miércoles, 31 de mayo de 2023

HOMO POLITICUS

Amanecida
Desierto de Jordania, septiembre 2022


 HOMO POLITICUS

La amanecida inútil del nihilismo. El sol ilumina el desierto en otro idioma.

Las campañas electorales tutean, como si el yo estuviese en el centro de la conversación.

Desde el cartel su disposición cívica tiene mirada de dogo.

Nunca hay más allá, sin cuando las promesas electorales son aves migratorias de vuelo corto.

Las páginas de la historia esconden en sus párrafos un corrector de oficio.

A la ideología del militante le viene bien la orilla, la condición de río contenido.

Los partidos minoritarios optan por la batucada; se empeñan en imitar el ruido de la tormenta.

Hay vocaciones políticas terminales, nacidas en el confín de intereses oscuros.


(Aforismos en campaña)




martes, 30 de mayo de 2023

MIGUEL ÁNGEL REAL. VIRTUDES DE LA INERCIA

Virtudes de la inercia
Miguel Ángel Real
Prólogo de Mónica Manrique de Lara
Lastura Editorial, Colección Alcalima de Poesía
Madrid, 2022

 

DESPERTAR


   En la primavera de 2023 el Festival Internacional de Poesía (Im)prescindibles, coordinado por Álvaro Hernando y con sede central en Moralzarzal (Madrid), nos daba la oportunidad de conocer en directo los poemas de Virtudes de la inercia (Lastura, 2022) de Miguel Ángel Real (Valladolid, 1965), Licenciado en Filología Francesa, traductor, poeta y catedrático de español con destino desde 1991 en el Lycée de Cornouaille de Quimper, en la Bretaña francesa.
  En su recorrido poético están las entregas Zoologías, libro de amanecida impulsado por Ediciones En Huida, Como dados redondos, aparecido en la editorial mexicana Cisne negro, la selección poética bilingüe Comme un dé rond y Les rébellions inútiles, una compilación de poemas en francés publicada por Ed. Douro. En los meses finales de 2022 amplía recorrido con Virtudes de la inercia, un poemario con liminar de la poeta Mónica Manrique de Lara. La introducción define esta quinta entrega como “un interno paisaje experiencial, espontáneamente reconocible y quizá, por este motivo, hipnotizador como un fuego”. Tan sugerente apunte refrenda que en la arquitectura lírica de Miguel Ángel Real habla fuerte el intimismo sentimental, definido mediante estratos vivenciales con la transparencia de lo emotivo. El sujeto interpuesto muestra una dolorosa lucidez en esos espacios gélidos que recorren la desesperanza y la soledad. La palabra entonces adquiere su propia metafísica, su refugio interior, donde la conciencia se confina.
   La introducción de Mónica Manrique de Lara es excelente. Crítica torrencial de implicación directa. No se trata de la aparición fugaz del compromiso amical sino de una lectura que percibe y expone, que intuye e interpreta la propuesta poética de Miguel Ángel Real como “despertar de un oculto letargo”.
   Desde una organización dual, se abren dos tramos líricos de similar longitud formal. El primero “Virtudes de la inercia”, tras una cita metaliteraria de César Vallejo, arranca con el poema homónimo que concede título al poemario. El hilo argumental enuncia una situación de partida que alude a soledad y desánimo, a paisaje después de la batalla:”ni me quedan fuerzas para aprender a apaciguar la pena”.
   Miguel Ángel Real comienza su andadura con una intensa reflexión vital que busca apaciguar el dolor y la incertidumbre que produce el fracaso de la convivencia. El yo poético se mira a sí mismo, empujado por la mano fría de la inercia, distante y gélida, aceptando que ella es la dormida silueta de lo incompatible. Todo es pasado en el ahora, un borboteo apariencial que disimula el tedio: “Qué hay, no sé, qué te haces, / da igual, cualquier cosa. / No tengo hambre, / dijo alguno. / Yo tampoco, fue la respuesta”. Todo alrededor se ha vestido con el esqueleto invertebrado de la espera. Todo se desdibuja en trazos desvaídos hasta crear el espejismo de que solo las palabras conceden vida y certifican alguna escapatoria de un presente que abre sus pasos a la desilusión. 
   El hilo argumental deja en su avance en este primer apartado el campo de visión de un laberinto de mentiras, de una simple historia de supervivientes que tejen la triste sombra de lo cotidiano. Los versos buscan la senda de regreso, esa sensación de estar de vuelta para encontrar refugio en las palabras y poder huir de una ciénaga gris de soledad y limo.
   El tramo final “Hacia la luz”, que arranca con una hermosa cita de Mario Benedetti que se hace reflejo de esperanza,  poco a poco se deshace la sensación de cansancio y soledad: “Poco me importa que el trébol /  tuviera tres hojas. / Lo encontré bajo la nieve. / Vivo “. La descarnada herencia del pretérito diluye formas en una prematura vejez. Hasta volverse olvido. Contra viento y marea los sentidos renacen y recobran la fe. Los espejos recobran la luz del mediodía, reaniman recuerdos y de pronto el mundo está bien hecho y se escucha su latir en otro marco, donde no hay sombras: “la palabra es germen, esencia de posible. / Sobre ella me reposo para llegar a ti levemente. / Es mi única arma para no extinguirme, y con ella sé aguardar días mejores “.
   Miguel Ángel Real en los poemas de Virtudes de la inercia lanza al aire la moneda del amor para que muestre al vuelo sus dos caras; para que asuma que en la realidad la sombra tiene sitio y persiste fuerte; para que confirme también que hay pasos en el amor para el regreso. Poesía que hace de lo emotivo una razón común, que confía en el lenguaje para conceder a los sentimientos una dimensión de conocimiento y búsqueda, una continua aspiración a la luz, o como escribe con singular acierto Mónica Manrique de Lara: “una propuesta esperanzada hacia la dicha”.
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 
 


lunes, 29 de mayo de 2023

RESACA ELECTORAL

Madrid, Gran Vía
Imagen publicitaria
de
Internet

 

RESACA ELECTORAL


Cuando leo, me pierdo de vista.

Para combatir la resaca electoral es muy estricto en el consumo de alcohol. Sólo bebe en dos ocasiones: cuando la sed apura y cuando no hay sed.

Al superar el delirium tremens le asombraba la rareza de la normalidad diaria.

Su biografía se equivocó de vida.

Los mejores momentos vitales nunca descuidan el paseíllo higiénico por la nadería.

Disimula la vestimenta etérea de su escritura con la bisutería de las citas.

El alelado empaque de las ruinas, como si desconfiara de la restauración.

El cielo azul de Madrid me causa un profundo desasosiego; un color a trasmano.


(Aforismos de un votante a trasmano)



sábado, 27 de mayo de 2023

ENRIQUE VILLAGRASA Y LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID (Entrevista)

Enrique Villagrasa
  
(Burbárguena, Teruel, 1957)

FERIA DEL LIBRO DE MADRID, 2023

   Las casetas del Retiro muestran al sol sus novedades poéticas. Lo hacen con la mirada limpia del regreso, tras la larga clausura pandémica, y con la fuerza de tinta de las apuestas editoriales en las que conviven clásicos, nombres consagrados y voces nuevas. Una amalgama de títulos y autores que requiere la mirada y el criterio emancipado del experto. Hablamos con Enrique Villagrasa (Burbáguena, 1957) poeta, periodista y uno de los críticos independientes más respetados del país.

 JLM.- No sé si serán los benéficos efectos de una primavera desatada que deja en los sentidos un parque del Retiro esplendoroso, pero se percibe un ambiente de plenitud y optimismo en torno a la Feria del Libro. ¿También hay ese ambiente auroral en la poesía?

 Sí, la fina y pertinaz lluvia de estos días da cuenta de la prisa e impenitente trajín editorial: igual pasa en la poesía y sus editoriales. Es un gozo pasear por el Retiro con tanta oferta para las personas lectoras, que sí saben qué libro buscando van. Aquel que les ilumine, espero y deseo. Tenemos buena cosecha de poetas en estos momentos en España. Y que no se fíen de las propuestas periodísticas de los grandes medios, que busquen. Hay más y mejor, casi siempre: al menos, sin intereses.

 La creación no duerme, deja la sensación de un perpetuo desvelo que abre la amanecida con un incansable fluir de nombres propios y títulos. ¿Cuáles son los que merecen una atención especial en esta feria?

 En esta edición de la Feria del Libro de Madrid, la Feria por antonomasia, citaría la poesía de Manuel López Azorín, José Luis Morante, Ángel Guinda, Alfredo Saldaña, Celia Carrasco Gil, María Ángeles Pérez López, Vicente Muñoz Álvarez, Nacho Escuín, Gsús Bonilla, Joan de la Vega, Albert Torés, Juana Castro, Selva Casal, Concha García, Javier Vázquez Losada, Miguel Ángel Curiel, Joan Andión, José Manuel Lucía Megias, Esher Peñas, Luis Ramos de la Torre y la poesía de Ursula K. Le Guin, entre otras muchas y plurales propuestas. Estas y estos poetas no les defraudarán.

En su lucha por la supervivencia, las pequeñas editoriales tienen una presencia fuerte en la Feria, aunque revistas y suplementos sólo parecen tener puertas para la jerarquía editorial. ¿Es posible recorrer los pasillos del futuro, lejos de Visor, Pre-Textos, Hiperión, Tusquets o las habituales presencias de escaparate?

 Creo que sí. Salvo un par de las citadas, me parece que todas las editoriales en España tienen los días contados: las personas lectoras saben y ya no creen en el mercado y buscan. Editoriales como Liliputienses, Lastura, Papeles mínimos, Siltolá, Chamán, Cálamo, RIL, Bala Perdida, Huerga y Fierro, Los libros del gato negro, Libros del Innombrable, Bartleby, Baile del Sol, Olifante, Ediciones Franz, Casa Bukowski Internacional y o Ultramarina están ofreciendo descubrimientos poéticos excelentes.

Hablemos de los recién llegados. Quiénes son, a su juicio, los poetas que conforman la parrilla de salida de la generación digital, aquellos nombres que muestran un vitalismo pujante.

 Pues desde Celia Carrasco hasta Ginebra Raventós, pasando por Ale Oseguera, Sonia Marpez, Violeta Nicolás, Loredana Volpe o Esther Peñas y Azahara Palomeque, además de Dafne Benjumea, Rut Sanz, Rosa Berbel, Hasier Larretxea y Bibiana Collado, entre otras y otros, que haberlos los hay.

 No sé si es posible mantener todavía una confianza ingenua en los premios; pero son, desde luego, una de las estrategias más efectivas para la promoción personal de quien empieza. ¿Sigue fuerte esa capacidad selectiva de los certámenes literarios?

 Los premios deberían ser y estar para descubrir poetas única y exclusivamente. Dudo muchas veces de la capacidad y el rigor selectivo de los jurados. No tengo nada contra los premios de la industria privada. Sí que miraría con lupa aquellos que se otorgan con dinero público. Pero, a veces aciertan y es de celebrar. Confianza en ellos todavía.

 En las últimas convocatorias el Premio Cervantes ha distinguido a poetas que ya son el árbol genealógico de la poesía contemporánea: Joan Margarit, Cristina Peri-Rossi, Francisco Brines, Rafael Cadenas.  ¿Ya es historia el relato de la poesía como género clandestino y minoritario? ¿Participa con pleno derecho en el reparto festivo de la aceptación popular?

 Espero que no: leer poesía debe ser para una minoría, como la filosofía, la música clásica, la pintura… Aunque, bien es cierto, que todos deberíamos tener una base cultural lo más amplia posible, que nos enseñase a pensar, desde la guardería a la universidad, pasando por los colegios, institutos de enseñanza media o formación profesional. Por cierto, este premio no siempre está acertado en su elección. Pero, los y las premiadas son poetas hasta ahora que se dejan leer.

 

Al intacto sosiego de la lectura en papel se suma ahora la ventana abierta de internet. Esa exposición de lo digital, ¿ha supuesto alguna transformación de fondo en el quehacer poético?

 

El tiempo nos dará o quitará la razón, tanto Martín Rodríguez Gaona como usted mismo saben más de esto que yo. Hay buena poesía en las redes y fuera de ellas. Hay muchísima mala escritura a renglón partido que cuela como si fuese, dentro y fuera. De ahí la necesidad de educar desde niños en las artes. Y supuestamente, sí que ha habido un ponerse las pilas en el quehacer demiurgo. Algunas cuadrillas poéticas no han querido perderse el tirón del mercado digital; pero no ha sido para tanto. O sea, ha sido la poesía cerilla: una pequeña llamarada y nada más.

 

Es sorprendente el desembarco de traducciones en los últimos tiempos. En el escaparate de novedades la poesía palestina, hindú, nórdica, polaca o rumana; y junto a ellas la poesía en lenguas periféricas… Por fin la convivencia entre lenguas es un hecho real o ¿sigue habiendo dificultades para acceder a los autores con circulación restringida?

Se continua sin traducir poesía en catalán, gallego y euskera, también en asturiano, aragonés... Aunque la cosa parece que se mueve, pero muy muy despacio. Todos deberíamos conocer las lenguas romances y las de nuestro Estado, país de países poéticos donde los haya. Conocemos más la poesía anglosajona que la nuestra. Por cierto, estoy leyendo la Poesía reunida (Linteo) de Kathleen Raine, en traducción del poeta José Luis Rey, y me parece brillante. No la conocía.

 En el siglo XXI, cuáles son los temas recurrentes del poema. ¿Persiste la tradición o hay nuevos inquilinos en el portal de siempre?

 La misma poesía en formatos distintos. Todo el mundo quiere hablar de sí mismo y su experiencia con el amor, el dolor, la vida y la muerte. También la naturaleza y el cosmos. Poca poesía hay que sorprenda. Sí hay poetas que le dejan a uno balbuceando, como Josefina Aguilar en su poemario Aubade (Huerga y Fierro): “Para reflejar la sed hace falta un océano dentro de tu boca”.

Entre lo anecdótico y la abstracción, el figurativismo y la reivindicación de  derechos sociales ¿Hay sitio también para la transgresión?

 Sí, claro. Pero lo difícil es lograrla. Escribir violentando el verso desde el margen. Leo poca trasgresión certera; pero seguro que la hay. Poetas hambrientos que escriban poesía feroz necesitamos: agresividad y furia, no crueldad.

 Los críticos han empleado en sus análisis el término generación como foto de grupo; pero ahora individualismo y globalización parecen haber borrado los caracteres genéricos del grupo. ¿Puede estudiarse todavía la joven poesía del presente sin que parezca un coro de solistas?

 No. Rotundamente no y usted lo sabe bien como antólogo que ha sido y es. Hoy solo tenemos marcas de mercado. O sea, ese coro de solistas que bien dices. Pero es bueno, opino, pues es no escribir de forma gregaria, que buena falta nos hace. Luego ya llegarán los críticos y los pondrán en el grupo justo y necesario, por puro azar.

 Muy agradecido por tu colaboración y un abrazo fuerte, querido Enrique

 ¡A ti siempre, poeta sabio y generoso! Las personas lectoras lo sabemos bien.

 Madrid, 27 de mayo de 2023


 


viernes, 26 de mayo de 2023

MUSGO SECO

Caricias

Fotografía
de internet

 MUSGO SECO

Las toxinas de la sinceridad requieren un consumo moderado.

En el reparto festivo de cargos públicos el chico de hacer recados sale a escena como general de brigada.

Angélico y tenaz, vive en el limbo, aunque su libro de cabecera es un memorial de agravios.

Con los años la identidad cambia la epidermis por el musgo seco del escepticismo. 

(Aforismos con lluvia)



jueves, 25 de mayo de 2023

MIENTRAS SUENA LA MÚSICA

 


Lucie Silvas


MIENTRAS SUENA LA MÚSICA

            Lucie Silvas
            cantaba al piano
            "Nothing Else Matter"

Si todas mis palabras
anudaran su voz como tú cantas
y dejaran esa luz encendida del piano,
cerraría los ojos.
Ningún quebranto me despertaría,
ni la respiración,
ni ese rumor de sístole del corazón cansado,
ni el miedo, ni la muerte
horadando las huellas del olvido
para cumplir los plazos.
Hago linde en tu música
y las notas roturan cada poro de piel.
Con lentitud se marca
el perenne sentir de un segundo con vida,
la gota intacta del grifo de cristal
que mana al borde de tus manos. Tan lejos.

                    (De Nadar en seco (Crátera / Isla Negra, 2022)





miércoles, 24 de mayo de 2023

ROSANA ACQUARONI. 18 CIERVAS

18 ciervas
Rosana Acquaroni
Bartleby Editores / Poesía
Madrid, 2023

MÁS ALLÁ DEL REGRESO

 

   El largo recorrido poético de Rosana Acquaroni (Madrid, 1964), licenciada en Filología Hispánica y doctora en Lingüística Aplicada, ha ido sembrando hitos esenciales, desde aquella temprana carta de presentación Del mar bajo los puentes que consiguiera un accésit del Premio Adonáis en 1987. En 2018 publicaba en Bartleby La casa grande, un poemario con nítido sustrato autobiográfico, en el que la reflexión proponía un viaje interior que amplificaba su textura emotiva. Con idéntico timbre amanece 18 ciervas, cuya presentación en la biblioteca madrileña Eugenio Trías del Parque del Retiro, con aforo completo y una nutrida muestra de la poesía actual, ratificaba el interés luminoso que han despertado las nuevas composiciones.
  Citas de Francisca Aguirre y Angelina Gatell conforman una mínima invitación a escuchar el lenguaje de los sentimientos para que se defina la identidad del yo; sin la dicción clara de lo emotivo, el sujeto se deshabita, vive a solas confinado en su gélida caverna temporal.
   Rosana Acquaroni abre su poemario enunciando una aparición. El yo poético es testigo en el bosque de la hermosa presencia de una cierva, casi suspendida en el tiempo; no se trata de una visión fugaz sino de una percepción que convulsiona la sensibilidad y se queda –qué excelente plenitud expresiva- “atrapada en el ámbar del instante”. La dormida silueta de la cierva abre la evocación y la memoria, se hace mapa de reflexión y espera, un refugio abierto para la vigilia del pensamiento como símbolo fuerte de plenitud amorosa. 
   El hilo argumental enriquece su avance desde referentes culturales que expanden el campo de visión con aseveraciones complementarias. Así sucede con los versos en cursiva que pertenecen a la película En cuerpo y alma (2017) de la cineasta húngara Ildikó Enyedi. Su semántica alumbra una historia de amor que va emergiendo hasta la superficie del poema, cambiando toda la vida en un instante. Poco a poco se deshace la sensación de cansancio y soledad, la desgajada esencia de una prematura vejez que ensombrecía los espejos en una espera inútil que, de pronto, renace en otro marco: “Y entonces /      me preguntas: / a qué lugar exacto del olvido / lo arrojaste de ti / en qué arista tu cuerpo / en qué intersticio /     tallaste de la nada / un nuevo amor.”. Es otra amanecida que marca en el reloj un transitar distinto.
   Pero la realidad persiste fuerte, como las dieciocho ciervas pintadas en la cueva prehistórica de Covalanas (Ramales de la Victoria, Cantabria) que dan título al libro y cuyo rastro en el tiempo confirma que hay pasos, también en el amor, para el regreso. La pared se perfila en los trazos en rojo de los animales como un diario de retorno al ahora, la pintura es reflejo de la respiración acompasada del encuentro amoroso. Nace con fuerza el reincidente latido del deseo, la llama viva que anida en cada célula y desata el placer: “SAGRADA EPIFANÍA / leche que se derrama / matérica / en la noche. / Déjala entrar, amor.”
  En el transitar intimista del poemario sorprende la contundencia expresiva del título “Anatomía del primer disparo” que reúne las composiciones del segundo apartado. También la cita de Chantal Maillard refuerza la idea de un viraje nocturnal en la palabra poética. El desamor abre una grieta densa en lo diario, una hemorragia de sombras que empaña el suelo triste de la convivencia. Se multiplican las instantáneas que marcan la frialdad desapacible: la cierva cercada en el incendio, el pájaro que choca contra el cristal o el aire teñido de muerte venidera son voces premonitorias de la herida. La inclusión en cursiva de los párrafos del manual de caza recuerda la voz del narrador omnisciente que va marcando los tiempos del dolor, el goteo de indicios que apunta lo que va a suceder.
   Pero el pasado también regresa y con él las suturas de la maternidad y el alumbramiento del hijo. Aquel trecho de luz define un tiempo de incertidumbre y sueño en el que se suman las nervaduras de una travesía argumental donde la violencia y el perdón conviven en un extraño abrazo. Hay que seguir, más allá de la herida, buscar de nuevo una casa encendida y habitable, vacía de recuerdos, dispuesta a buscar otra luz y otro equilibrio para que retorne “Un amor sin certeza ni linaje”.
  La coda final “18 ciervas” marca en los versos los pasos del retorno. El pasado refrenda un espacio angosto y encogido donde todo se ha cubierto de extrañeza y olvido, en un largo desfile de ausencias que pone muros a una casa vacía. Queda la cierva como símbolo del temblor vivido, como holograma pálido de rostros y voces que se apagan en el cauce del estar.
   En 18 ciervas el amor y el desamor se convierten en piedras angulares que emergen por las grietas del tiempo. En un intenso ejercicio introspectivo, la mirada poética busca señales y símbolos con emoción y desasosiego y compone un profundo sentimiento amoroso cuyas vibraciones afectan a los tejidos más profundos del yo. La memoria tiende al sol harapos del pasado y recupera desvanecidas instantáneas que marcaron la piel de los días. Y desde su lejanía camina hacia el ahora para escuchar intacto su silencio, su voz estremecida, su vacío.

JOSÉ LUIS MORANTE





 

martes, 23 de mayo de 2023

AL OTRO LADO DE MÍ (Diario)

Casa tomada
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

AL OTRO LADO DE MÍ

 

   Cuánto nos afectan los ecos de lo cotidiano, esas mínimas historias protagonizadas por identidades secundarias que muestran una lectura paradójica de lo existencial, cuajada de laberintos. El quejoso profesional, los vecinos oblicuos, los abducidos severos por el móvil, los seudoescritores sin obra pero expertos en habilidades sociales y maquillaje.
 
   La claridad mental es un don que no me pertenece. Sé poco y de lo poco que sé no estoy seguro. Soledad, cansancio, lectura y silencio. Ese es el umbral de cada día.
 
   Una paradoja que contradice lo aparente: la muerte de los que nunca vivieron.
 
    Planos de alzada. Hay identidades de planta baja, identidades con sótano y desván e identidades en ruina.
 
    Es el poeta joven de moda. Tiene un aire angélico, guedejas a lo Jimi Hendrix y una sonrisa perpetua que enaltece el primer plano en televisión o en el suplemento cultural. He leído sus poemarios y le escribo para hacerle una entrevista para el blog. Pasan los días y no me responde. La fama abruma la agenda y no deja huecos. Hay que emplear correctamente el ascensor para evitar accidentes. La tinta atonta.
 
   Qué gran labor editorial está haciendo estos años José María Cumbreño. Una rácana universitaria que no quiere gastarse quince euros adquiriendo un libro excelente le pide el PDF de la publicación, aunque quedan ejemplares publicados. Pasa todos los días: las incontables fotocopias para las clases, los enlaces de descarga gratuita. Normalización absoluta del saqueo que obvia los derechos de autor y el valor comercial del libro. Lamentable.
  
  El ruido de mis pasos al otro lado de mí. La vida suspendida entre las páginas de un libro. Envejezco. El corazón late más lento. Titubea.
 
(Notas para el diario)

        

lunes, 22 de mayo de 2023

ALERGIAS

Sosiego
Fotografía
Naturaleza viva

 

ALERGIA
 
   La serpiente padece una alargada alergia a la manzana, por lo que mantiene su guarida en un distante rincón, a conveniente lejanía de mordeduras en el árbol del bien y del mal. De cuando en cuando cruza ante sus ojos el desnudo resplandor de Eva. El reptil aprovecha el encuentro para elogiar la buena cualidad de aperitivo con panes y peces que tienen las raíces, los pequeños roedores y algunos gusanos de las hendiduras. El perfil de la hermosa muchacha asiente, pero sus hábitos alimenticios se han emancipado y dan la espalda al consejo.
  La impaciencia solitaria de dios aprieta los puños. No entiende el absentismo laboral de la serpiente y, hecho a la soledad, tampoco soporta el sedentarismo remansado de Adán y Eva. Cada mediodía se duerme con final idéntico; en el paraíso, la expulsión suspendida nada enciende, es ahora una pavesa inmóvil.

(De Cuentos diminutos)


domingo, 21 de mayo de 2023

LUIS RAMOS DE LA TORRE. MIENTRAS PUEDA DECIR

Mientras pueda decir
Luis Ramos de la Torre
Prólogo de Félix Maraña
Editorial Baile del Sol / Colección Poesía
Tegeste, Tenerife, 2022

 

CATORCE VERSOS DICEN…

 

 
   El trabajo creativo de Luis Ramos de la Torre (Zamora, 1956), Doctor en Filosofía, cantautor, profesor con amplio recorrido y persistente investigador de la obra de Claudio Rodríguez, se somete en los últimos años a un insólito ritmo de producción. Perfila con inusual contundencia un espacio interior que conexiona lenguaje y experiencia inmediata explorando distintas estrategias expresivas como la poesía, el relato y el ensayo.
   Todavía recientes las entregas El dilema del aire y Urgencia de lo minucioso retorna al discurrir poético con Mientras pueda decir, trabajo lírico con un meditado liminar de Félix Maraña titulado “De luz y claridad enciende el fuego”. El prólogo enmarca en el tiempo la cosecha lírica de ilustres zamoranos. Son voces que han hecho de la geografía del Duero un espacio conceptual habitable para emoción y pensamiento (Claudio Rodríguez, Agustín García Calvo, Jesús Hilario Tundidor, Pilar Antón, Tomás Sánchez Santiago…) y muestra, al mismo tiempo, las claves estéticas de Luis Ramos de la Torre, autor, señala el prologuista, de “una obra de madurez hecha de la reflexión, mirada del tiempo y recogimiento en la función, valor y determinación de la palabra en el discurso de la existencia “.
   Advierte también Félix Maraña que Mientras pueda decir supone en el taller poético del zamorano una disciplinada búsqueda expresiva, una inmersión profunda en el pretérito cultural que recupera el soneto para apropiarse de su rigor formal; de este modo, el celebrado esquema métrico de los catorce versos abre una nueva perspectiva al universo semántico y argumental del poeta. Luis Ramos de la Torre apuesta todo “por un juego inteligente y preciso en la parte conceptual de las palabras que me interesa mucho por ser certeramente serio, ajustado y necesario”. Súmese a ello el quehacer musical de tantos años que ha propiciado la cercanía familiar del ritmo, la cadencia, la armonía y el aliento, cualidades que acercan los poemas a las estructuras melódicas de la canción. Toda poesía es canto, celebración de la luz, vuelo alto en el tiempo.
   El hermoso recorrido reflexivo de Félix Maraña, que abre tantos itinerarios para comentar la buena salud de esta métrica clásica, deja a su término en primer plano citas de Chantal Maillard, Ángela Figuera Aymerich y Miguel Hernández, cuyas voces recuerdan la extrañeza de vivir, siempre ajeno al discurso lógico. Queda la inconsciencia del azar y la necesidad de adentrarse en el sentido de la realidad mediante la transparencia reflexiva y metafísica del pensamiento.
   La estructura cerrada de la estrofa concede a cada texto plena autonomía; así que es muy complejo engarzar los poemas en una trama argumental única. Los sonetos se definen desde la diversidad, proponen un tránsito por temas centrales: la identidad del yo, el sesgo del destino que justifica nuestros actos, la erosión del tiempo en la memoria de las cosas, el deambular entre pulso y razón de los sentimientos, los claroscuros sociales que definen nuestro tiempo, el entorno natural o la razón metaliteraria de la escritura. Son temas reiterados, variaciones y reincidencias que conforman los músculos y huesos del quehacer poético y que nunca se confinan en una sola identidad pues responden a los interrogantes más comunes del existir. El soneto se hace, por decirlo con la voz del poeta, “templo de la palabra”, “sed del decir que empapa y colma el alma”. El volumen acoge cien poemas; por tanto el hecho de escribir ratifica una madurez poética muy fértil, que emplea la estrofa en su sentido más clásico con fuerte diversidad de intereses argumentales. No hay vanguardismos experimentales en el molde formal, solo sonetos que se construyen con un nítido plano de alzada. Son frutos de un proceso poético  exigente, que conoce el legado de la tradición y las posibilidades del tejido poemático capaz de mostrar una preocupación moral y existencial. Con Mientras pueda decir Luis Ramos de la Torre clarifica de inmediato que el esquema métrico sigue pujante y cálido, al alcance de todos los que refrendan su carácter nuclear en nuestra literatura. Los catorce versos resguardan en su molde un espacio habitable, pleno de ritmo. Es acorde vivo que presta su dinamismo a la incertidumbre del tiempo. Una estrofa autónoma donde conviven legado y vanguardia, con las ventanas necesarias para airear ortodoxia y disciplina, melancolía y sueños, claridad e ironía, esos parámetros a los que Luis Ramos de la Torre pone un pentagrama fondo de música y de vuelo.
 
   
JOSÉ LUIS MORANTE


        

sábado, 20 de mayo de 2023

BAJO LA PIEL DE LAS PALABRAS

Primer vuelo
Fotografía
de
internet

 

BAJO LA PIEL DE LAS PALABRAS

                   Para Asier y Luna
 
 
Bajo la piel de las palabras
hay un fulgor de vida que amanece.
Si digo más
escucho germinar a la semilla
y un verano de trigo.
Pronuncio pájaro
y se borran escamas y el latido branquial;
musito brizna, hormiga, topo
y se expande un rincón terroso, inadvertido.
Acerco al labio sílabas de plato
y anida en las cenefas de la loza
sabor a perejil.
Cuento regresos y los pasos contienen lentitud.
 
Las palabras orean
la secuencia trivial de los sentidos;
sonidos neblinosos
que dan a cada cosa el contrapunto
de recuerdo y olvido.

                        (mesa de trabajo)


jueves, 18 de mayo de 2023

MARÍA GARCÍA ZAMBRANO. ESTA IRA

Esta ira
María García Zambrano
Epílogo por Julieta Valero
Editorial Vaso Roto / Poesía
Madrid, 2023

POLVO EN LAS ALAS


   María García Zambrano (Elda, Alicante, 1973) compagina su quehacer laboral como profesora de literatura con el empuje colectivo por la visibilidad social, la igualdad de género y la didáctica creativa de los talleres literarios. En 2007 adquirió presencia poética con El sentido de este viaje, entrega que abría un sosegado trayecto que incluye las estaciones Menos miedo (2012), reconocida con el Premio Carmen Conde, La hija (2015) y Diarios de la alegría (2019). Son libros que resguardan recorridos temáticos marcados por el epitelio existencial, el enfoque crítico, comprometido con la identidad femenina y su complejo difuminado histórico, y las asimetrías de una convivencia colectiva que corta alas a cualquier utopía, que vela aspiraciones y querencias.
  Esta ira compila poemas escritos entre 2015 y 2020 y pone como pórtico un texto en prosa impulsado por la duda y el cuestionamiento, por la enfermedad y el dolor: “El frío hace estallar la madera, lo cíclico nos obliga a hibernar. La lucha contra la muerte nos ha llevado a la extenuación. La belleza es apenas perceptible y la rabia se muda a esta casa flotante…”. La mezcla de sustratos proviene de una cita de Adrienne Rich que traza el planteamiento convergente del poemario y su ambientación reflexiva en torno a la sinrazón de la bilis. La ira traza una mínima línea, oscura y diluida, que hay que soportar y vencer porque trastoca la arquitectura emocional del hablante.
  La voz poética, como se percibe en el aserto del apartado inicial “Amar. Conservar vivo. Nombrar”, asume la tarea de mudar el estado de incertidumbre y desgaste cobijado en la conciencia. El discurrir tantea, poco a poco camina hacia el mediodía; nos convierte en un puñado de luz que hace posible “Una diminuta llama” encendida también en la ceniza. Hay que sacudir el polvo entre las alas para que sea un quehacer consumado el vuelo alto.
  Todo el apartado vela el camino biográfico cuyos pasos dispersaron vigilias estremecidas. No hay enunciados argumentales explícitos sino un lenguaje lleno de imágenes poderosas, con alto poder de sugestión, que guarda afinidades con algunos magisterios como Alejandra Pizarnik o Emily Dickinson.
  El apartado “Esta ira” mira hacia dentro, rastrea la escenografía de un paisaje interior roto y sus piezas heridas. El poema que da título al libro conversa mudo con el transitar de la enfermedad para sondear la naturaleza temporal de la muerte y seguir después; las palabras buscan sitio, resisten y quieren mantener escondido bajo llave el dolor; es una manera de repeler lo imperfecto y secar las flores de la melancolía. María García Zambrano no se asoma a la existencia desde lo anecdótico sino desde lo conceptual, como se percibe en las composiciones “Qué idioma sagrado”, “Sobre la compasión” o “Poética de la fractura”.
  La sección “Las hermanas” restaura lo concreto mediante escenas fragmentadas que buscan un escenario próximo para la representación de la fragilidad y la convivencia familiar. Permanece en el apartado el clima de incertidumbre y sombras que oscurece el rastro del tiempo: “-La palabra inane, la palabra arenosa, la palabra / llena de agujeros de bala. Balbuceo. Definitivamente / ha perdido la capacidad para hablarle a la muerte. / El lenguaje también es una farsa”. El protagonista lírico se desdobla para contemplarse a sí mismo. La introspección busca hondura y recorre itinerarios, acaso sin regreso, porque forma parte de lo efímero, de lo que muda y cambia. Cierra la entrega el breve conjunto “La belleza y una coda. A modo de antídoto contra la ira”. Quien comparte su reflexión en torno a la belleza observa un entorno claustral, casi hospitalario, que acompasa sensaciones y el latido de la supervivencia. No teme la soledad, es un síntoma más que busca renacer en un entorno marcado por la extrañeza. También el poema “Coda”, con su disposición formal seccionada, alude a esa capacidad del sujeto de afrontar en la sombra una razón de vida. La mínima materia que disipa una existencia se reencarna en otra, se hace crisálida que acoge otra identidad.
  El apartado “Citas, dedicatorias y gratitudes” clarifica préstamos literarios, intenciones poéticas y claves de un entorno asentado en la conciencia del respirar diario: “Por estas páginas campan la rabia, la extrañeza y la soledad de los primeros años. Las miradas y ausencias. Pido perdón por la falta de compasión”.
  El epílogo de Julieta Valero no es un sosegado ejercicio de presencia provisional, sino una interpretación muy sugerente. Rastrea la herida del poema y avanza despacio por su cicatriz recordando una poética de María García Zambrano, escrita en 2017; el tiempo es una herida que avanza muy despacio y nos desangra y hay un dolor supurante que procede de la enfermedad de la hija; todo está marcado por esa realidad ineludible y el diálogo que componen literatura y vida. Las palabras se asoman a la ventana, dibujan con manso trazo, a lo lejos, las orillas de una senda futura de sanación y alquimia. 
 
 

JOSÉ LUIS MORANTE 

 
 

miércoles, 17 de mayo de 2023

INTERNOS

Sosiego
Archivo general de internet


INTERNOS
 
  Regreso al Pabellón de internos. Sobresale de su alambrada hostil una fila de adelfas florecidas. Dentro no cambia nada. Algunos internos deambulan dubitativos, mirando mi presencia con desconfianza. Después se aproximan; me piden euros y tabaco y premian la generosidad con confidencias. Alguien, susurran, empujó al celador en la escalera central; hubo suerte, aunque sobrevivió se fracturó la cadera y estará lejos varios meses.
   En la tapia de entrada, siguen juntas las dos sillas de plástico que miran la avenida. 

(De Cuentos diminutos)


 
 
 
 

martes, 16 de mayo de 2023

INFAME TURBA

Paseo por Chueca
Madrid. Fiestas de San Isidro
Mayo de 2023

 

INFAME TURBA
 
 
   En las listas electorales de Bildu la “infame turba de nocturnos buitres”. Es legal; en democracia se reconocen a todos los ciudadanos por igual los derechos políticos. Pero es una indecencia, un gesto detestable y repulsivo que aventa las cenizas del pasado para que vuelen los recuerdos de un tiempo ominoso y sucio que dejó mucho dolor y muchas víctimas.
 
  He compartido con algunos amigos una buena noticia crítica. Con él me equivoqué en el envío, su respuesta es tan desapacible y árida que más que alegría común solo muestra resentimiento.
 
  Un iluminado de la abstracción, Supone que la realidad es una alpargata, un objeto muerto, inmutable, carente de imaginación. Sólo en el azaroso despliegue de manchas de tinta está el ADN del genio. Imposible argumentar con él. Tierra baldía.
 
 
  Ese ánimo que conceden las cualidades innatas: todo lo hace mal. Así que tiene mucha fe en el futuro, ese tiempo etéreo donde la mejora es posible.
 
 Perdió la identidad en su pasado,  no cesa la búsqueda aunque para ello deba confinar el ahora.

(Apuntes del diario)


 
 

lunes, 15 de mayo de 2023

PALOMA FERNÁNDEZ GOMÁ. LA SOLEDAD QUE NOS HABITA

La soledad que nos habita
Paloma Fernández Gomá
Prólogo de Antonio García Velasco
Editorial Diwan Mayrit
Madrid, 2022

 

AUSENCIAS

  
   El compromiso vital con la literatura de Paloma Fernández Gomá, poeta, narradora, crítica literaria y directora de la revista Dos orillas, ha protagonizado un largo itinerario creador en el que la poesía mantiene una presencia continua. Desde el inicio de los años noventa, cuando aparecieron El ocaso del girasol y Calendas, se define como estrategia vertebral. El empeño poético persiste en el discurrir temporal, más de tres décadas después, con la entrega La soledad que nos habita, compilación de poemas que incorpora una introducción de Antonio García Velasco. El prólogo realiza un análisis minucioso de la soledad como venero argumental y como estado consustancial de la condición de ser, y recuerda libros y poetas que hicieron clave literaria del tema: Lope de Vega, Luis de Góngora, Antonio Machado, Francisco Villaespesa, Federico García Lorca o Miguel Hernández. Pero cada voz incorpora al motivo intimidad, confianza verbal, empeño dialogal y contingencias específicas. De este modo, el asunto se renueva y completa nuevos itinerarios expresivos. Con este enfoque, Paloma Fernández Gomá recuerda los días de la pandemia; el covid puso noche en las relaciones sociales y clausuró durante muchos meses nuestra normalidad diaria, alterando de forma severa el mapa emocional y el cambiante territorio de la convivencia.
  Quiero comenzar este breve análisis resaltando un matiz del título La soledad que nos habita que personifica un oxímoron: si la soledad es carencia del otro, el pronombre personal nos ratifica que quien habla se encuentra consigo mismo en el discurrir existencial. Es un yo desdoblado que habla consigo mismo como serena estrategia de conocimiento. El ser está en vigilia, es consciente del cauce reflexivo de su pensamiento; sabe que la soledad se percibe en el quehacer diario de los sentidos, pero también cobra presencia desde una perspectiva interior que toma el pulso a la evocación, frágil y quebradiza, y al pulso transitorio del discurrir.
   Estar es añorar labios ausentes, buscar en el pasado un refugio donde tiene sitio la plenitud de lo vivido. Así cobra sentido un discurso poético cuajado de preguntas. El balance del encierro constata que la soledad se ha diseminado por las calles y que las aceras muestran una desnudez de frío e intemperie. El discurrir diario percibe una erosiva huida del sentir; la alegría se traspapela en cualquier grieta y el mañana se bordea con líneas de incertidumbre y espera.
   Toda la primera parte mantiene un fuerte sentido unitario. Cada texto es una tesela reflexiva que deja la sensación de desplazarse por una senda deshabitada, en la que solo se perciben las huellas marcadas de la soledad. El hablante lírico muestra una conciencia dubitativa, que se hace eco del estar sobre un fondo de ausencias. Su percepción suma despojadas instantáneas de un estar diario en el que solo el amor es consuelo y bálsamo.
   El segundo apartado del libro “Tiempo Covid” es muy breve. Sus textos perfilan destellos cognitivos sobre el virus y describen su presencia como un insólito pasajero que propone un viaje a ninguna parte. El análisis reflexivo del poema “Covid 19” recuerda los estragos de la enfermedad entre los más débiles y su devastadora desolación en hospitales y residencias. La realidad se impuso como una cicuta que envenenaba ilusiones y sueños y que subrayaba la fragilidad esencial que cobija cada ser humano. Como una plaga bíblica se asentó entre nosotros para recordarnos los límites y carencias.
   Desde una voz  confesional e introspectiva, Paloma Fernández Gomá ofrece en La soledad que nos habita el testimonio personal de un tiempo ensimismado. Con verbo despojado y mirada nítida, los poemas descubren la soledad como inquietante refugio del miedo, pero también como quehacer del yo que busca en la hondura una respuesta a su orfandad autobiográfica. Que hace de la poesía un punto de apoyo para caminar entre las sombras y la noche.
 
 
 JOSÉ LUIS MORANTE


 

domingo, 14 de mayo de 2023

SOBRE EL MANTEL


 

 
SOBRE EL MANTEL
 
En los insomnios, el silencio tiene una fuerza verbal inquietante.
 
***
 
Su matrimonio era un número impar.
 
***
 
Despeja incógnitas con la musculatura argumentativa del defensa central.
 
***
 
No tengo ninguna vocación de sedentario. Sé que escribir es caminar.
 
***
 
El andamiaje escéptico de los que tampoco creen en sí mismos.
 
***
 
Aliento de vida, como esas casas vacías por las que transita tanta gente.

(APERITIVOS VERBALES)

 


sábado, 13 de mayo de 2023

INVITACIÓN AL OTRO

Coloquio en la Librería Alberti
(Madrid, marzo de 2023)
Fotografía
de
Carlos d´Ors



 INVITACIÓN AL OTRO

                Je est un autre

                    ARTHUR RIMBAUD


Si hablo de mí en los versos
muestro la contingencia,
el ropero con saldos.
Alzo el artesonado desmontable
de un poema de época
al que no darán tregua
los lejanos suburbios del futuro.

El lenguaje recela
de esta hojarasca tibia
que toma posesión
de una pequeña casa en la intemperie.

Aprendo a articular los argumentos
en torno a otros motivos.
Contención y pudor.
El yo debe quedar inerme entre la grava;
ser reliquia.
Quien importa es el otro.

     (Del libro Nadar en seco, 2022)

 

viernes, 12 de mayo de 2023

ANDRÉS ORTIZ TAFUR. TRAIGO NOCHE EN LOS ZAPATOS

Traigo noche en los zapatos
Andrés Ortiz Tafur
Ediciones de la Isla de Siltolá / Poesía
Sevilla, 2023 


 

TURBULENCIAS

 
   Hace mucho tiempo que la poesía contemporánea perdió la solemnidad en vuelo de lo transcendente para mostrarse vitalista y cercana. Un patio de vecinos que incorpora intimidad, confianza, empeño dialogal y humor. Con estas pretensiones de irreverencia llega la entrega Traigo noche en los zapatos de Andrés Ortiz Tafur (Linares, 1972) bibliotecario, músico, articulista y narrador. También había firmado una primera entrega de poesía Mensajes en una botella que estoy acabando en 2018, editada por la Fundación Huerta de San Vicente de Granada en su colección de poesía Juancaballos; en la salida, con prólogo de Andrés Neuman, convivían el relato breve y el poema en torno al extravío existencial y al cambiante territorio de las emociones.
  Traigo noche en los zapatos recuerda en su comienzo una certeza: en el discurrir existencial no hay regreso, todo es una senda de sentido único, con frecuentes apeaderos de extrañeza, dolor e incertidumbre, donde reserva sitio la ausencia. Así cobra sentido un discurso poético sosegado y plural que percibe la intimidad como acuciante venero argumental. El balance previo del poema “Perros de presa” es un ejemplo paradigmático de lo vivido y de ese empeño de sentir que el aprendizaje vital es una cuenta de resultados a la baja. El pasado se traspapela en cualquier grieta y el futuro pierde fuelle, como un corredor de fondo con poca resistencia.
  El equipaje de motivos del tramo inicial “Nuevo catecismo” deja la sensación de desplazarse en círculos concéntricos. El sujeto verbal emplea una perspectiva realista y figurativa. Suma despojadas instantáneas de un estar diario que acoge anécdotas aparentemente menores y cotidianas. Pie en tierra, en los distintos momentos del día profundiza en la experiencia de ser y hace del escepticismo o la ironía la última bala. Perfila destellos cognitivos sobre el estar. El análisis del poema de cierre “Nuevo catecismo” recurre a la prosa poética para mostrar la aspereza del vivir en el proceso de percepción de la realidad y sus interpretaciones.
  En las composiciones centrales del apartado “Fogata”  el texto se despoja y adquiere en ocasiones un tono aforístico en el que la paradoja resume la observación del testigo directo: “Solo descubres que estás en guerra / cuando alguien te pide la paz. / A veces / la paz se erige en el detonante de la guerra. “. Andrés Ortiz Tafur especula con la cercanía autobiográfica y las contingencias de un entorno que percibe en su acontecer diario los pliegues del horizonte. Sus apreciaciones conceden al tiempo un valor añadido y resultan brújulas eficaces en los itinerarios por completar.
   La coda final es la que da título al libro “Traigo noche en los zapatos” y en ella persiste ese clima de realidad estremecida que dejan en nuestra piel los efectos secundarios del tiempo. El hablante verbal se posiciona, sigue ahí, dispuesto a aguantar un diálogo sostenido con la incertidumbre: “Estoy aquí por hacerte un favor. / Un favor cualquiera, / el que tú decidas”. Lo posible con frecuencia no pasa de ser mera presunción mientras lo laborable se define mediante escuetas pinceladas: “La idea es un ala batiente / captando la atención del mundo. / Y otra quieta, asida al cuerpo, / dejando todo en la mera presunción / de lo que podría haber sido levantar el vuelo”. En otros poemas como  “Sábado tarde” y “Habitación libre” se acrecienta el registro coloquial para glosar evocaciones y la dicción se desnuda para tejer secuencias de las que emanan indicios contra las idealizaciones. Sólo se cumplen los peores deseos y la esperanza parece dispuesta a formar la textura de un campo de cenizas en un mañana incierto.
   Como asevera la hermosa definición de contraportada de Álvaro Hernando Andrés Ortiz Tafur "compone este cuaderno de bitácora entre lo iluminado y las sombras que nos habitan". En Traigo noche en los zapatos” compila el cajón diverso de lo cotidiano, como si dejase sobre la mesa una fragmentaria lectura de la realidad en clave poética. Es la cronología de un tiempo con posibilidades remotas, que aglutina en el frescor de la mañana los días transitorios. Migas paradójicas de felicidad y desconcierto que borran la distancia entre pasado y presente, que llenan el hule del futuro de “cosas que no pasan”.
  
JOSÉ LUIS MORANTE





jueves, 11 de mayo de 2023

PASOS AL AIRE

La ciudad dormida
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

PASOS AL AIRE

 Todo lo que tengo es nada.
Nada quiero retener

ÁNGEL GUINDA

La locura reordena laberintos; abre brechas de luz en los muros de nuestra razón.
 
Cuántas veces la mirada interior es solo un viaje por dentro de la nada.
 
Mientras cavaba el aire, le sorprendió su consistencia.
 
Sólo franquea puertas de salida; vive extramuros, en la ciudad dormida.
 
Cada nuevo héroe deja un hilo de fragilidad vulnerable, un talón.
 
 Los moralistas confían en la estricta precariedad del consejo.
 
Amasó transparencia. Ahora envejece entre la fiel infantería de los invisibles.
 
(Aforismos laborales)


miércoles, 10 de mayo de 2023

JOAN DE LA VEGA. LO QUE DICEN LAS PIEDRAS

lo que dicen las piedras
Joan de la Vega
Ilustraciones de Cuca Muro
Prólogo de Teresa Garbí
Editorial Páramo
Valladolid, 2023


 

EN LA MONTAÑA

 

   El decurso del haiku en las últimas décadas ha logrado pleno asentamiento en nuestro mapa literario. Así lo ratifica el número de cultivadores del trébol japonés y la notable cantidad de títulos publicados. Su cultivo ha perdido cualquier exotismo traslacional hasta conseguir un aire pleno de normalidad como estrategia expresiva. La estrofa se expande a buen ritmo entre la singularidad y el matiz de una escritura intergeneracional de renovado impulso. También el haiku resulta un vértice esencial en la pujanza creadora de Joan de la Vega (Santa Coloma de Gramenet, 1975) que ya dejó otra muestra en el libro En torno a Issa y otros difuntos (2021).
  La introducción de Lo que dicen las piedras a cargo de la poeta y editora Teresa Garbí constata que estos poemas se mueven en un ámbito de afinidad con el espacio natural. Quien escribe sondea su relación con la naturaleza, se siente pleno interlocutor en el diálogo sin voz del entorno y encuentra casa abierta en la montaña. Los elementos diseminados del paisaje son parte de la respiración vital: “En Lo que dicen las piedras hallamos las características habituales del haiku: descripción de impresiones, siempre mediante la sugerencia, más que la constatación, el detalle casi transparente, cristalino”. Como ratifica la cita inicial de Susana Benet, se trata de escuchar en silencio el roce diario de lo inanimado.
  Joan de la Vega aglutina los haikus de “¿Piedra o árbol? bajo el pensamiento cercano de Octavio Paz y deja caminar el pensamiento por la observación. Lo hace con la certeza de que los sentidos reflejan una afirmación de vida, las señales esparcidas en la piel de los días de un sencillo abecedario, cuajado de asombro. El testigo refleja sensaciones y el poeta evita la monotonía formal combinando los tres versos mediante blancos. Así, se pausa la cadencia versal del terceto japonés con distintas respiraciones de uno y dos versos, dos versos, blanco y verso final, o dos versos, blanco y verso conclusivo.
   El avance de los haikus elige el entorno como marco habitual del plano sensitivo y subraya como presencias próximas el agua, el cielo, el monte, los árboles, las piedras o los ciclos estacionales del pasto. También el tanka se integra como forma expresiva en esta celebración de la memoria visual.
   En la segunda sección “lengua de boj” el haiku expande la reflexión interior como veta argumental básica. Se hace más presente el discurrir temporal que va completando memoria y evocaciones con levísimas pinceladas que dan la bienvenida al nuevo día, o trazan itinerarios a contraluz, en los que se percibe el ámbito vivencial del sujeto biográfico. También es un motivo reseñable la mirada interior de la poesía hacia sí misma: “La poesía / es un alma cargada / / de trastos viejos”, irónica alusión al célebre acierto de Gabriel Celaya. Lo metaliterario huye del carácter reflexivo y solemne para asentarse en la ironía ante una lectura que solo constata naderías en verso, o en el empeño del poema en dar cobijo a lo real y lo irreal.
   Joan de la Vega prefiere el despojamiento ornamental en sus versos; no busca rastros del asombro expresivo sino la naturalidad de un lenguaje que muestra intuiciones y cartografía sensorial. La naturaleza está ahí y la conciencia debe permanecer en vigilia para escuchar su idioma.
  Con los haikus caminan las ilustraciones de Cuca Muro, Licenciada en Historia y Graduada en dibujo publicitario. Son diez dibujos con textura onírica y plena autonomía respecto a las estrofas. La pintura entrelaza interioridad y exterioridad e interpreta el continuo deambular textual. El carácter aparentemente realista y enunciativo del haiku se enriquece con la indagación estética de cada imagen que añade al hilo argumental una mirada lírica.
   Durante muchos años Joan de la Vega ha sido editor y responsable del brillante catálogo de la Garúa. Así que estará muy satisfecho con el taller de Editorial Páramo. Lo que dicen las piedras es un canto celebratorio, donde el fluir del pensamiento viaja corriente abajo con el agua fresca de la emoción y la luz en la retina; con ese estar en tránsito que conforma un mundo natural y cercano donde la belleza vertical siempre se reconoce.

JOSÉ LUIS MORANTE