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Compañías limitadas Xavier Oquendo Troncoso El Ángel Editor Quito, 2019 |
AMAR ES MENOS
El
propósito creador del ecuatoriano Xavier Oquendo Troncoso (Ambato, Tungurahua,
1972), periodista, gestor cultural, impulsor del sello editorial El Ángel
Editor y Doctor en letras y literatura, abarca un recorrido multiforme. Transita
por la literatura infantil, la narrativa, el ensayo, la coordinación de
antologías sobre sendas fuertes de su generación y voces
emergentes del país, y mantiene como actividad central la dedicación poética. De su estela lírica, traducida parcialmente al portugués, inglés e italiano, daba cuenta Salvados del naufragio (2005), muestra del trabajo de casi
tres lustros, enriquecido con posteriores entregas y compilaciones como la antología personal Los poemas que me aman (2016), versionada al inglés por Gordon McNeer.
Su obra continúa con Compañías
limitadas, libro aparecido en los últimos días de 2019. Precedido de una extensa
dedicatoria afectiva que convierte al amor en núcleo germinal y cálida medida
del discurrir del tiempo, el poemario amanece con una larga cita de
Jaime Gil de Biedma, con versos que aluden al declinar del mediodía amoroso. Desde un
coloquialismo natural, en el que aflora un reguero de imágenes con fuerte
impacto visual, el apartado “Las compañías” deslumbra con el poema
“Afectos Cía. Limitada”. Su voz enunciativa hace de la textura sentimental una aire respirable. Su estar llena el entorno, dejando en la
conciencia reflexiva del sujeto verbal un
paisaje mudable que, junto a la aparente solidez celebratoria, cobija inadvertidas zonas de sombras, de vacío. Las secuencias de la aurora se
encaminan hacia un atardecer de grises y nostalgia. La fisiología
de los afectos construye una realidad especulativa. Es un laberinto de redes
causales asentado en el pensamiento. Postula la sensación de una trama diluida de
itinerarios, solo entrevista en la memoria.
El largo verso sálmico y el usual
recurso de la comparación crean un torrente asociativo. Rompen el
frío de lo cotidiano con continuas bifurcaciones reflexivas que llevan a la
soledad del sujeto y a su estrategia preventiva frente a los afectos. También
el poema “Del no amor”, con su formulación interrogativa, hace del ahora un
espacio de soledad, como si el registro vital estuviese en un tiempo nuevo
donde no fueran posibles la convulsión y el encuentro. Es necesario seguir
ruta, buscar una recomposición que adquiera síntomas de
plenitud; sumar pasos hacia el asombro.
Siendo el amor y la voz íntima de la confidencia los hilos sustentadores de Compañías limitadas, Xavier Oquendo Troncoso explora matices en la tensión unitaria del libro. Si el sentir invita a lo solemne, en la composición “El débil” se
recurre a la ironía para dar al sujeto una actitud de cercanía cómplice. El
recurso también encuentra sitio en la composición “En honor a quien salva”, cuyo tono
descriptivo emparenta sus versos con el cuento corto.
Uno de los poetas capitales de Xavier Oquendo Troncoso, junto a César
Vallejo, Pablo Neruda, Nicanor Parra o Juan Gelman, es Jorge Enrique Adoum (1926-2009);
al escritor, político, ensayista y diplomático que hizo de la mirada social el
compromiso más sostenido de su escritura, dedica el hermoso poema “Dos calles
de Adoum y un árbol”. Los versos exploran el periplo biográfico y su legado en
el tiempo como si fuesen vigas que cimentara la casa de la poesía.
También con la textura del homenaje nacen las composiciones “El colorado” y
“Juan”. La primera enfoca la figura del progenitor cobijado en los ojos del
niño, lo que concede al personaje un epitelio épico; esa dimensión de calidez
filial se mantiene intacta en la madurez meditativa. El poema
elegíaco “Juan” rememora el silencio definitivo de Juan Gelman, tan tímido y
solidario, tan hecho de esperanza.
El segmento inicial se completa con ángulos diversos que dan pie a una
pluralidad de motivos. Habitan los poemas el discípulo, la voz del tiempo y su
experiencia natural, la impresión subjetiva del autorretrato o el lugar del
amor como arquitectura capaz de definir al otro o dejar entre las manos su
diluido balance final.
Con su título machadiano, la sección “Las soledades” aborda el sentimiento de pérdida, elegíaco y crepuscular. Consumado
el fracaso de la relación amorosa, sobreviven los restos, un patrimonio frío de
desolación. Esta debacle propicia el rumor renqueante de la angustia, una
anti-oración que vela la felicidad y mantiene en la retina elementos
generacionales de la educación sentimental. Aquella felicidad inadvertida de
los años 80 entrelazaba la biografía sentimental con un nutrido escaparate de
claves colectivas que ahora, en el terco presente, se van llenando
de demoliciones. Todo requiere un reajuste, acaso la invención de algún
itinerario de regreso que propicie un último tren.
La corriente escritural se remansa en sí misma
en las composiciones del apartado “La poesía”. Como un largo monólogo
interrogativo que suma indagaciones, el tejido poético abre un juego digresivo. Secuencia asociaciones y dinamiza un fraseo donde conviven el enunciado y
el verso irracional y alucinatorio. Se oyen la personificación,
el decir paradójico, la letanía reiterativa y el continuo propósito de activar
un uso renovado de la expresión versal.
Los poemas de Compañías limitadas subrayan la confianza lectora de Xavier Oquendo Troncoso en
magisterios medulares. Así intensifica su
singularidad, ese intenso cuidado de la dicción poética expresando su
confianza en el amor como razón vital, pero también su conciencia de la
temporalidad. Quien sale al día explora la realidad del sentir como un ámbito mudable. Hace de la poesía introspección y permanencia, el trazo compartido del fuego y la ceniza.