jueves, 28 de febrero de 2013

SALA DE TÉ.

Acrílico sobre lienzo, DIEGO GALLARDO, 2009
  
SALA DE TÉ
 
          (Compartiendo filosofía vital con Paco Kali,
           a quien dedico esta entrada por su continuo
          ánimo en el blog) 

En la sala de té, frente al cristal, lee poemas de Antonio Machado. Espera otro milagro de la primavera. Tal como va el invierno es improbable. 

Aprendo a ser el otro que ellos dictan.

 ¿Cómo resuelves tus deseos?-Dijo. Y no supe qué contestar; casi todos están sin resolver.

 Entre dos silencios un conflictivo intercambio de especulaciones.

Amistades con inicios eufóricos, tiempos muertos y finales calamitosos. Sobran ejemplos.

Por mis aceras pasean ciudadanos de la imaginación y fantasmas reales. Los primeros son más sociables.

Horas que tienen el carácter de un borrador, de una recopilación improvisada.

 

 

 

 
                                     

martes, 26 de febrero de 2013

JUAN M. VELÁZQUEZ. ASCUAS.

Algo que nunca debió pasar
Juan  M. Velázquez
Arte Activo ediciones, Vitoria-Gasteiz, 2012.

  Cada lector arrastra unos prejuicios que condicionan su manera de entender las páginas. En la reciente historia del País Vasco es inevitable ver en la sombra la capucha asesina de ETA, el dolor de víctimas inocentes, condenadas al silencio forzoso de sus ideas, el activismo mafioso de los delatores y el miedo al tiro en la nuca. A esa escabrosa senda se suma el agua sucia del terrorismo de estado amparado en siglas como los GAL y el sórdido ambiente de cuarteles y comisarías que tantas veces se llenó de barbarie  Así que al abordar la lectura de Algo que nunca debió pasar, segunda novela de  Juan M. Velázquez, profesor de Derecho Internacional en la UPV/EUH, autor del libro de relatos Secundarios de lujo y de la novela Hombres sin suerte, se confirman de inmediato afinidades y convicciones. Pero es necesario distinguir entre historia y literatura y sustraerse a la tentación de lo ético para centrarse en una trama ubicada en San Sebastián, que establece un logrado encaje accional, no con testimonios reales sino con invenciones verosímiles.
   Algo que nunca debió pasar comienza con una secuencia de extrema dureza, una sesión de tortura descrita con alucinado rigor, y se desplaza después a la biografías vivenciales de dos policías que caben en un catálogo de lugares comunes: ven en el turbio ambiente vasco un sitio de oportunidades para progresar en el Cuerpo Nacional, son del Real Madrid, de inteligencia mermada por la escueta formación cultural, músculo suelto, sin límites en la conciencia, puteros de fin de semana y amantes de la música de Julio Iglesias. Como representantes del bando encargado de mantener el orden y defender el estado constitucional  no tienen precio; han perdido los escrupulos y sólo se sienten náufragos provisionales en una zona de trincheras entre arraigados y desarraigados.
   Los policías Ramírez y Gutiérrez, llegados a Donosti a finales de los setenta, saben muy pronto que la vida va en serio; interrogatorios, algaradas callejeras y  el goteo de atentados se muestran con crudeza para sembrar una caótica normalidad en la que apenas quedan indicios racionales.  La cronología parece calmarse dos décadas después pero ni siquiera el ruido del tiempo evita los latidos del pasado. El ayer se hace presente cuando la desaparición de una joven deja a algunos protagonistas del drama en una representación trágica similar.
   Otra vez el viaje al fin de la noche tras un purgatorio de veinte años; otra vez el aserto maquiaveliano de que el fin justifica los medios, como suele ser práctica en las zonas umbrías de la novela negra. La identidad más significativa es Ramírez (Ramiro, ahora detective privado y ex de casi todo lo que aglutina un hombre común que arrastra las turbulencias del yo y una madeja de conflictos sentimentales) focaliza con crudeza el primer plano. Con la filosofía del hampa y notorias afinidades con los figurantes de D. Hammett, Ramírez sabe que no hay sitio para él en el remanso de la última costa. Acaso tampoco para otros personajes como Gutiérrez, Marisa o los habituales de la Goma 2 que hallaron identidades nuevas, convertidos en empresarios de vida burguesa.
   Algo que nunca debió pasar revela los pasajes resbaladizos de una realidad oculta y huidiza en la que aflora el rostro verdadero, la naturaleza sin máscara. Con sinceridad radical, la novela contradice el estar sosegado, desmiente la tregua después de la barbarie y remueve el espacio de convivencia que dicta una falsa normalidad. Ni la memoria olvida ni los sentimientos enmohecen en las machadianas galerías del alma, convertidas en un lodazal. 

domingo, 24 de febrero de 2013

DETALLES.

                                            (Fotografía de Hilario Barrero)

Ella.

Apacible y real,
o cada noche
una obsesión intrusa,
un trapecista
encaramado al sueño más lejano.
Cierzo sobre las horas,
frágil tacto de oro
que acaricia los cuerpos estivales,
posesión ilusoria,
laberinto;
sorpresa entre los restos
del último naufragio,
o compleja ecuación
que resuelve una suma
reiterativa,
extraña, irresoluble,
en la que el todo siempre
es mayor que la suma de las partes.

     (De Causas y efectos, Sevilla, 1997
      Premio de Poesía Luis Cernuda)

viernes, 22 de febrero de 2013

ESTHER MUNTAÑOLA. TIEMPOS DE FRÍO.

 Flores que esperan el frío
Esther Muntañola
Poesía, Trea,  Gijón, 2012 

   Casi una década ha transcurrido desde que Esther Muntañola (Madrid, 1973), artista plástica, Licenciada en Bellas Artes y docente en ejercicio en un instituto de Secundaria, editara su primer poemario en la imprenta bejarana de Lf Ediciones, al cuidado de Luis Felipe Comendador. El largo paréntesis de buscado silencio me sugiere una reflexión previa sobre la actitud del yo biográfico ante el hecho literario: un deseo de profundidad y maceración, un afán de indagar en lo esencial de la palabra sin preocuparse en lo más mínimo por aparecer en los escaparates de la actualidad o por buscarse sitio entre los asientos libres de grupos y etiquetas.
Flores que esperan el frío, título con reminiscencias literarias, se abre con un liminar firmado por la poeta Berta Piñán. Es un texto  que guarda un pautado equilibrio entre reflexión y emotividad, con enunciados clarificadores como los que siguen: la mirada poética de Esther Muntañola contempla el mundo desde el asombro de lo pequeño, busca una esencia minimalista, y acepta la belleza con una emoción contenida que llena el entorno de enlaces subjetivos.
   Con esas coordenadas estéticas nos adentramos en un libro que fusiona percepción sensorial y estados de ánimo. El mundo es diverso, desajustado, frío. En él caben identidades que naufragan en la opacidad de lo diario y se exponen a la indagación de las palabras. Pero los contraluces de la realidad tienen una solana, una fachada diáfana en la que el amor actúa como mar de fondo que concede otro sentido al contorno de las cosas. Esa presencia de lo sentimental es un cerco que aísla y protege; y al mismo tiempo prolonga las sacudidas de la identidad hacia el otro, hacia ese espacio íntimo que nos dice que no estamos solos.
  El avance argumental parte de una situación condicional: “La tormenta de piedras arrasó las flores “; con esa metonimia de la desolación, el yo poemático emprende itinerario vivencial por el reverso de la realidad, por el espacio umbrío. Pero la belleza está sobre la superficie, esperando la retina despierta, capaz de capturarla: “Todo habla en silencio, lentamente, / y a veces, sólo a veces, / nos detenemos y escuchamos “. El cielo es abarcable y se dibuja azul sobre la obstinación de la costumbre.
   Los poemas que integran Flores que esperan el frío respiran emotividad y transparencia, buscan palabras que amalgaman la calma y la tormenta para fijar la certeza elegíaca que tienen los instantes al paso. 

 

 

miércoles, 20 de febrero de 2013

ESPALDAS.

                                ( "Espalda de mujer"  Diego Gallardo
                                Acrílico sobre lienzo, diciembre, 2010)

Razón de ser

Soy vagón detenido que te espera,
colmado de ilusión, en el vacío
escenario de un tiempo sin historia
y acomoda la tregua a tu partida.
Soy venero motriz que ensancha cauces,
remonta la raíz de las traviesas
y pretende con gozo el añorado
abrazo fraternal del horizonte.
Soy párpado, pupila dilatada
que busca en el cristal un simple roce,
las huellas sumergidas de algún gesto.
Soy pavesa, rebrote de la llama
que disuelve la noche y templa el día.
Cerca o lejos, mientras existas soy.

   (De Largo recorrido,  Rialp S. A., Madrid, 2001)

lunes, 18 de febrero de 2013

LUIS GARCÍA MONTERO. SINCERIDAD.

No me cuentes tu vida
Luis  García Montero
Planeta, Barcelona, 2012

   El estreno narrativo de Luis García Montero (Granada, 1958), poeta, ensayista y catedrático universitario, buscó como sustrato argumental la biografía novelada del amigo y maestro Ángel González, una de las voces mayores de la Generación del 50. Se tituló Mañana no será lo que Dios quiera  y entremezclaba historia personal y crónica de un época de extrema dureza –la guerra civil y sus efectos colaterales-, que condicionó durante décadas la convivencia y la forma de vida de un país que hablaba en voz baja y era gris, como la lluvia que había encogido la esperanza.
  No me cuentes tu vida utiliza una expresión coloquial para titular la segunda novela del escritor de Granada y marca pautas que sugieren vocabulario coloquial, expresión de secuencias cotidianas e historias rutinarias del ahora que conforma una actualidad  que se va conformando con los datos de personajes cercanos, cuya intimidad se expone al paso brusco de la realidad.
   Quienes conozcan el devenir biográfico del escritor encontrarán desde el inicio abundantes similitudes entre el quehacer existencial y la voz narrativa. Como si hablara un yo desdoblado que expone  pormenores biográficos guardados en algún trastero de la memoria: los días de Granada, el crecimiento de la educación sentimental, el despertar de la conciencia cívica y los hilos relacionales que van sumando acercamientos y fracasos del entorno cercano. La escritura se convierte en un peculiar método de conocimiento, en un espejo que devuelve la imagen ajustada  de quienes han protagonizado historias personales que el tiempo se encarga de conciliar. El destinatario del largo soliloquio es Ramón, un joven de veintitrés años, enamorado de Mariana, muchacha rumana que trabaja como empleada doméstica en la casa. La distancia cada vez mayor entre Ramón y su padre, Juan, empuja al progenitor a testificar sus propias razones vitales. Los enfados coyunturales se van transformando en frío permanente; la convivencia se llena de obligaciones enojosas y malentendidos. El abismo generacional enfrenta a dos identidades que han vivido compromisos distintos y entornos por lo que es necesario mantener lazos, sembrar vínculos que libren del desarraigo. Es necesario abrir los ojos, ahuyentar las sensaciones de soledad y buscar argumentos que fortalezcan un territorio común. 
   Las páginas de No me cuentes tu vida dan la imagen de un diario en el que se anotan recuerdos y consideraciones que buscan sentido a las actuaciones cotidianas.  Alude a esa capacidad del tiempo para recomponer grietas, para dar salida al laberinto, para normalizar relaciones que superen el latido contradictorio del paso del tiempo.

 

  

sábado, 16 de febrero de 2013

ARREPENTIMIENTO.


Arrepentimiento.

Ni él mismo reconoce su pasado
tan limpio ahora
de limos y adherencias.
Es la reencarnación de un hombre nuevo,
el dueño de una vida
llena de confortables incidentes.
Apela a sus diversos compromisos
para justificar algún silencio.

Prende de su solapa una flor del futuro,
aspira a ser foráneo de si mismo.
Nada sabe de las treinta monedas.

   (Un país lejano, DVD Ediciones, Barcelona,  1998)

jueves, 14 de febrero de 2013

"CUANDO SIENTO NO ESCRIBO"

                                 (fotografía de HILARIO BARRERO)


             Dulce como esta luz es el amor
                          Juan Ramón Jiménez

En una jornada tan vivencial y emotiva como San Valentín, cercados por los compromisos entrañables de la convivencia y las ofertas de la publicidad, conviene recordar el axioma de nuestro mejor romántico, Gustavo Adolfo Bécquer, arquetipo de transparencia en el sentir y de espontaneidad en una escritura que borra distancias entre el yo poético y el yo biográfico: Cuando siento no escribo.

miércoles, 13 de febrero de 2013

HISTORIA POÉTICA DE NUEVA YORK.


Nueva York

A la luz del invierno,
un destino de paso en el trasiego
de viajes y distancias.
Voces, bocinas, signos
que llenan los sentidos
de palabras babélicas.

Por un momento somos
esos desconocidos
que doblan las esquinas;
los ojos transeúntes que contemplan
un vértigo de frágil geometría
temblando en el cristal.
Complacido el recuerdo
traza breves apuntes
donde la imagen guarda
su mínima porción de eternidad,
la voluntad de sueño
que debe consumir, voraz, urgente.

El agua es resplandor en la bahía;
un viento de costado
arracima gaviotas en el aire.
Tregua de frío.
Errática nostalgia en Central Park.
Tu mano entre las mías,
necesaria  raíz, principio y término,
acaba en ti la plácida deriva.

Después de tanto andar
nunca sé lo que busco.

Pd.-  Poema inédito que el profesor Julio Neira
ha incluido en Historia poética de Nueva York, Cátedra, Crítica y estudios Literarios, Madrid, 2012, págs. 319-320.




 

 

 

                 

lunes, 11 de febrero de 2013

EL OTRO.



EL OTRO.

           (Para ti, claro)
 
La sensación de que me suplantaba fue creciendo de manera firme. Presentí el cambio, por primera vez, una noche en la que acudí violento al ronco gemido de la carne. Amé varias veces, con un deseo lejano a la rutina. Al amanecer, una rugosa cartografía dibujaba mi cara. Desde esa jornada las horas discurrieron en un estar feliz, ingenuo, terco.
Definitivamente no era yo. Descubrí al intruso en mi sillón. Era el otro. No se inmutó cuando le pregunté por mi pasado y no supo qué contestar.

sábado, 9 de febrero de 2013

ATASCO DE LIBROS.



Atasco de libros:

Llegué de la Librería Alberti, tras el acto de Esther Muntañola, cargado con una bolsa de libros que deposito sobre mi mesa, junto a cuatro sobres acolchados y al lado de una torre de papel pendiente de lectura. A veces el camino por recorrer entre libros es tan largo que asusta. Indeciso, no sé cuál abordar primero, aunque de inmediato sobresalen tres ediciones, como situándose en la primera fila. Me gusta la cubierta  que tiene la edición de Laura Freixas sobre la mejor obra de André Gide, su Diario,  ese dibujo minucioso de una personalidad extrema, de polos opuestos.
   Su atractivo lector compite con un regalo que Josune García puso entre mis manos a principios de semana, Gustavo Adolfo Bécquer. Obras Completas, una edición con introducción y notas de Joan Estruch Tobella.


 
Me traje además  Historia poética de Nueva York en la España contemporánea , un completo censo de textos literarios que hacen de este espacio vertical  el epítome de la ciudad contemporánea. El ensayo está firmado por el profesor Julio Neira. 
 
 
Dejo el reloj sobre la mesa, desconecto el móvil  y pongo en el correo electrónico, como en aquellos comercios de los setenta, el cartel de " CERRADO". Después me exilio en el sillón favorito junto al flexo grande y las fotografías que más luz aportan a mis ojos. LO DEMÁS ES SILENCIO y rumor de leños crepitando.  
 
 

viernes, 8 de febrero de 2013

ACCIDENTE.


ACCIDENTE

            (A quien tiene una gata, nacida en algún sueño) 


Hasta la tarde de su estrepitosa caída, Q fue un niño tímido e inadvertido, proclive a la lectura que, de vez en cuando, presenciaba curioso el chalaneo del mercado, o prodigaba caricias a una gata doméstica. Después del golpe, su sistema nervioso quedó perturbado. Soñaba continuamente con animales. No era raro que alguna de aquellas imágenes oníricas, como un gran lobo pardo,  amaneciera entre los muros de su cuarto.
Con sentido práctico, los progenitores propusieron a las autoridades locales la fundación de un zoológico. Pronto, la singularidad de su fauna originó un flujo turístico sin  precedentes que desbordó el callejero urbano e hizo envidiadas la fama y riquezas  de Q.
Todos los niños del municipio ensayan arriesgados ejercicios y saltos sin red. Los padres esperan confiados que una torpeza repita el milagroso accidente.
 
 

martes, 5 de febrero de 2013

ESTHER MUNTAÑOLA.

                                                                      
Poeta y artista plástica, Esther Muntañola presenta el viernes, 8 de febrero a las 19,30, en la madrileña Librería Alberti, su poemario Flores que esperan el frío, (Trea, Gijón, 2012), acompañada por Ricardo Virtanen. Con su afecto de siempre la poeta responde a este pequeño diálogo.
 
 ¿Cómo surge esta edición en Trea?
 
Me parecía muy interesante la labor editorial de Trea por su nómina de autores  y por la manera tan hermosa de editar que siempre han tenido. Me atreví a enviarle al editor el poemario  y fue de su agrado.
 
¿Qué ha cambiado en tu enfoque poético desde tu carta de presentación, En favor del aire?
 
Verdaderamente no creo que la diferencia entre ambos poemarios sea un criterio     de enfoque, las obsesiones de cada autor finalmente determinan la obra y en mi caso, creo que para bien o para mal, siguen siendo las mismas. Entre un libro y otro ha pasado tiempo de vida. El tiempo, que nos ensancha vitalmente a todos como personas, y en el caso de los creadores,  genera matices en nuestra obra.
 
¿La plástica concede otra percepción a la mirada del poeta?
 
¿Y la Poesía, concede otra percepción a la mirada del pintor, del escultor, del   músico?  Somos diversos, múltiples, permeables. La capacidad de observación imbrica ambos mundos. El ojo no mira, es el cerebro. Nuestra mente genera el entorno y en cierto modo lo establece para nosotros. La realidad, para el artista, es recreada dos veces, sea cual sea la forma en la que tome expresión.
 
La poeta Berta Piñán firma una encomiable introducción y resalta la esencia minimalista de tus versos. ¿Compartes esa definición?
 
Estoy muy agradecida a Berta Piñán por el hermoso prólogo que ha escrito para Flores que esperan el frío. Ella habla de una búsqueda de lo esencial en el lenguaje en este libro y realmente ese es uno de los puntos más importantes en los que me he intentado centrar a la hora de construir cada poema. Eliminar lo accesorio para enfocar lo necesario.
 
¿Qué voces contemporáneas te deparan mayor afinidad?
 
La poesía Europea y Norteamericana son hoy por hoy las referencias que me resultan más atractivas como lectora. Estamos teniendo acceso a ediciones bilingües y muy buenas traducciones, es una fortuna. Pero en vez de reseñar dentro de ese panorama a autores que son sobradamente conocidos, me gustaría señalar la riqueza del la obra de poetas que están escribiendo en lenguas peninsulares como Olga Novo, Xabier Rodríguez Baixeras, Luz Pichel, Berta Piñán, Antón García, Lourdes Álvarez, Xosé Bolado, Xuan Bello, Joan Margarit, Pere Rovira… Me interesan mucho sus obras por su singularidad e intensidad poética.

domingo, 3 de febrero de 2013

VERSIÓN AL CHINO. ("El arte...")


El Arte de vivir los lunes (Versión al CHINO)

 
生活在周一的艺术

需要确实的练习和理论的支持,

要知道些谋略

用任意驰骋的个性

修饰日常的平淡。

无数的危机

暗藏在周一初次的咖啡之后

牛奶溢出的香味

简单而明了地宣告着它们的滋长

在工作日里持续蔓延繁衍

我们时刻保持着警惕

是一定的

黄昏的列车

将旅客们带回家

带回朝思暮想的归宿

         【生活在周一的艺术】

 
El arte de vivir los lunes

 
El arte de vivir los lunes
requiere cierta práctica y algo de teoría,
saber de estratagemas y confabulaciones
y adjetivar la prosa cotidiana
con una terca voluntad de estilo.
Incontables acechan
los peligros desde el primer café,
crecen cuando un olor
anuncia escuetamente la leche derramada,
se reproducen con duración de días laborables
y en guardia se mantienen,
tal seguros precintos,
entre los pasajeros del tren crepuscular
que nos devuelve a casa,
al reclamo del lecho hospitalario.
El arte de vivir los lunes
sobrevive y se esconde
en vacuas reflexiones como ésta:
nada es eterno, salvo un lunes.


Postdata:
 
La versión del poema está realizada por dos universitarias chinas de Ciencias de la Información, asesoradas por el profesor Antonio Arroyo, quien pretende difundir en algunas universidades asiáticas el trabajo de autores españoles contemporáneos.                            

 

 

 

 

viernes, 1 de febrero de 2013

ARQUITECTURA DE LA PALABRA.



Alzheimer


La mirada brumosa
y una sonrisa escuálida.
Suturas de un desplome
solapado.

Hipnotiza el delirio
que nos somete a todos
y que ninguna fuerza
puede corregir.

Recuperas olvido y sobrecoge
que no sepas quién soy,
o que mires las formas
con los ojos
de una memoria estéril.

Estás lejos. Transitas
el dormido país de los lotófagos.

             José Luis Morante



Arquitecturas de la palabra, Antología poética,
coordinadora: María Teresa Espasa,
Institució Alfons El Magnànim, Valencia, 2012)