones
un respiro económico saludable.
Analizar con sensibilidad crítica en un periodo temporal tan amplio
requiere estudio, rigor e independencia. Son premisas que cumple con acierto Remedios
Sánchez, al abordar el paisaje polifónico de las últimas décadas. El resultado
en un volumen ágil, de avance natural, que sistematiza y define la herencia en
el tiempo de la lírica contemporánea en castellano. Así que pasen treinta años... reivindica una
cronología creativa que hace del canon un rescoldo vitalista y cambiante, un proyecto babélico, complejo, en construcción.